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miércoles, 14 de mayo de 2025

Pelea de hermanos

-¡Oye! ¿¡Qué demonios te crees haciendo eso!? ¡Suéltala, pervertido asqueroso! ¡Te repudio!-
-Cálmate, hermanita, no es para que te pongas así-
-¿De verdad vas a seguir con eso? Eres un enfermo-
-¿Lo dices por tu castigo o porque estoy viendo tus bragas azules con rayas bajo las pantimedias? Debo decir que dan un toque nuevo y tu trasero se ve de maravilla-
    Una cara de molestia y vergüenza se notó de inmediato en su rostro cuando mi falsa hermanita me volvió a ver, intentando no dejar de poner toda su atención en la pantalla con el videojuego que estaba utilizando.
    Hace unos días comenzó una guerra de bromas en la familia entre mi hermano menor Joshua de 17 años y yo, Leonel de 19 años.
    No recuerdo muy bien como o porque empezamos, creo que mi hermano me arrojó un huevo al rostro, luego yo le lance una cubeta de agua con hielos mientras dormía, de alguna forma se las arregló para atarme de cabeza mientras yo dormía, después cobre venganza al dejarlo fuera de casa un día y un largo sin fin de bromas que cada vez eran más pesadas para superar a la anterior extendiéndose por semanas.
    Cuando finalmente estábamos en los límites físicos y mentales, yo lance mi última broma con la que "gané" de cierta forma, porque lo que le hice a mi hermano menor era casi imposible de superar. En mi desesperación de tener una broma mejor que la suya, compré un frasco mágico en una tienda muy rara que decía ser capaz de dar otro aspecto a quien fuera por los próximos días, perdiendo gradualmente el efecto sin forma de poder evitarlo o contrarrestarlo. De verdad creí que la chica que me lo vendió se refería a un aspecto ridículo que dejaría manchas difíciles de quitar o algo por el estilo, por lo que sin pedir más detalles, compré el frasco y apenas llegar a casa lo lancé a la habitación de mi hermano menor con él dentro de su recamara.
    Antes de que él pudiera reclamar o vengarse, cerré la puerta e ignore sus intentos de salir, al menos hasta que vi como una extensa neblina morada se deslizaba por debajo de su puerta. Cuando abrí la puerta, ya era demasiado tarde, y vi como mi hermano quedaba envuelto en aquella densa neblina hasta cubrirlo por completo, y así, tal como dijo la chica, darle un aspecto completamente irreconocible a mi hermano menor.
    Cuando el humo se dispersó de la habitación mi hermano menor ya no estaba frente a mi, en su lugar había una dulce y pequeña niña vistiendo uniforme escolar, con el cabello atado en una cola de caballo, con un cuerpo muy desarrollado y una expresión que combinaba el miedo y angustia al verse transformado por completo como por arte de magia.
    La cosa que le lancé lo convirtió en una chica y nadie más que nosotros dos es capaz de recordarlo por alguna razón seguramente por la magia que se utilizó sobre él y que supuestamente en algún momento tiene que desaparecer para que mi hermano vuelva a la normalidad.
    El punto es que han pasado 3 días desde entonces y nadie sospecha nada, todo sigue igual con excepción del sexo de mi hermano quien no sólo se rindió en la guerra de bromas sino que también ha tenido que adaptarse a esta temporal vida como chica, y aunque lo hace muy bien frente a nuestros padres o cualquier otra persona, la mayoría del tiempo es un idiota conmigo, por lo que siempre es bueno darle una sorpresa como ahora para romper su calma y quietud y que así sus insultos o amenazas tengan una razón de ser.
-¡Cállate! De verdad eres molesto cuando haces eso, todavía que tengo que usar faldas y la ropa interior que apareció en mi cuarto, no dejas de estar fastidiando todo el rato. La guerra de bromas terminó hace días así que suelta mi falda o me las vas a pagar-
-Jajajaja suenas como toda una hermanita menor molesta, pero tranquila no quiero que llores y-
    Una patada justo en la entrepierna me borró la sonrisa y me hizo soltar su falda en un instante, volviendo a cubrir sus bragas y trasero de mi vista, al tiempo que ella se levantaba y se iba de mi habitación, dejándome con los ojos llorosos tratando de soportar el dolor que su venganza me había provocado.
-Que ahora sea una niña no significa que no me pueda defender-
    Dijo aún con ese tono molesto que se volvió mucho peor al convertirse en una chica, tratando de ocultar una sonrisa de satisfacción mientras salía de la habitación jugando con la consola y dejándome tendido por un buen rato, sintiéndome derrotado puesto que aún si intento hacer lo mismo, justo ahora no tendría el mismo efecto sobre ella, por lo que para vengarme como es debido tendré que esperar a que vuelva su cuerpo a la normalidad.
    Por desgracia hasta que eso suceda, y que mi hermano vuelva a ser un chico y no una niña, no tengo más opción que recobrar el aliento y guardar este ataque para cuando podamos retomar nuestra pelea de hermanos.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 2 de mayo de 2025

