Mostrando las entradas con la etiqueta ABDL. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ABDL. Mostrar todas las entradas

viernes, 23 de mayo de 2025

La bebita favorita

    Papá siempre decía que antes de que yo naciera, mamá era una excelente profesora de guardería, ella amaba su vocación, pero criar a su propia hija fue lo único que la hizo dejar de trabajar hasta la fecha.
    20 años después, mamá recibió una oferta de trabajo en una guardería local, cosa que tras mucho pensar finalmente aceptó, volviendo a esos viejos días de enseñanza para enseñar y cuidar de otros bebés que no son suyos, aunque claro su "bebita" siempre sería su favorita, cada que podía ella me lo decía.
    Pasaron algunas semanas teniendo un buen trabajo, hasta que un día mamá me pidió ir por ella al trabajo, todo normal; llegué a la enorme guardería y en la sala de espera me puse a jugar con el celular, esperando a que el turno de mamá terminará para ir a casa junto con ella.
    Cuando mamá al fin se acercó yo estaba por levantarme para irnos, pero en su lugar, ella me preguntó si quería entrar un rato a la guardería, un par de horas más hasta que acabará su turno debido a unas horas extras imprevistas.
    Su propuesta fue muy extraña, ya estaba dentro de la guardería y se lo hice saber con una broma, pero tras decir eso, resultó que ella se refería a formar parte de la guardería durante lo que restaba de su turno.
    Dije que sí pensando en que mamá quería ayuda mía para cuidar de los niños o algo por el estilo, encontrándome con una realidad bastante diferente, puesto que yo sería otra de las niñas que mamá cuidaría por el resto del día.
    Antes de que pudiera reaccionar, mamá me desnudo, me puso pañal y me cambió antes de soltarme en un corralito donde muchos niños y niñas se me quedaban observando, al ser "la bebé más grande" y por mucha diferencia.
    No estaba nada conforme con esto y cuando me acerqué a mamá para gritar y reclamar, ella me puso en su regazo, me quito el pañal y me azotó con fuerzas hasta que me disculpara y empezará a llorar justo como cuando era una cría, obteniendo el mismo resultado tal como cuando yo era una niña pequeña.
    Una vez me castigó, ella me volvió a poner el pañal y me dijo que me divirtiera en la guardería, porque desde ese momento yo volvería a ser su bebita por al menos un par de horas al día.
    Al día siguiente ocurrió lo mismo y apenas fui por ella a la guardería, ella me tomó en brazos, me cambió y me metió al cuarto para jugar con los niños y niñas de ahí hasta que terminará su turno y volver a "la normalidad", si es que se puede llamar normal a algo de eso.
    Los primeros días eran los más horribles, era agotador para mi tener que actuar y jugar con los bebés, a quienes grité o hice llorar más de una ocasión, provocando que mamá me castigará y me mandara al rincón para reflexionar después de hacerme llorar a base de nalgadas.
    El peor castigo me lo gané cuando una niña odiosa ensucio su pañal y yo me burlé de ella hasta hacerla llorar, mamá al darse cuenta de lo que había hecho, decidió quitarme los derechos de "niña grande" y no podía pedir permiso para ir al baño. Si ya era humillante tener que decirle a mamá que quería ir al baño para que ella me llevara a un baño de entrenamiento, ahora ella me ignoraba y me impedía usar esos baños hasta que finalmente usará mi pañal como cualquier otro bebé, la primera vez que ocurrió fue el mismo día que moleste a esa niña y ahora los papeles se invertían, conmigo llorando de forma desconsolada mientras ella se reía de mí pero sin tener castigo.
    Los días y semanas pasaron y realmente no se cuando fue que deje de luchar, antes de darme cuenta ya gateaba en vez de caminar, balbuceaba al tratar de hablar, jugar con las muñecas o que era una princesa se volvió normal, tomar la siesta, llorar cuando quería algo y dejar que mamá cuidará plenamente de mi al igual que me cambiará.
    En verdad, no se cuando comenzó todo pero lo disfruto demasiado, no quiero que se detenga, quiero ser la bebita de mami por siempre, y cuando me di cuenta de ese pensamiento, no pude sentir más que una enorme alegría de querer ser su bebita todo el tiempo.
    Este día en cuanto llegue mami me desnudo y me puso mi atuendo favorito, uno rosado con liguero y calcetas largas, unos guantes y una blusa donde mi chupete está unido a una cinta, también me puso un lindo collar y peinó mi cabello en una cola de caballo, me encanta como me veo y así me siento perfectamente cómoda y feliz.
    Le pedí especialmente este atuendo pues fue el primero que me colocó, el primer día casi que me desnudaba frente a los niños con tal de no verme tan ridícula y ahora ese mismo atuendo se volvió mi favorito.
    Pero quiero ir más lejos, quiero llevar todo más lejos y este día antes de que mamá me cambié para ir a la casa, le voy a pedir que siga cuidando de mi como si fuera su bebita todo el tiempo, estando dentro o fuera de la guardería, yo quiero ser feliz y quedarme de esta forma.
    Lloraré todo lo necesario y seré una niña buena para poder cumplir con mi capricho y seguir siendo en todo momento su bebita favorita. Ese se ha convertido en mi mayor anhelo y juro que lo voy a conseguir.
Créditos en la imagen.

