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viernes, 23 de mayo de 2025

La bebita favorita

    Papá siempre decía que antes de que yo naciera, mamá era una excelente profesora de guardería, ella amaba su vocación, pero criar a su propia hija fue lo único que la hizo dejar de trabajar hasta la fecha.
    20 años después, mamá recibió una oferta de trabajo en una guardería local, cosa que tras mucho pensar finalmente aceptó, volviendo a esos viejos días de enseñanza para enseñar y cuidar de otros bebés que no son suyos, aunque claro su "bebita" siempre sería su favorita, cada que podía ella me lo decía.
    Pasaron algunas semanas teniendo un buen trabajo, hasta que un día mamá me pidió ir por ella al trabajo, todo normal; llegué a la enorme guardería y en la sala de espera me puse a jugar con el celular, esperando a que el turno de mamá terminará para ir a casa junto con ella.
    Cuando mamá al fin se acercó yo estaba por levantarme para irnos, pero en su lugar, ella me preguntó si quería entrar un rato a la guardería, un par de horas más hasta que acabará su turno debido a unas horas extras imprevistas.
    Su propuesta fue muy extraña, ya estaba dentro de la guardería y se lo hice saber con una broma, pero tras decir eso, resultó que ella se refería a formar parte de la guardería durante lo que restaba de su turno.
    Dije que sí pensando en que mamá quería ayuda mía para cuidar de los niños o algo por el estilo, encontrándome con una realidad bastante diferente, puesto que yo sería otra de las niñas que mamá cuidaría por el resto del día.
    Antes de que pudiera reaccionar, mamá me desnudo, me puso pañal y me cambió antes de soltarme en un corralito donde muchos niños y niñas se me quedaban observando, al ser "la bebé más grande" y por mucha diferencia.
    No estaba nada conforme con esto y cuando me acerqué a mamá para gritar y reclamar, ella me puso en su regazo, me quito el pañal y me azotó con fuerzas hasta que me disculpara y empezará a llorar justo como cuando era una cría, obteniendo el mismo resultado tal como cuando yo era una niña pequeña.
    Una vez me castigó, ella me volvió a poner el pañal y me dijo que me divirtiera en la guardería, porque desde ese momento yo volvería a ser su bebita por al menos un par de horas al día.
    Al día siguiente ocurrió lo mismo y apenas fui por ella a la guardería, ella me tomó en brazos, me cambió y me metió al cuarto para jugar con los niños y niñas de ahí hasta que terminará su turno y volver a "la normalidad", si es que se puede llamar normal a algo de eso.
    Los primeros días eran los más horribles, era agotador para mi tener que actuar y jugar con los bebés, a quienes grité o hice llorar más de una ocasión, provocando que mamá me castigará y me mandara al rincón para reflexionar después de hacerme llorar a base de nalgadas.
    El peor castigo me lo gané cuando una niña odiosa ensucio su pañal y yo me burlé de ella hasta hacerla llorar, mamá al darse cuenta de lo que había hecho, decidió quitarme los derechos de "niña grande" y no podía pedir permiso para ir al baño. Si ya era humillante tener que decirle a mamá que quería ir al baño para que ella me llevara a un baño de entrenamiento, ahora ella me ignoraba y me impedía usar esos baños hasta que finalmente usará mi pañal como cualquier otro bebé, la primera vez que ocurrió fue el mismo día que moleste a esa niña y ahora los papeles se invertían, conmigo llorando de forma desconsolada mientras ella se reía de mí pero sin tener castigo.
    Los días y semanas pasaron y realmente no se cuando fue que deje de luchar, antes de darme cuenta ya gateaba en vez de caminar, balbuceaba al tratar de hablar, jugar con las muñecas o que era una princesa se volvió normal, tomar la siesta, llorar cuando quería algo y dejar que mamá cuidará plenamente de mi al igual que me cambiará.
    En verdad, no se cuando comenzó todo pero lo disfruto demasiado, no quiero que se detenga, quiero ser la bebita de mami por siempre, y cuando me di cuenta de ese pensamiento, no pude sentir más que una enorme alegría de querer ser su bebita todo el tiempo.
    Este día en cuanto llegue mami me desnudo y me puso mi atuendo favorito, uno rosado con liguero y calcetas largas, unos guantes y una blusa donde mi chupete está unido a una cinta, también me puso un lindo collar y peinó mi cabello en una cola de caballo, me encanta como me veo y así me siento perfectamente cómoda y feliz.
    Le pedí especialmente este atuendo pues fue el primero que me colocó, el primer día casi que me desnudaba frente a los niños con tal de no verme tan ridícula y ahora ese mismo atuendo se volvió mi favorito.
    Pero quiero ir más lejos, quiero llevar todo más lejos y este día antes de que mamá me cambié para ir a la casa, le voy a pedir que siga cuidando de mi como si fuera su bebita todo el tiempo, estando dentro o fuera de la guardería, yo quiero ser feliz y quedarme de esta forma.
    Lloraré todo lo necesario y seré una niña buena para poder cumplir con mi capricho y seguir siendo en todo momento su bebita favorita. Ese se ha convertido en mi mayor anhelo y juro que lo voy a conseguir.
Créditos en la imagen.

