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jueves, 1 de mayo de 2025

El pacto de la sirvienta

 -Ojou-sama, ¿Qué hablamos de esto?-
    Oí detrás de mí una calmada pero aterradora voz proveniente de la persona que me atrapó con las manos en la masa, mi sirvienta.
-N-no es lo que parece-
    Tartamudee tratando de pensar una excusa acerca de mi videojuego que inútilmente escondía detrás de mi.
-¿Ah, no? Pues parece que a pesar de los castigos impuestos por sus padres, usted buscó en mi cuarto su consola de videojuegos, ojou-sama. Que ahora usted sea una niña no significa que puede entrar a mi recamara como si nada, especialmente a husmear los cajones con mis pertenencias, ambas sabemos donde estaba guardado su aparato, ¿Verdad? Un sitio inapropiado como para que usted lo esté revisando incluso si ahora somos del mismo género-
    Aun con su inquebrantable pero sutil tono de voz la sirvienta sabía lo que hacía y me tenía arrinconado, literal y metafóricamente; estaba jugando con mi consola en su habitación y ella bloqueaba la única salida, incluso si me las arreglaba para escapar ella sencillamente puede informar a mis padres lo que hice al pie de la letra y lo creerán por su leal servicio desde hace años.
-Pero Nina, este es mi videojuego-
    Proteste a lo que ella respondió.
-Y lo sé, he guardado su consola con mucho cuidado y ni siquiera la he encendido, mucho menos utilizado por respeto a usted. Por lo que no puedo evitar sentirme decepcionada al ver que usted no respeta mi privacidad, y aun más importante las reglas de sus padres. Usted desaprobó miserablemente todas sus clases particulares y sus padres le advirtieron que de seguir por ese mal camino sería castigado y enviado a un colegio femenino, donde una vez tenga cuerpo femenino, le harán una buena estudiante y señorita cueste lo que cueste-
-No diría miserablemente....-
    Interrumpí con vergüenza y desviando la mirada, siendo una vez más corregido por la sirvienta que ha estado en nuestra familia durante largos años.
-Pues yo sí le diría miserablemente cuando menos, sus padres usaban un vocabulario menos apropiado y ni hablemos de sus maestros, por lo que llamar "miserable" a su desempeño es amable de mi parte. Volviendo al tema, como parte de su  castigo no sólo le dieron el aspecto de una chica, también me pidieron le enseñará modales y que confiscara todos sus videojuegos. Por el aprecio que le tengo al joven amo, le di la oportunidad de vestirse y comportarse como considera apropiado pese a las órdenes que me dieron y usted ha fallado miserablemente a nuestro acuerdo, los videojuegos que resguardaba estaban a punto de volver a su poder por lo que también es un fracaso que se haya metido a mi cuarto a tomarlos por cuenta propia. Con todo eso dicho, dígame, señorita, ¿Por qué motivo válido debería seguirla protegiendo y no decir todo lo ocurrido a sus padres? Si les dijera lo que ha hecho, sería enviada hoy mismo a la nueva academia sin ningún privilegio y regresaría siendo otra persona, ¿De verdad quiere eso?-
    La idea de volver a hacer mi vida como una chica me aterraba, no sólo perdería todas mis cosas, de cierta forma me perdería a mi mismo para ser convertido en una chica dentro de ese lugar. Y aún sabiendo la gravedad del asunto, no tenía una buena respuesta ni una forma de defenderme más allá de suplicar piedad a mi doncella.
-Por favor, Nina. No le digas nada a mis papás y prometo que haré todo lo que digas-
    Ella se sorprendió un poco y llevando una de sus manos hasta la barbilla comentó.
-¿Lo que diga? ¿Está segura?-
-S-sí, creo que sí-
    Respondí un poco titubeante, dudando rápidamente de mis propias palabras que Nina comenzaba a pensar.
-Muy bien, señorita, este es el trato que puedo ofrecerle; a cambio de mi silencio por todos sus actos indebidos, yo me haré cargo de usted y tendrá que obedecerme al pie de la letra en todo lo que diga: comenzando por darle un buen baño, luego le enseñaré a vestirse apropiadamente y a utilizar un poco de maquillaje que por su estado actual no le vendría mal, como mujer debe dar una buena imagen y actualmente no la está dando ni por dentro ni por fuera-
    No pude evitar verme en el espejo delante mío y notar el cabello rubio despeinado, las calcetas mal puestas, el vestido desarreglado y con una sudadera que es de mi ropa de chico, no pensé que fuera la gran cosa, pero al ver el impecable aspecto de mi doncella, no tengo de otra más que reconocer que mi imagen no es ni la mejor ni la más femenina que pudiera apreciarse.
-La ropa que usa ahora no es de la selección brindada por sus padres y no creo que abajo use lo recomendado para una dama, por esa razón yo misma voy a elegir toda su ropa y le enseñaré a usarla apropiadamente, eso incluye andar en tacones ya que me di cuenta que prefiere ir descalza a usar calzado bajo, por lo que le enseñaré a usar tacones apropiadamente. Una vez bien vestida y arreglada le enseñaré modales, no debe ser un problema ya que sin sus videojuegos, tiene un montón de tiempo libre para aprender a comportarse como una señorita. Por último, estudiaremos juntas los temas de sus clases reprobadas, supongo que estudiaremos una materia por día para abarcar todos sus cursos desaprobados, una vez termine el estudio podrá ir a dormir o repasar lo aprendido en el día dentro de su habitación ya sea en los estudios o en su vida como mi Ojou-sama-
    Su mirada lo decía todo, ella estaba completamente decidida a cumplir con su palabra, ella lo haría y yo mejor que nadie sé que cuando mi maid se propone algo lo cumple. y que Nina por inadvertida que pueda pasar, es de temer cuando se lo propone, incluso más que el colegio al que me quieren mandar.
-P-pero-
-Ni siquiera intente protestar o cambiar mis palabras, señorita, yo no pienso perder el tiempo y si no acepta todo lo que dije y tal como lo dije justo ahora, sencillamente daré media vuelta para informar a sus padres y que lo envíen al colegio para señoritas-
-¡No! ¡Está bien! Tú ganas, prometo hacer lo que digas-
-Como usted diga, señorita. Cabe mencionar que en el momento donde incumpla con su palabra, sin importar nada, iré directo a informar a sus padres sumando a sus actos el hecho de mentirme y hacerme perder mi tiempo, ¿Está bien?-
-Sí, está bien-
    Respondí completamente derrotada ante el horrible acuerdo que acepte, todo por husmear en sus cajones para recuperar mi consola.
-Entonces con nuestro acuerdo pactado, le pido que se adelante al baño, comience a quitarse la ropa y preparé usted el agua a la temperatura que más le plazca, yo iré a su habitación por la ropa de mi elección para usted y así dar inicio a mi pequeña intervención. Cuento con usted mi señorita-
Créditos a quien correspondan.