Las hermanas

-Wow, ¡Papi usa cosas tan lindas! Déjame usarlas ¿Como se usan?-
    Pregunto con curiosidad la pequeña albina de ojos azules a la par que se acercaba por detrás a la pequeña chica rubia para jalar su ropa y su liguero.
-¡Oye! Dayanna, deja a tu padre en paz, esta ropa no es para niñas, así que no la puedes usar-
    Suplicaba la rubia que no sabía si cubrir sus pechos o intentar quitarse a su hija de encima para evitar que por accidente terminará desnuda frente a ella.
-Pero papá ahora es una niña ¡Una niña muy linda! Así que tampoco debe usarlos, ya quitate lo para entrar al baño-
-¡No! Suelta mi ropa interior, Dayanna tu padre te está pidiendo algo-
     Aunque intentaba sonar autoritario tal como el hombre que era, su voz actual digna de niña asustada y avergonzada no le ayudaba para nada en su débil intento de calmar a su hija pequeña.
    En la mañana, Raúl estaba jugando con su hija Dayanna mientras su esposa preparaba el desayuno, divirtiendose un montón al pasar el rato juntos hasta que la pequeña albina preguntó si tendría una hermana algún día.
    Raúl sonrió ante la sorpresiva pregunta, y dijo que cuando menos se diera cuenta Dayanna ya no estaría sola, cosa que alegro un montón a la menor y que por alguna razón sucedió de inmediato cuando una misteriosa y densa neblina violeta apareció en la habitación, rodeando de pies a cabeza al hombre mientras su hija hacía todo lo posible para jugar y disipar la neblina.
    Mientras el hombre estaba dentro de la neblina, pudo sentir como todo cuerpo cambiaba, como se hacía más pequeño, como perdía mucho músculo, como todo su cuerpo se hacía más delgado, al igual que una extensa cabellera rubia le crecía, seguido de muchos más cambios que apenas podía ver por la neblina, la cual una vez desapareció, hizo que Raúl soltará un grito chillón y femenino al ver en que se había transformado.
    Ante aquel grito, su esposa Dalia corrió de la cocina hasta la sala de estar para descubrir la nueva condición de su marido, quien ante los ojos de la mujer, parecía una niña tal como su propia hija. Esa comparación no le hacía ninguna gracia al hombre que tenía un nuevo, femenino y adorable aspecto, atrapado en su ropa de hombre que ahora como una niña pequeña, le quedaba enorme dicho atuendo.
    Raúl no estaba de acuerdo con la decisión, pero su esposa se las arregló para cambiarle de ropa por algo acorde a su nuevo aspecto, quitandole su traje negro de oficina por algo perfecto para su nuevo cuerpo y edad. Dalia tuvo que peinar la enorme cabellera rubia de Raúl, colocando un enorme moño rojo para mantener el orden en su cabello, además le puso un vestido rosado junto con unas medias que ya no le quedaban a Dayanna, y aunque Raúl protestó todo lo que pudo, Dalia no dio su brazo a torcer y le puso aquel vestido a su marido feminizado. Sin embargo, el vestido no fue lo más complicado, y ya que Raúl se negaba por completo a usar la misma ropa interior que su hija, Dalia no tuvo más remedio que buscar en sus cajones hasta encontrar un liguero y lencería que hace muchos años había dejado olvidados en su cajón de ropa interior, por lo que Raúl en su nuevo cuerpo terminó usando un vestido viejo de su hija junto con lencería de su amada esposa.
    Todo eso le estaba dando el día más humillante de su vida al padre de familia, quien no podía hacer mucho para regresar a la normalidad, ya que ni siquiera es capaz de entender como fue posible que su cuerpo se transformará de un momento a otro.
    Sin una aparente solución y sin idea de por donde comenzar, Raúl no tuvo de otra más que aceptar la propuesta y posterior decisión de su mujer, quien le ayudaría a buscar una forma de volver a la normalidad, pero hasta que él no pudiera recuperar su cuerpo, Dalia tendría que cuidarlo de una manera similar a la que hacía con Dayanna. En otras palabras, Raúl y Dayanna serían como hermanas hasta que encontraran la forma de hacer que Raúl fuera un hombre de nuevo.
    En una idea repentina, Dalia pensó que conocía a alguien que quizás podía ayudar, pero tendría que visitar ese lugar que estaba un tanto lejos de casa, y tendría que ir sola, porque definitivamente lo último que ambos padres necesitaban era exponer a su hija; ya sea dejándola en casa a solas por tiempo indefinido; o llevándola a ese lugar que podría ser peligroso para alguien de su edad; por lo que incluso si era complicado, la mejor alternativa que tenía sobre la mesa era que tanto Raúl como Dayanna se quedaran en casa mientras Dalia salía a conseguir ayuda.
    A pesar de que al hombre le daba vergüenza quedarse en casa como una damisela en apuros, sería mucho peor salir a la calle y que lo traten como a una niña pequeña tal como a su hija, si los ven definitivamente pensarían que son hermanas o al menos niñas de edades parecidas, por lo que terminó aceptando quedarse en casa y vigilar a su hija que estaba extrañamente emocionada y sorprendida por la situación.
    Una vez que padre e hija se quedaron a solas, la joven Dayanna no dudo en aceptar el rol de "hermana mayor" que estaba cargo de su "hermanita menor", cambiando la dinámica padre e hija por una dinámica entre hermanas a la que Raúl se intentaba negar, pero era sometido por su adorable e inocente hija.
    Después de un largo rato tratando de huir, Dayanna finalmente se las arregló para atrapar a su hermanita en el baño, lugar donde el padre de familia no puede lidiar con su hija, quien ahora es más alta y fuerte que Raúl, aprovechando estas diferencias para pasar un rato divertido con su hermanita al intentar que se bañen juntas.
-Aunque papá usa mis vestidos que ya no me quedan, no usa mi ropa interior, ¿Te gusta más mi ropa o la de mamá? ¿Será que Reina quiere vestirse como una adulta como mamá o prefiere ropa de princesas como yo?-
    La pregunta le pareció tan descarada que Raúl no pudo hacer más que sonrojarse mientras intentaba cubrir su cuerpo y aferrarse a la poca ropa que todavía llevaba puesta.
-Por última vez, señorita. Detente o estarás en problemas. Además, ¿A quién le estás hablando? No me llamó Reina y no pienso aceptar ese nombre, soy tu padre y tienes que respetarme-
    En respuesta, Dayanna sonrió y negó con la cabeza.
-No, tú eres Reina, mi hermana menor. Y como yo soy la hermana mayor, tú tienes que respetarme-
    Logrando arrancarle las medias y el liguero, solo faltaba la ropa interior para que Dayanna cumpliera su objetivo y poder entrar a la bañera con su penosa hermana menor, quien con impotencia no puede hacer más que sentirse avergonzada por la situación y rezar porque Dalia encuentre la solución cuanto antes, ya que como puede experimentar, su pequeña hija está más que lista y ansiosa por ser una hermana mayor, incluso si eso implica que su amado padre se convierta en su linda hermanita menor.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 11 de abril de 2025