miércoles, 21 de mayo de 2025

Buenos amigos

    El sol estaba ardiente, casi tanto como la arena, y sin importar que me puse bajo la sombrilla y sobre una toalla seca, mi cuerpo comenzó a sudar en cuestión de segundos. Lo normal estando en una playa diría yo. Sin embargo, todo me seguía resultado un poco vergonzoso, creo que eso no cambiará nunca a pesar del tiempo, y poco o nada podré hacer al respecto, en especial cuando pude darme cuenta que todos los amigos del grupo ya se habían quitado la ropa que tenían encima para presumir de sus trajes de baño y meterse a nadar en el mar. Por mi parte, yo me quedaba tímidamente bajo la sombrilla, ocultando mi cuerpo del calor y de los rayos del sol.... al igual que de la vista tanto de amigos como de conocidos.
    Por desgracia para mi, quedarme escondida en las sombras no sería tan sencillo, y lo entendí cuando me di cuenta que no me encontraba tan sola como esperaba.
-¿Tú que haces aquí? Deberías irte a nadar con el resto, yo cuidaré las cosas-
    Esas palabras fueron mi excusa perfecta que use con todos, incluso contigo, quien a diferencia de los demás, le restaste importancia a mis palabras para quedarte a mi lado cuando todos los demás ya se habían marchado.
    Tú estabas a mi lado, a pesar de que todos se habían marchado a algún lado de la playa, tú te quedaste a mi lado. Eso me hizo un poco feliz, pero a la vez me hizo sentirme raro por un momento, podríamos parecer una pareja de novios que salieron de vacaciones juntos y yo moriría de la vergüenza si alguien en la playa nos señalaba y pensaba de esa manera al vernos tan cerca.
    Tan perdida estaba en mis pensamientos que olvidé por completo que estaba tratando de esconder mi cuerpo con mi sudadera, misma que ya no pude soportar más por el intenso calor del lugar. Por un momento me arrepentí de lo que hice, precisamente cuando vi la sudadera sobre la arena, y aunque pensé que podría volver a ponérmela para seguir cubriendo mi ser, ya era demasiado tarde, mi cuerpo había quedado expuesto, y a juzgar por tu mirada sobre mí, ya habías visto más de lo que me gustaría admitir.
El bikini era simple pero para mí era muy llamativo; la parte superior era pequeña y aunque tapaba mis pequeños pechos me sentía desnuda, no estaba acostumbrado a tener dos bultos que sobresalen al bajar la mirada, y de corazón esperaba no tener que acostumbrarme a dicha sensación; la parte inferior del traje de baño no es como que mejorará mi sensación de pánico, nervios y vergüenza, tenía un bikini azul que dejaba una parte de mi trasero expuesta, sin mencionar que todas mis piernas estaban a la vista de todas las personas en la playa; por último, sentía mi largo cabello oscuro caer hasta mi espalda, nunca antes había tenido el cabello tan largo ni decorado con flores pero ahora lo tenía como cualquier otra chica en la playa; lo cual me hacía sentir y creer que yo no era más un hombre, era una mujer más, usando un traje de baño que cualquier otra chica usaría para este lugar,
    La brisa por todo mi cuerpo, el calor ardiendo en mi delgada piel, el bikini apretando cada parte oculta de mi ser, ¿Todo esto viven las chicas en un día como estos? Yo apenas llevo 5 minutos y ya quiero irme a casa, por lo que suspiré con ese pensamiento hasta que algo llamó mi atención, tu mirada.
-¿Ah? ¿Sigues aquí? ¿Qué tanto me estas mirando?-
    Pregunté viéndote de reojo y sin tener una respuesta a cambio, lo que me hizo sonrojar mucho más que antes y decir.
-¿M-me estabas viendo el trasero? Lo sabía, fue un error haber venido y haberme puesto esto, el bikini me queda muy ajustado ¿No es verdad? Les dije a todos que no debí haber venido a la playa como una chica, es muy vergonzoso, pero en vez de apoyarme cuando de repente me volví una chica en el auto, tú te quedaste callado mientras las chicas me convencían de usar esto-
    Señale por un momento mi cuerpo para resaltar el hecho de que las chicas del grupo me prestaron algunos de sus bikinis para poder venir a la playa, pero tan pronto como recordé que justo ahora, esos gestos que hice servían para resaltar aún más mi cuerpo femenino, me arrepentí de hacerlo y te volví a dar la espalda.
-¿D-de que estás hablando? ¿A qué te refieres?-
    Pregunté cuando finalmente pude oír tu tímida voz que en esos momentos realmente me conmovía y ayudaba, puesto que no pude estar preparado para tus palabras.
    Te disculpaste como nunca antes, tú eres quien más quería el viaje y por eso seguiste adelante en lugar de volver para ayudarme, y cuando te arrepentiste ya era demasiado tarde y el resto de nuestros amigos no querían dar marcha atrás. No obstante de no poder regresar a casa, y sin importar que tú eras el más emocionado por este viaje para conocer el mar y la playa, justo ahora no te interesaba nada de eso, diciendo que preferías hacerme compañía para cuidar del equipaje mientras el resto se divertía.
    No creo que fuera para tanto, no quiero que pienses que eres un mal amigo, pero al disculparte mencionaste mucho esas palabras y que lo menos que podías hacer ahora para compensarlo, era cuidarme de que no me sucediera nada malo. La verdad no había pensado lo que tú me decías, no quería imaginar que alguna otra cosa me pudiera suceder, después de todo convertirme en mujer ya era mucho cambio para mi, así que si me sucede o no otra cosa, querías estar a mi lado.
    Supongo que todo eso se escuchaba muy bien y me hacían sentir algo mejor, pero como siempre, tenías que arruinarlo de alguna manera, y mencionar la idea de que algún chico lindo podría intentar coquetear conmigo solo me hizo sentir mucho peor y aún más avergonzada que nunca. Además, no hacía falta mencionar que con el traje de baño me veo mucho mejor y que así llamaría aún más la atención, todos esos detalles los pudiste omitir... aunque de cierta manera, también lo agradezco.
-Dios mío. De verdad te puedes poner muy sentimental cuando te lo propones ¿No es verdad?-
    Trate de decir sin que mi voz estuviera temblorosa por los nervios o vergüenza del momento para seguir hablando.
-Si tanto te preocupas, ¿Por qué no me ayudas a ponerme bronceador en la espalda? ¡No pongas esa expresión que harás que me arrepienta! Yo también tengo un montón de vergüenza...Solo pensé que sería un desperdicio venir a la playa para ocultarnos como vampiros del sol.... y si tanto te preocupa y dices querer ser un buen amigo... solo hazme este pequeño favor y ponme un poco de bronceador en la espalda por favor...cuando lo absorba podemos ir a nadar con el resto aunque sea un momento....-
    En cuanto dije eso la preocupación para ti se hizo más notoria, por lo que decidí interrumpir tus palabras para hablar.
-Yo tampoco quiero ser un mal amigo y arruinarte el día. Solo que como podrás imaginar, no esperaba pasar las vacaciones como una chica. Tendré cuidado y en lo posible actuare como una para no molestar a los demás o causar problemas, solo cuídame como dijiste ¿Vale?-
    Parecías un poco confundido por mis palabras, lo cual me hizo sonrojar y suspirar a partes iguales antes de explicar.
-¿Es que eres tonto o lo haces con intención? ¿No dijiste que ibas a cuidarme? Pues lo harás, la única diferencia es que en lugar de cuidarme bajo la sombrilla, cuidarás de mi mientras nos divertimos en la playa, ¿Lo entiendes ahora? De ser así, ya date prisa, ponme algo de bronceador y vayamos a nadar-
    Con una sonrisa tan honesta como nerviosa, me acosté en la toalla esperando que me ayudaras, cosa que en verdad sucedió. Fue un poco frío sentir el bloqueador, y tus ahora enormes manos a lado de mi pequeño cuerpo se sentían muy calientes, pero lo soporté sin decir nada ni moverme de mi posición para no hacer todo esto aún más vergonzoso para los dos, pensando que si tanto veías mi cuerpo, lo menos que podía y quería darte era un pequeño agradecimiento por todas las molestias que causare por este cuerpo durante nuestras vacaciones.
-Muchas gracias, amigo. En cuanto esté lista saldremos, ¿Vale? Por ahora disfruta de la vista-
    Comente poniéndome en cuclillas y dándote la espalda al mirar al mar, si querías seguirme viendo o no era tu decisión, algo que no me molestaría por esta ocasión ya que no sería mucho tiempo, apenas serían unos segundos previos a que me levantará y corriera al océano para divertirme contigo y el resto de nuestros amigos en nuestro tan esperado viaje a la playa.
Créditos a quien correspondan.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Pelea de hermanos

-¡Oye! ¿¡Qué demonios te crees haciendo eso!? ¡Suéltala, pervertido asqueroso! ¡Te repudio!-
-Cálmate, hermanita, no es para que te pongas así-
-¿De verdad vas a seguir con eso? Eres un enfermo-
-¿Lo dices por tu castigo o porque estoy viendo tus bragas azules con rayas bajo las pantimedias? Debo decir que dan un toque nuevo y tu trasero se ve de maravilla-
    Una cara de molestia y vergüenza se notó de inmediato en su rostro cuando mi falsa hermanita me volvió a ver, intentando no dejar de poner toda su atención en la pantalla con el videojuego que estaba utilizando.
    Hace unos días comenzó una guerra de bromas en la familia entre mi hermano menor Joshua de 17 años y yo, Leonel de 19 años.
    No recuerdo muy bien como o porque empezamos, creo que mi hermano me arrojó un huevo al rostro, luego yo le lance una cubeta de agua con hielos mientras dormía, de alguna forma se las arregló para atarme de cabeza mientras yo dormía, después cobre venganza al dejarlo fuera de casa un día y un largo sin fin de bromas que cada vez eran más pesadas para superar a la anterior extendiéndose por semanas.
    Cuando finalmente estábamos en los límites físicos y mentales, yo lance mi última broma con la que "gané" de cierta forma, porque lo que le hice a mi hermano menor era casi imposible de superar. En mi desesperación de tener una broma mejor que la suya, compré un frasco mágico en una tienda muy rara que decía ser capaz de dar otro aspecto a quien fuera por los próximos días, perdiendo gradualmente el efecto sin forma de poder evitarlo o contrarrestarlo. De verdad creí que la chica que me lo vendió se refería a un aspecto ridículo que dejaría manchas difíciles de quitar o algo por el estilo, por lo que sin pedir más detalles, compré el frasco y apenas llegar a casa lo lancé a la habitación de mi hermano menor con él dentro de su recamara.
    Antes de que él pudiera reclamar o vengarse, cerré la puerta e ignore sus intentos de salir, al menos hasta que vi como una extensa neblina morada se deslizaba por debajo de su puerta. Cuando abrí la puerta, ya era demasiado tarde, y vi como mi hermano quedaba envuelto en aquella densa neblina hasta cubrirlo por completo, y así, tal como dijo la chica, darle un aspecto completamente irreconocible a mi hermano menor.
    Cuando el humo se dispersó de la habitación mi hermano menor ya no estaba frente a mi, en su lugar había una dulce y pequeña niña vistiendo uniforme escolar, con el cabello atado en una cola de caballo, con un cuerpo muy desarrollado y una expresión que combinaba el miedo y angustia al verse transformado por completo como por arte de magia.
    La cosa que le lancé lo convirtió en una chica y nadie más que nosotros dos es capaz de recordarlo por alguna razón seguramente por la magia que se utilizó sobre él y que supuestamente en algún momento tiene que desaparecer para que mi hermano vuelva a la normalidad.
    El punto es que han pasado 3 días desde entonces y nadie sospecha nada, todo sigue igual con excepción del sexo de mi hermano quien no sólo se rindió en la guerra de bromas sino que también ha tenido que adaptarse a esta temporal vida como chica, y aunque lo hace muy bien frente a nuestros padres o cualquier otra persona, la mayoría del tiempo es un idiota conmigo, por lo que siempre es bueno darle una sorpresa como ahora para romper su calma y quietud y que así sus insultos o amenazas tengan una razón de ser.
-¡Cállate! De verdad eres molesto cuando haces eso, todavía que tengo que usar faldas y la ropa interior que apareció en mi cuarto, no dejas de estar fastidiando todo el rato. La guerra de bromas terminó hace días así que suelta mi falda o me las vas a pagar-
-Jajajaja suenas como toda una hermanita menor molesta, pero tranquila no quiero que llores y-
    Una patada justo en la entrepierna me borró la sonrisa y me hizo soltar su falda en un instante, volviendo a cubrir sus bragas y trasero de mi vista, al tiempo que ella se levantaba y se iba de mi habitación, dejándome con los ojos llorosos tratando de soportar el dolor que su venganza me había provocado.
-Que ahora sea una niña no significa que no me pueda defender-
    Dijo aún con ese tono molesto que se volvió mucho peor al convertirse en una chica, tratando de ocultar una sonrisa de satisfacción mientras salía de la habitación jugando con la consola y dejándome tendido por un buen rato, sintiéndome derrotado puesto que aún si intento hacer lo mismo, justo ahora no tendría el mismo efecto sobre ella, por lo que para vengarme como es debido tendré que esperar a que vuelva su cuerpo a la normalidad.
    Por desgracia hasta que eso suceda, y que mi hermano vuelva a ser un chico y no una niña, no tengo más opción que recobrar el aliento y guardar este ataque para cuando podamos retomar nuestra pelea de hermanos.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 12 de mayo de 2025

