-Luisa, ¿Dónde estás?-
-¡Por aquí!-
Grite a las orillas del mar, dándome la vuelta para ver como mi guapo y musculoso hombre venía a buscarme, algo a lo que no pude evitar sonreír llena de satisfacción.
-¿Por qué tan nervioso, amor? Te dije que solo quería caminar un poco-
-Lo sé y lo siento, solo que-
-¿Que pensaste me escaparía?-
Una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de mi amado, haciéndome saber que tenía razón. No es algo de lo que lo pueda culpar, después de todo intenté escapar por varios meses pero desde hace mucho tiempo entendí mi lección y cual es mi lugar, algo que no he admitido a mi amado, por lo que este puede ser un buen momento para revelar como es que me siento.
-No te preocupes por eso, sé que te di muchos problemas cuando empezó todo esto; antes de mi proceso y de que me mostraras que soy una señorita. Tengo que darte las gracias, amor. Tú me ayudaste a entender mi posición y que era una perdida de tiempo seguir fingiendo que era un hombre, cuando en verdad soy toda una nena, tú nena-
-¿Lo dices en serio, Luisa?-
-Muy en serio, fue difícil entenderlo pero al fin lo logre. Ahora entiendo que todo lo hiciste por mí bien y que entendiera mi lugar. Cuando empezamos este viaje me llamaba Luis, pero desde aquella noche en el bar todo cambió, me dijiste que con un pene tan pequeño y un cuerpo tan afeminado yo no era un auténtico y verdadero hombre, más bien era una delicada y sucia sissy; en ese entonces no me lo tomé tan bien como ahora, te insulté y me negué rotundamente a que se me viera como una mujer, por ello las vacaciones se extendieron durante tanto tiempo-
Cuando Julián me dijo que no era un hombre, que era una sissy, una marica y muchas más cosas humillantes, mi respuesta no fue la mejor, las cosas se salieron de control por el alcohol y empezamos a pelear, una pelea que no pude ganar y que fue la excusa para mi entrenamiento.
Una vez derrotado, Julián me restregó que él tenía la razón y que como castigo por la derrota dejaría de ser un hombre para volverme algo así como su novia, o eso fue lo último que oí antes de perder la consciencia por la mezcla entre golpiza y bebidas.
Cuando me desperté toda mi ropa de hombre se había ido y fue reemplazada por bikinis y ropa de verano para mujer, mi cuerpo entero había sido depilado y mi pene encerrado en una jaula de castidad, cuya llave sólo tenía Julián, quien se tomó muy seriamente su entrenamiento en mi.
Me puso el nombre de Luisa, me obligó a dejar que mi cabello creciera y me inyectaba diariamente unas hormonas que hacían lucir cada vez más femenino mi cuerpo, también hubo lecciones de modales u comportamiento que de no obedecer, implicaría un castigo peor que el anterior.
Trate de resistirme pero no podía, con cada día que pasaba bajo su entrenamiento comenzaba a creer que Julián tenia razón y que yo me merecería este castigo, el cual sin tener forma de evitarlo, poco a poco me fue dominando.
Las hormonas hicieron de maravilla sus efectos en mi cuerpo; en cuestión de días pude sentir una picazón en mis pezones que junto a mis pechos comenzaron a crecer, también mi trasero se volvió enorme mientras mi ya pequeño pene se veía más pequeño cada vez incluso dentro de su jaula; viví toda una serie de cambios que me dejaron lucir de mejor manera la ropa de mujer que tenía, algo que por alguna razón, quizás las hormonas, comenzó a gustarme.
Para ser una sissy no solo debía verme como una chica, también debía comportarme como una, así que modales, posturas y etiquetas femeninas eran cosas que aprendía día con día. Cuando me intentaba negar, los castigos me hacían obedecer lo que fuera sin rechistar, ahora que lo pienso, tantos castigos tan duros desde los primeros días puede que me ayudaran a entender con mayor facilidad que debía de obedecer y satisfacer a mi amor, que debía ser toda una puta y que sería toda una mujer para él.
Entre duros castigos y hormonas femeninas fue sencillo empezar a buscar refugio en los brazos de mi amado, a quien hacia feliz usando lo aprendido y mis nuevas cualidades más femeninas para satisfacerlo.
Los escapes fueron cosa que duraron muy poco tiempo, de vez en cuando dudaba de quien era y trataba de escapar. Sin embargo desde hace un buen tiempo lo tengo bien en claro, simplemente soy una sucia y vulgar sissy que siempre está lista para satisfacer a su hombre, por lo que no hay necesidad de huir o negar mi realidad, algo que después de tanto estoy compartiendo con mi hombre.
-Me encanta que al fin lo entendieras, Luisa, todo lo que hice era por tu bien; no eres ningún hombre, eres una preciosa y encantadora sissy, mi sissy, ¿Verdad?-
-Por supuesto, yo solo sirvo para hacerte feliz y complacerte, deje esa tontería de usar mi pene con mujeres, cuando puedo usar mi trasero para tu pene. Por cierto, ¿Te gusta como se ve? Este bikini es encantador, mis pechos aun son pequeños pero creo que te puede gustar como se ve la parte de abajo, ¿Verdad?-
Sacudía con anhelo las caderas, esperando provocar un poco a mi hombre para tener su verga en mi trasero, hacia días que no lo hacíamos y lo necesitaba, por fortuna conozco los gustos de mi hombre quien se acercó por detrás mío para ponerme un hermoso collar.
-Por supuesto que me encanta, no sabes lo feliz que soy de que al fin lo entendieras, Luisa y solo por eso tengo 2 regalos para ti; el primero es ese collar de lujo que me gustaría nunca te quites-
-Eso haré, nunca me lo quitaré pero ¿Cuál es mi segundo regalo?-
Una fuerte nalgada directo en mi piel me hizo estremecer, pues con dicho acto sabia de sobra lo que se venía, podría hacerlo ahí mismo en la playa pero Julián se dio la vuelta para caminar en dirección del hotel.
-Que mujercita tan ansiosa, tu otro regalo está en la habitación, así que andando-
Julián me chasqueo sus dedos para que yo lo siguiera, algo que hice con suma emoción y comenzando a sentirme algo excitada, algo que intentaba controlar al pensar que solo tenía que aguantar un poco más, unos minutos más y todo mi esfuerzo habrá válido la pena al tener su polla; una vez que la tenga dentro y termine en mi, me hará sentir la mejor sissy del mundo, y la ideal para vivir una vida feliz como mujer a los pies de mi Julián, quien siempre supo de la nenita que yo tenía adentro y que finalmente salió para satisfacerlo como agradecimiento por su amor y su ayuda, haré lo que sea para tenerlo feliz, es mi trabajo como una sissy, su sissy.
Créditos a quien correspondan. |
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