Femeninas interrogantes

    Estaba tratando de bañarme, sin dar ningún tipo de espectáculo ni de llamar la atención en aquel baño público, simplemente estaba sentada en un banquillo del fondo sin molestar a nadie...pero aún así la vergüenza me invadió, al no poder seguir ignorando esas miradas tan molestas encima de mi.
-¿Podrían dejar de mirarme? Es de lo más humillante que he vivido-
-Perdón pero me resulta impresionante lo mucho que has crecido, es maravilloso, tengo que admitir que hasta te envidio un poco-
    Decía llena de emoción aquella chica de cabello pelirosa sentada a mi lado, cuyo único ojo descubierto de su cabello veía con atención y lujo de detalle cada parte de mi cuerpo, algo imposible de ocultar debido a la posición en la que estoy con ambas manos ocupadas.
-B-basta...no digas ese tipo de cosas...me miran como si no fueran chicas también-
    Mis tímidas y avergonzadas protestas fueron rápidamente opacada ante la llegada de mi amigo, quien se quejaba con gran esmero.
-¿Estas bromeando? Puede que tú y yo ahora seamos chicas, pero mírame, estoy tan plana que hasta pensé me había convertido en una niña, de no ser por lo que ocurre cada mes podría afirmar que sólo soy una niña. Lo peor de todo es que tú fuiste el último en feminizarte por completo; empezaste con un cuerpo igual de plano que el mío y tan solo mirate ahora; esas tetas son tan enormes que ni has de ver el suelo al bajar la mirada, tienes un trasero como para destrozar a alguien a sentones, una figura de reloj de arena y un rostro de lo más precioso; ¡Tú te convertiste en toda una mujer mientras yo me quedaba atrapada con la forma de una mocosa!-
-B-basta...de verdad...nada de lo que dices tiene razón ni fundamentos...-
    Una vez más, proteste tímidamente pero igual que la última vez, mis quejas fueron calladas por mi amigo que no dejaba de montar una escena al comparar mi cuerpo con el suyo y las evidentes diferencias uno del otro.
-¿EH? ¿En serio me dices eso? ¿¡Lo ponemos a prueba!? ¿Cuanto mides? ¿De qué copa es tu sostén? Yo apenas paso del metro y medio y tuve que batallar para encontrar un sostén que no tuviera diseño genérico e infantil, ¿Y tú? ¡Seguro tuviste hasta para elegir!-
    No respondí a sus preguntas ni mucho menos a sus declaraciones, de hecho fingí no haber oído nada y me concentre en mojar mi largo cabello violeta para luego ponerle shampoo y empezar a lavarlo. Esta conducta molesto bastante más a mi amigo, haciéndolo repetir.
-¡Te lo dije! Que yo estoy batallando por no comprar mi ropa en la sección infantil y tú, ¿Donde compras tú?-
    De nuevo, ignore por completo a mi amigo y seguí lavando mi cabello, sintiendo sus pequeños pasos y presencia detrás de mí, diciéndome con un tono amenazante.
-Tienes dos opciones: O me dices tu altura y talla de pechos o yo misma lo averiguaré estrujando esas molestas ubres y trasero-
    Trague saliva y todo el rostro se me puso más rojo que nunca pensando en aquella humillante posibilidad que, a decir verdad, no estaba emocionada por vivir, y por la cual confesé.
-La última vez que me medí estaba en un metro setenta, y mis pechos deben estar cerca de los 90 cm...la ultima vez compré una talla D o algo así pero la encargada me dijo que es cuestión de tiempo para buscar una talla más grande-
    Agache la cabeza y talle más rápido mi cabello que no dejaba de tener más y más jabón encima sin importar cuanto intentará quitarlo. La vergüenza de confesar mis medidas era insoportables, en especial sintiendo la intensa mirada de la pelirosa a mi lado, y los ojos llenos de ira de mi amiga clavándose en mi espalda ante mi confesión a medias de la cual esperaba no descubriera las partes donde mentía, puesto que si se daba cuenta que mi talla era más grande de lo que decía, eso solo haría enojar aún más.
-Te maldigo, apuesto a que usas puras cosas atrevidas y lujuriosas para llamar la atención con tu cuerpo, ¡pura lencería lasciva!-
    Para no perder la costumbre me quedé en silencio, escuchando a la pelirosa decir que ni siquiera ella utilizaba cosas así y al ver de reojo a mi amigo, su mirada amenazante se había convertido en una llena de sorpresa tras mi silenciosa confesión.
-Espera, ¿En verdad usas...?-
-¿¡Qué más podría utilizar!? Así como tú sufres por cosas de niñas, yo no encuentro cosas tan indecentes con facilidad, a veces ni son tan cómodas pero es lo único que puedo utilizar-
    Mi voz temblaba con vergüenza y frustración, dándome cuenta un poco tarde de que había levantado mi tono de voz al hablar sobre el tema menos discreto posible en toda nuestra conversación, y aunque oírme alzar la voz fue motivo suficiente para que mi amiga se calmará, ahora todas las mujeres en las múltiples bañeras y regaderas habían escuchado algo de nuestra conversación.
-Ah, como sea, hay que terminar de bañarnos primero y luego seguimos con esta conversación, estaré a tu lado para que no tengas que volver a alzar tanto la voz-
    Al escuchar su suspiro y ver acercarse a mi amigo feminizado, pensé que se sentaría a mi izquierda en el lugar vacía, pero no, ella se sentó a mi derecha, justo donde aquella pelirosa estuvo sentada todo el tiempo y que al volver a mirar se había ido.
-¿A dónde se fue? Ni siquiera la oí-
    Susurré al mirar alrededor para averiguar donde había ido aquella chica de cabello rosa que había estado bastante atenta de la conversación que tenía con mi amigo, el cual al oírme preguntar por alguien más se veía bastante confundido.
-¿EH? ¿De quién hablas? Todo el tiempo hemos estado solas, ¿Será que viste mal por todo el vapor que hay aquí? ¿O quizás te entró algo de jabón en los ojos?-
    Aunque las propuestas de mi pequeña e infantil amiga eran sensatas, yo tenía el sentimiento de que esa pelirosa siempre estuvo aquí siendo parte de la conversación, pero según mi amiga, solo hemos estado ella y yo...que raro...¿Será que la imagine? Y mas importante aún, ¿cuando o porque mi amigo y yo terminamos como mujeres? Por alguna razón al pensar en eso me invade la vergüenza y la cabeza me da vueltas, quizás sea por llevar tanto tiempo en este lugar ¿O de que me estoy perdiendo que no recuerdo como nos convertirnos en mujeres? Por mucho que intente recordar, no logró tener ni una pista de eso. Quizás una vez termine de bañarme y pueda descansar, trataré de buscarle respuesta a todas estas interrogantes, pero por ahora, pasar el rato con mi mejor amiga sin preocuparme no suena nada mal.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 3 de marzo de 2025

Huevos de pascuas

    Felipe era un tipo como cualquier otro, que se había mudado un par de veces con el deseo y propósito de comenzar una nueva vida las veces que fuera necesario hasta encontrar su lugar en el mundo.
    Su más reciente mudanza fue a un departamento que se encontraba cerca de un bosque, el cual tenía muchos tipos de relatos acerca de seres mágicos o cosas espectaculares ocurriendo por el lugar. Muchas personas se alejaban del sitio por ese motivo, al igual que muchas otras iban con gran interés para conocer el lugar, Felipe por su parte simplemente llegó ahí por el gran precio que tenía el departamento sin esperar, temer o buscar alguna clase de esos eventos especiales de los que tanto se rumoreaba.
    El joven mucho tiempo se la pasó viviendo ahí sin ningún suceso mágico o aterrador en particular, en ocasiones escuchaba ruidos que casi siempre se trataba de algún animalito del bosque que se acercaba curiosamente a los departamentos antes de salir corriendo por las luces o la presencia de las personas.
    No obstante, un día cerca del atardecer, Felipe escuchó mucho movimiento por el lugar, como siempre pensó que se trataba de un animal curioso en su jardín trasero, pero al asomarse por una ventana no pudo ver a ningún ciervo o conejo, ni nada que provocará todo el ruido que aún se escuchaba en su patio sin poder ver al causante.
    Decidió salir a investigar qué es lo que ocurría, avanzando poco a poco sin encontrar nada a simple vista, guiándose por el ruido cada vez mayor hasta que tras varios minutos acercándose a la zona pudo encontrar algo en las afueras de su jardín que conectaba con el bosque.
    En medio de un montón de hojas y ramas secas, un huevo colorido se sacudía. Nunca había visto un huevo como esos antes y lo primero que Felipe pensó es que si se sacudía era porque lo que estuviera adentro, estaba a punto de salir del cascarón.
    Había cosas que no entendía como ¿Porque hacía tanto ruido un simple huevo? O ¿Dónde estaba su madre? Pues un huevo a punto de nacer abandonado parecía muy extraño.
    Estaba tan concentrado pensando en un montón de cosas sobre el origen de ese colorido huevo que antes de poder hacer algo, escuchó como el huevo se rompió y un inmenso gas morado lo rodeó por completo.
    Cuando el gas se disipó, Felipe ya no estaba, en su lugar una hermosa chica de aspecto maduro y con una lencería con flores y hojas idénticas a las secas que había en el suelo, había aparecido.
    Por un momento pareció confundida, viendo su cuerpo para intentar reconocerlo antes de tomar los restos del cascarón y correr hasta su departamento para ocultar su parcial desnudez.
    Al principio no lo entendía, pero conforme los minutos transcurrían, aquella chica se veía mucho más decidida y determinada, como si tuviera una idea clara o un propósito que cumplir, uno lo suficientemente grande e importante como para dejar de lado todo lo que tuviera que ver con su vida anterior.
    Su misión era ser una repartidora, no sabía cuándo ni donde, pero aquella mujer de grandes proporciones no tenía duda alguna de que otro de esos peculiares huevos iba a aparecer en el bosque cerca de su residencia tarde o temprano, y cuando eso sucediera, ella estaría para cuidarlo y llevarlo a su destino. Después de todo, la mujer de gran belleza se había convencido como por arte de magia de que su propósito al volverse una mujer era estar ahí lista para cuando esos peculiares y coloridos huevos aparecieran, y una vez que ella los encontrará, ser la encargada de llevarlos con la persona correspondiente.
    En lo profundo de su ser, aquel joven que tuvo la buena o mala fortuna de encontrarse con ese objeto intentaba volver a la normalidad, pero esos deseos de recuperar su vida eran pequeños a lado de los nuevos deseos de cumplir con su propósito con aquellos mágicos objetos.
    La mujer todavía tiene dudas acerca de cuando aparecerían los próximos huevos, y también le preocupaba averiguar a quienes debía de entregar los mismos objetos mágicos para que tengan una transformación similar a la de ella. Sin embargo, no pudo hallar una respuesta a sus preguntas, sintiendo una tranquilidad y confianza de que de alguna manera lo podría resolver cuando llegará el momento, después de todo ahora como mujer había encontrado el propósito de vida que tanto había buscado, y que de cualquiera manera haría lo que fuera para cumplirlo.
Créditos a quien correspondan.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Viaje Tg

    El joven Enrique de 24 años estaba de paseo por la carretera en su automóvil, solía dar largos paseos cuando estaba aburrido o quería despejar su mente de todos los problemas que se pudieran presentar en el día a día, justo lo que hacía hoy ya que después de unos meses problemáticos su novia y él terminaron su relación, ambos quedaron de acuerdo con esa decisión sin embargo los buenos sentimientos aún estaban frescos y el chico era muy consciente de que extrañaba a su ahora ex pareja. 
    El paseo se suponía lo ayudaría a olvidar esas ideas sobre su antigua pareja y trataba de enfocarse en ver el lado positivo de la situación, cosa que en realidad sí estaba funcionando pero que también lo distrajo de poner atención a todos los detalles en la carretera. 
    Estaba a punto de pasar un túnel cuando una bruma morada se mezcló con la oscuridad y el polvo que se levantaba del asfalto por la velocidad de los automóviles. Enrique sin darse cuenta trago y dejó entrar algo de esa mezcla a su auto para posteriormente cerrar la ventana, dejando dentro con él aquella muestra de la neblina con otros materiales.
    El joven tosió unas cuantas veces sin darse cuenta de lo que sucedía hasta el momento en que no fue capaz de seguir pisando los pedales, en ese momento bajó la vista por primera vez descubriendo su nueva anatomía que lo hizo dejar la autopista, estacionándose en un prado para apagar el auto y ver todos sus cambios.
    Fácilmente media menos de medio metro que antes, su cuerpo estaba muy delgado, depilado de todo tipo de vello y bien definido de pies a cabeza como si de una súper modelo se tratará. Llevaba una gorra y unos audífonos en su cuello, no tenía blusa pero si un sostén rosa que impedía que sus nuevo pechos quedarán al descubierto, se veía en su cintura sobresalir unas bragas a juego con el sostén y por encima de sus bragas unos mini shorts de mezclilla que dejaban poco a la imaginación, apretando todos sus muslos y glúteos para deleite de Enrique y todo quien lo viera. Hablando de los muslos, quedaba una buena parte de ellos descubiertos pero al combinarse con calcetas oscuras de las rodillas hasta los pies, usando unos tacones altos que le hacían difícil caminar y estar de pie a cambio de verse espectacular.
Créditos a LADYMELAMORI.
    Enrique estaba sin palabras, no podía creer lo que le había sucedido, ni siquiera sabía cómo sucedió y de lo único que se da cuenta es que ahora ella es una mujer y hermosa como pocas. 
-¿Cómo es que me sucedió esto?, ¿Por qué me sucedió en primer lugar? Ahora soy una mujer, los pechos son de verdad pero ¿Tendré eso ahí abajo?-
    Sin pensarlo desabrochó su mini short para deslizarlo hasta el suelo, quitárselo y lanzarlo al auto dándose cuenta de sus hermosas piernas desde una visión más amplia, al igual que también se percató de que lo único en su entrepierna además de un moño rosa en el frente de su braga, era una pequeña hendidura que hacía más que obvia su respuesta. 
-También tengo una de esas-
    Pasó la mano con cuidado por encima de la ropa interior, sintiendo un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. De la misma forma pero con ambas manos tocó su cintura hasta que ambas manos llegaron a su trasero, apretando sus nalgas un par de veces, sintiendo la temperatura de su cuerpo subir poco a poco entre más acaricia y descubría las sensaciones en su nuevo aspecto.
    Su mirada se volvió sumisa, su mano izquierda quería llegar a sus pechos mientras que la derecha a su entrepierna por debajo de las bragas rosas, separando un tanto las piernas, apunto de iniciar el tacto cuando de golpe se detuvo, dándose cuenta de lo que estaba a punto de hacer y en que clase de sitio lo quería hacer.
-Wow, eso realmente fue intenso pero al menos me detuve, no sé qué pasaría conmigo si alguna persona o la policía ve a una joven semi desnuda tocándose a orillas de la carretera. Por si hacer eso fuera poco estoy seguro de que explicar como no tengo licencias pero sí una camioneta "ajena" a mi persona tampoco será fácil de explicar. Es todo me voy-
    Tan pronto como iba a empezar su espectáculo el mismo fue detenido y la chica avanzó con cuidado por sus tacones a la camioneta para forcejear con el asiento, cuando era chico lo tenía más atrás pero ahora con su reducido tamaño tenía que hacer un gran esfuerzo para acercarlo y así llegar a los pedales, fue un milagro que no ocurriera nada malo antes de estacionarse.
-Vamos, ayúdame, quiero llegar a mi casa para estar a solas-
    Se escuchaba decir a la joven que peleaba con el asiento intentando moverlo, consiguiendo la hazaña no sin antes dar un espectáculo diferente al mover las caderas todo el rato y hacer rebotar en repetidas ocasiones tanto sus pechos como su trasero hasta que fue capaz de lograrlo. 
-Al fin, creí que nunca sería capaz de moverlo pero ahora que lo hice me debo de marchar, estoy a unos 30 minutos de mi hogar, 20 minutos si voy al límite de velocidad, espero que nadie me detenga por conducir en ropa interior porque ni de broma me volveré a poner esos shorts, voy a conducir así, llegaré a casa y pensaré a solas en mi cuarto sobre lo que me ocurrió-
    Con un salto para subir a su auto y aferrándose al asiento del conductor, Enrique logró entrar preparándose para conducir con su nuevo cuerpo hasta llegar a casa y explorar cada rincón de su pequeño y rubio ser. 
Créditos a LADYMELAMORI.

viernes, 25 de octubre de 2024

Haciendo justicia

    Hace ya casi 20 años mi vida se arruinó por completo y no es una exageración, en aquel entonces apenas era un chico de 18 que salió de fiesta para celebrar su cumpleaños, pasándola bien en un bar y encontrándome con una chica muy linda con quien pensaba me estaba divertí un rato. 
    Nunca imaginé que dicha chica me trataría de extorsionar dejándome la opción de pagar una cantidad absurda de dinero, o ir a la cárcel mediante mentiras que ella iba a inventar. Desafortunadamente para mí, no pude reunir pruebas suficientes para negar sus acusaciones ni el dinero que pedía para no arruinar mi vida, todo señalaba a que era una estrategia que ella llevaba tiempo practicando por lo que tenerme atrapado fue muy fácil, logrando darme cadena perpetua en la prisión por crímenes que ni siquiera cometí.
    Estuve destrozado, deprimido, fui humillado y maltratado, como se podría imaginar la prisión no es un lugar muy bonito donde estar, mucho menos cuando no cometes un crimen tal como a mi me ocurrió y del cual fui víctima día a día durante 2 décadas por culpa de una maliciosa chica hambrienta de dinero.
    A decir verdad perdí las esperanzas de volver a tener libertad después del primer año ahí dentro, y las ganas de venganza o que al menos se me hiciera justicia también desaparecieron con el tiempo, en la primera década seguramente.
    Por eso cuando un día desperté envuelto en cálidas cobijas, con el colchón más suave que podía imaginar, en una cama que fácilmente me doblaba de tamaña y con un cuerpo completamente hermoso y femenino vistiendo un baby doll, sencillamente pensé que me volví loco. De hecho sigo creyendo que es así, un día antes de que esto me pasara recuerdo ver e inhalar un extraño gas morado, cuando lo recuerdo me hace pensar que estoy muerto o que todo es una especie de alucinación.
    Pero sea o no un sueño o una especie de alucinación no podría estar más contenta de ello, después de todo había recuperado una libertad que me fue injustamente arrebatada hace media vida.
    Ser mujer me resultó extraño, despertar con un montón de cabello en la cara y unos pechos que obstaculizan la vista todavía me sorprende pero he aprendido a disfrutarlo, sobre todo por saber quien era la dueña de este cuerpo.
    Aquella primera mañana que desperté en este cuerpo vistiendo un baby doll rosa, de inmediato me puse a investigar quien era y dónde estaba, encontrando la sorpresa de ser aquella chica que me envió a la cárcel, ahora una mujer de 38 años, soltera, guapa, con una enorme casa y sin ningún tipo de remordimiento de haberse hecho con una fortuna a costa de chicos tontos como yo a los que estafó o mandó a la cárcel en el proceso de hacerse más grande a si misma.
    En ese momento ni siquiera me moleste en explorar mi cuerpo, ya tendría tiempo para eso más adelante, lo primero que hice fue algo que levantaría todas mis sospechas para darme algo de claridad en esta situación; así pues, me puse el primer vestido que encontré, unos tacones y tome mi bolso con dinero y las llaves de mi ahora hogar y ahora auto del año para salir al sitio que me podría revelar un poco de la verdad.
    Fue una tortura caminar con los tacones, peor aún lo fue manejar, pero lo soporte como una campeona hasta llegar a la prisión donde solicite hablar con cierto preso de la prisión: conmigo mismo por raro que eso se pueda escuchar.
    No sabía qué esperar, imagine la posibilidad de que mi cuerpo actuará como lo hacía yo pero no pude evitar sonreír cuando me di cuenta que en mi cuerpo estaba aquella mujer que arruinó mi vida hace tantos años. No fue difícil de adivinar, los policías lo llevaron arrastrando y cuando me vio dijo un montón de cosas sobre que le robe su cuerpo y más disparates que obviamente negué, limitándome a decir "No importa cuánto odio me tengas, yo aun así te perdono lo que me hiciste".
    Eso fue la gota que colmó el vaso para que se lanzará contra la ventanilla que nos separaba, provocando que los policías de inmediato lo redujeran mientras me escoltaban a la salida, yo fingía llorar tapando mi cara, dolida de lo que paso y de los comentarios vulgares que generaba mi cuerpo entre los reos que me veían. Sin embargo, la realidad es que si tapaba mi rostro femenino en esos momentos era para que no se viera mi sonrisa de satisfacción al por fin encontrar un poco de justicia tras tanto tiempo.
    Desde entonces han pasado 6 meses los cuales he dedicado a ser toda una señorita, podré tener 38 años ahora, a pocos meses de cumplir los 39, pero me veo mucho más joven de los años que en realidad tengo y mi cuerpo levanta pasiones en jóvenes y adultos, cosa que disfruto mucho en realidad. Me encanta ponerme bonita y salir a pasear para ser el centro de atención, después de tantos años de encierro, tantas posibilidades y libertad hasta pueden agobiarme pero por fortuna no es así y me divierto día con día.
    No todo es diversión, bueno no lo es para la antigua dueña de este cuerpo, tengo entendido que la prisión terminó enviándolo a un centro psiquiátrico por hablar disparates de cómo había robado su cuerpo y que en realidad ella es una mujer. Al pensarlo me da un poco de lástima saber que mi cuerpo de hombre terminó así pero no puedo evitar sentirme alegre al pensar que ella se lo está pasando mal mientras yo disfruto de todo lo que ella consiguió con su  antiguo cuerpo al cual no he descuidado ni un poco, me encantan verme hermosa y sensual con unos tacones altos y un vestido ajustado cada día.
    Nunca pensé vivir esto y mucho menos pensé en decir algo como esto pero amo este cuerpo, después de que 20 años de mi vida se me fueron arrebatados, una pequeña compensación llegó del mismo cuerpo que me metió en problemas en primer lugar. Hace 20 años este cuerpo y su poseedora me mandaron a la cárcel, 20 años después el cuerpo se volvió aún más asombroso y se volvió mío.
    Ciertamente perdí 20 años de mi vida, pase de 18 años a 38 años sin hacer mucho en realidad, pero no pienso morir pronto ni volver a estar encerrado, desde que este cuerpo se volvió de mi propiedad, dedico cada minuto a disfrutar la vida que aún me queda por delante, a disfrutar de mi libertad, a llenarme de esperanzas y sueños que voy cumplir muy pronto, un montón de nuevas metas y propósitos tengo por delante y cumpliré gracias a esta extraña segunda oportunidad de vida.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 12 de septiembre de 2024

