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viernes, 23 de mayo de 2025

La bebita favorita

    Papá siempre decía que antes de que yo naciera, mamá era una excelente profesora de guardería, ella amaba su vocación, pero criar a su propia hija fue lo único que la hizo dejar de trabajar hasta la fecha.
    20 años después, mamá recibió una oferta de trabajo en una guardería local, cosa que tras mucho pensar finalmente aceptó, volviendo a esos viejos días de enseñanza para enseñar y cuidar de otros bebés que no son suyos, aunque claro su "bebita" siempre sería su favorita, cada que podía ella me lo decía.
    Pasaron algunas semanas teniendo un buen trabajo, hasta que un día mamá me pidió ir por ella al trabajo, todo normal; llegué a la enorme guardería y en la sala de espera me puse a jugar con el celular, esperando a que el turno de mamá terminará para ir a casa junto con ella.
    Cuando mamá al fin se acercó yo estaba por levantarme para irnos, pero en su lugar, ella me preguntó si quería entrar un rato a la guardería, un par de horas más hasta que acabará su turno debido a unas horas extras imprevistas.
    Su propuesta fue muy extraña, ya estaba dentro de la guardería y se lo hice saber con una broma, pero tras decir eso, resultó que ella se refería a formar parte de la guardería durante lo que restaba de su turno.
    Dije que sí pensando en que mamá quería ayuda mía para cuidar de los niños o algo por el estilo, encontrándome con una realidad bastante diferente, puesto que yo sería otra de las niñas que mamá cuidaría por el resto del día.
    Antes de que pudiera reaccionar, mamá me desnudo, me puso pañal y me cambió antes de soltarme en un corralito donde muchos niños y niñas se me quedaban observando, al ser "la bebé más grande" y por mucha diferencia.
    No estaba nada conforme con esto y cuando me acerqué a mamá para gritar y reclamar, ella me puso en su regazo, me quito el pañal y me azotó con fuerzas hasta que me disculpara y empezará a llorar justo como cuando era una cría, obteniendo el mismo resultado tal como cuando yo era una niña pequeña.
    Una vez me castigó, ella me volvió a poner el pañal y me dijo que me divirtiera en la guardería, porque desde ese momento yo volvería a ser su bebita por al menos un par de horas al día.
    Al día siguiente ocurrió lo mismo y apenas fui por ella a la guardería, ella me tomó en brazos, me cambió y me metió al cuarto para jugar con los niños y niñas de ahí hasta que terminará su turno y volver a "la normalidad", si es que se puede llamar normal a algo de eso.
    Los primeros días eran los más horribles, era agotador para mi tener que actuar y jugar con los bebés, a quienes grité o hice llorar más de una ocasión, provocando que mamá me castigará y me mandara al rincón para reflexionar después de hacerme llorar a base de nalgadas.
    El peor castigo me lo gané cuando una niña odiosa ensucio su pañal y yo me burlé de ella hasta hacerla llorar, mamá al darse cuenta de lo que había hecho, decidió quitarme los derechos de "niña grande" y no podía pedir permiso para ir al baño. Si ya era humillante tener que decirle a mamá que quería ir al baño para que ella me llevara a un baño de entrenamiento, ahora ella me ignoraba y me impedía usar esos baños hasta que finalmente usará mi pañal como cualquier otro bebé, la primera vez que ocurrió fue el mismo día que moleste a esa niña y ahora los papeles se invertían, conmigo llorando de forma desconsolada mientras ella se reía de mí pero sin tener castigo.
    Los días y semanas pasaron y realmente no se cuando fue que deje de luchar, antes de darme cuenta ya gateaba en vez de caminar, balbuceaba al tratar de hablar, jugar con las muñecas o que era una princesa se volvió normal, tomar la siesta, llorar cuando quería algo y dejar que mamá cuidará plenamente de mi al igual que me cambiará.
    En verdad, no se cuando comenzó todo pero lo disfruto demasiado, no quiero que se detenga, quiero ser la bebita de mami por siempre, y cuando me di cuenta de ese pensamiento, no pude sentir más que una enorme alegría de querer ser su bebita todo el tiempo.
    Este día en cuanto llegue mami me desnudo y me puso mi atuendo favorito, uno rosado con liguero y calcetas largas, unos guantes y una blusa donde mi chupete está unido a una cinta, también me puso un lindo collar y peinó mi cabello en una cola de caballo, me encanta como me veo y así me siento perfectamente cómoda y feliz.
    Le pedí especialmente este atuendo pues fue el primero que me colocó, el primer día casi que me desnudaba frente a los niños con tal de no verme tan ridícula y ahora ese mismo atuendo se volvió mi favorito.
    Pero quiero ir más lejos, quiero llevar todo más lejos y este día antes de que mamá me cambié para ir a la casa, le voy a pedir que siga cuidando de mi como si fuera su bebita todo el tiempo, estando dentro o fuera de la guardería, yo quiero ser feliz y quedarme de esta forma.
    Lloraré todo lo necesario y seré una niña buena para poder cumplir con mi capricho y seguir siendo en todo momento su bebita favorita. Ese se ha convertido en mi mayor anhelo y juro que lo voy a conseguir.
Créditos en la imagen.