viernes, 9 de mayo de 2025

Niña de la guardería

    No puedo creer que papá en verdad me haya hecho esto, siempre decía que era una malcriada y que me llevaría a una guardería para que se hicieran cargo de mi y tenerme supervisada hasta que fuera una niña buena, pero fueron tantas sus amenazas con eso que con el tiempo deje de temerle para seguir actuando como siempre y hasta burlarme de él o provocarlo cuando soltaba esas palabras vacías. Las cuales hasta está mañana no eran más que palabras vacías, por primera vez y para mi sorpresa, está ocasión tendrían un autentico valor.
    Yo estaba organizando una fiesta grandiosa para cuando papá se fuera de viaje de negocios y me dejara la casa sola; las invitaciones fueron enviadas y la bebida estaba lista, solo faltaba que llegará la hora acordada, pero de alguna forma papá descubrió mis planes, haciéndomelo saber en unas circunstancias para las que no estaba preparada y mucho menos me podría defender.
    Un par de horas antes de que comenzará la fiesta, papá me pidió acompañarlo al supermercado para comprar algunas cosas que le hacían falta, y como me prometió que me compraría algo a cambio de ir con él, yo acepte pensando que podría tener algunas bebidas extras o botanas para la fiesta. Sin embargo, muy grande fue mi sorpresa cuando papá no se detuvo en el supermercado, él siguió conduciendo, avanzando con el auto por la carretera durante más de una hora. Eso me parecía algo sospechoso, pero papá decía que quería pasar más tiempo conmigo antes de irse a su viaje y que lo que él necesitaba estaba en otra tienda, por lo que de mala gana terminé aceptando eso como la verdad para seguir con el viaje en carretera con papá.
    Después de un viaje enorme en el que casi me quedo dormida, finalmente llegamos al sitio que buscaba papá. Él estacionó frente a un edificio enorme y muy colorido, con una temática infantil que lo hacía parecer un salón de fiestas o algún lugar de juegos para niños. Al ver ese sitio tan ridículo, yo estaba por burlarme de él y preguntar que hacíamos en este lugar, a lo que papá se me adelantó y me dejó sin palabras cuando dijo "¿De verdad creíste que no sabía nada de tu fiesta?". 
    Esa pregunta me tomó por sorpresa, no pude evitar preocuparme y sentirme nerviosa, tratando de inventar una excusa que a papá no le convencía, y que antes de dejarme escapar, ya me estaba sujetando por la muñeca para arrastrarme dentro de ese peculiar edificio donde tendría mi castigo.
    Al entrar al lugar la decoración infantil era todavía más notoria, había muchos colores, juguetes, accesorios y muchas habitaciones de donde salían risas, además de algunos letreros enormes que anunciaban este sitio como una guardería para todas las edades y para todos los gustos y necesidades.
    Este edificio que hasta hace poco no conocía era una guardería, misma en la que yo estaría durante todo el mes que papá se fuera de vacaciones. Mi castigo sería ese, quedarme como una bebé al cuidado de las señoritas en la guardería mientras papá realizaba su viaje de negocios, prometiendo venir por mi cuando termine su trabajo, y deseando que su "pequeña" muestre una mejor conducta.
    Ante esa infame declaración y el humillante plan que papá tenía preparado para mi, yo no tuve mejor reacción que negarme con todas mis fuerzas, diciendo que no quería quedarme en ese sitio, que no era una niña pequeña, que no me había metido en problemas y cientos de cosas más en las que casi terminó lanzándome al suelo con tal de no quedarme en este sitio. Sí, muy tarde pensé y me di cuenta que eso había sido una rabieta total, misma que selló mi destino, puesto que al ver lo que hacía papá suspiró, pagó, y se aseguró de que no me quitarán el ojo de encima durante toda mi estadía.
    Antes de irse a trabajar, papá ayudó a mis nuevas niñeras a quitarme todas mis pertenencias de "niña grande" dejándome sin las llaves de casa, sin dinero, sin ropa y sin celular, por lo que no podía irme de este sitio fácilmente, e incluso si lo intentaba, no tendría como volver a casa más allá de ir andando durante horas usando nada más que mi nueva ropita de bebé, algo humillante por decirlo menos.
    En cuanto lograron quitarme todas mis cosas a pesar del forcejeo, las niñeras guardaron toda mi ropa a la moda para vestirme con enorme y abultado pañal blanco, un ajustado mameluco de color rojo y atando mi cabello en una coleta. Odiaba admitirlo pero me veía como una niña pequeña y definitivamente odiaba verme de esa manera, por lo que quise quitarme ese atuendo lo antes posible. Por desgracia, escuché la cámara y vi el flash de la misma, para luego mirar que papá me estaba sacando varias fotografías con mi nuevo atuendo.
    Papá fue muy claro con que pasaría si era grosera con las niñeras o si intentaba escapar, prometiendo que en el momento en que él reciba malas noticias sobre mi conducta, difundirá las fotografías por toda mi escuela, para qu todo el mundo sepa que cancele mi fiesta para ser una buena niña e irme a la guardería mientras papi no estaba en casa. Por si eso fuera poco, también dijo que la guardería podía recibir visitas, así que mis amigos podrían venir a visitarme si no era una buena niña con las señoritas que me cuidarían.
    Con tantas cosas en mi contra, no tuve de otra más que suplicar por piedad a mi padre, pidiendo que no difunda esas fotografías ni que le dijera a mis amigos donde yo estaba, prometiendo le una y otra vez que sería una niña buena mientras estuviera en la guardería.
    Humillándome ante papá para que su castigo no fuera tan severo, él me dedicó una pequeña sonrisa, besó mi frente y acarició mi cabello tal como cuando yo era una niña, lo cual no hizo más que hacerme sentir más pequeña y humillada por como me trataba. Lo único bueno, es que aceptó no decir nada por ahora, recordándome que si doy problemas a las niñeras, él me castigará con lo prometido.
    Han pasado 3 días desde entonces, papá se despidió de mi y prometió regresar en un mes, dejándome al cuidado de las niñeras que no han hecho otra cosa más que tratarme como una cría todo el tiempo, por lo que no tengo cosas que hacer más allá de jugar, comer y dormir.
    Llevo tres días comiendo papilla con ayuda de las niñeras que me alimentan, además de que no paró de beber leche para que después ellas me hagan eructar, también tengo que dormir en una cuna de la que ni siquiera puedo salir por mi cuenta, teniendo que gritar a mis niñeras cuando despierto de la siesta para que me dejen salir. Entre todas esas cosas degradante, mi único "entretenimiento" es ver caricaturas educativas para aprender los colores y las letras, escuchar los cuentos que leen las niñeras o utilizar los juguetes infantiles que hay en mi habitación.
-Maldición. Lo peor es que ni siquiera son juguetes entretenidos... son juguetes para bebé... solo puedo jugar con cubos, sonajas y esas cosa donde pones círculos de diferentes tamaños uno encima del otro. Que tengo 19 años, no año y medio como para usar estas cosas-
    Al darme cuenta de lo que hacía y que mis quejas se estaban elevando, sin dudarlo me tape la boca, porque no tenía permitido hablar o actuar conforme a mi edad de fuera de la guardería, mientras estuviera en este lugar yo era una bebé sin importar mi verdadera edad, y tenía que actuar tal como lo haría una niña pequeña. Si una de las niñeras descubre que rompo las reglas me van a dejar en el rincón toda la tarde y sin mis juguetes, que por mediocres que sean, son lo mejor que tengo en está situación.