El secreto de los mejores amigos

-Disculpa la espera, Zack, ¿Esperaste mucho por mi?-
    Preguntaba con una hermosa sonrisa en el rostro una chica de cabello castaño y grandes ojos azules que daba pequeños y acelerados pasos para acercarse a su novio, un joven de cabello oscuro que no pudo esperar hasta que su novia llegará a él, acercándose mutuamente en cuanto escuchó la voz de su novia.
-Para nada, apenas había llegado, ¿Qué tal tus clases?, ¿Todo bien?-
-Por supuesto, la profesora nos dijo que disfrutemos el fin de semana así que no dejó nada de deberes-
-Que envidia, ojala mi profesor fuera así con nosotros. Yo sí tengo tareas, pero puedo acabarlas mañana, por hoy mi única tarea es hacerte feliz-
    Ante esa cursi declaración del chico, la joven de cabello castaño se sonrojó por completo, dando un pequeño beso en la mejilla de su novio como recompensa por lo atento y lindo que él siempre es con ella, algo que no hizo más que mejorar desde el pequeño cambio secreto que hubo en esta pareja.
    Antes de que Andrea y Zack fueran pareja, los chicos eran mejores amigos de la infancia; sus casas estaban una a lado de la otra, compartieron salón de clases desde el preescolar, jugaban juntos todas las tardes o días libres, y hasta las madres de los chicos junto a gran parte del vecindario, pensaban que una vez que los niños dejaran de ser niños, podrían ser algo más y tener una linda relación.
    Por desgracia, ese futuro de los chicos se vio opacado cuando Zack tuvo que mudarse con su familia durante años por una mejor oportunidad laboral de su padre; el joven se negaba a marcharse, él no quería dejar la vida que conocía y mucho menos le hacía ilusión alejarse de su mejor amiga, pero sin importar todas sus protestas, el chico no tuvo más remedio que despedirse de su querida amiga Andrea por un tiempo indefinido, haciendo la promesa que tarde o temprano volvería a verla y le contaría un secreto. Tal como sucedía con Zack, Andrea estaba muy triste de su despedida, pero con una gran sonrisa forzada despidió a su mejor amigo, prometiendo que ella también le contaría un enorme secreto una vez que Zack volviera a la ciudad.
    5 años habían pasado distanciados el uno del otro, teniendo que seguir con su vida sin alguien que formó una parte muy importante de la misma, los chicos de 11 años se vieron obligados a crecer, aprender y madurar sin alguien muy valioso en sus vidas, recorriendo caminos separados hasta el día en que Zack regresó a la ciudad tal como prometió.
    En la mente del chico, era muy claro lo que tenía que hacer y apenas llegar a la ciudad tocaría a la puerta de su mejor amiga para decirle que regresó y revelarle su secreto. Sin embargo, en cuanto el chico llegó a la puerta de Andrea, dudó... Zack pensó que apenas habían hablado en los últimos 5 años, que Andrea tal como él tuvo que seguir con su vida, y que quizás hasta ella se había olvidado de su promesa, por lo que lejos de ser un reencuentro encantador con su mejor amiga, el miedo se apodero de Zack cuando imaginó que Andrea no lo reconociera y peor aún, que ella no recordará su promesa.
    Con mucho miedo de enfrentar a la realidad, Zack se retractó, yéndose de la casa de su amiga antes de llamar a la puerta, dejando al destino o a la suerte si el camino de ambos se volverían a cruzar una vez más para contarle su secreto y escuchar el secreto de Andrea.
    En esa misma noche donde el joven de cabello oscuro titubeó acerca de su decisión, el destino en el que él tanto confiaba sería el encargado de darle la motivación que le hacía falta cuando una extraña neblina morada rodeó por completo al joven que dormía inquietamente en su cama, y que solo hasta la mañana siguiente, descubriría los efectos de esa neblina que no dejó ningún rastro tras de si.
    Para cuando Zack despertó, lo hizo en una habitación llena de peluches y pintura rosa en las paredes, con un largo cabello castaño que caía sobre su rostro, vistiendo una femenina pijama rosada que sin importar lo holgada de la misma, dejaba entre ver algunos de los atributos del cuerpo desconocido donde Zack se encontraba.
    El cuerpo era diferente, y la habitación también, pero además de sentirse avergonzado, Zack también se sentía extrañamente nostálgico en ese cuerpo, que una vez miró frente al espejo, supo de inmediato el motivo de esa sensación.
    Su cabello era mucho más largo que la última vez, aún tenía rasgos infantiles en su cara pero otros se habían vuelto más agudos o sutiles para darle una belleza distinta, también era más alta de lo que recordaba, y definitivamente se notaba la pubertad en ella debido a los cambios más vergonzosos de mirar en el resto de su cuerpo. Esa extraña vergüenza y sensación de familiaridad que tenía Zack en el cuerpo no era solo su imaginación, ya que aún después de tantos años, era imposible para el chico no reconocer a su mejor amiga.
    Cada vez que Zack veía sus hermosos ojos azules estaba más y más seguro, ahora él estaba en el cuerpo de Andrea. No entendía porque estaba en su cuerpo, pero en definitiva estaba en el cuerpo de Andrea, algo que confirmó la madre de la chica cuando le gritaba que se diera prisa para no llegar tarde el primer día de clases.
    Una vez en la escuela, "Andrea" descubrió que su nuevo compañero de clases era Zack; el chico podía ver frente a él a su propio cuerpo moverse, actuar y hablar tal como él lo haría, tomando por sorpresa a la chica cuando Zack se acercó para saludarla y decirle que estaba de vuelta en la ciudad. El antiguo chico no estaba muy seguro de como se sentía, lo único que pensaba era que si su propio cuerpo de chico seguía comportándose como Zack, para buena o mala suerte, Andrea debería seguir comportándose como Andrea, por lo que él hizo su mejor esfuerzo en adecuar una actitud tímida y femenina en base a los recuerdos que tenía de su vieja mejor amiga.
    Desde entonces Zack no hizo más que aceptar ese nuevo lugar suyo como una chica; recordando todo lo que sabía de su amiga, al mismo tiempo que aprendía cosas nuevas de ella que se había perdido en los últimos cinco años; para Zack resultaba muy extraño, pues a pesar de conocer durante muchos años a Andrea, ahora que él estaba en los tacones de la chica, era como conocer a una persona completamente distinta a su amiga de la infancia; gustos, disgustos, experiencias, metas, todo lo que creía conocer de Andrea había cambiado con los años, y aunque hacía su mejor esfuerzo en ser tal como era Andrea, el chico puso un poco de sus propios deseos y sentimientos ahora que él era el dueño del cuerpo de Andrea.
    De esa manera pasaron los meses donde Zack dejó de buscar como volver a su cuerpo, aceptando de forma silenciosa su nueva vida como una chica, como su querida amiga de la infancia y volviéndose una Andrea renovada y enamorada por la compañía de su amado caballero de cabello oscuro.
    Zack no solo tuvo que adaptarse a vivir como Andrea, también tuvo que lidiar con los complicados sentimientos que resguardaba su antiguo cuerpo por ella. El secreto que por tanto tiempo guardó Zack, era que estaba enamorado de su mejor amiga Andrea, guardando esos sentimientos hasta que pudieran estar juntos, pero desperdiciando su oportunidad al acobardarse frente a la puerta de la chica para luego quedar atrapado viviendo la vida de la misma.
    El joven enamorado nunca pudo decir sus sentimientos como chico, a diferencia de su antiguo cuerpo que al terminar el primer día de clases, confesó todos sus sentimientos a la nueva Andrea que simplemente no pudo rechazarlo.
    Si Zack pudo aceptar su nueva vida como Andrea, fue gracias a su antiguo cuerpo, quien la amaba, la cuidaba y la hacía esforzarse todo el tiempo por ser una chica digna de estar a su lado, ella quería ser una buena novia para él, y la única forma para conseguirlo, era aceptando su nuevo cuerpo.
    Andrea y Zack comenzaron a salir a las pocas semanas de iniciar el año escolar, conociéndose mutuamente una vez más, pero ya no como inocentes amigos de la infancia, si no que ahora se conocerían como un par de jóvenes enamorados en su primer relación.
-¿Quieres ir por un helado?, ¡Te compraré el tamaño que quieras!, ¿O prefieres una malteada?-
    Preguntaba con un tono amoroso Zack, entrelazando una de sus manos con una de las manos de Andrea, quien con un leve sonrojo en su rostro y una enorme sonrisa asintió.
-¿Qué tal si compartimos un helado? Además, mamá quiere saber si te gustaría cenar con nosotras el fin de semanas, hará tu favorito, ¿Qué piensas?-
-Suena maravilloso, eso me motiva aún más a terminar mis deberes cuanto antes para pasar más tiempo contigo, Andrea-
-Te quiero mucho, Zack-
    Hablándose de una forma llena de cariños y amor correspondido, la linda pareja caminaba de la mano, disfrutando de la relación con la que siempre soñaron y que estaban viviendo de una manera un poco diferente a la que imaginaron. Después de todo, no solo Zack cambió de cuerpos y aceptó su nueva vida, lo mismo sucedió con Andrea.
    En ese día donde el antiguo chico se acobardó de decir sus sentimientos, lo mismo sucedió con Andrea, que se quedó oculta tras la puerta de su hogar, limitándose a observar que hacía su amigo de la infancia y no teniendo el valor necesario de compartir su secreto tal como sucedía con el chico.
    El secreto que Zack guardaba era que estaba enamorado de Andrea, y el secreto de Andrea es que quería ser la novia de Zack una vez que volviera a la ciudad. Cuando ambos chicos dudaron en decir esos sentimientos, una pequeña ayuda externa les dio el empujón que necesitaban para que sus caminos se unieran tal como siempre habían soñado.
    De esa manera Zack terminó en el cuerpo de Andrea, donde se juró nunca volver a dudar del amor que sentía, al mismo tiempo que Andrea en el cuerpo de Zack se prometió a si misma ser una persona más segura de lo que sentía, rechazando por completo la idea de perder al amor de su vida.
    Ahora Andrea y Zack son una feliz y melosa pareja, pasando todo el tiempo posible juntos, recordándose cuanto se aman cada que tienen ocasión, y revelando su secreto mutuo del amor que sentían el uno por el otro desde que eran amigos de la infancia. 
    Sin embargo, ambos tienen un secreto más que en algún momento van a revelar, y lo más seguro es que cuando ambos descubran que han intercambiado de cuerpos y vivido la vida de su pareja sin decir nada, ambos se echen a reír tal como hacían de niños, y sus sentimientos de amor mutuo y correspondido se volverán más fuertes que nunca, al saber por completo y con lujo de detalle, cada pequeño secreto y cosa importante del amor de su vida del que nunca más se volverán a separar.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Una pelea de hermanas