martes, 11 de marzo de 2025

Iniciando de nuevo

    Me levanté por la mañana con el ruidoso sonido de mi despertador, normalmente tardaría varios minutos más en tener los ánimos para levantarme temprano, pero por alguna razón, hoy fue diferente y me levanté sin problemas para apagarla y comenzar con mi día.
    Una vez fuera de la cama, busqué mi uniforme para ponérmelo en la oscuridad de mi cuarto, el sol no salía por completo todavía y con las luces apagadas, era algo difícil distinguir todo lo que podía ver. No obstante, seguí así para ponerme mi falda, mi blusa, mis medias y mi calzado escolar.
    Fue hasta el momento donde quise acomodar mi cabello que me percate de algo raro; mi cabello es extremadamente largo y hasta lo amarró para poder irme a dormir, pensaba que lo tenía amarrado como siempre y que por ello no me estorbaba al cambiarme pero para mi desgracia, no era nada de eso.
    Caminé con prisa para encender las luces en mi habitación y ponerme de frente al enorme espejo de mi tocador, viendo así algo que me dejaría sin palabras por un instante; lleve mi mano hasta el espejo para tocarlo, observando con incredulidad como se reflejaba lo mismo por el cristal, es lo normal, eso hacen los espejos, pero el reflejo que tenía para mi no era de mi agrado.
-¿¡Qué me pasó!? ¡Soy una niña! ¿¡Por qué me veo como una niña de nuevo!? No puede ser...Incluso mi voz cambió y mi pecho se encogió y mi cuerpo también y mi cabello se recortó...-
    Grité viéndome al espejo sin poder aceptar que lo que mis ojos veían no era mi cuerpo actual, sino que se veía en el reflejo mi cuerpo de hacía al menos 10 años en el pasado cuando todavía era una niña pequeña que recién ingresaba a la escuela.
    Mis facciones eran más suaves, mucho menos definidas, el largo cabello que me cubría toda la espalda ahora estaba tan corto y peinado con dos coletas humillantes e infantiles que ni siquiera llegaban a mis hombros.
    No pude evitar ver como mis pechos habían desaparecido casi por completo, mis cajones estaban llenos de sostenes como C, algunos hasta eran copa D, pero intentar usar uno de esos ahora sería una ridiculez, estoy casi segura de que si lo intento, algunos caerán automáticamente al suelo por todo lo pequeño que es mi cuerpo en estos momentos.
    No sólo mis pechos desaparecieron, mi figura de reloj de arena, muslos gruesos y buen trasero se habían perdido por completo, el cuerpo de modelo en el que tantos años trabaje desapareció en su totalidad, dejándome con el cuerpo de cuando era una niña de nuevo. Ahora que lo pienso, hasta me puso el uniforme escolar de mi vieja escuela, en la oscuridad pensé que se trataba de mi uniforme habitual pero ahora que lo veo es el mismo horrible uniforme de esa escuela de niñas a la que iba cuando era pequeña.
-Mi amor, ¿Estás lista para tu primer día de clases? Debes estar muy emocionada, hasta te vestiste tú solita, felicidades-
    Dijo mi mamá al entrar a mi habitación, dando unos últimos arreglos a mi uniforme antes de ir al colegio, actuando con una normalidad que me aterro.
-¡Mamá! ¿Qué te ocurre? ¿No te das cuenta?-
-¿De qué mi amor?-
-¡De qué soy una niña!-
-Oh, claro que me dio cuenta, yo misma lo provoque aunque me sorprende que tú te dieras cuenta, mi hechizo no salió completamente bien-
    En ese momento me alejé de ella, teniendo que ver hacia arriba para encontrar su cara que tenía una mirada totalmente tranquila, mientras la mía estaba más furiosa y confundida que nunca.
-¿Cómo que tú me hiciste esto? ¿Me transformaste en una niña y pensabas hacer que no lo supiera?-
-Básicamente, pero creo que tenerte con tus recuerdos será un mayor castigo. Te habías vuelto muy arrogante de tu cuerpo y creo que es normal, a tu edad hacía lo mismo y lo dejaría pasar, pero no es normal intentar seducir a maestros y alumnos para tener mejores notas en la escuela; uno de los tantos chicos a los que mentiste te delató, y dedique algo de mi tiempo a corroborar sus palabras...me sorprendió que mi hija que estudió modales tantos años cuando niña hiciera ese tipo de cosas, así que se me ocurrió este castigo ideal para recordarte como es que una buena niña se debe de comportar-
    Dijo apretando mis mejillas con fuerza, justo como tanto odiaba cuando era niña. Trate de quitarme sus manos de encima, pero la fuerza ahora estaba de su lado, así que soportaba sus apretones en mi cara mientras me seguía hablando y yo balbuceaba por culpa de su fuerte agarre sobre mi cara.
-La idea era volverte a criar como es debido, gracias a un poco de magia pude transformarte en una niña la cual volvería a asistir al colegio de modales para niñas, esperaba que volviéndote a criar pudieras ser alguien mejor. Sin embargo, no esperaba que conservaras tus recuerdos, así que el castigo se cambiará un poco: tú irás de nuevo al colegio de niñas para refrescarte los modales que se supone habías aprendido, y más te vale obedecer a las profesoras y actuar conforme a tu edad, ya no tienes 21 años, tienes 9 y medio, incluso tienes unos dientes de leche todavía y la pubertad está lejos de llegar. Por lo que, si quieres volver a tu cuerpo de antes, más te vale comportarte bien esta vez-
    Mi madre me explicó la situación, que es lo que yo debería de hacer y terminó al hacerme una amenaza, a la cual intente responder "¿Y si me resisto?" pero con sus manos jugando con mi rostro, solo pude escuchar que dije.
-¿Y shi mhe eshisto?-
-Aw~casi olvidaba lo linda que eras cuando pequeña, podría acostumbrarme a esto y decir que eres mi segunda hija, serias tu propia hermanita menor.... De hecho es una buena idea, a "tu hermana mayor" le pediré una ausencia escolar por todo el año ya que saldrá del país, mientras que tú "su hermanita menor" vendrás conmigo todo este tiempo e ingresaras al mismo colegio que tu hermana para seguir el ejemplo. Con respecto a tu pregunta, en caso de que te resistas o pidas ayuda, sencillamente volveré a hacer el hechizo y está vez te mandaré al jardín de niños con unos adorable 5 añitos para que hasta lo más básico no lo puedas hacer tú sola, o podría hacerte aún más pequeña con 2 años para cuidarte como a una bebé incapaz de hablar o moverse sola, incluso podrían ser 2 meses y que seas una recién nacida de nuevo. No creo que quieras nada de eso, ¿Verdad?-
-Por supuesto que no-
    Dije con una voz quebrada, dándome cuenta que contenía mis lágrimas, no sólo mi cuerpo cambió, aparentemente y tal como cuando era niña, me estaba portando mucho más dócil y emocional por lo que al darme cuenta que mamá estaba en pleno control de mi y la situación, lejos de intentar discutir, tal como hacía cuando niña me puse a llorar.
    Mamá al darse cuenta de eso, me soltó las mejillas y me abrazó, hablando con más sinceridad, que una vez más, fue recibida por mi pequeño cuerpo de una forma mucho mejor de la que pensé. Si fuera adulta seguro hubiera discutido, gritado y alejado a mamá, pero en estos momentos cuando ella me abrazó, solo pude corresponder su abrazo en silencio mientras oía sus palabras.
-Sé que es un duro castigo y que estabas orgullosa de tu cuerpo, pero en serio me decepcionó saber que hacías todo eso y como tal, es un castigo que espero te ayude a crecer como persona, de una u otra forma, ya sea aprendiendo tu lección en este cuerpo, o repitiendo 10 años de tu vida con los mismos malos pasos-
    Ella besó mi frente y salió de la habitación, diciéndome desde el marco de la puerta.
-Apresura a tomar tus cosas, zapatos y ropa que te haga falta, utiliza tu mochila antigua del colegio. Yo iré a prepararte el desayuno para llevarte a la escuela-
    Con eso dicho la escuche alejarse, quedándome sola una vez más en la habitación delante del espejo, planteando cómo sería mi vida de ahora en adelante iniciando de nuevo como una niña, "mi propia hermanita", inscrita al colegio de señoritas al que asistí durante tantos años para que aprenda la lección de mamá, o para que repita los últimos 10 años de mi vida.
Créditos a quien correspondan.

martes, 17 de septiembre de 2024

Un viejo matrimonio 2 FINAL

Un año entero había transcurrido desde que Clarisa y su madre Fabiola cambiaron de cuerpos por alguna extraña razón que ninguna de las mujeres llegó a comprender; sucedió después de una de sus habituales peleas entre la niña de 7 años y la madre de 37 años, ambas sintieron un fuerte mareo que desapareció cuando ellas intercambiaron de cuerpos y posteriormente de roles.
    En cuanto la niña se dio cuenta que ella tenía el poder y control sobre su madre, no dudó en someter a Fabiola a sus propias reglas de crianza donde Clarisa ahora era estricta "con su hija" asignándole un montón de tareas en el hogar, hora para dormir, ir a la escuela y clases extras junto con cualquier ocurrencia que pudiera tener la menor, y que de no ser obedecida, Fabiola tendría todo tipo de castigos por ser una niña malcriada y desobediente "con su madre".  En un inicio, Fabiola intentó oponerse y retomar el control de su vida, pero con algunas nalgadas, tiempo en el rincón y mucho más castigos que Clarisa siempre quiso probar para darle una lección a su madre, la nueva hija pequeña terminó por aceptar su posición y dejar de meterse con Clarisa.
    Una vez que Clarisa logró tener bajo control a su antigua madre, ella fue directo a su antigua casa donde aún estaba su padre, o ahora ex esposo. Clarisa quería estar más tiempo con su papá, algo que prohibió e impidió todo lo posible Fabiola una vez que se divorció, sin embargo ahora Fabiola no tenía nada de poder, por lo que Clarisa tenía la oportunidad perfecta de reconstruir una relación con su padre y quizás revivir la chispa de su viejo matrimonio.
    Como era de esperar, ver a su ex mujer en la puerta de su casa no le hizo ilusión alguna a Jake, quien desconfiaba completamente de "Fabiola", algo que por fortuna para la pareja ha ido cambiado a lo largo de este año y desde el primer momento en que ellos se reencontraron.
    Jake no sabía como describirlo y tampoco podía entenderlo por completo pero sin duda Fabiola había cambiado, era una chica más linda, amable y amorosa con él, además que nunca le decía que no y todo el tiempo buscaba la aprobación de su ex marido. Su vieja relación fue mejorando por el cambio de actitud en la mujer pasando de ser una mujer estricta, amargada y que regañaba todo el tiempo a su hija y a su marido, para convertirse en una chica "niña de papi" con un Jake mucho más contento de lo sumisa, tierna, obediente y hasta infantil que era ahora su ex esposa.
    Con el pasar de las semana, la relación entre Fabiola y Jake no dejaba de mejorar; volviendo a tener citas, abrazándose, besándose, pasando tiempo a solas en su antigua recamara compartida y con una Fabiola completamente sumisa y dispuesta a obedecer cualquier cosa que su "papi" le pidiera. Al principio, usar ropa de adulta, jugar en la habitación y otras cosas que la chica nunca antes había hecho le resultaban muy extrañas, pero con el pasar de las semanas aprendió a disfrutarlas y hasta pedirlas de forma suplicante, algo que ponía cada vez más contento a Jake ante el cambio de Fabiola.
    Después de varios meses volviendo a salir y conociendose nuevamente, el padre de familia se arrodilló y volvió a pedir la mano de su ex esposa a quien según sus propias palabras "amaba mucho más que la última vez", algo que Clarisa, ya acostumbrada a su nueva vida como Fabiola, no dudo en aceptar saltando a los brazos de su papi.
    Aquel viejo y roto matrimonio volvió a unirse con amor una vez más, haciendo muchos cambios de lo que fue su unión anterior:
    Fabiola renunció a su trabajo para ser ama de casa, vistiendo lo que su marido le compraba, arreglándose de la forma que más le gustaba a su papi, tiñendo su cabello de oscuro, adoptando una actitud mucho más obediente e infantil de lo que jamás sería la anterior Fabiola, pero que ahora felizmente Clarisa hace para tener contento a su papi, que siempre le compra cosas bonitas, juguetes infantiles y de adultos, al igual que complacía todos sus caprichos tal como hacía cuando ella era una niña pequeña.
    Por desgracia, así como Fabiola cambió para bien, Clarisa comenzó a portarse como toda una niña malcriada que odiaba a su "papá" y sobre todo, odiaba a "su mamá". La antigua Fabiola detestaba por completo la idea de que su hija tuviera una relación con Jake, intentando boicotearla y alejarlos en cada ocasión, siendo su peor momento cuando después de anunciar su compromiso, Clarisa hizo una rabieta más grande de lo que cualquiera pudiera imaginar y por lo cual se ganó un castigo que nunca olvidará.
    Por todas sus rabietas y malos comportamientos, Clarisa fue enviada a un internado para señoritas de donde no saldrá hasta que se comporte mejor, o en su defecto, sea mayor de edad dentro de 10 años más.
    Hasta entonces, Fabiola y Jake han continuado con su vida, disfrutando de su nuevo y mejorado matrimonio, donde Jake es el hombre fuerte de la relación cuya palabra es incuestionable, y su pequeña Fabi es una buena niña, linda y obediente que hace de todo para tener feliz a su amado papi, con quien para el próximo año, espera darle el hijo que él siempre deseo.
Créditos a quien correspondan.

