Mostrando las entradas con la etiqueta Age play. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Age play. Mostrar todas las entradas

viernes, 9 de mayo de 2025

Niña de la guardería

    No puedo creer que papá en verdad me haya hecho esto, siempre decía que era una malcriada y que me llevaría a una guardería para que se hicieran cargo de mi y tenerme supervisada hasta que fuera una niña buena, pero fueron tantas sus amenazas con eso que con el tiempo deje de temerle para seguir actuando como siempre y hasta burlarme de él o provocarlo cuando soltaba esas palabras vacías. Las cuales hasta está mañana no eran más que palabras vacías, por primera vez y para mi sorpresa, está ocasión tendrían un autentico valor.
    Yo estaba organizando una fiesta grandiosa para cuando papá se fuera de viaje de negocios y me dejara la casa sola; las invitaciones fueron enviadas y la bebida estaba lista, solo faltaba que llegará la hora acordada, pero de alguna forma papá descubrió mis planes, haciéndomelo saber en unas circunstancias para las que no estaba preparada y mucho menos me podría defender.
    Un par de horas antes de que comenzará la fiesta, papá me pidió acompañarlo al supermercado para comprar algunas cosas que le hacían falta, y como me prometió que me compraría algo a cambio de ir con él, yo acepte pensando que podría tener algunas bebidas extras o botanas para la fiesta. Sin embargo, muy grande fue mi sorpresa cuando papá no se detuvo en el supermercado, él siguió conduciendo, avanzando con el auto por la carretera durante más de una hora. Eso me parecía algo sospechoso, pero papá decía que quería pasar más tiempo conmigo antes de irse a su viaje y que lo que él necesitaba estaba en otra tienda, por lo que de mala gana terminé aceptando eso como la verdad para seguir con el viaje en carretera con papá.
    Después de un viaje enorme en el que casi me quedo dormida, finalmente llegamos al sitio que buscaba papá. Él estacionó frente a un edificio enorme y muy colorido, con una temática infantil que lo hacía parecer un salón de fiestas o algún lugar de juegos para niños. Al ver ese sitio tan ridículo, yo estaba por burlarme de él y preguntar que hacíamos en este lugar, a lo que papá se me adelantó y me dejó sin palabras cuando dijo "¿De verdad creíste que no sabía nada de tu fiesta?". 
    Esa pregunta me tomó por sorpresa, no pude evitar preocuparme y sentirme nerviosa, tratando de inventar una excusa que a papá no le convencía, y que antes de dejarme escapar, ya me estaba sujetando por la muñeca para arrastrarme dentro de ese peculiar edificio donde tendría mi castigo.
    Al entrar al lugar la decoración infantil era todavía más notoria, había muchos colores, juguetes, accesorios y muchas habitaciones de donde salían risas, además de algunos letreros enormes que anunciaban este sitio como una guardería para todas las edades y para todos los gustos y necesidades.
    Este edificio que hasta hace poco no conocía era una guardería, misma en la que yo estaría durante todo el mes que papá se fuera de vacaciones. Mi castigo sería ese, quedarme como una bebé al cuidado de las señoritas en la guardería mientras papá realizaba su viaje de negocios, prometiendo venir por mi cuando termine su trabajo, y deseando que su "pequeña" muestre una mejor conducta.
    Ante esa infame declaración y el humillante plan que papá tenía preparado para mi, yo no tuve mejor reacción que negarme con todas mis fuerzas, diciendo que no quería quedarme en ese sitio, que no era una niña pequeña, que no me había metido en problemas y cientos de cosas más en las que casi terminó lanzándome al suelo con tal de no quedarme en este sitio. Sí, muy tarde pensé y me di cuenta que eso había sido una rabieta total, misma que selló mi destino, puesto que al ver lo que hacía papá suspiró, pagó, y se aseguró de que no me quitarán el ojo de encima durante toda mi estadía.
    Antes de irse a trabajar, papá ayudó a mis nuevas niñeras a quitarme todas mis pertenencias de "niña grande" dejándome sin las llaves de casa, sin dinero, sin ropa y sin celular, por lo que no podía irme de este sitio fácilmente, e incluso si lo intentaba, no tendría como volver a casa más allá de ir andando durante horas usando nada más que mi nueva ropita de bebé, algo humillante por decirlo menos.
    En cuanto lograron quitarme todas mis cosas a pesar del forcejeo, las niñeras guardaron toda mi ropa a la moda para vestirme con enorme y abultado pañal blanco, un ajustado mameluco de color rojo y atando mi cabello en una coleta. Odiaba admitirlo pero me veía como una niña pequeña y definitivamente odiaba verme de esa manera, por lo que quise quitarme ese atuendo lo antes posible. Por desgracia, escuché la cámara y vi el flash de la misma, para luego mirar que papá me estaba sacando varias fotografías con mi nuevo atuendo.
    Papá fue muy claro con que pasaría si era grosera con las niñeras o si intentaba escapar, prometiendo que en el momento en que él reciba malas noticias sobre mi conducta, difundirá las fotografías por toda mi escuela, para qu todo el mundo sepa que cancele mi fiesta para ser una buena niña e irme a la guardería mientras papi no estaba en casa. Por si eso fuera poco, también dijo que la guardería podía recibir visitas, así que mis amigos podrían venir a visitarme si no era una buena niña con las señoritas que me cuidarían.
    Con tantas cosas en mi contra, no tuve de otra más que suplicar por piedad a mi padre, pidiendo que no difunda esas fotografías ni que le dijera a mis amigos donde yo estaba, prometiendo le una y otra vez que sería una niña buena mientras estuviera en la guardería.
    Humillándome ante papá para que su castigo no fuera tan severo, él me dedicó una pequeña sonrisa, besó mi frente y acarició mi cabello tal como cuando yo era una niña, lo cual no hizo más que hacerme sentir más pequeña y humillada por como me trataba. Lo único bueno, es que aceptó no decir nada por ahora, recordándome que si doy problemas a las niñeras, él me castigará con lo prometido.
    Han pasado 3 días desde entonces, papá se despidió de mi y prometió regresar en un mes, dejándome al cuidado de las niñeras que no han hecho otra cosa más que tratarme como una cría todo el tiempo, por lo que no tengo cosas que hacer más allá de jugar, comer y dormir.
    Llevo tres días comiendo papilla con ayuda de las niñeras que me alimentan, además de que no paró de beber leche para que después ellas me hagan eructar, también tengo que dormir en una cuna de la que ni siquiera puedo salir por mi cuenta, teniendo que gritar a mis niñeras cuando despierto de la siesta para que me dejen salir. Entre todas esas cosas degradante, mi único "entretenimiento" es ver caricaturas educativas para aprender los colores y las letras, escuchar los cuentos que leen las niñeras o utilizar los juguetes infantiles que hay en mi habitación.
-Maldición. Lo peor es que ni siquiera son juguetes entretenidos... son juguetes para bebé... solo puedo jugar con cubos, sonajas y esas cosa donde pones círculos de diferentes tamaños uno encima del otro. Que tengo 19 años, no año y medio como para usar estas cosas-
    Al darme cuenta de lo que hacía y que mis quejas se estaban elevando, sin dudarlo me tape la boca, porque no tenía permitido hablar o actuar conforme a mi edad de fuera de la guardería, mientras estuviera en este lugar yo era una bebé sin importar mi verdadera edad, y tenía que actuar tal como lo haría una niña pequeña. Si una de las niñeras descubre que rompo las reglas me van a dejar en el rincón toda la tarde y sin mis juguetes, que por mediocres que sean, son lo mejor que tengo en está situación.
    Esas mujeres van en serio con obligarme a ser una bebé, me hablan como si fuera una niña pequeña todo el tiempo, me alimentan, me cuidan, me bañan, me visten y me cambian, ellas hacen de todo. Entiendo que es su trabajo, pero no deja de parecerme sorprendente lo comprometidas que están con su labor, seguro que lo disfrutan hasta cierto punto, en especial cuando intento negarme y me dicen que van a acusarme con mi papá, algo que odio reconocer, logra calmarme muchas veces para aceptar otro tipo de castigo sin papá involucrado.
-Es su trabajo después de todo y seguramente ya han tenido que lidiar con “bebitas” como yo-
    Arroje mi sonaja por la vergüenza al yo misma llamarme su bebita, pero es que ellas me tratan así, y yo poco a poco me estoy acostumbrando más a la situación y reglas de este lugar. Solo espero no acostumbrarme demasiado a toda esta locura después de todo este tiempo como para querer volver a visitar este lugar, o peor aún, que papá tenga como hábito dejarme en este lugar cada que se vaya de viaje.
    Odio decirlo pero tendré que ser una buena bebita dentro de este sitio,  y ser especialmente buena con papá para que no vuelva a traerme a este sitio y que me convierta en una cliente frecuente de la guardería.
-En definitiva no quiero volverme una niña más de la guardería-
    Suspiré al decir esas palabras, pensando en que me tenía que esforzar para soportar todo un mes en este lugar, y me tendría que esforzar aún más para no meterme en problemas, y como consecuencia, papá me haga venir de nueva cuenta a la guardería.
    De cualquier forma, la niñera no tarda en venir por mí para jugar, darme de almorzar y meterme a bañar, así que seguiré pensando en como sobrevivir a este lugar sin sucumbir por completo a todo lo que me pueda pasar.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 2 de mayo de 2025

