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lunes, 17 de marzo de 2025

El deseo de la pequeña Eli

-A ver bebita, abre muy bien y di "ah~"-
-No…más de eso ya no, quiero comida de verdad-
    Pedí completamente exhausta de mi situación actual, la que por desgracia no parecía fuera mejorar, algo que solo provocó me hunda aún más en la mezcla de vergüenza y sumisión.
-Aún eres muy pequeña para comida de niños grandes, tienes que comer purés y beber mamila un poco más-
    El tono con el que me hablaron solo lo hacía peor, era humillante que me hablaran como si explicaran las cosas a una niña pequeña que todavía no entiende como funciona el mundo en realidad.
-¿Cuánto más?-
-¿Cuántos más qué?-
-¿Cuántos días más tendré que comer esas cosas antes de tener comida de verdad?-
-¡Aaah! Ya entendí... Quizás unos dos o tres años más, sólo para estar segura de que no te atragantes, sin mencionar que amo cuidar a mi hermanita-
    Sus inocentes palabras parecían cargadas de burla mientras ella me apretaba las mejillas como a una mocosa sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.
-¿Y si quiero usar yo sola el baño?-
-¿Tú sola? Eso también es difícil para una niña pequeña como tú, y con todos los pañales que quedan sería un desperdicio enseñarte a usar el baño, así que no te preocupes por eso, tu hermana mayor te cuidara muy bien un largo tiempo-
    Un par de lágrimas quería escaparse de mis ojos e hice lo posible para que eso no sucediera al escuchar la horrible sentencia que se avecinaba para mi al ser tratada como una bebita, y todo por pedir una completa tontería en vez de un buen deseo.
    Mi nombre es Elizabeth, aunque últimamente me llaman "la pequeña Eli" o "Eli chiquita" junto a un largo etcétera de apodos vergonzosos que mi hermano, o más bien mi hermana Sabrina usa conmigo, todo desde hace un par de semanas cuando pedí mi tonto deseo.
    Mi hermano Sebastián de 19 años y yo de 17 estábamos de paseo, hablando de muchas cosas hasta que mencioné lo mucho que él había cambiado porque ya no jugaba conmigo, que incluso había días donde no hablábamos o nos veíamos como antes. Él me respondió entre risas que no fuera una bebita llorona, que su cariño no había cambiado, pero que la vida que ha hecho cada uno se distancia de alguna forma por sus responsabilidades; en su caso la escuela y su trabajo de medio tiempo lo dejaban agotado; y que yo también debería preocuparme más por la escuela y encontrar un pasatiempo; pero para mí eso no fue una buena excusa ni una solución al cambio en nuestra relación desde hace un tiempo, así que cuando pasamos cerca de una fuente de los deseos, lance una moneda y pedí lo siguiente para molestarlo:
-Deseo que mi hermanito no sea tan tonto y me cuide como cuando era pequeña-
    Como era de esperarse, lanzar una moneda a un viejo pozo no cambiaría nada de un momento a otro, todo era normal, lo único nuevo eran burlas de mi hermano por "el berrinche" que yo le estaba haciendo en nuestro camino a casa. Sus burlas, aunque molestas, también me hicieron sonreír y aceptar que solo fui un poco impulsiva y que un deseo como el que pedí no se haría realidad, todo lo que conseguí fue molestar un poco a mi hermano y perder una moneda que bien pude usar para algo más.
    No fue hasta la mañana siguiente que me di cuenta de las consecuencias de mi tonto deseo, cuando daba vueltas en la cama evitando salir de la misma por el cansancio, estaba lista para holgazanear un buen rato ahí. No obstante, de un momento a otro pequeñas e infantiles risas comenzaron a escucharse, y sin darme tiempo de preocuparme o asustarme por este ruido, una pequeña y muy femenina niña saltó a mi cama para despertarme.
-¡Buenos día, bebita! ¿Quién es la más hermosa? ¡Obvio que tú!-
    Me decía una linda chica de cabello corto y castaño con un enorme parecido a mi hermano mayor, lo que en conjunto a su forma de hablarme me hizo despertar por completo. Intenté ponerme de pie para salir de la cama, pero la pequeña niña castaña se río cuando me golpee la cabeza contra unos barrotes, momento en el que me pude percatar de que yo no estaba en mi cama, yo estaba en una diminuta cuna para bebés, y en lugar de mi lencería que usaba como pijama, yo llevaba puesto un abultado y apretado pañal rosa con estampado vergonzoso debajo de un aún más vergonzoso mameluco que aprisionaba mi cuerpo.
-¿Qué estas haciendo, pequeña? No puedes salir de tu cuna tu sola- 
    Me dijo con un tono juguetón e inocente que solo me hizo avergonzar y enfurecer cuando "me señalaron algo obvio" que solo yo parecía no entender.
-¡Ouch! ¿Quién eres tú? ¿Por que me tratas así? ¿Q-qué significa esto?-
    Traté de señalar a la niña castaña, pero al hacerlo me di cuenta que no podía ver mis dedos, ambas manos estaban atrapadas en unos guantes rosados que no podía quitarme por mi cuenta, y que en consecuencia volvían inútiles a mis manos, negándome la ejecución de cualquier tipo de acción que involucre mis manos o dedos.
-¿Cómo que quien soy? Soy tu hermana Sabrina ¿Será que aún está dormida la bebita?-
-¿Sabrina? Y-yo... Yo no tengo una hermana…¿Quién eres?-
    Estaba preocupada por esa respuesta que para mi no tenía sentido, y por alguna razón me sentía mucho más preocupada de lo que debería, yo estaba muy emotiva, como si no tuviera pleno control de mis emociones, por lo que me sentía más preocupada de lo que debería, dando mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar. No obstante de que di mi mejor esfuerzo para no llorar, "mi hermana" pareció darse cuenta de eso, y con una sonrisa sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarme tanto las lágrimas como la cara.
 -Jajaja. Claro que la tienes, ¡Mírame! Y todo gracias a tu deseo, ahora Sebastián soy yo, Sabrina. Y sin la escuela o el trabajo quitándome el tiempo, podré cuidarte todo el tiempo tal como hacía antes de tener mis responsabilidades-
    Me explicó con una enorme sonrisa la pequeña, que lejos de emocionarme para bien, solo me hizo sentir más preocupada que antes.