jueves, 6 de febrero de 2025

Una extraña relación

    Cuando pedía que mis padres me prestarán atención y fueran mejores conmigo no me refería a esto, nada más alejado de la realidad.
    Hace algunas semanas yo tenía 16 años y bueno, la mayor parte de mi niñez mis padres se la pasaron trabajando al punto que había días enteros donde no sabía que era de ellos. Y al crecer esto no cambió mucho, con la diferencia de que yo podía valerme cada vez más por mí mismo puesto que no tenía otra opción. Sin embargo, más de una vez me hubiera gustado estar con mamá o papá más tiempo, comer juntos, salir de paseo o simplemente que mostraran más preocupación por el único hijo que tenían. 
    Y con todas esas ideas en la cabeza y cansado de la forma en que mis padre me hacían sentir abandonado, un buen día desperté en otro cuerpo; siendo alta, de cabello rubio, usando una ridícula pijama con diseño de arcoíris y unicornios a pesar de verme mucho mayor como para usar algo así, prácticamente era una adulta joven con un atuendo, cuarto y aspecto muy infantil por alguna razón. 
    Por si despertarme en el cuerpo de una joven rubia fuera poca cosa para mí, eso no era todo porque apenas descubriendo y preguntándome qué había pasado para que terminará en este cuerpo, una mujer entró para abrazarme, preguntar como estaba, sacar mi ropa y empezar a cambiarme como si fuera la cosa más normal del mundo. Quise oponerme de inmediato por lo extraño que me parecía tanto la mujer como lo que quería hacer conmigo, pero al ver como me puse a la defensiva, la mujer solo acarició mi cabeza y dijo que lo dejara todo en manos de mamá.
    No entendía como fue que llegamos a este escenario, pero tal parece que ella ahora es mi madre y se llama Ana mientras que yo con mis nuevos 26 años soy Cassy y entre ambas hay una relación algo extraña por decirlo menos.
    A mi madre le encanta cuidarme y protegerme mientras que a Cassy le encanta ser mimada al punto de la dependencia y deja que haga todo eso por ella, por lo que gran parte de su rutina depende de esta relación donde mamá se hace cargo de todo lo que pueda necesitar y cumple con todo lo que pueda querer.
    Mamá me despierta por las mañanas, me cambia al elegir mi ropa, luego desayunamos y mientras ella trabaja desde casa yo puedo jugar a lo que quiera bajo su supervisión, una vez que ella termina de trabajar hace la comida y comemos para después estudiar un poco, ver una película o lo que sea y finalmente me acuesta para dormir y repetir el proceso a la mañana siguiente. 
    Al principio solo era un poco extraño, pero entre más días he pasado en este cuerpo y en el lugar de Cassy, más asfixiante se siente su vida, yo solo quería un poco de atención por parte de mis padres pero ahora ya no soy un chico, ni tengo a mis verdaderos padres y la madre que tengo no me deja hacer nada que no la incluya a ella, es horrible y realmente no tengo idea de que hacer al respecto con mi situación en la cual no soy capaz de hallar una solución.
    Por ejemplo, hoy después de la comida quiso maquillarme, cosa a la que ya me estoy acostumbrando pero luego de eso me peinó, cosa que sin importar cuán ridículo o infantil fuera he estado tolerando, la gota que colmo el vaso fue cuando me quitó la ropa dejándome en ropa interior para ponerme un tonto vestido de princesa muy corto y femenino, decía que me vería adorable usándolo a lo que respondí que ni en un millón de años me pondría algo como eso.
    Para no alargarlo tanto, discutimos como nunca y me echó en cara que la verdadera Cassy fue quién comenzó y rogó por esta extraña relación así que no dejaría que se echara para atrás "por un pequeño cambio fuera de sus manos".
    Mi madre ni siquiera me dejó volver a ponerme la ropa y me llevo de la mano hasta mi habitación sin cenar y cerró la puerta, dejándome a solas para "seguir haciendo mi berrinche", cosa que terminaría siendo verdad porque aquí encerrada solo tengo mi cama y ya, no hay televisión ni juegos ni siquiera tengo ropa así que a menos que quiera andar desnuda en mi habitación solo puedo andar en bragas y sostén hasta que me deje salir. 
    Me gustaría aprovechar el tiempo y buscar una forma en la que pueda volver a mi cuerpo, volver parece una opción más sencilla que hacer cambiar esta relación con mamá pero insisto, aquí encerrada no tengo forma de hacer nada que me pueda ayudar así que además de quejarme con que yo no pedí esto, solo me queda esperar una oportunidad para volver a la normalidad en esta vida o la anterior. 
Créditos a quien correspondan.

viernes, 17 de mayo de 2024

Mis dos bellas hijas

Desde siempre, toda la vida, había soñado con tener un par de hermosas hijas a quienes criar y mimar tanto como me fuera posible.
No obstante, la suerte nunca me sonrió y hace 17 años tuve a Carlos, mi primer hijo. Luego, hace 15 años tuve a Uriel, mi último hijo y el más pequeño, fallando dos veces en dos intentos sobre mi sueño que quería realizar, negándome rotundamente a tener un tercer fracaso.
De cualquier forma los amo, y les di todo el cariño que pude en mis posibilidades, después de todo no se puede tratar de la misma forma a un hijo que una hija, y tampoco es lo mismo una relación madre e hija que madre e hijos.
Cuando casi toda mi esperanza de tener hijas había muerto, una peculiar oportunidad llegó hasta mis oídos y fue así como salí de vacaciones con mis dos precioso hijos para ir hasta la playa mujeres.
Claro, no le dije el lugar exacto que íbamos a visitar, ellos solo sabían que íbamos a la playa pero el sitio era una sorpresa que fue de su completo agrado, me atrevería a decir que era un paraíso literal para ellos, al ser los únicos chicos en una playa llena de hermosas mujeres jóvenes o algunas con un par de años más pero que se mantienen hermosas tal como yo.
Encantados por la preciosa playa, y aún más preciosas mujeres, mis chicos salieron corriendo a la playa mientras yo me bronceaba y los vigilaba para averiguar si era cierto o no el rumor de este lugar. 
No podía expresar mi alegría al describir la verdad, dejando de lado la idea de broncearme en cuanto observé que mis hijos poco a poco y sin que lo notarán, comenzaban a transformarse en lo que siempre soñé.
Para el momento en que llegué con ellos, ya no eran ellos, eran ellas; mis dos bellas hijas que siempre quise tener; puede que no heredarán mi cabello rubio o mis bellos ojos, pero esos cuerpos de modelos me recuerdan a mi durante mi juventud, además que con solo el hecho de ser unas niñas preciosas era más que suficiente para tener la felicidad que una madre solo puede tener con sus hijas.
Por último y lo mejor, fue que ambas me reconocían como su madre, hablando con las dos, todo era exactamente igual en sus memorias con el ligero detalle de pensar que toda la vida han sido chicas que adoran pasar el rato con su mamá. Al pensar en esto, ahora esa es la realidad, así que no voy a discutir con sus bellos recuerdos, ellas son y siempre fueron mis dos preciosas hijas con quienes por fin pude ir de vacaciones madre e hijas a la mítica playa mujeres. 
Créditos en la imagen.