martes, 27 de agosto de 2024

De regreso al preeescolar

    Bueno, resulta que nunca he sido la alumna más brillante de cualquier generación académica en la que estuve, por no decir que más bien apenas y cumplía con lo mínimo para aprobar año con año... Esta bien, siendo totalmente honesta eso también es una mentira, ya que mi madre es maestra en una gran y exclusiva escuela que abarca desde preescolar hasta universidad, por lo que ella logró meterme ahí desde pequeña y hasta la fecha con mis 21 años ha estado ayudándome a aprobar materias que había reprobado año con año.
    Todo eso no había sido un problema para mí hasta ahora, al menos no hasta que llegué a mi último año de universidad, donde comencé a ponerme un poco presumida sobre lo excelente alumna que era, que nunca habría otra estudiante igual y que sería de las pocas prestigiosas e intelectuales mentes de la escuela que se graduaría de la universidad sin haber reprobado ni una sola materia en todo el tiempo que estudie.
    Cuando mi madre se entero de esto, intentó reprenderme y me dijo que me disculpará por todo lo que había estado presumiendo, a lo que yo respondí que nunca necesite su ayuda para aprobar las materias; si ella me ayudó fue su culpa por ser una tonta que dudaba de mis capacidades, que estaba celosa de lo buena estudiante que era, y que si no tenía nada mejor que hacer, ella debería estudiar algo más para intentar igualarme ya que con o sin su ayuda, yo hubiera logrado tener notas perfectas como hasta ahora. 
    Mamá se veía molesta pero no dijo nada más, solo suspiro con una expresión enfadada antes de irse a su habitación. 
    Pensé que nuestra discusión había terminado ahí, sin embargo esa misma noche mi teléfono comenzó a vibrar como nunca; por un momento pensé que ya estaban organizando la fiesta de graduación los chicos de mi generación o quizás un viaje para celebrar, pero no, todos los mensajes eran correos electrónicos de mi escuela; cada correo tenía un mensaje similar, hablando que tras una revisión en mi historia académico se encontraron muchos errores y anomalías en un montón de materias que habían sido corregidas, y que ahora debía de solucionar.
    Todas esas "incoherencias" que decía la escuela, eran todas y cada una de las materias que yo había reprobado y que mamá de alguna forma cambió a notas aprobatorias. De hecho creo que hasta había más materias reprobadas de las que recordaba en toda mi vida académica, y que de no aprobar, no podría graduarme de la escuela durante el próximo par de años.
    Completamente en pánico fui con mamá para pedirle su ayuda, algo a lo cual se negó, argumentando que está era la oportunidad perfecta para demostrar sobre lo que tanto alardeaba, y que si de verdad yo era tan inteligente, no tendría problema en aprobar los exámenes finales o periodos intersemestrales de cada una de esas materias. Si lo conseguía, yo de verdad sería una prodigio, y si fallaba, afortunadamente mamá había guardado la mayoría de útiles escolares que usaba desde niña, y también se tomó la molestia de comprarme mi nuevo uniforme.
    Resulta que gracias a mamá yo no tuve que cursar realmente el preescolar; básicamente era una guardería más que una escuela para mí, por lo que nunca entregué ni un solo dibujo o manualidad en esos años, ni siquiera contaba con las cosas mas básicas que pudieran comprobar que estuve en el preescolar; y por lo tanto, mamá ya me había comprado mi uniforme de preescolar junto a una gran bolsa de pañales.
    Intenté negarme y decir que yo no iría a la guardería a mis 21 años, tampoco usaría el vestido escolar ni mucho menos usaría un pañal, a lo que sin preocuparse mamá dijo que estaba bien, que no era problema de ella, sin embargo, si yo no cumplía con ese requisito, se anularían todos mis estudios posteriores. En otras palabras si no pasaba por el preescolar por lo menos un año y cumplía con mis actividades educativas, yo no tendría ningún estudio válido, ni podría aspirar a un buen trabajo, por lo que tal como una niña pequeña, dependería por completo de mamá para comer, vivir y tener dinero; podía ir al preescolar por un año y después encarrilar toda mi vida; o podía negarme a ir al preescolar, y ser todavía más dependiente de mamá de forma indefinida.
    Por si toda esa situación fuera poco, el último clavo sobre mi ataud fue saber que mamá pensaba jubilarse el próximo año; por lo que yo podía ingresar a preescolar en clase de mamá o esperar al próximo ciclo escolar para tener un maestro o maestra diferente, quien me tratará tal como a una niña pequeña y me enseñará todo lo esperado para alguien de preescolar; leer, escribir, dibujar, tener modales y hasta me enseñará a dejar los pañales para usar el baño como una niña grande. 
    Lo único peor que usar pañales y ensuciarlos, ir al bañito entrenador, tomar la siesta y jugar con niños delante de mi madre, sería tener que hacer todo eso delante de un desconocido que sería mucho más estricto conmigo, por lo que mi decisión, por humillante que fuera, también era clara.
    Así que desde hoy estoy de regreso en el preescolar, donde pasaré por lo menos un año que según mi progreso puede extenderse hasta tres años aquí como una niña pequeña más en la clase de mamá
    Mamá me despertó está mañana al quitarme la ropa y cambiarme tal como cuando yo era una cría; en cuanto me quitó la pijama, me levantó las piernas para deslizar un pañal debajo de mi, ponerme un montón de talco en el trasero y después asegurar mi pañal; después de eso me puso unas calcetas blancas con moñitos que iban a juego con mi nuevo uniforme escolar, el cual dejaba ver un montón de mis piernas y de mi pañal sin ningún problema, mamá dice que de esa forma es más fácil ver si tengo un "accidente", cosa que espero nunca tenga que experimentar; mamá también me peinó tal como cuando yo era una niña con una larga cola de caballo; por no decir que antes de salir de casa se aseguró de que yo no tenga nada de maquillaje, perfume, mi teléfono o cualquier cosa de "niña grande" que pueda distraerme en clases, amenazando que en caso de romper esas reglas o ser una niña mala, no dudará en azotarme frente a la clase y luego mandarme al rincón.
    Una vez que mamá me vistió y me amenazó, me llevó hasta mi nueva escuelita, donde por ser la niña más alta de todas me toca estar hasta el final de la fila, un sitio donde siento que destaco mucho más del resto de mis "compañeras".
    Supongo que tendré que acostumbrarme a destacar, y a pesar de ello, seguir actuando como una niña pequeña más del preescolar. Estoy muy segura de que mamá no cambiará de decisión, veo más probable que esto llegué más lejos y que incluso estando en casa deba comportarme como una niña pequeña, cosa que quiero evitar al cumplir como es debido durante mis clases especiales.
    Con todos estos cambios, lo mejor que puedo hacer es aceptar que está es mi nueva vida por el próximo año, sin olvidar que todavía debo re cursar un montón de materias de primaria y secundaria antes de volver a la universidad. En estos momentos todos en mi generación ya deben estar graduados y pensando en como celebrar, mientras que yo solo puedo "celebrar" entrar al preescolar donde mamá no deja de "consolarme" al decir que de verdad seré la niña más lista de está clase, o que al menos eso espera, ya que si una niña pequeña de la clase logra ser mejor estudiante que yo, se cuestionaría muy seriamente de lo que soy capaz. Yo misma estoy algo nerviosa de que algo así llegué a pasarme, no podría negar que merezco estar en preescolar si una niña pequeña logra superarme.
    Como sea, no debo pensar tanto en eso, debo concentrarme en ser la mejor estudiante de está clase para irme cuanto antes, y quizás así, recupere mi vida como la conocía dentro de algunos años.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 25 de julio de 2024