-Mientras tú dormías me tomé la libertad de tirar toda tu ropa y cosas de niña grande, excepto por unas cosas que me gustaron para mí, también te des inscribí de la escuela, cambie tu ropa y te puse esa mucho más linda para ser mi bebita, igual que antes-
-P-p...Pero no quiero usar mameluco-
-¡No te preocupes! Solo es para dormir o cuando haga mucho calor. Aunque bien podrías quedarte solo con el pañal, ¡como te sientas más cómoda!-
    Mi hermana bajó el barandal de mi cuna para cargarme en brazos sin ningún problema, algo que sinceramente me sorprendió, porque incluso con el aspecto de una niña no mayor de 10 años, ella tiene la fuerza y habilidad necesaria para dominarme y cuidarme aún si yo tengo mi cuerpo de adolescente. Traté de forcejear y de sacudirme, pero mi hermana con inocencia seguía sonriendo mientras me llevaba en brazos para seguir cuidando de mi sin importarle mis protestas.
-Tampoco quiero usar un pañales... sería muy humillante... por favor, Sebastián-
    Cuando dije eso y le hablé a la niña con el nombre de mi hermano, ella solo suspiró y negó con la cabeza mientras me llevaba en brazos.
-Ya te he dicho que mi nombre es Sabrina, y eso si que no, eres muy pequeña y hasta que aprendas a utilizar el baño tienes que usar tus lindos pañalitos, ¡Que debo decir te quedan hermosos! Te ves muy linda, tierna y atrevida para ser tan chiquita-
    Me dijo con total ternura que me hundió en la vergüenza total, con ella tocando un poco mis muslos mientras me cargaba hasta la cocina para volverlo todo peor cuando Sabrina me sentó e inmovilizó al sentarme en una sillita alta con mesita, sitio en el cual apenas podía entrar para que ella me de de comer justo como hace ahora.
-No digas cosas tan vulgares sobre mí-
-¿Perdón? No tiene nada de vulgar alabar tus muslos, bebita, son tan grandes y suaves que quisiera dormir en ellos, puede que algún día muy pronto lo haga-
    Mencionó estrujando y pasando sus manos por mis muslos que eran imposible no ver, el pañal era pequeño y apretado aunque muy notorio por estar abultado, me cubría casi lo mismo que mis bragas así que muy buena parte de mis muslos y piernas andaban al desnudo por la casa para goce de mi hermana mayor, quien sin dudar me puso un babero, abrió un frasco de papilla para hacerme comer y me sirvió un biberón con leche tibia para beber, intenté negarme a hacer eso, pero solo conseguí terminar toda sucia de la cara y que me limpiará con el babero. En cuanto terminó de darme de comer, mi hermana Sabrina se las arregló para hacerme eructar, lo cual hizo que me cubriera el rostro sonrojado por lo vergonzoso de ese momento.
    Una vez terminamos el desayuno, Sabrina me deja jugar con mis nuevos peluches y muñecas o me da permiso de ver las caricaturas hasta que llegué la hora de la siesta. Una vez que despierto de mi siesta, ella me baña, me cambia y me deja seguir jugando bajo su supervisión y compañía, terminando muy pronto el día cuando ella me mete a mi diminuta cuna para leerme un cuento para dormir y dejarme ahí atrapada hasta la mañana siguiente.
    Mi rutina es agobiante y monótona, apenas hay diferencias de un día a otro por lo que veo en tele o con lo que juego... y por muy humillante y vergonzoso que sea admitirlo, lo más variado en mi día son los momentos donde tengo que ir al baño. No me hace ninguna ilusión o alegría tener que ensuciar mis pañales, pero si ella tiene cerrado con llave el baño, por mucho que intente aguantar o suplicar, no he tenido más remedio que verme obligada a hacer mis asuntos en mis nuevos pañales, para que después de una revisión o yo misma decirle a mi hermana mayor, ella me cambie, me felicité y me de permiso de seguir jugando o mirando caricaturas.
    Han pasado muchos días desde que por mi culpa y mi tonto deseo, mi hermano y yo hemos cambiado por completo nuestras vidas por estas vidas de las que no he encontrado forma de escapar, ahora no tengo ni un momento a solas, desde que despierto hasta que me quedo dormida ella está presente en todo, llevando mi inocente deseo a un extremo del cual no sé como liberarme o volver las cosas a la normalidad.
    Ella no es mala del todo, de hecho diría que todo lo contrario, cualquier mamá moriría de envidia ante esta niñera mía que se dedica a mí de forma impecable cuidando mi bienestar, mi apariencia, enseñándome modales y otras cosas que aún se desde antes de volver a ser una bebé y claro, jugando conmigo igual que antes tal y como pedí.
    Pero yo no quería esto, no quería volverme su bebita Elizabeth o que mi hermano se volviera Sabrina, ni pañales ni caricaturas, ni vestidos o ver a Sabrina jugando y tomando mis antiguas cosas, no quería nada de esto, al menos no de está forma tan retorcida en la que se me fue cumplido mi deseo.
    Ya no tengo idea de que hacer, estoy atrapada en mi propio deseo el cual no estoy segura de poder acabar, podría pedirle ir de paseo a mi hermana para buscar el pozo de los deseos y volver todo a la normalidad, pero si Sabrina acepta mi petición yo tendré que salir de esta forma o en carriola o tomada de su mano para que todo mundo me vea, una humillación de la cual no sé si me podría recuperar. Si caminar sosteniendo su mano en casa ya es vergonzoso,  no quiero ni imaginar que tanto me podré avergonzar si todos me ven; una chica de 17 años con un pañal, vestido o ropa de niña pequeña que ni oculta el pañal que usa, todo eso mientras camina de la mano o en brazos de una chica mucho más pequeña.
    Pensé que si aprendía a ir al baño podría dejar de usar pañal, así sería algo menos vergonzoso salir a la calle y me aguantaría en privado la vergüenza de tener que usar un bañito de entretenimiento o algo así, pero con nuestra conversación queda descartada la idea, haciendo que empezará un nuevo mar de lágrimas mientras me alimentaba y pensaba sin mucho éxito cómo sería capaz de volver a mi vida normal.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 20 de enero de 2025

