miércoles, 10 de abril de 2024

Muñeca

Estaba llegando a mi solitario hogar al anochecer, dándome cuenta de un silencio sorprendente que no parecía natural, conmigo debía de vivir alguien más por lo que esperaba oírla desde fuera de casa, en cambio el silencio me hizo preocupar por un momento.
De verdad creí y temí que mis planes habían fracasado, preocupado de abrir la puerta y revisar la casa sin encontrar a esa chica problemática. Afortunadamente para mí, la situación era opuesta a a lo que temía, regalándome una imagen que me hizo sonreír lleno de satisfacción.
En cuanto subí las escaleras hacía mi habitación, pude escuchar una agitada respiración que me atrajo, haciéndome abrir la puerta y mirar hacía el suelo para encontrar una lasciva bienvenida de mi mascota.
-Bi..bienvenido a casa...mi querido...Señor...-
Oí decir a una tembloroso y aguda voz desde el suelo, disfrutando de mirar hacia abajo para encontrar a la dueña de aquellos susurro y jadeos; estaba casi desnuda, sus únicas prendas eran un collar de cuero y joyería colocada en su cuello, orejas y los más encantadores pezones que había visto.
Estaba de rodillas con la cara lo más pegada al suelo, aunque con sus enormes pechos no lograba que su frente tocará el piso. Sin embargo, se veía muy linda y muy sumisa al intentarlo, esa expresión en su rostro lo decía todo, al punto que dar unas cuantas palmadas a su cabello como recompensa fue inevitable.
-Bien dicho pero recuerda que debes hacerlo en la puerta principal, como lo haría una buena mascota, ¿Quedo claro?-
-S-sí...amo...-
-Bien dicho. Vayamos a la cama, tengo un montón de sueño-
Comencé a sacarme la ropa formal para ponerme el pijama notando hasta varios minutos después que la pequeña mascota intentaba decir algo pero no tenía el valor para hacerlo.
La seguí ignorando hasta que antes de entrar en la cama, ella me habló.
-Señor...se...se que no tengo permiso pero...¿Podría hacérmelo? Lo sé, como un castigo usted me feminizo y me dejó de esta forma, y por no obedecerlo tengo que soportar el afrodisíaco en mi cuerpo pero...pero...¿No ha sido suficiente castigo? Llevo un par de semanas siendo obediente, no he intentado escapar y tampoco me he tocado yo sola. ¿No he sido buena chica? ¿Soy una mala pertenencia? Dígame cómo mejorar pero por favor, deme un poco de satisfacción antes de que me vuelva loca. No pido ser su novia o pareja, me conformó con ser su muñeca de juegos, una simple mascota, así que por favor...por favor juegue conmigo, ¿Si?-
Una vez más puso su cabeza lo más cerca del piso para rogar y suplicar con sinceridad, o más bien, desesperación que le pusiera fin a su castigo para que pudiera disfrutar de su cuerpo y de sentirse como una mujer por primera vez.
De hecho, ahora que la veo con atención su cuerpo está con un poco de sudor y sus jadeos son un poco más intensos que de costumbre, ¿Me habré pasado con el afrodisíaco? No lo creo, él se lo buscó en primer lugar, no estaríamos en esta situación si él no la hubiera provocado pero al menos me da gusto ver como poco a poco está por llegar a su fin su voluntad.
-¿Recuerdas esa habitación a la que no puedes entrar?-
-Sí, señor-
-Ahí está lleno de todo tipo de juguetes para complacerte aún más, querida-
Acaricie su mejilla mientras le levantaba la cara, sus ojos tenían un brillo como nunca antes pues mis palabras parecían indicar que conseguiría lo que quería, y así sería, por primera vez en mucho tiempo se veía llena de ilusión, alegría y esperanza.
-¿Significa que-
-Significa que si en verdad quieres hacerlo, debes aguantar hasta mañana. Esta noche dormiremos juntos, tengo ganas de abrazarte y tocar un poco pero si terminas por algo así, olvídate del sexo por todo el mes y tendrás doble dosis de afrodisíaco-
Su mirada llena de esperanza pronto se llenó de miedo y nervios, tratando de arreglar la situación, cosa que no le permitiría.
-Pero señor yo-
-Sin peros, si de verdad quieres que te complazca tienes que aguantar hasta mañana. Nada de tocarte tú sola o de emocionarte esta noche en la cama, si tu obedeces esto y mañana me recibes en la entrada de la casa como lo hiciste hoy, te prometo que serás la mujer más feliz del mundo, ¿Quedó claro?-
-....sí, señor.. gracias por aceptarlo...-
Obviamente no se veía tan contenta por tener que esperar hasta mañana pero así lo había decidido y cuando le decía "¿Quedó claro?", era una señal para ella de obedecer o aceptar un castigo, por fortuna para ambos aprendió rápido eso, es una muñeca muy lista.
Después de la breve charla, entré a mi cama para poder descansar, invitando a mi futura y desesperada muñeca a entrar conmigo. Ella sabía que debía abrazarme y hoy especialmente debía quedarse quieta para cumplir su deseo el día de mañana.
Si es que lo logra no me quedará duda alguna de que él se ha rendido y ha aceptado su nueva vida como ella, como mi mascota, como mi única y exclusiva muñeca que cumplirá con todos mis caprichos.
Puede que su cuerpo muestre cuánto desea que lo hagamos, pero yo lo deseo aún más, ha sido muy difícil contener las ganas de irme sobre ella en más de una ocasión. Pero si logra su cometido y cumple con mi orden, mañana por la noche no descansaremos hasta que salga el sol y podré dar inicio a un nuevo día a día en compañía de mi bien entrenada muñeca.
Créditos a quien correspondan.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario