Mostrando las entradas con la etiqueta Mujer a hombre. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Mujer a hombre. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de abril de 2025

Conservando el linaje

    Desperté completamente aturdido cuando los rayos del sol me golpearon justo en la cara, con un dolor inimaginable de cabeza, viendo borroso todo a mi alrededor y con un montón de cansancio en todo mi cuerpo, me sentía como si hubiera estado haciendo horas y horas de ejercicio hasta que todo mi cuerpo se rindiera por la fatiga.
    Me gustaría seguir durmiendo para recuperar las energía, pero con la luz dándome de lleno en la cara y en contraste con una sensación fría recorría todo mi cuerpo, en especial la cintura y mis piernas que temblaban por el frío, me era imposible seguir durmiendo.
    En un último y desesperado intento de no tener que levantarme, busque alguna de mis mantas para cubrirme de pies a cabeza sin éxito alguno, dando vueltas por la cama y moviéndome un poco más no solo para no encontrar mis cobijas, más importante aún, pude darme cuenta que algo raro estaba pasando con mi cuerpo.
-¿Y mis cobijas donde están? ¿Esa…es mi voz? ¿Qué está ocurriendo? ¡No solo es mi voz, cambió todo mi cuerpo! ¿¡Pero por qué!? ¿¡Qué significa esto!?-
    Mi visión mejoraba lentamente al frotar mis ojos, al igual que el resto de mis sentidos volvían en si ante mis repentinos gritos y movimientos, tomando un poco más de consciencia a cada minuto, lo cual hacían aún más difícil la tarea de entender que estaba sucediendo conmigo. Yo ya estaba despierto, de eso no tenía duda, y todo mi cuerpo y mi cabeza reaccionaban conmigo, sin embargo, no podía entender porque había despertado en un cuerpo que no era mío, cambiando por completo para ser ahora una mujer que de cierta forma ya conocía.
    Sus piernas largas y bien depiladas, unas bragas algo infantiles de dibujos animados pero que con su singular diseño exponían su bella cintura y abdomen plano hasta que cerca de sus costillas aparecía una diminuta ropa blanca que ocultaba los pequeños pechos cubiertos también por leves cabellos rubios de la dueña de este cuerpo, una dueña que ya sabía quien era.
Créditos a quien correspondan.
-¡Prima! Veo que al fin despertaste, pasaste muchas horas durmiendo, me da gusto ver que al fin abres los ojos y que estas bien, ¡Que digo bien! Mejor que nunca-
    Sin que yo pudiera terminar de aceptar que estaba atrapado en el cuerpo de una mujer, ahora veía entrar a la habitación a mi propio cuerpo de hombre, mismo que me hablaba con confianza y alegría como si fuera lo más normal del mundo.
    Mi cuerpo de chico entró a la habitación usando poco más que su ropa interior, apenas vestía unos boxers azules y una camiseta de tirantes, disfrutando y presumiendo de la buena forma física que tiene mi cuerpo tal como si la persona en mi cuerpo se hubiera esforzando por conseguir ese buen aspecto mío. Verlo actuar de esa manera solo me hacía hervir más la sangre, y si la idea que tenía en mi cabeza era cierta, saber la identidad de quien robó mi cuerpo solo me haría sentir mucho peor.
-¿Daniela? ¿Eres tú?-
    Pregunté aún aturdido por el cambio de cuerpo, pero poniéndome de pie frente a ella en un intento de mostrar que incluso estando en su pequeño y delgado cuerpo, yo estaba al mando de está situación.
-No, Daniela ahora eres tú, ex primo. Tú tomarás mi lugar y yo el tuyo, así que vete acostumbrando a ser una mujer y a que debes complacerme-
    Decía con orgullo y calma mi prima, declarando algo que sinceramente me tomó por sorpresa, puesto que de cientos de excusas o tonterías que ella pudiera inventar, una confrontación tan directa estaba lejos de lo que había imaginado.
-¿De qué demonios estás hablando, Daniela? ¡Yo no haré nada de eso! Devuelve mi cuerpo y mi vida ahora-
-Lo siento, eso no pasará, primita. Ahora yo soy Gerardo y tú eres mi novia y futura esposa, Daniela, quien a partir de ahora está a mí disposición-
    Volvió a decir de manera contundente, como si habláramos de un hecho en el cual no tenía voto ni opinión, algo a lo que me opondría con todas mis fuerzas ya que la situación es retorcida de tantas formas que no sé ni por donde empezar o cual me parece peor.
-¿¡Esposa!? En primera no soy mujer y en segunda somos primos, ¡lejanos pero primos! Es espeluznante lo que planeas hacer, así que no dejaré que te salgas con la tuya-
-¿Espeluznaste? ¡Sí se pone mejor! Porque al final tú vas a ser mamá. Claro, todavía falta un poco para ello, pero serás mamá tal como ha sucedido en la familia por generaciones-
     Cuando mi prima declaró eso no pude evitar poner una expresión en la que se mezclaba sorpresa y confusión, y al ella darse cuenta de ello, sonrió de forma burlona antes de explicar algo que parecía tener una larga historia de fondo.
-¿No tienes idea? ¿Acaso nunca nadie te contó la historia? Eso explica porque pones tanta resistencias. Como sea, te haré un favor al contarte la historia, que la creas o no, o que estés de acuerdo o no, no cambiará lo que va a suceder. En resumen, cada cierto tiempo dentro de la familia ocurre algo como esto para conservar nuestro linaje, se supone que nuestra familia fue una muy importante y de raza pura y más tonterías de ese estilo de hace muchos años, y hasta ahora muy pocos están dispuestos a perder ese linaje. Para conservarlo, cada cierto tiempo algunos integrantes de cada generación son elegidos para mantener pura a nuestra familia, y me alegra decirte que tú y yo fuimos los elegidos de está generación, ¡Siéntete orgullosa, Daniela!-
-Es una locura. No creo nada de eso-
    Susurré sin creer lo que ella me decía, ya llamándome por su antiguo nombre como si fuera un hecho que yo soy Daniela y ella es Gerardo solo por una estúpida e inventada historia.
 -Como te dije, no me importa si me crees o no, es lo que es y punto. Y no hay nada que puedas hacer para romper nuestra sagrada tradición-
    Al oír esas palabras, me acerque a mi antiguo cuerpo sin titubear ni un segundo, dándole una mirada amenazante ignorando por completo la enorme diferencia de altura y de fuerza que hay ahora, no me importaba ser más pequeño o débil, ni siquiera me intimidaba tener que enfrentarme a mi cuerpo verdadero, yo estaba listo para demostrarle a Daniela que las cosas no saldrían como ella quería sin importarme el costo.  
-A mi no me importa tu sagrada tradición, incluso si no puedo recuperar mi cuerpo, no hay nada que puedas hacer para hacerme cambiar de parecer y que acepte todas las tonterías que me estás contando-
-Es curioso que digas eso, el abuelo cuando era joven dijo a la abuela y míralo, él se volvió toda una señora y madre, así como lo harás tú-
    Ante mi declaración vino una respuesta impactante junto a una sonrisa burlona de mi prima, quien con su revelación me hizo dudar un poco no solo de mi mismo, también de algunos familiares a quienes creía conocer y que podrían estar involucrados en este asunto.
-De ninguna manera, no hay nada en este mundo que pueda obligarme-
Créditos a quien correspondan.
-¿Y bien? ¿Te das por vencida, Daniela?-
    Me preguntaba entre jadeos y embestidas Gerardo después un par de largas y placenteras horas de placer. Sin importar lo firme que me puse al decirle que no lo haría y no tomaría su lugar ni me volvería su esposa o una madre, poco importó todo lo que dije pues con el más mínimo roce de su cuerpo contra el mío termine en la cama sintiendo las delicias que solo una mujer sumisa puede sentir gracias a su hombre.
    Al principio puse mucha resistencia pero sin muchos problemas, la antigua Daniela me ató los brazos a la cama y empezó a jugar con mi nuevo cuerpo, mismo con el cual no estaba listo para tantas ondas de placer, de excitación, de sumisión. Al principio y sólo muy al principio, en los primeros roces y momentos el momento de intimidad me dolió pero ante cada embestida, caricia o lamidas mi cuerpo se derretía, me sentía en las nubes y mucho más lejos, y por si hiciera falta las esposas que eran para impedir que huyera, pasaron a ser un pequeño complemento a los bruscos movimientos acompañados de jadeos que mi cuerpo tenía.
    Sin importar que mis manos estaban atadas, mis pechos rebotaban y que una de mis piernas estaba levantada para que las embestidas fueran más profundas y placenteras, no quería responder lo que Gerardo me decía y que era verdad.
-Así que no quieres hablar, está bien, yo no tengo problemas, puedo seguir así durante todo el día hasta que de tu propia boca admitas como lo disfrutas y como te quedarás así para siempre-
    De mi boca solo salió un gemido que no pude ocultar con mis manos, pensando y viendo cuánto tiempo aguantaría dentro de mi ese enorme miembro que alguna vez fue mio pero que ahora está penetrándome y llenando mi nueva y femenina intimidad como nunca imaginé.
    Creo que después de todo si voy a tomar este lugar de Daniela y volverme su prometida o esposa, pero antes de admitirlo y llegar a ese punto de no retorno, daré lo mejor que queda dentro de mí para no volver a correrme y soportar todo el tiempo que pueda como muestra de que no me sometería tan fácil a conservar nuestro extraño linaje familiar como tanto desea toda mi familia y la propia Daniela, o ahora Gerardo que me enseña de primera mano lo que me espera en mi vida como su mujer.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 21 de marzo de 2025

