Mostrando las entradas con la etiqueta Gym. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Gym. Mostrar todas las entradas

viernes, 21 de marzo de 2025

Un mal presentimiento

    Pensaba que no era un buen día mientras entraba a los vestidores de chicas, había varias cambiándose su ropa deportiva a algo más casual, o como yo iba a hacer, tomando su ropa para meterse a la ducha del gimnasio antes de cambiarse. No había sudado demasiado, pero nunca estaba de más ver a las auténticas mujeres al desnudo en la ducha, incluso puede ser que ahí tenga mejor oportunidad para ver, tocar o hasta salir con alguna y así cumplir mi meta, además de quitarme este horrible mal presentimiento que tengo desde que llegué al gimnasio este día.
    Mi modus operandi era el mismo desde hace tiempo: merodeaba por algún sitio durante semanas para aprender los horarios de las chicas y una vez localizada mi presa, o sencillamente para pasar el rato, me tomaba una píldora que me transformaba en chica para así hacerme pasar por una de ellas y ver que conseguía; verlas, tocarlas, besarlas y mis favoritas, poder tener un poco de sexo con ellas. Claro, aunque ellas pensaban que sería cosa de una vez entre una chica y una chica, la realidad era que cuando llegábamos al hotel o un lugar solitario, me quitaba los efectos de la píldora para poder divertirme con ellas como todo el hombre que soy. Ellas no siempre estaban de acuerdo en que en secreto un hombre fuera la persona con quien pasaron todo el día y con quien estaban por tener relaciones, pero a esas alturas no tenían escapatoria, y simplemente lo hacía con ellas para marcharme del sitio y repetir el proceso en algún otro lugar con alguna otra pobre y hermosa víctima.
    Esta vez, el lugar que escogí hace tiempo fue un gimnasio femenino al otro lado de la ciudad, perfecto para mí en tantos sentidos y con varias chicas hermosas con las que creía tenía una oportunidad de satisfacerme cada que lo viera necesario.
    Sin embargo, cuando tomé la pastilla y entré al gimnasio con mi versión femenina de mi cuerpo, no había ninguna de las chicas por quienes me sentía atraído. Fue un poco decepcionante y sorprendente darme cuenta que todas las chicas a quienes quería justo hoy había faltado al gimnasio, pero esos imprevistos suelen pasar y ya que había tomado la pastilla, sería un desperdicio no quedarme a observar o ver si conseguía algo interesante de segunda categoría.
    Trabajé todo mi cuerpo femenino un buen rato para no levantar sospechas, charlé con otras chicas en búsqueda de alguna que fuera interesante, y cuando finalmente me pensaba ir, entré a los vestidores por mis cosas para ir a las duchas, nada malo había pasado, pero me era imposible quitarme esa sensación de que algo andaba mal.
    Un buen baño despejaría mi cabeza y desnudándome por completo entre a una sección de regaderas vacías, el resto estaban llenas o fuera de servicio por lo que tuve que irme a las más alejadas y solitarias a limpiar mi cuerpo y con algo de suerte también quitarme esa extraña sensación de que algo sucedía sin que me diera cuenta.
    Recién abría las llaves y empezaba a mojar mi bondadoso cuerpo desnudo, cuando escuche que alguien más se acercaba y decía.
-No hay duda, es ella-
-¿Perdón? ¿Que ocurre?-
    Pregunté dándome la vuelta y viendo a tres mujeres de piel bronceada, mayor altura que la mía y una marcada figura acercándose a mi, todas me tenían a la mira y en mi estado total de sorpresa, solo se me ocurrió actuar de buena manera.
-¿No nos recuerdas? Por qué nosotras a ti sí te recordamos-
    Dijo una de cabello rubio con quien estuve ejercitando.
-Son las chicas con quienes me ejercité un rato, ¿No? Mica, Sabrina y Cecilia-
    Las tres comenzaron a reírse mientras me rodeaban y cerraban la puerta de las duchas, poniéndome cada vez más nervioso en el proceso.