El beso

-Nico ¿Qué has hecho?-
-Te bese, Camie-
-Es obvio que me besaste aun siento tus labios y la saliva sobre los míos... pero ¿Por qué?-
-Porque creo que me gustas-
    Me respondió con su lenta y pausada forma de hablar, dándome ganas de que la tierra me tragara por lo vergonzoso y sorprendente que resultó este momento construido desde el repentino atrevimiento de Nico.
    Hace ya unos días mi amiga Nico pidió un deseo lanzando una moneda a un pozo de deseos que encontró de casualidad en su camino a casa, ella no es muy buena socializando y por esa razón al encontrarse el pozo de los deseos, Nico pidió tener una mejor amiga en quien confiar, una chica muy linda con quien llevarse, alguien para salir de compras, maquillarse juntas y hacer todas esas cosas que nunca había logrado ya que no tenía una amiga tan cercana ni el valor de hacer esto con alguien más. Yo era su amigo, pero como un chico, había cosas que ella no se sentía tan cómoda de intentar hacer conmigo.
    Ese mismo día, Nico y yo salimos a ver una película, una muy buena por cierto, pero que terminó por ser completamente opacada por lo que descubrimos una vez que las luces de la sala se encendieron.
-Carlos ¿Qué te paso?-
    Me pregunto mi querida amiga con una expresión llena de sorpresa y tratando de bajar la voz después de haber gritado mi nombre.
-¿Cómo que “que” me paso? ¿De qué estás-
    Cuando respondí a Nico me di cuenta que mi voz era tan dulce y aguda como la de una chica, para luego bajar la mirada y ver mi cuerpo; tenía falda y el resto del uniforme escolar femenino, pechos pequeños y cabello castaño. Sin tener idea de porqué me pasó esto, descubrí como mi cuerpo se volvió el de una chica, pero antes de que pudiera entender algo, Nico se me adelantó.
-Fue mi culpa….no debí de pedir ese deseo….-
    Apenas estaba soportando la sorpresa de verme a mi mismo como una estudiante cuando Nico dijo eso en voz baja y empezó a llorar como si ella fuera quien me hizo esto o como si hubiera lastimado a alguien en el proceso, por lo que dejando mis preocupaciones de lado, decidí acariciar su cabeza y abrazarla para que se calmara y me dijera todo lo que sucedió.
-En conclusión: según tú, puede ser que me volví una chica por tu deseo de tener una nueva mejor amiga. Nico, eres tan tonta cuando quieres, perfectamente podría presentarte algunas amigas o acompañarte a hablar con quienes quisieras, pero tuviste que pedir este deseo... lo cual realmente no creo que haya sido malo, ni que te haga responsable de lo que me sucedió. Seguro debe haber alguna otra explicación-
-Lo siento mucho, Camie-
-¿Camie?-
-Sí... pensé que sería algo raro llamarte Carlos mientras seas una chica y fue lo primero que se me ocurrió... perdón por eso también-
    Intentando comprender la culpa que sentía mi amiga y que la situación que estábamos pasando era complicada, solo suspiré y decidí aceptar el nombre que ella me eligió.
-Esta bien, Nico. Soy Camie por ahora, pero tengo que volver a la normalidad, ¿Lo entiendes?-
    Ella de nuevo al borde de las lágrimas me respondió subiendo y bajando la cabeza para decirme que sí. La tonta y torpe Nico no lo hizo con malicia, sé que ella tiene buen corazón pero su timidez no la hace destacar tanto como a ambos nos gustaría. Y por esa misma razón, después de tomar mucho valor, fue que decidí hacer un pequeño favor a mi amiga antes de buscar la forma de volver a la normalidad.
-Pero como el pozo no se va ir a ningún lado y el deseo parece ser reversible ¿No te gustaría que fuera tu mejor amiga por unos días?-
    Los ojos llorosos de Nico se llenaron ahora de confusión, sin ser capaz de creer mis palabas hasta que las repetí para ella.
-¿Perdón?-
-Lo que oíste, Nico, ¿Te gustaría que me quede unos días como una chica para ser tu mejor amiga?-
-¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!-
    La respuesta de Nico fue inmediata, ella estaba muy contenta, con una sonrisa inmensa que se hizo presente en ella mientras me abrazaba y aceptaba mi oferta para cumplir con su deseo de tener una mejor amiga aunque sea por unos días.
    Debo decir que fue un reto al comienzo, todo eso de andar con falda o ir al baño de niñas me tenía por sorpresa, pero ir de un lado a otro con mi amiga me mantenía distraído o más bien distraída de la mayoría de retos que podía implicar vivir como una chica.
    Después del cine me llevó a una manicura donde pudimos hablar por mucho tiempo, luego me buscó algo de ropa de acuerdo a sus gustos y me explico como usarla para estos días como chica, fuimos a comer a su sitio favorito, luego a los juegos y finalmente me quedé a dormir en su casa, me presentó a su madre como su nueva amiga, quien se sintió muy feliz de ver a su hija con una amiga tan cercana y que no fue problema para la mamá de Nico abrirme las puertas de su casa y tener una pijamada de chicas, la primera para mi como una mujer, y la primera pijamada en la que Nico ha participado. 
    Los días pasaron de forma rápida y divertida, y fue exactamente igual de maravilloso para ella como el primer día que me convertí en chica. No puedo negar que yo también me estaba divirtiendo con toda está experiencia, pero no pensaba quedarme así por el resto de mi vida.
    Así que un día mientras hablábamos en el cuarto de Nico, le dije que fue muy divertido todo esto de ser mejores amigas, pero era tiempo de buscar el pozo de los deseos para volver a la normalidad. Para ese momento pensé y me preparé para las posibles reacciones de Nico ante mi deseo de volver a la normalidad; pensé que ella se pondría triste, que lloraría, que pediría que me quede como mujer un poco más e incluso que se mostrará agradecida y me acompañará al pozo sin causar alguna escena; sin embargo, nada de lo que pensé pudo prepararme para la verdadera reacción de Nico, quien se pondría de rodillas ante mi, que me tomaría de la barbilla y de un momento a otro, ella decidiera darme un enorme beso en el que nuestros suaves labios se unían a la par que su lengua entraba en mi boca explorando todos los rincones que esta tenía. No estoy muy seguro de si mi cuerpo se entregó a ese beso o fui yo quien no quiso terminarlo, pero nuestra unión duró varios segundos hasta que quedamos sin aliento, siendo Nico quien nos separó dejando un hilo de saliva que iba desde mi boca hasta su lengua. 
    Con toda la vergüenza del mundo por lo que ella hizo, le pregunté porqué lo hizo, y una respuesta obvia pero increíble para mí fue la que salió de sus labios. 
-N-no es verdad, no puedo gustarte, se supone que soy tu amigo-
-Lo siento, ni yo lo entiendo mucho, creo que estoy un poco confundida. Siendo Carlos eres maravilloso y me gustaría tenerte siempre a mi lado, eres mi querido y más especial amigo, pero me siento atraída por Camie, quiero que este conmigo siempre, quiero que sea más que una amiga para mi incluso si mi amistad con Carlos se arruina en el proceso-
-Vamos, Nico. No puedes estar hablando en serio-
    Le dije para intentar convencerla de que todo lo que siente lo está malinterpretado y que la situación en verdad estaba llegando muy lejos.
-No lo sé, es la primera vez que siento esto por alguien pero es por ti, Camie. Sé que mi deseo es muy egoísta, y aunque me duela estoy dispuesta a que vuelvas a ser Carlos si eso te hace feliz pero ¿Podrías pensar sobre quedarte así para mi? Han pasado días y nunca te has quejado en lo absoluto de nada, creo que también te gusta ser mujer. No te obligaré a quedarte de esta forma si no es lo que quieres, solo te pido que lo pienses, si en serio quieres ser Carlos te doy las gracias y lo aceptaré, pero si quieres quedarte como Camie y llegar más lejos también sería muy feliz cuidando de ti-
    Ella no lloró, no tartamudeo, su voz no temblaba ni parecía nerviosa. En definitiva Nico estaba avergonzada, pero estaba llena de determinación al confesar su sentimientos de una forma para la que nunca me pude preparar, y que al haber oído, sinceramente me cuesta mucho trabajo saber como responder.
-Nico, yo no sé qué decirte. Me tomaste por sorpresa con ese secreto... pero te prometo que lo pensaré con una condición-
-¿Cuál condición?-
    El silencio lleno la habitación por un momento, después de pensarlo tampoco me creía la condición que yo quería poner para pensar en el deseo de Nico. Sin embargo, estuviera mal o no, fue la condición que decidí poner para este asunto.
-Un beso, quiero que me des otro beso para estar segura de lo que siento, nunca pensé que con lo tímida que eres pudieras hacerlo tan bien y quiero volver a sentir tus labios con los míos. Quiero otro beso-
    Repetí sintiendo mis mejillas arder un poco y mirando como una cálida sonrisa aparecía en el rostro de mi amiga.
-Si con eso consigo enamorar a la princesa y que se quede conmigo, lo acepto-
-¡No te pongas exagerada o me iré en este momento!-
-Lo siento, lo siento, es solo que sonaste justo como una princesa que caerá enamorada con el beso de su verdadero amor, sería super romántico que eso sucediera-
    Su explicación solo me hizo sentir aún más apenada por toda la situación, y Nico solo sonrió un poco más al preguntarme.
-¿Estas lista?-
    Asentí con la cabeza ante su pregunta, viendo como cada vez más mi pequeña amiga se acercaba a mis labios uniéndolos con una extraña mezcla de cautela y atrevimiento que me hacía temblar al sentir como jugaba su lengua con la mía, mientras nuestros labios se unían y con este mar de sensaciones, sentimientos, dudas y confusiones debo ponerme a pensar en qué es lo que quiero hacer ahora con mi vida a partir de ahora y si quiero volver a ser su amigo Carlos, o si vale la pena quedarme como Camie y volverme algo más que una amiga para Nico.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Casi un deseo