Las hermanas

-Wow, ¡Papi usa cosas tan lindas! Déjame usarlas ¿Como se usan?-
    Pregunto con curiosidad la pequeña albina de ojos azules a la par que se acercaba por detrás a la pequeña chica rubia para jalar su ropa y su liguero.
-¡Oye! Dayanna, deja a tu padre en paz, esta ropa no es para niñas, así que no la puedes usar-
    Suplicaba la rubia que no sabía si cubrir sus pechos o intentar quitarse a su hija de encima para evitar que por accidente terminará desnuda frente a ella.
-Pero papá ahora es una niña ¡Una niña muy linda! Así que tampoco debe usarlos, ya quitate lo para entrar al baño-
-¡No! Suelta mi ropa interior, Dayanna tu padre te está pidiendo algo-
     Aunque intentaba sonar autoritario tal como el hombre que era, su voz actual digna de niña asustada y avergonzada no le ayudaba para nada en su débil intento de calmar a su hija pequeña.
    En la mañana, Raúl estaba jugando con su hija Dayanna mientras su esposa preparaba el desayuno, divirtiendose un montón al pasar el rato juntos hasta que la pequeña albina preguntó si tendría una hermana algún día.
    Raúl sonrió ante la sorpresiva pregunta, y dijo que cuando menos se diera cuenta Dayanna ya no estaría sola, cosa que alegro un montón a la menor y que por alguna razón sucedió de inmediato cuando una misteriosa y densa neblina violeta apareció en la habitación, rodeando de pies a cabeza al hombre mientras su hija hacía todo lo posible para jugar y disipar la neblina.
    Mientras el hombre estaba dentro de la neblina, pudo sentir como todo cuerpo cambiaba, como se hacía más pequeño, como perdía mucho músculo, como todo su cuerpo se hacía más delgado, al igual que una extensa cabellera rubia le crecía, seguido de muchos más cambios que apenas podía ver por la neblina, la cual una vez desapareció, hizo que Raúl soltará un grito chillón y femenino al ver en que se había transformado.
    Ante aquel grito, su esposa Dalia corrió de la cocina hasta la sala de estar para descubrir la nueva condición de su marido, quien ante los ojos de la mujer, parecía una niña tal como su propia hija. Esa comparación no le hacía ninguna gracia al hombre que tenía un nuevo, femenino y adorable aspecto, atrapado en su ropa de hombre que ahora como una niña pequeña, le quedaba enorme dicho atuendo.
    Raúl no estaba de acuerdo con la decisión, pero su esposa se las arregló para cambiarle de ropa por algo acorde a su nuevo aspecto, quitandole su traje negro de oficina por algo perfecto para su nuevo cuerpo y edad. Dalia tuvo que peinar la enorme cabellera rubia de Raúl, colocando un enorme moño rojo para mantener el orden en su cabello, además le puso un vestido rosado junto con unas medias que ya no le quedaban a Dayanna, y aunque Raúl protestó todo lo que pudo, Dalia no dio su brazo a torcer y le puso aquel vestido a su marido feminizado. Sin embargo, el vestido no fue lo más complicado, y ya que Raúl se negaba por completo a usar la misma ropa interior que su hija, Dalia no tuvo más remedio que buscar en sus cajones hasta encontrar un liguero y lencería que hace muchos años había dejado olvidados en su cajón de ropa interior, por lo que Raúl en su nuevo cuerpo terminó usando un vestido viejo de su hija junto con lencería de su amada esposa.
    Todo eso le estaba dando el día más humillante de su vida al padre de familia, quien no podía hacer mucho para regresar a la normalidad, ya que ni siquiera es capaz de entender como fue posible que su cuerpo se transformará de un momento a otro.
    Sin una aparente solución y sin idea de por donde comenzar, Raúl no tuvo de otra más que aceptar la propuesta y posterior decisión de su mujer, quien le ayudaría a buscar una forma de volver a la normalidad, pero hasta que él no pudiera recuperar su cuerpo, Dalia tendría que cuidarlo de una manera similar a la que hacía con Dayanna. En otras palabras, Raúl y Dayanna serían como hermanas hasta que encontraran la forma de hacer que Raúl fuera un hombre de nuevo.
    En una idea repentina, Dalia pensó que conocía a alguien que quizás podía ayudar, pero tendría que visitar ese lugar que estaba un tanto lejos de casa, y tendría que ir sola, porque definitivamente lo último que ambos padres necesitaban era exponer a su hija; ya sea dejándola en casa a solas por tiempo indefinido; o llevándola a ese lugar que podría ser peligroso para alguien de su edad; por lo que incluso si era complicado, la mejor alternativa que tenía sobre la mesa era que tanto Raúl como Dayanna se quedaran en casa mientras Dalia salía a conseguir ayuda.
    A pesar de que al hombre le daba vergüenza quedarse en casa como una damisela en apuros, sería mucho peor salir a la calle y que lo traten como a una niña pequeña tal como a su hija, si los ven definitivamente pensarían que son hermanas o al menos niñas de edades parecidas, por lo que terminó aceptando quedarse en casa y vigilar a su hija que estaba extrañamente emocionada y sorprendida por la situación.
    Una vez que padre e hija se quedaron a solas, la joven Dayanna no dudo en aceptar el rol de "hermana mayor" que estaba cargo de su "hermanita menor", cambiando la dinámica padre e hija por una dinámica entre hermanas a la que Raúl se intentaba negar, pero era sometido por su adorable e inocente hija.
    Después de un largo rato tratando de huir, Dayanna finalmente se las arregló para atrapar a su hermanita en el baño, lugar donde el padre de familia no puede lidiar con su hija, quien ahora es más alta y fuerte que Raúl, aprovechando estas diferencias para pasar un rato divertido con su hermanita al intentar que se bañen juntas.
-Aunque papá usa mis vestidos que ya no me quedan, no usa mi ropa interior, ¿Te gusta más mi ropa o la de mamá? ¿Será que Reina quiere vestirse como una adulta como mamá o prefiere ropa de princesas como yo?-
    La pregunta le pareció tan descarada que Raúl no pudo hacer más que sonrojarse mientras intentaba cubrir su cuerpo y aferrarse a la poca ropa que todavía llevaba puesta.
-Por última vez, señorita. Detente o estarás en problemas. Además, ¿A quién le estás hablando? No me llamó Reina y no pienso aceptar ese nombre, soy tu padre y tienes que respetarme-
    En respuesta, Dayanna sonrió y negó con la cabeza.
-No, tú eres Reina, mi hermana menor. Y como yo soy la hermana mayor, tú tienes que respetarme-
    Logrando arrancarle las medias y el liguero, solo faltaba la ropa interior para que Dayanna cumpliera su objetivo y poder entrar a la bañera con su penosa hermana menor, quien con impotencia no puede hacer más que sentirse avergonzada por la situación y rezar porque Dalia encuentre la solución cuanto antes, ya que como puede experimentar, su pequeña hija está más que lista y ansiosa por ser una hermana mayor, incluso si eso implica que su amado padre se convierta en su linda hermanita menor.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 1 de mayo de 2025