Un mal presentimiento

    Pensaba que no era un buen día mientras entraba a los vestidores de chicas, había varias cambiándose su ropa deportiva a algo más casual, o como yo iba a hacer, tomando su ropa para meterse a la ducha del gimnasio antes de cambiarse. No había sudado demasiado, pero nunca estaba de más ver a las auténticas mujeres al desnudo en la ducha, incluso puede ser que ahí tenga mejor oportunidad para ver, tocar o hasta salir con alguna y así cumplir mi meta, además de quitarme este horrible mal presentimiento que tengo desde que llegué al gimnasio este día.
    Mi modus operandi era el mismo desde hace tiempo: merodeaba por algún sitio durante semanas para aprender los horarios de las chicas y una vez localizada mi presa, o sencillamente para pasar el rato, me tomaba una píldora que me transformaba en chica para así hacerme pasar por una de ellas y ver que conseguía; verlas, tocarlas, besarlas y mis favoritas, poder tener un poco de sexo con ellas. Claro, aunque ellas pensaban que sería cosa de una vez entre una chica y una chica, la realidad era que cuando llegábamos al hotel o un lugar solitario, me quitaba los efectos de la píldora para poder divertirme con ellas como todo el hombre que soy. Ellas no siempre estaban de acuerdo en que en secreto un hombre fuera la persona con quien pasaron todo el día y con quien estaban por tener relaciones, pero a esas alturas no tenían escapatoria, y simplemente lo hacía con ellas para marcharme del sitio y repetir el proceso en algún otro lugar con alguna otra pobre y hermosa víctima.
    Esta vez, el lugar que escogí hace tiempo fue un gimnasio femenino al otro lado de la ciudad, perfecto para mí en tantos sentidos y con varias chicas hermosas con las que creía tenía una oportunidad de satisfacerme cada que lo viera necesario.
    Sin embargo, cuando tomé la pastilla y entré al gimnasio con mi versión femenina de mi cuerpo, no había ninguna de las chicas por quienes me sentía atraído. Fue un poco decepcionante y sorprendente darme cuenta que todas las chicas a quienes quería justo hoy había faltado al gimnasio, pero esos imprevistos suelen pasar y ya que había tomado la pastilla, sería un desperdicio no quedarme a observar o ver si conseguía algo interesante de segunda categoría.
    Trabajé todo mi cuerpo femenino un buen rato para no levantar sospechas, charlé con otras chicas en búsqueda de alguna que fuera interesante, y cuando finalmente me pensaba ir, entré a los vestidores por mis cosas para ir a las duchas, nada malo había pasado, pero me era imposible quitarme esa sensación de que algo andaba mal.
    Un buen baño despejaría mi cabeza y desnudándome por completo entre a una sección de regaderas vacías, el resto estaban llenas o fuera de servicio por lo que tuve que irme a las más alejadas y solitarias a limpiar mi cuerpo y con algo de suerte también quitarme esa extraña sensación de que algo sucedía sin que me diera cuenta.
    Recién abría las llaves y empezaba a mojar mi bondadoso cuerpo desnudo, cuando escuche que alguien más se acercaba y decía.
-No hay duda, es ella-
-¿Perdón? ¿Que ocurre?-
    Pregunté dándome la vuelta y viendo a tres mujeres de piel bronceada, mayor altura que la mía y una marcada figura acercándose a mi, todas me tenían a la mira y en mi estado total de sorpresa, solo se me ocurrió actuar de buena manera.
-¿No nos recuerdas? Por qué nosotras a ti sí te recordamos-
    Dijo una de cabello rubio con quien estuve ejercitando.
-Son las chicas con quienes me ejercité un rato, ¿No? Mica, Sabrina y Cecilia-
    Las tres comenzaron a reírse mientras me rodeaban y cerraban la puerta de las duchas, poniéndome cada vez más nervioso en el proceso.
-Sí, pero igual que tú, tenemos otra identidad, te daré una pista de la mía: Diciembre 17, boda en un yate-
    Esa respuesta tan precisa me estremeció y aumentó la ansiedad que sentía desde muy temprano por el día, no tenía idea de cómo pero ella sabía quién era en realidad y yo supe quien era en realidad, puesto que fue una chica con quien me acosté a la fuerza en esa fecha, aunque se ve muy diferente a aquella vez donde la engañé y fue muy tarde para echarse atrás.
-¿Y te acuerdas de mí? Quizás sin el parche me recuerdes mejor, pero por las dudas: Octubre 23 en un centro comercial-
    La chica del más largo cabello oscuro y arreglado en una trenza se quitó el parche, revelando un ojo rojo que era imposible de no recordar, lo "hicimos" en la salida de emergencias del lugar que ella mencionó, y mi forma de seducirla fue con cumplidos por la diferencia en el color de sus ojos.
-Por último, yo fui la más reciente, el 12 de enero en el estacionamiento, y quiero creer que he sido la última desde entonces-
    Comentó la última chica con el cabello arreglado en rastas y siendo, tal como dijo, la chica más reciente de quien me había aprovechado.
-P-pero...¿Cómo es posible?-
    Pregunté antes de chocar mi espalda contra la pared de las duchas, dando oportunidad a las chicas de acercarse aún más, siendo la de octubre quien empezaría a hablar.
-No creo que te merezcas una explicación, pero en resumen, nosotras nos conocimos, descubrimos ser tus víctimas y decidimos vengarnos. No lo supiste entonces, pero yo tengo mucho dinero, este gimnasio es de mi propiedad, un sitio perfecto para atraer al idiota que siempre usa su misma forma de mujer sin importar el sitio. Un mal movimiento para alguien que estaba siendo desagradablemente inteligente-
    Todas empezaron a desnudarse frente a mi, haciéndome enrojecer y temblar al ver que tenían debajo de sus atuendos justo en la entrepierna.
-¿Te gustan? Eso espero porque tendrás los 3 a la vez. Nosotras también podemos jugar ese juego de cambiar de sexo, aunque más bien fue de aspecto; las pastillas que nosotras utilizamos nos cambian un poco físicamente, nos vuelven más fuertes y claro, nos dan un dotado compañero para utilizarlo en una pobre damisela indefensa como tú-
    En ese momento quise huir echándome a correr pero ya era demasiado tarde, sujetando mi cabello volvieron a ponerme contra la pared y a merced de aquellas mujeres sedientas de venganza.
-¿Por qué tanta prisa, querida? No podrás escapar de ninguna de nosotras, y aún si sales de las duchas, nadie en este lugar se molestara en ayudarte, así que solo portate bien y vuélvete nuestro juguete por un rato tal como tú hiciste con nosotras-
    Dijo la mujer de rastas quien me lanzó el frasco de pastillas que me volvían mujer, no sabía para qué me lo daban, pero mi duda fue resuelta por la rubia casi de inmediato.
-Tómate todas las pastillas, no hay riesgo de sobredosis, lo único que pasará al tomarlas es que te volverá mujer mucho más tiempo, creo que quedaban unas 20 pastillas lo que nos dará tiempo de jugar contigo por el resto de la semana, con suerte un poco más-
-¡P-pero no! Aguarde, si tomo tantas pastillas no solo se prolonga el efecto, también hay un mayor riesgo de embarazo y si eso sucede, me quedaré como mujer para siempre-
    Proteste con un miedo genuino esperando algo de clemencia de las mujeres, cosa que nunca llegó y que sólo provocó las risas de las mismas.
-¿No es un poco hipócrita que nos digas eso? Todas te pedimos que pararas, que no lo hicieras o que al menos tuvieras cuidado con ello pero a todas nos ignoraste, ¿Por qué nosotras deberíamos hacerlo? Para nada, te pagaremos con la misma moneda y mismos riesgos, solo que tú tendrás que soportarlo más tiempo y con 3 chicas a la vez. Hablando de eso, será nuestra primera vez con este tipo de relaciones así que tendrás que perdonar si somos un poco duras, ¿Listas, chicas? Enseñemos le a ese idiota como se siente-
-No, por favor, aguarden, debe haber otra manera así que-
    Todas asintiendo y se acercaron, interrumpieron mis palabras para hacerme tragar las pastillas y sin importar todo lo que decía, ellas me sometieron y hablaban de que agujero usarían, como me llamaría, como me tratarían y detallaba con palabras y lujo de detalle todo lo que viviría como venganza por el infierno que les hice vivir a todas esas damas hasta convertirme en una de ellas.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 7 de marzo de 2025