jueves, 18 de abril de 2024

Una vida más tranquila

Cuando pedí que mi vida fuera sencilla y tranquila no me refería a esto. 
Quiero decir, toda vida tiene sus problemas y fuentes de estrés, la mía para nada era una excepción, por no decir que mi vida tenía demasiado estrés por la escuela, el trabajo, la familia, los amigos, el deporte, mi salud y otros muchos factores que de solo pensar ya hacen que me duela la cabeza.
En un comienzo no me vi tan afectado por todas estas cosas estresantes, cuando más bien, yo intentaba no darme cuenta de que mi situación cada vez estaba peor, intentando dar lo mejor de mi con la esperanza de que todo fuera a mejorar. Por desgracia eso nunca pasó, y entre más avanzaba el tiempo, más cansado me sentía, peor era mi situación y apenas podía estar de pie, tratando de aguantar otro día que parecía ser más horrible que el anterior.
La escuela era cada vez más exigente, consumía mucho tiempo dentro y fuera del salón para mantener mis notas, entregar proyectos, presentar exposiciones o cualquier otra clase de ridículo trabajo que la maestra en turno se le ocurriera pedir, para posteriormente menospreciar.
Aunque tener un ascenso se piensa que es bueno, en mi caso no, ya que el ascenso me dio un aumento de horas de trabajo, de responsabilidades y consecuencias además de actividades a realizar pero sin recibir ninguna clase de aumento en mi salario. Cuando me di cuenta de eso, pensé que lo mejor sería renunciar y buscar otro empleo, lamentablemente quedarme sin trabajo y sin dinero de forma indefinida era algo mucho peor, por lo que no tuve más remedio que soportar mi empleo explotador.
Por si la escuela y el trabajo no fueran suficiente castigo, una enorme discusión en casa dio como resultado que cada uno comenzara a vivir por su cuenta y se las arreglará como pudiera. Así que a mis preocupaciones, tenía que sumar el buscar un nuevo hogar que pudiera pagar y asumir completa responsabilidad del lugar.
Yo estaba agotado, ya no podía más, no tenía ni un momento para descansar de todas las horribles cosas que pasaban en mi vida y como de un niño haciendo berrinche, en soledad pedí un merecido descanso de todo eso. Sin embargo, nunca imaginé que mi deseo se hiciera realidad y mucho menos que fuera de la manera que me tocó experimentar.
No recuerdo haber ido a la cama pero al despertar fue asombroso no sentirme cansado o con dolor en el cuerpo, estaba completamente relajado, algo que hace muchos años había dejado de experimentar y que ahora disfrutaba de una forma tan gloriosa que me costaba poner en palabras.
Lleno de energía y emoción me dispuse a salir de la cama, sin imaginarme que al quitarme las sábanas, vería un cuerpo completamente diferente al que tenía la noche anterior; mi cuerpo de joven estudiante que rozaba la adultez había desaparecido, dejándome dentro del cuerpo de una niña pequeña que no parecía ser mayor de los 10 años.
La confusión fue inmediata y evidente, no podía creer lo que mis ojos veían, me costaba aceptar que mi cuerpo se había vuelto tan suave y pequeño, usando una infantil pijama anaranjada que dejaba a la vista mi clara piel, con el cabello recogido para que no tapara mi suave y redonda cara que me hacía sentir aún más pequeña y avergonzada.
Antes de poder decir algo o de superar la sorpresa de verme de esta manera, me di cuenta de que mamá entró a mi habitación, luciendo ella mucho más joven y feliz, dándome un beso en la frente y un cálido abrazo que fue tan sorpresivo que no pude corresponder.
-¿Cómo durmió mi princesa? ¿Todo bien?-
Preguntó de forma amorosa mamá mientras comenzaba a peinar mi cabello.
-Sí, mamá de maravilla ¿Y tú?-
-Muy bien, aunque deberías darte prisa en arreglarte para ir a la escuela mientras preparó el almuerzo-
-¿Harás el almuerzo de todos?-
-Pues sí, como siempre lo hago, el tuyo y el mío-
-¿Y el de papá o mis hermanos?-
-¿Hermanos? Ya deberías despertar Dani, no tienes hermanos, aunque quizás en unos años puedas ser una gran hermana mayor-
Las palabras de mi madre me dejaron sin respuesta, no sabía que decir ante lo que había escuchado, pues todo parecía indicar que solo estamos mamá y yo en está situación, que por irreal que pudiera parecer, a cada momento se esforzaba más en parecer autentica, como si mi vida anterior solo fuera un mal sueño y mi atentica vida fuera como una niña pequeña al cuidado de su madre.
-Rápido, amor. Si no te das prisa, el desayuno se va enfriar-
Las palabras de mamá me hicieron volver a la realidad, o reaccionar.
-Date prisa, ¿Si?-
Me pidió con un tono amoroso que ya casi había olvidado, dándome un beso en la frente y entregándome mi ropa a utilizar; ella me dio un uniforme escolar femenino, era el mismo que use cuando niño solo que ahora el suéter iba con falda, calcetines largos y una blusa que de inmediato supe cómo ponerme.
En cuanto mamá salió de mi habitación comencé a ponerme el uniforme escolar a la para que pensaba acerca de la situación que estaba viviendo; ella y yo somos muy jóvenes, por no mencionar que ahora yo soy mujer, o mejor dicho soy una niña: ahora no tengo hermanos ni a papá, por lo que tampoco deberían haber problemas familiares ni económicos, es cruel decirlo de esa forma pero es la realidad.
Una mezcla de confusión, preocupación y alegría me invadían más y más; por una parte me sentía mal de haber dejado de ser un hombre, perder la mitad de mi edad y de mi familia, pero otra parte de mi estaba contenta por finalmente tener la oportunidad de descansar y hacer las cosas mejor ahora como una niña; ahora puedo tener una vida mucho más feliz y tranquila, quizás me estoy emocionado pero creo que tengo muchas oportunidades en está vida, lo cual me hace feliz desde el fondo de mi corazón.
La mezcla de emociones me hicieron darme prisa en vestirme con mi uniforme, para salir de mi habitación y conocer el mundo distinto a mi vida anterior.
Todo sería mejor esta vez, podía apostar lo que fuera a quien fuera que lo haría mejor está ocasión, y con esta nueva oportunidad, una mejor y más tranquila vida para mí estaba a punto de comenzar. 
Créditos a quien correspondan.
-Wow, enserio que son enormes-
Decía mi amada pareja mientras jugaba y estrujaba con cuidado mis pechos, algo que me hacia sonreír llena de alegría.
-Jejeje ¿Supongo que gracias? Parece ser que lo estas disfrutando-
-Un poco a decir verdad....debo verme como un pervertido, perdón-
-No te disculpes, yo te quiero mucho y en serio quería que llegáramos a esto, aunque debo decir que eres algo lento; cuando te conocí no pensé que fueras tan tímido, amo ese rasgo de ti, pero también eso hizo que te tomarás tu tiempo antes de pedirme una cita-
La cara de mi pareja se puso roja por mi confesión, enterneciendo mi corazón aún más por la reacción de mi amado, quizás hoy no era el día en que nos volveremos uno para mostrar nuestro amor pero estaba bien, me gusta el ritmo de este amor y estoy completamente segura de que en este momento se va a consolidar. Él no me dio un anillo de compromiso, me dio este hermoso collar que desde hace años nunca he descuidado y nunca descuidare ya que es la muestra más pura de nuestro perfecto amor.
Nuestro plan de vida juntos está listo hace mucho tiempo; sé que una vez nos graduemos y tengamos trabajo vamos a vivir juntos; él me prometió ir a pedir mi mano delante de mis viejos padres, lo cual me haría muy feliz, en especial si aprueban nuestro compromiso; pero no tengo duda de que el momento que más añoro es el de nuestra boda, ver vestidos de novia es un pasatiempo que tengo y quiero verme lo mas hermosa que nunca para ese día tan especial que cada vez veo un poco más cerca de volverse realidad.
Después de tantos años, mi vida se ha llenado de hermosos recuerdos, al mismo tiempo que muy profundo dentro de mi, recuerdo ese día donde desperté siendo una niña pequeña.
¿Quién diría que después de casi 10 años aún tengo recuerdos de mi vida pasada? Son lindos y vergonzosos por partes iguales, e incluso más que eso, son nostálgicos.
Hace años pensaba que esos recuerdos serían un problema para mi nueva vida, en especial para mi vida amorosa, un tiempo intenté salir con chicas pero no funcionó y aunque no me sentía tan cómoda estando con hombres, el gusto fue creciendo y todo mi amor cayó en este hombre que robó mi corazón. 
Comenzar a salir con un chico no fue fácil, no solo por la cuestión del género, diariamente me debatía sobre contarle o no de mi pasado, teniendo miedo de cual podría ser su reacción; me daba mucho miedo perderlo o que él pensará que yo estoy loca; toda clase de malos escenarios no dejaban de aparecer en mi cabeza, ya que no había una forma fácil o sencilla de contarle mi historia a la persona que más quería en el mundo.
Tras pensarlo durante meses largos meses, terminé por contar "una historia", presentándole a mi novio un escenario "ficticio" y preguntando si después de todo eso él aún me amaría. 
Su respuesta me robó aún más el corazón, fue simple y honesta, me hizo sentir mucha alegría y de inmediato supe que él era la persona correcta para compartir el resto de mis días.
Con una gran sonrisa, le expliqué que ese escenario hipotético se me acababa de ocurrir, pero que me hacía muy feliz saber que incluso si antes yo era un hombre, él me seguiría amando.
Me sorprendió un poco que mi novio preguntará detalles sobre ese escenario ficticio, a lo que dije que había sido un sueño raro de cuando era niña:
Le conté que mi vida en el sueño era muy difícil, que mis padres peleaban, que mis hermanos me odiaban, que todo era terrible y por mucho que me esforzará, no parecía que nada fuera a mejorar. Así, un día desperté como una niña pequeña sin más problemas que ir a la escuela; acostumbrándome a ir a la escuela, con vergüenza y poco a poco también acepté que me cuidarán, aprendí a ser más femenina, a amar mi nueva vida y sobre todo, conocí el amor con un increíble chico con el cual deseo estar casada, vivir juntos y tener una hermosa familia algún día en nuestro futuro.
Mi amada pareja pensó que tenia una gran imaginación, no solo por el sueño de mi pasado, también por mis sueños a futuros en los cuales él estaría encantado de participar.
Las confesiones de amor y los deseos de estar juntos que eran correspondidos el uno por el otro nos llevó hasta este momento; mi corazón latía como loco, yo estaba tan avergonzada de mostrarle mis pechos y aún más de dejar que él los tocará, pero aún más grande que la vergüenza, era mi amor hacía mi novio que estaba muy contento por este momento.
Aún no era el momento correcto de darle todo de mi, sin embargo, quería demostrarle aunque sea un poco todo mi amor, mi cariño, mi afecto y que soy una mujer por donde me vea; quitándome la blusa y la falda, quedando con mis calcetas negras, mi linda ropa interior y claro, el collar que él me otorgó como muestra de nuestro amor.
Mi cuerpo se estremecía con cada toque y eso que es por encima de la ropa, no sé cómo voy a reaccionar cuando vayamos más lejos pero no hay duda de que estoy disfrutando el momento, ambos lo estamos y con este chico tan encantador no hay duda que tendré una vida linda y tranquila por el resto de mis días. 
Tal como siempre lo desee y después de tantos años esforzándome, creo que al fin lo cumpliré.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 1 de abril de 2024