    Esas mujeres van en serio con obligarme a ser una bebé, me hablan como si fuera una niña pequeña todo el tiempo, me alimentan, me cuidan, me bañan, me visten y me cambian, ellas hacen de todo. Entiendo que es su trabajo, pero no deja de parecerme sorprendente lo comprometidas que están con su labor, seguro que lo disfrutan hasta cierto punto, en especial cuando intento negarme y me dicen que van a acusarme con mi papá, algo que odio reconocer, logra calmarme muchas veces para aceptar otro tipo de castigo sin papá involucrado.
-Es su trabajo después de todo y seguramente ya han tenido que lidiar con “bebitas” como yo-
    Arroje mi sonaja por la vergüenza al yo misma llamarme su bebita, pero es que ellas me tratan así, y yo poco a poco me estoy acostumbrando más a la situación y reglas de este lugar. Solo espero no acostumbrarme demasiado a toda esta locura después de todo este tiempo como para querer volver a visitar este lugar, o peor aún, que papá tenga como hábito dejarme en este lugar cada que se vaya de viaje.
    Odio decirlo pero tendré que ser una buena bebita dentro de este sitio,  y ser especialmente buena con papá para que no vuelva a traerme a este sitio y que me convierta en una cliente frecuente de la guardería.
-En definitiva no quiero volverme una niña más de la guardería-
    Suspiré al decir esas palabras, pensando en que me tenía que esforzar para soportar todo un mes en este lugar, y me tendría que esforzar aún más para no meterme en problemas, y como consecuencia, papá me haga venir de nueva cuenta a la guardería.
    De cualquier forma, la niñera no tarda en venir por mí para jugar, darme de almorzar y meterme a bañar, así que seguiré pensando en como sobrevivir a este lugar sin sucumbir por completo a todo lo que me pueda pasar.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 24 de abril de 2025

Cinthia

-Cinthia, date prisa-
    Grité desde la cocina terminando de preparar un montón de deliciosa comida.
-¿Es en serio? ¿Tengo que usar esto?-
-Por supuesto, tú misma lo prometiste-
    Escuché un gruñido como queja habitual de ella para luego oír pasos y finalmente ver cómo se paraba con los brazos cruzados bajo el marco de la puerta.
-Esto es ridículo, ¿Ya estás contento ahora? ¿Ya puedo quitarme esto?-
    Decía refiriéndose al atuendo que elegí para ella y que se tenía que poner por una buena temporada: unas calcetas de franjas moradas con blanco hasta la mitad de sus bien dotados muslos, dejándome disfrutar de una buena parte de sus muslos desnudos hasta llegar a la cintura donde tenía los broches de su pañal morado y que había elegido a propósito más pequeño pero quedando encantado con el resultado, finalmente tenía una blusa rosada sin mangas donde podían verse sus pezones, así como no tenía permiso de usar bragas tampoco le había dado permiso de tener un sostén, su cara además de tener una expresión molesta no tenía ningún maquillaje y arregló su cabello en un par de coletas que me encantan, aún más con esa expresión tan molesta en su cara debido a su adorable atuendo.
    No había duda alguna en que ella estaba muy molesta pero así como ella estaba de peor genio que nunca, yo estaba contento como pocas ocasiones, pues de cierta forma mi fantasía se cumplió.
    Desde hace algún tiempo pensaba en tener un bebé, me gustaba la idea y se la comenté a mi pareja Cinthia quién rápidamente dijo que ella no se veía teniendo niños todavía, o incluso nunca. Fue decepcionante para mí oír esa noticia, pero decidí no insistir y pensar que con el tiempo su pensamiento cambiaría.
    Meses después pregunté una o dos veces más esperando algún indicio de cambio de opinión por parte de mi novia, cosa de la que se burló diciendo que sería más fácil ella ser mi bebé antes que ella me diera un bebé. 
    Okey, puede que todo fuera mi culpa por insistir de esa forma pero tampoco era necesario que ella se burlara tanto de mi deseo, así que decidí presionarla; le hice prometer que lo hiciera, que fuera mi bebé por unos días y que si lo aguantaba, nunca jamás volveríamos a tocar el tema, algo que sin creer mucho de mí aceptó, supongo que nunca imaginó que lo hiciera realmente.
    Pero este fin de semana se haría realidad, un día antes le advertí de que la haría cumplir con su promesa y ella burlonamente lo aceptó una vez más pensando que yo solo estaba exagerando. Sin embargo, hoy es cuando mi novia despierta en nuestra cama y todo lo que encuentra para poder usar es esa ropa infantil que elegí para ella, se estuvo quejando y diciendo que era algo extremo pero después de pelear un rato y recordarle que lo prometió, parece que finalmente cumplirá con lo que dijo.
-No, tienes que usar esos atuendos durante lo que queda del fin de semana, si no lo haces no volverás a ver tu armario como lo conocías-
-Es increíble que me hagas esto A-
-Nada de llamarme por mi nombre, me tienes que decir papá o cosas por el estilo-
-¿Bromeas? No esperes que haga eso-
-Bueno, no esperes que te dé de comer, eres horrible en la cocina y no creo que puedas sobrevivir tú sola todo este tiempo. Para comer, tú siempre has dependido de mi tal como una bebé-
    Parecía que poco a poco dominaba la situación y sin importar la mala cara que me ponía mi bebé, estaba aceptando todo lo que yo le decía, todo lo que me había prometido.
-Okey, entonces "papá", ya estoy vestida, ¿Ya puedes darme algo de comer?-
-Por supuesto pequeña, ven-
    Sin preguntarle algo, la tomé en mis brazos dando un par de palmadas en su trasero mullido por el pañal, besando su cuello para distraerla y que no pudiera liberarse.
    Vi su rostro enrojecer por la vergüenza, y todo el enojo que tenía se había vuelto en una expresión sumisa por mis caricias que al final solo eran un señuelo y que cuando notó, ya era demasiado tarde.
-Espera, ¿Cuando conseguiste esta cosa? Es una silla de bebé enorme y no puedo salir sola, no me digas que-
-No te preocupes, hermosa, ya conseguí todo para que la pases bien en tu fin se semana en pañales pero por ahora no te concentres en tus juguetes o en lo que se aproxima, mejor disfruta de la comida, di "ah"-
    Al ver que no la sacaría de su nueva silla y mesita para comer, Cinthia obedeció lo que pedí, momento que aproveché para darle un gran bocado de puré de manzana, algo que se comió pero le sorprendió.
-¿Por qué me diste eso? Yo no quería puré, dame de lo que cocinaste-
-No. Las bebés comen puré con laxante, lo que yo voy a comer es para niños grandes-
-No,yo quiero comer...¿Dijiste laxante?-
    Le mostré la botella de laxante vacía que había usado para mostrarle que era verdad y seguir con mi plan.
-No te preocupes, bebé. Tienes tu pañal puesto en caso de accidentes y siempre que me avises puedo llevarte al baño si eres una niña buena. Dime, ¿Eres niña buena?-
    Pregunté acercando otra cucharada de puré, el cual mi niña comió a regañadientes diciendo.
-Yo soy una niña buena-
-Así me gusta, ahora hay que seguir comiendo para que tengas energías y una hermosa sonrisa en este fin de semana que tenemos por delante. Te aseguro te vas a divertir-
    Con eso dicho y con Cinthia no muy convencida, siguió comiendo su puré mientras pensaba lo siguiente que haríamos en nuestro fin de semana y tomaba unas fotos de mi bebé que guardaría para siempre.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 14 de abril de 2025