Mi vida como... Kassy

-Ahí estás. Supongo que ya es un hecho ¿No? Aceptaste que este es tu cuerpo, Kassy-
    Me dijo mi mejor amiga Catalina al verme después de las clases, sonriendo y dando por hecho una situación, que para ser honesto, era complicado refutar.
    Hace varios días desperté con este lindo cuerpo de chica que no pedí y con el cual no quería estar, empeorando la situación aún más cuando mi amiga y compañera de piso Catalina me descubrió con mi nuevo aspecto.
    Ella al principio no me creyó cuando le dije que yo era su amigo Kassius, pero entre más hablábamos se hacía más evidente para ella que yo decía la verdad, por lo que en su buena voluntad, mi amiga trataría de ayudarme a resolver el problema en el que termine metido.
    Catalina me manoseo un poco de abajo hacia arriba mientras yo me retorcía por la sensación que mi nuevo y sensible cuerpo tenía. Pensé que lo hacía con algún propósito que más tarde descubrí era solamente su curiosidad y diversión ante mi nuevo cuerpo. Una vez que se divirtió y su curiosidad estaba satisfecha, Catalina salió de mi cuarto para ir al suyo y entregarme un montón de ropa suya: faldas, blusas, calcetas, incluso zapatos y tacones pero lo que más me sorprendió fue cuando me dejó algo de su propia lencería.
    Obviamente reclamé con vergüenza sobre qué tipo de ayuda me estaba dando mi amiga pero me explicó que lo menos que podía hacer era darme algo de su ropa para que mi nuevo cuerpo no lo resintiera y estuviera cómodo.
    El primer día fue toda una batalla porque básicamente, a pesar de mi negación, Catarina me sometió, me desnudo, me puso unas bragas y con trabajos el sostén para luego ponerme una de sus cortas faldas y una blusa, incluso me sentó y me sujeto del rostro para peinarme y maquillarme un poco. Le costó mucho trabajo hacerme ese dichoso cambio de imagen, el cual cuando terminó no pude evitar verme y sentirme como toda una muñeca de porcelana frente al espejo, oyendo de fondo como Catarina me nombraba Kassandra y me advertía que no me quitara la ropa o el maquillaje, cosas que acepte por el asombroso esfuerzo que ella puso para hacerme ver aún más como una mujer.
    Después del primer día por mucho que buscábamos en libros o Internet no había una solución sobre lo que me había sucedido, ni siquiera teníamos una pista o alguna idea para que yo pudiera volver a la normalidad, lo que me desanimo y me hizo tomar la decisión de no salir del departamento por un tiempo.
    Catalina no estaba conforme con esa actitud pero la respeto, cuidando mis espaldas en la escuela y soportando mi actitud pesimista todo el tiempo.
-Cuando te dejes de quejar podrás darle una oportunidad a esta vida, segura que no puede ser tan mala-
    Ella me decía una y otra vez cuando hablaba conmigo y la conversación no llegaba a nada, aunque al final creo que sí tenía razón, estar encerrado tanto tiempo no era sano y puede que fuera el momento de hacer un cambio así que en cuanto mi amiga se fue a la escuela entre rápido a su habitación para tomarle su repuesto del uniforme escolar, me quedaba un poco apretado la parte de arriba pero no es nada que no pudiera soportar. Tras vestirme me puse algo de maquillaje y me peine con dos coletas bajas en mi largo cabello castaño, algunas cosas me las enseñó Catalina, pero debo decir que ella es mucho más atrevida y a diferencia de ella, yo opte por un estilo más femenino y formal, la típica niña linda muy educada o formal vendría siendo mi arquetipo para este cuerpo. O al menos esa era mi intención al vestirme lo mejor que pude con el uniforme de Catalina.
    Una vez cómoda y perfectamente arreglada, salí del departamento a la escuela, valorando casi todo de lo que me había perdido en el encierro.
    Los árboles son lindos y dan sombras por la calle, el sol apenas sale por lo que no es agobiante y el escándalo de los autos en la avenida me hacía permanecer atenta mientras me acercaba a la escuela pasando casi desapercibida pues pude oír tanto cumplidos de chicos como de chicas preguntando quién era ese hermosa chica que no habían visto en la escuela. Sin darme cuenta, esas palabras le daban más confianza a mi yo de mujer y me dieron el valor necesario para abrir la puerta de la clase y ver de nuevo a todo lo salón que sin contar a mi amiga, nadie me reconocía.
    Hablé con la profesora y le dije que estaba de intercambio por un tiempo pidiéndole que me recibiera en su aula, elogiándola tanto como podía de manera sutil, logrando así mi objetivo y siendo inscrita en la clase como Kasandra.
    En toda la clase di una buena presentación, había estudiado bastante por mi cuenta así que no tuve problemas en ponerme al corriente con lo que me decían. No fue hasta que terminó la clase mientras alzaba mis cosas que Catalina se acercó, sentándose en mi escritorio frente a mí haciéndome desviar la mirada cuando vi sus bragas azules por la manera indiscreta en la que ella se sentó.
-No seas tan atrevida, Caty. No me gustaría que los chicos te vean mostrando tus pantys a las personas-
-No te preocupes, no hay nadie cerca, ¿O si? Además, ahora eres una chica y llevas algo similar ¿Verdad?-
    Sin darme tiempo de contestar a sus burlonas palabras, ella alzó mi falda hasta mis pechos para poder ver las braguitas rosas de encaje que me había obsequiado.
-Oh, que lindas, son rosas y puras tal como tú has actuado-
-Suenas como una pervertida.... y no me gusta tener la falda tan arriba... ya viste que uso, así que ¿Podrías soltar mi falda?-
    Pedí con rubor en la cara por la vergüenza de que me hiciera eso en público, por fortuna no había nadie más que nosotros, pero moriría de vergüenza si alguien más las veía.
-Es una broma, y más importante, ahora que te has animado a salir y ser Kassandra, ¿No quieres tener tu propia ropa? No tengo problemas en que uses la mía pero mi sostén te aprieta, la chaqueta parece que la cerraste a la fuerza y destacan mucho tus senos, además supongo que también hay cosas que te gustaría probar así que ¿Porqué no vamos de compras?-
-¿Tan obvio es que me aprieta un poco la ropa? Es algo penoso admitirlo, pero sí, de camino aquí vi muchas tiendas de ropa y seria lindo tener algo mío en realidad. Si ahora este es mi cuerpo, quizás podría vestirlo con lo que me sienta cómoda o llame mi atención-
-Entonces está decidido Kassy, es hora que vayamos de compras, había ahorrado un dinero para esta oportunidad así que no dudes en pedirme lo que quieras, te ayudaré con las tallas y a elegir lo que más te guste-
-¿De verdad? Pero si tú pagas la ropa deja que te invite algo de comer, hace mucho no como fuera y será lindo estar contigo para esto-
-Entonces tenemos que darnos prisa, amiga. Hay mucho que hacer, así que andando-
    Con muchos ánimos Catarina dio un salto para ponerse de pie y salir del aula, siendo un foco de atención por su uniforme desarreglado y aspecto llamativo, el cual contrastaba aún más con el mío.
    Detrás de ella salí yo, con una tímida sonrisa después de asegurarme que mi uniforme estuviera en impecables condiciones, dándome cuenta que yo también llamaba la atención. Supongo muchas personas me veían por estar cerca de mi amiga, aunque en el fondo sentía un poco de emoción al pensar que yo también era tan linda y llamativa como mi amiga, aún si era de una manera distinta. Podría decirse que cada una es linda a su manera, y que juntas destacamos todavía, y a pesar de ser un pensamiento vergonzoso y arrogante de mi parte, también lo encuentro algo emocionante, ¿Será que así es como se siente una chica o solo son imaginaciones mías? Sea cual sea la respuesta, creo que la averiguaré por mi propia cuenta, al comenzar mi nueva vida como Kassy en compañía de su querida amiga Catalina.
Créditos a quien correspondan.