-¡Hermanita!, ¡Te ves adorable!, Ese atuendo sin duda es el mejor para alguien tan infantil como tú-
    Decía la joven Anastasia para burlarse de su hermana menor Bianca, quien utilizaba un atuendo bastante extraño para una chica de su edad; cabello trenzado, diadema con orejas de conejo, una enorme sudadera que le quedaba como un vestido hasta los muslos con mangas tan largas que escondían sus manos, zapatillas blancas y un enorme pañal con dibujos que era imposible de ignorar; a pesar de tener casi 13 años, Bianca llevaba un atuendo digno de una niña 10 años más pequeña; o mejor dicho, unos 20 años si hablamos de la persona atrapada en el cuerpo de Bianca.
    Bianca de 12 años estaba bajo el cuidado temporal de su hermana mayor, Anastasia de 25 años, quien de mala gana aceptó cuidar a su hermana menor mientras sus padres iban a celebrar su aniversario durante unos días.
    Anastasia y Bianca no tenían la mejor relación, pues con más de 10 años de diferencia de edad, las etapas de vida de cada una han sido muy distintas; mientras una entraba a la primaria la otra ya estaba en la universidad; cuando a la joven hermana menor le gustaban las princesas y películas animadas, su hermana mayor ya era tratada como una princesa por algún chico con el que estuviera saliendo; la diferencia de edad que había entre ellas nunca les permitió ser buenas amigas o mejorar su relación, y aunque ambas chicas intentan llevarse bien, las peleas entre ellas son constantes como en cualquier otra relación de hermana menor y hermana mayor.
    Esta ocasión no fue una excepción, ya que apenas llegar a su antigua casa, Anastasia comenzó a burlarse de su hermana menor por "ser una niña pequeña que todavía necesita supervisión"; Ana no perdió oportunidad de alardear todo lo que ella hacía a la edad de su hermana menor, lo responsable que era, lo inteligente que era, lo buena hija que era, y destacar todo pequeño aspecto donde superaba a su infantil hermana menor. 
    La astuta hermana menor, respondió a todos esos comentarios con "burlas infantiles" haciéndole saber a Anastasia que ser una hermana mayor aburrida y amargada no la hacía alguien interesante, y que a ojos de ella, Ana era mucho más infantil que la propia Bianca al tener la necesidad de demostrar quien era la mejor entre las dos, y que no porque Anastasia fuera la hermana mayor significaba que fuera la mejor.
    Solo hicieron falta unos minutos desde que las hermanas estaban reunidas para comenzar una discusión donde se despreciaban y burlaban la una de la otra, siendo cada vez más creativas con los insultos, insinuando cosas groseras mutuamente, alzando más y más la voz hasta que la hermana menor de casi 13 años, quiso terminar y ganar la discusión de una manera tan aplastante que haría a su hermana mayor no volver a molestarla por el resto de su visita, o con algo de suerte, no volver a molestarla nunca más.
    En mitad de su discusión, Bianca sacó de su bolsillo un pequeño frasco cerrado con un liquido rosado, jurando a su hermana Anastasia que se arrepentiría y momentos después la joven lanzó el frasco contra el suelo. Como era de esperar, el frasco de cristal se rompió en mil pedazos, provocando que una enorme cortina de humo rosado llenara la habitación donde estaban ambas hermanas; Anastasia intentó abrir la ventana y sacudir las manos para disipar el humo, pero antes de que sus esfuerzos dieran resultados, ella había caído al suelo dormida.
    Algunas horas habían pasado desde que Ana se quedó dormida, teniendo el despertar más duro de su vida cuando vio lo que le sucedió.
-¿¡Pañales!?, ¿¡Y trenzas!? Por dios, me veo como una mocosa de esta forma, ¿¡Qué le paso a mi cuerpo!? No quiero verme de esta forma, voy a quitarme la ropa-
    Anastasia al ponerse de pie y mirar su atuendo se sonrojó como nunca antes, bajando el cierre de su sudadera solo para subirlo de inmediato al ver otro detalle en su aspecto.
-No llevo nada debajo... no puedo quitarme esto a menos que quiera andar desnuda....-
    Susurró sin entender que es lo que había pasado no solo para terminar con esa humillante ropa, también no tenía ni la menor idea de porque estaba en el cuerpo de su mocosa hermana menor.
-Así es, no llevas nada debajo "hermanita". Tú siempre dices que por estar plana no necesito usar un sostén, así que me tomé la amabilidad de quitarte mi sostén y ponerte ropa más cómoda para ti-
-Bianca... ¿Tú me robaste el cuerpo?-
    Pregunto con incredulidad Anastasia, mirando como su propio cuerpo de joven adulta se movía y le hablaban sin que ella tuviera algo que ver. Lo cual solo le hizo tener una idea: si Anastasia estaba en el cuerpo de Bianca, su hermana menor debería estar dentro del cuerpo de la hermana mayor.
-Robar es algo exagerado... si te sirve de algo ni yo misma esperaba este efecto. Yo quería que la pócima que vi en internet te convirtiera en una niña más pequeña que yo, pero supongo que en algo me equivoqué que ambas terminamos intercambiando de cuerpos-
    Explico la joven hermana menor dentro del cuerpo de su hermana mayor, disfrutando de ver como Anastasia estaba tan avergonzada y vulnerable tras el incidente que Bianca provocó durante su discusión.
-Esto no es divertido, mocosa. Quiero volver a mi cuerpo, y lo quiero ya-
    Exigió la hermana mayor atrapada en el cuerpo de su hermanita, tratando de estirar lo más posible la sudadera para cubrir sus piernas y tratando de ignorar la incomoda sensación de estar vistiendo un pañal tan abultado.
-No puedo creer que me hicieras esto, toda esta porquería debes haberla planeado desde hace tiempo-
-Desde que papá y mamá me dijeron que tú vendrías a cuidarme. Este plan era un "por si acaso", si tú eras grosera conmigo lo usaría, estaría lista para defenderme si comenzabas a burlarte, pero no espere que apenas abrir la puerta en lugar de saludarme comenzarás a criticarme. Todo esto es tu culpa por ser una mala hermana mayor-
    A diferencia de la hermana mayor que se mostraba tímida y avergonzada en el cuerpo de su hermanita, Bianca se mostraba segura, con mucha confianza en sus palabras y en que su plan funcionaría de maravilla incluso con los cambios imprevistos que había sufrido.
-Es vergonzoso mirarme a mi misma usar esa ropa, pero veo que te queda de maravilla; volverte una mocosa en tu propio cuerpo y vestirte como una bebé era un castigo perfecto, pero creo que hasta es mejor tenerte atrapada en mi cuerpo vistiendo como una mocosa; el cuerpo que tanto odias y del que siempre te burlas es ahora donde estás atrapada usando linda ropita de una niña mucho más pequeña de lo que eres, "hermanita"-
    Sus burlonas palabras terminaron al tocar un par de veces el trasero de Bianca, estrujando el pañal para asegurarse que seguía limpio para total burla y humillación de la atrapada Anastasia.
-¡Ya déjate de bromas, Bianca! Soy tu hermana mayor y debes obedecer lo que yo te diga si no quieres estar en problemas-
    Ante las amenazas de Anastasia, Bianca solo se echó a reír a carcajadas, señalando la realidad a la que se enfrentaban.
-¿Me acusarás con mamá y papá? Eso es de nenas pequeñas, o al menos es lo que siempre me decías para no involucrarlos. Sin embargo, apenas llevas unos minutos en mi cuerpo cuando ya estás pensando en acusarme como la mocosa que siempre has sido-
-¿Quién dijo algo de acusarte, niña tonta? Yo misma puedo-
-¿Qué puedes hacer?, ¿Qué puedes hacer?, Adelante, dímelo, Bianca-
    Las amenazas vacías de Anastasia fueron calladas en un solo momento por su hermana menor, quien explicaba de manera detallada a todo lo que ahora se enfrentaba Ana.
-Te recuerdo que estás en mi cuerpo; no tienes móvil, ni dinero ni a quien pedir ayuda; no tienes ni ropa adecuada para salir de casa; por no mencionar que ahora tampoco me ganas en fuerza; y por último, solamente yo soy capaz de volverte a la normalidad-
    Escuchar todo eso hizo que la valentía y orgullo que mostraba Anastasia aún con su nuevo aspecto desapareciera por completo, dándose cuenta que en estos momentos tenía todas las de perder, siendo su única posibilidad de recuperar su cuerpo y su vida, ganarse el favor de su hermana menor.
-Veo que lo empiezas a entender. Solo mírate, a pesar de ser una mocosa en pañales todavía puedes pensar-
    Bianca apretaba las mejillas de su verdadero cuerpo para fastidiar a su hermana mayor; Anastasia siempre hacía eso para molestar a Bianca, y ahora que ella vivía ese castigo en carne propia, no pudo hacer más que quedarse quieta hasta que Bianca se cansará de avergonzarla.
-Tengo un juego en mente, "hermanita" así que escucha con atención: a partir de ahora tú eres Bianca y tú serás la hermana menor, así que te debes comportar como tal; tienes hora para ir a la cama, comerás lo que yo diga, debes obedecer todas mis reglas, vestir lo que yo te diga, y a menos que quieras ensuciar tus pañales, deberás pedirme permiso para ir al baño cada ocasión; si tú no obedeces o rompes las reglas del juego, te quedarás un día más en mi cuerpo; y si eres una buena hermanita menor, yo te devuelvo a la normalidad al final del día. Divertido, ¿No lo crees?-
    Anastasia quería responder que no, que era la cosa más cruel y humillante que jamás escuchó, por no mencionar la sensación de que olvidaba algo. Sin embargo, tuvo que obligarse a sonreír y asentir mientras extendía la mano a quien controlaba su cuerpo autentico.
-No es que tenga otra, ¿No es así?-
-Bueno, tú otra opción sería quedarte con mi vida para siempre; así yo voy y me hago toda una adulta, mientras que tú vuelves a ser una mocosa infantil como tanto te burlabas de mi, quizás volviendo a ser una niña aprendas todo lo que no sabes de ser buena persona-
    Esa alternativa que ofrecía Bianca definitivamente era mucho peor para Anastasia, que por mucho que su orgullo le doliera, ya sabía cual era su decisión.
    Las hermanas estrecharon las manos para dar inicio formal a su juego, con Anastasia temblando de vergüenza por como sería su vida durante los próximos días al cuidado de su hermana y viviendo como una mocosa, al mismo tiempo que Bianca sonreía e hinchaba el pecho con orgullo al tener justo donde quería a su hermana mayor; sintiéndose la mejor de las dos al haber ganado esta disputa, superando de gran manera a su hermana Ana; esperando que este humillante castigo fuera digno de zanjar todas las peleas de hermanas que ambas pudieran tener; después de todo, el juego apenas está por comenzar, pero sin duda la victoria la ha tenido desde hace mucho la formidable hermanita menor que pasará su fin de semana humillando y castigando a su querida hermana mayor.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 16 de agosto de 2024

