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viernes, 20 de septiembre de 2024

La venganza de las porritas: Flexibilidad

    Dentro de cierta prestigiosa y aclamada academia, había un grupo de grandes futbolistas que destacaban por mucho sobre el resto de equipos de otras escuelas o academias, llevando trofeos, medallas y toda clase de premios a la institución. Por desgracia, este mismo grupo de estudiantes que eran el orgullo de la academia, también eran el terror del equipo de porristas, quienes siempre pasaban malos ratos por culpa de los egoístas atletas que siempre las molestaban, acosaban o intentaban usar a las porristas como uno más de sus premios.
    Las chicas intentaron quejarse de los atletas para que se detuvieran y recibieran alguna clase de castigo, pero la escuela se desentendió de la situación, después de todo "ellos son quienes traen los trofeos a casa, y ustedes solo son caras bonitas". Las porristas estaban indignadas por la situación mientras que los chicos egoístas estaban más contentos que nunca al saber que podían hacer lo que quisieran con ellas sin temer las consecuencias.
    Las porristas definitivamente no soportarían esa situación, querían vengarse o darle un escarmiento a los chicos aunque sus opciones eran desalentadoras, o al menos lo eran hasta que una de las porristas más tímidas y que más abusos sufría propuso una idea: convertir a los chicos en chicas para darles un escarmiento. La idea parecía imposible, en especial porque debían de leer un hechizo de magia y esperar que funcionará, pero una vez que lo intentaron y se dieron cuenta que en serio funcionaba, todas las chicas estaban contentas y debatiendo quien debería ser el próximo chico pervertido en sufrir un escarmiento.
    Charles fue su conejillo de indias para probar si la magia en serio funcionaba, y ahora que todas sabían que de verdad podían transformar a los chicos en chicas, todas juntas decidieron a su futura víctima: Rubén.
    Todas las chicas estaban de acuerdo en la decisión de elegir a Rubén, pues incluso si él no es el más pervertido o quien más insinuaba acostarse con ellas, había una cosa en particular que solo él hacía y que no solo molestaba, también lastimaba a cada una de las porristas.
    Rubén tenía la odiosa costumbre de "motivar" a las porristas cuando ellas estaban entrenando o haciendo estiramientos. Dicha "motivación" consistía en forzar a las chicas a estirarse mucho más de lo que ellas podía; cuando estaban indefensas o distraídas haciendo algún estiramiento, las porristas de repente sentían la fuerza de Rubén sobre ellas haciendo que se lastimen al forzar sus cuerpos a ir mucho más lejos de lo que ellas pueden. Todas las chicas recuerdan una ocasión especial donde una de ellas intentaba tocar las puntas de sus pies estando sentada en el suelo, cuando Rubén se sentó en la espalda de la porrista para molestarla, el obvio resultado es que esa chica terminó lastimada de sus músculos y la espalda, y a pesar de las quejas de todas las porristas, el chico estaba sin castigo porque "solo intentó ayudar".
    Al recordar ese día y como su amiga estuvo fuera del club por algunas semanas, todas las porristas estaban determinadas con su decisión, preparando las cosas que necesitaban para su venganza y dejando a la dueña del libro mágico leer el hechizo de transformación para la próxima integrante sorpresa de su club.
-¿¡Qué demonios ha pasado!?, ¿¡Donde estoy!?, ¿¡Y porque me escucho de esta forma!?-
    Preguntaba con furia y confusión un confundido Rubén, que sin importar lo mucho que se esforzará, no podía salir ni moverse de donde estaba atrapado.
-Buenos días, solecito. Aunque debería decir buenas noches, ya es bastante tarde en realidad-
    Decía de forma juguetona la chica rubia que sonreía y tomaba fotos del indefenso chico.
-Déjate de tonterías, niña Torres, ¿Qué significa todo esto?- 
    Rubén no intentaba ocultar su enojo ante la situación, en especial cuando Fernanda Torres, la líder de las porristas, solo parecía estar jugando con el chico convertido en señorita.