sábado, 10 de mayo de 2025

De vacaciones con mi padre

    Mis padres habían llegado muy emocionados hace unas noches a la casa, me contaron que en un concurso se ganaron un pase doble para irse de viaje a una playa de ensueño y que me dejarían solo el próximo fin de semana para irse al viaje mientras yo podía hacer lo que quisiera en casa.
    Que ellos salieran de vacaciones sin mi no me hubiera molesta en otras circunstancias, pero me moría por ir a la playa desde hace unos años y que por alguna u otra razón no lograba poder cumplir mi deseo, así que les pedí que me llevarán con ellos, que no hacía falta pasar las vacaciones juntos pero que me incluyeran en el viaje, algo a lo que ambos se negaron rotundamente, y que debo reconocer su rechazó me enfureció bastante.
    Pero ante su negativa, yo ya tenía un plan, iba a hacer un viaje astral para poseer a mi padre y estar en su cuerpo uno o dos días en la playa y luego volver a mi cuerpo para así no levantar tantas sospechas sobre lo que había pasado. Era un plan genial, así yo disfrutaba de la playa con ellos y luego les daba su espacio por las noches para que la pasarán a gusto como seguramente querían, puesto que con el cuerpo de mi madre y el poco tiempo a solas que ellos tienen, no tengo dudas de que mi madre y especialmente mi padre estén ansiosos por un momento único.
    Sin embargo algo salió mal y justo cuando mi espíritu iba a entrar en el cuerpo de mi padre antes de subir al auto, mi madre se interpuso en el camino, obligándome a entrar en ella y sin forma de salir de su voluptuoso cuerpo ya que los preparativos tardaban al menos una hora en hacerse para poder realizar el viaje astral.
    Intenté regresar a casa un momento, bajar del auto con el pretexto de que me había olvidado de algo, pero mi padre nunca dejó de hablar, no me dejó bajar e incluso intentó acariciarme en varias ocasiones pero le decía que pusiera atención al volante para que no insistiera en hacerme algo que me hiciera sentir raro, después de todo el cuerpo de mi madre era diferente al mío, sobre todo al lado de mi padre.
    Tan pronto como llegamos al hotel dijo que iríamos a nadar tal como lo habíamos acordado, o mejor dicho él y mi madre lo acordaron, así que me tocaba usar su bañador y nadar con mi padre para que no sospechará que había algo extraño "en su esposa".
    Tratándose de mi madre, esperaba un traje de baño de una pieza o quizás un bikini con pareo como lo que ha usado mi madre en otras ocasiones, pero ver los hilos rojos que tenía que ponerme como traje de baño me dejó sin palabras. Se trataba de algo que nunca pensé de mi madre y que tan solo de verlo me hubiera hecho no querer ir al viaje sin dudarlo por la vergüenza de ver a mamá andando de esa manera. No obstante, ya estaba aquí atrapado y sería peor no usarlo.
   Los hilos eran incómodos, estaba seguro que en cuanto me lo quitará dejarían la marca de donde habían estado en mi piel y las partes de tela que deberían cubrir mis pechos apenas y podía tapar el pezón, sentía que en cualquier momento podía romperse en pedacitos aún más pequeños esta cosa, pero aún así salí para ir con mi padre a la piscina.
-Hola, amor. Vaya vista, te pusiste algo genial para mi-
-¿Te gusta?-
-Sí...no solo eso, me excita-
    No pude evitar ponerme rojo y temblar con esa declaración y la  mirada lasciva de mi padre, quien me estaba viendo de una manera que un padre no debería de mirar a su hijo, por desgracia, yo mismo sé que él no está mirando a su hijo, está mirando con un deseo carnal y pasional a su amada esposa en un atuendo cuando menos revelador.
-A-ah...g-gracias, querido-
-¿Que pasa, amor? No deberías estar temblando tanto-
-Yo....perdón, estoy algo ansiosa...creo que me equivoque de traje-
-¡Tonterías! Te ves perfecta y tú misma lo elegiste en la semana, que se vean tan ajustado es lo mejor ¿No es así? Ya muero de ganar por quitártelo-
-¡No! Quiero decir, yo también pero no ahora ¿Que tal si nadamos un rato?-
-Buena idea, entre más lejos vayamos menos gente nos verá, vienes muy atrevida ¿Eh?-
    Mi rostro se puso peor, no veía por donde salir de esta ya que mi padre no daba ninguna oportunidad de retroceder.
-No, tontito. Solo quiero nadar y ser cuidada por mi esposo pero en la noche...-
    Intente sonreír de forma pícara a pesar de la profunda humillación que sentía, logrando que mi padre hiciera lo mismo y aceptará lo que decía como una propuesta y motivación para cuando llegará la noche, por lo que de momento me había salvado, pero no sabía que hacer por tanto tiempo, todo el día estar así sería un martirio, y ya ni hablar de todas las vacaciones.
    En primera yo era un foco andante de atención con este traje que se me pegaba y apretaba por donde sea, apretaba las pocas partes de mi cuerpo que cubría y sentía que en cualquier momento lo podía reventar para quedar desnuda a los ojos de todos; hombres y mujeres que por alguna razón deseaba que me vieran. También estaba el hecho de que mi padre no parecía estar dispuesto a dejarme entonces debía tener cuidado con sus manos u otra parte porque este cuerpo no lo resistiría. Por último y peor, tenía que arreglármelas en la noche para hacer el viaje astral cuando él durmiera pero a este paso la única forma de que se vaya a dormir es después de haber cogido con mi mamá y por ende conmigo, de entre todo era la experiencia que más buscaba evitar así que tenía todo el día en la playa para pensar en algo y escapar de mi aparente destino en estas vacaciones.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 9 de mayo de 2025