La chaqueta de mi hermana

-Bien, mi hermana no me mintió cuando juro que me arrepentiría si volvía a tomar algo de su ropa, en especial su nueva y favorita chaqueta de cuero-
    Hablaba para mí mismo con mi nueva voz de chica a la cual todavía no me acostumbraba, aunque debía ser algo normal, apenas y llevo unos minutos como mujer, una muy parecida a mi hermana mayor cabe mencionar, pero lo que me preocupa de está situación es ¿Cuánto tiempo más seguiré con esta forma? O si al menos es reversible, lo cual espero y deseo sea así, de lo contrario no tengo idea de que voy hacer, no quiero vivir como mujer y menos por culpa de mi hermana... aunque también es culpa mía en realidad. 
    Hace unos meses comencé a salir con una chica maravillosa que en verdad me hace feliz, así que me gusta darle regalos sin que ella me lo pida. Sin embargo, no tengo mucho dinero para comprar tantas cosas para mi novia, por lo que me tomé la libertad de hurgar un poco en la habitación y ropa de mi hermana para robar algunas de sus cosas y regalárselas a mi novia de vez en cuando.
    Al principio mi hermana mayor no se dio cuenta de todo lo que desaparecía de su habitación, limitándose a buscar en la ropa sucia, en los cajones más olvidados o a veces hasta ella misma pensaba que finalmente había tirado alguna blusa, chaqueta, falda y hasta tacones.
    En mi opinión lo que hizo sospechar a mi hermana, fue cuando sus cosméticos y accesorios comenzaron a faltar; tomé algunos perfumes, labiales, rubores, pulseras y aretes que por mucho que mi hermana buscará no lograba encontrar y que ella estaba segura de haber dejado en algún sitio en especial.
    Mi hermana fue directamente conmigo a reclamar o preguntar en un par de ocasiones, diciendo que no era divertido robarle sus cosas y que las devolviera, algo que negaba profusamente en cada ocasión ofreciéndome a ayudarle a buscar o diciendo que ella estaba loca, algo que la hacía enfadar e irse de mi habitación tras amenazarme un poco más cada vez. Al ver lo furiosa que estaba mi hermana decidí que había sido suficiente, no más de tomar sus cosas para dárselas a mi novia, o al menos ese había sido mi plan hasta la semana pasada.
    Hace unos días mi novia vino a casa para ver una película juntos, pudiendo ver como mi hermana salía de casa usando una increíble chaqueta negra de cuero que en palabras de mi novia "daba un aspecto duro y genial".  Mi novia no suele pedirme regalos, pero al ver la chaqueta de mi hermana mayor, me suplicó para conseguirle una igual o que al menos mi hermana le dijera la tienda para buscar una chaqueta similar. A pesar de las sospechas que mi hermana ya tenía sobre de mí, mi respuesta fue decirle a mi novia que no se preocupará, porque yo mismo le compraría esa chaqueta en cuanto tuviera algo de tiempo para ir por ella, algo que puso bastante contenta a mi novia como para dejar la película para otro momento.
    Así llegamos a este día, donde tras varios intentos, finalmente mi hermana había salido de casa por horas, dejándome a solas para escabullirme en su habitación en búsqueda de la chaqueta que regalaría a mi novia para tenerla muy contenta. La idea era sencilla, buscar por todo el lugar hasta encontrar la chaqueta, tomarla y hacerle prometer a mi novia que nunca la usaría cerca de mi hermana mayor, era un plan sencillo que me había funcionado hasta ahora, y el cual no estaba preparado para alguna medida preventiva por parte de mi hermana para detener los robos.
    Me tomó unos minutos encontrar la chaqueta de cuerdo, extendiéndola en mis manos para apreciarla y darme cuenta de un humo violeta que salía de la ropa, extendiéndose por toda la habitación, haciéndome toser sin parar y bloqueando por completo mi visión hasta que todo el humo se dispersó.
    Cuando ese denso humo desapareció y yo deje de toser, pude darme cuenta con vergüenza y horror de que ahora estaba completamente desnudo, con un cuerpo sexy y femenino que me obligó a tomar más ropa de mi hermana para cubrirme un poco. Me faltaban palabras para expresar lo humillante de la situación, pues hasta ahora todo lo que había tomado de mi hermana era para mí novia, pero ahora que yo me veía como una mujer, me vi forzado a usar la ropa y lencería de mi propia hermana mayor con tal de no estar desnuda en su habitación. Por un momento pensé en correr a mi habitación por más de mi ropa de chico, pero bastaba con una mirada a mis nuevos muslos, pechos y caderas para saber que nada de mi ropa de hombre me sentaría bien con este cuerpo, usar la misma ropa de mi hermana era la única opción, e incluso usando ropa de mujer, me quedaba apretada por mis nuevas proporciones.
    De entre todas las humillantes opciones, termine por usar algo discreto según mi opinión; tomé unas bragas negras de encaje alto, junto a un sostén negro a juego y un top que encontré, combinando mi ropa femenina y ligera con la chaqueta de cuero negra responsable de haberme convertido en una mujer; solo me faltaba encontrar una falda o pantalones que no sean un tormento de utilizar para mi nuevo cuerpo, pues después de varios intentos, muchas prendas no me cerraban o eran jodidamente apretadas; sin embargo prefería usar lo que sea que fuera cómodo a tener que estar en las bragas de mi hermana por toda la casa hasta que ella regresé.
    Viendo mi nuevo cuerpo, bajito, con el cabello corto y ropa negra, aún estoy avergonzado y sorprendido por igual de lo que me sucedió, y como en cuestión de minutos, mi cuerpo cambió por completo hasta terminar convertido en una chica.
    En estos momentos tengo la cabeza llena de toda clase de ideas acerca de que es lo que me va a pasar, sin estar seguro de si todo esto fue un planeado castigo de mi hermana para que no robe su ropa, o fue una especie de castigo divino donde mi hermana no tiene nada que ver. Nunca pensé llegar a esto, pero deseo con todo mi ser que ser convertido en chica haya sido un castigo de mi hermana que ella pueda revertir si suplicó, le pagó todo lo que tomé o hago lo que ella me diga, lo que sea para que ella me regrese a la normalidad. De lo contrario, y si ella no tiene nada que ver en mi transformación, simplemente no tengo idea de que podría hacer para volver a la normalidad y no tener que aceptar una nueva vida como chica usando la misma ropa, accesorios y maquillaje que mi hermana mayor.
-No puedo creerlo, no quiero tener que usar la misma ropa que mi hermana o que mi novia... aunque comprarme ropa de chica tampoco me hace ilusión... solo quiero volver a la normalidad-
    Suspire mientras intentaba calmarme, pensando que tal vez me estaba dejando llevar por el pánico y que todas las ideas en mi cabeza me estaban agobiando. Por lo que me guste o no me guste, lo mejor que podría hacer es relajar y controlarme un poco hasta que llegue mi hermana al anochecer, explicarle que sucedió y suplicar porque sea un castigo de ella que pueda solucionar, o en su defecto me ayudé a solucionar. Pero que hasta que ella regresé, no tengo más remedio que seguir buscando entre su ropa algo que pueda utilizar para no estar medio desnuda, y pasar el resto del día con este aspecto digno de la hermana menor que ella no tuvo hasta ahora.
Créditos en la imagen.