Faldas y deseos

-Dios...no de nuevo-
Me murmuré viendo que otra vez tenía que pasar por unas escaleras para llegar a mi destino, lo cual no me sería un problema de no ser por lo estúpidamente corta que era mi falda, obligándome a esperar que no hubiera nadie cerca para que no viera mis bragas al subir y bajar las escaleras.
-Sí tan solo pudiera bajarla un poco...supongo que deberé comprar una nueva para mañana la escuela, no quiero pasar otro día sintiéndome de está manera-
Suspiré y con la cara avergonzada puse mi mano para intentar cubrirme un poco ahí abajo, subiendo rápido con la esperanza de que la vergüenza termine pronto, pero también siendo cuidadosa para no levantar mi falda y dejar a la vista mis pantys blancas. Lo único peor que ser vista por algún pervertido, es que yo misma sea la pervertida que va mostrando sus bragas y trasero a todo mundo por subir rápido las escaleras.
-Cuando pedí volver a la escuela no me imaginaba que sería de está forma....-
Me dije a mi mismo, o mejor dicho a mi misma, ya que desde ahora debería acostumbrarme a llamarme como a una chica, todo gracias a mi maravilloso y tonto deseo que intentaré revertir.
Hace poco ingresé en la facultad de química de mi ciudad tal como quería mi padre, y justo como no quería yo. Yo quería estudiar diseño pero con tal de complacer el capricho de mi padre, sacrifique mi sueño por algo que ni me gusta ni entiendo por completo, estoy bastante seguro que de no ser porque presenté el examen de conocimientos generales no hubiera entrado en esta dichosa escuela en la cual apenas tengo lo necesario para seguir al corriente.
De verdad que intenté tomarle el gusto o cariño a la carrera, solo que era horrible para mi, no entendía nada, todo se me complicaba, me quedaba dormido en todas las clases y si llegaba a reprobar, cosa que iba a pasar, estoy seguro de que papá me echaría de la casa por ser un fracaso ante sus ojos.
Por todas esas preocupaciones, cuando vi un pozo de los deseos en mi camino a casa, no dudé en lanzar una moneda pidiendo lo que más deseaba: "Tener otra oportunidad en la escuela y estudiar lo que yo quisiera".
A la mañana siguiente cuando desperté, toda mi recamara se había transformado a tal punto que parecía la habitación de una chica, tal como yo que había dejado mi cuerpo normal para verme como una hermosa chica de cabello azabache.
En cuanto me miré en el espejo, dándome cuenta que soy una chica por donde sea que me vea, no pude contener mis ganas de gritar y hacer un escandalo, el cual llamó la atención de mi padre que sin dudar entró para "consolar a su princesa"; dándome un abrazo que logró tranquilizarme y diciendo que no fuera a la escuela si me sentía mal, algo que acepté con timidez por la extraña situación que estaba viviendo.
Una vez me dejó a solas pude comprobar muchas cosas, como que mis cajones tenían lencería y mi armario faldas y vestidos, mi escritorio tenía maquillajes al igual que fotos "mías" desde pequeña hasta ahora, una estudiante a punto de elegir carrera, misma en la cual papá no interfiere diciendo "Mi hija es tan linda y buena, que será increíble en lo que sea".
-Si tan solo me hubiera dicho eso cuando era chico...-
Si hubiera hecho eso cuando era un hombre me hubiera ahorrado este deseo al pozo que me convirtió en mujer, así no tendría que acostumbrarme a ser una chica, maquillarme, cuidar mi cabello, incluso ir al baño tal como lo hace una dama, junto a muchas ideas más que poco a poco aparecen en mi cabeza.
Sin tener muchas ideas de que hacer, terminé por ponerme lo que parecía ser mi nuevo uniforme escolar, era el mismo de cuando iba en la preparatoria, solo que ahora tenía una falda en lugar de pantalones y un lazo rojo en lugar de mi corbata.
Una vez vestida, decidí no asistir a la escuela para ir a buscar ese pozo de los deseos, con la esperanza de volver a pedir un deseo que me devuelva a la normalidad.
En mi ignorancia, pensé que mi ropa era normal, que yo me veía como una chica ordinaria, y aunque ese pensamiento era verdad, también pude notar que usaba una mini falda bastante corta y mal puesta en comparación de otras estudiantes y mujeres que vi por la calle, dejándome oír a las chicas susurraban con desprecio al verme y los chicos sonreían mientras pasaba a su lado, era obvio que lo había arruinado, no debería usar una falda tan corta, pero ya era muy tarde para dar la vuelta.
-¡No!-
Una fuerte brisa de aire sopló y mi reacción fue juntar mis rodillas, agacharme y sujetar la falda para que nadie viera lo que llevaba debajo, algo tan dramático y vergonzoso que solo había visto en las películas, pero donde ahora yo era la protagonista de esa penosa situación.
-Me podré acostumbrar a muchas cosas si me quedo como chica, pero no pienso aceptar esto todos los días-
Comenté para ponerme de pie y seguir mi camino, pensando en lo bueno y lo malo que me había traído este deseo;  puede que ahora sea una chica lo cual no fue de mi agrado pero me devolvió a mi escuela favorita donde nunca me aburría, me ha dejado la posibilidad de conocer nuevas personas, incluso podría mejorar mis notar al ya haber cursado todas esas materias y conocer a los profesores previamente, podía volverme una alumna destacada en notas y belleza sin problema alguno para que así mi camino hacía una carrera profesional sea mucho mejor que el anterior.
-La escuela de diseño gráfico...no otra vez-
Sonreí al pensar cuál sería mi nuevo destino el próximo año, una escuela y carrera que en verdad disfrutaría, lo cual me alegraba y hacía sonreía de tan solo pensar. Sin embargo, esa emoción se cortó al ver como la avenida principal estaba cerrada por obras lo que me dejaba una única opción para llegar a ese pozo de los deseos, los puentes.
-Tranquila, cuando llegues a casa tiraras esto...probablemente ¿¡Probablemente!?-
¿D-de verdad iba a tirarla? Era una falda muy linda y sería un desperdicio tirarla...puede ser un poco vergonzosa pero mis amigas dicen que tengo buenas piernas y debería lucirlas...y bueno, dicen lo mismo de mi trasero pero no estoy lista para eso, ¿Qué tal si los chicos me miran y les gusta? ¿O a mí me gusta? 
-Papá no dejaría que toquen a su princesa....¿Eh?¿Que cosas estoy pensando? Dios, la vergüenza me provoca esto, ya no debo perder el tiempo, tengo que ir al pozo de los deseos y cambiarme de ropa antes de que comience a disfrutar de todo esto-
Aún tenía que llegar al pozo de los deseos y ver si recuperaba mi vida anterior, o en su defecto, llegar a casa y buscar ropa menos vergonzosa de utilizar para mi nueva vida que recién comienza.
Por desgracia, mi máxima prioridad en estos momentos era una tan vergonzosa que toda mi cara se puso roja tan solo de pensar, debía de cruzar ese puente justo frente de las obras de remodelación, intentando tapar lo mejor que pueda mis bragas y mi trasero, sujetando mi falda con una mano y tapándome con la otra, con la leve esperanza de que ningún trabajador de las obras o peatón me vea como una chica pervertida cuyo pasatiempo es ser observada.
Créditos a quien correspondan.