-Sí, pero igual que tú, tenemos otra identidad, te daré una pista de la mía: Diciembre 17, boda en un yate-
    Esa respuesta tan precisa me estremeció y aumentó la ansiedad que sentía desde muy temprano por el día, no tenía idea de cómo pero ella sabía quién era en realidad y yo supe quien era en realidad, puesto que fue una chica con quien me acosté a la fuerza en esa fecha, aunque se ve muy diferente a aquella vez donde la engañé y fue muy tarde para echarse atrás.
-¿Y te acuerdas de mí? Quizás sin el parche me recuerdes mejor, pero por las dudas: Octubre 23 en un centro comercial-
    La chica del más largo cabello oscuro y arreglado en una trenza se quitó el parche, revelando un ojo rojo que era imposible de no recordar, lo "hicimos" en la salida de emergencias del lugar que ella mencionó, y mi forma de seducirla fue con cumplidos por la diferencia en el color de sus ojos.
-Por último, yo fui la más reciente, el 12 de enero en el estacionamiento, y quiero creer que he sido la última desde entonces-
    Comentó la última chica con el cabello arreglado en rastas y siendo, tal como dijo, la chica más reciente de quien me había aprovechado.
-P-pero...¿Cómo es posible?-
    Pregunté antes de chocar mi espalda contra la pared de las duchas, dando oportunidad a las chicas de acercarse aún más, siendo la de octubre quien empezaría a hablar.
-No creo que te merezcas una explicación, pero en resumen, nosotras nos conocimos, descubrimos ser tus víctimas y decidimos vengarnos. No lo supiste entonces, pero yo tengo mucho dinero, este gimnasio es de mi propiedad, un sitio perfecto para atraer al idiota que siempre usa su misma forma de mujer sin importar el sitio. Un mal movimiento para alguien que estaba siendo desagradablemente inteligente-
    Todas empezaron a desnudarse frente a mi, haciéndome enrojecer y temblar al ver que tenían debajo de sus atuendos justo en la entrepierna.
-¿Te gustan? Eso espero porque tendrás los 3 a la vez. Nosotras también podemos jugar ese juego de cambiar de sexo, aunque más bien fue de aspecto; las pastillas que nosotras utilizamos nos cambian un poco físicamente, nos vuelven más fuertes y claro, nos dan un dotado compañero para utilizarlo en una pobre damisela indefensa como tú-
    En ese momento quise huir echándome a correr pero ya era demasiado tarde, sujetando mi cabello volvieron a ponerme contra la pared y a merced de aquellas mujeres sedientas de venganza.
-¿Por qué tanta prisa, querida? No podrás escapar de ninguna de nosotras, y aún si sales de las duchas, nadie en este lugar se molestara en ayudarte, así que solo portate bien y vuélvete nuestro juguete por un rato tal como tú hiciste con nosotras-
    Dijo la mujer de rastas quien me lanzó el frasco de pastillas que me volvían mujer, no sabía para qué me lo daban, pero mi duda fue resuelta por la rubia casi de inmediato.
-Tómate todas las pastillas, no hay riesgo de sobredosis, lo único que pasará al tomarlas es que te volverá mujer mucho más tiempo, creo que quedaban unas 20 pastillas lo que nos dará tiempo de jugar contigo por el resto de la semana, con suerte un poco más-
-¡P-pero no! Aguarde, si tomo tantas pastillas no solo se prolonga el efecto, también hay un mayor riesgo de embarazo y si eso sucede, me quedaré como mujer para siempre-
    Proteste con un miedo genuino esperando algo de clemencia de las mujeres, cosa que nunca llegó y que sólo provocó las risas de las mismas.