El pacto de la sirvienta

 -Ojou-sama, ¿Qué hablamos de esto?-
    Oí detrás de mí una calmada pero aterradora voz proveniente de la persona que me atrapó con las manos en la masa, mi sirvienta.
-N-no es lo que parece-
    Tartamudee tratando de pensar una excusa acerca de mi videojuego que inútilmente escondía detrás de mi.
-¿Ah, no? Pues parece que a pesar de los castigos impuestos por sus padres, usted buscó en mi cuarto su consola de videojuegos, ojou-sama. Que ahora usted sea una niña no significa que puede entrar a mi recamara como si nada, especialmente a husmear los cajones con mis pertenencias, ambas sabemos donde estaba guardado su aparato, ¿Verdad? Un sitio inapropiado como para que usted lo esté revisando incluso si ahora somos del mismo género-
    Aun con su inquebrantable pero sutil tono de voz la sirvienta sabía lo que hacía y me tenía arrinconado, literal y metafóricamente; estaba jugando con mi consola en su habitación y ella bloqueaba la única salida, incluso si me las arreglaba para escapar ella sencillamente puede informar a mis padres lo que hice al pie de la letra y lo creerán por su leal servicio desde hace años.
-Pero Nina, este es mi videojuego-
    Proteste a lo que ella respondió.
-Y lo sé, he guardado su consola con mucho cuidado y ni siquiera la he encendido, mucho menos utilizado por respeto a usted. Por lo que no puedo evitar sentirme decepcionada al ver que usted no respeta mi privacidad, y aun más importante las reglas de sus padres. Usted desaprobó miserablemente todas sus clases particulares y sus padres le advirtieron que de seguir por ese mal camino sería castigado y enviado a un colegio femenino, donde una vez tenga cuerpo femenino, le harán una buena estudiante y señorita cueste lo que cueste-
-No diría miserablemente....-
    Interrumpí con vergüenza y desviando la mirada, siendo una vez más corregido por la sirvienta que ha estado en nuestra familia durante largos años.
-Pues yo sí le diría miserablemente cuando menos, sus padres usaban un vocabulario menos apropiado y ni hablemos de sus maestros, por lo que llamar "miserable" a su desempeño es amable de mi parte. Volviendo al tema, como parte de su  castigo no sólo le dieron el aspecto de una chica, también me pidieron le enseñará modales y que confiscara todos sus videojuegos. Por el aprecio que le tengo al joven amo, le di la oportunidad de vestirse y comportarse como considera apropiado pese a las órdenes que me dieron y usted ha fallado miserablemente a nuestro acuerdo, los videojuegos que resguardaba estaban a punto de volver a su poder por lo que también es un fracaso que se haya metido a mi cuarto a tomarlos por cuenta propia. Con todo eso dicho, dígame, señorita, ¿Por qué motivo válido debería seguirla protegiendo y no decir todo lo ocurrido a sus padres? Si les dijera lo que ha hecho, sería enviada hoy mismo a la nueva academia sin ningún privilegio y regresaría siendo otra persona, ¿De verdad quiere eso?-
    La idea de volver a hacer mi vida como una chica me aterraba, no sólo perdería todas mis cosas, de cierta forma me perdería a mi mismo para ser convertido en una chica dentro de ese lugar. Y aún sabiendo la gravedad del asunto, no tenía una buena respuesta ni una forma de defenderme más allá de suplicar piedad a mi doncella.
-Por favor, Nina. No le digas nada a mis papás y prometo que haré todo lo que digas-
    Ella se sorprendió un poco y llevando una de sus manos hasta la barbilla comentó.
-¿Lo que diga? ¿Está segura?-
-S-sí, creo que sí-
    Respondí un poco titubeante, dudando rápidamente de mis propias palabras que Nina comenzaba a pensar.
-Muy bien, señorita, este es el trato que puedo ofrecerle; a cambio de mi silencio por todos sus actos indebidos, yo me haré cargo de usted y tendrá que obedecerme al pie de la letra en todo lo que diga: comenzando por darle un buen baño, luego le enseñaré a vestirse apropiadamente y a utilizar un poco de maquillaje que por su estado actual no le vendría mal, como mujer debe dar una buena imagen y actualmente no la está dando ni por dentro ni por fuera-
    No pude evitar verme en el espejo delante mío y notar el cabello rubio despeinado, las calcetas mal puestas, el vestido desarreglado y con una sudadera que es de mi ropa de chico, no pensé que fuera la gran cosa, pero al ver el impecable aspecto de mi doncella, no tengo de otra más que reconocer que mi imagen no es ni la mejor ni la más femenina que pudiera apreciarse.
-La ropa que usa ahora no es de la selección brindada por sus padres y no creo que abajo use lo recomendado para una dama, por esa razón yo misma voy a elegir toda su ropa y le enseñaré a usarla apropiadamente, eso incluye andar en tacones ya que me di cuenta que prefiere ir descalza a usar calzado bajo, por lo que le enseñaré a usar tacones apropiadamente. Una vez bien vestida y arreglada le enseñaré modales, no debe ser un problema ya que sin sus videojuegos, tiene un montón de tiempo libre para aprender a comportarse como una señorita. Por último, estudiaremos juntas los temas de sus clases reprobadas, supongo que estudiaremos una materia por día para abarcar todos sus cursos desaprobados, una vez termine el estudio podrá ir a dormir o repasar lo aprendido en el día dentro de su habitación ya sea en los estudios o en su vida como mi Ojou-sama-
    Su mirada lo decía todo, ella estaba completamente decidida a cumplir con su palabra, ella lo haría y yo mejor que nadie sé que cuando mi maid se propone algo lo cumple. y que Nina por inadvertida que pueda pasar, es de temer cuando se lo propone, incluso más que el colegio al que me quieren mandar.
-P-pero-
-Ni siquiera intente protestar o cambiar mis palabras, señorita, yo no pienso perder el tiempo y si no acepta todo lo que dije y tal como lo dije justo ahora, sencillamente daré media vuelta para informar a sus padres y que lo envíen al colegio para señoritas-
-¡No! ¡Está bien! Tú ganas, prometo hacer lo que digas-
-Como usted diga, señorita. Cabe mencionar que en el momento donde incumpla con su palabra, sin importar nada, iré directo a informar a sus padres sumando a sus actos el hecho de mentirme y hacerme perder mi tiempo, ¿Está bien?-
-Sí, está bien-
    Respondí completamente derrotada ante el horrible acuerdo que acepte, todo por husmear en sus cajones para recuperar mi consola.
-Entonces con nuestro acuerdo pactado, le pido que se adelante al baño, comience a quitarse la ropa y preparé usted el agua a la temperatura que más le plazca, yo iré a su habitación por la ropa de mi elección para usted y así dar inicio a mi pequeña intervención. Cuento con usted mi señorita-
Créditos a quien correspondan.

viernes, 25 de abril de 2025

Mei-chan

    Hace algunas semanas, mientras perdía el tiempo en internet, encontré un anunció muy llamativo en el cual hablaban sobre un concurso para conocer y "hacer tuya" a Mei-chan en su página oficial.
    Mei-chan es una chica famosa en redes sociales, bastante buena por decir de algún modo, ella tenía algún atributo que a cualquier hombre como yo le llamaría su atención; su estatura era baja y de cara adorable además de una actitud linda y juguetona. Sin embargo, esos rasgos son poco habituales en una mujer que ya casi llega a los 30 años, por lo que se creía que era una especie de personaje de redes sociales muy torpe, linda y distraída que dejaba ver demasiado de su cuerpo bastante a menudo para el deleite de sus fieles espectadores. En otras palabras, se comportaba y vestía de esa forma para llamar la atención y con ello ser popular y ganarse la vida, o al menos, una parte más de la misma.
    Sí, su mayor "trabajo" se daba en redes sociales, sin embargo, Mei-chan también era muy popular en algunas páginas para adultos, donde una vez más, mezclando su apariencia llena de inocencia junto a muchos eventos pervertidos, hacían que Mei tuviera un público bastante especial y dedicado a ella.
    De esa forma, por el día Mei-chan se dedicaba a hacer vídeos y publicaciones en sus varias redes sociales y su cuenta personal, mientras que en la noche dejaba de lado su faceta más inocente para volverse toda una atrevida actriz dispuesta a hacer de todo con una enorme sonrisa llena de felicidad para su amado público que siempre la motivaba a ir por más.
    ¿Controversial? Sí, podría llamársela de esa manera, y creo que eso le gusta bastante, ya que en más de una ocasión ha comentado tener la fortuna de mover sus cartas tal como a ella le plazca para mantenerse en boca de todos.
    Volviendo al punto, el concurso para tener a Mei-chan era simple pero muy complicado, consistiendo de una serie de preguntas en una pagina suya, preguntas bastante largas que con el pasar aumentaba su complejidad; pasando de cosas simples como su nombre, edad, etc., hasta llegar a preguntas sobre cuantos vídeos para adultos ha hecho, cual es su posición favorita, que es lo que más disfruta hacer y demás preguntas tanto complicadas como subidas de tono, haciendo que cada vez el contador de participantes en vivo fuera disminuyendo más y más al fallar en alguna pregunta tarde o temprano.
    Así, tras varias horas participando en su concurso, yo era el único que quedaba en el juego, el ganador de tan complicada competencia y quien podría tener a Mei-chan el resto de su vida. Parecía una propaganda algo extrema, puede que fuera una mala traducción o escritura engañosa para llamar más la atención, en especial al leer el largo mensaje que me felicitaba por semejante hazaña. 
    Sin embargo,decidí ignorar aquellos pensamientos para continuar en la competencia hasta que una pregunta más salió, siendo esta última bastante diferente al resto: "Si fueras Mei-chan ¿Qué es lo que harías?". Pregunta rara a decir verdad, pero que según el mensaje podía responder lo que fuera sin alguno castigo, así que tras pensarlo unos segundos se me hizo gracioso responder "seguiría su vida, siendo la mejor Mei-chan que el mundo pueda tener". Con esa respuesta enviada, un mensaje más apareció: "Felicidades, así será" se podía leer en la pantalla solo para dejarme cegado unos segundos y recuperar mi visión.
    Cuando eso sucedió, todo estaba cambiado, ya no estaba en mi habitación y mucho menos era yo, ahora estaba en la habitación de Mei-chan y yo podía mover su pequeño y sexy cuerpo a mi completa voluntad.
    No había forma de creer que fuera real, pero lo era, estaba en el cuerpo de la influencer usando solamente una tanga y un diminuto sostén para cubrir mis pechos.
    Con todo lo raro que me resultaba, empecé a moverme y explorar la recamara de Mei-chan encontrando ropa más decente y otras muy atrevidas, juegos, su equipo para redes sociales y lo más importante, una nota escrita por la misma Mei:
    "¡Felicidades! Ganaste el concurso de Mei-chan, sabes tanto de mi como es posible, incluso acertando en cosas que nunca dije abiertamente, sin duda mereces tenerme para ti solo, así que has lo que se te apetezca conmigo, aunque siendo sincera me gustaría ver que cumples tu palabra de ser la mejor Mei-chan que puede haber, pero si no lo haces, esta bien, tu disfruta tu premio como gustes Mei-chan."
    Con la nota podía asumir que ahora me quedaría así, sin saber donde esta la verdadera Mei-chan y pensando mucho al respecto sobre que haría con su cuerpo, pero una cosa llevo a otra, la otra a la otra y finalmente sonreí para hablar a mis anchas con una profunda libertad al entender por completo que ahora este cuerpo es solo mío.
-¡Entonces eso haré y seré la mejor Mei-chan que el mundo pueda tener!...pero ¿Cómo debería empezar?-
    Los siguientes días aprendí sobre mi hogar, a dejar mis actitudes de chico por las de Mei-chan siendo incluso más atrevida y cariñosa que antes, por último aprendí de los contactos y notas que había dejado la anterior para poder ser la mejor Mei-chan posible, y hoy tras una semana de duro entrenamiento donde me anunciaba mínimamente en mis redes con pistas de que es lo que estaba haciendo, hoy subiré mi primer vídeo a sus redes totalmente en vivo. Dejando todas las cosas para grabar y empezando en 3, 2, 1.
-¡Hola a todos! ¿Eh? Pero la cámara no está... ¿Dónde la abre dejado?
    Di un salto con energía que levantó mi faldita, mientras veía confundida por la ventana buscando mi cámara, levantando mi trasero y sacudiendo las caderas, dejando a la vista de la cámara lo que había bajo mi falda, quedando expuesta en esa posición durante unos segundos con la cámara a mis pies para satisfacer a mi querido público que iba en aumento con cada segundo de la transmisión.
-¡Ahí estas! ¿Pero que haces ahí? Desde ahí abajo no podrán verme-
    Lógicamente abrí mis piernas para agacharme y que todos pudieran ver mi cara al revés mientras los saludaba.
-Ahora sí pueden verme ¡Incluso más de lo debido!-
    Cierto, no llevo bragas y todos pueden verme ahí abajo así que pase mi mano cerca de mi trasero para tomar el extremo de la falda y cubrirme un poco.
-Perdonen a la torpe Mei-chan, eso debía ser una sorpresa, de hecho toda esta semana he estado trabajando en una gran sorpresa para todos ustedes, es una pequeña recompensa por estar apoyándome siempre jajaja-
    Lleva ambas manos a mi cintura de manera orgullosa y recordando una vez más que no llevo nada debajo por lo que volví a cubrirme torpemente con un pedazo de mi falda, doblando sutilmente mis piernas para seguir hablando a la cámara en mi extraña posición.
-Perdón otra vez, tanto trabajo ha tenido muy distraída a Mei-chan pero me veo bonita ¿A que sí?...¿O no? ¡Ustedes son quienes lo deciden a partir de ahora! Verán, a lo largo del día subiré encuestas a todas mis redes sociales, ahí podrán votar para decirme que vestidos o ropa usar, si debería usar liguero, tangas o algo más, un peinado nuevo, de que debería hablar y cuanto se les ocurra porque a partir de hoy ustedes decidirán como es que Mei-chan debe ser para ser la mejor Mei-chan del mundo-
    Mientras hablaba, con mi mano libre fui mostrando unos mini vestidos, faldas, tangas y sostenes, incluso por accidente mostré uno de mis juguetitos que me acompañan en la noche haciéndome ruborizar un poco mientras lo sacaba del cuadro de cámara de forma rápida y discreta.
-Perdón, Mei-chan mostró uno de sus amigos de la noche ¡Cierto! Verlo a él me recordó que al anochecer habrá otro directo para mis otras páginas, espero verlos por ahí, porque en ese vídeo veremos los resultados de la encuestas mientras cabalgo uno de mis... de mis geniales compañeros...¡Geniales en verdad!¿No es así?...¿Será que también les gustaría elegir como o con que debería divertirme por la noche?¿O si debería de traer a alguien de ustedes para ayudarme?...Bueno, soy una buena chica y está no es la hora de hablar +18, todo eso lo hablaremos en el próximo directo ¡así que no se lo pierdan!¡Su amada Mei-chan los estará esperando con los brazos y piernas abiertas al anochecer! Bye bye-
    Cerrando el vídeo en un momento clave, pude sentirme satisfecha de ver el gran número de espectadores que había reunido y como todas mis redes se llenaban de mensajes y reacciones gracias a mi regreso a redes sociales.
    Apenas era mi primer vídeo y ya había superado los números de la antigua Mei-chan. No obstante, esto solo es el inicio, y si de verdad quiero ser la mejor, tengo mucho trabajo por delante, y estoy segura de que todo ese trabajo lo voy a gozar más que la mismisa Mei-chan. Ser una mujer, y ser Mei-chan, será sensacional.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 24 de abril de 2025

