lunes, 1 de abril de 2024

Faldas y deseos

-Dios...no de nuevo-
Me murmuré viendo que otra vez tenía que pasar por unas escaleras para llegar a mi destino, lo cual no me sería un problema de no ser por lo estúpidamente corta que era mi falda, obligándome a esperar que no hubiera nadie cerca para que no viera mis bragas al subir y bajar las escaleras.
-Sí tan solo pudiera bajarla un poco...supongo que deberé comprar una nueva para mañana la escuela, no quiero pasar otro día sintiéndome de está manera-
Suspiré y con la cara avergonzada puse mi mano para intentar cubrirme un poco ahí abajo, subiendo rápido con la esperanza de que la vergüenza termine pronto, pero también siendo cuidadosa para no levantar mi falda y dejar a la vista mis pantys blancas. Lo único peor que ser vista por algún pervertido, es que yo misma sea la pervertida que va mostrando sus bragas y trasero a todo mundo por subir rápido las escaleras.
-Cuando pedí volver a la escuela no me imaginaba que sería de está forma....-
Me dije a mi mismo, o mejor dicho a mi misma, ya que desde ahora debería acostumbrarme a llamarme como a una chica, todo gracias a mi maravilloso y tonto deseo que intentaré revertir.
Hace poco ingresé en la facultad de química de mi ciudad tal como quería mi padre, y justo como no quería yo. Yo quería estudiar diseño pero con tal de complacer el capricho de mi padre, sacrifique mi sueño por algo que ni me gusta ni entiendo por completo, estoy bastante seguro que de no ser porque presenté el examen de conocimientos generales no hubiera entrado en esta dichosa escuela en la cual apenas tengo lo necesario para seguir al corriente.
De verdad que intenté tomarle el gusto o cariño a la carrera, solo que era horrible para mi, no entendía nada, todo se me complicaba, me quedaba dormido en todas las clases y si llegaba a reprobar, cosa que iba a pasar, estoy seguro de que papá me echaría de la casa por ser un fracaso ante sus ojos.
Por todas esas preocupaciones, cuando vi un pozo de los deseos en mi camino a casa, no dudé en lanzar una moneda pidiendo lo que más deseaba: "Tener otra oportunidad en la escuela y estudiar lo que yo quisiera".
A la mañana siguiente cuando desperté, toda mi recamara se había transformado a tal punto que parecía la habitación de una chica, tal como yo que había dejado mi cuerpo normal para verme como una hermosa chica de cabello azabache.
En cuanto me miré en el espejo, dándome cuenta que soy una chica por donde sea que me vea, no pude contener mis ganas de gritar y hacer un escandalo, el cual llamó la atención de mi padre que sin dudar entró para "consolar a su princesa"; dándome un abrazo que logró tranquilizarme y diciendo que no fuera a la escuela si me sentía mal, algo que acepté con timidez por la extraña situación que estaba viviendo.
Una vez me dejó a solas pude comprobar muchas cosas, como que mis cajones tenían lencería y mi armario faldas y vestidos, mi escritorio tenía maquillajes al igual que fotos "mías" desde pequeña hasta ahora, una estudiante a punto de elegir carrera, misma en la cual papá no interfiere diciendo "Mi hija es tan linda y buena, que será increíble en lo que sea".
-Si tan solo me hubiera dicho eso cuando era chico...-
Si hubiera hecho eso cuando era un hombre me hubiera ahorrado este deseo al pozo que me convirtió en mujer, así no tendría que acostumbrarme a ser una chica, maquillarme, cuidar mi cabello, incluso ir al baño tal como lo hace una dama, junto a muchas ideas más que poco a poco aparecen en mi cabeza.
Sin tener muchas ideas de que hacer, terminé por ponerme lo que parecía ser mi nuevo uniforme escolar, era el mismo de cuando iba en la preparatoria, solo que ahora tenía una falda en lugar de pantalones y un lazo rojo en lugar de mi corbata.
Una vez vestida, decidí no asistir a la escuela para ir a buscar ese pozo de los deseos, con la esperanza de volver a pedir un deseo que me devuelva a la normalidad.
En mi ignorancia, pensé que mi ropa era normal, que yo me veía como una chica ordinaria, y aunque ese pensamiento era verdad, también pude notar que usaba una mini falda bastante corta y mal puesta en comparación de otras estudiantes y mujeres que vi por la calle, dejándome oír a las chicas susurraban con desprecio al verme y los chicos sonreían mientras pasaba a su lado, era obvio que lo había arruinado, no debería usar una falda tan corta, pero ya era muy tarde para dar la vuelta.
-¡No!-
Una fuerte brisa de aire sopló y mi reacción fue juntar mis rodillas, agacharme y sujetar la falda para que nadie viera lo que llevaba debajo, algo tan dramático y vergonzoso que solo había visto en las películas, pero donde ahora yo era la protagonista de esa penosa situación.
-Me podré acostumbrar a muchas cosas si me quedo como chica, pero no pienso aceptar esto todos los días-
Comenté para ponerme de pie y seguir mi camino, pensando en lo bueno y lo malo que me había traído este deseo;  puede que ahora sea una chica lo cual no fue de mi agrado pero me devolvió a mi escuela favorita donde nunca me aburría, me ha dejado la posibilidad de conocer nuevas personas, incluso podría mejorar mis notar al ya haber cursado todas esas materias y conocer a los profesores previamente, podía volverme una alumna destacada en notas y belleza sin problema alguno para que así mi camino hacía una carrera profesional sea mucho mejor que el anterior.
-La escuela de diseño gráfico...no otra vez-
Sonreí al pensar cuál sería mi nuevo destino el próximo año, una escuela y carrera que en verdad disfrutaría, lo cual me alegraba y hacía sonreía de tan solo pensar. Sin embargo, esa emoción se cortó al ver como la avenida principal estaba cerrada por obras lo que me dejaba una única opción para llegar a ese pozo de los deseos, los puentes.
-Tranquila, cuando llegues a casa tiraras esto...probablemente ¿¡Probablemente!?-
¿D-de verdad iba a tirarla? Era una falda muy linda y sería un desperdicio tirarla...puede ser un poco vergonzosa pero mis amigas dicen que tengo buenas piernas y debería lucirlas...y bueno, dicen lo mismo de mi trasero pero no estoy lista para eso, ¿Qué tal si los chicos me miran y les gusta? ¿O a mí me gusta? 
-Papá no dejaría que toquen a su princesa....¿Eh?¿Que cosas estoy pensando? Dios, la vergüenza me provoca esto, ya no debo perder el tiempo, tengo que ir al pozo de los deseos y cambiarme de ropa antes de que comience a disfrutar de todo esto-
Aún tenía que llegar al pozo de los deseos y ver si recuperaba mi vida anterior, o en su defecto, llegar a casa y buscar ropa menos vergonzosa de utilizar para mi nueva vida que recién comienza.
Por desgracia, mi máxima prioridad en estos momentos era una tan vergonzosa que toda mi cara se puso roja tan solo de pensar, debía de cruzar ese puente justo frente de las obras de remodelación, intentando tapar lo mejor que pueda mis bragas y mi trasero, sujetando mi falda con una mano y tapándome con la otra, con la leve esperanza de que ningún trabajador de las obras o peatón me vea como una chica pervertida cuyo pasatiempo es ser observada.
Créditos a quien correspondan.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Que bueno que le gustó la historia, me hace feliz saber que alguien la disfruto. Muchas gracias por comentar, Nick13Hollow.
      -Nero.

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