Confiando mi secreto

-V-vamos, amor. No tienes que llegar tan lejos por mí-
    Murmure con un montón de nervios y vergüenza mientras me cargaba en sus brazos hasta recostarme en la cama, viéndome con atención desde arriba por lo que me puse aún más roja.
    Tenía puesto un infantil y corto vestido rojo con adornos negros, no podía creer que aún podía usar uno de mis vestidos de cuando era una niña, aunque ahora era tan corto que apenas cubría bien mis pechos y dejaba al aire desde mi ombligo hasta el resto de mi cuerpo que tras varios centímetros desnudos de mi piel, podía verse mi pañal rosado con unos dibujos de princesa para prevenir los accidentes que yo pueda tener. Después de mi pañal, todos mis muslos estaban al desnudo hasta llegar a la parte baja de la rodilla, donde empezaban unas calcetas rojas que también usaba cuando niña, antes cubrían por completo mis piernas pero ahora presumía mis dotados muslos al dejarlos descubiertos en el espacio entre mis calcetas y mi pañal.
    Desde que tengo memoria me habían gustado estas cosas, ya saben; vestirme con ropa más infantil de lo necesaria, beber en mamilas, mirar mucho a las princesas, jugar con muñecas y más cosas de ese estilo; todo eso fue un gusto que crecía conmigo conforme pasaban los años, y que por lo mismo era algo difícil de ocultar. 
    Tenía mucha vergüenza de que un día mamá, o alguna amiga me atraparan estando en esta forma, ¿Cómo lo explicaría? Estoy segura de que moriría de vergüenza antes de poder hablar sobre esto y todos pensarían que estoy loca. Por todas esas inseguridades me esforzaba al máximo para que nadie me descubriera y fue así por más de 14 años hasta que logré tener un poco de privacidad al llegar a la universidad.
    Cuando entré a la universidad finalmente vivía sola y tenía la libertad de divertirme como quisiera el tiempo que quisiera, por lo que no solo tenía total libertad de divertirme como una niña, incluso tuve la brillante idea de llenar un armario de puras cosas infantiles para mi querido pasatiempo, llenando el mismo con muñecas, vestidos, pañales, mamilas y muchas cosas más de las que nadie jamás iba a sospechar, porque nunca nadie más que yo entraba a mi habitación.
    O al menos así era la situación hasta que conocí a mi novio, quien en algunas ocasiones venía a mi habitación a pasar el rato o estudiar conmigo. Y aunque hice de todo para que él nunca descubriera mi armario secreto, supongo que en algún momento se iba a enterar.
    Hoy día yo estaba acostada en el suelo, moviendo mis piernas en el aire, con un peluche en una mano y en la otra un biberón con leche tibia para ver mis caricaturas, estaba completamente concentrada en mis asuntos cuando una voz conocida me devolvió a la realidad de la peor forma que pude experimentar.
-¿Que se supone que estas haciendo, Camila?-
    Me levanté totalmente asustada para ver a mi novio en el marco de la puerta de mi habitación, aún sosteniendo las llaves de repuesto que le di hace un tiempo y que nunca había utilizado hasta estos momentos en los que me atrapó por completo.
-¿¡Qué estás haciendo aquí!?¡No sabía que vendrías!-
-Llame un par de veces a tu teléfono y nunca contestaste, me preocupe un poco así que vine a ver si estaba todo bien... y sí, supongo que estás bien... aunque no espere verte de esta forma-
    Hasta ese momento, de pie delante de él, recordé que tenía mi atuendo de bebé hasta con mamila y peluche en brazos, cosas que intente esconder cuando lo vi sonreír. No pude evitar ponerme más roja que nunca tratando de quitarme la ropa, siendo mis brazos detenidos al momento por los de mi novio.
-Ya basta, Nick. Suéltame, no quiero que me-
    Cuando mis emociones llegaron al límite sentía que iba a llorar, estaba tratando de quitarme a mi novio para poder cambiarme de ropa, pero mis palabras quedaron a la mitad cuando él me cargó como una princesa, se sentó en el sofá y me sentó sobre su regazo, tal como un padre haría con su niña, algo a lo que sinceramente no supe como responder.
-Perdón por reírme, no pude evitar pensar que te ves adorable así-
    Dijo dándome un beso en la mejilla y recuperando mi mamila para acercarla a mi boca, a lo que tímidamente respondí empezando a succionar otra vez, pero ya no en el suelo, sino en sus cálidos brazos que me protegían.
-No tienes que darme explicaciones, son tus gustos y no haces daño a nadie, yo lo respeto y no por verte vestida así creas que te dejaré de amar. Veamos tus caricaturas, eso sé que siempre te ha gustado-
    La mano que sostenía mis piernas acarició mi cabello despeinándome un poco para después hacerme cosquillas en el estómago, sonriendo de inmediato ante sus inesperadas muestras de afecto a las que tampoco me podía oponer.
    Después de eso seguí viendo la televisión con calma, una naturalidad que creía imposible a lado de alguien importante para mi, pensaba que mi novio se burlaría o me dejaría de inmediato si descubría mi secreto, pero hizo todo lo contrario, quedándose a mi lado y jugando conmigo, cuidándome con cariño y mostrando que de verdad me quería con todo y mis rarezas.
    No recuerdo qué hora era o en que terminó mi caricatura, me había quedado dormida en sus brazos antes de notarlo, despertando por el movimiento de él al cargarme a otro lado, fue ahí cuando hablé y me dejó en la cama.
-Así que la dormilona despertó, como te quedaste dormida y ya se acerca la hora de mi trabajo, pensaba acostarte en tu cama para que durmieras más tiempo-
    Eso me sorprendió un poco, nunca me había quedado dormida tanto tiempo, pero con el cariño con el que me cuidaba mi novio, creo que fue normal dormirme un poquito más de la cuenta.
-Creo que te tomaré la palabra-
    Dije sonriendo y sintiendo su mano en mi pañal, lo que me hizo sonrojar debido a que me estaba revisando.
-N-no estoy sucia, amor, podré usar estos pero nunca lo he hecho-
    Respondí con vergüenza, sintiendo unos suaves besos en mis muslos que hacían que me derritiera.
-No lo sabía, pero si alguna vez lo haces, o si quieres que te haga compañía como hoy, solo dímelo y yo estaré encantado-
    Sus besos pasaron de mis muslos hasta mis labios, con la misma rapidez y delicadeza que usó abajo, dejándome más que satisfecha en un solo día para recuerdo.
-B-bueno podría intentarlo...y puedes venir cuando quieras, yo estaré encantada de tenerte aquí, ¿Me alcanzas esa cobijita?-
    Señale el armario donde Nick sacó una cobija vieja y de colores que tengo desde hace años, con ella me envolvió y una vez más beso mi frente para comenzar a irse de mi habitación.
-Entonces volveré a verte pero no te llamaré, será una sorpresa tal como el día de hoy, nos vemos-
    Con esa promesa, mi novio apagó las luces y cerró la puerta de mi habitación, dejándome sonriendo como idiota y dando vueltas en la cama por finalmente tener un poco de aceptación con esto y sabiendo que le puedo confiar mi secreto y lo que hago en mi más privada intimidad.
    En serio que es perfecto, me sacaré la lotería con este chico, y mientras mi corazón se aceleraba y mi mente se llenaba de pensamientos con mi novio, quizás podría dormir tranquila un poco más esperando con ansias el día que vuelva a cuidar de mi.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 17 de marzo de 2025