-Yo estaba entrenando hasta tarde para el partido de mañana.... y de repente me sentí muy mal... la cabeza me daba vueltas y me tumbe junto a la portería... y luego...-
-Y luego terminaste aquí, ¿cierto?-
    Interrumpió con una gran y burlona sonrisa la rubia, algo que solo hizo enfurecer más al chico convertido en chica.
-¿Cómo me hiciste esto?... no quiero verme como una estúpida porrista-
    Cabello largo y pelirrojo atado en dos coletas, con un uniforme de porrista amarilla pequeño y ajustado, además de unas bragas oscuras que quedaban perfectamente a la vista debido a la posición en que "ella" estaba atrapada.
-Te ordeno que me saques de aquí y me regreses a la normalidad... ¿Dónde estamos?-
    Ante la pregunta del chico, la niña Torres volvió a reír, golpeando suevamente uno de los muros para producir un sonido metálico.
-Estamos en los vestidores masculinos, pero tú estás dentro de uno de los casilleros. Dentro de tu propio casillero para ser exactos-
    Admitió con mucho orgullo la porrista, haciendo enfurecer y enrojecer aún más al feminizado futbolista.
-¿¡Cómo te atreves a hacerme esto!? No solo me convertiste en una tonta porrista, también me ataste y metiste en mi casillero, ¿Sabes los problemas en que estás por hacerme esto?-
    Sin importar la furia, los gritos y amenazas del chico, Fernanda seguía sonriendo y tomando fotos y vídeos de la penosa situación de la "porrista honoraria".
-Relájate, ¿Si? Yo no estoy en ningún problema, después de todo, es natural que los chicos de club de soccer "jueguen pesado" con nosotras las porristas, todo esto es solo una broma de los futbolistas hacía una de las porristas-
    Decía la rubia al guardar su celular, sin dejar de ver de forma maliciosa y llena de satisfacción a la indefensa chica que además de estar encerrada en el casillero, tenía una pierna atada sobre su cabeza para darle un castigo a la medida.
-¡Esto definitivamente no es una broma!-
-¿En serio? Me parece un poco extraño, cuando tú lo haces es super divertido, pero cuando recibes ese mismo trato no te parecen tan divertido. Solo te estoy pagando con la misma moneda, y te estoy ayudando a mejorar tu flexibilidad, Ruby-
    Dijo la rubia al apretar una de las mejillas de la furiosa pelirroja.
-No te atrevas a llamarme de esa manera. No me llamo "Ruby" y no pienso quedarme como una chica-
    Las palabras de Rubén solo hacían reír más a la rubia que tuvo que esforzarse por no dejar caer su paleta mientras reía.
-Pues buena suerte volviendo a la normalidad, Ruby. Tendrás toda la noche para buscar una solución a tu problema, nenita-
-¿Cómo que toda la noche, ¿A que te refieres?-
    Pregunto con un poco de preocupación el feminizado futbolista.
-¿Lo olvidas? Ya es muy tarde, apenas quedan alumnos en la academia y no me gustaría meterme en problemas con algún profesor por estar aquí-
    La rubia terminó de comer su dulce, guardó sus cosas y dio media vuelta para el horror de Rubén.
-¡Espera!, ¿Piensas dejarme aquí toda la noche?-
-No, no lo estoy pensando, lo estoy haciendo. No quiero interrumpir tu entrenamiento de flexibilidad, Ruby. Así que te quedas aquí hasta que mañana alguien te encuentre-
-¡Espera! Debes estar bromeando, ¿Qué hora es?, ¿Cuánto tiempo tengo que esperar en está humillante forma?-
-¿Humillante por la posición o humillante por ser una porrista?-
-¡Ambas cosas son humillantes!-
    La pregunta con inocencia fingida de Torres fue respondida por la furia de Ruby, lo cual solo hizo reír a carcajadas a la rubia que se acercaba al casillero para dar un último vistazo.