Cinthia

-Cinthia, date prisa-
    Grité desde la cocina terminando de preparar un montón de deliciosa comida.
-¿Es en serio? ¿Tengo que usar esto?-
-Por supuesto, tú misma lo prometiste-
    Escuché un gruñido como queja habitual de ella para luego oír pasos y finalmente ver cómo se paraba con los brazos cruzados bajo el marco de la puerta.
-Esto es ridículo, ¿Ya estás contento ahora? ¿Ya puedo quitarme esto?-
    Decía refiriéndose al atuendo que elegí para ella y que se tenía que poner por una buena temporada: unas calcetas de franjas moradas con blanco hasta la mitad de sus bien dotados muslos, dejándome disfrutar de una buena parte de sus muslos desnudos hasta llegar a la cintura donde tenía los broches de su pañal morado y que había elegido a propósito más pequeño pero quedando encantado con el resultado, finalmente tenía una blusa rosada sin mangas donde podían verse sus pezones, así como no tenía permiso de usar bragas tampoco le había dado permiso de tener un sostén, su cara además de tener una expresión molesta no tenía ningún maquillaje y arregló su cabello en un par de coletas que me encantan, aún más con esa expresión tan molesta en su cara debido a su adorable atuendo.
    No había duda alguna en que ella estaba muy molesta pero así como ella estaba de peor genio que nunca, yo estaba contento como pocas ocasiones, pues de cierta forma mi fantasía se cumplió.
    Desde hace algún tiempo pensaba en tener un bebé, me gustaba la idea y se la comenté a mi pareja Cinthia quién rápidamente dijo que ella no se veía teniendo niños todavía, o incluso nunca. Fue decepcionante para mí oír esa noticia, pero decidí no insistir y pensar que con el tiempo su pensamiento cambiaría.
    Meses después pregunté una o dos veces más esperando algún indicio de cambio de opinión por parte de mi novia, cosa de la que se burló diciendo que sería más fácil ella ser mi bebé antes que ella me diera un bebé. 
    Okey, puede que todo fuera mi culpa por insistir de esa forma pero tampoco era necesario que ella se burlara tanto de mi deseo, así que decidí presionarla; le hice prometer que lo hiciera, que fuera mi bebé por unos días y que si lo aguantaba, nunca jamás volveríamos a tocar el tema, algo que sin creer mucho de mí aceptó, supongo que nunca imaginó que lo hiciera realmente.
    Pero este fin de semana se haría realidad, un día antes le advertí de que la haría cumplir con su promesa y ella burlonamente lo aceptó una vez más pensando que yo solo estaba exagerando. Sin embargo, hoy es cuando mi novia despierta en nuestra cama y todo lo que encuentra para poder usar es esa ropa infantil que elegí para ella, se estuvo quejando y diciendo que era algo extremo pero después de pelear un rato y recordarle que lo prometió, parece que finalmente cumplirá con lo que dijo.
-No, tienes que usar esos atuendos durante lo que queda del fin de semana, si no lo haces no volverás a ver tu armario como lo conocías-
-Es increíble que me hagas esto A-
-Nada de llamarme por mi nombre, me tienes que decir papá o cosas por el estilo-
-¿Bromeas? No esperes que haga eso-
-Bueno, no esperes que te dé de comer, eres horrible en la cocina y no creo que puedas sobrevivir tú sola todo este tiempo. Para comer, tú siempre has dependido de mi tal como una bebé-
    Parecía que poco a poco dominaba la situación y sin importar la mala cara que me ponía mi bebé, estaba aceptando todo lo que yo le decía, todo lo que me había prometido.
-Okey, entonces "papá", ya estoy vestida, ¿Ya puedes darme algo de comer?-
-Por supuesto pequeña, ven-
    Sin preguntarle algo, la tomé en mis brazos dando un par de palmadas en su trasero mullido por el pañal, besando su cuello para distraerla y que no pudiera liberarse.
    Vi su rostro enrojecer por la vergüenza, y todo el enojo que tenía se había vuelto en una expresión sumisa por mis caricias que al final solo eran un señuelo y que cuando notó, ya era demasiado tarde.
-Espera, ¿Cuando conseguiste esta cosa? Es una silla de bebé enorme y no puedo salir sola, no me digas que-
-No te preocupes, hermosa, ya conseguí todo para que la pases bien en tu fin se semana en pañales pero por ahora no te concentres en tus juguetes o en lo que se aproxima, mejor disfruta de la comida, di "ah"-
    Al ver que no la sacaría de su nueva silla y mesita para comer, Cinthia obedeció lo que pedí, momento que aproveché para darle un gran bocado de puré de manzana, algo que se comió pero le sorprendió.
-¿Por qué me diste eso? Yo no quería puré, dame de lo que cocinaste-
-No. Las bebés comen puré con laxante, lo que yo voy a comer es para niños grandes-
-No,yo quiero comer...¿Dijiste laxante?-
    Le mostré la botella de laxante vacía que había usado para mostrarle que era verdad y seguir con mi plan.
-No te preocupes, bebé. Tienes tu pañal puesto en caso de accidentes y siempre que me avises puedo llevarte al baño si eres una niña buena. Dime, ¿Eres niña buena?-
    Pregunté acercando otra cucharada de puré, el cual mi niña comió a regañadientes diciendo.
-Yo soy una niña buena-
-Así me gusta, ahora hay que seguir comiendo para que tengas energías y una hermosa sonrisa en este fin de semana que tenemos por delante. Te aseguro te vas a divertir-
    Con eso dicho y con Cinthia no muy convencida, siguió comiendo su puré mientras pensaba lo siguiente que haríamos en nuestro fin de semana y tomaba unas fotos de mi bebé que guardaría para siempre.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 14 de abril de 2025