Niña de la guardería

    No puedo creer que papá en verdad me haya hecho esto, siempre decía que era una malcriada y que me llevaría a una guardería para que se hicieran cargo de mi y tenerme supervisada hasta que fuera una niña buena, pero fueron tantas sus amenazas con eso que con el tiempo deje de temerle para seguir actuando como siempre y hasta burlarme de él o provocarlo cuando soltaba esas palabras vacías. Las cuales hasta está mañana no eran más que palabras vacías, por primera vez y para mi sorpresa, está ocasión tendrían un autentico valor.
    Yo estaba organizando una fiesta grandiosa para cuando papá se fuera de viaje de negocios y me dejara la casa sola; las invitaciones fueron enviadas y la bebida estaba lista, solo faltaba que llegará la hora acordada, pero de alguna forma papá descubrió mis planes, haciéndomelo saber en unas circunstancias para las que no estaba preparada y mucho menos me podría defender.
    Un par de horas antes de que comenzará la fiesta, papá me pidió acompañarlo al supermercado para comprar algunas cosas que le hacían falta, y como me prometió que me compraría algo a cambio de ir con él, yo acepte pensando que podría tener algunas bebidas extras o botanas para la fiesta. Sin embargo, muy grande fue mi sorpresa cuando papá no se detuvo en el supermercado, él siguió conduciendo, avanzando con el auto por la carretera durante más de una hora. Eso me parecía algo sospechoso, pero papá decía que quería pasar más tiempo conmigo antes de irse a su viaje y que lo que él necesitaba estaba en otra tienda, por lo que de mala gana terminé aceptando eso como la verdad para seguir con el viaje en carretera con papá.
    Después de un viaje enorme en el que casi me quedo dormida, finalmente llegamos al sitio que buscaba papá. Él estacionó frente a un edificio enorme y muy colorido, con una temática infantil que lo hacía parecer un salón de fiestas o algún lugar de juegos para niños. Al ver ese sitio tan ridículo, yo estaba por burlarme de él y preguntar que hacíamos en este lugar, a lo que papá se me adelantó y me dejó sin palabras cuando dijo "¿De verdad creíste que no sabía nada de tu fiesta?". 
    Esa pregunta me tomó por sorpresa, no pude evitar preocuparme y sentirme nerviosa, tratando de inventar una excusa que a papá no le convencía, y que antes de dejarme escapar, ya me estaba sujetando por la muñeca para arrastrarme dentro de ese peculiar edificio donde tendría mi castigo.
    Al entrar al lugar la decoración infantil era todavía más notoria, había muchos colores, juguetes, accesorios y muchas habitaciones de donde salían risas, además de algunos letreros enormes que anunciaban este sitio como una guardería para todas las edades y para todos los gustos y necesidades.
    Este edificio que hasta hace poco no conocía era una guardería, misma en la que yo estaría durante todo el mes que papá se fuera de vacaciones. Mi castigo sería ese, quedarme como una bebé al cuidado de las señoritas en la guardería mientras papá realizaba su viaje de negocios, prometiendo venir por mi cuando termine su trabajo, y deseando que su "pequeña" muestre una mejor conducta.
    Ante esa infame declaración y el humillante plan que papá tenía preparado para mi, yo no tuve mejor reacción que negarme con todas mis fuerzas, diciendo que no quería quedarme en ese sitio, que no era una niña pequeña, que no me había metido en problemas y cientos de cosas más en las que casi terminó lanzándome al suelo con tal de no quedarme en este sitio. Sí, muy tarde pensé y me di cuenta que eso había sido una rabieta total, misma que selló mi destino, puesto que al ver lo que hacía papá suspiró, pagó, y se aseguró de que no me quitarán el ojo de encima durante toda mi estadía.
    Antes de irse a trabajar, papá ayudó a mis nuevas niñeras a quitarme todas mis pertenencias de "niña grande" dejándome sin las llaves de casa, sin dinero, sin ropa y sin celular, por lo que no podía irme de este sitio fácilmente, e incluso si lo intentaba, no tendría como volver a casa más allá de ir andando durante horas usando nada más que mi nueva ropita de bebé, algo humillante por decirlo menos.
    En cuanto lograron quitarme todas mis cosas a pesar del forcejeo, las niñeras guardaron toda mi ropa a la moda para vestirme con enorme y abultado pañal blanco, un ajustado mameluco de color rojo y atando mi cabello en una coleta. Odiaba admitirlo pero me veía como una niña pequeña y definitivamente odiaba verme de esa manera, por lo que quise quitarme ese atuendo lo antes posible. Por desgracia, escuché la cámara y vi el flash de la misma, para luego mirar que papá me estaba sacando varias fotografías con mi nuevo atuendo.
    Papá fue muy claro con que pasaría si era grosera con las niñeras o si intentaba escapar, prometiendo que en el momento en que él reciba malas noticias sobre mi conducta, difundirá las fotografías por toda mi escuela, para qu todo el mundo sepa que cancele mi fiesta para ser una buena niña e irme a la guardería mientras papi no estaba en casa. Por si eso fuera poco, también dijo que la guardería podía recibir visitas, así que mis amigos podrían venir a visitarme si no era una buena niña con las señoritas que me cuidarían.
    Con tantas cosas en mi contra, no tuve de otra más que suplicar por piedad a mi padre, pidiendo que no difunda esas fotografías ni que le dijera a mis amigos donde yo estaba, prometiendo le una y otra vez que sería una niña buena mientras estuviera en la guardería.
    Humillándome ante papá para que su castigo no fuera tan severo, él me dedicó una pequeña sonrisa, besó mi frente y acarició mi cabello tal como cuando yo era una niña, lo cual no hizo más que hacerme sentir más pequeña y humillada por como me trataba. Lo único bueno, es que aceptó no decir nada por ahora, recordándome que si doy problemas a las niñeras, él me castigará con lo prometido.
    Han pasado 3 días desde entonces, papá se despidió de mi y prometió regresar en un mes, dejándome al cuidado de las niñeras que no han hecho otra cosa más que tratarme como una cría todo el tiempo, por lo que no tengo cosas que hacer más allá de jugar, comer y dormir.
    Llevo tres días comiendo papilla con ayuda de las niñeras que me alimentan, además de que no paró de beber leche para que después ellas me hagan eructar, también tengo que dormir en una cuna de la que ni siquiera puedo salir por mi cuenta, teniendo que gritar a mis niñeras cuando despierto de la siesta para que me dejen salir. Entre todas esas cosas degradante, mi único "entretenimiento" es ver caricaturas educativas para aprender los colores y las letras, escuchar los cuentos que leen las niñeras o utilizar los juguetes infantiles que hay en mi habitación.
-Maldición. Lo peor es que ni siquiera son juguetes entretenidos... son juguetes para bebé... solo puedo jugar con cubos, sonajas y esas cosa donde pones círculos de diferentes tamaños uno encima del otro. Que tengo 19 años, no año y medio como para usar estas cosas-
    Al darme cuenta de lo que hacía y que mis quejas se estaban elevando, sin dudarlo me tape la boca, porque no tenía permitido hablar o actuar conforme a mi edad de fuera de la guardería, mientras estuviera en este lugar yo era una bebé sin importar mi verdadera edad, y tenía que actuar tal como lo haría una niña pequeña. Si una de las niñeras descubre que rompo las reglas me van a dejar en el rincón toda la tarde y sin mis juguetes, que por mediocres que sean, son lo mejor que tengo en está situación.
    Esas mujeres van en serio con obligarme a ser una bebé, me hablan como si fuera una niña pequeña todo el tiempo, me alimentan, me cuidan, me bañan, me visten y me cambian, ellas hacen de todo. Entiendo que es su trabajo, pero no deja de parecerme sorprendente lo comprometidas que están con su labor, seguro que lo disfrutan hasta cierto punto, en especial cuando intento negarme y me dicen que van a acusarme con mi papá, algo que odio reconocer, logra calmarme muchas veces para aceptar otro tipo de castigo sin papá involucrado.
-Es su trabajo después de todo y seguramente ya han tenido que lidiar con “bebitas” como yo-
    Arroje mi sonaja por la vergüenza al yo misma llamarme su bebita, pero es que ellas me tratan así, y yo poco a poco me estoy acostumbrando más a la situación y reglas de este lugar. Solo espero no acostumbrarme demasiado a toda esta locura después de todo este tiempo como para querer volver a visitar este lugar, o peor aún, que papá tenga como hábito dejarme en este lugar cada que se vaya de viaje.
    Odio decirlo pero tendré que ser una buena bebita dentro de este sitio,  y ser especialmente buena con papá para que no vuelva a traerme a este sitio y que me convierta en una cliente frecuente de la guardería.
-En definitiva no quiero volverme una niña más de la guardería-
    Suspiré al decir esas palabras, pensando en que me tenía que esforzar para soportar todo un mes en este lugar, y me tendría que esforzar aún más para no meterme en problemas, y como consecuencia, papá me haga venir de nueva cuenta a la guardería.
    De cualquier forma, la niñera no tarda en venir por mí para jugar, darme de almorzar y meterme a bañar, así que seguiré pensando en como sobrevivir a este lugar sin sucumbir por completo a todo lo que me pueda pasar.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 5 de mayo de 2025