martes, 6 de febrero de 2024

Mis hijas perfectas

-Ruby, Zafiro, Esmeralda, bajen ya-
Pedí con una sonrisa llena de alegría, escuchando como mis 3 bellas hijas bajaban entre risas para poder verlas en las escaleras; todas estaban hermosas, bien vestidas de rosa con los atuendos que les elegí. No hay duda de que meterlas a ese campamento fue lo mejor que pude hacer.
Ruby, Zafiro y Esmeralda, antes se llamaban Rubén, Saul y Esther, quienes eran mis hijos de menor a mayor.
Los dos hermanos y su hermana mayor siempre habían sido complicados de tratar, nunca fueron las hijas que quise tener; mi primer hija era un desastre sin modales que iba de fiesta en fiesta sin llegar a casa en días, mi decepción con mi primer hija trate de aliviarla teniendo una segunda hija mucho mejor que tristemente fue un varón, mi último intento también fue un rotundo fracaso al tener otro hombre peor que el anterior.
Conforme mis imperfecciones crecieron, se volvieron aún más problemáticas; mi hija era lo opuesto a lo que quería y ella disfrutaba de retarme; mi hijo mayor disfrutaba de seducir señoritas y luego desecharlas; mientras que mi hijo más pequeño era demasiado agresivo y aprender artes marciales lejos de calmarlo lo volvió una amenaza mayor.
Mi punto de quiebre fue cuando mi hija arrojó a la basura cosas que le dije eran importantes para mí, le advertí que si lo hacía la enviaría a un internado especial donde volvería siendo toda una señorita. Supongo que se lo tomó como personal y por eso lo hizo, sin creer que la fuera a enviar a ese internado de mi amiga, una verdadera lastima para ella, ya que lo decía bastante en serio.
A la mañana siguiente vinieron un par de hombres del internado por ella, tuvieron que cargarla entre ambos para meterla en el auto y llevársela, dejándome unas hojas que rellenar para la reeducación de mi hija para que fuera la hija perfecta que siempre debió de ser.
Meses después, había regresado completamente renovada; usaba un lindo vestido rosa y su cabello estaba peinado en coletas, parecía toda una señorita que apenas verme se disculpo conmigo, me dio las gracias por enviarla a ese internado y juró que de ahora en adelante sería la hija perfecta.
No podía creer que fuera verdad, el internado de mi amiga era una maravilla, una maravilla que crecía cada vez más y se actualizaba, ya que además de un saludo de mi amiga, mi hija venía con otro mensaje, haciéndome saber que su internado también ha sido actualizado para tener a chicos y reeducarlos bajo diferentes métodos.
Eso era claramente una buena oportunidad, y ya que los chicos estaban molestos conmigo por el estado en que deje a su hermana, decidí que ellos también serían señoritas perfectas tal como siempre quise.
El proceso fue mucho más sencillo con ellos, ya que su hermana los traicionó. Ordene a Esmeralda que fingiera ser como antes y escapara con sus hermanos de la casa, ella lo hizo y ambos le creyeron, subiendo al auto que se detuvo en el internado del cual mis chicos ya no salieron.
Cada uno tuvo un método de feminizacion, Ruby quién era el más problemático confesó intentar defenderse pero los de seguridad pudieron contra él; le lavaron la cabeza con ideas para chica, al igual que cuando desobedecía era castigado, fue un proceso bastante similar al de Esmeralda con la diferencia de que a Ruby le inyectaron algunas hormonas femeninas y con cirugía la volvieron una auténtica mujer que dejó de lado las peleas por ropa linda y ser una gran bailarina de Ballet.
Saul fue el caso más sencillo de todos, ya que al ver como sus hermanos caían, él decidió rendirse y obedecer lo que le dijeran. Eso evitó que perdiera su parte más masculina, sin embargo, quedaría encerrada en una diminuta jaula rosa de castidad para que nunca la volviera utilizar. El proceso hormonal fue el mismo que con su hermana Ruby, y en vez de dedicarse a seducir chicas, Zafiro conservaría su carisma para hablar, añadiendo un toque seductor, así se volvería una hermosa modelo para adultos.
Meses después mis hijas volvieron a casa de la misma forma que su hermana mayor: con un vestido rosado y con tacones, pidiendo disculpas por su antiguo comportamiento y dando las gracias a su hermana y a mi por llevarlas a ese internado.
Desde entonces nuestra vida es mucho mejor, mis hijas son perfectas y obedecen sin rechistar, ninguna ha tenido un intento de escapar o de cambiar, el internado para señoritas es una maravilla, volviendo perfectas a cada una de mis hijas, que esperaban sus órdenes en las escaleras frente a mi.
-Madre, deja que haga de desayunar, limpie la casa y lave la ropa para que tú puedas descansar, es lo menos que puedo hacer-
Dijo Esmeralda con una sonrisa, vistiendo un bikini rosado con medias blancas y unos tacones. Debo admitir que ella es la más obediente de todas y que es perfecta al servirme tal como esperaba de mi hija.
-Mamá, gracias por el atuendo de conejita, necesitaba uno para la nueva sesión de fotos y este es perfecto, lo usaré todo el tiempo-
Zafiro era mi hija más atrevida pero justo así la deseaba, trabajaba arduamente y parte de sus ganancias me las da como una compensación por tantos años causando problemas, ahora viste un atuendo rosa de conejita, con sus orejas y cola, unas medias de red hermosas, tacones altos y algo de maquillaje para resaltar su belleza femenina.
-Mami, yo tengo un torneo de ballet próximamente así que estaré entrenando un poco más duro para ganar, no hay problema, ¿Verdad?-
Ruby no solo es la más sentimental conmigo, también era la hija perfecta concentrada en el deporte más hermoso que hay, el ballet; para ensayar viste un ajustado leotardo con una diminuta falda rosa, con el cabello bien arreglado y unas hermosas zapatillas de tacón que usa para estar en casa, cambiándolas por unas apropiadas a la hora de practicar.
-Vale, mis perfectas hijas, hoy será un día ocupado para todas, así que hay que desayunar y por la noche veremos una película, ¿De acuerdo?-
Todas dijeron que sí y empezaron con sus labores mientras yo me sentaba a esperar el desayuno de mi perfecta hija, viendo a las otras dos esforzarse en sus tareas femeninas.
Ah, de haber sabido que el internado de mi amiga era tan eficaz, hubiera tenido a mis 3 perfectas hijas desde hace mucho tiempo. Pero ahora que las tengo, no dudo ni un segundo en disfrutarlas para siempre.
Créditos a quien correspondan.