Confiando mi secreto

-V-vamos, amor. No tienes que llegar tan lejos por mí-
    Murmure con un montón de nervios y vergüenza mientras me cargaba en sus brazos hasta recostarme en la cama, viéndome con atención desde arriba por lo que me puse aún más roja.
    Tenía puesto un infantil y corto vestido rojo con adornos negros, no podía creer que aún podía usar uno de mis vestidos de cuando era una niña, aunque ahora era tan corto que apenas cubría bien mis pechos y dejaba al aire desde mi ombligo hasta el resto de mi cuerpo que tras varios centímetros desnudos de mi piel, podía verse mi pañal rosado con unos dibujos de princesa para prevenir los accidentes que yo pueda tener. Después de mi pañal, todos mis muslos estaban al desnudo hasta llegar a la parte baja de la rodilla, donde empezaban unas calcetas rojas que también usaba cuando niña, antes cubrían por completo mis piernas pero ahora presumía mis dotados muslos al dejarlos descubiertos en el espacio entre mis calcetas y mi pañal.
    Desde que tengo memoria me habían gustado estas cosas, ya saben; vestirme con ropa más infantil de lo necesaria, beber en mamilas, mirar mucho a las princesas, jugar con muñecas y más cosas de ese estilo; todo eso fue un gusto que crecía conmigo conforme pasaban los años, y que por lo mismo era algo difícil de ocultar. 
    Tenía mucha vergüenza de que un día mamá, o alguna amiga me atraparan estando en esta forma, ¿Cómo lo explicaría? Estoy segura de que moriría de vergüenza antes de poder hablar sobre esto y todos pensarían que estoy loca. Por todas esas inseguridades me esforzaba al máximo para que nadie me descubriera y fue así por más de 14 años hasta que logré tener un poco de privacidad al llegar a la universidad.
    Cuando entré a la universidad finalmente vivía sola y tenía la libertad de divertirme como quisiera el tiempo que quisiera, por lo que no solo tenía total libertad de divertirme como una niña, incluso tuve la brillante idea de llenar un armario de puras cosas infantiles para mi querido pasatiempo, llenando el mismo con muñecas, vestidos, pañales, mamilas y muchas cosas más de las que nadie jamás iba a sospechar, porque nunca nadie más que yo entraba a mi habitación.
    O al menos así era la situación hasta que conocí a mi novio, quien en algunas ocasiones venía a mi habitación a pasar el rato o estudiar conmigo. Y aunque hice de todo para que él nunca descubriera mi armario secreto, supongo que en algún momento se iba a enterar.
    Hoy día yo estaba acostada en el suelo, moviendo mis piernas en el aire, con un peluche en una mano y en la otra un biberón con leche tibia para ver mis caricaturas, estaba completamente concentrada en mis asuntos cuando una voz conocida me devolvió a la realidad de la peor forma que pude experimentar.
-¿Que se supone que estas haciendo, Camila?-
    Me levanté totalmente asustada para ver a mi novio en el marco de la puerta de mi habitación, aún sosteniendo las llaves de repuesto que le di hace un tiempo y que nunca había utilizado hasta estos momentos en los que me atrapó por completo.
-¿¡Qué estás haciendo aquí!?¡No sabía que vendrías!-
-Llame un par de veces a tu teléfono y nunca contestaste, me preocupe un poco así que vine a ver si estaba todo bien... y sí, supongo que estás bien... aunque no espere verte de esta forma-
    Hasta ese momento, de pie delante de él, recordé que tenía mi atuendo de bebé hasta con mamila y peluche en brazos, cosas que intente esconder cuando lo vi sonreír. No pude evitar ponerme más roja que nunca tratando de quitarme la ropa, siendo mis brazos detenidos al momento por los de mi novio.
-Ya basta, Nick. Suéltame, no quiero que me-
    Cuando mis emociones llegaron al límite sentía que iba a llorar, estaba tratando de quitarme a mi novio para poder cambiarme de ropa, pero mis palabras quedaron a la mitad cuando él me cargó como una princesa, se sentó en el sofá y me sentó sobre su regazo, tal como un padre haría con su niña, algo a lo que sinceramente no supe como responder.
-Perdón por reírme, no pude evitar pensar que te ves adorable así-
    Dijo dándome un beso en la mejilla y recuperando mi mamila para acercarla a mi boca, a lo que tímidamente respondí empezando a succionar otra vez, pero ya no en el suelo, sino en sus cálidos brazos que me protegían.
-No tienes que darme explicaciones, son tus gustos y no haces daño a nadie, yo lo respeto y no por verte vestida así creas que te dejaré de amar. Veamos tus caricaturas, eso sé que siempre te ha gustado-
    La mano que sostenía mis piernas acarició mi cabello despeinándome un poco para después hacerme cosquillas en el estómago, sonriendo de inmediato ante sus inesperadas muestras de afecto a las que tampoco me podía oponer.
    Después de eso seguí viendo la televisión con calma, una naturalidad que creía imposible a lado de alguien importante para mi, pensaba que mi novio se burlaría o me dejaría de inmediato si descubría mi secreto, pero hizo todo lo contrario, quedándose a mi lado y jugando conmigo, cuidándome con cariño y mostrando que de verdad me quería con todo y mis rarezas.
    No recuerdo qué hora era o en que terminó mi caricatura, me había quedado dormida en sus brazos antes de notarlo, despertando por el movimiento de él al cargarme a otro lado, fue ahí cuando hablé y me dejó en la cama.
-Así que la dormilona despertó, como te quedaste dormida y ya se acerca la hora de mi trabajo, pensaba acostarte en tu cama para que durmieras más tiempo-
    Eso me sorprendió un poco, nunca me había quedado dormida tanto tiempo, pero con el cariño con el que me cuidaba mi novio, creo que fue normal dormirme un poquito más de la cuenta.
-Creo que te tomaré la palabra-
    Dije sonriendo y sintiendo su mano en mi pañal, lo que me hizo sonrojar debido a que me estaba revisando.
-N-no estoy sucia, amor, podré usar estos pero nunca lo he hecho-
    Respondí con vergüenza, sintiendo unos suaves besos en mis muslos que hacían que me derritiera.
-No lo sabía, pero si alguna vez lo haces, o si quieres que te haga compañía como hoy, solo dímelo y yo estaré encantado-
    Sus besos pasaron de mis muslos hasta mis labios, con la misma rapidez y delicadeza que usó abajo, dejándome más que satisfecha en un solo día para recuerdo.
-B-bueno podría intentarlo...y puedes venir cuando quieras, yo estaré encantada de tenerte aquí, ¿Me alcanzas esa cobijita?-
    Señale el armario donde Nick sacó una cobija vieja y de colores que tengo desde hace años, con ella me envolvió y una vez más beso mi frente para comenzar a irse de mi habitación.
-Entonces volveré a verte pero no te llamaré, será una sorpresa tal como el día de hoy, nos vemos-
    Con esa promesa, mi novio apagó las luces y cerró la puerta de mi habitación, dejándome sonriendo como idiota y dando vueltas en la cama por finalmente tener un poco de aceptación con esto y sabiendo que le puedo confiar mi secreto y lo que hago en mi más privada intimidad.
    En serio que es perfecto, me sacaré la lotería con este chico, y mientras mi corazón se aceleraba y mi mente se llenaba de pensamientos con mi novio, quizás podría dormir tranquila un poco más esperando con ansias el día que vuelva a cuidar de mi.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 17 de marzo de 2025