¡Mamá no deja de molestar!: La presidenta escolar

-¡Presi! ¡Casi mata a Maya del susto!-
    Y no solo a Maya, también a mi me asustó bastante. Puede que haya sido error nuestro de estar tan concentrados en la lectura de cartas que no escuchamos el momento en que ella se acercó, pero eso no quita importancia al hecho de que la presidenta escolar llegó como un fantasma a regañarnos por lo que estábamos haciendo en el salón del club. Por un momento hasta me sentí culpable, olvidando que al final del día, leer las cartas sería una actividad diaria en este club.
-Si no gustas llamarme por mi nombre, al menos dime presidenta como es debido, señorita Maya-
-Sipi, presidenta. Maya lo siente mucho-
    Mi amiga se disculpó y agachó la cabeza mientras la presidenta del consejo estudiantil se abría paso entre todas las cajas de cosas que tenemos que sacar y las cosas con las que aún tenemos que decorar el aula.
-Además, siguen sin responder mi pregunta, ¿Qué estaban haciendo que era más importante que limpiar el salón?-
-Bueno, presi-
-Presidenta-
-Presidenta... solo nos tomábamos un descanso, Maya seguirá limpiando un rato más, Maya le promete que todo estará en orden lo antes posible-
    La presidenta recorrió el aula con su mirada y pasó sus dedos de forma discreta por varias de las cajas de cartón, notando como sus dedos quedaban con algo de polvo que limpió con su pañuelo.
-Espero que así sea, Maya. Te recuerdo que estoy haciendo una excepción contigo y tu club. Lo primero que debes hacer es poner en orden este lugar, después podrás concentrarte en reunir miembros para tu club. Seré lo más flexible que pueda para no presionarte con el papeleo y las fechas, pero tú también debes cumplir con nuestro acuerdo-
    La presidenta se cruzó de brazos, recordando a Maya algo que parecía ya habían hablado ellas con respecto al club y que dicho sea de paso, yo ni siquiera estaba enterado.
-Por esos motivos, estaré viniendo los próximos días a supervisar y ayudar en la limpieza. Todas las cajas que no sean suyas, pueden dejarlas afuera junto a la puerta, en cuanto tenga tiempo las moveré a otro salón-
-¡Muchas gracias, presidenta! Maya agradece mucho todo lo que usted esta haciendo por ayudar-
    Entonces ella es nuestra presidenta escolar.
    A decir verdad los rumores que había escuchado sobre ella se alejan bastante de la realidad, o mejor dicho, no eran exactamente como yo pensaba.
    Se supone que la presidenta escolar es alguien implacable, alguien de temer y con quien nunca te quieres cruzar para evitar problemas, las chicas malas suelen evitarla a como de lugar y es peor aún con los matones que tiemblan y maldicen de solo oír su nombre.
    No solo tiene una disciplina asombrosa, su historial es intachable, es de las mejores alumnas de la escuela, y aunque nunca es su elección, tampoco es buena idea usar la violencia contra ella, ya que es una experta en judo y tiro con arco. Recuerdo un rumor donde una chica de último año intentó chantajear a la presidenta cuando ella era una alumna de nuevo ingreso, y cuando no lo consiguió intentó convencer a golpes a la presidenta. Por desgracia para la de último año, la presidenta recién elegida en su cargo, la derribó en un segundo y la sometió con una llave de artes marciales hasta el punto que la matona prometió ponerse a estudiar y no meterse en más problemas a cambio de que la dejará ir, cosa que la presidenta aceptó y no dejó tranquila a la matona hasta el día de su graduación para que cumpliera con su promesa.
    Al pensar en toda esa reputación que la precede, no pude evitar sentir un poco de lástima e imaginar que hubiera pasado si conocía a la presidenta antes, y si ella hubiera sido capaz de lidiar con mi bully, o por lo menos ayudarme. Para mi mala suerte, el semestre anterior cuando ingrese a la escuela, ella estaba de intercambio escolar, y ahora que ella está de vuelta, el bully ha dejado la escuela... aunque no ha dejado mi vida tranquila precisamente.
-¿Qué hay de ti? ¿Cómo te llamas? ¿No piensas ayudar con la limpieza? Si estas aquí, me gustaría pensar que eres un miembro del club o cuando menos alguien interesado en unirse al mismo-
    Oír que la presidenta me hablaba me devolvió a la realidad, yo me había perdido tanto en mis pensamientos que de nueva cuenta no me percaté de cuando ella se acercó a mi y con su fría y distante voz me preguntaba mi nombre y mis motivos para estar aquí.
-¡Él es mi compañero, presidenta! También forma parte del club, es el vice presidente de Maya-
-¿Vice presidente?-
-¡Sipi! Él es el segundo al mando en el club- 
    Aunque la respuesta de Maya fue amable y rápida, la mirada de la presidenta seguía sobre de mi.
-¿Es eso cierto, compañero? No quiero que Maya responda por ti está ocasión-
-S-sí, presidenta. Maya le dice la verdad, estoy interesado en el club y soy o seré el vice presidente del club... No estoy seguro de como va el trámite entre Maya y usted para hacer oficial mi ingreso al club, pero he estado ayudando con la limpieza también-
     Después de mi respuesta, pude percatarme de como la mirada distante y desinteresada de la presidenta se convertía en algo más. A decir verdad creo que solo me pude dar cuenta por la cercanía física entre los dos, porque por un instante pude percatarme de como su mirada se centraba en mi, con una repentina determinación, por un momento me sentí marcado como un objetivo o como si hubiera roto alguna regla que me valiera algún castigo. Y de la misma manera en que esa mirada cambio, la presidenta desvió la vista y volvió a dedicarme su mirada fría y ajena a los problemas que he visto desde que entró a la habitación.
-Entonces, tú eres su verdugo-
    Al escuchar esas palabras, ahora era yo quien no podía ocultar una reacción de sorpresa, y sobretodo confusión, puesto que de entre todas las cosas que podía pensar, no estaba en mi cabeza que la presidenta escolar fuera a llamarme de esa manera.
-¿Disculpe, presidenta?-
    La presidenta desvió la mirada, negó con la cabeza y después retomó la conversación sin quitarme la mirada de encima.
-Solo para confirmar, ¿No eres tú el estudiante víctima de un matón que fue expulsado este semestre?-
    Parecía que a la presidenta no le gustaba perder tiempo, y en apenas unas semanas de regresar a la escuela, ya se estaba poniendo al corriente de la situación. No solo por ayudar a Maya, una de las varias estudiantes nuevas, también al estar enterada de los problemas que tuve con mi bully personal hasta hace poco.
-Así es, presidenta. Yo era la víctima de él-
    Para ser sincero, hoy día sigo siendo la víctima de ese terrible matón, pero las circunstancias son tan raras que mejor omitir ese detalle, respondiendo solo lo necesario a la presidenta y contándole que fui víctima de bullying durante todo mi primer semestre en la escuela.
    Tan pronto como de mi salieron esas palabras, la respuesta de la presidenta fue inmediata, agachando la cabeza para hacer una reverencia ante mi y dar unas palabras.
-Joven Liare, te extiendo mi más sinceras disculpa, compañero. Lamento mucho que la escuela te haya fallado en un momento de necesidad. Se supone que los maestros, director e incluso yo, debemos salvaguardar la integridad física y mental de los estudiantes, y hemos fallado en esa tarea al no poder protegerte de ese chico problema-
    Sin darme tiempo de procesar su disculpa, la presidenta terminó con su reverencia y siguió hablando algo tan ordenado y detallado, que hasta me hacía pensar que su disculpa la había ensayado.
-El hubiera no existe, pero si nosotros hubiéramos hecho bien nuestro trabajo, tú no tendrías que haber pasado por tantas humillaciones en tu vida escolar. Nuestro trabajo fue tan mediocre, que un joven patético y humillado en la escuela tuvo que humillarse aún más al hacer que su madre resolviera su problema por él-
    ¿Perdón? ¿La presidenta escolar en verdad dijo eso? ¿Ella considera humillante y patético lo que hice? Quiero decir, ni yo mismo me siento tan orgulloso de lo que hice al involucrar a mamá en mis problemas, pero que la presidenta escolar reconociera ese acto como humillante me hace sentir un poco mal incluso si ella se está disculpando por todo lo sucedido. A pesar de ser una disculpa, me siento bastante ofendido por la forma en que ella se disculpó.
-N-no se preocupe, presidenta... N-no fue tan malo...-
-Yo diría que sí, he regañado a más de un estudiante que se burlan de ti por lo acontecido-
    No estoy seguro de si quiere ser cruel a propósito o si ella es tan franca que dice todo sin ningún filtro, incluso si lastima a otros, pero mi intento de restarle importancia al asunto solo me hizo enterarme de que sigo teniendo una mala reputación por el tiempo en que fui víctima de ese matón con quien ahora vivo.
-D-de cualquier modo, usted no tiene que disculparse, usted-
-Por supuesto que tengo que disculparme. Yo soy la presidenta escolar, también debo cuidar de mis compañeros estudiantes. Naturalmente, eso te incluye a ti-
-Gracias, pero usted estaba de intercambio, presidenta. Y a los profesores no parecía importarles, evitaban a toda costa la situación. No había manera-
-Debe de haberla, siempre hay una manera-
    Interrumpió la presidenta.
-Yo soy la presidenta escolar, tengo que cuidar de los alumnos. Y si los docente no están dispuestos a asumir esa responsabilidad, yo lo haré.  Acepte este cargo para intentar hacer de la escuela un lugar mejor, no obstante, todavía tengo mucho trabajo que hacer y al haberme ausentado he fallado a mi deber-
    La presidenta me dejó sin palabras, hasta para mi era claro que ella se sentía algo responsable de lo que me pasó. No solo de lo que me pasó a mi, parece una chica muy dedicada a su labor, y a pesar de los rumores que la rodean, creo que es una buena persona con una fuerte determinación que utiliza para ayudar a quienes lo necesitan. Seguro que ella me hubiera ayudado cuando lo necesitaba. No obstante, tal como ella dice, el hubiera no existe.
