jueves, 28 de abril de 2022

No digas nada

Raymundo era un chico que hace un par de semanas salía con una mujer del doble de su edad llamada Verónica, ella solo quería una buena y rápida experiencia con el chico sin embargo no pudo despegarse de él como había pensado, no sólo porque era un poco lindo sino también porque era muy insistente, después de todo Ray si que se había enamorado de la mujer y quería que le correspondiera sus sentimientos ahora.
Pero Verónica no sólo no lo hacía, en su lugar la mujer lo molestaba y se burlaba de la tonta idea de que pudieran estar juntos ya que ella ni lo veía como un hombre sino como un niño mimado que debía aprender su lugar, aunque siendo honestos Verónica estaba mucho más mimada y engrandecida por ella misma. Y es que no era de extrañar, por donde se le viera ella tenía una figura hermosa que resaltaba más con la ropa que siempre vestía, mejor aun si coqueteaba, de esa forma podría seducir a todos pero nunca llegaría a algo serio con ninguno.
Su arrogancia terminaría por salirle muy cara, sufriendo algo que nunca imagino.
Ella estaba en su casa tranquila cuando el chico una vez más la busco para hablar, ella solo lo dejó pasar para que nadie de sus vecinos lo viera y menos que la vieran a ella totalmente enojada gritando al chico que se largará de una buena vez porque nunca sería digno de una mujer como ella y que solo era un renacuajo solitario que nunca tendría una familia o vida romántica.
Raymundo era huérfano y se las arreglaba para vivir, estudiando y trabajando, además de esforzándose para poder estar con Verónica quien al saber todo lo que pasaba el chico, lo usó como una debilidad para poder atacarlo.
El joven de cabello castaño estaba a punto de llorar sin saber que decir cómo respuesta y sin tiempo tampoco ya que al ver como sus ojos se ponían cristalinos, Verónica se empezó a mofar diciendo que le traería un biberón para que el bebé se callara.
Antes de que la mujer pudiera hacer todo lo que decía, una extraña y densa niebla apareció dentro del hogar cubriendo no sólo el cuarto, sino toda la planta completa.
Dentro de la neblina Raymundo sintió cosquilleos para que al disiparse la neblina pudiera verse en un espejo frente a él, o mejor dicho, frente a ella.
Cabello negro, aretes de oro y un buen maquillaje, busto muy grande, con curvas como si fueran con una cinturilla para ensancharse con su trasero, todo cubierto por un mini vestido gris de alta marca para no solo presumir su grandioso cuerpo sino también presumir que tenía el dinero de comprar tacones y vestidos que costaban más de un salario.
-No puedo creerlo, ¿En serio soy yo? Es como si fuera magia, me parezco mucho a Verónica ¿Qué clase de castigo cruel sería hacerme ver como ella después de todo lo que me dijo? ¿Cómo podré solucionar esto?-
Movía un poco su rostro, también los brazos y caminaba para darse cuenta que en serio él se había convertido en Verónica, o sino en Verónica, en una copia exacta de ella.
-Incluso tengo la joyería y manicura que ella tenía cuando llegué-
Los anillos y reloj de oro junto las delicadas manos con largas uñas moradas solo seguían haciendo crecer sus sospechosas pero a eso añadió lo que llevaba bajo la prenda, levantando la parte baja del vestido para ver el fino hilo de una tanga morada para luego levantarse el escote y ver gran parte de sus pechos detenidos por un sostén del mismo color que su otra prenda interior.
-No hay duda, esto usó la vez que nos conocimos, en verdad soy Verónica-
Una confusión de sentimientos se hizo en él, al perder su cuerpo de alguna forma y tener ahora el cuerpo de una mujer odiosa que fingía ser buena persona, no sabia que pensar o como sentirse hasta que una brillante idea le llegó.
-Puede que Verónica fuera un asco de persona pero yo no tengo que ser como ella, si este ahora es mi cuerpo estoy segura de que puedo decidir como es que yo quiero ser-
La idea le fascinó, había perdido varios años de su vida pero a cambio tenía una casa 10 veces más grande que el cuarto que alquilaba, también tenía mucho dinero al igual que la libertad de seguir trabajando o no pues con todo lo que la antigua Verónica ganó bien podía decir que la nueva Verónica tenía su vida resuelta por muchos años.
Sin embargo algo la asustó por completo, al sentir que algo pequeño y suave tocaba una de sus piernas, casi cayendo al sofá por la impresión pero al bajar la mirada pudo ver de que se trataba.
-Es un bebé-
Dijo con asombro al ver como un infante con poco cabello, pañal y mameluco rosa se acercaba a ella para sujetarse a su pierna intentando hablar pero logrando balbucear solamente.
Raymundo, ahora Verónica levantó en sus brazos a la bebé para limpiarle la baba con su mano y con un breve pensamiento dijo.
-Tú eres la verdadera Verónica ¿No es verdad?-
La bebé volvió a "hablar" sin lograr decir ni una palabra, todavía estaba a muchos meses de tener esa capacidad y deducir todo eso hizo que la pelinegra sonreirá.
-Pobrecita bebé, necesita un babero ¿No es verdad? También necesita chupete, cuna y pañales, ¿Será que te gustaría tomar leche de tus antiguos pechos? No creo que puedan lactar así que solo tendrás mamila y papilla ¿Entendido?-
Hablaba lento y de forma juguetona, como si le hablara a una auténtica bebé puesto que ahora lo era o al menos estaba atrapada en el cuerpo de una, al igual que Ray en el cuerpo de Verónica cuyo plan era no perderlo.
La mujer dejó a la bebé en el suelo para acomodarse el vestido, por la emoción casi que olvidaba volver a cubrir su trasero con la prenda pero tras hacerlo, una vez más habló con la menor.
-No digas nada ¿Si? Bueno, no es como que en realidad pudieras hacerlo, al menos no en unos años pero ve la situación ahora yo soy Verónica y tú serás mi hija, a menos claro que quieras te abandone en un orfanato y vivas todo lo que yo viví. Tal vez en verdad eres una bebé ahora y no entiendes nada de lo que digo pero si una pequeña parte de Verónica sigue ahí, le aconsejo que se rinda porque yo tomare su lugar y su vida, aunque yo tendré que ser madre soltera a menos por ahora, todo depende del comportamiento de mi bebita para ver si la cuido o la regalo muy lejos de aquí-
La nueva Verónica ya tenía todo un pequeño plan de vida preparado mientras que la antigua Verónica tendría que someterse a dicho plan. No es como que en realidad fuera horrible vivir en un orfanato pero si quería tener muchas más comodidades, privilegios y saber que era de su antiguo cuerpo, tenía que volverse una buena hija y además de adaptarse a su nueva vida, adaptarse a las reglas que le ponga su nueva madre.

2 comentarios:

  1. Mierda como me encanta este tipo de cosas, hace tiempo en otro blog leí otro de 3 personas, un bebe, un hombre y una mujer, cambiaron decuerpos, la madre del bebe quedo en el cuerpo del bebe, el bebe desaparecio con el cuerpo del hombre y el hombre dandole de lactar a la madre en el cuerpo del bebe, estas cosas son mi debilidad, si pudieras hacer algo así estaría fascinado

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    1. Creo que la historia es del blog de Karina y hay otro blog que subió un par de historias similares más extensas hace tiempo, se llama "Gender bender en español y más" si gusta puede buscarlas que en lo personal me parecen buenas.
      Y de todas formas está historia fue una pequeña prueba, intentaré traer más cosas por el estilo si gustan de ello.

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