    Ahí me encontraba yo, completamente feminizado por un mal deseo que me volvió pequeña, con cabello rojo atado en coletas, un cuerpo muy esbelto y de piel blanca, además de ropa interior muy…no sé si decir: cómoda, apretada, vergonzosa o de niña; es blanca por todas partes y con un montón de lacitos rosas por todo el diseño de mi ropa interior; además de un bordado extraño que hace parecer a la ropa estar holgada y colgando cuando en realidad está muy cómoda, dejando pequeños pliegues ondulados en la parte del busto y la cintura.
    La ropa interior era muy poca, tenía algo de frío en el resto de mi cuerpo, pero esa sería la menor de mis preocupaciones en estos momentos, después de todo ahí viene mi novia que se transformó en un hombre alto, de cabello largo y apuesta voz, quien venía con algunas cosas para mi que de inmediato me comenzó a colocar, siendo lo primero una cuerda para retener mis brazos en la espalda. 
-Que vergüenza es esto-
-No te di permiso de hablar, ¿O si, perrita?-
    Con esas palabras todo mi cuerpo se estremecía, dejando mis brazos atados detrás de mi para sentirme aún más indefensa y vulnerable a lo que sea que mi novia quisiera hacer con mi cuerpo.
-Debo admitir que te ves muy linda, puede ser que hasta disfrute de este paseo, mi amor-
    Añadió "mi novio" con un tono atrevido y juguetón, sin apartar la mirada de mi cara sonrojada, casi tan sonrojada como mi rojo cabello el cual "mi novio" acariciaba. Su mano me parecía fuerte y enorme ahora, por no mencionar que era un recordatorio más para mi de que ahora soy yo quien se encuentra bajo el completo deseo y voluntad que mi pareja pueda tener, tal como siempre había querido.
-No me digas que me veo linda, es muy vergonzoso, siento como me devoras con la mirada-
-¿Te molesta que te devore con la mirada? Perfecto, mejor lo haré con la boca-
    Mi débil intento de protesta fue callado no solo con palabras sugerentes de mi novio, también hubo acciones de su parte. Él se puso de rodillas frente a mi, dando suaves besos en mi cintura para luego besarla y dejar algunas marcas de sus labios por esa zona de mi cuerpo.
    Sus besos me dejaban sin aliento, las piernas me temblaban pero él las sujetó para que no me moviera y pudiera seguir disfrutando de su descarado acto de amor que no solo me provocaba vergüenza, también me provocaba una extraña pero cálida sensación en mi piel. Descubrir que unos pequeños besos podían hacerme estremecer ahora que soy una mujer era demasiado sorprendente para mi, haciéndome aceptar un papel más sumiso como la mujer de la relación, mientras mi "novio" cada vez mostraba más dominio, más confianza y más iniciativa como el hombre de la relación. Lo único más sorprendente que el cambio en nuestros cuerpos, fue el cambio en nuestros roles, donde de una u otra manera, tanto mi novia como yo estábamos entrando cada vez más en una nueva dinámica dentro de nuestra relación.
-Ah…B-basta... por favor, creo que me volveré loca…-
    Le decía en voz baja a mi pareja, intentando contener los jadeos que el repentino placer de sus besos y caricias sobre mi cuerpo me hacía sentir.
-No creo que las mascotas den órdenes, así que serás castigada si lo vuelves a intentar, amor-
    Mi penosa voz empezó a salir con más fuerzas cuando mi pareja dejó de besar mi abdomen para empezar a besar y acariciar mis muslos pequeños pero carnosos hasta dejarlos rojos y repetir el proceso con la parte alta de mis pechos, dejándome peor tras cada lamida y mordisco en toda la extensión de mi femenino cuerpo.
-Te lo ruego… no más... mi cuerpo no podrá resistirlo-
    Susurré con una temblorosa voz, que una vez salió de mi, me dejó verme como hombre por un escaso segundo antes de volver a transformarme en mujer, dándome a conocer que esto estaba funcionando tal como lo habíamos planeado.
    Mi deseo más osado era una fantasía fetichista de la mano de mi novia, yendo sobre pet play, un poco de dominación y BDSM con unos toques importantes de exhibicionismo. Toda esa idea estaba cargada con fantasías sexuales que nunca obligaría a mi novia a hacer si ella no estaba de acuerdo, por lo que muy en el fondo lo había dejado como un deseo que nunca se iba a cumplir. 
    Sin embargo, un día cuando estaba paseando con mi novia, nos encontramos un pozo de los deseos, nos pareció muy raro a los dos ya que ese parque era un sitio habitual en nuestras citas y nunca vimos el pozo de los deseos ni escuchamos algo sobre su construcción, era como si hubiera aparecido de un día a otro, pero sin prestarle mayor importancia al origen de ese pozo de los deseos, mi novia y yo decidimos divertirnos con el, lanzando una moneda cada uno para pedir una fantasía con la esperanza de que se volviera realidad. No sé que habrá deseado mi novia, pero yo no tenía nada especial en mente, por lo que esa pervertida idea fue lo primero en lo que pensé para al lanzar esa moneda. Después de todo, una fantasía no se vuelve realidad gracias a otra fantasía, ¿verdad? Por desgracia, si esas palabras fueran ciertas, no tendría que solucionar este problema.
    Ya se podrán imaginar mi sorpresa cuando al poco tiempo de llegar a casa con mi novia, mi deseo se hizo realidad, solo que lo haría de una forma distinta a lo que soñaba. Tal vez fue error mío, pero no pensé demasiado en mi deseo, además que di por sentado que mi fantasía la quería volver realidad conmigo siendo el hombre.
    Ante los ojos de mi novia, mi cuerpo poco a poco se fue feminizado; con un cabello largo y pelirrojo, un cuerpo bajito y regordete, una voz suave y temblorosa, y solo usando lencería de mi color favorito frente a mi novia, misma que frente a mis ojos pude ver como se transformaba en un hombre alto y musculoso, con ropa ajustada que presumía de su cuerpo, una voz grave e intimidante que la hacían el modelo perfecto de un hombre dominante como el que yo me imaginaba. En cosa de segundos, mi novia se convirtió en mi ideal de hombre dominante a la par que yo me convertía en el ideal de mujer sumisa, ambos roles completamente definidos para hacer mi fantasía fetichistas en una realidad.
    Mi novia no tenía idea de que había pasado y se le notaba nerviosa por su nuevo aspecto, y al verla tan preocupada, incluso siendo yo una chica pequeña y regordeta tuve que ponerme los pantalones para decirle que este era mi deseo, o más bien era casi mi deseo. Fue vergonzoso confesarle todo eso pero me pareció importante para calmarla, además que eso nos hizo tener la idea de que si cumplíamos con mi fantasía, quizás ambos volveríamos a la normalidad.
    La idea de ser la chica pequeña y sumisa no me emocionaba para nada, pero mi novia no me permitió negarme, me obligó a tomar la responsabilidad por mi deseo y después de un rato intentando cumplir con mis fantasías, nos dimos cuenta que en verdad había una posibilidad de volver a la normalidad si hacíamos todo lo que yo quería. Ese breve momento donde me vi como hombre y ella se volvió a ver como mujer significaba que podía funcionar la idea, pero si volvimos a ser mujer y hombre es porque no cumplimos con mi fantasía al pie de la letra, por lo que en otras palabras, es un todo o nada para recuperar nuestros cuerpos tales y como son.
-No funcionó del todo... lo siento, cielo. Esperaba que con intentarlo bastaría para volver a la normalidad, pero si queremos que esto funcione, creo que debemos hacer realidad toda tu fantasía-
    Dejando de lado su papel de hombre dominante, mi novia suspiró al ver que volvió a ser hombre, pero manteniendo una expresión firme que demostraba su determinación en recuperar su cuerpo.
-Trataré de no ser tan dura. Y si voy demasiado lejos tenemos la palabra clave para que me detenga, hasta que no digas eso yo continuaré jugando contigo para volver a nuestros cuerpos, ¿entendido?-
    Explico con amabilidad mi pareja, recordándome las importantes reglas que acordamos para hacer estos intentos de recuperar nuestras vidas antes de mi cuestionable deseo.
-Entendido, amor. Tú te llevas la peor parte, pero también me esforzaré con esto. Cuando quieras puedes continuar-
    Le respondí con una ligera sonrisa, intentando darle confianza para seguir con nuestro intento, algo que mi novia agradeció antes de volver a meterse en su rol.
-Bien... ahora levanta la cabeza, mascota-
    Con esas palabras dichas ella no esperó a que obedeciera y levantó mi mentón con dos de sus dedos para exponer mi cuello y que me pusiera un gran collar para perros con su cadena. 
    En el primer intento probamos a medias este fetiche junto con otros pero no fueron todos ni fueron tan intensos como me gustaría, así que para volver a la normalidad hay que cumplir todos en toda regla e intensidad, incluyendo está ocasión el exhibicionismo.
    Debo decir que no tengo miedo de salir a la calle de está manera, pero sí que me da vergüenza ver todo lo que tengo que hacer con este cuerpo femenino el cual ya está un poco dispuesto a más cosas por el juego previo de mi pareja; ahora siento un cosquilleo en mi entrepierna el cual trato de ocultar apretando bien las piernas además que mis pechos arden un poco, creo que incluso mis pezones están un poco duros por todo lo que ya me hizo mi novio pero debo continuar; debo de aguantar un poco más y disimular todo lo que siento con este cuerpo; y en caso de que me deje llevar por el deseo que me genera mi cuerpo, tengo que hacerlo en mi vergonzoso paseo; de esa manera si cumplo con todos los fetiches, si vuelvo mi deseo realidad, puede que mi novia vuelva a ser mujer y yo vuelva a ser hombre... y si para recuperar nuestras vidas debo llegar hasta las últimas consecuencias de esta forma, estoy dispuesta a hacerlo.
-Hey, perrita. Andando, más te vale ser una niña linda y obediente durante tu paseo, ¿te quedo claro?-
-Sí, señor-
    Respondí con sumisión, sintiendo como la cadena era jalada por mi temporal novio, haciendo que mi collar también se jalara y me obligará a avanzar, dando pasos con cuidado y lentamente con vergüenza y emoción al verme cada vez más fuera de mi hogar. 
    Será todo un desafío y una experiencia hacer esto, pero si la única forma de volver a la normalidad es volver mi fantasía una realidad, estoy dispuesta a ser la mascota pervertida de mi ama para volver a la normalidad. 
Créditos a quien correspondan.