El deseo de la pequeña Eli

-A ver bebita, abre muy bien y di "ah~"-
-No…más de eso ya no, quiero comida de verdad-
    Pedí completamente exhausta de mi situación actual, la que por desgracia no parecía fuera mejorar, algo que solo provocó me hunda aún más en la mezcla de vergüenza y sumisión.
-Aún eres muy pequeña para comida de niños grandes, tienes que comer purés y beber mamila un poco más-
    El tono con el que me hablaron solo lo hacía peor, era humillante que me hablaran como si explicaran las cosas a una niña pequeña que todavía no entiende como funciona el mundo en realidad.
-¿Cuánto más?-
-¿Cuántos más qué?-
-¿Cuántos días más tendré que comer esas cosas antes de tener comida de verdad?-
-¡Aaah! Ya entendí... Quizás unos dos o tres años más, sólo para estar segura de que no te atragantes, sin mencionar que amo cuidar a mi hermanita-
    Sus inocentes palabras parecían cargadas de burla mientras ella me apretaba las mejillas como a una mocosa sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.
-¿Y si quiero usar yo sola el baño?-
-¿Tú sola? Eso también es difícil para una niña pequeña como tú, y con todos los pañales que quedan sería un desperdicio enseñarte a usar el baño, así que no te preocupes por eso, tu hermana mayor te cuidara muy bien un largo tiempo-
    Un par de lágrimas quería escaparse de mis ojos e hice lo posible para que eso no sucediera al escuchar la horrible sentencia que se avecinaba para mi al ser tratada como una bebita, y todo por pedir una completa tontería en vez de un buen deseo.
    Mi nombre es Elizabeth, aunque últimamente me llaman "la pequeña Eli" o "Eli chiquita" junto a un largo etcétera de apodos vergonzosos que mi hermano, o más bien mi hermana Sabrina usa conmigo, todo desde hace un par de semanas cuando pedí mi tonto deseo.
    Mi hermano Sebastián de 19 años y yo de 17 estábamos de paseo, hablando de muchas cosas hasta que mencioné lo mucho que él había cambiado porque ya no jugaba conmigo, que incluso había días donde no hablábamos o nos veíamos como antes. Él me respondió entre risas que no fuera una bebita llorona, que su cariño no había cambiado, pero que la vida que ha hecho cada uno se distancia de alguna forma por sus responsabilidades; en su caso la escuela y su trabajo de medio tiempo lo dejaban agotado; y que yo también debería preocuparme más por la escuela y encontrar un pasatiempo; pero para mí eso no fue una buena excusa ni una solución al cambio en nuestra relación desde hace un tiempo, así que cuando pasamos cerca de una fuente de los deseos, lance una moneda y pedí lo siguiente para molestarlo:
-Deseo que mi hermanito no sea tan tonto y me cuide como cuando era pequeña-
    Como era de esperarse, lanzar una moneda a un viejo pozo no cambiaría nada de un momento a otro, todo era normal, lo único nuevo eran burlas de mi hermano por "el berrinche" que yo le estaba haciendo en nuestro camino a casa. Sus burlas, aunque molestas, también me hicieron sonreír y aceptar que solo fui un poco impulsiva y que un deseo como el que pedí no se haría realidad, todo lo que conseguí fue molestar un poco a mi hermano y perder una moneda que bien pude usar para algo más.
    No fue hasta la mañana siguiente que me di cuenta de las consecuencias de mi tonto deseo, cuando daba vueltas en la cama evitando salir de la misma por el cansancio, estaba lista para holgazanear un buen rato ahí. No obstante, de un momento a otro pequeñas e infantiles risas comenzaron a escucharse, y sin darme tiempo de preocuparme o asustarme por este ruido, una pequeña y muy femenina niña saltó a mi cama para despertarme.
-¡Buenos día, bebita! ¿Quién es la más hermosa? ¡Obvio que tú!-
    Me decía una linda chica de cabello corto y castaño con un enorme parecido a mi hermano mayor, lo que en conjunto a su forma de hablarme me hizo despertar por completo. Intenté ponerme de pie para salir de la cama, pero la pequeña niña castaña se río cuando me golpee la cabeza contra unos barrotes, momento en el que me pude percatar de que yo no estaba en mi cama, yo estaba en una diminuta cuna para bebés, y en lugar de mi lencería que usaba como pijama, yo llevaba puesto un abultado y apretado pañal rosa con estampado vergonzoso debajo de un aún más vergonzoso mameluco que aprisionaba mi cuerpo.
-¿Qué estas haciendo, pequeña? No puedes salir de tu cuna tu sola- 
    Me dijo con un tono juguetón e inocente que solo me hizo avergonzar y enfurecer cuando "me señalaron algo obvio" que solo yo parecía no entender.
-¡Ouch! ¿Quién eres tú? ¿Por que me tratas así? ¿Q-qué significa esto?-
    Traté de señalar a la niña castaña, pero al hacerlo me di cuenta que no podía ver mis dedos, ambas manos estaban atrapadas en unos guantes rosados que no podía quitarme por mi cuenta, y que en consecuencia volvían inútiles a mis manos, negándome la ejecución de cualquier tipo de acción que involucre mis manos o dedos.
-¿Cómo que quien soy? Soy tu hermana Sabrina ¿Será que aún está dormida la bebita?-
-¿Sabrina? Y-yo... Yo no tengo una hermana…¿Quién eres?-
    Estaba preocupada por esa respuesta que para mi no tenía sentido, y por alguna razón me sentía mucho más preocupada de lo que debería, yo estaba muy emotiva, como si no tuviera pleno control de mis emociones, por lo que me sentía más preocupada de lo que debería, dando mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar. No obstante de que di mi mejor esfuerzo para no llorar, "mi hermana" pareció darse cuenta de eso, y con una sonrisa sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarme tanto las lágrimas como la cara.
 -Jajaja. Claro que la tienes, ¡Mírame! Y todo gracias a tu deseo, ahora Sebastián soy yo, Sabrina. Y sin la escuela o el trabajo quitándome el tiempo, podré cuidarte todo el tiempo tal como hacía antes de tener mis responsabilidades-
    Me explicó con una enorme sonrisa la pequeña, que lejos de emocionarme para bien, solo me hizo sentir más preocupada que antes.
-Mientras tú dormías me tomé la libertad de tirar toda tu ropa y cosas de niña grande, excepto por unas cosas que me gustaron para mí, también te des inscribí de la escuela, cambie tu ropa y te puse esa mucho más linda para ser mi bebita, igual que antes-
-P-p...Pero no quiero usar mameluco-
-¡No te preocupes! Solo es para dormir o cuando haga mucho calor. Aunque bien podrías quedarte solo con el pañal, ¡como te sientas más cómoda!-
    Mi hermana bajó el barandal de mi cuna para cargarme en brazos sin ningún problema, algo que sinceramente me sorprendió, porque incluso con el aspecto de una niña no mayor de 10 años, ella tiene la fuerza y habilidad necesaria para dominarme y cuidarme aún si yo tengo mi cuerpo de adolescente. Traté de forcejear y de sacudirme, pero mi hermana con inocencia seguía sonriendo mientras me llevaba en brazos para seguir cuidando de mi sin importarle mis protestas.
-Tampoco quiero usar un pañales... sería muy humillante... por favor, Sebastián-
    Cuando dije eso y le hablé a la niña con el nombre de mi hermano, ella solo suspiró y negó con la cabeza mientras me llevaba en brazos.
-Ya te he dicho que mi nombre es Sabrina, y eso si que no, eres muy pequeña y hasta que aprendas a utilizar el baño tienes que usar tus lindos pañalitos, ¡Que debo decir te quedan hermosos! Te ves muy linda, tierna y atrevida para ser tan chiquita-
    Me dijo con total ternura que me hundió en la vergüenza total, con ella tocando un poco mis muslos mientras me cargaba hasta la cocina para volverlo todo peor cuando Sabrina me sentó e inmovilizó al sentarme en una sillita alta con mesita, sitio en el cual apenas podía entrar para que ella me de de comer justo como hace ahora.
-No digas cosas tan vulgares sobre mí-
-¿Perdón? No tiene nada de vulgar alabar tus muslos, bebita, son tan grandes y suaves que quisiera dormir en ellos, puede que algún día muy pronto lo haga-
    Mencionó estrujando y pasando sus manos por mis muslos que eran imposible no ver, el pañal era pequeño y apretado aunque muy notorio por estar abultado, me cubría casi lo mismo que mis bragas así que muy buena parte de mis muslos y piernas andaban al desnudo por la casa para goce de mi hermana mayor, quien sin dudar me puso un babero, abrió un frasco de papilla para hacerme comer y me sirvió un biberón con leche tibia para beber, intenté negarme a hacer eso, pero solo conseguí terminar toda sucia de la cara y que me limpiará con el babero. En cuanto terminó de darme de comer, mi hermana Sabrina se las arregló para hacerme eructar, lo cual hizo que me cubriera el rostro sonrojado por lo vergonzoso de ese momento.
    Una vez terminamos el desayuno, Sabrina me deja jugar con mis nuevos peluches y muñecas o me da permiso de ver las caricaturas hasta que llegué la hora de la siesta. Una vez que despierto de mi siesta, ella me baña, me cambia y me deja seguir jugando bajo su supervisión y compañía, terminando muy pronto el día cuando ella me mete a mi diminuta cuna para leerme un cuento para dormir y dejarme ahí atrapada hasta la mañana siguiente.
    Mi rutina es agobiante y monótona, apenas hay diferencias de un día a otro por lo que veo en tele o con lo que juego... y por muy humillante y vergonzoso que sea admitirlo, lo más variado en mi día son los momentos donde tengo que ir al baño. No me hace ninguna ilusión o alegría tener que ensuciar mis pañales, pero si ella tiene cerrado con llave el baño, por mucho que intente aguantar o suplicar, no he tenido más remedio que verme obligada a hacer mis asuntos en mis nuevos pañales, para que después de una revisión o yo misma decirle a mi hermana mayor, ella me cambie, me felicité y me de permiso de seguir jugando o mirando caricaturas.
    Han pasado muchos días desde que por mi culpa y mi tonto deseo, mi hermano y yo hemos cambiado por completo nuestras vidas por estas vidas de las que no he encontrado forma de escapar, ahora no tengo ni un momento a solas, desde que despierto hasta que me quedo dormida ella está presente en todo, llevando mi inocente deseo a un extremo del cual no sé como liberarme o volver las cosas a la normalidad.
    Ella no es mala del todo, de hecho diría que todo lo contrario, cualquier mamá moriría de envidia ante esta niñera mía que se dedica a mí de forma impecable cuidando mi bienestar, mi apariencia, enseñándome modales y otras cosas que aún se desde antes de volver a ser una bebé y claro, jugando conmigo igual que antes tal y como pedí.
    Pero yo no quería esto, no quería volverme su bebita Elizabeth o que mi hermano se volviera Sabrina, ni pañales ni caricaturas, ni vestidos o ver a Sabrina jugando y tomando mis antiguas cosas, no quería nada de esto, al menos no de está forma tan retorcida en la que se me fue cumplido mi deseo.
    Ya no tengo idea de que hacer, estoy atrapada en mi propio deseo el cual no estoy segura de poder acabar, podría pedirle ir de paseo a mi hermana para buscar el pozo de los deseos y volver todo a la normalidad, pero si Sabrina acepta mi petición yo tendré que salir de esta forma o en carriola o tomada de su mano para que todo mundo me vea, una humillación de la cual no sé si me podría recuperar. Si caminar sosteniendo su mano en casa ya es vergonzoso,  no quiero ni imaginar que tanto me podré avergonzar si todos me ven; una chica de 17 años con un pañal, vestido o ropa de niña pequeña que ni oculta el pañal que usa, todo eso mientras camina de la mano o en brazos de una chica mucho más pequeña.
    Pensé que si aprendía a ir al baño podría dejar de usar pañal, así sería algo menos vergonzoso salir a la calle y me aguantaría en privado la vergüenza de tener que usar un bañito de entretenimiento o algo así, pero con nuestra conversación queda descartada la idea, haciendo que empezará un nuevo mar de lágrimas mientras me alimentaba y pensaba sin mucho éxito cómo sería capaz de volver a mi vida normal.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 17 de enero de 2025

