Mismo infantil cuerpo en el que yo estoy atrapado, y que para mí desgracia, empezaba a sentir algo ahí abajo...algo que se siente muy bien...
Cerré el video de golpe, y traté de convencerme que esto no era el final.
-Tranquilízate, sabías que ella trataría de hacer algo así, pero basta con que yo no lo haga y realice el ritual para volver a la normalidad. Sí, esto aún no se termina...solo debo recuperar el libro y poco más-
Terminé de auto motivarme un poco para guardar el móvil en mi bolsa de mano, justo a tiempo para responder a un peculiar llamado.
-¿Sobrina? ¿Eres tu Alexa? Que bueno que al fin llegas, ayuda un poco a tu tía en la bañera-
Esa voz, era la misma que gemía con fuerzas hace unos momentos en el video de mi teléfono. Es la mujer a la que mi cuerpo se estaba cogiendo, aquella albina mayor y que ahora pedía ayuda con inocencia de su sobrina pequeña. Si tan solo ella supiera le verdad no se cual sería peor: que su propia sobrina tuvo sexo con ella en un cuerpo adulto, o que un adulto está en el cuerpo de su sobrina para ayudarle en lo que quiera. Ambas opciones son horrendas pero yo también soy una víctima, y no tengo de otra más que responder.
-Sí, tía. Vine a buscar mi libro pero ya voy-
En esta habitación había otra puerta que no había notado, supongo que ambas estábamos tan metidas en nuestros asuntos que no nos escuchamos hasta que comencé a hablar, siendo descubierta por mi tía, quien ahora me pedía ayuda para algo en la bañera.
Tenía algo de miedo de entrar y ver a esa mujer desnuda, pero por mucho que me duela, justo ahora no soy un hombre, soy su sobrina y necesitará mi ayuda para algo, dejarla sola podría delatarme, así que no tuve más remedio que tragar saliva y avanzar a la habitación contigua.
-Finalmente, aquí estas, ¿por qué te tomó tanto tiempo? Estoy bastante adolorida y me vendría bien algo de ayuda por el resto del día-
Ahí estaba aquella mujer madura, albina, de largas piernas, busto pronunciado, una piel que se veía aún más preciosa con las gotas de agua que caían por su cuerpo, mismo que estaba cerca de la regadera pero apoyándose con la pared, dándome una enorme vista de su trasero, el cual envidiaba al igual que el resto de su cuerpo. Era perfecto para una mujer perfecta, en serio que en ese momento no había otra más que quisiera que ese hermoso y femenino cuerpo.
-Disculpa, Alexa, ¿Qué ocurre? No es la primera vez que me ves desnuda, además que también te vendría bien un baño, quítate la ropa y ayúdame a bañar-
Pedía con algo de vergüenza mi tía, quien también se veía sorprendida de que Alexa tardará tanto en responder. Fue un error de mi parte, su belleza me dejó atontado por un momento y aunque me daba mucha vergüenza desnudarme es lo que tenía que hacer.
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Fue así que me quite toda la ropa y comencé a ayudar en su baño a mi tía, haciéndome recordar que la última vez que entre a la ducha con una mujer yo era un niño cuya madre le ayudaba a bañarse. Es patético cuando menos, que después de tanto tiempo se repita la situación, ahora como una niña que ayuda a un familiar a bañarse pero no descartó que ella también me ayude a bañar.
Esto último me parecía muy raro, pues mi tía no es que fuera una anciana o alguien tan mayor. Sin embargo, si que estaba algo encorvada y disfrutaba de los momentos cuando tallaba su espalda o cabello, así que le pregunté.
-¿Ocurre algo? Parece que te duele mucho la espalda-
Mi tía se sorprendió de aquella pregunta, bailando su mirada de un lado a otro hasta que respondió.
-No, no pasa nada, yo me caí y me duele un poco pero doy gracias a que hayas venido, compré lo que querías y será el momento perfecto para usarlo-
¿Alexa le había pedido algo a su tía? Todo indicaba a que sí, y aunque tuviera curiosidad, no podía preguntar de qué se trataba por lo que respondí.
-Gracias, tía. Eres la mejor-
-No es nada, ahora te toca a ti. Ya que estás en el baño, déjame ayudarte-
-P-pero tía-
-Sin objeciones, coopera porque todavía hay mucho por hacer-
Antes de hacer o decir algo, mi tía ya había invertido posiciones, quedando ella detrás mía para empezar a limpiar mi cabello rubio y esbelto cuerpo. Odiaba admitirlo pero eso me ayudaba mucho, el vapor de la regadera y no usar mis lentes me dejaba muy mal parado a la hora de usar mis ojos, era muy humillante decirlo de esa forma pero la ayuda de sus suaves y finas manos era maravillosa.
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Todo esto me resultaba tan extraño, tener esta intimidad entre familiares y entre mujeres es algo que nunca imaginé.