No es tan divertido

    Los rayos del sol que entraban por mi ventana y llegaban hasta mi rostro fueron lo que me despertó para otro aburrido día en mi nueva vida, una que yo misma elegí y que tarde más tiempo en decidir, que el tiempo en que me arrepentía de mi propia decisión.
    Todo comenzó hace unas semanas después de discutir con mamá, ella dijo que yo era tan irresponsable y caprichosa que parecía una bebé, a lo que conteste que si de verdad parecía una, que me tratará como a una bebé para que sus tratos tan molestos hacía mi al menos valieran la pena. En ese momento pensé que sería divertido, cuando menos iba a hacer que mamá se enoje con mi provocación, y si en serio la hacía enojar seguramente me iba a castigar con lo que yo misma sugerí, ser una bebé, algo que inocentemente no pensé que podía ser tan malo.
    Tal como imaginé, mis provocaciones me hicieron ganar un castigo donde mamá decidió que yo sería una bebé hasta que aprenda la lección, que sea más responsable, que sea madura y agradecida, por no decir que también debía disculparme y ser más respetuosa de ahora en adelante, junto con muchas palabras que ignoré hasta el momento donde mamá se puso en acción.
    Esa misma noche decidí darme una ducha, que al terminar, me di cuenta que no había llevado mi pijama conmigo al baño. Está bien, me cubrí con la toalla y fui directo a mi habitación, donde descubrí que mamá se tomaría muy en serio este castigo que comenzó en el momento más vulnerable para mí.
    Al entrar en mi habitación me di cuenta que mi cama había sido reemplazada por una enorme cuna, que mi ropa fue sustituida por mamelucos, faldas, blusas y vestidos muy infantiles, el mueble donde guardaba mi maquillaje había desaparecido por una mesita de cambio con pañales y talco, además que otro mueble donde dejaba mi celular, videojuegos y hasta mi dinero había sido cambiado por juguetes y peluches. Por donde lo viera, ya no parecía la habitación de una adolescente, mi cuarto fue convertido en un cuarto para bebés, y antes de que pudiera protestar, mamá ya estaba dando su siguiente movimiento.
    Sin importarle lo que decía, mamá me cargó hasta la mesa de cambio, donde me quitó la toalla y comenzó a vestirme a su gusto; levantando mis piernas para ponerme un montón de talco entre las piernas y el trasero, después deslizo un pañal rosado por debajo de mí y lo cerró, terminando de vestirme al ponerme un mameluco con estampado de unicornios.
    Me sentía tan desnuda y avergonzada, mamá no se tentó el corazón al castigarme de una forma tan humillante, haciéndome vestir ropa de bebé como parte de su castigo.
    Ni siquiera pude levantarme sin su permiso ya que ella era sorprendentemente fuerte, logrando sentarme en la mesita de cambio para cepillar mi cabello y peinarlo en dos coletas.
    Mientras mamá cepillaba mi cabello, también me explicaba más detalles sobre mi castigo, donde yo pase de tener 23 años, a tener 3 años. Dejando de lado la vergüenza, pensé que no podía ser tan malo, al final del día ser su bebé implicaba que yo no debía preocuparme de nada porque mamá se encargaría de todo. Y en eso tuve la razón, pero al decidir escuchar las palabras de mamá, me di cuenta que la situación sería mucho más intensa y peor a cada instante.
    La idea de disfrutar este castigo se desvaneció al momento de oír las reglas que habrían todo este tiempo, y que de no obedecer sería castigado. Recibir nalgadas como castigo no sería tan malo, pero todo lo que tenía en mente mamá sin duda fue motivo de preocupación.
    No puedo caminar sin sujetar la mano de mamá, solo puedo gatear o pedir que me lleve en brazos, no puedo comer "comida de niños grandes" así que solo como papilla y sus derivados, tampoco puedo comer cosas picantes ni golosinas, además que no hay teléfono, ni videojuegos, si quiero ver la televisión, leer o escuchar música, deben ser del canal infantil o cosas aprobadas por mamá, para jugar solo tengo mis peluches y muñecas, además que mamá decide todo sobre mí; la hora de dormir y despertar, en que hora es el desayuno, la comida y la cena, que visto y como peinarme, incluso tengo que pedir permiso para ir al baño porque si no le digo a mamá, me veo obligada a ensuciar mis pañales.
    Antes de empezar este castigo, pensé que sería divertido no tener responsabilidades ni obligaciones, pero ahora que lo estoaba viviendo la cosa era mucho peor de lo que jamás imaginé, es agobiante, es asfixiante vivir de está forma y cada que rompo una regla, se añaden días de castigo a mi cuenta. El castigo empezó por una semana, luego fueron dos semanas y a estas alturas, tengo un par de meses por delante viviendo como una niña pequeña y dependiente de su madre.
    Intenté revelarme a la fuerza más de una ocasión pero mamá es más fuerte que yo, deteniéndome "mis rabietas" en pocos minutos hasta convertirlas en llanto y humillación, cuando ella me pone sobre su regazo para azotarme el culo con una tabla de madera hasta hacerme llorar y mandarme al rincón por horas a reflexionar. En más de una ocasión intenté salirme del rincón de castigo, lo cual me hizo ganar más azotes en mi trasero y que mamá me vigilará ahí por horas si era necesario. La última vez que me azotó me quede tres horas de pie con el culo ardiendo y la mirada contra la pared, oí que mamá veía su teléfono y se entretenía con otras cosas, pero cada vez que intentaba voltear, un azote más sobre mi trasero me hacía volver la mirada contra la pared.
    Desde entonces no he pensado en revelarme nuevamente, y cada que tengo una idea sobre huir, disculparme o hacer lo que sea para que mamá termine con mi castigo, yo misma soy quien se arrepiente de solo pensarlo y trato de concentrarme en alguna de mis nuevas actividades para alejar esas absurdas ideas.
    Puede que de cierta forma sí me haya liberado de esas responsabilidades tan molestas y de hacer lo que mamá quería. Sin embargo, ahora mamá directamente hace las cosas por mí y me obliga a hacer lo que ella quiera; ella me baña, me peina, me viste y me cambia los pañales, también me carga, me da de comer en una sillita alta, me da leche tibia en biberones y me hace eructar, juega conmigo un rato o me deja ver caricaturas de princesas, para que apenas llegadas las 7 de la noche, ella me mete en mi cuna de la que no puedo salir sin ayuda.
    Con respecto a mi pañal, odio admitir que he tenido que usarlo varias veces. Mamá de repente "olvida" que el baño está cerrado con llave y "hay cosas más importantes que hacer" justo cuando quiero ir al baño. En ocasiones hago mi mejor esfuerzo para soportar y esperar a que mamá abra el baño para mí... en otras ocasiones, sin importar mis esfuerzos, he tenido que usar mis pañales, a lo que mamá es quien me limpia y me cambia por ser su "bebita apestosa". La primera vez me tiré al suelo y comencé a llorar, no podía creer la humillación a la que me estaba sometiendo, sin embargo a estas alturas, he comenzado a acostumbrarme a usar mis pañales.
    Ahora que lo pienso, mamá hace trampa con los pañales, ya que después de que ella me mete a la cuna no tengo permiso para salir al baño, forzándome a usar mis pañales y que ella los cambie cuando yo grité por su ayuda, o en su defecto, cuando amanece y ella viene a despertarme.
    En definitiva ser una bebé no resultó tan divertido como yo esperaba, mamá en serio se las arregló para darme un castigo ejemplar que nunca quiero volver a experimentar, y por mucho que le ruegue que me perdone o que termine el castigo porque ya aprendí mi lección, ella sigue diciendo que soy una mocosa malcriada consentida y que ella será quien decida cuando termina mi castigo.
    Lo peor de todo esto es que comienzo a creer que mamá tiene razón, los últimos días he dejado de protestar cada vez más y me doy cuenta de cada vez que cometo un error, hago un berrinche o que simplemente mamá tiene razón. Incluso me di cuenta que nunca me disculpe por todo lo que hice, haciéndome sentir que me merezco usar esta ropa y que me trate como una mocosa hasta que algo en mi mejore. Algo que siento no va ocurrir próximamente.
    Con todo el tiempo libre que tengo ahora como bebé, he podido reflexionar mucho, dándome cuenta de cada vez más errores míos que supongo debo enmendar antes de volver a la normalidad. Es lo malo de despertar antes que mamá, me da la oportunidad de pensar en todos mis errores hasta que mamá despierte y me saque de mi cuna. Justo ahora no tengo idea de que hora sea, mi noción del tiempo se ha estropeado un poco por la dependencia con mamá, quien quizás siga enojada conmigo por lo de hace unos días.
    En un descuido de mamá, encontré un poco de maquillaje en su bolso, y decidí maquillarme y pintarme las uñas para matar tiempo, disfruté mucho de hacer eso después de semanas completamente libre de esmalte y pinturas, pero a juzgar por la expresión molesta de mamá, ella no estaba nada contenta. Su castigo fue diferente está vez, me quitó el maquillaje y para mi sorpresa me dejó el esmalte de uñas. Sin embargo, todo el tiempo que me duré el esmalte en las uñas, son los días que estaré castigada sin televisión y con una hora más en la cuna. Intenté negociar que me diera nalgadas, me enviará al rincón o castigara de otra forma pero su decisión fue final.
    Anoche me fui a dormir muy temprano, y por ende, hoy estoy despertando casi de madrugada, sin poder dejar de pensar que está seguirá siendo mi vida por las próximas semanas, siendo la bebé de mami que es cuidada con recelo, además de siendo castigada de forma estricta para no volver a ser una mocosa malcriada cuando crezca. Aunque ella diga eso, verme con el cabello atado en coletas, con mameluco y pañales, no es que me haga sentir adulta ni lo vaya a sentir en mucho tiempo, quizás incluso después de mi castigo no deje de sentirme como una mocosa malcriada que fue castigada de una forma ejemplar por su mamá.
    Quizás nunca deje de ser una mocosa que dependa de su mamá y también quiero que mamá venga ya, quiero ir al baño y no ensuciar mi pañal, mi estomago ha comenzado a rugir y sé que nada bueno pasa después de eso, estoy más que lista para soltarme a llorar y que venga mamá.
    Rayos, pensar en que debo llorar y gritar por ayuda de mi madre es haber caído muy bajo, ella en serio me jodió con este castigo que yo misma provoque, pero no tengo de otra más que seguir soportando sin volverme loca, de lo contrario mi castigo se prolongará y nunca seré capaz de olvidar lo aburrido y difícil que es ser una bebé.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 12 de julio de 2024