domingo, 7 de enero de 2024

El regalo de papá

-¡WOW!¡Muchas gracias, papá!¡Es el regalo que te pedí!¡Me encantan los disfraces de soldadito!-
Decía lleno de alegría Cristian, un niño de 7 años que desde hace 2 años, vive en el cuerpo de Cristina, una adolescente de 19 años.
Hace un par de años, un gran desastre de intercambio de cuerpos azotó todas partes del mundo, haciendo que las personas cambiaran de cuerpos al azar; ya sea de madre a hijo, de hija a padre, de tío a abuela, de vecino a vecino y de cualquier parte del mundo, millones de personas se vieron afectadas por el intercambio de cuerpos sin nada que hacer al respecto, más allá de aceptarlo y seguir con su vida.
Cristian en ese entonces tenía 5 años y vivía con su padre Cristopher de 49 años y su madre Melissa de 43 años. Sin embargo, una vez ocurrido el desastre de cambio de cuerpos, Melissa se había ido, Cristopher no cambió de cuerpos y su hijo Cristian ahora estaba en el cuerpo de una preciosa chica universitaria sin comprender que había sucedido.
Cristopher intentó de todo para recuperar el cuerpo de su hijo pero en estos dos años no ha conseguido ningún avance, y sobre su esposa Melissa tiene aún menos información e ideas de donde está o que sucedió con ella, por lo que Cristopher no tuvo de otra más que intentar seguir con su vida por el bien de su hijo que ahora luce unos 10 o 15 años mayor de su auténtica edad.
Desde entonces Cristian dejó de tener 5 años para tener 7, mientras que su cuerpo de 17 años ahora es de 19, lo cual ha generado situaciones bastante complicadas para el padre soltero que hace su mejor esfuerzo para cuidar de su hijo sin verlo con otras intenciones gracias a su cuerpo de adolescente. 
Cuidar de Cristian con un cuerpo más grande y lleno de energía ha sido agotador y su poco tiempo libre lo estaba usando en buscar cómo recuperar a su hijo y su esposa, por lo que en su poco tiempo a solas, las necesidades masculinas que su cuerpo tienen han sido bastante desatendidas, provocando así que poco a poco Cristopher deje de ver a su hijo como un niño y comience a verlo como una mujer, algo que por mucho que quiere evitar, simplemente le resulta muy difícil; Cristian sigue siendo un niño por lo que a veces quiere bañarse con papá, dormir junto a él o simplemente no quiere usar ropa de niña por lo que se la quita y está desnudo por la casa; cosas que pasaron de ser vergonzosas y molestas para el adulto, a provocar que ahora tenga más de un pensamiento que buscaba desesperadamente alejar de su cabeza cuando su hijo se portaba de esa manera tan íntima con él sin siquiera notarlo.
Tal como le ocurrió nuevamente con el deseo de su hijo, el niño quería un uniforme de militar para jugar a los soldaditos, y a falta de encontrar un atuendo mejor, Cristopher le compró un mameluco de militar a su hijo con el cual el cuerpo de la adolescente presume sus grandes muslos, su trasero y pechos apretados en el traje que junto a su constante movimiento, cada vez le cuesta más trabajo al padre pensar con la cabeza fría cada que estaba con su hijo.
-Me alegra que te guste tu disfraz, hijo. Luces preciosa… quiero decir, te ves muy guapo y varonil-
Por un momento, los verdaderos pensamientos de Cristopher hacía el cuerpo de Cristina salieron a flote, sin embargo, Cristian se ponía furioso cada que su padre le hablaba como una niña, así que el adulto de inmediato se tuvo que corregir por sus palabras.
-Hay que jugar a las trincheras, papá. Yo soy el general y tú el soldado en la retaguardia-
El niño se tiró al suelo, fingiendo que llevaba un arma en sus manos mientras se arrastraba frente a su padre que no respondió y desvió la mirada, haciendo así que el niño se levante y le cuestioné.
-¡Papá!¡Quiero jugar contigo a los soldados!¡Solo los hombres pueden ser los valientes soldados!-
Decía el niño mientras daba brincos llenos de frustración por la poca atención que le daba su padre, quien estaba mucho más concentrado y frustrado de lo que su hijo jamás podrá imaginar al ver que con cada salto los pechos y trasero de Cristina rebotaban.
-Hijo, ¿Llevas la ropa interior?-
-No, me apretaba mucho con el traje así que me la quite, ¡pero no cambies el tema!¡Quiero jugar a los soldados!-
De nuevo el chico comenzó a saltar a lo que su padre lo detuvo poniendo las manos en sus hombres y declarando.
-Está bien, juguemos a los soldados… pero yo soy el general-
-¿Por qué? Yo quiero ser el valiente general que va al frente de su batallón y tú vas detrás de mí como mi leal soldado-
-Pero las personas más viejas son los generales, hijo. Yo soy mayor que tú y tengo más experiencia, puedo ser el general que te guie a la victoria, así tú puedes aprender mucho más y ser un mejor general que yo-
La mentira blanca que dijo Cristopher le ganó los aplausos y asombro de su hijo que de inmediato encontró sentido a lo que su padre decía.
-No lo había pensado, ¡eso tiene sentido!¡entonces tú serás el general y yo tu cadete! Ya verás que cuando sea mayor, seré el mejor general, incluso más que tú, papá-
-Sí… sin duda estarás mejor de mayor, hij…o, hijo, serás un gran general algún día-
Y con esa última corrección a sus palabras antes de provocar más drama con su hijo, Cristopher lograba sobrevivir un día más a cría a su pequeño en el cuerpo de una hermosa adolescente, a punto de volverse toda una joven y preciosa adulta de la cual tendrá que cuidar aún más, sin ceder a sus deseos en el intento.
Créditos a quien correspondan.

domingo, 24 de diciembre de 2023

Buenas hermanas FINAL

Anteriormente Sofia tenía problemas con sus dos hijos, un par de caóticos hermanos que no se toleraban entre ellos en lo más mínimo y que cansada de esto, tomó la decisión de cambiarles el sexo por medio de un hechizo el cual sorprendentemente funcionaba a su manera.
Al principio ninguna lo notó pero genuinamente había un poco de magia que les daba pensamientos o actitudes más femeninas a los chicos que seguían cambiando a versiones más femeninas de si mismos día con día.
Tan solo el primer día se dieron cuenta que podían caminar con tacones como si fuera algo cotidiano para ellos, al igual que su conducta más agresiva se calmó un poco, viéndose más tolerancia y cariño entre los hermanos y con su madre, la cual no podía dejar de sonreír cada que salía de paseo con sus hijas.
Con el paso de días su conducta femenina aumentaba, cosa que preocupó a Sofia puesto que cada vez más en verdad parecía tener dos hijas en lugar de hijos, lo que muy en el fondo sabían pero que cada día parecía importarle menos a los chicos.
Sin embargo, el clímax de la situación llegó cuando el periodo de Flavio en su cuerpo de chica empezó, pidiendo ayuda a su madre al ver la sangre. Su madre le explicaba como cuidarse pues era algo normal en chicas pero muy poco duro la explicación, ya que vio como la rubia empezaba a sobarse la cabeza hasta caer desplomada.
Intentó levantarla sin éxito pero apenas pasaron unos segundos, la joven abrió los ojos y se levantó por su cuenta.
-¡Flavio!¿Estas bien?-
-Eh, creo que sí, mamá, seguro solo fue un dolor por los cólicos pero estaré bien-
-¿Seguro, hijo?-
-¿Por qué me dices "hijo"? Soy tu hija Fabiola, mamá-
-¿En verdad?¿No recuerdas nada?-
-Que rara estas mamá, parece que no me reconoces, déjame ir por una de mis pastillas para que te sientas mejor, seguro que tú te sientes mal también y por eso estás tan confundida-
Sofia quedo asombrada, su hijo de 21 años creía firmemente que siempre había sido una mujer, tal vez como consecuencia de pasar tanto tiempo como una chica y con la llegada de su periodo eso ocurrió.
No estaba del todo segura pero la mejor forma de asegurarlo sería con su otro hijo quien acababa de entrar al cuarto moviéndose un poco raro.
-Mamá ¿Me ayudas?-
-Claro, David ¿Qué te ocurre?-
-¿David?.. Mamá, soy Diana y realmente no es buen momento para una broma...verás acabo de empezar mi regla...es algo vergonzoso pero ¿Me ayudarías?-
-Por supuesto, amor, vamos a mi cuarto-
Con lo que decía su otro hijo estaba segura, ahora por culpa de dejar mucho tiempo el hechizo, sus dos hijos se habían ido, quedando como un par de hermosas hijas que la obedecían, se cuidaban entre ellas y actuaban de buena manera, era triste pensar que no volvería a ver a sus hijos pero ese par de hijas no estaba nada mal, incluso tenían los recuerdos importantes con ella con algunos cambios por su sexo pero nada con lo que ninguna no pudiera vivir.
Han pasado unos días desde que Flavio y David se volvieron Fabiola y Diana, en estos días fueron capaces de mejorar su salud con la regla y ahora toda la familia esta lista para celebrar. Es una noche de chicas donde las 3 se ponen sus mejores vestidos para salir a comer, comprar y quien sabe, tal vez ir a una discoteca, hace tiempo que las niñas no consiguen un novio y a mamá tampoco le vendría mal un hombre con quien pasar el rato.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 22 de diciembre de 2023