Una noche como chica

    No puedo creerlo, no puedo creerlo, al fin después de largas horas de placer esto se ha terminado, ¿No es verdad? Más vale que sea así pues ni mi cuerpo, ni mi cordura, ni mi mente podrían soportar otro asalto como estos.
    Babeando, jadeando, con lágrimas de placer y la cabeza hecha un desastre finalmente mi cuerpo repleto de diversos fluidos empezaba a descansar; podía sentir el calor y lo pegajoso por todo mi cuerpo gracias al sudor propio y el ajeno; mis piernas se sentían como gelatina después de todo lo que he vivido; y mi entrepierna aún sacaba los fluidos con los que mi pareja me había llenado por horas; además de sentir un tremendo ardor en todo el trasero que fue azotado con fuerzas durante gran parte de esta aventura, de verdad ¿Así es como siente el sexo la mujer?
-Y bien, ¿Cómo te sientes? ¿Que tal estuvo?-
    Me preguntaba soltando mis piernas, las cuales exhausta cayeron a la cama húmeda por nuestra intensa actividad y de la cual no me pensaba mover en un largo tiempo.
-M-me...me diste...la cogida de mi vida...-
    Respondí sin pensarlo mucho, no es como que pudiera organizar del todo mis ideas en estos momentos, pero si ni siquiera mis pies o cabello quedaron intactos, no creo estar equivocado al decir que fue el sexo más intenso de mi vida y el primer y único que tendría siendo una chica, todo lo que viví fue demasiado como para repetirlo. No puedo hacerlo, y si llegará a suceder, no creo poder volver a ser el de antes.
-¿En serio? Me sorprende un poco la respuesta tan honesta pero gracias, eso me motiva a esforzarme más el resto de la noche, ya sabes, para que no olvides lo que prometiste si perdías la apuesta-
    Ni siquiera tenía los ánimos o energías de responder la conversación, solo quería descansar un momento y pensar si es que así se siente mi novia en cada noche que me comportaba de esa manera tan brusca al intentar tener algo de sexo con ella.
    A decir verdad pensé que ella no quería hacerlo, últimamente decía que me había vuelto muy intenso en la cama y que no me podía seguir el ritmo, por lo que quería descansar más tiempo antes de nuestra próxima noche de sexo. Sin embargo, yo creí que solo eran excusas suyas, intenté contenerme y varias veces al oprimir sus puntos débiles, ignoraba su opinión para tener lo que tanto quería hasta quedar sin energías y abrazarla para dormir rodeándola con los brazos. Hacerlo me hacía sentir muy satisfecho, y estaba seguro de que mi novia se sentía de la misma manera, por lo que nunca me moleste en preguntar después de acostarme con ella, algo que recién me doy cuenta que estuvo mal de mi parte.
    Como ya era costumbre para mi, esta noche esperaba repetir el proceso con mi novia, pero me dijo que si lo hacía, ella rompería conmigo. En consecuencia una discusión empezó entre los dos y acabó con una retorcida apuesta y un par de pastillas de intercambio de cuerpo que mi novia había conseguido de algún sitio.
    La apuesta era sencilla: Si yo aguantaba una noche normal de sexo entre nosotros, yo como la mujer y mi novia como hombre, nunca más volvería a negarse a tener sexo e incluso dijo que lo haríamos en cualquier lugar a cualquier hora que le diga, bastaría con chasquearle los dedos y ordenarlo para que ella obedecería. Por otra parte, si yo perdía la apuesta y no resistía pasar la noche con ella en su versión masculina, yo me quedaría en su cuerpo durante una semana y el sexo se haría según lo que ella dijera las veces que ella quisiera y tal como se le antojará, terminando conmigo de inmediato en el momento que incumpla nuestra apuesta, añadiendo a mi contra el riesgo de quedarme con su cuerpo si yo rompía con la apuesta.
    Sin pensarlo dos veces acepté la apuesta, en su momento me pareció algo justo, incluso a mi favor, después de todo ¿Qué tan difícil podía ser coger siendo una mujer? Solo tenía que abrir las piernas y poco más. Puede que fuera raro tener el cuerpo de mi novia y que ella en el mio me metiera a mi leal compañero, pero más allá de eso, no parecía algo que no pudiera ganar con facilidad, por lo que acepte la apuesta. De esa manera, cada uno tomó la pastilla de intercambio de cuerpo y una vez que vimos que funcionó, el tiempo empezó a correr.
    Apenas quería bajar la mirada para ver su cuerpo desde una nueva perspectiva cuando ella me arrastró hacia la cama, me quitó toda la ropa y me puso las bragas en la cabeza, quise protestar pero detuvo mis palabras con unas cuantas bofetadas, luego nalgadas, jaló de mi cabello con fuerzas hasta levantarme la mirada, me cargó, me puso de cabeza, me decía casi como órdenes que tenía que hacer para satisfacerlo y por miedo a más placer o castigos simplemente obedecía a cada cosa que ella me exigía. Aunque con vergüenza, también le pedí que avisara cuando se viniera o que simplemente lo hiciera afuera, pero ignoró mi petición tantas veces hasta que perdí la cuenta de todas las ocasiones que lo había hecho sin importar el riesgo del embarazo y quedarnos atrapados en el cuerpo ajeno durante ese tiempo como efecto secundario de sus pastillas.
    Justo cuando comenzaba a perder la esperanza y creer que me volvería loca durante el acto, mi novia se detuvo una vez se volvió a correr dentro de mi, empezando una breve conversación conmigo en la que pude darme cuenta muy tarde del verdadero significado de sus palabras.
-¡Espera! ¿¡Cómo que esforzarte el resto de la noche!?-
    Intenté ponerme de pie para reclamar, pero no pude, mi cuerpo no me respondía como debería, apenas logré despegar mi espalda de la cama unos segundos antes de volver a caer de espaldas por el cansancio que sentía aún a varias horas de distancia de concluir nuestra apuesta.
-Sí, tengo muchos planes todavía; pensaba amarrarte y vendarte los ojos, además de usar esos vibradores que sujetas en mis pezones y claro, para darte un descanso y mayor experiencia usaré tu otro agujero. Siempre quisiste hacerlo por ahí, ¿No es así? El día ha llegado, galán-
    Su sonrisa alegre mientras tomaba agua y buscaba las cosas para continuar la noche genuinamente me asustó, obligándome a buscar una manera de escaparme de esta estúpida apuesta donde tengo todas las de perder.
-¡No puedes hacerlo! ¡Tú tiempo ya acabó!-
-¿Mi tiempo? Para nada, observa-
    Al decir eso me mostró mi celular para enseñarme la hora, empezamos cerca de las 10 pm y recién era la 1 am, lo que significa que faltan 3 horas, 3 horas más para terminar el tiempo de una noche "normal" para nosotros, o mejor dicho una noche normal para mi, pues sin importarme que mi novia estuviera exhausta, no la dejaba descansar hasta que yo también estuviera contento, una cosa más de la que hasta ahora me arrepiento.
-Perdón si te hice creer que habíamos acabado, necesitaba tomar un descanso antes de continuar, tú en serio tienes energía, pero no la supe utilizar para aguantar tanto tiempo sin descanso como tú haces conmigo. Además, quise ser generosa, pensé que a mi cuerpo también le vendría bien un descanso antes de entrar al evento principal, ¿Quieres agua o algo? Te estoy dando la oportunidad de descansar, algo que tú nunca has hecho por mi, querido-
    Al oír sus palabras entendí que ella estaba siendo muy consciente de todo lo que me hacía, y lo disfrutaba de manera genuina, lo cual solo me motivo aún más a terminar con esto lo antes posible.
-Ah...quiero que pares, ¡Ni una mierda de plato principal! No lo resistiré... yo... yo me rindo, pierdo la apuesta, lo que sea pero no me hagas continuar otras 3 horas, me volveré loca porque no puedo aguantar ni un poco más-
    Nunca pensé suplicar a gritos a mi pareja que el sexo terminará antes, pero es que no podía seguir con esto siendo una chica, era demasiado rudo para mí, ¿En serio todas las noches me comportaba así con ella? Perfectamente podría mandarme a la cárcel por una sola noche de este estilo, pero tiene un gran corazón y seguro que con esta disculpa ella me perdonará, yo abre aprendido la lección y podremos mejorar nuestra relación a partir de esto.
    Mi generosa y amorosa novia aún en mi cuerpo se acercó con cautela para besarme en los labios, dándome la sensación de que todo pararía, cerrando mis ojos mientras nos besábamos y dándome una noticia que me haría estremecer al momento de separar nuestros labios.
-Lo siento, galán. Si me detengo ahora yo perderé la apuesta, y tú no te daría la experiencia completa de lo que vivo contigo cada noche que quieres cogerme si me detengo ahora-
    Intenté protestar a sus humillantes y acertadas palabras pero fue inútil, pues al abrir mi boca ella metió la mordaza negra que usaba para callarla, ahora ella me callaba y tenía todo el control sobre mi sin importarle mi opinión o sensación, sencillamente era su juguete y ella mi señor.
    Me hubiera gustado forcejear pero simplemente fui incapaz, el cansancio y la embriaguez del lugar me volvieron débil como nunca antes, y mientras sumisamente dejaba que me atara todo el cuerpo, me azotara, me amara y me castigaba, lo único en lo que podía pensar era en no terminar con la mente rota después de esta noche como una chica.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Casi un deseo