-¿No es un poco hipócrita que nos digas eso? Todas te pedimos que pararas, que no lo hicieras o que al menos tuvieras cuidado con ello pero a todas nos ignoraste, ¿Por qué nosotras deberíamos hacerlo? Para nada, te pagaremos con la misma moneda y mismos riesgos, solo que tú tendrás que soportarlo más tiempo y con 3 chicas a la vez. Hablando de eso, será nuestra primera vez con este tipo de relaciones así que tendrás que perdonar si somos un poco duras, ¿Listas, chicas? Enseñemos le a ese idiota como se siente-
-No, por favor, aguarden, debe haber otra manera así que-
    Todas asintiendo y se acercaron, interrumpieron mis palabras para hacerme tragar las pastillas y sin importar todo lo que decía, ellas me sometieron y hablaban de que agujero usarían, como me llamaría, como me tratarían y detallaba con palabras y lujo de detalle todo lo que viviría como venganza por el infierno que les hice vivir a todas esas damas hasta convertirme en una de ellas.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 2 de enero de 2025

Hermana mayor Diane

-Ara ara~ veo que la señorita Diane se ha acostumbrado muy fácil y rápido a esto ¿Cómo te sientes?-
    Me pregunto la maestra Sofía, una mujer en sus 40 años y con un atuendo de gimnasia similar al mío, aunque creo que el mío resulta un poco más apretado o al menos así se ve por los grandes atributos que me dio este cuerpo y que ahora quedaban suspendidos por la postura que tome; extendiendo mi pie y brazos al aire, lo más alto posible manteniendo el equilibrio con la punta de mi otro pie en el suelo.
-A decir verdad me sorprende poder hacer esto, como chico no podría hacer está postura ni mantener el equilibrio-
    Le confesé a la maestra al mantenerme en una posición de gimnasia tan complicada sin perder el equilibrio de mi cuerpo ni la calma y confianza.
-Yo diría que sí puedes hacerlo, pero necesitas mucho esfuerzo y práctica para ser tan flexible. Te hice un pequeño favor y tu cuerpo es tan flexible como el de una bailarina experimentada, aunque claro, a ti te falta ganar esa experiencia. Mantente así un poco más, 30 segundos-
-Sí, de acuerdo-
    Respondí estirando aún más mis extremidades y con la mirada en alto pensando en cuán rápido habían cambiado las cosas.
    Hace unas horas era un chico que solo pasaba por su hermana menor a su clase de gimnasia, pero al llegar a la academia de gimnasia por mi hermana, su maestra me comentó que debían quedarse un poco más de tiempo a practicar debido a una próxima competencia en la que mi hermana y varias de sus compañeras iban a participar.
    A veces pasaba eso, yo no estaba tan al pendiente del horario de mi hermana y solo obedecía lo que decía mamá, por lo que mis opciones eran ir a casa y volver más tarde por mi hermana ó quedarme en la sala de espera el tiempo que fuera necesario para que terminen las lecciones extras de mi hermanita. En está ocasión pensé que podría volver a casa para terminar unos deberes y volver más tarde por mi hermana pequeña. Sin embargo, la maestra Sofía, encargada de enseñar a mi hermana y otras chicas, de forma amable me sugirió que también podía unirme a la práctica extra con ellas para pasar el rato.
-No, es ridículo-
    Le dije de inmediato con una pequeña sonrisa, rechazando por completo hacer algo nuevo que seguramente no era para mí, lo cual fue respondido con amabilidad y curiosidad por parte de la docente.
-¿Eh? ¿La gimnasia no tiene nada de malo aun si eres un chico? Yo no lo llamaría ridículo-
-Perdón, maestra. No lo decía con mala intención. Es solo que no soy tan buen deportista y jamás podría seguirles el ritmo ni a usted ni a las chicas, por no decir que sería vergonzoso usar esos atuendos-
-¿Ara~ ara~? ¿No te gustan los atuendos de gimnasia? Son muy cómodos y ligeros para practicar, insisto en que deberías intentarlo, Dante~ Aunque sea por una vez~
    La hermosa mujer se inclinó un poco sobre mi, dejándome más de cerca sus pechos a lo que desvíe la mirada pensando en cómo rechazar su curiosa propuesta de unirme a la clase de gimnasia.
-No dudo que sean cómodos, maestra Sofía, pero no creo poder hacerlo-
-¿Apostamos~? Estoy segura de que puedes hacerlo, solo tienes que ponerte esto y verás que tienes lugar en mi aula. Estaré ansiosa de recibirte cuando lo hagas~
    Sin darme una oportunidad de responder, la maestra me entregó un leotardo violeta justo como el de ella y el de todas sus alumnas de la academia de gimnasia. En cuanto me lo entregó, señaló un vestidor donde cambiarme y con una linda e intrigante sonrisa se alejó para volver a la lección de sus alumnas.