viernes, 18 de octubre de 2024

Una mujer glamurosa

    Cuando mi sueño de volverme una glamurosa y multimillonaria mujer madura se hizo realidad, lo imaginaba de una forma un poco distinta a la que sucedió.  Sabía que en algún momento, de una u otra forma, yo terminaría siendo una excelente mujer, tenía toda una historia creada en mi cabeza siendo una bella mujer de piel blanca como la porcelana, con una larga cabellera oscura que contrastará a mi piel, con un aroma inolvidable y una belleza digna de ser recordada para cualquier persona que se cruzará en mi camino; quien sabe, hasta la idea de ser una "mommy" para algún chico apuesto o una joven consentida parecía muy divertida; y todo eso solo era el inicio de una larga vida como mujer que tenía en mi cabeza en el momento que pedí mi deseo.
    Dicho eso, creo que podrán entender un poco de mi decepción cuando utilicé un pozo de los deseos para cumplir mi fantasía, solo para despertar a la mañana siguiente con una apariencia distinta a lo que siempre había soñado. No quiero sonar como un malagradecido, el pozo de los deseos que encontré en mi camino a casa en verdad había funcionado, y había cumplido mi deseo, o al menos la parte más importante del mismo, dejándome con una extraña insatisfacción cuando me di cuenta del aspecto que tenía con mi nuevo cuerpo.
    Yo era una mujer alta, incluso más alta que cuando era hombre; mi cabello no era negro era de un rubio platinado que todavía no estoy seguro de si es natural o se encuentra teñido; puede que no haya pensado en números exactos para mis medidas, pero no puedo negar que soy un poco más llenita de varias partes de mi cuerpo que no había pensado demasiado; mis pechos son mucho más grandes de lo que imaginaba, al igual que mis muslos y mi trasero; aún con ello, creo que el cambio más notorio para mí fue descubrir que mi piel era perfecta, libre de imperfecciones y con un precioso color ébano; puede que mi belleza sea superior a la de muchas mujeres, y que mi aroma llame mucho la atención, sin embargo, no puedo creer que me veo tan diferente a la imagen de mi como mujer que por tanto tiempo había imaginado.
    Para ser completamente franca, por un momento pensé en ir de nuevo a buscar ese pozo de los deseos, pensando que lanzando otra moneda podría "solucionar" los "errores" en mi deseo, usaría las monedas que fueran necesarias para corregir mi aspecto, o hasta podría dar una remodelación entera al pozo para quitar toda la maleza creciendo a su alrededor. Sin embargo, cuando llegué al lugar, el pozo de los deseos había desaparecido, creí que me había equivocado de ruta o que estaba confundido, pero después de un buen rato dando vueltas en ese lugar, confirmé lo que parecía increíble, y ese pozo no estaba por ningún lado.
    Nuevamente, un poco de frustración, molestia y decepción apareció dentro de mi, pues sin importar mis intentos de arreglarlo o cambiarlo, ya me estaba haciendo a la idea de que no conseguiría el cuerpo de mis sueños.
    Sin saber que más hacer, me senté en una banca cerca de donde antes estaba ese pozo de los deseos, solté un enorme y pesado suspiro y traté de despejar mi cabeza para hacer más sencilla la tarea de pensar en mi siguiente movimiento. No podía concentrarme por completo, puesto que apenas tenía algo en mente o intentaba ver el lado bueno, mis propios pensamientos me hacían rendirme con ello al pensar que no sería suficiente o que las cosas serían diferentes a lo que imaginaba, para cada buena idea que tenía o palabras de aliento, tenía varias negativas más que me hundían en mis malos pensamientos.
    Así pase un buen rato sentada en la banca de formas poco femeninas, moviéndome de un lado a otro, sacudiendo mis pechos al intentar acomodarme y con las piernas más abiertas de lo necesario. Tenía pantalones y una blusa ajustada, pero aún así mis actitudes no eran las más "femeninas" que alguien pudiera presenciar, y aún con ello, algo sucedió para dar inicio a una nueva perspectiva de mi situación.
    Cuando yo seguía quejándome y perdiéndome en mis pensamientos, un apuesto caballero con traje elegante se acercó a mi, disculpándose por su interrupción y presentándose como uno de los principales reclutadores de modelos de ropa. Ese hombre apuesto nunca intento coquetearme, a la fecha nunca lo ha hecho, siempre ha sido muy objetivo y amable con sus cumplidos hacía mi apariencia para motivarme a trabajar con ellos y mostrarle al mundo mi belleza.
    A pesar de ser una gran oportunidad, en un comienzo me negué, agradeciendo su interés y declinando su oferta ya que yo no tenía idea sobre ser una modelo, ni mucho menos me sentía cómoda mostrando mi cuerpo a todo el mundo. Si fuera el cuerpo de mis sueños, quizás lo hubiera aceptado sin dudar, pero bajo este aspecto, no estaba tan segura ni motivada.
    "La belleza no es perfecta, viene de muchas formas y cada uno muestra a su manera su clase de belleza" fueron las palabras exactas que él utilizó cuando yo me negué a ser una modelo por dudar de mi aspecto, me dio su tarjeta de presentación y se marchó. 
    Por alguna razón, esas palabras se quedaron grabadas en mi cabeza, aún con los años las recuerdo a la perfección, y quizás por esa razón, fue tan sencillo tomar una decisión con respecto a su gentil oferta.
    Han pasado algunos años desde que ese encuentro sucedió y desde que felizmente me convertí en una modelo de su agencia gracias a ese cambio de perspectiva que no ha hecho más que seguir fortaleciéndose con el pasar de los años. 
    En estos años he tenido la oportunidad de aprender un montón de cosas sobre modelaje, poses, maquillaje, ropa, diseño, feminidad, y quizás lo más importante, mucho desarrollo personal. Supongo que una parte dentro de mí ya lo sabía, solo que no lo comprendía por completo, estaba tan ensimismada sobre mi aspecto de ensueños, que todo lo distinto lo vi como algo negativo, cuando en realidad, nunca me han dado un problema, no he tenido algún conflicto por ello, y aunque algunas cosas puede que sean algo diferente, yo realmente me siento contenta con lo que tengo.
    Si quisiera ponerme estricta, diría que ese pozo de los deseos no cumplió para nada mi deseo como lo quería; ni el cuerpo que imagine, ni los detalles perfectos, ni medidas correctas ni siquiera la edad ni mucho menos la forma de vivir mi día a día. Sí, supongo que hasta podría llamar fraude o estafa a ese pozo de los deseos, o al menos así sería si solo me centrará en lo negativo o en todo lo que sucedió de una forma distinta a la que imaginaba. La realidad es esa, las cosas salieron de forma distinta a lo que imaginaba, pero no las hace malas de forma automática.
    Puede que al principio estuviera algo decepcionada por mi aspecto, pero este mismo aspecto fue el que me llevo al estrellato como una modelo que cada vez aparece en más portadas, pasarelas y galas elegantes de moda. Y aún con todo mi dinero y estrellato, hay ocasiones donde simplemente no quieren trabajar conmigo o no cuentan con mis servicios ya que buscan a otra compañera con características espectaculares y distintas a las mías. Después de todo, por muy buena que yo sea, no soy perfecta para todo el mundo, y eso no es malo, cada uno tiene sus propios gustos y estilo, dando una variedad de perfecciones que hace algunos años me hubiera costado mucho aceptar como una buena respuesta. Por no decir que ahora pienso es la respuesta correcta.
    En este par de años que he pasado como una mujer, creo que he aprendido mucho sobre amarme a mi misma tal y como soy, esforzándome a cambiar en lo que considero correcto, y aceptándome tal y como soy, de esa forma he logrado cumplir mi sueño de ser una mujer glamurosa y perfecta a su propia forma, haciendo mi propia fortuna además de una prestigiosa carrera como modelo profesional.
    Puede que mi historia no sea tan grandiosa como muchas otras, que no tenga tanto drama o que haya algunos pequeños detalles que puedo pasar por alto por concentrarme en el lado bueno de lo que he vivido. Sin embargo, es mi historia, y estoy muy feliz por vivirla de esta manera. Aunque no fue de la forma que esperaba, con el tiempo me he sentido muy agradecida con ese pozo de los deseos que me permitió cumplir con mi sueño de una mejor forma de la que jamás hubiera pensado, algún día debería volver a ese lugar para dar las gracias por todo lo que he vivido, pero por ahora tengo que terminar mi sesión de fotos y posterior entrevista para dar paso a ser una modelo internacional.
Créditos en la imagen.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Ciclista profesional