    Ahí me encontraba yo, completamente feminizado por un mal deseo que me volvió pequeña, con cabello rojo atado en coletas, un cuerpo muy esbelto y de piel blanca, además de ropa interior muy…no sé si decir: cómoda, apretada, vergonzosa o de niña; es blanca por todas partes y con un montón de lacitos rosas por todo el diseño de mi ropa interior; además de un bordado extraño que hace parecer a la ropa estar holgada y colgando cuando en realidad está muy cómoda, dejando pequeños pliegues ondulados en la parte del busto y la cintura.
    La ropa interior era muy poca, tenía algo de frío en el resto de mi cuerpo, pero esa sería la menor de mis preocupaciones en estos momentos, después de todo ahí viene mi novia que se transformó en un hombre alto, de cabello largo y apuesta voz, quien venía con algunas cosas para mi que de inmediato me comenzó a colocar, siendo lo primero una cuerda para retener mis brazos en la espalda. 
-Que vergüenza es esto-
-No te di permiso de hablar, ¿O si, perrita?-
    Con esas palabras todo mi cuerpo se estremecía, dejando mis brazos atados detrás de mi para sentirme aún más indefensa y vulnerable a lo que sea que mi novia quisiera hacer con mi cuerpo.
-Debo admitir que te ves muy linda, puede ser que hasta disfrute de este paseo, mi amor-
    Añadió "mi novio" con un tono atrevido y juguetón, sin apartar la mirada de mi cara sonrojada, casi tan sonrojada como mi rojo cabello el cual "mi novio" acariciaba. Su mano me parecía fuerte y enorme ahora, por no mencionar que era un recordatorio más para mi de que ahora soy yo quien se encuentra bajo el completo deseo y voluntad que mi pareja pueda tener, tal como siempre había querido.
-No me digas que me veo linda, es muy vergonzoso, siento como me devoras con la mirada-
-¿Te molesta que te devore con la mirada? Perfecto, mejor lo haré con la boca-
    Mi débil intento de protesta fue callado no solo con palabras sugerentes de mi novio, también hubo acciones de su parte. Él se puso de rodillas frente a mi, dando suaves besos en mi cintura para luego besarla y dejar algunas marcas de sus labios por esa zona de mi cuerpo.
    Sus besos me dejaban sin aliento, las piernas me temblaban pero él las sujetó para que no me moviera y pudiera seguir disfrutando de su descarado acto de amor que no solo me provocaba vergüenza, también me provocaba una extraña pero cálida sensación en mi piel. Descubrir que unos pequeños besos podían hacerme estremecer ahora que soy una mujer era demasiado sorprendente para mi, haciéndome aceptar un papel más sumiso como la mujer de la relación, mientras mi "novio" cada vez mostraba más dominio, más confianza y más iniciativa como el hombre de la relación. Lo único más sorprendente que el cambio en nuestros cuerpos, fue el cambio en nuestros roles, donde de una u otra manera, tanto mi novia como yo estábamos entrando cada vez más en una nueva dinámica dentro de nuestra relación.
-Ah…B-basta... por favor, creo que me volveré loca…-
    Le decía en voz baja a mi pareja, intentando contener los jadeos que el repentino placer de sus besos y caricias sobre mi cuerpo me hacía sentir.
-No creo que las mascotas den órdenes, así que serás castigada si lo vuelves a intentar, amor-
    Mi penosa voz empezó a salir con más fuerzas cuando mi pareja dejó de besar mi abdomen para empezar a besar y acariciar mis muslos pequeños pero carnosos hasta dejarlos rojos y repetir el proceso con la parte alta de mis pechos, dejándome peor tras cada lamida y mordisco en toda la extensión de mi femenino cuerpo.
-Te lo ruego… no más... mi cuerpo no podrá resistirlo-
    Susurré con una temblorosa voz, que una vez salió de mi, me dejó verme como hombre por un escaso segundo antes de volver a transformarme en mujer, dándome a conocer que esto estaba funcionando tal como lo habíamos planeado.
    Mi deseo más osado era una fantasía fetichista de la mano de mi novia, yendo sobre pet play, un poco de dominación y BDSM con unos toques importantes de exhibicionismo. Toda esa idea estaba cargada con fantasías sexuales que nunca obligaría a mi novia a hacer si ella no estaba de acuerdo, por lo que muy en el fondo lo había dejado como un deseo que nunca se iba a cumplir. 
    Sin embargo, un día cuando estaba paseando con mi novia, nos encontramos un pozo de los deseos, nos pareció muy raro a los dos ya que ese parque era un sitio habitual en nuestras citas y nunca vimos el pozo de los deseos ni escuchamos algo sobre su construcción, era como si hubiera aparecido de un día a otro, pero sin prestarle mayor importancia al origen de ese pozo de los deseos, mi novia y yo decidimos divertirnos con el, lanzando una moneda cada uno para pedir una fantasía con la esperanza de que se volviera realidad. No sé que habrá deseado mi novia, pero yo no tenía nada especial en mente, por lo que esa pervertida idea fue lo primero en lo que pensé para al lanzar esa moneda. Después de todo, una fantasía no se vuelve realidad gracias a otra fantasía, ¿verdad? Por desgracia, si esas palabras fueran ciertas, no tendría que solucionar este problema.
    Ya se podrán imaginar mi sorpresa cuando al poco tiempo de llegar a casa con mi novia, mi deseo se hizo realidad, solo que lo haría de una forma distinta a lo que soñaba. Tal vez fue error mío, pero no pensé demasiado en mi deseo, además que di por sentado que mi fantasía la quería volver realidad conmigo siendo el hombre.
    Ante los ojos de mi novia, mi cuerpo poco a poco se fue feminizado; con un cabello largo y pelirrojo, un cuerpo bajito y regordete, una voz suave y temblorosa, y solo usando lencería de mi color favorito frente a mi novia, misma que frente a mis ojos pude ver como se transformaba en un hombre alto y musculoso, con ropa ajustada que presumía de su cuerpo, una voz grave e intimidante que la hacían el modelo perfecto de un hombre dominante como el que yo me imaginaba. En cosa de segundos, mi novia se convirtió en mi ideal de hombre dominante a la par que yo me convertía en el ideal de mujer sumisa, ambos roles completamente definidos para hacer mi fantasía fetichistas en una realidad.
    Mi novia no tenía idea de que había pasado y se le notaba nerviosa por su nuevo aspecto, y al verla tan preocupada, incluso siendo yo una chica pequeña y regordeta tuve que ponerme los pantalones para decirle que este era mi deseo, o más bien era casi mi deseo. Fue vergonzoso confesarle todo eso pero me pareció importante para calmarla, además que eso nos hizo tener la idea de que si cumplíamos con mi fantasía, quizás ambos volveríamos a la normalidad.
    La idea de ser la chica pequeña y sumisa no me emocionaba para nada, pero mi novia no me permitió negarme, me obligó a tomar la responsabilidad por mi deseo y después de un rato intentando cumplir con mis fantasías, nos dimos cuenta que en verdad había una posibilidad de volver a la normalidad si hacíamos todo lo que yo quería. Ese breve momento donde me vi como hombre y ella se volvió a ver como mujer significaba que podía funcionar la idea, pero si volvimos a ser mujer y hombre es porque no cumplimos con mi fantasía al pie de la letra, por lo que en otras palabras, es un todo o nada para recuperar nuestros cuerpos tales y como son.
-No funcionó del todo... lo siento, cielo. Esperaba que con intentarlo bastaría para volver a la normalidad, pero si queremos que esto funcione, creo que debemos hacer realidad toda tu fantasía-
    Dejando de lado su papel de hombre dominante, mi novia suspiró al ver que volvió a ser hombre, pero manteniendo una expresión firme que demostraba su determinación en recuperar su cuerpo.
-Trataré de no ser tan dura. Y si voy demasiado lejos tenemos la palabra clave para que me detenga, hasta que no digas eso yo continuaré jugando contigo para volver a nuestros cuerpos, ¿entendido?-
    Explico con amabilidad mi pareja, recordándome las importantes reglas que acordamos para hacer estos intentos de recuperar nuestras vidas antes de mi cuestionable deseo.
-Entendido, amor. Tú te llevas la peor parte, pero también me esforzaré con esto. Cuando quieras puedes continuar-
    Le respondí con una ligera sonrisa, intentando darle confianza para seguir con nuestro intento, algo que mi novia agradeció antes de volver a meterse en su rol.
-Bien... ahora levanta la cabeza, mascota-
    Con esas palabras dichas ella no esperó a que obedeciera y levantó mi mentón con dos de sus dedos para exponer mi cuello y que me pusiera un gran collar para perros con su cadena. 
    En el primer intento probamos a medias este fetiche junto con otros pero no fueron todos ni fueron tan intensos como me gustaría, así que para volver a la normalidad hay que cumplir todos en toda regla e intensidad, incluyendo está ocasión el exhibicionismo.
    Debo decir que no tengo miedo de salir a la calle de está manera, pero sí que me da vergüenza ver todo lo que tengo que hacer con este cuerpo femenino el cual ya está un poco dispuesto a más cosas por el juego previo de mi pareja; ahora siento un cosquilleo en mi entrepierna el cual trato de ocultar apretando bien las piernas además que mis pechos arden un poco, creo que incluso mis pezones están un poco duros por todo lo que ya me hizo mi novio pero debo continuar; debo de aguantar un poco más y disimular todo lo que siento con este cuerpo; y en caso de que me deje llevar por el deseo que me genera mi cuerpo, tengo que hacerlo en mi vergonzoso paseo; de esa manera si cumplo con todos los fetiches, si vuelvo mi deseo realidad, puede que mi novia vuelva a ser mujer y yo vuelva a ser hombre... y si para recuperar nuestras vidas debo llegar hasta las últimas consecuencias de esta forma, estoy dispuesta a hacerlo.
-Hey, perrita. Andando, más te vale ser una niña linda y obediente durante tu paseo, ¿te quedo claro?-
-Sí, señor-
    Respondí con sumisión, sintiendo como la cadena era jalada por mi temporal novio, haciendo que mi collar también se jalara y me obligará a avanzar, dando pasos con cuidado y lentamente con vergüenza y emoción al verme cada vez más fuera de mi hogar. 
    Será todo un desafío y una experiencia hacer esto, pero si la única forma de volver a la normalidad es volver mi fantasía una realidad, estoy dispuesta a ser la mascota pervertida de mi ama para volver a la normalidad. 
Créditos a quien correspondan.