    En el momento de que la maestra Sofía se alejó, pensé que era buena oportunidad de guardar el leotardo o dejarlo en algún sitio para irme a casa y volver más tarde a por mi hermana. Sin embargo, una emoción creció en mi, tenía más curiosidad a cada segundo, sus palabras eran difíciles de ignorar, la textura del traje sobre mi mano y muchas ideas sobre pasar más tiempo con esa hermosa maestra, cada vez era más mi curiosidad, y aunque sentía mucha vergüenza de solo pensarlo, al final terminé por rendirme a esos deseos, yendo hacía el vestidor que me señaló para cambiarme el atuendo. 
    Revisé varias veces los pasillos para confirmar que no había nadie más ni que nadie me estaba mirando, y después de asegurarme que no había nadie en aquel vestidor individual, aprovechando que todas estaban concentradas en la clase, yo me metí al probador para cambiarme mi ropa de chico por aquel atuendo violeta y femenino ideal para practicar gimnasia.
    Comencé vistiéndome con unas medias que para mi sorpresa se ajustaron a la perfección a mi cuerpo al ponérmelas, la sensación de usar medias de chica era raro, eran muy suaves y livianas, pero seguía siendo ropa de mujer que hasta ese momento no había utilizado. 
    Después de las medias venía lo más complicado, ponerme el leotardo morado que de solo mirarlo sabía que iba ser apretado, a pesar de sentirse muy suave y ligero, el material era similar al látex o a la licra, por lo que tenía más que seguro que todo eso se ajustaría mucho contra mi cuerpo. Y aún con esa humillante idea en mente, no me detuve de quitarme mi ropa normal para empezar a vestirme con ese atuendo de mujer, deslizándolo por mis piernas hasta llegar a mi cintura, metiendo mis brazos por los respectivos espacios, y ajustando lo más posible tirantes del atuendo para que se quedaran firmes en mi cuerpo.
    Tal como anticipaba, el traje era muy apretado, se me ajustaba de una forma que era nueva para mí; era extraño sentir el encaje en mi espalda, la tela contra mi pecho era un poco incómoda, pero no tan incómoda o invasiva como lo era la parte del traje que se hundía en mi entrepierna y en mi trasero. 
    Al ponerme el leotardo y bajar la mirada me sonroje todavía más, negándome a ver mi reflejo en el espejo del probador y descubrir realmente lo mal que se me podía ver un traje como estos en mi cuerpo de chico. Me sentí como un pervertido al ponerme ropa de mujer que quizás era ropa de la maestra o de alguna alumna, algo que hasta ese momento no me había detenido a pensar. Fue "divertido" fantasear sobre muchas cosas al ponerme el atuendo, pero ahora que lo estaba utilizando, la aplastante realidad me avergonzaba y humillaba como nunca antes había experimentado.
-No puedo creer que de verdad me haya puesto esto... ¿Qué tal si ni siquiera es de la maestra? Q-quiero decir, no lo utilice porque fuera de ella... es solo que... que... ¿Qué le pasa a mi voz?... Esa voz... ¿Es mi voz?-
    Mientras la realidad me golpeaba al estar vestido de mujer y me preocupaba más y más por las acciones que tomé, me di cuenta de algo tan raro como sorprendente, y es que mi voz poco a poco se fue transformando en algo diferente, pasando de ser una nerviosa voz de un adolescente avergonzando, a la dulce y suave voz de una chica que se sentía sorprendida de escucharse a si misma.
    Todavía no comprendía lo que estaba pasando con mi voz, cuando me di cuenta de que mi cabello comenzó a crecer, volviéndose en largos mechones suaves y oscuros que cubrían mi cara y llegaban hasta la mitad de mi espalda. Al mismo tiempo que mi cabello crecía, sentía mi cara rara, como si alguien me diera un masaje por todo el rostro y al mirarme en el espejo del probador, pude ver como mi rostro se transformaba en uno más femenino y con un toque elegante que me recordaba mucho a la maestra de mi hermana.
    En cuanto mi rostro terminó de volverse el de una chica, mi cara se volvió a teñir de roja al ver y sentir como mis pechos se inflaban, apretando cada vez más en mi leotardo debido al enorme tamaño que habían adquirido, pasando del pecho plano y humilde de un chico poco atlético a un par de pechos de buen tamaño dignos de una hermosa mujer. 