-Odio decir que baje la guardia con ese chico. Cuando tomé el cargo de presidenta escolar, trabaje arduamente para reducir el acoso y problemas escolares, bastó con derribar a algunos de los mayores buscapleitos y principales problemas para que las cosas mejorarán en la escuela. Sin embargo, el alumno que te molestaba a ti era bastante escurridizo, apenas y nos cruzamos en un año. Por esa razón, asumí que mejoraría su conducta o que al menos no se metería en más problemas como el resto de estudiantes. Sobra decir que me equivoque, y en cuanto él tuvo la oportunidad gracias a mi ausencia, volvió a sus malos hábitos-
    Ya veo, la presidenta parece bastante ocupada con todo lo que intenta resolver, y entre todos esos problemas con los que trabaja, no pasó desapercibido el peor bully de la escuela, quien supongo supo ser un poco inteligente, ya que se libró de la presidenta escolar durante mucho tiempo.
-Lamento haber hablado tanto, joven compañero. Solo no podía fingir que no hubo un problema con usted, y aunque no pude resolverlo. Lo menos que puedo hacer es disculparme con usted como es debido, y prometer que le debo un favor-
-¿Un favor?-
-Así es, eso es lo menos que puedo hacer por usted. Considérelo una compensación por no estar presente cuando lo necesitaba. No romperé las reglas de la escuela, sin embargo, si necesita ayuda con algo, puede hablar conmigo y me encargaré personalmente de resolverlo-
    Que raro, su mirada seguía siendo fría y distante, por sus ojos negros se veía sombría o que mirabas al vacío. Sin embargo, esos ojos negros y esa voz estaban llenos de determinación, supongo que era su fuerte sentido del debe, una pequeña manera en la que la presidenta trataba de hacer justicia, o lo que ella consideraba justo. Es extraña, muy extraña, la presidenta también es muy peculiar a su manera, pero me alegra que todos esos rumores que había escuchado sobre ella solo sean la primera impresión que deja, puesto que con intercambiar palabras un rato con la presidenta, siento que tengo frente a mi a una persona muy tranquila y capaz, dispuesta a ayudar a quien lo necesite de la forma que ella mejo crea. Parece una heroína, o quizás una antiheroína, con sus propias reglas, justicia y sentido del deber que cumplirá cada que pueda y a su manera.
-¿Dije algo malo? ¿Qué le hace tanta gracia, compañero?-
    Tuve que negar con la cabeza y disculparme, pues las ideas de tener a alguien raro y genial frente a mi me hicieron sonreír, pero que estoy seguro de que si digo lo que pienso de la presidenta me meteré en problemas.
-No, no es nada, presidenta. Solo una pregunta, ¿Puedo usar mi favor ahora?-
    La presidenta se cruzó de brazos al asentir.
-¿Efecto inmediato? Yo no tengo problema, ¿En que le puedo ayudar?-
    Una pequeña sonrisa llena de satisfacción apareció en mi rostro al cobrar mi favor de una manera sencilla, pensando que así podría hacer sentir mejor a la presidenta y de paso conocer algo muy importante de ella.
-Parece que usted ya conoce mi nombre, así que me preguntaba ¿Puede decirme su nombre?-
    Creo que hasta el momento en que lo dije, la presidenta olvidó presentarse, ¿O acaso está tan acostumbrada a llamarse presidenta que lo pasó por alto? Sea como sea, esa era mi petición, un inocente favor que quizás me ayudaría a quedar bien delante de ella.
-¿Seguro que quieres eso como favor?-
-Sí, seguro-
    La presidenta suspiró, y lo que hasta ese momento me parecía una idea genial, ahora me hacía sentir algo tanto, y que quizás fui muy arrogante delante de ella. Intenté averiguar un poco más sobre que pensaba, pero más allá de su suspiró, su expresión ajena a los problemas apenas cambiaba.
-Esta bien, con esto quedamos a mano, joven estudiante. Yo soy Emma J. Wright, presidenta del consejo estudiantil, estudiante de segundo año y miembro del club de tiro con arco y del club de judo. Siempre que necesites ayuda, puedes acudir a mi. Y si ves que alguien rompe las reglas de la escuela, estaré agradecida de que me lo hagas saber-
    Entonces ese es el nombre de nuestra presidenta, misma que me extiende la mano en un saludo formal que torpemente correspondí intentando que ella no notará el temblor en mi mano.
-Disculpa mis malos modales al no presentarme antes. No todos me llaman por mi nombre, por lo regular prefieren llamarme presidenta o sus derivados. Puedes llamarme presidenta o Emma si te parece bien-
-Lo tendré en mente, presidenta Emma. Usted puede-
-Tampoco hace falta que seas tan formal conmigo, solo soy un año mayor. Si lo deseas, podremos hablar en otro momento, por ahora aún tengo asuntos que atender-
    Antes de que yo pudiera decirle a la presidenta como podía llamarme, ella cortó la conversación, revisando la hora en su reloj de bolsillo y dando vuelta para irse por donde llegó.
-Como dije, más tarde vendré por las cajas que no son de su club, ustedes dos dejen de jugar y concéntrense en limpiar-
    Al unísono, Maya y yo le dimos la razón a la presidenta que disculpándose por su salida, se despidió de nosotros dos, y con ello, la presión en el aire se disipó.
    No era como esperaba pero me daba gusto conocer por fin a la presidenta escolar, sintiéndome agradecido por el apoyo que mostró hacía mis problemas de acoso, al igual que la ayuda que dio a Maya para empezar su club... ¡Lo olvidé por completo! No le agradecí como es debido por ayudar a Maya, así que la próxima vez que encuentre a la presidenta, sí o sí, le daré las gracias por cuidar de mi primer amiga en la escuela.
-Disculpa, compañero. ¿Maya puede hacer una pregunta?-
    Mi querida amiga que había estado en silencio como pocas veces, una vez que la presidenta se alejó, volvió a hablar conmigo. Pensé que seguiríamos con lo del tarot, y aunque sí tenía que ver el tema, no era como lo imaginaba.
-¿Es sobre tu predicción?-
-No del todo, más bien Maya quería preguntar ¿Crees que usar tu favor con esa pregunta fue lo mejor?-
    Ante la pregunta de Maya no pude evitar darle una pequeña sonrisa y asentir con confianza.
-Por supuesto, Maya. Creo que hice lo correcto. La presidenta parecía culpable por no haberme ayudado antes, así que pensé que usar ese favor en algo sencillo la haría sentir mejor-
    Mi amiga escuchó con atención mi resolución, cerró los ojos un momento y preguntó algo más, tratando de ocultar una expresión que no podía llamar de otra forma más que un puchero algo infantil.
-Maya lamenta ser tan directa, compañero. Pero en definitiva te mereces la carta del colgado-
    La fuerte declaración de mi amiga desmoronó mi confianza, haciéndome sentir peor con su explicación.
-Maya tiene que darte la razón, compañero. Usar tu favor con la presidenta la hizo sentir mejor, Maya puede verlo. Por otra parte, Maya pregunta ¿No crees que pudiste usar ese favor de la presidenta para resolver tu problema?-
    Supongo que Maya entendió de inmediato que no seguía por completo sus pensamientos, algo que solo la hizo suspirar.
-Maya promete que no está molesta con su compañero, pero ¿Estabas poniendo atención a lo que hablamos? El colgado habla de la auto destrucción, tomar malas decisiones también es una forma de auto destrucción, compañero. Además, Maya te habló del proceso, ¡Proceso! Y que saltarse el proceso hace que te pierdas en el camino... Maya piensa que acabas de desperdiciar una gran oportunidad de mejorar porque los detalles son importantes, y dejaste ir como si nada un detalle enorme-
    A pesar de que se notaba la preocupación por mi y que Maya quería ayudarme, no pude evitar sentirme como un niño sermoneado por actuar antes de pensar, y creo que ahora que Maya lo menciona justo eso fue lo que hice con la presidenta.
-Por poner un ejemplo, ¿No crees que pudiste preguntar a Maya el nombre de la presidenta? También pudiste preguntarlo sin poner tu favor de por medio. Hiciste un sacrificio en lugar de un esfuerzo, compañero, y esa clase de decisiones harán que llegues al lado más negativo de la predicción de Maya-
    Dicho de esa manera, me sentía como un idiota, puesto que algo muy importante lo había gastado sin dudarlo. Ahora que lo pienso, hasta la presidenta parecía algo sorprendida de mi rápida decisión, por eso su cara de decepción, y que leal a su palabra, respeto mi elección aún sabiendo que yo perdía más de lo que ganaba.
-Se más astuto, compañero. Los grandes problemas requieren grandes soluciones, Maya espera que este error te quede de lección-
    Supongo que yo no lo llamaría error, o no del todo. Quiero decir, hasta hace un momento yo estaba muy contento con mi decisión, en definitiva creía que hacía lo correcto, pero con solo unas pocas palabras de Maya mi confianza se había desbaratado y podía darme cuenta de lo tonto que había sido con mi decisión.
-Una vez más, Maya lamenta ser tan directa contigo, compañero. Maya en verdad desea ayudar, y para ayudar, Maya debe decir toda la verdad. Maya no podía dejar pasar esa decisión tuya, compañero. Para Maya, eso fue un error, pero si para ti es algo diferente, el futuro se pondrá de tu lado-
    Después del sermón, pensé que sería todo y que ya podría irme a casa. Sin embargo, Maya todavía no había terminado.
-Maya sabe que ya te tienes que ir, así que Maya dirá una última cosa rápida como prometió. Maya te recuerda que la lectura de cartas es una vista a tu futuro, no a tu destino. Eso significa que es tu decisión, tú tienes la última palabra, y a pesar de que Maya puede ver el futuro, tú serás el encargado de decidir cual será tu futuro, si uno lleno de desesperación o un futuro lleno de esperanza. Las cartas no se equivocan, compañero, pero las cartas no tienen la última palabra, esa la tienes tú, y Maya estará contenta de ayudarte con tu futuro tanto como pueda-
    Entonces eso era lo último que Maya quería añadir a su predicción, nada está escrito todavía, y dependerá de mis decisiones la clase de futuro que me aguarde en la vida, o para ser más preciso, en mi problema para recuperar a mamá. Supongo que eso son buenas noticias, si me esfuerzo de verdad puedo recuperar a mamá y tener un futuro esperanzador, pero si sigo tomando malas decisiones como acabo de hacer ahora, no me sorprendería tener un futuro pésimo y sin esperanza donde nunca pueda recuperar a mamá y me quede atrapado con mu bully para siempre. Ambas cosas puedan pasar, de mi dependerá cual prevalecerá.