Así es como me veo

-Wow, entonces así es como me veo-
    Me dije a mi misma tras verme en el reflejo de un espejo en la heladería que visite; vistiendo un corto e infantil vestido verde lleno de volantes y adornos esponjosos; dejando a la vista de todo mundo el pañal blanco que yo estaba utilizando, puesto que con lo corta que es la falda de mi vestido, no solo mis piernas con sus cortas medias estaban a la vista, también se veía a la perfección como yo usaba un pañal que combinaba con mi atuendo.
    Al verme en ese crista no había espacio a la duda, yo era una adolescentes vestida con ropa de bebé o de una niña bastante pequeña, abrazando mi peluche favorito, con un chupete colgado de mi cuello y con mi cabello atado en dos pequeñas coletas. Y con ese vergonzoso atuendo puesto, yo estaba dentro de una carriola diminuta en la que apenas podía entrar, siendo llevada de paseo por sus padres hasta quedarme dormida tal como hacemos todos los días desde hace un buen tiempo.
    Supongo que cualquier otra persona estaría avergonzada por vestirse así, incluso yo me siento un poco apenada al ver mi verdadero reflejo por primera vez, sin embargo, esa vergüenza es algo que puedo superar tal como he hecho con cientos de desafíos y problemas humillantes desde que acepté hacer esto por mis padres.
    Aún recuerdo muy bien ese día que llegué de la escuela y donde mamá y papá querían hablar de algo muy importante conmigo. Sospeché en ese momento que querían sermonearme sobre mi desempeño en la escuela o quizás hablar de algún error que cometí, pensé en muchas cosas que nunca pudieron haberme preparado para el motivo real de la conversación.
    Mamá y papá fueron directos conmigo y me contaron que querían repetir la experiencia de tener y cuidar a un bebé como hicieron conmigo hace más de 15 años. Sin embargo, sabían que ya no eran tan jóvenes como antes y que tener un nuevo bebé sería algo muy complicado como para solo ser un capricho que ellos no querían abandonar.
    Por lo que, la solución que ellos propusieron para cumplir su deseo sin meterse en muchos problemas, era que yo estuviera dispuesta a volver a ser su bebé por un tiempo. Me explicaron que eso podía ser posible gracias a un amuleto mágico en forma de pacificador, con el cual papá y mamá aseguraron que si me lo ponía, todo mundo me vería como a una niña pequeña, todavía tendría que comportarme como una niña pequeña y usar ropa acorde a la edad, pero me juraron que al usar ese amuleto, todo mundo me vería como a una niña.
    Aún con toda la explicación, yo no estaba segura de si hablaban en serio, incluso si hablaban en serio yo no sabía si estaba dispuesta a fingir ser una mocosa para satisfacer el extraño deseo de mis padres, quienes para convencerme de que cumplir su anhelo y demostrarme que no era algo tan malo, hicieron un trato conmigo: solo me pidieron que lo intentara por un día, y que si lo odiaba, nunca más volverían a pedirme algo así, por lo que sin muchos ánimos decidí darle una oportunidad a todo eso, para que mis padres no se quedaran con las ganas de cumplir su deseo, y para que una vez que terminará el día, ellos no pudieran volver a pedirme algo tan raro como esto.
    Después de escuchar sus suplicas y promesas, tomé el chupete y me lo coloque, causando una reacción muy contenta en mis padres quienes me juraban que el ponerme el collar mágico me veía exactamente como cuando yo era una bebé.
    Mis padres no perdieron el tiempo, y cuando su emoción inicial fue superada, ambos comenzaron a cuidarme tal como lo harían con una niña pequeña; mamá me dio muchos besos en las mejillas y peino mi cabello, algo que hacía muchos años no hacía ella; papá me cargó en brazos y volví a llamar "princesita", una cosa más que se había perdido con el pasar del tiempo; y si bien, usar un pañal blanco en lugar de pantys y ropa infantil en vez de mi ropa de adolescente era muy vergonzoso, ser vestida y mimada por mis padres era algo muy satisfactorio. 
    Una vez que mamá y papá me vistieron acorde a mi aparente nueva edad, ellos se pasaron el día conmigo, viendo caricaturas o películas, cocinaron para mi, me hicieron muchos cumplidos y me hicieron regalos. Y sí, hacer algunas de esas cosas eran raras, como ver películas de princesas en vez de algo más interesante para mí, pero el tiempo con ellos hacía que valiera la pena ver esas películas pasadas para mi edad o disfrutar de momentos que pensé nunca se repetiría. Hasta la parte de ir al baño fue... interesante, puesto que si no quería utilizar mi pañal, tenía que pedirle ayuda a mamá o papá para evitar algún accidente. 
    Antes de que pudiera notarlo la noche había llegado, y aunque mis planes eran no repetir esta peculiar experiencia, las ganas de seguir disfrutando del momento me pudieron, por lo que no solo les pedí a mis padres seguir usando el collar, también les pedí esa noche que me bañaran y me llevaran a la cama, algo que con una enorme sonrisa aceptaron.
    En ese momento me di cuenta de que muchas de mis preocupaciones se esfumaron, me sentía tan tranquila, protegida y amada como desde hace muchos años no había experimentado. Me sabe mal decirlo de esa manera, pero conforme crecía mis padres y yo cambiamos, nuestra relación cambio, y a veces para mi la vida era muy dura, muy estresante, muy agobiante y muy preocupante, en ocasiones la vida adulta me parecía demasiado, y eso que todavía yo no era una adulta por completo, si con ser una adolescente ya todo era muy difícil, ¿Qué tan difícil podría ser la vida como una verdadera adulta? Pensar en eso me aterraba, pero gracias a la petición de mis padres, pude olvidarme de todas esas cosas por un momento, un momento que intento repetir cada que tengo la oportunidad de estar con ellos y olvidarme del mundo de los adultos.
    Abrirme a esa experiencia me hizo olvidarme de todos los problemas, y desde entonces, cada que llego a casa después de la escuela puedo deshacerme de todo en mi vida adulta para volver a los cálidos y protectores brazos de mamá y papá que me protegen de todos los problemas o desafíos que pueda afrontar en mi vida.
    Es fascinante como al llegar a casa mi mayor problema es decidir que película vamos a ver, a que quiero jugar o con que ropa me quiero vestir, y todos los problemas de niña grande que yo pueda tener, son resueltos por mis padres para que "su pequeña" no tenga de que preocuparse y solo se concentre en ser una niña bonita y feliz.
    Por todo eso, tener este pasatiempo se volvió una maravilla para mi y podía estar muy contenta mientras mis padres juegan conmigo, me dan de comer, me bañan, me compran juguetes y me arrullan hasta quedarme dormida, para que una vez me sienta más segura y motivada, pueda quitarme el collar y la ropa para volver a mi vida ordinaria.
    Por un tiempo pensé que el amuleto no funcionaba, que solo era una mentira de mis padres con la cual tanto ellos como yo podíamos sacar ventaja. Sin embargo, cuando una vecina llegó a casa de imprevisto y me encontró jugando con mi madre, ella parecía muy alegre y sorprendida, preguntando a mis padres si "la bebé" era mi hermanita. Mi madre ni siquiera lo dudo, protegiéndome y cuidándome al responder por mi; mamá dijo que "la bebé" era Alicia, "ella es la hermanita de Reina" para ser exactos, algo que la vecina creyó completamente y después de mimarme un poco se retiró.
    Desde ese momento, cada vez que utilizo el amuleto, yo me convierto en Alicia, quien ya ha sido conocida por más vecinos e incluso por algunos amigos de "mi hermana Reina", y hasta ahora nadie ha sospechado ni descubierto la verdad sobre mi identidad. Aún es raro "ser" mi propia hermana, pero eso me demostró que en verdad todo el mundo me ve como una niña pequeña, y a su vez nos abrió la posibilidad a hacer muchas cosas más fuera de casa.
    Hoy ha sido la prueba definitiva para mi en mi opinión, pues después de varios intentos yendo de paseos cortos por el vecindario, finalmente mis padres decidieron llevarme más lejos para dar un largo paseo por la ciudad.
    Mamá me vistió muy linda, papá me cargó hasta la carriola y mientras yo sujetaba mi peluche favorito y tenía el chupete en la boca, fue que salimos de casa para nuestro paseo.
    Aunque el corazón me aceleraba al comienzo, poco a poco me di cuenta que nadie se daba cuenta de mi verdadero aspecto, había pequeñas sonrisas o saludos a "la bebé" o a "la nenita" dentro de su carriola, nadie me veía raro a pesar de ir jugando con mi peluche o estar vestida de esta forma, simplemente y de verdad yo era una nenita que salía de casa con sus papis, y eso me alegraba un montón y me llenaba de una extraña satisfacción que me hacía pensar que sin duda podría acostumbrarme a esto, incluso pensé que podríamos llegar más lejos de lo previsto e ir al parque o algo por el estilo, pero esa decisión dependería de lo que papi y mami quieran hacer con su niñita Alicia.
    Por ahora lo que puedo decir es que me siento muy contenta con el paseo, y aunque mamá tuvo que limpiarme la cara con mi babero, pude comer un delicioso helado con papi y mami antes de volver a casa.
    Sin embargo, cuando mamá terminó de limpiarme, pude ver por primera vez mi verdadero aspecto bajo los efectos de ese chupete tan especial. Sin duda el chupete sigue haciendo su efecto, todo mundo me ve como una niña tan pequeña que todavía tiene problemas para comer por si sola, pero frente a mis ojos está la innegable imagen de una adolescente vestida como bebé y metida casi a la fuerza en una diminuta carriola.
    Al verme de esa manera, me sentí bastante avergonzada, como hacía mucho tiempo no me sentía, pero también se me ocurrió una solución para superar esos sentimientos sobre mi misma.
    Al verme tal como estoy ahora, pensé que quizás no estaba lista para ser una adolescente, mucho menos ser una adulta, quizás mi cuerpo creció pero yo sigo siendo una niña pequeña dependiente y necesitada de atención. Por lo que, quizás y solo quizás, yo no estoy hecha para ser la asombrosa hermana mayor Reina, no estoy lista para lidiar con la escuela, para preocuparme por la universidad, para resolver mis problemas y valerme por mi misma. Quizás, yo de verdad merezco ser Alicia, la hermanita pequeña y consentida que no duda en ponerse a llorar para que papá y mamá vayan a su rescate a cambio de una hermosa sonrisa de su niña pequeña.
    Al verme tal y como soy realmente, creo que debo tomar una decisión, y aunque ya tengo una idea de que es lo que quiero, no sé como pueda reaccionar papá y mamá al enterarse que quiero ser una niña pequeña para siempre.
    Por ahora, intentaré que este fantástico día terminé de la mejor manera, con papá y mamá empujando mi carriola hasta que me quede dormida, para que en un nuevo día, pueda decirle a mis padres como es que me veo realmente y que clase de vida quiero a partir de ahora.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Una pelea de hermanas