    Arturo era un adorable niño pequeño que vivía con sus padres, aunque pasaba la mayor parte del día con su niñera o estando solo; para Arturo esto no era un problema, el niño era maduro y entendía muy bien que sus padres tenían que trabajar para tener su casa, comida y muchas cosas bonitas; el niño de verdad que comprendía esa parte a la perfección, sin embargo, en muchas ocasiones no dejaba de sentirse solo o descuidado por mamá y papá.
    Uno de tantos ejemplos fue su deseo de aprender a andar en bicicleta; donde sus padres no dudaron en comprarle una bicicleta excelente, con muchas velocidades y del color favorito del niño, por desgracia para Arturo ninguno de sus padres tenía tiempo para enseñarle a andar en bicicleta, y aunque su niñera se ofreció a enseñarle, el chico esperaba que su padre o su madre pudieran pasar algo de tiempo con él para enseñarle a usar su nueva bicicleta, y una vez que aprendiera, demostrarle a sus padres lo rápido que podía ser manejando su bici.
    En uno de sus paseos regulares por el parque, algo llamó la atención del niño, pues sin previo aviso ni recordarlo, ahora en el parque había un lindo pozo de los deseos; estaba hecho con piedra y parecía algo antiguo, Arturo había estado justo ahí muchas veces y estaba seguro de que no lo había visto, sin embargo como todo niño curioso, Arturo pidió una moneda a su niñera para lanzarla al pozo, esperando que su deseo se haga realidad.
    A la mañana siguiente cuando despertó, Arturo pudo darse cuenta que su deseo se cumplió, aunque lo hizo de una forma diferente a la que imaginó.
    El chico deseo "saber andar en bicicleta y que todos me vean", pensando que si era muy bueno usando la bicicleta sus padres le pondrían algo de atención. Sin embargo, el deseo de Arturo se cumplió pero no enseñándole a él a usar la bicicleta o haciendo que sus padres le prestarán atención, lo que sucedió por culpa de su deseo fue que el niño despertará en otro cuerpo, en el cuerpo de una hermosa ciclista profesional que sabía andar en bicicleta a la perfección y que también era el centro de atención en cada una de sus competencias.
    Alberto no estaba contento con el resultado, pues él nunca deseó convertirse en una niña ciclista, aunque llamarla a ella de esa forma era un gran error que en poco tiempo Alberto Aprendió.
    El nombre de la chica era Karla, una soltera de cabello oscuro, con largas y fuertes piernas, además de un buen trasero debido a tantos años entrenando duro; ella tiene 27 años, 20 años más que Alberto, y era una ciclista profesional desde corta edad; quizás Karla no era tan conocida como cualquier atleta masculino, pero en su campo, ella era toda una profesional cuya belleza solo se podía comparar con su habilidad.
    Aún así, la belleza de Karla no era algo que le interesará a Alberto, lo que realmente llamó la atención del chico fue la bicicleta de Karla; una asombrosa bicicleta profesional monocromática; la bici era la más cara y mejor equipada que había en estos momentos, y aunque la bici que le compraron sus padres era increíble, la bicicleta de Karla era super increíble en opinión de Alberto.
    Encantado con la bicicleta de Karla, Alberto se armó de valor para intentar andar en bici, dándose cuenta que podía manejar como todo un profesional, o más bien, como toda una profesional al haber conservado las grandes habilidades de ciclista que tenía Karla; quizás el niño no entendía como hacía lo que hacía, pero podía hacerlo y eso era más que suficiente para sentirse feliz de andar en bicicleta por su cuenta.
    Después de su primer paseo en bicicleta, Alberto comenzó a pensar que el deseo que le cumplió el pozo de los deseos no era tan malo, y aunque él no pensó convertirse en una niña, ser una niña grande a cambio de ser tan bueno usando la bicicleta le parecía justo.
    Desde entonces han pasado varios meses donde Alberto se acostumbró a ser mujer, aprendió a cuidar de si misma, comenzó a actuar más femenina y ha madurado de forma asombrosa para vivir su vida como Karla, una bella ciclista profesional que siempre intenta mejorar. Volver a su cuerpo hace mucho dejo de estar en sus planes, pues el chico no está dispuesto a perder su genial bicicleta, ni su hermoso cuerpo, ni la atención de todo mundo para volver a ser un niño pequeño cuyos padres apenas recuerdan su existencia, ¡Ahora como una ciclista profesional todo mundo la mira! Y eso es mucho mejor que tener unas vagas miradas sin atención por parte de sus padres.
    Por otra parte, la antigua Karla tampoco tiene interés en regresar a su cuerpo, pues ahora como un niño pequeño sin mucha supervisión puede vivir una vida libre de preocupaciones, dedicando todo su tiempo a recuperar sus habilidades como ciclista; como mujer ella no tenía tantas oportunidades como los hombres, pues más que por su habilidad, buscaban a Karla por su belleza, algo con lo que siempre estuvo en desacuerdo; puede que Karla no tenga la menor idea de porque un día despertó en el cuerpo de un niño pequeño, pero no dudó en sacarle ventaja, tomando la identidad de Alberto para entrenar desde pequeño y volver a convertirse en profesional; está vez siendo un ciclista profesional que espera tener mucho más éxito y reconocimiento, tal como le pidió a un curioso pozo de los deseos.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 1 de abril de 2024

