Premio de consolación

-Así que esto es lo que ocultaba esta vieja mujer, no me alegra del todo tener su cuerpo, aunque debo de admitir que tiene su propio encanto. No sé como expresarlo, supongo que ella tenía sus maneras de mantenerse bella y provocativa a pesar de sus años, sus muchos años-

Se decía a sí mismo Enrique, quien acababa de poseer por completo el cuerpo de su molesta vecina Mari, una mujer viuda y millonaria que disfrutaba de ser una persona mezquina con todos sus vecinos, en especial con Enrique. 

Él solo era un chico que apenas y podía rentar un viejo cuarto, y hacía todo tipo de trabajos para poder seguir pagando su humilde habitación. Mari al enterarse de la delicada situación de Enrique, no dejo pasar la oportunidad de gastar su dinero en humillar al joven más que ponerlo a trabajar, pues si bien la mujer le pagaba para que él hiciera  labores de reparación en la casa de la mujer, todo el tiempo en que él trabajaba ella lo molestaba o insultaba, cosas que tenía que soportar el chico por necesitar su dinero.

Lo que Mari nunca imaginó, fue que con el dinero que ella misma pagaba a Enrique para burlarse de él cada ocasión, el chico en lugar de pagar su alquiler, dio las gracias a quien le rentaba el lugar ya que muy pronto tendría una casa propia, mediante una pócima mágica que adquirió.

Enrique en vez de pagar su alquiler, puso todas sus esperanzas en una pócima mágica que lo transformaría en un espíritu libre de vagar por el mundo y de poseer a una persona, como era de esperarse, esa persona que poseyó fue la millonaria Mari, que siempre abusó de él y su situación.

La señora estaba a punto de desnudarse para darse un baño, cuando el chico se apoderó de su cuerpo, pasando unos momentos de calma hasta que finalmente sonrió y fue así que comenzó a mirarse en el espejo a la vez que hablaba.

-Lo siento mucho, no, en realidad no. Parece que usted tenía mucho dinero y tiempo sin nada que hacer, así que no se preocupe, me encargaré de darle un buen uso a sus viejas cosas. Puede ser que perdí muchos años de mi joven vida pero con una cuenta bancaria como la suya, casa propia y este cuerpazo, estoy seguro que yo le daré un mejor uso del que usted jamás le pudo dar-

Una fuerte nalgada resonó en la habitación, hasta le dolió un poco a la nueva Mari pero había sido emocionante, había esperado tanto tiempo para poder hacerle eso a semejante trasero, que simplemente no pudo evitar sonreír con malicia y satisfacción.

-Espere tanto por eso, es una pena que no lo haya recibido la antigua Mari, apuesto toda mi nueva fortuna a que se estaría quejando y maldiciendo de semejante humillación. No se puede tener todo en la vida, me hubiera gustado humillarla un poco tal como ella me hacía a mí, pero quedarme con su cuerpo y su vida libre de preocupaciones es un buen premio de consolación-

El chico que intentaba adaptarse a su nuevo cuerpo, pensó por varios segundos hasta que una sonrisa llena de malicia apareció en su maduro rostro nuevamente.

-Hablando de consolación, no sabía que la necesitabas. Me costó un poco comprender esta sensación en tu cuerpo de mujer madura, quien ha estado sola desde hace años, también necesita su atención especial, ¿Verdad? No hay nada de que preocuparse, yo también me encargaré de eso, es mi cuerpo ahora y lo menos que puedo hacer es tenerlo feliz-

Con esas palabras dichas frente al espejo, Enrique terminaba de desnuda su nuevo cuerpo, dispuesto a bañarse en la tina, a cumplir su palabra y a aprovechar por completo su nueva vida. 

Créditos en la imagen.