Madre e hija distintas

Samy no era el mejor tipo de madre que cualquier persona quisiera tener, simplemente era impresionante lo irresponsable que podía ser; su primer hija la pasó bastante mal por ello en más de una ocasión al olvidar su cumpleaños, obligarla a prácticas cosas que no le gustaban, confundir cuales cosas preferían o eran las que la niña deseaba, y la más común de todas sus fallas como madre era dejar varada por horas en la escuela o algún otro lugar a la pequeña: Samy nunca recordaba ir por ella, y si lo llegaba a recordar, podía perderse en el camino, por lo que su hija tenía que esperar horas a que su madre llegará, al menos hasta que la pequeña aprendió a volver a casa sola y ser mucho más independiente de lo que una chica de su edad debería.
Abby soporto todas estas cosas por el cariño que tenía a su madre, su madre no era malvada, solo muy torpe y descuidada. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Abby descubrió que su hermana pequeña Caty pasaba por los mismos tratos bajo el cuidado de su madre, que parece no haber aprendido nada mientras criaba a su hija mayor.
Por ese motivo, Abby decidió castigar a su madre y proteger a su hermana menor en un solo movimiento con una idea simple pero eficaz, la joven cambiaría los roles de madre e hija por unos días, donde Abby sería la madre irresponsable y Samy la bebé e hija dependiente de alguien más que incompetente.
El viernes por la mañana, Samy despertó usando un sostén, unos guantes especiales en manos y pies junto a un pañal lleno de talco. Por un breve momento, Samy se preguntó qué es lo que ocurría pero todavía más rápido dejó de pensar en ello para ponerse a ver la televisión y jugar con algunos de los peluches que había en su habitación, mismo lugar del cual no podía salir por su cuenta, cuando quisiera algo tendría que gritar por ayuda a su hija, o ahora mamá, para ver si es que recibía o no algo de ayuda.
Abby esperaba que verse como una bebé y no poder hacer nada por su cuenta, sería motivo suficiente para que su madre se sintiera avergonzada, pidiera ayuda y hasta con algo de suerte, cobrará consciente de todos sus errores a lo largo de los años al criar de Abby y de su hermana menor. De hecho, Abby ni siquiera tenía corazón para ser malvada con su madre, así que en cuanto la viera avergonzada, arrepentida o preocupada, volvería todo a la normalidad.
Sin embargo pasaron los minutos y las horas y Samy nunca pidió la ayuda de su hija mayor, quien cansada de estar esperando su llamado fue hasta la habitación de su madre para ver como se encontraba.
Ahí fue que vio a su madre dando vueltas en el piso, jugando con unos osos de peluche y con un programa infantil sonando en la televisión. Parecía divertirse como nunca y lejos de estar preocupada o avergonzada, actuaba cómo si fuera lo más normal del mundo, hasta le dijo a su hija que pronto necesitaría ir al baño y que si serían tan amable de cambiarla, así como ella lo hizo muchos años.
Abby solo asintió con la cabeza y salió de la habitación, suspirando al saber que su plan de ser madre e hija distintas había fracasado pues lejos de sentirse mal, su madre lo estaba disfrutando, y lejos de que Abby le enseñará una lección, parecía que tenía que hacerse responsable de su pequeña hija Samy.
En la noche cuando Samy durmiera, Abby volvería su habitación y ropa a la normalidad, preguntándose que es lo que haría para disciplinar un poco a su muy peculiar madre. 
Créditos en la imagen.