-¡Hermanita!, ¡Te ves adorable!, Ese atuendo sin duda es el mejor para alguien tan infantil como tú-
    Decía la joven Anastasia para burlarse de su hermana menor Bianca, quien utilizaba un atuendo bastante extraño para una chica de su edad; cabello trenzado, diadema con orejas de conejo, una enorme sudadera que le quedaba como un vestido hasta los muslos con mangas tan largas que escondían sus manos, zapatillas blancas y un enorme pañal con dibujos que era imposible de ignorar; a pesar de tener casi 13 años, Bianca llevaba un atuendo digno de una niña 10 años más pequeña; o mejor dicho, unos 20 años si hablamos de la persona atrapada en el cuerpo de Bianca.
    Bianca de 12 años estaba bajo el cuidado temporal de su hermana mayor, Anastasia de 25 años, quien de mala gana aceptó cuidar a su hermana menor mientras sus padres iban a celebrar su aniversario durante unos días.
    Anastasia y Bianca no tenían la mejor relación, pues con más de 10 años de diferencia de edad, las etapas de vida de cada una han sido muy distintas; mientras una entraba a la primaria la otra ya estaba en la universidad; cuando a la joven hermana menor le gustaban las princesas y películas animadas, su hermana mayor ya era tratada como una princesa por algún chico con el que estuviera saliendo; la diferencia de edad que había entre ellas nunca les permitió ser buenas amigas o mejorar su relación, y aunque ambas chicas intentan llevarse bien, las peleas entre ellas son constantes como en cualquier otra relación de hermana menor y hermana mayor.
    Esta ocasión no fue una excepción, ya que apenas llegar a su antigua casa, Anastasia comenzó a burlarse de su hermana menor por "ser una niña pequeña que todavía necesita supervisión"; Ana no perdió oportunidad de alardear todo lo que ella hacía a la edad de su hermana menor, lo responsable que era, lo inteligente que era, lo buena hija que era, y destacar todo pequeño aspecto donde superaba a su infantil hermana menor. 
    La astuta hermana menor, respondió a todos esos comentarios con "burlas infantiles" haciéndole saber a Anastasia que ser una hermana mayor aburrida y amargada no la hacía alguien interesante, y que a ojos de ella, Ana era mucho más infantil que la propia Bianca al tener la necesidad de demostrar quien era la mejor entre las dos, y que no porque Anastasia fuera la hermana mayor significaba que fuera la mejor.
    Solo hicieron falta unos minutos desde que las hermanas estaban reunidas para comenzar una discusión donde se despreciaban y burlaban la una de la otra, siendo cada vez más creativas con los insultos, insinuando cosas groseras mutuamente, alzando más y más la voz hasta que la hermana menor de casi 13 años, quiso terminar y ganar la discusión de una manera tan aplastante que haría a su hermana mayor no volver a molestarla por el resto de su visita, o con algo de suerte, no volver a molestarla nunca más.
    En mitad de su discusión, Bianca sacó de su bolsillo un pequeño frasco cerrado con un liquido rosado, jurando a su hermana Anastasia que se arrepentiría y momentos después la joven lanzó el frasco contra el suelo. Como era de esperar, el frasco de cristal se rompió en mil pedazos, provocando que una enorme cortina de humo rosado llenara la habitación donde estaban ambas hermanas; Anastasia intentó abrir la ventana y sacudir las manos para disipar el humo, pero antes de que sus esfuerzos dieran resultados, ella había caído al suelo dormida.
    Algunas horas habían pasado desde que Ana se quedó dormida, teniendo el despertar más duro de su vida cuando vio lo que le sucedió.
-¿¡Pañales!?, ¿¡Y trenzas!? Por dios, me veo como una mocosa de esta forma, ¿¡Qué le paso a mi cuerpo!? No quiero verme de esta forma, voy a quitarme la ropa-
    Anastasia al ponerse de pie y mirar su atuendo se sonrojó como nunca antes, bajando el cierre de su sudadera solo para subirlo de inmediato al ver otro detalle en su aspecto.
-No llevo nada debajo... no puedo quitarme esto a menos que quiera andar desnuda....-
    Susurró sin entender que es lo que había pasado no solo para terminar con esa humillante ropa, también no tenía ni la menor idea de porque estaba en el cuerpo de su mocosa hermana menor.
-Así es, no llevas nada debajo "hermanita". Tú siempre dices que por estar plana no necesito usar un sostén, así que me tomé la amabilidad de quitarte mi sostén y ponerte ropa más cómoda para ti-
-Bianca... ¿Tú me robaste el cuerpo?-
    Pregunto con incredulidad Anastasia, mirando como su propio cuerpo de joven adulta se movía y le hablaban sin que ella tuviera algo que ver. Lo cual solo le hizo tener una idea: si Anastasia estaba en el cuerpo de Bianca, su hermana menor debería estar dentro del cuerpo de la hermana mayor.
-Robar es algo exagerado... si te sirve de algo ni yo misma esperaba este efecto. Yo quería que la pócima que vi en internet te convirtiera en una niña más pequeña que yo, pero supongo que en algo me equivoqué que ambas terminamos intercambiando de cuerpos-
    Explico la joven hermana menor dentro del cuerpo de su hermana mayor, disfrutando de ver como Anastasia estaba tan avergonzada y vulnerable tras el incidente que Bianca provocó durante su discusión.
-Esto no es divertido, mocosa. Quiero volver a mi cuerpo, y lo quiero ya-
    Exigió la hermana mayor atrapada en el cuerpo de su hermanita, tratando de estirar lo más posible la sudadera para cubrir sus piernas y tratando de ignorar la incomoda sensación de estar vistiendo un pañal tan abultado.
-No puedo creer que me hicieras esto, toda esta porquería debes haberla planeado desde hace tiempo-
-Desde que papá y mamá me dijeron que tú vendrías a cuidarme. Este plan era un "por si acaso", si tú eras grosera conmigo lo usaría, estaría lista para defenderme si comenzabas a burlarte, pero no espere que apenas abrir la puerta en lugar de saludarme comenzarás a criticarme. Todo esto es tu culpa por ser una mala hermana mayor-
    A diferencia de la hermana mayor que se mostraba tímida y avergonzada en el cuerpo de su hermanita, Bianca se mostraba segura, con mucha confianza en sus palabras y en que su plan funcionaría de maravilla incluso con los cambios imprevistos que había sufrido.
-Es vergonzoso mirarme a mi misma usar esa ropa, pero veo que te queda de maravilla; volverte una mocosa en tu propio cuerpo y vestirte como una bebé era un castigo perfecto, pero creo que hasta es mejor tenerte atrapada en mi cuerpo vistiendo como una mocosa; el cuerpo que tanto odias y del que siempre te burlas es ahora donde estás atrapada usando linda ropita de una niña mucho más pequeña de lo que eres, "hermanita"-
    Sus burlonas palabras terminaron al tocar un par de veces el trasero de Bianca, estrujando el pañal para asegurarse que seguía limpio para total burla y humillación de la atrapada Anastasia.
-¡Ya déjate de bromas, Bianca! Soy tu hermana mayor y debes obedecer lo que yo te diga si no quieres estar en problemas-
    Ante las amenazas de Anastasia, Bianca solo se echó a reír a carcajadas, señalando la realidad a la que se enfrentaban.
-¿Me acusarás con mamá y papá? Eso es de nenas pequeñas, o al menos es lo que siempre me decías para no involucrarlos. Sin embargo, apenas llevas unos minutos en mi cuerpo cuando ya estás pensando en acusarme como la mocosa que siempre has sido-
-¿Quién dijo algo de acusarte, niña tonta? Yo misma puedo-
-¿Qué puedes hacer?, ¿Qué puedes hacer?, Adelante, dímelo, Bianca-
    Las amenazas vacías de Anastasia fueron calladas en un solo momento por su hermana menor, quien explicaba de manera detallada a todo lo que ahora se enfrentaba Ana.
-Te recuerdo que estás en mi cuerpo; no tienes móvil, ni dinero ni a quien pedir ayuda; no tienes ni ropa adecuada para salir de casa; por no mencionar que ahora tampoco me ganas en fuerza; y por último, solamente yo soy capaz de volverte a la normalidad-
    Escuchar todo eso hizo que la valentía y orgullo que mostraba Anastasia aún con su nuevo aspecto desapareciera por completo, dándose cuenta que en estos momentos tenía todas las de perder, siendo su única posibilidad de recuperar su cuerpo y su vida, ganarse el favor de su hermana menor.
-Veo que lo empiezas a entender. Solo mírate, a pesar de ser una mocosa en pañales todavía puedes pensar-
    Bianca apretaba las mejillas de su verdadero cuerpo para fastidiar a su hermana mayor; Anastasia siempre hacía eso para molestar a Bianca, y ahora que ella vivía ese castigo en carne propia, no pudo hacer más que quedarse quieta hasta que Bianca se cansará de avergonzarla.
-Tengo un juego en mente, "hermanita" así que escucha con atención: a partir de ahora tú eres Bianca y tú serás la hermana menor, así que te debes comportar como tal; tienes hora para ir a la cama, comerás lo que yo diga, debes obedecer todas mis reglas, vestir lo que yo te diga, y a menos que quieras ensuciar tus pañales, deberás pedirme permiso para ir al baño cada ocasión; si tú no obedeces o rompes las reglas del juego, te quedarás un día más en mi cuerpo; y si eres una buena hermanita menor, yo te devuelvo a la normalidad al final del día. Divertido, ¿No lo crees?-
    Anastasia quería responder que no, que era la cosa más cruel y humillante que jamás escuchó, por no mencionar la sensación de que olvidaba algo. Sin embargo, tuvo que obligarse a sonreír y asentir mientras extendía la mano a quien controlaba su cuerpo autentico.
-No es que tenga otra, ¿No es así?-
-Bueno, tú otra opción sería quedarte con mi vida para siempre; así yo voy y me hago toda una adulta, mientras que tú vuelves a ser una mocosa infantil como tanto te burlabas de mi, quizás volviendo a ser una niña aprendas todo lo que no sabes de ser buena persona-
    Esa alternativa que ofrecía Bianca definitivamente era mucho peor para Anastasia, que por mucho que su orgullo le doliera, ya sabía cual era su decisión.
    Las hermanas estrecharon las manos para dar inicio formal a su juego, con Anastasia temblando de vergüenza por como sería su vida durante los próximos días al cuidado de su hermana y viviendo como una mocosa, al mismo tiempo que Bianca sonreía e hinchaba el pecho con orgullo al tener justo donde quería a su hermana mayor; sintiéndose la mejor de las dos al haber ganado esta disputa, superando de gran manera a su hermana Ana; esperando que este humillante castigo fuera digno de zanjar todas las peleas de hermanas que ambas pudieran tener; después de todo, el juego apenas está por comenzar, pero sin duda la victoria la ha tenido desde hace mucho la formidable hermanita menor que pasará su fin de semana humillando y castigando a su querida hermana mayor.
Créditos a quien correspondan.