Buenas hermanas

Sofia, una madre de dos chicos problemáticos ya estaba completamente cansada de ellos; por todo peleaban, se gritaban y hacían desastre pero lo que más molestaba a la mujer era que cuando ella intentaba intervenir ninguno de sus hijos le hacía caso o cuando mucho la apartaban para que pudieran seguir discutiendo entre ellos.
Cansada de esa conducta, Sofía encontró un antiguo libro de hechizos capaz de cambiar la actitud o personalidad de quien fuera encantado y ella como una total creyente de la magia y cosas sobre naturales espero que el hechizo fuera real.
Al día siguiente ella despertó por un par de gritos femeninos, seguido de que las dueñas de esas voces empezarán a culparse de como habían terminado con esa apariencia. Al verlo no podía creerlo, sus dos hijos jóvenes eran bellas mujeres, aunque con muchos hábitos de hombre todavía pero no estaba tan mal, al menos por fuera eran hermosas señoritas.
-Así que a eso se refería el hechizo, me hubiera gustado que los volviera más tranquilos pero con algo se empieza ¿Verdad?-
Decía Sofia ante los ojos de incredulidad de sus hijos, siendo Flavio, el mayor de estos el primero en hablar y que paso de ser un joven alto y castaño a una rubia teñida que seguía siendo un poco alta para el promedio.
-¿Hechizo?¿Tú hiciste esto mamá?¿¡Por qué rayos lo hiciste!?-
-¡Regrésanos a la normalidad!¡Al menos a mí! No me quiero quedar como una chica-
Gritaba como suplicas David, el hermano menor que paso de ser un chico robusto por hacer ejercicio a una chica con cabello corto, baja estatura y de aspecto más frágil en comparación de su hermana que se veía un poco más atrevida por el toque maduro que daba la ligera diferencia de edad.
-Lo hice para que se llevaran bien, tal vez no era lo que esperaba pero ahora tengo una idea, a menos que ambos aprendan a comportarse como buenos hermanos...o mejor dicho, buenas hermanas, ninguno de los dos volverá a ser chico.-
La madre salió del cuarto de sus hijos y regresó a los pocos segundos con unos cuantos sostenes, bragas, faldas, vestidos y tacones, dejando todo sobre sus camas.
-No discutan conmigo ni entre ustedes, ahí está su ropa, a simple vista elegí cosas que espero sean de sus tallas que tenía guardadas, vístanse bien por favor, ayúdense y en un rato vengo, prepararé el desayuno-
Dicho eso salió sin siquiera verlas, no podría parecer imponente si veía a sus hijos buscando como ponerse esa ropa así que mejor los dejaría un rato a solas.
Después de un rato, Sofia terminó el desayuno por lo que pensaba subir con sus hijas para ver como iban, quedando sorprendida al oír risas en vez de gritos y que tras abrir la puerta lentamente vio algo diferente a lo usual. 
En vez de ver a sus hijos pelear, ahí estaban las dos chicas, con hermosos vestidos abrazándose y tomándose fotos frente a un espejo, espejo que les hizo notar la presencia de su madre y cambiando por completo su comportamiento.
-Veo que se divertían-
Comento alegremente la madre, viendo como David dentro del hermoso vestido azul, desviaba la mirada y tomaba una postura digna de dama sin darse cuenta antes de responder.
-Para nada, ni siquiera queríamos, solo sucedió, seguramente es cosa de tu hechizo-
-Cierto, si algo termina mal tú serás la culpable por hacernos esto, mamá-
Añadió Flavio, disimulando con su celular para que a los pocos segundos volviera a poner la cámara para tomarse sutiles fotos.
-Vale, vale, les creo señoritas pero ya bajen a comer que tenemos un día muy largo y claro, sigue en pie que deben comportarse bien para que los vuelva a la normalidad cuanto antes, de lo contrario yo no tengo problema en dejarlas como mis hijas, después de todo ambas parecen disfrutarlo-
Hace mucho que no se apoyaban, aunque fuera de una forma rara, le daba gusto ver que ese cambio los estaba volviendo más unidos. Pensaba quitarlo al terminar el día pero quizás pueda durar unos más, salir de comprar, al cine u otras cosas que siempre quiso hacer en caso de tener hijas, y si ellas no quieren quedarse así para siempre más valdría portarse bien y pasar un buen rato con su madre en una noche de chicas.
Créditos a quien correspondan.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Una hija de verdad

Mi madre siempre había querido tener una hija hermosa con la que estar juntas siempre pero en su lugar nací yo, un chico andrógeno que no había sido esperado tal como era, pues según me cuenta mi madre todos los doctores y cada prueba que hacía marcaban que yo sería una niña sana y se esperaba que hermosa gracias a la herencia de genes de mi madre, pero no fue así y en el parto se supo la realidad.
Mis primeros años no los recuerdo, como bebé es normal pero en esa época mi padre murió dejando a mamá sola conmigo y bajo el cuidado de una pensión que había sido planeada.
Mamá, ahora estando sola no tenía límites sobre que hacer conmigo y no lo digo como si fuera un monstruo esperando a comerme pero sin duda ella quería una niña, tenía un cuarto rosa, vestidos, faldas y muñecas, todo para que su hija fuera feliz y sin embargo me tenía a mí.
La "solución" que tuvo fue bastante rara ahora que lo pienso pero a mi edad ya estoy acostumbrada.
Desde pequeño cuido de mi de forma excepcional pero me ponía faldas y vestidos, dejó que mi cabello fuera muy largo y por supuesto, me hablaba y trataba como si fuera su hija, como una chica. 
Yo era muy pequeña para entender así que era feliz y por buen tiempo crecí con una infancia y formación de chica sin ningún problema. Hasta varios años después todo cambio cuando quise sorprender a mamá en la ducha y descubrí que no tenía lo mismo que yo; sus pechos nunca me preocuparon, como su hija sabía que algún día crecerían, pero ahí abajo era muy diferente a lo que yo tenía.
Cuando ella se cubrió, solo salí del cuarto pidiendo disculpas para ponerme a investigar porque éramos diferentes. Muchas cosas no las sabía porque mamá me educaba en casa, dejando de lado temas de biología básica de los cuales yo apenas me enteraba con miedo e incertidumbre.
Según un libro que tenía escondido yo era un chico, un hombre con pene, al que no le crecerán los pechos no tenía vagina, tampoco podía ser mamá y tener un bebé en la panza, como hombre yo debía ser más fuerte que las chicas, quizás hasta algo violento, con barba y bigote, no debía usar faldas o vestido, tampoco sostén ni braguitas, el cabello corto y no largo con coletas como lo tenía, debía gustarme los deportes como boxeo o fútbol en vez de las películas de amor, a mí edad era ridículo tener peluches o jugar como las niñas, cosas que hacía todos los días y que me hacían sentir muy alegre.
Así pase un buen rato, leyendo todo de lo que nunca me había enterado y que ahora no puedo aceptar. Toda mi vida he sido una niña, adoro mi cabello largo que a mamá le gusta cepillar y peinar, las faldas y vestidos me encantan porque siento que soy una princesa y aunque las bragas a veces me aprieten cuando crece mi pene no dejaría de usarlas, ni tampoco mi sostén que aunque mis pechos no crezcan junto a todo lo demás me hacen sentir cómoda y más segura de lo que soy.
Ahora estoy en mi cama abrazando a mi querido osito Teddy, sabiendo la verdad y pensando en cómo decirle a mi mamá, puede que se enoje conmigo por ver ese libro a escondidas pero ahora que se que soy un chico y no una chica, quiero volverme una de verdad, toda mi vida he crecido como una y me han tratado como una así que quiero volverme una chica de verdad, apuesto que mamá será feliz por saber que quiero ser su hija de verdad.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Las mejores hijas