martes, 9 de julio de 2024

Me parezco a ella

-Creo que ya son un poco más grandes... Incluso creo que uno es un poco más grande que el otro... Sea lo que sea, tendré que pedirle a mamá que me lleve al centro comercial por ropa... otra vez-
Suspire un poco al decir esas palabras mientras me veía frente al espejo, dándome cuenta que uno de mis sostenes ya no me cerraba, lo intente un par de veces más, y aunque quise negarlo, no tengo duda de que mis pechos han crecido un poco más nuevamente. Sé que ya estoy en esa edad llena de cambios por todo mi cuerpo, donde empiezo a ver más femenina que antes, solo que no esperaba ni me emocionaba volver a vivir la pubertad, mucho menos volver a vivir está etapa complicada como una niña que se volverá una mujer.
Hace algunos años mi antigua profesora me rescató de una muerte segura en un accidente automovilístico, donde por un milagro pude sobrevivir, a pesar de que mi cuerpo no corrió con la misma suerte.
Tengo entendido que las heridas fueron muy graves por todos lados, la mayoría de mis órganos estaban comprometidos y fui inducido a coma mientras decidían que pasaría conmigo; evidentemente yo no podía decir nada, y sin familiares o amigos cercanos que se interesarán en mi, un rayo de esperanza apareció cuando mi tutora escolar apareció y se hizo responsable de todo lo que yo necesitará durante mi tiempo en el hospital.
Ella fue quien firmó una carta responsiva donde no solo autorizaba las operaciones o tratamientos que yo pudiera necesitar, también ella se comprometía a hacerse cargo de mí como si de un familiar se tratará.
Muchas cosas sucedieron mientras yo dormía, muy de vez en cuando podía escuchar a mi profesora o sentir su amable tacto, siempre me repetía que ella no se alejaría de mi lado y que todo saldría bien, algo que tras mucho esfuerzo de todos los involucrados, finalmente sucedió.
Cuando me desperté después de quien sabe cuanto tiempo, la primera persona que vi fue a mi profesora, quien con lágrimas en los ojos y un montón de sentimientos encontrados, me abrazo y se disculpó, prometiendo que hizo lo mejor para salvarme y que seguiría cuidando de mi pase lo que pase.
Intenté agradecerle y decir que no era nada, que estaba muy feliz de haber sido rescatado por ella. Sin embargo, antes de que las palabras salieran de mis labios, me di cuenta que me veía como una mujer, una niña pequeña para ser exactos.
Mi maestra me explicó que debido a todas las necesidades que tenía mi cuerpo, la única forma de salvarme la vida, era con una nueva técnica experimental que requería de sangre, mucha sangre, mi profesora pensó que la sangre era para hacer algún tipo de transfusión urgente o algo así, nunca imaginó que su sangre sería utilizada para convertirme a mi en una versión más joven de ella, transformándome en alguien idéntica a mi profesora cuando era una niña con tal de salvarme la vida.
Esa noticia fue muy difícil de procesar, incluso ahora cuando lo pienso hay un montón de cosas raras o que me parecen sinsentido sobre lo que me sucedió con ese experimento. Sin embargo, no puedo cuestionar el resultado, y que aún si no es en mi antiguo cuerpo, hoy todavía puedo seguir experimentando la dicha de estar vivo como uno de los primeros casos exitosos de su método experimental.
Por si la noticia de cambiar de sexo hubiera sido poca cosa, también había un enorme cambio de roles para mí, pasando de tener 23 años a ser una niña que recién cumplió 9 años y que por lo tanto, no podía vivir o estar sola, no podía continuar viviendo de forma independiente por no mencionar que debía ir a la escuela. Todo esto serían deberes a cumplir por la persona que firmó la carta responsiva, mi maestra, o dicho de otra forma mi nueva madre que ha tomado mi custodia para cuidarme y protegerme tal como la niña menor de edad en la que me convertí.
Aún después de varios meses desde que desperté, no puedo olvidar el dolor de cabeza y confusión por toda está información que recibí apenas despertar. La última vez que había abierto los ojos yo era un estudiante universitario que tomó el autobús a casa después de clases, luego escuché la bocina de un auto y el fuerte impacto que me hizo caer inconsciente, víctima de un profundo sueño durante meses hasta que desperté en un nuevo cuerpo lleno de información, necesidades y situaciones que sin importar lo difíciles que eran, debía comenzar a solucionar a la brevedad.
Creo que en otras condiciones me hubiera rendido, no hubiera valido la pena todo el tiempo y esfuerzo que se invirtió en salvarme la vida, supongo que me hubiera vuelto loco o algo por el estilo, pero mi maestra no lo permitió; ella no me dejó solo, cuidó de mi durante meses, estuvo dispuesta a darme su sangre y cambiar su vida por completo con tal de que yo despertará, y apenas abrí los ojos, ella no dudó en abrazarme, decir que me veía hermosa y que haría todo lo que pudiera para ser que pudiera volver a tener una vida plena y emocionante como la que se me había arrebatado. Estar con ella, hizo que valiera la pena volver a esforzarme.
Todo fue muy raro al comienzo, tanto para ella como para mí, cambiando nuestra relación de alumno y maestra para convertirnos en madre e hija, tras "un repentino deseo por adoptar".
Han pasado 2 años desde entonces, donde establecimos roles y ella me ha enseñado toda clase de cosas de chicas tal como una madre haría con su hija; cuidar de mi cabello, cuidar de mis intimidades, como sentarme apropiadamente, como vestir algunas prendas y más cosas que mamá pensaba eran correctas y me serían de ayuda para mi nueva vida. De hecho mamá tuvo razón en todo, incluso cuando me habló de la pubertad y los cambios que viviría mi cuerpo, solo que no es tan sencillo hablar de este tema cuando recuerdo que alguna vez fui hombre, uno que ahora tiene el cuerpo de una niña de 11 años y empieza a experimentar la pubertad en mi nuevo cuerpo.
Hace algunas semanas mis pechos comenzaron a picarme, a picarme bastante y me di cuenta que empezaban a crecer, además pude sentir que mis caderas de ensanchaban un poco, lo suficiente para que algunas faldas y bragas ya no fueran muy cómodas de vestir. Intenté ignorarlo todo lo que pude, no quería aceptar que me volvía más y más mujer, pero hoy al estar cara a cara con el espejo, es imposible seguirlo negando, mi cuerpo esta cambiando, y estoy dejando de verme como una niña para convertirme en una adolescente gracias a la pubertad.
-Es una lastima... empezaba a acostumbrarme a mi aspecto de niña y ahora de nuevo está cambiando... algo que no dejará de hacer durante los próximos años... ¿Qué tanto cambiará todo mi cuerpo?-
Mi cabeza estaba llena de preguntas que me hacía frente al espejo, prestando atención a todo mi cuerpo, buscando desde los pies hasta mi cabeza cada pequeño cambio que pudiera presenciar en mi misma, lo cual solo me hizo pensar algo más:
-Me parezco tanto a ella, soy idéntica a mamá-
Entre más atención le ponía a mi rostro, más pensaba en esas palabras. Tengo toda la cara de mamá, quizás un poco más infantil y sin maquillaje, pero era idéntica a mamá.
-¿Acaso ella se veía así a mi edad?, espera ¿Yo me veré igual de bien que mamá a su edad? Sería raro ser una mujer idéntica a mi antigua profesora... aunque ahora soy una niña idéntica a mi profesora-
Suspire tras decir esas palabras, donde pensará lo que pensará, todos los caminos me llevan a pensar que soy y seré muy parecida a mi mamá.
Mamá se convirtió en mamá desde que entré a su casa, a nuestra casa. Aún si fue raro al comienzo, en cuestión de meses me volví su hija y ella mi mamá, muy pocas veces hablamos de toda nuestra vida previa a mi accidente, pero eso es porque nos sentimos bastante cómodas con nuestras vidas actuales. Nos apoyamos siempre que podemos, ella me suele apoyar mucho más de lo que yo puedo apoyarla a ella, mamá es sincera conmigo y siempre que quiero hablar de algo, me presta mucha atención y busca como ayudarme, la amo genuinamente, y creo que al pensar en todo lo que hemos pasado juntas, se volvió un poco más sencillo para mi tomar una decisión.
-Hija, ¿Ya despertaste?, ¿Puedo pasar?-
Oí preguntar a mamá tras llamar a la puerta de mi habitación, llenándome del suficiente valor como para ignorar la vergüenza del tema que tenía que comentar.
Ella no se burlará ni me hará sentir mal, mamá es asombrosa y no será la excepción en este tema. Solo le pediré un poco de ayuda con lo que estoy viviendo y que seguro seguiré experimentando en los próximos años. Mamá ya ha pasado por estoy, estoy segura de que puedo confiar en ella y ella va a ayudarme con todos los cambios que voy a vivir por la pubertad.
Ya no estoy solo, y aunque no pensé que me convertiría en una niña pequeña. Me alegra haberlo hecho para ser la hija de mamá.
-Sí, mamá. Ya estoy despierta. ¿Puedes pasar un momento? Hay unas cosas de las que quiero hablar, me vendría bien tu consejo-
Créditos a quien correspondan.