Siempre creí que la forma de llevarse entre hombres era muy diferente a las mujeres, pero estos momentos donde estoy desnudo con una mujer, quien sin preocuparse me ayuda durante el baño, es una calma y relación nunca antes vivida por mi.
No se si todas las mujeres se comporten así entre ellas, si lo hacen porque son mujeres, o especialmente en mi caso me tratan así porque soy una niña y no me ven como una mujer.
Sea como sea, perder el tiempo con esta clase de pensamiento hizo que el baño pasara muy rápido, terminando cuando mi tía cerró las llaves de la regadera y empezó a secarse con un par de toallas para luego ponerse algo de linda lencería y ropa.
Me extendió unas toallas para hacer lo mismo pero recogiendo mi ropa cuando intente tomarla.
-No, nada de esa ropa, ¿No te dije que ya tengo tu regalo?-
-Ah, cierto. Me distraje un poco, ¿me lo podrías dar?-
Pregunté tratando de sonar natural, esforzándome aún más cuando mi tía me recordaba de ese misterioso regalo, el cual al verlo una vez con mis anteojos puestos, me dejó sin palabras.
En cuanto me lo mostró, comenzó a ponérmelo, incluso cepillo mi cabello y hasta me ayudó con los bragas y bra, revelándome frente al espejo, que aquel regalo que Alexa había pedido era un disfraz de sirvienta.
-¡Listo! La sirvienta Alexa comienza sus labores del día de hoy-
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Usaba zapatos negros impecables, con medias blancas, con minifalda de un vestido negro que me llegaba hasta la mitad de los muslos, con un escote que en vez de presumir los pechos que no tengo, presumían el collar de mucama que tenía, delantal blanco ajustado con un corset, muñecas de mucama y una diadema decorada para adornar mi suelto cabello rubio.
-¿Como te sientes? Luces fenomenal, sobrina, podría tenerte así todo el tiempo-
Decía mi tía aun solo con lencería, pues primero me vistió a mí antes de ella vestirse por completo.
-Gracias tía...muchas gracias...-
-No me llames "tía" en estos momentos, dime "señora" después de mi nombre-
Todo mi pequeño y frágil cuerpo tembló en ese momento, al oír que mi tía quería oír su nombre, el cual desconocía.
-S...sí...se...señora-
-¿Señora que?-
Me quede callado, algo que provocó que la albina volviera a preguntar.
-¿Señora que?-
De nuevo me quedé callado, algo que sinceramente no le gustó a la albina que buscaba mi mirada, algo que yo no le permitía al desviarla constantemente pero que también sabía no iba a funcionar para siempre.
-Alexa, ¿Qué te pasa? ¿Por qué no quieres decir mi nombre?-
Preguntó algo confundida e impaciente, algo normal si me lo preguntan, pues después de tantos años que un familiar no te llame por tu nombre, sería raro cuando menos.
Bajo el vestido comenzaba a sudar, estaba bastante acorralado, sin idea de que podría hacer hasta que algo desesperado se me ocurrió.
Me puse de pie e hice una reverencia, dejando desconcertada a mi albina familiar, quien solo veía como me presentaba.
-Lo siento mucho, mi señora. Soy la sirvienta Alexa, y es mi primer día a su servicio, así que no conozco su nombre, ¿podría decírmelo? Le prometo que jamás lo voy a olvidar, mi señora-
Intentaba dar lo mejor de mi para mostrar una sonrisa, bajo la cual se ocultaban mis nervios de ese momento, cerrando los ojos y esperando si mi jueguecito de niños servía para engañar a la albina.
-Muy bien, sirvienta Alexa, yo soy Camila y espero seas capaz de cumplir con mis deseos a la perfección. Levanta la cabeza y ponte firme-
Solté un enorme suspiro antes de obedecer, colocándome tan firme como podía mientras oía las instrucciones que, como sirvienta que soy, me tocaba ejecutar, dadas por mi tía que se notaba mucho más tranquila al pensar que lo que hice era parte de un juego.
-Ya que la sirvienta es nueva, le enseñaré la casa y como hacer sus deberes: cocinaras, plancharas, limpiaras, lavaras y mucho más, son algunas de las tareas que como mujer y sirvienta debe saber hacer para tener a tu marido contento, o en tu caso, a tu señora-
-Entendido, señora Camila-
Con eso dicho, pase uno de los días más agotantes que nunca pude haber vivido.
Las tareas simple y sencillamente eran las dichas por mi tía, tareas del hogar pero que, con este pequeño cuerpo, apenas y podía soportar.
Para cocinar tenía que esperar las indicaciones, además que no podía usar la estufa ni los cuchillos, haciendo mucho más lenta está tarea, algo que sin problemas pude hacer en unos 20 minutos, se volvió un reto de más de una hora.
Después de cocinar tuve que limpiar la casa, barriendo cada habitación para luego pasar el trapeador, uno más pequeño y ligero que podía usar con más facilidad pero que hacía más lenta mi tarea.