lunes, 30 de septiembre de 2024

La elegida

-Por favor... por favor... no más... no puedo más-
    Decía de forma sumisa y suplicante la preciosa aspirante a modelo, siendo embestida vez tras vez por el hombre interesado en sus servicios.
-Claro que puedes, solo un poco más, jovencita. Ya casi quedo satisfecho de usar tu cuerpo.
    Sujetando desde atrás por las caderas a la chica, el hombre alto, musculoso y algo apuesto para su edad, también besaba el cuello de la joven, que aún si intentaba negarlo, disfrutaba del momento con aquel guapo hombre.
-En serio... ya no me interesa ser su modelo.... y tampoco... tampoco me interesa su otra extraña oferta-
    La sumisa respuesta de la chica iba acompañada de jadeos, algo que solo hizo sonreír al hombre que sin dudar dio una juguetona nalgada a la joven para murmurar cerca de su oído.
-Sin embargo, veo que sí te interesa mucho lo bien que te hago sentir, señorita. No te preocupes, tengo muchas experiencia con el cuerpo de una joven de tu edad, así que no tiene nada de malo que supliques por más-
    Ante esas palabras la modelo no pudo responder, el hombre tenía razón y de una manera sumamente precisa y placentera, la joven modelo estaba contenta, disfrutando por completo del sexo que tenía con aquel hombre maduro. El hombre era duro con ella, pero también muy seductor y tocaba todos sus puntos más delicados, provocando que la chica apenas pudiera mantenerse de pie al sostenerse de la pared.
-¿Cómo lo hace... señor?-
-¿"Hacer" que, señorita?-
    La joven se sonrojó un poco antes de responder.
-Ya sabe.... hacerlo tan bien...  mis novios nunca me habían hecho sentir como usted lo hace... debe ser un experto en hacer felices a las mujeres.... lo bien que me hace sentir vuelve muy tentadora su oferta y aceptar el trato que ofreció-
    Aquel hombre de cabello negro con algunas canas no podía sentirse más contento de escuchar esa respuesta, sintiéndose orgulloso que aún con su edad pudiera hacer babear de placer a las señoritas que encontraba en su camino, como la modelo que tiene ahora mismo, o las varias modelos más que poco a poco se han ido de su mansión en cuanto recuperaron el aliento.
-Muchas gracias, señorita. Tú tampoco lo haces mal, sin embargo, temó decir que alguien ya aceptó mi trato-
    Por un momento la mirada perdida en placer de la modelo se volvió una más alerta, tratando de mirar detrás de si misma para hablar con hombre con quien lo hacía.
-¿Alguien ya aceptó? Pero si todas las otras aspirantes a modelos se fueron, ¿Quién aceptó?-
    Una vez más el hombre solo sonrió, aumentando el ímpetu de sus embestidas para doblegar de inmediato en el placer a la última aspirante que restaba por estar completamente satisfecha.
-¿Acaso importa?, ¿No me digas que te estás arrepintiendo de tu decisión, señorita?-
-N-no.... no es eso... sigo... sigo sin creer que sea real... pero si lo es...-
    La joven de largo cabello oscuro, con un vestido desordenado y pensamientos aún más caóticos que su ropa, no pudo terminar de aclarar sus ideas puesto que su cuerpo le traicionó, llegando al clímax de su placer sin que pudiera controlarlo, soltando un largo gemido mientras su cuerpo se debilitaba y aquel maduro hombre la sostenía hasta dejarla descansar en una cama cercana.
-Así es, señorita. Si su idea era correcta, acabas de hacerlo con la chica elegida para quedarse con la vida del señor Bruce-
    Las palabras del hombre demostraban una mezcla de placer y malicia que por desgracia no tuvieron respuesta.
-¿Me escuchaste, señorita?, ¿No?, Cielos, parece que soy demasiado buena con esto, todas las chicas han acabado tendidas y sin aliento, eso me gusta-
    El hombre abrió su billetera, sacando un par de billetes de grandes cantidades para dejarlos junto a la exhausta aspirante a modelo y decir.
-Gracias por tu participación, pero no has ganado. Puedes ducharte e irte a casa, señorita-
    Dando una última nalgada juguetona a la joven, el maduro hombre Bruce no perdió tiempo y se acomodó la ropa para salir rumbo a la habitación contigua de donde unos gemidos no dejaban de salir, lanzando una pregunta directa a la dueña de los gemidos antes de siquiera entrar a la habitación.
-Nada mal para mi primer día, ¿No es así, Bruce?-
Créditos a quien correspondan.
    En la habitación aledaña donde Bruce llevaba horas divirtiéndose con muchas hermosas señoritas, se encontraba una chica fisgona que veía con deseo y detalle todo lo que el hombre hacía con sus candidatas, dándose placer por si misma sin despegar el ojo de lo que las múltiples parejas hacían en la otra habitación.
-Por lo que veo tú también te estás divirtiendo, ¿Qué te parece mi cuerpo de chica, Bruce?-
    Preguntaba con orgullo la joven dentro del cuerpo del hombre maduro, observando como su cuerpo anterior, se apoyaba contra la pared mientras sus dedos se movían sin parar bajo su ropa interior.
-Por favor... llámame, Marieta... incluso si estamos solos... debes acostumbrarte a tu nueva vida, Bruce-
    La joven de largo cabello oscuro intentaba reprender a su compañero y ser la voz de la razón en esa situación. Por desgracia, al estar tan concentrada dándose placer a si misma, sus palabras apenas podían entenderse, y lejos sonar como un regaño o una llamada de atención, sonaban como una preciosa suplica para seguir disfrutando de lo que estaba haciendo.
-Esta bien, ¿Todo bien con mi... tu cuerpo, Marieta?-
    Una sonrisa apareció en el rostro de la joven, no se sabía si era una sonrisa de alegría por obedecer sus ordenes, o una sonrisa de satisfacción por el placer que sentía, pero sea como sea, esa preciosa y pervertida escena era algo que ninguno de los dos podría olvidar.