sábado, 20 de abril de 2024

El cambio de Komi-san: Final Té con efecto egoísta

-Entonces, ¿Deberíamos hacerlo oficial?-
Preguntaba la joven Shoko Komi, a lo que su madre y su amigo negaron con la cabeza antes de argumentar.
-Lo siento, chicos. Aunque me encantaría hacer oficial nuestra relación, tengo una imagen que mantener, además amo a mi esposo, estaremos en muchos problemas si alguien se entera, ¿Pueden imaginarse los rumores? No quedaría nada bien que una madre tenga una relación con su hija o un vínculo tan estrecho con el novio de su hija; no olviden que ustedes son jóvenes de preparatoria, la edad, el contexto y nuestra situación no nos favorecen para hacer pública nuestra relación-
Explicaba la señora Shuuko Komi, cuyo argumento fue acompañado de unas palabras más de su hija Shoko.
-Por no decir que todo eso es lo que cualquiera puede ver, nosotras sabemos que hay más historia detrás de eso-
Varios meses habían pasado desde que los tres intercambiaron de cuerpos, esos días parecían lejanos, sin embargo también era algo que cada uno muy en el fondo sabía y podía recordar.
Por una planta extraña que Shoko Komi consiguió, y un té que Shuuko Komi preparó para su hija, su amigo y ella misma, los tres se dieron cuenta que intercambiaron de cuerpos, decidiendo quedarse en sus nuevos cuerpos ya que Shoko Komi en el cuerpo de Tadano Hitohito había superado su ansiedad social.
Shoko en el cuerpo de Tadano; Tadano en el cuerpo de Shuuko; y Shuuko en el cuerpo de Shoko, llevan más de medio año con sus nuevas vidas sin que nadie sospeche o cuestione a ninguno de los involucrados; cada uno se las arregló para adaptarse a su nueva vida, manteniendo una imagen de la persona anterior con algunos cambios o añadidos de los nuevos dueños de cada cuerpo.
Por desgracia, cada uno experimento una gran diferencia entre persona y cuerpo, provocando así que las personas amen o deseen estar con una persona distinta a la que sus nuevos cuerpos quieren.
Por ejemplo, Komi-san estaba profundamente enamorada de Hitohito, sin embargo Hitohito ahora estaba en el cuerpo de su madre Shuuko Komi; Komi-san quería estar con Tadano a pesar de lo raro que sería estar en una relación con su madre, al mismo tiempo que el nuevo cuerpo de Komi-san añoraba tener entre sus brazos al cuerpo de la femenina Shoko Komi. 
Y tal como ocurría este problema con Shoko, su madre y su mejor amigo lo experimentaron a su manera.
Cada uno intentaba lo mejor que podían olvidarse de sus vidas antiguas, ignorar esos viejos sentimientos, intentar cambiar sus deseos, y un sinfín de cosas más que simplemente no daban buenos resultados. Al menos hasta el día de hoy.
-Pero, es lo que queremos, ¿No?-
El silencio se rompió con la pregunta de Komi-san, haciendo que su madre y su antiguo cuerpo pensaran como responder.
-Sí, yo quiero eso... Lo siento, creo que es un poco egoísta de mi parte. En teoría yo debería ser la adulta en está situación, pero me gusta mucho mi nueva vida, y a pesar de que por dentro sé que eres mi hija, por fuera estoy perdidamente enamorada de ti, Tadano-kun-
Shuuko Komi habló con sinceridad, incluso se refería a si misma como la mujer adulta que alguna vez fue, dejando en claro que ella podía dejar eso atrás para aceptar sus deseos.
-Yo pienso parecido... No, honestamente mi situación la veo más complicada; como mujer amo totalmente a mi esposo, él puede hacer lo que quiera conmigo y yo estaré encantada de complacerlo con mi cuerpo... en lo que respecta a mis sentimientos, el cuerpo de Komi-san me sigue pareciendo maravilloso, y aún más maravillosa es Komi-san... si hablamos de egoístas, yo soy la persona más egoísta, porque quiero a mi esposo, al cuerpo de Komi-san y a Komi-san en mi antiguo cuerpo-
El rostro de la mujer se pintaba de un rojo precioso, lo que nunca se había pensado era ver a Shuuko Komi sonrojada, y ahora que confesó como se sentía Tadano en el cuerpo de la mujer, no pudo evitar sonrojarse más que nunca al compartir su codicioso deseo.
-¿Que hay de ti, Komi-san?-
Preguntó Tadano en el cuerpo de la mujer, hablando directamente a su anterior cuerpo donde estaba Shoko Komi, quien tras armarse de valor, no dudaría en utilizar su voz para expresar lo que ella quería como siempre había soñado.
-Lo siento mucho, pienso que yo soy la más egoísta aquí. De verdad intente ignorar mis sentimientos pero no puedo, mi nuevo cuerpo quiere estar con mi antiguo cuerpo, y mi corazón quiere estar con Hitohito sin importar que se vea como mi madre... Mi petición es la más egoísta de todas y entenderé si no se sienten cómodas con esto, aún así... las invité a venir y hablar de esto porque me gustaría preguntar ¿Ambas quisieran estar conmigo?-
Lo que ya parecía evidente y que ninguna de las mujeres mencionó, fue sacado a relucir por Komi-san, o mejor dicho Tadano Hitohito, quien de forma apasionada continuo su declaración.
-Sé que nos meteremos en problemas, y que será muy difícil mantener nuestra relación en secreto pero si ambas quieren estar conmigo, haré lo mejor que pueda para ser un buen novio, cuidaré de ambas con amor, pondré todo mi tiempo en darles su atención y cada que necesiten ayuda, quiero estar ahí para ayudarlas y verlas sonreír. No puedo prometerles que nuestra relación saldrá bien, lo que sí puedo prometerles es que haré todo lo posible para que nunca les falte nada, para que sean felices todo el tiempo, para ayudarlas y estar junto a ustedes siendo felices por siempre-
El chico extendió ambas manos, una delante de cada una de las mujeres, terminando su declaración de amor con una pregunta más que necesaria.
-¿Aceptarían salir conmigo?-
Pidió Tadano agachando la cabeza y cerrando los ojos, completamente nervioso del resultado mientras que las chicas de la familia Komi-san sonrieron en silencio y dieron su respuesta sin palabras.
En ambas manos del chico, las mujeres dejaron una sorpresa que le hizo abrir los ojos, solo para poder ver una imagen más que encantadora y que dejaba en claro cual era la respuesta de ambas mujeres.
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-Ah... cuanto extrañaba esto, no sabes lo feliz que me siento ahora...aunque nunca pensé que tendría mi primera vez, dos veces... podría jurar que ustedes ya lo habían hecho... me alegra que fueran buenos niños y se comportaron... hasta ahora-
Entre hermosos gemidos y jadeos, un pequeño aire de incomodidad invadió la habitación, a lo que rápidamente se disculpo la joven Shoko.
-Lo siento... hable demasiado... solo estoy muy contenta por esto, ya no es necesario ocultar como me siento con ustedes... los amo demasiado-
Dijo la joven Komi-san sin poder mostrar la cara, aferrándose a las sabanas y tratando de ocultar sus apasionados gemidos producto del gran amor y placer que Tadano le hacía sentir.
-Sí, yo me siento de la misma manera, aún tendremos que mantenerlo en secreto del resto de personas, pero saber que ustedes piensan y se sienten tal como yo me alegra, me siento muy contenta de nuestra relación-
Respondió de forma amable pero ansiosa la señora Shuuko Komi, quien no podía dejar de mirar como los cuerpos más jóvenes se demostraban amor, sin querer esperar mucho más tiempo antes de que volviera a ser su turno. No había sido olvidada para nada, sin embargo, comparar los dedos del chico a su miembro, era una enorme diferencia que no tenía punto de comparación.
-Afortunadamente será sencillo tener tiempo juntos, solo debemos ser cuidadosos y podremos seguir así por mucho tiempo-
Agrego el joven Hitohito, moviendo sus caderas enérgicamente hacía Komi-san, intentando no descuidar el movimiento de sus dedos para el disfrute de la señora Komi.
La respuesta de ambas mujeres era más que evidente, ellas estaban felices de la declaración de amor de Tadano, correspondiéndola y sin perder el tiempo, comenzaron algo más íntimo donde los tres estarían involucrados.
Las reglas para su relación serían sencillas, intentando pasar el mayor tiempo y experiencias posibles juntos todo el tiempo, y en caso de que Tadano salga más tiempo con la madre o con la hija, buscar el momento correcto para compensar esa atención extra que una recibió en otro momento.
Quizás la parte problemática sería mantener oculta su relación, que fuera un secreto era lo mejor para los tres por muchos motivos, sin embargo eso pondría un poco más difíciles las cosas entre Shuuko y Tadano, quienes esperaban que sus fuertes sentimientos y apasionado amor fueran cosa suficiente para solucionar ese detalle.
-Tadano-kun... puede ser más duro conmigo si lo deseas, prometo que lo disfrutaré... y si intentas moverte de está manera, será aún mejor para los dos-
La experimentada Shuuko Komi hablaba, disfrutando de su primera vez en su nuevo cuerpo, guiando con amor  atención a los menos experimentados que también se veían aún más satisfechos tras cada enseñanza que compartía la antigua madre de familia.
-Ya veo, en serio se siente mejor... creo que estoy llegando-
-¿Al clímax? Yo también, quizás-
-Más profundo... quería decir que estoy llegando más profundo-
Interrumpió el chico a su pareja, quien aunque estaba avergonzada, estaba aún más contenta de saberlo.
-Lo sé, puedo sentirlo... y por eso creo que no aguantaré mucho más-
Todo el cuerpo de Shoko se tensó por un momento, soltando un gran gemido antes de relajarse y quedar tendida en la cama.
-¿Terminaste? Me da vergüenza decirlo pero no tienes tanto aguante, su experiencia pasada no es suficiente para seguirle el ritmo al cuerpo de Shoko. Yo creo que tengo mucho que aprender, aún son muy torpe y nueva en esto, pero mi cuerpo se siente más que listo para seguir toda la noche-
Mientras madre e hija compartían novio, la joven Komi-san estaba exhausta tras haber terminado varias veces por el gran placer que le daba Tadano. La chica fue la primera en tomar iniciativa, sin embargo, tras cada vez su energía y dominio se iban reduciendo hasta que Tadano la había dejado sin energía sobre la cama. La señora Shuuko Komi tenía mucha experiencia, pero ahora en el cuerpo de su hija inexperta, la energía le había traicionado.
Por su parte, Tadano en el cuerpo de Shuuko no mostraba la mejor iniciativa, las primeras veces tuvo que ser guiada por Shoko y el nuevo Tadano era quien tomaba la iniciativa, pero al contrario de lo que pasó con su hija, tras cada acercamiento, la mujer iba ganando confianza, aún tenía mucha energía y a diferencia de su hija, ella estaba ansiosa por continuar un buen rato con su joven amante.
-Sí... es vergonzoso darme cuenta de esto... sobreestime mi nuevo cuerpo... y subestime a ustedes dos.... yo estoy satisfecha, no puedo seguir con esto... solo... solo déjenme mirar y tomar el aliento... si necesitan ayuda, les echaré una mano... por ahora, diviértanse ustedes, chicos-
Con esa declaración de la mujer, los antiguos Tadano y Komi, estaban listos para centrarse cada uno en el otro. felices de estar juntos como siempre quisieron, y que aún si no era como habían imaginado, no perderían más tiempo en demostrar cuanto es que se amaban el uno al otro.
De esa forma, la noche para Shoko Komi había concluido, pero no para su madre Shuuko ni para su novio Tadano. Desde está noche donde los tres consumaron su amor, empezarían con una relación secreta, demostrándose cuanto se aman en cada ocasión y que haber intercambiado de cuerpos no sería una limitante para que los tres pudieran disfrutar de una hermosa e íntima relación.
Créditos en la imagen.