El deseo de la pequeña Eli

-A ver bebita, abre muy bien y di "ah~"-
-No…más de eso ya no, quiero comida de verdad-
    Pedí completamente exhausta de mi situación actual, la que por desgracia no parecía fuera mejorar, algo que solo provocó me hunda aún más en la mezcla de vergüenza y sumisión.
-Aún eres muy pequeña para comida de niños grandes, tienes que comer purés y beber mamila un poco más-
    El tono con el que me hablaron solo lo hacía peor, era humillante que me hablaran como si explicaran las cosas a una niña pequeña que todavía no entiende como funciona el mundo en realidad.
-¿Cuánto más?-
-¿Cuántos más qué?-
-¿Cuántos días más tendré que comer esas cosas antes de tener comida de verdad?-
-¡Aaah! Ya entendí... Quizás unos dos o tres años más, sólo para estar segura de que no te atragantes, sin mencionar que amo cuidar a mi hermanita-
    Sus inocentes palabras parecían cargadas de burla mientras ella me apretaba las mejillas como a una mocosa sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.
-¿Y si quiero usar yo sola el baño?-
-¿Tú sola? Eso también es difícil para una niña pequeña como tú, y con todos los pañales que quedan sería un desperdicio enseñarte a usar el baño, así que no te preocupes por eso, tu hermana mayor te cuidara muy bien un largo tiempo-
    Un par de lágrimas quería escaparse de mis ojos e hice lo posible para que eso no sucediera al escuchar la horrible sentencia que se avecinaba para mi al ser tratada como una bebita, y todo por pedir una completa tontería en vez de un buen deseo.
    Mi nombre es Elizabeth, aunque últimamente me llaman "la pequeña Eli" o "Eli chiquita" junto a un largo etcétera de apodos vergonzosos que mi hermano, o más bien mi hermana Sabrina usa conmigo, todo desde hace un par de semanas cuando pedí mi tonto deseo.
    Mi hermano Sebastián de 19 años y yo de 17 estábamos de paseo, hablando de muchas cosas hasta que mencioné lo mucho que él había cambiado porque ya no jugaba conmigo, que incluso había días donde no hablábamos o nos veíamos como antes. Él me respondió entre risas que no fuera una bebita llorona, que su cariño no había cambiado, pero que la vida que ha hecho cada uno se distancia de alguna forma por sus responsabilidades; en su caso la escuela y su trabajo de medio tiempo lo dejaban agotado; y que yo también debería preocuparme más por la escuela y encontrar un pasatiempo; pero para mí eso no fue una buena excusa ni una solución al cambio en nuestra relación desde hace un tiempo, así que cuando pasamos cerca de una fuente de los deseos, lance una moneda y pedí lo siguiente para molestarlo:
-Deseo que mi hermanito no sea tan tonto y me cuide como cuando era pequeña-
    Como era de esperarse, lanzar una moneda a un viejo pozo no cambiaría nada de un momento a otro, todo era normal, lo único nuevo eran burlas de mi hermano por "el berrinche" que yo le estaba haciendo en nuestro camino a casa. Sus burlas, aunque molestas, también me hicieron sonreír y aceptar que solo fui un poco impulsiva y que un deseo como el que pedí no se haría realidad, todo lo que conseguí fue molestar un poco a mi hermano y perder una moneda que bien pude usar para algo más.
    No fue hasta la mañana siguiente que me di cuenta de las consecuencias de mi tonto deseo, cuando daba vueltas en la cama evitando salir de la misma por el cansancio, estaba lista para holgazanear un buen rato ahí. No obstante, de un momento a otro pequeñas e infantiles risas comenzaron a escucharse, y sin darme tiempo de preocuparme o asustarme por este ruido, una pequeña y muy femenina niña saltó a mi cama para despertarme.
-¡Buenos día, bebita! ¿Quién es la más hermosa? ¡Obvio que tú!-
    Me decía una linda chica de cabello corto y castaño con un enorme parecido a mi hermano mayor, lo que en conjunto a su forma de hablarme me hizo despertar por completo. Intenté ponerme de pie para salir de la cama, pero la pequeña niña castaña se río cuando me golpee la cabeza contra unos barrotes, momento en el que me pude percatar de que yo no estaba en mi cama, yo estaba en una diminuta cuna para bebés, y en lugar de mi lencería que usaba como pijama, yo llevaba puesto un abultado y apretado pañal rosa con estampado vergonzoso debajo de un aún más vergonzoso mameluco que aprisionaba mi cuerpo.
-¿Qué estas haciendo, pequeña? No puedes salir de tu cuna tu sola- 
    Me dijo con un tono juguetón e inocente que solo me hizo avergonzar y enfurecer cuando "me señalaron algo obvio" que solo yo parecía no entender.
-¡Ouch! ¿Quién eres tú? ¿Por que me tratas así? ¿Q-qué significa esto?-
    Traté de señalar a la niña castaña, pero al hacerlo me di cuenta que no podía ver mis dedos, ambas manos estaban atrapadas en unos guantes rosados que no podía quitarme por mi cuenta, y que en consecuencia volvían inútiles a mis manos, negándome la ejecución de cualquier tipo de acción que involucre mis manos o dedos.
-¿Cómo que quien soy? Soy tu hermana Sabrina ¿Será que aún está dormida la bebita?-
-¿Sabrina? Y-yo... Yo no tengo una hermana…¿Quién eres?-
    Estaba preocupada por esa respuesta que para mi no tenía sentido, y por alguna razón me sentía mucho más preocupada de lo que debería, yo estaba muy emotiva, como si no tuviera pleno control de mis emociones, por lo que me sentía más preocupada de lo que debería, dando mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar. No obstante de que di mi mejor esfuerzo para no llorar, "mi hermana" pareció darse cuenta de eso, y con una sonrisa sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarme tanto las lágrimas como la cara.
 -Jajaja. Claro que la tienes, ¡Mírame! Y todo gracias a tu deseo, ahora Sebastián soy yo, Sabrina. Y sin la escuela o el trabajo quitándome el tiempo, podré cuidarte todo el tiempo tal como hacía antes de tener mis responsabilidades-
    Me explicó con una enorme sonrisa la pequeña, que lejos de emocionarme para bien, solo me hizo sentir más preocupada que antes.
-Mientras tú dormías me tomé la libertad de tirar toda tu ropa y cosas de niña grande, excepto por unas cosas que me gustaron para mí, también te des inscribí de la escuela, cambie tu ropa y te puse esa mucho más linda para ser mi bebita, igual que antes-
-P-p...Pero no quiero usar mameluco-
-¡No te preocupes! Solo es para dormir o cuando haga mucho calor. Aunque bien podrías quedarte solo con el pañal, ¡como te sientas más cómoda!-
    Mi hermana bajó el barandal de mi cuna para cargarme en brazos sin ningún problema, algo que sinceramente me sorprendió, porque incluso con el aspecto de una niña no mayor de 10 años, ella tiene la fuerza y habilidad necesaria para dominarme y cuidarme aún si yo tengo mi cuerpo de adolescente. Traté de forcejear y de sacudirme, pero mi hermana con inocencia seguía sonriendo mientras me llevaba en brazos para seguir cuidando de mi sin importarle mis protestas.
-Tampoco quiero usar un pañales... sería muy humillante... por favor, Sebastián-
    Cuando dije eso y le hablé a la niña con el nombre de mi hermano, ella solo suspiró y negó con la cabeza mientras me llevaba en brazos.
-Ya te he dicho que mi nombre es Sabrina, y eso si que no, eres muy pequeña y hasta que aprendas a utilizar el baño tienes que usar tus lindos pañalitos, ¡Que debo decir te quedan hermosos! Te ves muy linda, tierna y atrevida para ser tan chiquita-
    Me dijo con total ternura que me hundió en la vergüenza total, con ella tocando un poco mis muslos mientras me cargaba hasta la cocina para volverlo todo peor cuando Sabrina me sentó e inmovilizó al sentarme en una sillita alta con mesita, sitio en el cual apenas podía entrar para que ella me de de comer justo como hace ahora.
-No digas cosas tan vulgares sobre mí-
-¿Perdón? No tiene nada de vulgar alabar tus muslos, bebita, son tan grandes y suaves que quisiera dormir en ellos, puede que algún día muy pronto lo haga-
    Mencionó estrujando y pasando sus manos por mis muslos que eran imposible no ver, el pañal era pequeño y apretado aunque muy notorio por estar abultado, me cubría casi lo mismo que mis bragas así que muy buena parte de mis muslos y piernas andaban al desnudo por la casa para goce de mi hermana mayor, quien sin dudar me puso un babero, abrió un frasco de papilla para hacerme comer y me sirvió un biberón con leche tibia para beber, intenté negarme a hacer eso, pero solo conseguí terminar toda sucia de la cara y que me limpiará con el babero. En cuanto terminó de darme de comer, mi hermana Sabrina se las arregló para hacerme eructar, lo cual hizo que me cubriera el rostro sonrojado por lo vergonzoso de ese momento.
    Una vez terminamos el desayuno, Sabrina me deja jugar con mis nuevos peluches y muñecas o me da permiso de ver las caricaturas hasta que llegué la hora de la siesta. Una vez que despierto de mi siesta, ella me baña, me cambia y me deja seguir jugando bajo su supervisión y compañía, terminando muy pronto el día cuando ella me mete a mi diminuta cuna para leerme un cuento para dormir y dejarme ahí atrapada hasta la mañana siguiente.
    Mi rutina es agobiante y monótona, apenas hay diferencias de un día a otro por lo que veo en tele o con lo que juego... y por muy humillante y vergonzoso que sea admitirlo, lo más variado en mi día son los momentos donde tengo que ir al baño. No me hace ninguna ilusión o alegría tener que ensuciar mis pañales, pero si ella tiene cerrado con llave el baño, por mucho que intente aguantar o suplicar, no he tenido más remedio que verme obligada a hacer mis asuntos en mis nuevos pañales, para que después de una revisión o yo misma decirle a mi hermana mayor, ella me cambie, me felicité y me de permiso de seguir jugando o mirando caricaturas.
    Han pasado muchos días desde que por mi culpa y mi tonto deseo, mi hermano y yo hemos cambiado por completo nuestras vidas por estas vidas de las que no he encontrado forma de escapar, ahora no tengo ni un momento a solas, desde que despierto hasta que me quedo dormida ella está presente en todo, llevando mi inocente deseo a un extremo del cual no sé como liberarme o volver las cosas a la normalidad.
    Ella no es mala del todo, de hecho diría que todo lo contrario, cualquier mamá moriría de envidia ante esta niñera mía que se dedica a mí de forma impecable cuidando mi bienestar, mi apariencia, enseñándome modales y otras cosas que aún se desde antes de volver a ser una bebé y claro, jugando conmigo igual que antes tal y como pedí.
    Pero yo no quería esto, no quería volverme su bebita Elizabeth o que mi hermano se volviera Sabrina, ni pañales ni caricaturas, ni vestidos o ver a Sabrina jugando y tomando mis antiguas cosas, no quería nada de esto, al menos no de está forma tan retorcida en la que se me fue cumplido mi deseo.
    Ya no tengo idea de que hacer, estoy atrapada en mi propio deseo el cual no estoy segura de poder acabar, podría pedirle ir de paseo a mi hermana para buscar el pozo de los deseos y volver todo a la normalidad, pero si Sabrina acepta mi petición yo tendré que salir de esta forma o en carriola o tomada de su mano para que todo mundo me vea, una humillación de la cual no sé si me podría recuperar. Si caminar sosteniendo su mano en casa ya es vergonzoso,  no quiero ni imaginar que tanto me podré avergonzar si todos me ven; una chica de 17 años con un pañal, vestido o ropa de niña pequeña que ni oculta el pañal que usa, todo eso mientras camina de la mano o en brazos de una chica mucho más pequeña.
    Pensé que si aprendía a ir al baño podría dejar de usar pañal, así sería algo menos vergonzoso salir a la calle y me aguantaría en privado la vergüenza de tener que usar un bañito de entretenimiento o algo así, pero con nuestra conversación queda descartada la idea, haciendo que empezará un nuevo mar de lágrimas mientras me alimentaba y pensaba sin mucho éxito cómo sería capaz de volver a mi vida normal.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 13 de marzo de 2025