Por último, tocaba lavar la ropa, pensé que era lo mas sencillo, y es que aún si mi tía tenía una enorme cesta de ropa sucia, imaginaba que todo se iría a la lavadora pero no. Tarde minutos tratando de mover una cesta con ropa sucia que casi me igualaba en peso y tamaño hasta llegar al cuarto de lavado, que lejos de tener una lavadora, tenía un lavadero para lavar a mano prenda por prenda y tendederos para dejar colgada la ropa hasta secarse.
De esa forma fue que comencé a lavar prenda por prenda tanto de mi tía como de mi prima; vestidos, faldas, blusas, bragas, sostenes y mucho más que al llenarse de agua se volvía mucho más pesados, haciendo está tarea las más difícil de todas.
-Muy bien, sirvienta Alexa, hasta ahora has superado mis expectativas con creces, no tengo duda de que serás la mejor esposa que un hombre pueda tener; todavía tienes mucho que crecer, a tu cuerpo y tu mente les falta madurar y hay mucho que vivir pero en serio creo que serás una esposa perfecta-
Ese momento de sinceridad por parte de mi tía Camila me dejó sin palabras e inevitablemente empecé a recordar que sí, el día hasta ahora estaba siendo agotador, llevaba horas atrapada con un montón de obligaciones y más que como a una niña, me estaba tratando como a una sirvienta. Sin embargo, nada de eso me había molestado, lo estaba disfrutando, incluso si no avanzaba en mi misión, por alguna razón estar con mi tía haciendo cosas femeninas era de lo más agradable, y solo pude responder con una honesta palabra.
-Gracias-
Sonreí con sinceridad y seguí lavando la ropa, ahora más motivada que nunca hasta que tome unas bragas medio rotas que mi tía me arrebato de las manos tras dejar de mirar su celular, intentó ocultar su ropa interior, dando una excusa barata para distraer mi atención.
-Que vergüenza que vieras eso, se rompieron el otro día pero olvidé sacarlas. Son de Cinthya ¿No tienes hambre? Yo sí, creo que es momento de ir a comer, o mejor dicho de cenar, ¿te parece si cenamos y vemos algunas películas? ¡Podemos ver muchas películas animadas o de princesas!-
Quería decir que no, y que una excusa tan mala no serviría, en serio que lo intente pero de mi boca solo salió.
-¡Sí, por favor!-
Dejando la ropa limpia de lado, fuimos a cenar lo que ya antes había preparado, tenía muy buen sabor y tuve una linda charla de chicas con mi tía, la cual fue preparando su habitación para ver las películas mientras yo lavaba los trastes.
Me di tanta prisa como pude con los trastes para aprovechar ese pequeño momento de libertad, en ir a buscar el libro por el cual vine aquí en primer lugar. Era raro romper esa concentración de niña para volver a mi tarea de adulto pero aun si era raro, me daba gusto ser consciente de quien soy y no olvidar mi objetivo. Por momentos era complicado. Muy complicado.
-Imagino que es este, es un poco pesado y parece antiguo, además que no veo otro libro con un tema parecido. Lo llevaré conmigo y le preguntaré a mi tía Camila; si es el correcto ya me puedo ir y si es otro libro le puedo pedir ayuda a tía Camila, después de todo mi turno de sirvienta esta por terminar y volveré a ser su sobrina-
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En mi cabeza no había falla alguna en este plan, así que cargando con mi bolso, fui hasta la ahora impecable habitación de mi tía, donde ella ya estaba sentada y usando su pijama, esperando por mí.
-¿Ya tomaste tu libro? Creí que ya habías olvidado que aquí lo dejaste pero siéntate, veamos esta película y luego te llevo a casa-
El lado bueno de esto, es que ya había recuperado el libro y en el estaba el hechizo para volver a la normalidad, solo me faltaba encontrar los objetos valiosos pero tenía un nuevo reto delante de mi, que usaba una adorable pijama y me invitaba a la cama para ver una película.
Me costó decidir pero sería sospechoso irme en estos momentos, además que siendo una niña y estando en la oscuridad de la noche mi tía seguro que va detrás de mí...espero no arrepentirme de esto pero...
Asentí al llamado de mi tía, yendo hasta su cama donde me abrazo, me aropo y puso la película; era una película infantil de amor, amistad y muchas cosas cursis más, no era la mejor ni la más entretenida. Sin embargo, me sentía tan feliz de verla que no apartaba la mirada de la pantalla, ni siquiera el cansancio que tenía me impedían ver esta película, y luego la siguiente, y la siguiente que mi tía seguía poniendo mientras me abrazaba con mucho cariño haciéndome sentir tan cálida y segura, como nunca antes imagine.
Por un muy leve momento pensé que estaba perdiendo el tiempo, que estas películas parecían lavar mi cerebro y que mi cuerpo controlado por Alexa seguro estaba haciendo algo de provecho. No obstante, simplemente decidí seguir viendo las películas durante largas horas, preguntándome sin tener interés en la respuesta: ¿Qué podría estar haciendo Alexa en mi cuerpo justo ahora?
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