    Por un segundo pensé en tocar mis pechos nuevos, solo para comprobar que eran reales y lo que me estaba pasando de verdad estaba sucediendo, quería comprobar que no me estaba volviendo loco, y al final si que pude comprobarlo, solo que no de la manera que hubiera querido.
    Antes de poder tocar mis pechos, sentí como mi estatura disminuía un poco y como mis caderas cambiaban, tomaron una figura mucho más femenina que al mismo tiempo que me hacía ver más delgada, también hacía lucir aún más mis piernas y trasero que también estaban cambiando. Todo mi cuerpo se tensó al sentir como mi trasero crecía y en consecuencia, el traje de gimnasia se me metía justo por donde no debería. No fue mi momento de mayor orgullo, pero tiré de esa parte del traje para acomodarlo, algo que funcionó un poco ya que mi trasero estaba más cómodo pero seguía siendo viéndose enorme con el ajustado leotardo.
    Mientras intentaba acostumbrarme al reflejo femenino de mi cuerpo y lo ajustado que estaba el leotardo, mis muslos crecieron otro poco, haciendo que las medias se reajustaran con firmeza a mis nuevos y carnosos muslos.
    Cuando la transformación se completo, no pude hacer nada más que contemplar en el reflejo del espejo mi aspecto feminizado, el cual era una mezcla de los rasgos de mi madre cuando era joven y de varios lindos detalles de la maestra Sofía, me veía como una versión más joven de ellas dos, y aunque la realidad estaba frente a mi y podía tocarla, aún me costaba creer como es que todo esto me sucedió.
-¿En serio... Soy yo?
-Por supuesto~ te volviste una hermosa chica ¿No es así? Ahora no tendrás problemas en unirte a mi lección~
    De un sobresalto miré hacía la puerta del probador que fue abierto por la maestra Sofía, quien sonreía con orgullo al verme y dejarme en claro que ella sabía algo sobre mi "repentino" cambio físico.
-No te preocupes, Dante~ Tu lindura es sólo temporal~ una vez te quites el leotardo volverás a la normalidad. Te recomiendo tengas tu ropa a la mano, sería toda una tragedia que descubran este secreto al verte con el traje-
-¿Secreto?-
-Sí~ No creo que te gustaría explicar esto a tu hermana, ¿Verdad~? No creo que sea muy bien visto que un chico se ponga un atuendo tan parecido al de su hermana menor~ Incluso con las libertades actuales, sería un poco raro, ¿No lo crees~?
    No tenía respuesta para eso, puesto que la maestra tenía razón; aunque era curiosidad, hice mal al ponerme este atuendo en la academia de mi hermanita, quedaría como un pervertido o un loco si alguien me descubría, por lo que no tenía armas para contraatacar en está situación. En especial al seguir con ese aspecto de mujer.
-Así que, Dante. Ya que mi traje te convirtió en una hermosa señorita, ¿Por que no te unes a la clase~? Falta poco para terminar, y ni tú género ni tú físico deberían ser un problema ahora. Confía en mi~ con ese traje serás capaz de seguirnos el ritmo~
-Es que yo....-
-Ara~ Ara~ Que terca eres, Diane~ Ya te pusiste el traje así que es claro que querías hacerlo~ ¿Por que no dejas de resistirte y disfrutar del rato con el resto de las chicas~?
    La maestra sonreía victoriosa al saber que me había atrapado, y negándose a dejarme escapar, ella se acercó para atar mi cabello en un par de coletas mientras me explicaba su punto de vista y su motivación para cambiarme mi cuerpo.
-Verás, Diane~ Yo creo que no tiene nada de malo practicar gimnasia, es para chicos y chicas tal como cualquier otra actividad o deporte. Aunque claro, los jóvenes son muy tercos y penosos para entenderlo~ Por lo que está es mi forma de dar ayuda~ Este traje fue una gran adquisición que como puedes notar vuelven a un chico en chica, así que puedes unirte sin vergüenza alguna a la clase. De hecho por lo alta que eres ahora y la linda y elegante cara que tienes estoy segura que las más pequeñas de la clase te seguirán el paso~ Al menos lo intentarán~
-...Pero-
-Sin peros jovencita~ Yo hice lo que creí correcto, nadie te obligó a usar el traje ni nadie te está deteniendo. Si de verdad quieres puedes quitarte el traje y haremos como que esto nunca pasó, pero si tienes curiosidad, lo mejor será no perder más tiempo y que te unas a la lección~ Una vez más, la última palabra es tuya~
    Tan pronto como Sofía entró al probador para verme y arreglar el cabello, ella sonrió y salió, cerrando la puerta tras de si para darme un poco más de tiempo y pensará mi decisión al mirarme en el espejo.