-Mucho mejor de lo que espere-
    Respondió sumido en el placer el anterior Bruce, un hombre en sus 50 años, excéntrico,  multimillonario y que ahora poseía el cuerpo de Marieta, una joven hermosa y sensual que había sido la valiente elegida para intercambiar de cuerpos con Bruce.
    El día anterior, Bruce había llevado hasta una parte de su mansión a muchas jovencitas de preciosos cuerpos, lindas caras y atractivos atributos al ofrecerles becas de modelaje a quienes aprobaran su entrevista. Las jóvenes no dudaron de su palabra, pues el bueno de Bruce a lo largo de los años se había hecho de una buena reputación como multimillonario, por lo que si las chicas no conseguían la beca, al menos obtendrían dinero o buen rato con el apuesto hombre.
    Para sorpresa de todas y cada una de las aspirantes a modelo, durante sus entrevistas había una pregunta que no sabían como responder, por no decir que sus respuestas eran erróneas y les hacían ganar un "suerte para la próxima" o "yo te llamo".
    Sin embargo, entre todas esas chicas había una que respondió mejor de lo que esperaba Bruce, esa chica se llamaba Marieta, cuyo mejor rasgo era una cintura de reloj de arena, cabello largo y con el resto de sus atributos aceptables para Bruce.
    La pregunta que Marieta supo responder fue "¿Te gustaría ser yo?", todas las demás chicas pedían una explicación a la pregunta, pensaban que era una broma o nerviosamente respondían que no. Por su parte, al oír esa pregunta Marieta sonrió de forma pervertida, diciendo que sería todo un honor convertirse en un apuesto y maduro multimillonario para gastar su dinero como más quisiera y pasar sus días cogiéndose a cuanta chica preciosa se encontrará en su camino. Bruce solo esperaba que alguna de esas chicas dijera que sí, pero la respuesta explícita y detallada que dio Marieta fue justo lo que necesitó para estar seguro de darle su cuerpo y su vida a la señorita.
    De esa forma Bruce y Marieta acordaron los detalles de su intercambio, cerrando el trato cuando el hombre entregó un extraño y antiguó medallón a la chica, que una vez que se lo colocó, hizo que ambos cambiar de cuerpos entre ellos. Una vez que su intercambio se completó, ambos fieles a su palabra comenzaron a aprovechar sus cuerpos al momento; con Bruce llamando de nuevo a cada chica a su oficina para darles un premio de consolación, mientras que en la habitación contigua Marieta observaba todo y se satisfacía con cada cosa que las parejas hacía.
    Después de horas donde cada uno sacó el máximo provecho de su cuerpo de forma inmediata, Bruce y Marita se van las caras nuevamente, aunque la joven parece tener un poco más de energía que su contraparte mayor.
-¿Ya terminaste o necesitas ayuda?-
    Preguntaba Bruce al ver a su anterior cuerpo que poco a poco dejaba de jugar con su cuerpo al estar contenta.
-Unos minutos más... ya casi estoy lista... ¿Quieres hablar de los detalles de nuestro acuerdo? Pensé que te tomaría más tiempo tomar esa decisión-
    Decía casi sin aliento la joven, haciendo sonreír a su pareja.
-Estaba segura... seguro desde que acepté el medallón, así que en cuanto termines quiero hablar del resto de nuestros acuerdos, Marieta-
Créditos a quien correspondan.
    Los meses pasaron desde el intercambio de cuerpos entre Bruce y Marieta, quienes tal como habían prometido, no solo asumieron la vida uno del otro, también unieron sus vidas en matrimonio para apoyarse y seguir sacando los máximos beneficios.
    Bruce ha seguido su vida como hombre de negocios, haciendo algunas apuestas inteligentes que dieron grandes beneficios a su empresa, además de empezar su proceso de retiro poco a poco en la empresa para dejar sus funciones y responsabilidad a alguien más mientras él sigue siendo el dueño de la empresa y quien mayor ganancia obtiene por la misma. Dirigir la empresa fue un poco difícil al comienzo, pero gracias a la ayuda y consejos que Marieta le dio, el trabajo se volvió mucho más sencillo, dándole más tiempo a la amorosa pareja para estar juntos.
    Una vez que Marieta dejó de ayudar a su marido con las cosas del trabajo, su marido decidió que lo mejor para ella era volverse un ama de casa linda y obediente, que nunca se viera en la necesidad de pensar en las cosas complejas de la vida, todo lo que Marieta tenía que pensar era en como verse bonita y como tener muy satisfecho a su marido, tal como decía su acuerdo.
    Marieta no quería estudiar ni tampoco quería tener que volver a trabajar en su empresa al menos por unos años, quería descansar y tener placer todos los días, además que alguien que no fuera ella tenía que encargarse de todas las cosas complejas que hubiera en su día a día. Bruce aceptó todas estas peticiones a cambio de volverse la mejor esposa trofeo que un hombre pudiera desear, y bajo esa premisa, la pareja tuvo una boda y una aún mejor luna de miel.
    Desde entonces Bruce deposita dinero en las cuentas de Marieta, compra todos sus caprichos, la nombró heredera de su empresa y se asegura de que ella no tenga que pensar ni mover un dedo por si misma más allá de como verse bonita, algo que incluso ha ido cambiando según los deseos de Bruce que elige como se debe de vestir ella, como debe de hablar y como lo debe satisfacer cada día a cada momento, mientras que la obediente y rubia Marieta ha abrazado por completo esa vida, haciendo feliz cada día a su amado esposo, y ella siendo la mujer más feliz del mundo, gracias a tener la vida resuelta por su marido para que ella pueda relajarse, no pensar y disfrutar de ser la más hermosa esposa trofeo que pueda existir.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 19 de septiembre de 2024