Faldas y deseos

-Dios...no de nuevo-
Me murmuré viendo que otra vez tenía que pasar por unas escaleras para llegar a mi destino, lo cual no me sería un problema de no ser por lo estúpidamente corta que era mi falda, obligándome a esperar que no hubiera nadie cerca para que no viera mis bragas al subir y bajar las escaleras.
-Sí tan solo pudiera bajarla un poco...supongo que deberé comprar una nueva para mañana la escuela, no quiero pasar otro día sintiéndome de está manera-
Suspiré y con la cara avergonzada puse mi mano para intentar cubrirme un poco ahí abajo, subiendo rápido con la esperanza de que la vergüenza termine pronto, pero también siendo cuidadosa para no levantar mi falda y dejar a la vista mis pantys blancas. Lo único peor que ser vista por algún pervertido, es que yo misma sea la pervertida que va mostrando sus bragas y trasero a todo mundo por subir rápido las escaleras.
-Cuando pedí volver a la escuela no me imaginaba que sería de está forma....-
Me dije a mi mismo, o mejor dicho a mi misma, ya que desde ahora debería acostumbrarme a llamarme como a una chica, todo gracias a mi maravilloso y tonto deseo que intentaré revertir.
Hace poco ingresé en la facultad de química de mi ciudad tal como quería mi padre, y justo como no quería yo. Yo quería estudiar diseño pero con tal de complacer el capricho de mi padre, sacrifique mi sueño por algo que ni me gusta ni entiendo por completo, estoy bastante seguro que de no ser porque presenté el examen de conocimientos generales no hubiera entrado en esta dichosa escuela en la cual apenas tengo lo necesario para seguir al corriente.
De verdad que intenté tomarle el gusto o cariño a la carrera, solo que era horrible para mi, no entendía nada, todo se me complicaba, me quedaba dormido en todas las clases y si llegaba a reprobar, cosa que iba a pasar, estoy seguro de que papá me echaría de la casa por ser un fracaso ante sus ojos.
Por todas esas preocupaciones, cuando vi un pozo de los deseos en mi camino a casa, no dudé en lanzar una moneda pidiendo lo que más deseaba: "Tener otra oportunidad en la escuela y estudiar lo que yo quisiera".
A la mañana siguiente cuando desperté, toda mi recamara se había transformado a tal punto que parecía la habitación de una chica, tal como yo que había dejado mi cuerpo normal para verme como una hermosa chica de cabello azabache.
En cuanto me miré en el espejo, dándome cuenta que soy una chica por donde sea que me vea, no pude contener mis ganas de gritar y hacer un escandalo, el cual llamó la atención de mi padre que sin dudar entró para "consolar a su princesa"; dándome un abrazo que logró tranquilizarme y diciendo que no fuera a la escuela si me sentía mal, algo que acepté con timidez por la extraña situación que estaba viviendo.
Una vez me dejó a solas pude comprobar muchas cosas, como que mis cajones tenían lencería y mi armario faldas y vestidos, mi escritorio tenía maquillajes al igual que fotos "mías" desde pequeña hasta ahora, una estudiante a punto de elegir carrera, misma en la cual papá no interfiere diciendo "Mi hija es tan linda y buena, que será increíble en lo que sea".
-Si tan solo me hubiera dicho eso cuando era chico...-
Si hubiera hecho eso cuando era un hombre me hubiera ahorrado este deseo al pozo que me convirtió en mujer, así no tendría que acostumbrarme a ser una chica, maquillarme, cuidar mi cabello, incluso ir al baño tal como lo hace una dama, junto a muchas ideas más que poco a poco aparecen en mi cabeza.
Sin tener muchas ideas de que hacer, terminé por ponerme lo que parecía ser mi nuevo uniforme escolar, era el mismo de cuando iba en la preparatoria, solo que ahora tenía una falda en lugar de pantalones y un lazo rojo en lugar de mi corbata.
Una vez vestida, decidí no asistir a la escuela para ir a buscar ese pozo de los deseos, con la esperanza de volver a pedir un deseo que me devuelva a la normalidad.
En mi ignorancia, pensé que mi ropa era normal, que yo me veía como una chica ordinaria, y aunque ese pensamiento era verdad, también pude notar que usaba una mini falda bastante corta y mal puesta en comparación de otras estudiantes y mujeres que vi por la calle, dejándome oír a las chicas susurraban con desprecio al verme y los chicos sonreían mientras pasaba a su lado, era obvio que lo había arruinado, no debería usar una falda tan corta, pero ya era muy tarde para dar la vuelta.
-¡No!-
Una fuerte brisa de aire sopló y mi reacción fue juntar mis rodillas, agacharme y sujetar la falda para que nadie viera lo que llevaba debajo, algo tan dramático y vergonzoso que solo había visto en las películas, pero donde ahora yo era la protagonista de esa penosa situación.
-Me podré acostumbrar a muchas cosas si me quedo como chica, pero no pienso aceptar esto todos los días-
Comenté para ponerme de pie y seguir mi camino, pensando en lo bueno y lo malo que me había traído este deseo;  puede que ahora sea una chica lo cual no fue de mi agrado pero me devolvió a mi escuela favorita donde nunca me aburría, me ha dejado la posibilidad de conocer nuevas personas, incluso podría mejorar mis notar al ya haber cursado todas esas materias y conocer a los profesores previamente, podía volverme una alumna destacada en notas y belleza sin problema alguno para que así mi camino hacía una carrera profesional sea mucho mejor que el anterior.
-La escuela de diseño gráfico...no otra vez-
Sonreí al pensar cuál sería mi nuevo destino el próximo año, una escuela y carrera que en verdad disfrutaría, lo cual me alegraba y hacía sonreía de tan solo pensar. Sin embargo, esa emoción se cortó al ver como la avenida principal estaba cerrada por obras lo que me dejaba una única opción para llegar a ese pozo de los deseos, los puentes.
-Tranquila, cuando llegues a casa tiraras esto...probablemente ¿¡Probablemente!?-
¿D-de verdad iba a tirarla? Era una falda muy linda y sería un desperdicio tirarla...puede ser un poco vergonzosa pero mis amigas dicen que tengo buenas piernas y debería lucirlas...y bueno, dicen lo mismo de mi trasero pero no estoy lista para eso, ¿Qué tal si los chicos me miran y les gusta? ¿O a mí me gusta? 
-Papá no dejaría que toquen a su princesa....¿Eh?¿Que cosas estoy pensando? Dios, la vergüenza me provoca esto, ya no debo perder el tiempo, tengo que ir al pozo de los deseos y cambiarme de ropa antes de que comience a disfrutar de todo esto-
Aún tenía que llegar al pozo de los deseos y ver si recuperaba mi vida anterior, o en su defecto, llegar a casa y buscar ropa menos vergonzosa de utilizar para mi nueva vida que recién comienza.
Por desgracia, mi máxima prioridad en estos momentos era una tan vergonzosa que toda mi cara se puso roja tan solo de pensar, debía de cruzar ese puente justo frente de las obras de remodelación, intentando tapar lo mejor que pueda mis bragas y mi trasero, sujetando mi falda con una mano y tapándome con la otra, con la leve esperanza de que ningún trabajador de las obras o peatón me vea como una chica pervertida cuyo pasatiempo es ser observada.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Amiga de la infancia