-Tendrás el tiempo necesario para reflexionar de todas las cosas crueles que me has hecho a mi y a mis amigas. Después de eso quizás tengas algo de tiempo para pensar como librarte de tus amigos-
    Explicó la rubia con tranquilidad, algo que solo inquietaba más y más al chico.
-¿Cómo que librarme de mis amigos? Ellos jamás me harían algo como lo que les hacemos a ustedes-
-Bueno, mañana después de su partido veremos si eso que dices es cierto-
    Antes de que Ruby pudiera seguir protestando, la niña Torres cerró el casillero, apagó las luces y dejó una nota muy especial pegada en el casillero de Rubén. La nota estaba escrita de forma muy linda, llena de corazones, marcas de labia y un mensaje imposible de ignorar para cualquiera de los futbolistas: "Diviértanse conmigo después de su partido". 
Créditos a quien correspondan.

lunes, 19 de febrero de 2024

La venganza de las porristas

En una prestigiosa academia había un excelente equipo de futbol soccer, todo el equipo era integrado por talentosos estudiantes con un gran problema, el ego. Ellos eran buenos sin duda alguna, pero se dejaban llevar por los halagos de a poco, hasta que se consideraban los reyes de la academia y que el club de porristas tenía que soportar en especial sus molestos tratos.
Cómo se podría esperar, el club de porristas estaba conformado por bellas estudiantes que se unieron por gusto y que se fue perdiendo rápidamente por el acoso que sufrían por los chicos deportistas, no había integrante del equipo de soccer que no quisiera levantar sus faldas o tocarlas más de lo debido, algunos casi nunca causaban problemas pero ahí estaban siendo parte del problema, mientras que otros tantos eran un gran problema para las chicas que no querían irse del club para seguirlas molestando, por lo que las porristas querían darles un escarmiento por todo lo que les habían hecho desde que el club de soccer se volvió popular.
Tuvieron muchas ideas que no eran del agrado total de las porristas, pedir ayuda podía ser lo más obvio pero al tratarse de un club prestigioso nadie les hacía nada dentro o fuera de la escuela, incitando a las porristas a "tratar bien" a los chicos que siempre se esfuerzan y son el orgullo de la institución.
Así es como las chicas iban y venían de una idea a otra, hasta que una de las integrantes más calladas y que debía soportar más abusos, sugirió algo que leyó en un libro; decía que podían volver a los chicos en chicas y hacerles sufrir cosas peores de las que ellas tuvieron que aguantar por meses a forma de venganza.
Muchas de las porristas estaban de acuerdo con la idea, les gustaba la idea pero dudaban que fuera real que con un libro pudieran cambiar el sexo de los chicos. Sin embargo, también creían que nada perdía con intentarlo, así que usaron el hechizo en el primer chico que se les ocurrió, de los más inofensivos pero que siempre hacía comentarios de cosas eróticas que le gustaría hacer con ellas. Era desagradable como decía eso pero harían su sueño realidad sí en verdad funcionaba el hechizo.
A mitad del entrenamiento uno de los chicos, Charles, se comenzó a sentir muy mal y dijo que iría a los vestidores un rato a descansar a lo que varias de las porristas se ofrecieron a ayudarle solo para darse cuenta si funcionaba el hechizo. 
Al principio solo se veía mal y por un momento se sintieron culpables de lo que estaban haciendo, pero cuando el chico no dejó de decir cosas ofensivas para las chicas, dejaron de dudar. 
Al poco tiempo se quedo dormido y desde ese momento su cuerpo se fue moldeando por uno femenino mientras que sus ropas de entrenamiento cambiaban por un uniforme de porristas azul marino con franjas amarillas y blancas.
Para terminar con su trabajo sacaron una cuerda de los casilleros y empezaron a amarrar a la nueva porrista boca abajo sobre una de las bancas que había, desde ese momento solo quedaba esperar a que despertará.
-Hmmm....¿Que pasó?...¿¡Porque mi voz es tan aguda!?¿¡Porque no me puedo mover!?¿¡Que demonios esta pasando!?-
Con desesperación intentaba levantarse y entender que pasaba pero todo intento era inútil, no había manera lógica de entender como cambio de cuerpo y que hacía en esa posición.