    Al ver mi reflejo pensaba que yo de verdad me veía como una chica linda y elegante, además que esa "curiosidad" que sentía no había desaparecido. La vergüenza tampoco se había ido, pero tal como antes de probarme el traje, incluso con vergüenza, la "curiosidad" se sobreponía en mi, y al darme cuenta de esos sentimientos la respuesta se había vuelto bastante obvia.
    Después de unos minutos salí del probador, camine lentamente al salón de práctica y la maestra Sofía presentó a su "alumna estrella" Diane ante todas las otras alumnas asombradas por mi presencia. Era raro pero lindo ser el centro de atención, recibí muchos cumplidos por mi belleza y casi de inmediato todas las estudiantes comenzaron a llamarme "Señorita Diane" y a tratarme con respeto como si fuera una segunda maestra o alguien admirable.
    Sentirme tan incluida y valorada me ayudó a relajarme un poco, y con la tutela de la maestra Sofía en pocos minutos terminé uniéndome de lleno en la práctica con las verdaderas alumnas quienes seguían mi ejemplo y trataban de imitar las posturas que yo hacía bajo las instrucciones de la maestra.
-Por último, la señorita Diane pondrá el ejemplo de como hacer un split~ Vamos, no sea modesta, sé que puede hacerlo, señorita~
    Aunque inicie la clase como una alumna más en el grupo, mi habilidad y aspecto "prestados" por el atuendo de la maestra me hicieron destacar, haciendo así que la maestra Sofía me utilizará como un ejemplo a seguir para el resto de chicas de la clase. Pensé que sería difícil, pero tal como la maestra explicó, mi cuerpo tenía todas las habilidades necesarias para cumplir las altas exigencias de la clase, por lo que solo necesitaba de las instrucciones correctas para que mi cuerpo actuará en consecuencia. De esa manera, algo tan imposible para muchos como lo es hacer un split, pude hacerlo en cuestión de segundos con la guía de mi maestra.
-Cielos, debemos esforzarnos un montón si queremos ser como la señorita Diane-
-No seas tonta, Eliza. La señorita Diane debe ser de otra liga, ella es mucho mejor que nosotras-
-Es alta, hermosa y muy buena, seguramente ha ganado muchas competencias ¿No es así, señorita Diane?-
    Aún sorprendida por poder hacer un split y manteniendo esa compleja posición, pude escuchar como algunas de las estudiantes más pequeñas hablaban sobre mi y se acercaban para conocer más sobre mis logros como atleta. Miré a la maestra Sofía para buscar ayuda pero ella solo sonrió y levantó el pulgar, lo cual me hizo saber que yo estaba por mi cuenta.
-En realidad, señoritas. Es mi primera vez haciendo esto... tuve curiosidad de practicar gimnasia durante mucho tiempo, pero me daba vergüenza intentarlo. No obstante, la maestra Sofía me motivo a intentarlo, y me siento feliz de haberlo hecho-
    Al escuchar mis palabras las alumnas pequeñas y no tan pequeñas reaccionaron de inmediato, cada una de forma diferente e intensa sobre mi confesión.
-¡Imposible!, ¡Es imposible que sea tan buena si nunca antes lo había intentado!-
-Eliza tonta, ¿Estas sugiriendo que la señorita Diane nos miente? Ella no haría eso-
-Cristie, no quise decir eso... solo que es muy asombrosa-
-Debe ser una genio o algo así, incluso yo tengo problemas para seguirle el ritmo-
-No te pongas triste, Marie. Tú también eres asombrosa-
    En un abrir y cerrar de ojos las alumnas más pequeñas hablaban sobre mi, incluso algunas estudiantes adolescentes suspiraban al darse cuenta de la diferencia de nivel entre "nosotras" y lejos de intentar controlar la situación, la maestra Sofía sonreía y disfrutaba de todo lo que había provocado mi presencia en su clase.