sábado, 13 de abril de 2024

El cambio de Komi-san: Final Té con efecto temporal

-Hola, cariño, ¿te gusta lo que ves? Hace tiempo que no teníamos un rato libre de los niños, así que pensé en sorprenderte. Por tu expresión, veo que lo he conseguido, ¿mi cuerpo te sigue encantando a pesar de nuestra edad? Eso merece una recompensa, ven aquí-
La segura y sensual Shuuko Komi invitaba descaradamente a su marido a pasar la noche con ella, tal como hacía cuando eran unos jóvenes enamorados. Sin embargo, a pesar de lo emocionado que se le veía al padre de familia, este permanecía inmóvil ante su bella esposa, que después de mucho tiempo, comenzaba a actuar como siempre había sido, dejando su papel de madre modelo y hogareña para ser la misma mujer carismática y extrovertida de la que el hombre se había enamorado hace años.
¿A que se deberían los cambios en su mujer? Él no estaba seguro, pero la respuesta era algo que la señora Shuuko Komi, su hija Shoko Komi y el joven Tadano Hitohito se llevarían a la tumba.
Hace algunos meses, la señora Shuuko había preparado té para ella, para su hija y el amigo de su hija, sin saber que las hojas con las cuales preparó el té provocarían que ellos intercambiaran de cuerpos, y su vez, provocó que Shoko Komi pudiera superar su ansiedad social.
Saber que Shoko se podía comunicar como cualquier otra persona, fue motivo suficiente para que todos aceptaran simular las vidas de sus nuevos cuerpos, haciéndolo de forma exitosa cada uno a su manera durante varios meses. Claro, cada uno de los afectados hizo lo mejor que pudo para actuar su nuevo papel, con algunos ligeros que cambios que se apañaron para su nueva vida y cubriéndose la espalda mutuamente si alguno llegaba a tener un descuido.
Cada uno se había puesto cómodo con su nueva vida, sin imaginar que un día como cualquier otro, cada uno de los involucrados despertaría en su cuerpo original.
Madre, hija y el mejor amigo de su hija se tuvieron que reunir lo antes posible para discutir la situación, tratando de entender que sucedió y aún más importante, tratando de decidir que harían a continuación.
-Cariño, ¿No piensas responder? Es una pena, sé que había estado algo rara los últimos meses, pero ya estoy bien, y quería aprovechar esta oportunidad para compensar a mi lindo marido-
Un ligero maquillaje, su perfume favorito y un bikini negro y ajustado que había guardado para un momento especial, recostada de forma sexy en la cama, Shuuko seguía intentando seducir a su marido que aún sin decir palabra, se podía notar lo tentado y avergonzado que estaba por su esposa.
-Ya veo... tal vez estoy siendo muy egoísta. Primero me comporte extraño, tampoco tomé la iniciativa, y después de meses así, te parece raro que te demuestre mi afecto-
Decía con una voz triste y decaída, incluso sus ojos se veían como los de un cachorrito triste que terminó por coronar su actuación con una pregunta imposible de ignorar.
-¿Será que ya no me amas o te parezco vieja?-
Ante esa pregunta, aún sin mediar palabra, el hombre comenzó a desvestirse, haciendo reír a la mujer que estaba ansiosa por comenzar.
-Vaya, ¿aún me amas?¿O será que no soy tan mayor todavía? Me halaga que sigas queriendo estar conmigo, cariño. Déjame recompensarte usando mi eterna juventud para aguantar toda la noche. Llevo esperando esto por mucho tiempo-
Shuuko esperaba con impaciencia en la cama, dispuesta a entregarse en cuerpo y alma una vez más a la persona que más ama en el mundo.
Después de todo, mientras estaba en el cuerpo de su hija Shoko, no tuvo de otra más que resistir sus deseos adolescentes.
El cuerpo de su hija amaba y deseaba estar con Hitohito, pero Shuuko solo tenía ojos para su marido, por lo que había estado conteniéndose como nunca antes en su vida. Ahora que la mujer había vuelto a su cuerpo, no perdería la oportunidad de expresar sus deseos de amor y su romance con el único compañero de toda la vida que ha tenido, y del cual no está dispuesta a alejarse una vez más.
-¿Los niños? Están visitando a la abuela todo el fin de semana, así que no hay motivo para preocuparse. No te contengas, por favor-
Esas últimas palabras eran todo lo que el hombre necesitaba, dispuesto igual que su mujer, a demostrarse cuanto se aman durante todo el fin de semana que estarán solos en casa.
Créditos a quien correspondan.
Sin embargo, había una pequeña mentirita piadosa en las palabras de Shuuko. 
Su hijo Shousuke sí estaba de visita con su abuela, mientras que su preciada hija Shoko, estaba de visita con Tadano Hitohito.
El día anterior fue la reunión de los 3 donde Shuuko y Tadano comenzaron a discutir que podía hacer, barajando todo tipo de opciones e ideas entre ellos dos, hasta que la última involucrada en el intercambio de cuerpos habló. De forma clara y precisa, siendo honesta con sus sentimientos y agradeciendo tanto a su madre como a su mejor amigo, ahora que cada uno había regresado a su cuerpo original, la señorita Shoko Komi se podía comunicar.
La causa no la tenían tan clara, quizás estar en el cuerpo de Hitohito ayudó más de lo esperado a Komi-san, quien ahora en su propio cuerpo, se podía comunicar como siempre había querido, expresando su opinión y que es lo que ella quería.
-Tadano-kun, te amo-
Decía la joven Shoko, sentada sobre el regazo de Tadano, a quien besaba de forma apasionada, mostrando sus intensos sentimientos con acciones y palabras.
-Te amo, te amo, te amo, te amo... No sabes cuanto me esforcé para poder decirte eso. En verdad te amo, Tadano-kun-
La joven repetía una y otra vez los sentimientos que tanto esfuerzo le tomó expresar, y que ahora que había logrado, simplemente no quería parar.
La reunión entre el joven Tadano y las mujeres de la familia Komi tuvo una solución propuesta por Shoko y con la cual todos estuvieron de acuerdo.
Ya que Shoko podía comunicarse, estaría feliz de quedarse en su cuerpo para que su madre y su mejor amigo también pudiera recuperar sus vidas que habían sacrificado por culpa de Shoko, quien ahora se esforzaba aún más para ser ella quien haga felices a sus seres queridos que le ayudaron a superar su ansiedad social.
De esa forma, aceptaron volver a su vida original en sus cuerpos originales, con un enorme cambio en la relación de Komi y Tadano.
Al haber superado su ansiedad social, fue Komi-san quien declaró sus sentimiento al joven Hitohito, pidiéndole por favor que aceptará tener una cita con ella y pidiéndole que fuera su novio.
El joven Tadano aceptó, pues tras haber intercambiado de cuerpos y volver a la normalidad, la joven pareja estaba más segura que nunca del amor mutuo que había entre ellos, ansiosos de demostrarse cuanto se querían con palabras y todo tipo de acciones.
Komi-san negoció con su hermano para irse a casa de su abuela el fin de semana, dejando su casa sola para sus padres, quienes también estaban ansiosos de demostrarse su cariño tras tantos meses de ausencia.
Mientras eso ocurría en su hogar, la joven Komi-san encontró un lugar perfecto y solitario donde demostrar cuanto quería a su amado Hitohito.
Besos, caricias, palabras, abrazos, roces y cientos de cosas más eran la forma en que Komi-san demostraba su amor hacía Tadano, quien a su vez respondía con más actos y palabras amorosas para su hermosa novia Komi.
-Yo también te amo, Shoko. Quiero quedarme contigo para siempre-
A pesar de haber tenido nuevos sentimientos por los nuevos cuerpos donde cada uno estaba, ni Shuuko, ni Shoko ni Tadano aceptaron los deseos que tenían sus cuerpos, cada uno permaneció firme a lo que decía su corazón, amando solo a una persona y demostrándolo de inmediato cuando cada uno volvió a su cuerpo.
De esa forma, nunca más se hablaría de haber intercambiado de cuerpos, los meses que cada uno vivió y como se sintieron en ese tiempo, lo único importante de esa situación, fue que gracias a eso Shoko Komi superó su ansiedad social. Del resto, nunca nadie lo hablaría.
Créditos a quien correspondan.
-Muchas gracias, cariño. Estaba muy sedienta, el té me viene de maravilla-
Tras el apasionado fin de semana que vivieron las chicas de la familia Komi, Shuuko Komi estaba ordenando su habitación, siendo sorprendida por su marido que le llevó una taza de té que no dudó en beber, momento donde notó algo.
-Espera, este sabor es familiar... ¿es el mismo té que nos hizo intercambiar de cuerpos?-
Se preguntaba algo preocupada una vez que su marido salió de la habitación, dando otro sorbo más y suspirando llena de alivió al ver que ella seguía en su cuerpo.
-No tengo duda, es el mismo sabor... debo tirar ese té lo antes posible pero ¿en verdad nada sucedió?-
La mujer dio un tragó más al delicioso té, viendo que ella seguía en su cuerpo y esperando que nada malo hubiera sucedido.
-La última vez bastó con un trago para que intercambiara de cuerpos pero está vez no ocurrió nada, me pregunto ¿habrá algún problema más adelante?-
Dando un último sorbo al té, Shuuko decidió tirar la bebida por una ventana, suspirando y pensando que hacer.
-No le diré nada a esos chicos, es mejor que me deshaga da esas hojas y les ahorre una preocupación... solo espero no haber afectado a nadie por accidente-
Así, tratando de fingir que esa bebida no existió y que dar algunos tragos no tendría ni ninguna consecuencia, Shuuko Komi estaba lista para volver a su vida ordinaria de ama de casa, viendo como su hija Shoko finalmente tenia la adolescencia que tanto quería e incluso tenía un novio encantador para dar inicio a un nuevo capítulo de su vida.
Créditos a quien correspondan.