viernes, 2 de mayo de 2025

Las hermanas

-Wow, ¡Papi usa cosas tan lindas! Déjame usarlas ¿Como se usan?-
    Pregunto con curiosidad la pequeña albina de ojos azules a la par que se acercaba por detrás a la pequeña chica rubia para jalar su ropa y su liguero.
-¡Oye! Dayanna, deja a tu padre en paz, esta ropa no es para niñas, así que no la puedes usar-
    Suplicaba la rubia que no sabía si cubrir sus pechos o intentar quitarse a su hija de encima para evitar que por accidente terminará desnuda frente a ella.
-Pero papá ahora es una niña ¡Una niña muy linda! Así que tampoco debe usarlos, ya quitate lo para entrar al baño-
-¡No! Suelta mi ropa interior, Dayanna tu padre te está pidiendo algo-
     Aunque intentaba sonar autoritario tal como el hombre que era, su voz actual digna de niña asustada y avergonzada no le ayudaba para nada en su débil intento de calmar a su hija pequeña.
    En la mañana, Raúl estaba jugando con su hija Dayanna mientras su esposa preparaba el desayuno, divirtiendose un montón al pasar el rato juntos hasta que la pequeña albina preguntó si tendría una hermana algún día.
    Raúl sonrió ante la sorpresiva pregunta, y dijo que cuando menos se diera cuenta Dayanna ya no estaría sola, cosa que alegro un montón a la menor y que por alguna razón sucedió de inmediato cuando una misteriosa y densa neblina violeta apareció en la habitación, rodeando de pies a cabeza al hombre mientras su hija hacía todo lo posible para jugar y disipar la neblina.
    Mientras el hombre estaba dentro de la neblina, pudo sentir como todo cuerpo cambiaba, como se hacía más pequeño, como perdía mucho músculo, como todo su cuerpo se hacía más delgado, al igual que una extensa cabellera rubia le crecía, seguido de muchos más cambios que apenas podía ver por la neblina, la cual una vez desapareció, hizo que Raúl soltará un grito chillón y femenino al ver en que se había transformado.
    Ante aquel grito, su esposa Dalia corrió de la cocina hasta la sala de estar para descubrir la nueva condición de su marido, quien ante los ojos de la mujer, parecía una niña tal como su propia hija. Esa comparación no le hacía ninguna gracia al hombre que tenía un nuevo, femenino y adorable aspecto, atrapado en su ropa de hombre que ahora como una niña pequeña, le quedaba enorme dicho atuendo.
    Raúl no estaba de acuerdo con la decisión, pero su esposa se las arregló para cambiarle de ropa por algo acorde a su nuevo aspecto, quitandole su traje negro de oficina por algo perfecto para su nuevo cuerpo y edad. Dalia tuvo que peinar la enorme cabellera rubia de Raúl, colocando un enorme moño rojo para mantener el orden en su cabello, además le puso un vestido rosado junto con unas medias que ya no le quedaban a Dayanna, y aunque Raúl protestó todo lo que pudo, Dalia no dio su brazo a torcer y le puso aquel vestido a su marido feminizado. Sin embargo, el vestido no fue lo más complicado, y ya que Raúl se negaba por completo a usar la misma ropa interior que su hija, Dalia no tuvo más remedio que buscar en sus cajones hasta encontrar un liguero y lencería que hace muchos años había dejado olvidados en su cajón de ropa interior, por lo que Raúl en su nuevo cuerpo terminó usando un vestido viejo de su hija junto con lencería de su amada esposa.
    Todo eso le estaba dando el día más humillante de su vida al padre de familia, quien no podía hacer mucho para regresar a la normalidad, ya que ni siquiera es capaz de entender como fue posible que su cuerpo se transformará de un momento a otro.
    Sin una aparente solución y sin idea de por donde comenzar, Raúl no tuvo de otra más que aceptar la propuesta y posterior decisión de su mujer, quien le ayudaría a buscar una forma de volver a la normalidad, pero hasta que él no pudiera recuperar su cuerpo, Dalia tendría que cuidarlo de una manera similar a la que hacía con Dayanna. En otras palabras, Raúl y Dayanna serían como hermanas hasta que encontraran la forma de hacer que Raúl fuera un hombre de nuevo.
    En una idea repentina, Dalia pensó que conocía a alguien que quizás podía ayudar, pero tendría que visitar ese lugar que estaba un tanto lejos de casa, y tendría que ir sola, porque definitivamente lo último que ambos padres necesitaban era exponer a su hija; ya sea dejándola en casa a solas por tiempo indefinido; o llevándola a ese lugar que podría ser peligroso para alguien de su edad; por lo que incluso si era complicado, la mejor alternativa que tenía sobre la mesa era que tanto Raúl como Dayanna se quedaran en casa mientras Dalia salía a conseguir ayuda.
    A pesar de que al hombre le daba vergüenza quedarse en casa como una damisela en apuros, sería mucho peor salir a la calle y que lo traten como a una niña pequeña tal como a su hija, si los ven definitivamente pensarían que son hermanas o al menos niñas de edades parecidas, por lo que terminó aceptando quedarse en casa y vigilar a su hija que estaba extrañamente emocionada y sorprendida por la situación.
    Una vez que padre e hija se quedaron a solas, la joven Dayanna no dudo en aceptar el rol de "hermana mayor" que estaba cargo de su "hermanita menor", cambiando la dinámica padre e hija por una dinámica entre hermanas a la que Raúl se intentaba negar, pero era sometido por su adorable e inocente hija.
    Después de un largo rato tratando de huir, Dayanna finalmente se las arregló para atrapar a su hermanita en el baño, lugar donde el padre de familia no puede lidiar con su hija, quien ahora es más alta y fuerte que Raúl, aprovechando estas diferencias para pasar un rato divertido con su hermanita al intentar que se bañen juntas.
-Aunque papá usa mis vestidos que ya no me quedan, no usa mi ropa interior, ¿Te gusta más mi ropa o la de mamá? ¿Será que Reina quiere vestirse como una adulta como mamá o prefiere ropa de princesas como yo?-
    La pregunta le pareció tan descarada que Raúl no pudo hacer más que sonrojarse mientras intentaba cubrir su cuerpo y aferrarse a la poca ropa que todavía llevaba puesta.
-Por última vez, señorita. Detente o estarás en problemas. Además, ¿A quién le estás hablando? No me llamó Reina y no pienso aceptar ese nombre, soy tu padre y tienes que respetarme-
    En respuesta, Dayanna sonrió y negó con la cabeza.
-No, tú eres Reina, mi hermana menor. Y como yo soy la hermana mayor, tú tienes que respetarme-
    Logrando arrancarle las medias y el liguero, solo faltaba la ropa interior para que Dayanna cumpliera su objetivo y poder entrar a la bañera con su penosa hermana menor, quien con impotencia no puede hacer más que sentirse avergonzada por la situación y rezar porque Dalia encuentre la solución cuanto antes, ya que como puede experimentar, su pequeña hija está más que lista y ansiosa por ser una hermana mayor, incluso si eso implica que su amado padre se convierta en su linda hermanita menor.
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