Estudiante promedio

 -¿Qué clase de sueño tuve?-
    Me pregunté al despertar, aun con algo de sueño por culpa de mi abrupta alarma la cual me despertó de golpe. Me gustaría dormir un poco más, pero estamos en temporada de evaluaciones finales, una de las peores épocas en todo año escolar.
-Quizás por eso tuve un sueño tan extraño-
    Se supone que todos los sueños tienen una razón o un motivo de ellos, pero sinceramente no puedo encontrar el sentido al haber soñado con que yo era un estudiante promedio, con todo el estrés que eso conllevaba: examen final de esta materia, presentación de otra materia, organizar el trabajo en equipo, practicar para el examen de segunda lengua y un sin fin de actividades más que tenía que realizar en el transcurso de unas pocas semanas. Sin importar cuanto esfuerzo pudiera poner al inicio y mediados del año escolar, gran peso recae en el último mes, volviendo una locura el día a día.
-Ahora que lo pienso, fue bastante vivido mi sueño-
    Repetí dándome cuenta que un gancho de mi negro sostén se rompió, así que tendré que cambiarlo antes de vestirme, una lastima ya que este conjunto es de mis favoritos. Puede que más adelante vaya a buscar otro idéntico pero ¿En que estaba?
-Ese sueño-
    Cierto, el sueño fue muy vivido, era como si viviera el día con día de un mes que parecía no tener fin, donde el único motivo que tenía para seguir esforzándome era poder ver la hermosa sonrisa de mi maestra de cabello rosa... ¿Mi maestra? Eso es raro... ¿Me había enamorado?
-No puede ser cierto eso-
    Al pensar en mi maestra de cabello rosa y grandes anteojos redondos, una emoción creció en mi pecho, pensar en ella me hacía acelerar el corazón, y entre más tiempo lo pensaba, más podía estar segura de que esa sensación era amor. Yo estaba enamorada de mi profesora en mi sueño, lo cual de verdad me sorprendió porque nunca había sentido atracción por otra mujer, y porque me costaba creer que ella era mi maestra, ¿No somos maestras las dos?
-Dame un momento, tengo que despertar-
    Sacudí la cabeza y me di unos golpes en las mejillas, todo eso con la intención de despertarme por completo y así organizar mis ideas, ya que estaba mezclando mis sueños con la realidad, confundiendo mi autentica vida con la vida de mis sueños, algo que aún si parecía imposible de suceder, en verdad me estaba costando tener en claro que cosas eran reales y que cosas eran de mis sueños.
-¿Es posible tener un sueño tan vívido? Recuerdo muchos de mis sueños, y sé que eran mis sueños, al despertar todo era tan claro como el agua.... pero está vez no, mi sueño se siente tan real que me hace cuestionar que es verdad-
    Nunca había vivido algo como esto, ¿Qué clase de sueño puede ser tan intenso como para confundir un sueño con la realidad? Incluso si ese es el caso y yo lo estoy experimentando, ¿Cómo puedo poner cada cosa en su lugar? Todo parece tan complicado, destacando y por mucho a mi maestra.
    Me duele la cabeza, me entra sueño y me confundo cada que pienso en ella, ¿Por que me está pasando esto? No tengo idea alguna.
    Por una parte, sé que ella es mi maestra, yo de verdad me siento profundamente enamorado y atraído por ella, hasta diría que es el amor de mi vida, pero como la mujer que soy, yo nunca había estado enamorada de otra dama, mi trabajo como profesora ha sido mi prioridad desde hace muchos años por lo que descuide mi vida privada, y quizás como única y última esperanza estoy enamorándome de otra chica para no estar sola....
-Aunque diga eso, siento que no tiene mucho sentido, sigo mezclando cosas-
    Tome un poco de agua, un vaso completo y la mitad de otro para acelerar mi despertar, pensando así en la otra parte más rara que es la que yo considero es un sueño: 
    En mi sueño yo no era una maestra, era un estudiante promedio, cambió mi sexo, edad y rol dentro de la escuela; tenía una vida ordinaria como un estudiante más cuya mayor peculiaridad era haberse enamorado perdidamente de su maestra; creo que estaba a punto de declararme, ¿O quizás lo hice y ella me rechazó? Solo recuerdo estar a solas con ella y que ella me sonrió, después de eso, desperté.
-Esto es malo, no debería tener estas dudas o sentimientos. Estoy pensando puras tonterías y dejándome llevar por un simple sueño-
    Suspiré y baje la mirada, viendo como se escapaba uno de mis pechos de mi roto sostén, descendiendo aún más mi mirada para ver mi plano abdomen, mis bragas de encaje, mis piernas casi desnudas y hasta revisa ahí abajo solo para estar segura de que soy en realidad. Me sentí tan tonta haciendo eso, pero parecía la única manera lógica para que pudiera estar segura sobre mi identidad.
-Como era de esperarse, yo soy una mujer.... Tengo 32 años, fui una estudiante de honor en la misma escuela para la que ahora trabajo... mi especialidad son las lenguas... aunque también ayudó a la maestra de literatura y al maestro de ciencias.... soy coordinadora del grupo de canto como clase extracurricular... y me gusta mucho como canta la maestra de literatura-
    Sonríe un poco al recordar quien soy en realidad gracias a mis memorias, aunque claro, una vez más al recordar a la profesora de cabello rosa en mi vida, las cosas se ponían algo raras.
-Una lástima que no volveré a verla-
    Aunque muchas cosas eran confusas al pensar en ella, ahora podía recordar que me siento tan cansada y tengo tanto trabajo, gracias a que mi querida amiga había conseguido otra oferta de trabajo que no podía rechazar, yéndose a perseguir una mejor oportunidad mientras yo me quedaba en mi amada escuela para cumplir con mis labores y las labores extras que se me habían asignado desde que mi amiga se fue de la escuela.
-Tal vez por eso mis sueños son tan raros... tengo mucho trabajo y extraño a mi amiga... ¿Quién lo diría? Pensaba que de estudiante era complicado, pero ahora como profesora terminé con mucho más trabajo y deberes, ser maestra es más difícil que ser un estudiante-
    Una pequeña sonrisa se esbozó en mi rostro mientras me arreglaba el cabello y me sentaba en el borde de la cama al pensar en mi sueño, estando segura de que era un sueño.
-Pobre chico, ni se imagina lo difícil que es la vida adulta. Supongo que era raro pero no era un mal sueño, preocuparme por confesar mis sentimientos y hacer la tarea era más sencillo que hacer todo lo que debo hacer ahora. La vida después de la escuela es más complicada de lo que pensé, pero esta bien, me siento feliz con lo que estoy haciendo y creo que es una gran diferencia mi yo como profesora a mi extraño yo como estudiante donde todo lo hacía por obligación o temor a recibir un castigo-
    Mucho más tranquila al distinguir mi sueño de la realidad, hablaba conmigo misma al levantarme de la cama, cambiándome mi lencería y empezando a vestirme con ropa interior limpia y un traje sencillo pero elegante para irme a trabajar.
    Blusa blanca, un lindo saco, falda ajustada y unos cómodos tacones. Además me lave muy bien la cara antes de maquillarme, me cepille el cabello y me puse algo de perfume, dando una imagen impecable de la maestra que ahora soy, y como sin importar que ya son los últimos días de clases o que estamos en exámenes finales, yo no descuido mi apariencia como docente a la que todos quieren y admiran dentro de la escuela. 
    Apenas salir de mi cama empecé a hacer un montón de cosas y pensar aún más, haciéndome olvidar de todos los detalles de aquel sueño que me parecían tan extraño y preocupante, volviéndose cada vez más distante con el pasar de los segundos; puede que tuviera mis dudas al comienzo pero ahora lo veo de forma clara; yo soy una profesora querida dentro de mi escuela, mientras que ese sueño donde era un estudiante enamorado de su profesora no tiene nada que ver con la realidad.
    Yo soy una profesora, soy toda una mujer adulta, una maestra muy cansada que tuvo una mala noche de descanso, teniendo sueños extraños productos del estrés de fin de año escolar. Sin embargo, en lugar de seguir perdiendo el tiempo y cuestionando mi identidad, está maestra se tiene que preparar para llegar a la escuela y ser la mejor versión de si misma, tanto para ella, como para sus queridos estudiantes. No hay espacio para pensar en esa vida de mi sueño, porque mi nueva vida. Quiero decir, porque mi vida como maestra, ya es un sueño hecho realidad.
Créditos a quien correspondan.