-Les dije que iba a funcionar-
Comentó en voz baja una chica pequeña y de cabello oscuro, quien había sugerido usar el hechizo, ella le hablaba a sus dos compañeras que llevaban cámaras consigo para tomar fotos y vídeos de lo que tenían en frente.
-¡Chicas!¿¡Que significa esto!?-
-Ni idea, supongo que es un castigo por todo lo que decías que nos querías hacer, bondage mientras usábamos el uniforme ¿No es así?¿Cómo se siente?-
Respondió una joven de gran figura y cabellera rubia que se acercaba más para tener diferentes ángulos de su compañera.
-¡Es horrible, les ordeno que me suelte y me vuelvan a la normalidad!-
-Lo siento pero no podemos hacerlo y tampoco queremos, es hora de que paguen por todas las cosas horribles que nos han hecho ustedes, tanto deseaban a las porristas ¿No? Pues ahora tú eres una y seguramente todo el equipo se te unirá en unos días ¿No es emocionante?-
La última chica, de cabello castaño y figura delgada se unió a la conversación mientras manoseaba un poco el cuerpo del ex futbolista, ahora su piel era suave y tenía un trasero y pechos firmes que la propia porrista pudo tocar finalizando levantándole la falda para ver sus bragas negras de colegiada y darle una nalgada.
-¡Que sexy eres Charlotte!-
Cada uno de esos actos hacía retorcer de irá, sonrojar y sentir cierta confusión por el placer que recibía ese cuerpo a la nueva porrista que estaba totalmente a la merced de sus compañeras.
-¡No vuelvas a llamarme así!¡Todas están locas, nada de lo que dicen tiene sentido! Aún si lo tiene ¿No creen que les diré algo al resto de chicos? Son mis amigos y confían en mi-
Ante sus comentarios las chicas empezaron a reír con volumen bajo solo para retirarse la pelinegra seguida de la castaña, dejando únicamente a la líder de las porristas con el antiguo chico.
-¿Que dirás? Por ahora no eres su amigo Charlie, eres Charlotte, una chica hermosa y desconocida de la que se podrían aprovechar fácilmente, después de todo les diremos que eres nueva y está es tu iniciación para ser aceptada en las porristas, no olvides que las porristas deben servirles a los futbolistas, ¿verdad? también diremos que eres algo dramática pero solo es para darle emoción a su entrenamiento. Honestamente, espero que no sean gentiles contigo-
-¿¡Eh!?¿¡Es imposible!?¡No pueden dejarme aquí!¡Ya suéltenme!-
Finalmente la rubia bajó la falda de Charlotte y guardó el celular para dar media vuelta, ignorando los comentarios desesperados de uno de sus antiguos agresores, para retirarse de los vestidores con algo de curiosidad de cual sería su destino, además de algo aún más importante, y ya que el hechizo era cierto ¿Quién sería su siguiente objetivo?
Créditos a quien correspondan.

jueves, 6 de octubre de 2022

Gran adquisición

-Capitana, ¿Esta segura de que sea buena idea? El punto era castigar a todos los chicos y Hajime ya fue convertido en una chica pero ¿No le parece que lo disfruta? Vea cómo está animando-
La líder del equipo de porristas giro la mirada en dirección del campo de entrenamiento vacío, destacando sin problemas una linda y alegre chica rubia, con el cabello atado, grandes senos y un uniforme de porrista que ya no se usaba; de una pieza y en su mayoría de color azul con una parte blanca en los pechos, calcetas azules y grandes pompones amarillos. 