La primera vez

    Pamela, una joven de 22 años, era una chica cada vez más preocupada por un tema en particular: su primera vez.
    Ella nunca había tenido un novio con quien compartir ese momento íntimo, por no decir que sus citas eran un desastre cada vez mayor que el anterior; ya sea por la otra persona o por ella, las cosas nunca había llegado hasta ese momento, e incluso cuando todo indicaba que acabaría pasando la noche con un chico, el temor de que su primera vez fuera dolorosa era motivo suficiente para arruinar la velada de sus parejas y hacerla sentir mal a ella por ser la única chica de su círculo de amigos sin haber tenido su primera vez por miedo a que pudiera doler.
    La mejor idea que pudo tener Pamela fue hablar con Josef, un amigo de la universidad muy bien dotado y bastante bueno en seducir a las chicas más lindas para pasar la noche con ellas, él era un experto en el tema y Pamela lo encontraba apuesto, por lo que era el candidato indicado para ser él con quien tener su primer encuentro íntimo.
    Pamela invitó a Josef a un fin de semana con ella en un hostal, prometiéndole hacer que su tiempo valiera la pena, lo cual fue motivo suficiente para que el chico aceptará aquella invitación.
    En su primer noche en el hostal ambos se divirtieron inocentemente y luego comenzaron a motivarse para pasar la noche gracias a que Pamela preparó una "bebida estimulante" que sin duda cumplió su cometido en cuanto Josef la bebió. El joven estaba listo para quitarle la ropa a Pamela y llevarla a la cama, pero un repentino dolor de cabeza le hizo detenerse, todo le daba vueltas al chico que pudo sentirse mejor después de varios minutos, descubriendo que ahora estaba atrapado en el sexy cuerpo de su cita.
    Josef no entendía porque él se veía como Pamela, pero Pamela explicó toda la situación desde el cuerpo de Josef.  Aquellas bebidas que ambos tomaron eran en realidad un par de pócimas encantadas, las cuales hicieron que la pareja intercambiar de cuerpos entre si por lo que ahora Josef estaba en el cuerpo de Pamela y viceversa, dándole así la oportunidad perfecta a la chica de tener "su primera vez" sin sentir el dolor que esa experiencia conllevaba.
    Por un momento Josef quiso negarse, pero un inmenso calor y deseo de hacer eso lo invadió, su mente era un desastre y Pamela se apresuró en decir que eso era otro efecto secundario de la pócima, la cual aumentaba el libido y resistencia para asegurarse que ambos tuvieran una noche sumamente placentera.
    La noche estaba siendo una maravilla para Pamela que pudo disfrutar de su primera vez sin dolor ni algún arrepentimiento al no ser ella la chica que tenía que soportar tener un chico dentro de ella. Por su parte parecía que Josef también lo estaba disfrutando, pues no paraba de gemir, de moverse y suplicar más como toda una nenita adicta al placer, tal como muchas veces él relataba dejar a las chicas rogando por más de él después de una noche.
    Sin embargo, Josef no solo siguió rogando, él intentó tener una segunda, tercera y cuarta vez con Pamela sin importarle que él estuviera tomando el papel de una mujer. Pamela estaba sorprendida y amablemente se negó, pero Josef no aceptó el rechazo, comenzado con el acto a pesar de las protestas de Pamela. La joven incluso teniendo el cuerpo masculino no podía hacer nada para detener a Josef, quien estaba totalmente excitado y motivado dentro del cuerpo de Pamela.
    Fue en esos momentos donde la rubia se cuestionó por primera vez los efectos de las pócimas que bebieron, pensando que algo hizo mal en la pócima que le dio a Josef y en vez de darle un poco de libido para motivarlo durante la noche, la pócima había sido tan fuerte que Josef no se podía controlar, buscando con desesperación sentir más y más placer sin importarle las consecuencias, por lo que no importaba lo cansada que estuviera Pamela en el cuerpo de Josef, ella se vio obligada a seguir durante toda la noche para que Josef en el cuerpo de la chica no le diera problemas a nadie más.
    Cuando finalmente los efectos de la pócima habían disminuido, Pamela y Josef habían tenido tantos encuentros y terminado tantas veces que hasta perdieron la cuenta; lo hicieron en toda clase de posiciones, con Josef tomando el control la mayoría de situaciones, e incluso en algún momento ellos cambiaban de cuerpo y volvían a la normalidad por alguna razón, pero eso no era motivo para dejar de hacerlo, por lo que la joven pareja de amigos se llevaba un montón de experiencia sexual tanto como hombre como mujer, a pesar de ser su primera vez.
    Esta mañana, esperaban que los efectos de las pócimas hubieran desaparecido de sus cuerpos, y aunque es verdad que su libido había vuelto a la normalidad, ambos seguían estando en el cuerpo del otro. 
    Los amigos con beneficios se miraron llenos de confidencialidad y decidieron no decir ninguna palabra sobre lo que sucedió en su primera vez, aceptando el cambio de cuerpos para que Pamela ahora como Josef pueda disfrutar de una vida sexual mucho más activa sin ninguna preocupación, mientras que Josef aceptó por completo la vida de Pamela y está ansiosa por tener muchos más encuentros hasta volverse toda una experta con ese íntimo tipo de relaciones. Y además de guardar el secreto de que ellos intercambiaron de cuerpos, ambos están más que dispuestos a volver a pasar la noche entre ellos, haciendo tríos con amistades en común, conociendo nuevas personas en el camino y llenando de un lujurioso placer sus nuevas vidas.
Créditos a quien correspondan.