martes, 11 de marzo de 2025

Iniciando de nuevo

    Me levanté por la mañana con el ruidoso sonido de mi despertador, normalmente tardaría varios minutos más en tener los ánimos para levantarme temprano, pero por alguna razón, hoy fue diferente y me levanté sin problemas para apagarla y comenzar con mi día.
    Una vez fuera de la cama, busqué mi uniforme para ponérmelo en la oscuridad de mi cuarto, el sol no salía por completo todavía y con las luces apagadas, era algo difícil distinguir todo lo que podía ver. No obstante, seguí así para ponerme mi falda, mi blusa, mis medias y mi calzado escolar.
    Fue hasta el momento donde quise acomodar mi cabello que me percate de algo raro; mi cabello es extremadamente largo y hasta lo amarró para poder irme a dormir, pensaba que lo tenía amarrado como siempre y que por ello no me estorbaba al cambiarme pero para mi desgracia, no era nada de eso.
    Caminé con prisa para encender las luces en mi habitación y ponerme de frente al enorme espejo de mi tocador, viendo así algo que me dejaría sin palabras por un instante; lleve mi mano hasta el espejo para tocarlo, observando con incredulidad como se reflejaba lo mismo por el cristal, es lo normal, eso hacen los espejos, pero el reflejo que tenía para mi no era de mi agrado.
-¿¡Qué me pasó!? ¡Soy una niña! ¿¡Por qué me veo como una niña de nuevo!? No puede ser...Incluso mi voz cambió y mi pecho se encogió y mi cuerpo también y mi cabello se recortó...-
    Grité viéndome al espejo sin poder aceptar que lo que mis ojos veían no era mi cuerpo actual, sino que se veía en el reflejo mi cuerpo de hacía al menos 10 años en el pasado cuando todavía era una niña pequeña que recién ingresaba a la escuela.
    Mis facciones eran más suaves, mucho menos definidas, el largo cabello que me cubría toda la espalda ahora estaba tan corto y peinado con dos coletas humillantes e infantiles que ni siquiera llegaban a mis hombros.
    No pude evitar ver como mis pechos habían desaparecido casi por completo, mis cajones estaban llenos de sostenes como C, algunos hasta eran copa D, pero intentar usar uno de esos ahora sería una ridiculez, estoy casi segura de que si lo intento, algunos caerán automáticamente al suelo por todo lo pequeño que es mi cuerpo en estos momentos.
    No sólo mis pechos desaparecieron, mi figura de reloj de arena, muslos gruesos y buen trasero se habían perdido por completo, el cuerpo de modelo en el que tantos años trabaje desapareció en su totalidad, dejándome con el cuerpo de cuando era una niña de nuevo. Ahora que lo pienso, hasta me puso el uniforme escolar de mi vieja escuela, en la oscuridad pensé que se trataba de mi uniforme habitual pero ahora que lo veo es el mismo horrible uniforme de esa escuela de niñas a la que iba cuando era pequeña.
-Mi amor, ¿Estás lista para tu primer día de clases? Debes estar muy emocionada, hasta te vestiste tú solita, felicidades-
    Dijo mi mamá al entrar a mi habitación, dando unos últimos arreglos a mi uniforme antes de ir al colegio, actuando con una normalidad que me aterro.
-¡Mamá! ¿Qué te ocurre? ¿No te das cuenta?-
-¿De qué mi amor?-
-¡De qué soy una niña!-
-Oh, claro que me dio cuenta, yo misma lo provoque aunque me sorprende que tú te dieras cuenta, mi hechizo no salió completamente bien-
    En ese momento me alejé de ella, teniendo que ver hacia arriba para encontrar su cara que tenía una mirada totalmente tranquila, mientras la mía estaba más furiosa y confundida que nunca.
-¿Cómo que tú me hiciste esto? ¿Me transformaste en una niña y pensabas hacer que no lo supiera?-
-Básicamente, pero creo que tenerte con tus recuerdos será un mayor castigo. Te habías vuelto muy arrogante de tu cuerpo y creo que es normal, a tu edad hacía lo mismo y lo dejaría pasar, pero no es normal intentar seducir a maestros y alumnos para tener mejores notas en la escuela; uno de los tantos chicos a los que mentiste te delató, y dedique algo de mi tiempo a corroborar sus palabras...me sorprendió que mi hija que estudió modales tantos años cuando niña hiciera ese tipo de cosas, así que se me ocurrió este castigo ideal para recordarte como es que una buena niña se debe de comportar-
    Dijo apretando mis mejillas con fuerza, justo como tanto odiaba cuando era niña. Trate de quitarme sus manos de encima, pero la fuerza ahora estaba de su lado, así que soportaba sus apretones en mi cara mientras me seguía hablando y yo balbuceaba por culpa de su fuerte agarre sobre mi cara.
-La idea era volverte a criar como es debido, gracias a un poco de magia pude transformarte en una niña la cual volvería a asistir al colegio de modales para niñas, esperaba que volviéndote a criar pudieras ser alguien mejor. Sin embargo, no esperaba que conservaras tus recuerdos, así que el castigo se cambiará un poco: tú irás de nuevo al colegio de niñas para refrescarte los modales que se supone habías aprendido, y más te vale obedecer a las profesoras y actuar conforme a tu edad, ya no tienes 21 años, tienes 9 y medio, incluso tienes unos dientes de leche todavía y la pubertad está lejos de llegar. Por lo que, si quieres volver a tu cuerpo de antes, más te vale comportarte bien esta vez-
    Mi madre me explicó la situación, que es lo que yo debería de hacer y terminó al hacerme una amenaza, a la cual intente responder "¿Y si me resisto?" pero con sus manos jugando con mi rostro, solo pude escuchar que dije.
-¿Y shi mhe eshisto?-
-Aw~casi olvidaba lo linda que eras cuando pequeña, podría acostumbrarme a esto y decir que eres mi segunda hija, serias tu propia hermanita menor.... De hecho es una buena idea, a "tu hermana mayor" le pediré una ausencia escolar por todo el año ya que saldrá del país, mientras que tú "su hermanita menor" vendrás conmigo todo este tiempo e ingresaras al mismo colegio que tu hermana para seguir el ejemplo. Con respecto a tu pregunta, en caso de que te resistas o pidas ayuda, sencillamente volveré a hacer el hechizo y está vez te mandaré al jardín de niños con unos adorable 5 añitos para que hasta lo más básico no lo puedas hacer tú sola, o podría hacerte aún más pequeña con 2 años para cuidarte como a una bebé incapaz de hablar o moverse sola, incluso podrían ser 2 meses y que seas una recién nacida de nuevo. No creo que quieras nada de eso, ¿Verdad?-
-Por supuesto que no-
    Dije con una voz quebrada, dándome cuenta que contenía mis lágrimas, no sólo mi cuerpo cambió, aparentemente y tal como cuando era niña, me estaba portando mucho más dócil y emocional por lo que al darme cuenta que mamá estaba en pleno control de mi y la situación, lejos de intentar discutir, tal como hacía cuando niña me puse a llorar.
    Mamá al darse cuenta de eso, me soltó las mejillas y me abrazó, hablando con más sinceridad, que una vez más, fue recibida por mi pequeño cuerpo de una forma mucho mejor de la que pensé. Si fuera adulta seguro hubiera discutido, gritado y alejado a mamá, pero en estos momentos cuando ella me abrazó, solo pude corresponder su abrazo en silencio mientras oía sus palabras.
-Sé que es un duro castigo y que estabas orgullosa de tu cuerpo, pero en serio me decepcionó saber que hacías todo eso y como tal, es un castigo que espero te ayude a crecer como persona, de una u otra forma, ya sea aprendiendo tu lección en este cuerpo, o repitiendo 10 años de tu vida con los mismos malos pasos-
    Ella besó mi frente y salió de la habitación, diciéndome desde el marco de la puerta.
-Apresura a tomar tus cosas, zapatos y ropa que te haga falta, utiliza tu mochila antigua del colegio. Yo iré a prepararte el desayuno para llevarte a la escuela-
    Con eso dicho la escuche alejarse, quedándome sola una vez más en la habitación delante del espejo, planteando cómo sería mi vida de ahora en adelante iniciando de nuevo como una niña, "mi propia hermanita", inscrita al colegio de señoritas al que asistí durante tantos años para que aprenda la lección de mamá, o para que repita los últimos 10 años de mi vida.
Créditos a quien correspondan.