-No puedo creerlo, ella en verdad a olvidado todo-
Me decía en voz baja al ver pasar a mi hermosa kohai, quien con mucha vergüenza tuvo el valor de hablarme.
-Senpai, buenos días. ¿Te molesta si vamos juntos a la escuela?-
-Para nada, Lita-
Respondí a su pregunta, algo que la sorprendería y corregiría sobre como la llamaba.
-Emilia, Senpai. Soy Emilia, toda la vida he sido tu vecina y siempre me cambias el nombre, ¿Acaso lo haces a propósito?-
Su respuesta me dejó sin palabras, desde hace varios años que no podía llamarla de esa manera y ahora gracias a lo que ocurrió ayer, ella misma me pedía usar ese nombre.
Emilia había sido una gran amiga cuando pequeños, éramos vecinos y crecimos juntos durante muchos años, éramos inseparables hasta que de repente cambió.
Se volvió más ruda, agresiva, ya no quería juntarse conmigo, empezó a vestir de otra manera y hacer que la llamaran Lita, echándome bronca si no lo hacía o no cumplía con alguno de sus múltiples e ilógicos deseos.
En realidad nunca supe si hice algo malo para que se comportará así, si a ella le ocurrió algo o si sencillamente no hubo algún motivo para un cambio tan brusco en su personalidad; nunca entendí que ocurrió, pero a través de Lita si que lo resentí.
Ella me dejó de hablar, y aunque me dolió, no hice mucho al respecto. Pero cuando empezó a molestarme si que se volvió un problema, más de una vez trate de razonar con ella sin mucho éxito y a más tiempo pasaba, ella peor se comportaba conmigo.
Ayer cuando volvía de la escuela ella se cruzó en mi camino y empezó a molestarme, solo le ignoré lo más que pude pero ella seguía detrás de mí.
Cuando cruzamos un parque vi un pozo de los deseos, en el cual arrojé una moneda y confronte a Lita, diciendo que deseaba que ella nunca hubiera cambiado, que ahora era una persona horrible, sin amigos, y que de seguir por esos pasos hasta yo me cansaría de ella.
Ella me insulto y se fue en dirección opuesta a nuestras casas, yo por mi parte seguí mi camino.
Así, este mañana la cosa es tan diferente que asusta, pues al salir de mi casa para ir a la escuela pude encontrar una Lita completamente cambiada: su cabello de nuevo era castaño quitándose el teñido de rubio, no usaba mucho maquillaje, accesorios o sus uñas decoradas, hasta vestía el uniforme blanco de nuestra escuela apropiadamente, era como si mi querida amiga de la infancia hubiera regresado después de una larga ausencia, y aunque mi primer pensamiento fue que sólo se veía como antes, su personalidad también parecía ser la de antes.
-Lo siento, Li...Emilia, solo es el hábito de tanto tiempo, me sorprende que vuelvas a ser la de antes-
-¿La de antes? ¿De qué estás hablando?-
Me mostró una cara de confusión que por genuina que se viera, no podía tomar en serio.
-Ya sabes, ayer cuando estábamos en el pozo de los deseos y-
Su expresión se veía aún más confundida y preocupada que antes, interrumpiéndome para decir.
-Senpai, ¿De qué estás hablando? No conozco ningún pozo de los deseos y ayer ni siquiera nos vimos, ¿Te sientes bien? ¿Dormiste apropiadamente?-
-Espera, Emilia, ¿Tú de que estas hablando? Ayer discutimos, dije cosas crueles y tú te fuiste molesta. Pensé que por eso volviste a teñir tu cabello y a actuar como antes-
-Senpai, ya basta. Si es una broma no está siendo graciosa: nunca teñiría mi cabello, tampoco sería grosera contigo y en definitiva no actuó de forma diferente, así que me estas jugando una broma o me confundes con otra persona-
Dicho eso, Emilia empezó a caminar dejándome atrás, pensando en sus palabras sobre otra persona.
Todo era tan confuso pero estoy seguro de que no es un sueño, la moneda que arroje ayer era la única en mi cartera y ahora no tengo nada. 
Estoy seguro de que ayer arroje la moneda en ese pozo de los deseos, que discutí con Lita y pedí que volviera a ser la de antes, obteniendo como resultado a Emilia hoy por la mañana que es tan linda como la recordaba de la última vez que se comportó así conmigo.
-Senpai...¿Me vas a dejar ir sola a la escuela? ¿Qué tanto estas mirando? Ven conmigo, por favor-
Emilia me regalo una hermosa vista sin que ella lo notará, o fingiendo muy bien el no hacerlo, mientras me pedía ir con ella tal como cuando de pequeños caminábamos a la escuela.
Que ocurrió ayer con ese pozo, con Lita y con Emilia es algo que no termino de comprender, pero lo haré en algún momento. Por ahora, sería bastante grosero perder la oportunidad de volver a estar con mi querida, linda, torpe y apreciada amiga de la infancia.
Créditos a quien correspondan.


jueves, 3 de febrero de 2022

Aprovechando el lugar

-¡Taran! ¿Viste? Es increíble, ahora luzco como toda una niña pequeña, soy tan adorable y tierna que si yo pudiera me abrazaría y cargaría en estos momentos, incluso mi voz ¡y mi ropa! Todo ha cambiado, no puedo creer lo increíble que este cambio me resultó pero estoy muy feliz de ello-
Repetía con asombro al ver que mi extraño deseo pedido hace tan poco se cumplió. 
Yo era un chico muy solitario, sin amigos ni aspiraciones hasta que una compañera de clases se me acercó; ella es muy linda además de popular pero sobre todo viene de una familia sumamente adinerada, tanto que podían darse el lujo de tirar dinero por donde caminaban para no pisar el suelo, la cantidad de dinero que poseen parece ridícula pero cierta. 
Por eso pensé que siendo parte de su familia podía tener resuelta la vida, ahí habría una buena educación, buena ropa, modales, dinero, etc. 
Entonces cuando mi compañera me dijo que en su familia siempre quisieron otra hija y por ende ella una hermana menor, no pensé demasiado cuando dije que si pudiera me encantaría esa vacante de hermana menor, cosa que no fue más que una broma para ella pero verdad para mí, en una situación así yo tenía todo que ganar y nada que perder al tomar tan prometedor lugar disponible. 
Justo cuando hablábamos de eso en un centro comercial, pasamos cerca de una fuente de los deseos en la que nos pareció divertido lanzar una moneda y desear algo sin decirlo al otro que fue lo que pedimos. 
-Mi deseo...algo obvio pero no lo diré, es un secreto, solo puedo decir que no recuerdo mucho después del deseo y antes de darme cuenta ya estaba en este cuerpo en la oficina de seguridad esperando a que mi hermana mayor Cherry venga a recoger a su linda y pérdida hermanita menor, Strawberry-
Vale, creo que el nombre no es el mejor del mundo pero supongo que de cierta forma es lindo, no tan lindo como yo claro pero si que es dulce el nombre y a juego con el de mi nueva hermana mayor. 
No estoy muy seguro de cómo me volví de verdad una niña y aunque  me alegro de ello hay muchas cosas más que no entiendo o me resultan sorprendentes, por ejemplo es algo tierno y vergonzoso el estilo de ropa que llevo, nunca antes pensé llevar zapatos y pantimedias, mucho menos un vestido o usar mi propio cabello para simular orejas de gato pero es justo lo que llevo de ropa y lo que estoy haciendo con mi cabello. 
Eso hablando solo de mi físico del cual ni estoy seguro de la edad pero ¿Qué hay de toda mi vida? Es una fortuna que este celular tenga lector de huella digital y que tenga notas, fotos, mensajes y demás para aprender un poco de quien soy ahora, lo último que quisiera es perder esta oportunidad de oro para tener una mejor vida sin importar dejar la anterior atrás que siendo honesto no me interesa tanto como lo que me promete esta vida. 
Tengo unos cuantos minutos para aprender todo lo que pueda antes de que llegue mi hermana mayor  por mi y volvamos a casa. 
Como soy, como actuó, que me gusta, que me disgusta, en que escuela voy, como me llevo con mis padres y mi hermana, hasta que ropa interior suelo utilizar, absolutamente toda esta información me va ser útil para tomar el lugar de hermana menor que esta familia tanto quería, al principio tendré errores pero aseguro que no los repetiré y aprenderé cada vez más para ser la niña que toda su vida han querido ellos y así yo tener la vida llena de lujos y buenos tratos que siempre he deseado, voy aprovechar al máximo esta oportunidad y juro que no me la quitarán.