-¡L-O-V-E! ¡Haruhi! Otra vez ¡L-O-V-E! ¡Victory!-
Ella jugaba, saltaba y hacía toda una rutina de entrenamiento de las porristas, incluso acababa de inventar una porra para animar a su equipo cuando fueran a jugar, donde movía sus brazos de forma que imitara las letras que deletreaba y terminaba con un enorme salto en el cuál sus bragas rosadas se veían al no llevar nada bajo su atuendo y sus pechos se sacudían de arriba abajo por la falta de un sostén adecuado, ninguna chica pudo prestarle uno por no ser de su talla pero eso no pareció importarle a la chica para estar animando.
-Sí, ella en verdad parece feliz así pero es que usamos otro hechizo en él además del que lo convertía en una chica. Hajime nunca nos tocó pero él directamente era muy grosero, nos llamaba de formas horribles todo el tiempo; chicas exhibicionista, futuras prostitutas, cabezas vacías y muchas cosas más que nunca paraban sin importar que hiciéramos. Así que pensamos en un mejor destino para él y además de usar el hechizo de feminización también le pusimos uno de obediencia, ya sabes, para seguir nuestras ordenes-
-¿Órdenes? ¿De qué tipo?-
-Me alegra que preguntes. Ser tonta y distraída al punto que en todas las materias tenga que estudiar un montón para apenas aprobar, usar ropa muy corta y linda para que tenga descuidos donde muestre un poco más de lo debido a todos, también debe ser una porrista impresionante de ahora en adelante y siempre obedecer a sus superiores en el club de porristas, así que todas podemos darle órdenes que no podrá negarse en cumplir, como ahora que la puse a entrenar un par de horas hasta que aprenda todas las coreografías del equipo. Por cierto ¿Salió todo bien con el otro chico? Creo que separarnos fue una mejor idea para hacer esto más rápido-
-Sí y sí, la primera vez muchas nos quedamos viendo nada más pero ahora que también participamos es muy divertido, yo vine para avisar que todo salió bien pero el resto se quedaron jugando con ella antes de venir ¿Quiere que la lleve?-
-No, estoy muy entretenida viendo y cuidando a Haruhi, sin duda ella será una gran adquisición para el equipo ¿No lo crees?-
De nuevo las dos se quedaron viendo a la chica que entrenaba y se divertía como si no hubiera cansancio o vergüenza en su cuerpo aunque por dentro, en su cabeza era todo lo contrario.
El molesto y grosero chico Hajime se sentía atrapado en tantas formas al no tener control pleno sobre su propio cuerpo el cual odiaba como se veía ahora. No sólo eso, odiaba todo en si: su nuevo aspecto, como se comportaba, como hablaba, como aunque muchas cosas las sabe su cuerpo dice que no lo entiende y que mejor fueran de compras, odia usar ropas tan cortas y que al agacharse o saltar todos puedan ver si trasero o entrepierna pero su cuerpo no deja de hacerlo.
Pero sin duda lo que más odiaba era ser una porrista y obedecer al resto, no podía creer que lo volvieron una mujer con un hechizo pero lo que más trabajo le costaba creer es que tras unas palabras su cuerpo actuaba sólo y ahora no era más que la típica chica rubia, tonta y linda de las películas.
Primero se desnudo delante de todas en los camerinos para ponerse unas bragas que le dieron, no había sostén de su copa así que no podían darle uno, lo que terminaría siendo un castigo extra por la vergüenza y dolor de espalda que luego le dejará.
Luego le entregaron su uniforme de entrenamiento que aceptó feliz y dando saltos para ponérselo sin ningún problema sintiendo una enorme emoción al verse con ese atuendo.
Por último le acomodarían su cabello con una diadema y con una trenza en la parte de atrás para no tener problemas al ver por todos sus movimientos o acrobacias que haga en las rutinas de porrista.
Una vez que estuvo bien vestida las chicas le entregaron sus pompones amarillos y la mandaron a entrenar, cosa que hizo y hace con total alegría hasta ahora, después de todo lo ama y es una orden.
Todo lo que Hajime criticaba, se quejaba y odiaba del club de porristas pues ahora lo seria como Haruhi, quien era todo lo que él odiaba y mucho más así que mejor irse acostumbrando a su nueva vida como una porristas porque no había vuelta atrás en su castigo.