martes, 27 de agosto de 2024

De regreso al preeescolar

    Bueno, resulta que nunca he sido la alumna más brillante de cualquier generación académica en la que estuve, por no decir que más bien apenas y cumplía con lo mínimo para aprobar año con año... Esta bien, siendo totalmente honesta eso también es una mentira, ya que mi madre es maestra en una gran y exclusiva escuela que abarca desde preescolar hasta universidad, por lo que ella logró meterme ahí desde pequeña y hasta la fecha con mis 21 años ha estado ayudándome a aprobar materias que había reprobado año con año.
    Todo eso no había sido un problema para mí hasta ahora, al menos no hasta que llegué a mi último año de universidad, donde comencé a ponerme un poco presumida sobre lo excelente alumna que era, que nunca habría otra estudiante igual y que sería de las pocas prestigiosas e intelectuales mentes de la escuela que se graduaría de la universidad sin haber reprobado ni una sola materia en todo el tiempo que estudie.
    Cuando mi madre se entero de esto, intentó reprenderme y me dijo que me disculpará por todo lo que había estado presumiendo, a lo que yo respondí que nunca necesite su ayuda para aprobar las materias; si ella me ayudó fue su culpa por ser una tonta que dudaba de mis capacidades, que estaba celosa de lo buena estudiante que era, y que si no tenía nada mejor que hacer, ella debería estudiar algo más para intentar igualarme ya que con o sin su ayuda, yo hubiera logrado tener notas perfectas como hasta ahora. 
    Mamá se veía molesta pero no dijo nada más, solo suspiro con una expresión enfadada antes de irse a su habitación. 
    Pensé que nuestra discusión había terminado ahí, sin embargo esa misma noche mi teléfono comenzó a vibrar como nunca; por un momento pensé que ya estaban organizando la fiesta de graduación los chicos de mi generación o quizás un viaje para celebrar, pero no, todos los mensajes eran correos electrónicos de mi escuela; cada correo tenía un mensaje similar, hablando que tras una revisión en mi historia académico se encontraron muchos errores y anomalías en un montón de materias que habían sido corregidas, y que ahora debía de solucionar.
    Todas esas "incoherencias" que decía la escuela, eran todas y cada una de las materias que yo había reprobado y que mamá de alguna forma cambió a notas aprobatorias. De hecho creo que hasta había más materias reprobadas de las que recordaba en toda mi vida académica, y que de no aprobar, no podría graduarme de la escuela durante el próximo par de años.
    Completamente en pánico fui con mamá para pedirle su ayuda, algo a lo cual se negó, argumentando que está era la oportunidad perfecta para demostrar sobre lo que tanto alardeaba, y que si de verdad yo era tan inteligente, no tendría problema en aprobar los exámenes finales o periodos intersemestrales de cada una de esas materias. Si lo conseguía, yo de verdad sería una prodigio, y si fallaba, afortunadamente mamá había guardado la mayoría de útiles escolares que usaba desde niña, y también se tomó la molestia de comprarme mi nuevo uniforme.
    Resulta que gracias a mamá yo no tuve que cursar realmente el preescolar; básicamente era una guardería más que una escuela para mí, por lo que nunca entregué ni un solo dibujo o manualidad en esos años, ni siquiera contaba con las cosas mas básicas que pudieran comprobar que estuve en el preescolar; y por lo tanto, mamá ya me había comprado mi uniforme de preescolar junto a una gran bolsa de pañales.
    Intenté negarme y decir que yo no iría a la guardería a mis 21 años, tampoco usaría el vestido escolar ni mucho menos usaría un pañal, a lo que sin preocuparse mamá dijo que estaba bien, que no era problema de ella, sin embargo, si yo no cumplía con ese requisito, se anularían todos mis estudios posteriores. En otras palabras si no pasaba por el preescolar por lo menos un año y cumplía con mis actividades educativas, yo no tendría ningún estudio válido, ni podría aspirar a un buen trabajo, por lo que tal como una niña pequeña, dependería por completo de mamá para comer, vivir y tener dinero; podía ir al preescolar por un año y después encarrilar toda mi vida; o podía negarme a ir al preescolar, y ser todavía más dependiente de mamá de forma indefinida.
    Por si toda esa situación fuera poco, el último clavo sobre mi ataud fue saber que mamá pensaba jubilarse el próximo año; por lo que yo podía ingresar a preescolar en clase de mamá o esperar al próximo ciclo escolar para tener un maestro o maestra diferente, quien me tratará tal como a una niña pequeña y me enseñará todo lo esperado para alguien de preescolar; leer, escribir, dibujar, tener modales y hasta me enseñará a dejar los pañales para usar el baño como una niña grande. 
    Lo único peor que usar pañales y ensuciarlos, ir al bañito entrenador, tomar la siesta y jugar con niños delante de mi madre, sería tener que hacer todo eso delante de un desconocido que sería mucho más estricto conmigo, por lo que mi decisión, por humillante que fuera, también era clara.
    Así que desde hoy estoy de regreso en el preescolar, donde pasaré por lo menos un año que según mi progreso puede extenderse hasta tres años aquí como una niña pequeña más en la clase de mamá
    Mamá me despertó está mañana al quitarme la ropa y cambiarme tal como cuando yo era una cría; en cuanto me quitó la pijama, me levantó las piernas para deslizar un pañal debajo de mi, ponerme un montón de talco en el trasero y después asegurar mi pañal; después de eso me puso unas calcetas blancas con moñitos que iban a juego con mi nuevo uniforme escolar, el cual dejaba ver un montón de mis piernas y de mi pañal sin ningún problema, mamá dice que de esa forma es más fácil ver si tengo un "accidente", cosa que espero nunca tenga que experimentar; mamá también me peinó tal como cuando yo era una niña con una larga cola de caballo; por no decir que antes de salir de casa se aseguró de que yo no tenga nada de maquillaje, perfume, mi teléfono o cualquier cosa de "niña grande" que pueda distraerme en clases, amenazando que en caso de romper esas reglas o ser una niña mala, no dudará en azotarme frente a la clase y luego mandarme al rincón.
    Una vez que mamá me vistió y me amenazó, me llevó hasta mi nueva escuelita, donde por ser la niña más alta de todas me toca estar hasta el final de la fila, un sitio donde siento que destaco mucho más del resto de mis "compañeras".
    Supongo que tendré que acostumbrarme a destacar, y a pesar de ello, seguir actuando como una niña pequeña más del preescolar. Estoy muy segura de que mamá no cambiará de decisión, veo más probable que esto llegué más lejos y que incluso estando en casa deba comportarme como una niña pequeña, cosa que quiero evitar al cumplir como es debido durante mis clases especiales.
    Con todos estos cambios, lo mejor que puedo hacer es aceptar que está es mi nueva vida por el próximo año, sin olvidar que todavía debo re cursar un montón de materias de primaria y secundaria antes de volver a la universidad. En estos momentos todos en mi generación ya deben estar graduados y pensando en como celebrar, mientras que yo solo puedo "celebrar" entrar al preescolar donde mamá no deja de "consolarme" al decir que de verdad seré la niña más lista de está clase, o que al menos eso espera, ya que si una niña pequeña de la clase logra ser mejor estudiante que yo, se cuestionaría muy seriamente de lo que soy capaz. Yo misma estoy algo nerviosa de que algo así llegué a pasarme, no podría negar que merezco estar en preescolar si una niña pequeña logra superarme.
    Como sea, no debo pensar tanto en eso, debo concentrarme en ser la mejor estudiante de está clase para irme cuanto antes, y quizás así, recupere mi vida como la conocía dentro de algunos años.
Créditos a quien correspondan.