martes, 17 de septiembre de 2024

Un viejo matrimonio 2 FINAL

Un año entero había transcurrido desde que Clarisa y su madre Fabiola cambiaron de cuerpos por alguna extraña razón que ninguna de las mujeres llegó a comprender; sucedió después de una de sus habituales peleas entre la niña de 7 años y la madre de 37 años, ambas sintieron un fuerte mareo que desapareció cuando ellas intercambiaron de cuerpos y posteriormente de roles.
    En cuanto la niña se dio cuenta que ella tenía el poder y control sobre su madre, no dudó en someter a Fabiola a sus propias reglas de crianza donde Clarisa ahora era estricta "con su hija" asignándole un montón de tareas en el hogar, hora para dormir, ir a la escuela y clases extras junto con cualquier ocurrencia que pudiera tener la menor, y que de no ser obedecida, Fabiola tendría todo tipo de castigos por ser una niña malcriada y desobediente "con su madre".  En un inicio, Fabiola intentó oponerse y retomar el control de su vida, pero con algunas nalgadas, tiempo en el rincón y mucho más castigos que Clarisa siempre quiso probar para darle una lección a su madre, la nueva hija pequeña terminó por aceptar su posición y dejar de meterse con Clarisa.
    Una vez que Clarisa logró tener bajo control a su antigua madre, ella fue directo a su antigua casa donde aún estaba su padre, o ahora ex esposo. Clarisa quería estar más tiempo con su papá, algo que prohibió e impidió todo lo posible Fabiola una vez que se divorció, sin embargo ahora Fabiola no tenía nada de poder, por lo que Clarisa tenía la oportunidad perfecta de reconstruir una relación con su padre y quizás revivir la chispa de su viejo matrimonio.
    Como era de esperar, ver a su ex mujer en la puerta de su casa no le hizo ilusión alguna a Jake, quien desconfiaba completamente de "Fabiola", algo que por fortuna para la pareja ha ido cambiado a lo largo de este año y desde el primer momento en que ellos se reencontraron.
    Jake no sabía como describirlo y tampoco podía entenderlo por completo pero sin duda Fabiola había cambiado, era una chica más linda, amable y amorosa con él, además que nunca le decía que no y todo el tiempo buscaba la aprobación de su ex marido. Su vieja relación fue mejorando por el cambio de actitud en la mujer pasando de ser una mujer estricta, amargada y que regañaba todo el tiempo a su hija y a su marido, para convertirse en una chica "niña de papi" con un Jake mucho más contento de lo sumisa, tierna, obediente y hasta infantil que era ahora su ex esposa.
    Con el pasar de las semana, la relación entre Fabiola y Jake no dejaba de mejorar; volviendo a tener citas, abrazándose, besándose, pasando tiempo a solas en su antigua recamara compartida y con una Fabiola completamente sumisa y dispuesta a obedecer cualquier cosa que su "papi" le pidiera. Al principio, usar ropa de adulta, jugar en la habitación y otras cosas que la chica nunca antes había hecho le resultaban muy extrañas, pero con el pasar de las semanas aprendió a disfrutarlas y hasta pedirlas de forma suplicante, algo que ponía cada vez más contento a Jake ante el cambio de Fabiola.
    Después de varios meses volviendo a salir y conociendose nuevamente, el padre de familia se arrodilló y volvió a pedir la mano de su ex esposa a quien según sus propias palabras "amaba mucho más que la última vez", algo que Clarisa, ya acostumbrada a su nueva vida como Fabiola, no dudo en aceptar saltando a los brazos de su papi.
    Aquel viejo y roto matrimonio volvió a unirse con amor una vez más, haciendo muchos cambios de lo que fue su unión anterior:
    Fabiola renunció a su trabajo para ser ama de casa, vistiendo lo que su marido le compraba, arreglándose de la forma que más le gustaba a su papi, tiñendo su cabello de oscuro, adoptando una actitud mucho más obediente e infantil de lo que jamás sería la anterior Fabiola, pero que ahora felizmente Clarisa hace para tener contento a su papi, que siempre le compra cosas bonitas, juguetes infantiles y de adultos, al igual que complacía todos sus caprichos tal como hacía cuando ella era una niña pequeña.
    Por desgracia, así como Fabiola cambió para bien, Clarisa comenzó a portarse como toda una niña malcriada que odiaba a su "papá" y sobre todo, odiaba a "su mamá". La antigua Fabiola detestaba por completo la idea de que su hija tuviera una relación con Jake, intentando boicotearla y alejarlos en cada ocasión, siendo su peor momento cuando después de anunciar su compromiso, Clarisa hizo una rabieta más grande de lo que cualquiera pudiera imaginar y por lo cual se ganó un castigo que nunca olvidará.
    Por todas sus rabietas y malos comportamientos, Clarisa fue enviada a un internado para señoritas de donde no saldrá hasta que se comporte mejor, o en su defecto, sea mayor de edad dentro de 10 años más.
    Hasta entonces, Fabiola y Jake han continuado con su vida, disfrutando de su nuevo y mejorado matrimonio, donde Jake es el hombre fuerte de la relación cuya palabra es incuestionable, y su pequeña Fabi es una buena niña, linda y obediente que hace de todo para tener feliz a su amado papi, con quien para el próximo año, espera darle el hijo que él siempre deseo.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Ciclista profesional

    Arturo era un adorable niño pequeño que vivía con sus padres, aunque pasaba la mayor parte del día con su niñera o estando solo; para Arturo esto no era un problema, el niño era maduro y entendía muy bien que sus padres tenían que trabajar para tener su casa, comida y muchas cosas bonitas; el niño de verdad que comprendía esa parte a la perfección, sin embargo, en muchas ocasiones no dejaba de sentirse solo o descuidado por mamá y papá.
    Uno de tantos ejemplos fue su deseo de aprender a andar en bicicleta; donde sus padres no dudaron en comprarle una bicicleta excelente, con muchas velocidades y del color favorito del niño, por desgracia para Arturo ninguno de sus padres tenía tiempo para enseñarle a andar en bicicleta, y aunque su niñera se ofreció a enseñarle, el chico esperaba que su padre o su madre pudieran pasar algo de tiempo con él para enseñarle a usar su nueva bicicleta, y una vez que aprendiera, demostrarle a sus padres lo rápido que podía ser manejando su bici.
    En uno de sus paseos regulares por el parque, algo llamó la atención del niño, pues sin previo aviso ni recordarlo, ahora en el parque había un lindo pozo de los deseos; estaba hecho con piedra y parecía algo antiguo, Arturo había estado justo ahí muchas veces y estaba seguro de que no lo había visto, sin embargo como todo niño curioso, Arturo pidió una moneda a su niñera para lanzarla al pozo, esperando que su deseo se haga realidad.
    A la mañana siguiente cuando despertó, Arturo pudo darse cuenta que su deseo se cumplió, aunque lo hizo de una forma diferente a la que imaginó.
    El chico deseo "saber andar en bicicleta y que todos me vean", pensando que si era muy bueno usando la bicicleta sus padres le pondrían algo de atención. Sin embargo, el deseo de Arturo se cumplió pero no enseñándole a él a usar la bicicleta o haciendo que sus padres le prestarán atención, lo que sucedió por culpa de su deseo fue que el niño despertará en otro cuerpo, en el cuerpo de una hermosa ciclista profesional que sabía andar en bicicleta a la perfección y que también era el centro de atención en cada una de sus competencias.
    Alberto no estaba contento con el resultado, pues él nunca deseó convertirse en una niña ciclista, aunque llamarla a ella de esa forma era un gran error que en poco tiempo Alberto Aprendió.
    El nombre de la chica era Karla, una soltera de cabello oscuro, con largas y fuertes piernas, además de un buen trasero debido a tantos años entrenando duro; ella tiene 27 años, 20 años más que Alberto, y era una ciclista profesional desde corta edad; quizás Karla no era tan conocida como cualquier atleta masculino, pero en su campo, ella era toda una profesional cuya belleza solo se podía comparar con su habilidad.
    Aún así, la belleza de Karla no era algo que le interesará a Alberto, lo que realmente llamó la atención del chico fue la bicicleta de Karla; una asombrosa bicicleta profesional monocromática; la bici era la más cara y mejor equipada que había en estos momentos, y aunque la bici que le compraron sus padres era increíble, la bicicleta de Karla era super increíble en opinión de Alberto.
    Encantado con la bicicleta de Karla, Alberto se armó de valor para intentar andar en bici, dándose cuenta que podía manejar como todo un profesional, o más bien, como toda una profesional al haber conservado las grandes habilidades de ciclista que tenía Karla; quizás el niño no entendía como hacía lo que hacía, pero podía hacerlo y eso era más que suficiente para sentirse feliz de andar en bicicleta por su cuenta.
    Después de su primer paseo en bicicleta, Alberto comenzó a pensar que el deseo que le cumplió el pozo de los deseos no era tan malo, y aunque él no pensó convertirse en una niña, ser una niña grande a cambio de ser tan bueno usando la bicicleta le parecía justo.
    Desde entonces han pasado varios meses donde Alberto se acostumbró a ser mujer, aprendió a cuidar de si misma, comenzó a actuar más femenina y ha madurado de forma asombrosa para vivir su vida como Karla, una bella ciclista profesional que siempre intenta mejorar. Volver a su cuerpo hace mucho dejo de estar en sus planes, pues el chico no está dispuesto a perder su genial bicicleta, ni su hermoso cuerpo, ni la atención de todo mundo para volver a ser un niño pequeño cuyos padres apenas recuerdan su existencia, ¡Ahora como una ciclista profesional todo mundo la mira! Y eso es mucho mejor que tener unas vagas miradas sin atención por parte de sus padres.
    Por otra parte, la antigua Karla tampoco tiene interés en regresar a su cuerpo, pues ahora como un niño pequeño sin mucha supervisión puede vivir una vida libre de preocupaciones, dedicando todo su tiempo a recuperar sus habilidades como ciclista; como mujer ella no tenía tantas oportunidades como los hombres, pues más que por su habilidad, buscaban a Karla por su belleza, algo con lo que siempre estuvo en desacuerdo; puede que Karla no tenga la menor idea de porque un día despertó en el cuerpo de un niño pequeño, pero no dudó en sacarle ventaja, tomando la identidad de Alberto para entrenar desde pequeño y volver a convertirse en profesional; está vez siendo un ciclista profesional que espera tener mucho más éxito y reconocimiento, tal como le pidió a un curioso pozo de los deseos.
Créditos a quien correspondan.