-Disculpe... disculpe, señorita Diane-
    Entre todo el alboroto, una pequeña mano se levantó. La pequeña bailarina de forma educada llamó mi atención para hablarme mientras se me acercaba.
-Señorita Diane, ¿Usted se quedará con nosotras en la clase?-
    Aquella bailarina pequeña y adorable me lanzó una pregunta difícil de esquivar, la cual aumentó los ánimos entre las estudiantes y que una vez más, lejos de controlar la situación, la maestra Sofía lanzó más leña al fuego.
-Esa es una pregunta muy interesante~ Hasta yo tengo curiosidad de saber su respuesta, señorita Diane~ No solo por mi, tal parece que todas mis alumnas le darán una cálida bienvenida si se decide a seguir con las clases~
    Con una encantadora sonrisa, la maestra Sofía me dejó a mi la última palabra, pero está vez tenía que decidir delante de todas las alumnas, destacando a una muy en especial que parecía ansiosa por saber mi respuesta.
-¡Señorita Diane!, ¡Señorita Diane!, ¿Qué dice?, ¿Usted se quedará en la clase?-
    Muchos murmullos más se extendieron pidiendo que me quedara en las clases de gimnasia, haciendo latir mi corazón como un loco antes de que me pusiera nerviosa y roja, respondiendo de la única forma que podía y quería hacer en esos momentos.
-Por supuesto que me quedaré en la clase, hermanita-
    Le respondí con una pequeña sonrisa a mi hermana menor mientras acariciaba su cabello tal como siempre hacía antes de consentirla. Está vez no fue la excepción.
-¿Hermanita?-
    Al oír la pregunta cargada de confusión por parte de mi hermana menor, casi me golpeó a mi mismo por olvidar que justo ahora no soy su hermano mayor, justo ahora soy una estudiante más que se sintió cómoda al jugar con su cabello y llamar "hermanita" a una de sus compañeras más pequeñas. 
    La maestra Sofía se dio cuenta de mi error e intentó no reírse demasiado, mientras yo me esforzaba por seguir sonriendo y buscaba la mejor excusa para salvar mi fallo.
-Yo lo siento...es una mala costumbre mía de llamar "hermanita" a las niñas más lindas y adorables que conozco, pero te prometo que no volverá a ocurrir, Diana-
-¡No! Por favor llámeme "hermanita" señorita Diane ¿O yo podría llamarla hermana mayor? ¡Sería como una hermana mayor de quien aprender en la clase-
    Por fortuna mi hermana estaba tan emocionada que no se dio cuenta de que la llame por su nombre sin que ella se presentará, y a esa emoción de tener una "hermana mayor" en la clase, se le unieron más niñas que apoyaban su sentir.
-Señorita Diane, ¿Yo puedo llamarla "hermana Diane"?-
-A mi me gusta mas one-san-
-Tú y tus ideas raras, pero si hablamos de cosas raras, ¡Mejor llamarla Diane one-sama!-
    Una vez más, las niñas y no tan niñas hacían un alboroto mientras la profesora me extendía la mano para ayudarme a levantar y dejar la complicada posición de split en la que había estado durante gran parte de la conversación.
-Ara~ Ara~ señoritas~ Muestren sus modales~ la señorita Diane apenas está amando la gimnasia y si son tan groseras la asustarán y se irá~
    El silencio se hizo presente ante tal gentil amenaza de la maestra, incluso parecía que era uno de los peores castigos que pudo poner a toda su tierna clase que no querían perder a su nueva hermana mayor.
-¿Tanto desean que me quede en la clase?-
    Se me escapó preguntar a las chicas, haciendo que todas y cada una de las estudiantes dijera que sí con palabras o moviendo su cabeza.
-Maestra Sofía, si me lo permite, ¿Podría inscribirme a su clase? Me esforzaré un montón y seré un buen ejemplo para mis hermanitas-
    Hice una reverencia ante quien quería que fuera mi nueva maestra, teniendo como respuesta suya un par de palmaditas en mi cabeza.