Mi nombre es Susana, soy un madre soltera con dos hijos muy problemáticos, sé que son adolescentes y están pasando una etapa difícil pero cada oportunidad que tienen para burlarse de mi o faltarme al respeto la aprovechan. Eso me duele mucho pues siempre los trato bien como para que ellos se comporten así conmigo pero lo que rebasó todo fue un día que llegaron muy molestos, parecía que tuvieron un problema y yo quise ayudar pero ellos respondieron insultándome y levantándome la falda como si nada.
-¡Lárgate que no es tu asunto!-
-¡Ve a exhibirte a otra parte, puta!-
Dijo mi hijo mayor seguido de su hermano pequeño.
Lo debo admitir, esa vez fue la primera vez que me hicieron llorar pero entonces decidí castigarlos y que no habría una segunda vez para ese tipo de comportamientos; les enseñaría como respetar a una mujer volviéndolas mujeres, usando un antiguo hechizo que tenía en un libro familiar por generaciones.
No me importaba volverlas niñas de 15 y 14 años el tiempo que fuera necesario para que entendieran sus acciones y que debían aprender a comportarse bien, empezando ahora por comportarse como buenas niñas.
El cambio fue por la noche y me despertaron con un grito, dándose cuenta así de sus nuevos cuerpos a lo que fui a verlos.
-¡Ambas quedaron totalmente hermosas!¿Qué esperan? Arréglense para ir a la escuela. De lo contrario llegaran tarde-
-¿¡Qué mierda dices, estúpida!?¿¡Qué no ves que ahora tenemos cuerpos de puta como tú!?-
-No hay forma de que salga de esta casa hasta que vuelva a la normalidad-
-Pues resulta que sino me obedecen como siempre quise, ambos se quedarán así para siempre así que ni se les ocurra hacerme algo tampoco-
De inmediato el mayor quiso hacerme frente pero en su nuevo cuerpo ya no era tan fuerte sin mencionar que aún le costaba moverse pero sobre todo, si yo daba una orden los cuerpos la acatarían sin rechistar.
-Ambos me han tratado muy mal todo este tiempo, no tengo idea de que hice para que me trataran así si siempre he sido muy buena con ambos pero lo de ayer fue lo peor de todo así que este es su castigo, hasta que entiendan y yo lo decida serán niñas y vivirán como tales ¿De acuerdo?-
Ambos parecían en contra pero los cuerpos sonrieron y asintieron, dejando así a mis pequeños obligados a aceptar, es mucho más de lo que había logrado en todos los años que tenemos juntos y sinceramente no puedo evitar sentirme feliz.
-Esta bien, déjenme ayudarlas con su ropa Susy y Anna, de paso les explicaré unos detalles del hechizo-
Pasamos un buen rato juntas arreglándolas para ir a clases, les enseñé un poco sobre como peinarse y vestirse. No querían usar falda y mucho menos pantys y bra pero como jovencitas tenían que hacerlo, sobre todo porque lo dije yo haciendo que los cuerpos de inmediato actuaran, así pude apreciar unos momentos sus formas femeninas en todo su esplendor. Era tierno y graciosa ver como se molestaban usando esas ropas, jalando la falda hacía abajo como si intentarán hacerla más larga o intentando ajustar su ropa interior para que no fuera tan apretada a lo que respondía regañándolas y diciendo que lo dejarán así.
Mientras teníamos ese momento madre con hijas, les fue explicando lo fuerte que era el hechizo; todos las recordarían como que siempre habían sido niñas así que por eso no había problema y que tendrían que acoplarse a sus nuevos cuerpos y emociones en buena parte del tiempo ahí, ellos decidirían si estaban desde un mes hasta de por vida.
Cuando al fin estuvieron listas las lleve en el auto hasta su escuela como siempre había querido hacer.
-Ambas se ven hermosas. Mucha suerte hijas, pórtense bien-
Dije con alegría para tener una respuesta totalmente opuesta.
-¡Ni una palabra más!-
-Cállate o si no...-
-Si no se comportan ya saben que su castigo se hará más largo, nada de reportes, groserías o coqueteos además deben de respetarme ¿Quedo claro?-
-Sí, mamá....-
Respondieron ambos al unísono tras mi sutil amenaza, sería complicado, sobre todo para ellas al vivir la pubertad un tiempo como chicas pero de eso me encargaría yo para que no tuvieran novio o ayudándoles un poco con lo que necesiten como mujeres. Claramente siendo una madre un poquito más estricta haré de mis hijas las mejores y más lindas por mucho tiempo.
Créditos a quien correspondan.

sábado, 1 de abril de 2023

La nueva monja

Era un domingo por la mañana, había llegado a la iglesia más temprano que de costumbre para ver a mi hija, ella siempre había sido muy problemática y rebelde conmigo pero aún así la amaba tal como era. Sin embargo, en cuanto descubrí que fumaba y usaba drogas no solo me destrozó el corazón, también tomé la decisión de meterla a un convento para que enderezara su estilo de vida en uno mucho más sano.
Desde entonces ha pasado un mes desde que tomé esa decisión y quiero saber que tal la esta pasando mi pequeña dentro del convento.
-Hija, ¿cómo has estado? Me da mucho gusto verte, luces adorable-
-Tsch ¿ahora que quieres, mamá? Ya no tengo nada que puedas quitarme, no tengo celular ni consolas, ni mis cigarros, ni mi cuerpo, es horrible estar aquí-
-Cielos, no estés tan amargada Regina, sonríe un poco-
-¡Deja de llamarme así! Soy Ricardo, tú hijo varón, no una niña-
Suspiré algo cansada, era claro que aún no se acostumbraba a eso pero lo haría, tendría que hacerlo si de verdad quería salir de aquí.
-No, señorita, hasta que dejes esas malas actitudes eres una chica; Regina, mi hija y la nueva monja  de la iglesia aunque para ser una monja aún te falte aprender un montón de cosas, al menos ya te vistes como una y te ves bien-
-No es que tenga elección, cuando me volviste una chica no tenía nada de ropa y aquí es toda la que tengo, tuve que aprender a ponérmela porque era un desastre y los padres o madres me castigaban al no vestirme bien-
-Pero valió la pena, te ves muy linda con tu atuendo-
-Hábito, mamá, se llama hábito-
-Lo sé pero me sorprende que tu lo sepas-
-Me dejaste encerrado aquí, no solo he aprendido a vestirme de esta forma, también he tenido que aprender modales y estudiar la biblia, el crucifijo en mi cuello es algo que ocupo todos los días para orar al menos 3 veces al día, al principio era eterno pero ahora el tiempo transcurre más rápido cuando rezó-
-Me haces sentir orgullosa, con todo esto estoy segura de que no volverás a tus viejas costumbres. Por cierto ¿puedes levantar tu falda?-
-¿¡Porque me pides eso tan de repente!?¿¡qué te pasa!?-
-Solo quiero estar segura de que cuides bien tu nueva zona así que hazlo rápido antes de que alguien venga-
Con un suspiro pesado y una mirada aun más pesada obedeció mi petición, cosa que hace años no hacía, dejándome ver que llevaba unas pantimedias blancas con unas braguitas juveniles pero con cierto toque adorable, no podía esperar menos de una señorita.
-Hasta en tu ropita interior te ves linda, apuesto a que cualquier chico iría tras de ti-
-Déjame en paz, es algo humillante pero es mejor que no llevar nada, además no hay forma de que le presté atención a un chico-
-Que joven tan disciplinada, es bueno oír que te concentras en tus estudios ¿Quieres algo de ropa interior o de otra clase? Creo que te hace falta un poco y seria un premio por estar esforzándote por todo este tiempo-
-¿Que clase de premio es ese?... Pero si, me vendría bien algo de lencería para no tener que lavar a mano todos los días y quizás ropa más cómoda, a veces hace mucho calor con esto por lo que alguna blusa o falda larga me serviría, no deben de mostrar mucho o me meteré en problemas-
-¿También lavas? Debí de traerte aquí hace años-
Exclame con total emoción y dando un par de aplausos mientras veía la falda bajar ante mí, por la emoción casi había olvidado que aún la sostenía bastante arriba mi pequeña hija.
-Como sea, la misa esta a punto de empezar y tengo que ayudar-
-Lo entiendo, tampoco quiero perdérmela. Entonces luego volveré hija-
Ella no estaba para nada satisfecha pero yo si, no había duda de que esto era como un bello milagro para mi, con algo de tiempo volveré a tener un hijo mucho más disciplinado y sino la iglesia tendría una fiel servidora más tiempo en sus puertas, aunque si ese punto llega me preguntó ¿Regina se quedará así por gusto o no? Sea cual sea de los casos estaba bien para mí y ahora que empieza la misa voy a dar las gracias por ello a quien está haciendo todo esto posible.