-Por supuesto~¿Cómo podría negarme a la petición de una adorable alumna?~
    Mi corazón se alegró y una sonrisa se escapó de mis labios mientras las niñas celebraban tener una "hermana mayor", luciendo aún más emocionadas de lo que yo misma me sentía.
-Solo tengo una petición para usted, señorita Diane~ Como hermana mayor de la clase tendrá que ayudarme a limpiar el aula mientras el resto se dirigen a los vestidores, no le tomará más de unos minutos y en cuanto terminé de ayudarme, tendrá el vestidor para usted sola~
    A pesar de su actitud relajada y despreocupada, la maestra Sofía era muy astuta al demostrarme que cuidaría de mi, puesto que su petición de ayudarme a limpiar, no era más que un pretexto o un favor para que las niñas no compartieran vestidor conmigo, y así cuidarlas a ellas y cuidar de mi secreto, nuestro secreto. Después de todo creo que la maestra Sofía sí es un poco maravillosa.
-Por supuesto. Seré un buen ejemplo de hermana mayor y le ayudaré con lo que necesite, maestra-
-Ara~ Ara~ muchas gracias por ayudarme, y lo mejor sería empezar ahora que la clase ha finalizado. Señoritas~ por favor dense prisa en cambiarse mientras su hermana mayor y yo limpiamos ¿De acuerdo~? Y tengan cuidado al volver a casa o esperen tranquilas mientras vienen por ustedes~
    Todas las niñas comenzaron a salir del salón de práctica, dejándonos atrás a la maestra Sofía y a mi para limpiar y contener la risa al oír un poco de la conversación de las estudiantes más pequeñas.
-¿No había llegado por mi hermano mayor?...Estaba segura de haberlo visto antes...-
    Oí pregunta a mi hermana mientras caminaba hacia el vestidor, haciendo que la maestra y yo cruzáramos miradas antes de reír y limpiar, puesto que como la nueva hermana mayor de gimnasia debía dar buen ejemplo en la clase, y como hermano mayor de mi querida hermana también tenía que darme prisa y cuidarla. Así que a partir de ahora pondría mi mejor esfuerzo para cumplir ambos roles que tanto disfrutaba. 
Créditos a quien correspondan.

martes, 26 de noviembre de 2024

Linda y fuerte

    Cuando vine a dar a este cuerpo por accidente, el cuerpo de mi vecina, estaba muy confundido, ¿Cómo es que terminé convertido en mujer? Me preguntaba eso todo el tiempo sin tener ninguna respuesta buena, hasta que con el pasar de los días terminé por rendirme, dejando de cuestionar como es que cambie de cuerpo, y dejando de buscar alguna clase de solución, centrándome por completo en vivir mi vida con este cuerpo. Y ya que este cuerpo de chica iba a ser mío de ahora en adelante, decidí que lo menos que podía hacer para aprovecharlo era hacer que luciera de la mejor forma posible, y para ello tendría que ir al gimnasio.
    Mi vecina tenía buen aspecto, no era mi chica idea pero con algo de entrenamiento podría hacer que su cuerpo fuera de mi agrado, por lo que tener un buen aspecto y tonificar este cuerpo era la meta que me había puesto para disfrutar de ser una chica mientras también me acostumbraba a mi nueva vida.
     Fueron largos meses yendo al gimnasio, buscando la mejor rutina, cuidando de mi alimentación al mismo tiempo que aprendía a cuidar de este cuerpo y mantenía su vida con ligeros cambios para que nadie se diera cuenta de que había una persona distinta controlado este cuerpo, puesto que parecía que la única persona consciente del cambio de cuerpos era yo, por lo que asumir la identidad de mi vecina era algo crucial para evitarme muchos problemas.
    El tiempo siguió pasando y aprendí más de su vida, de mi actual vida y todo lo que la hacían característica, volverme una mujer soltera fue todo un reto pero con el tiempo aprendí a disfrutarlo y así con cierta alegría acostumbrarme a esta vida de mujer.
    Dentro de todo este tiempo que he pasado adaptándome cada vez más a ser una chica, encontré un hermoso y muy pequeño vestido escondido en la parte más profunda del armario. Revisando con más detalle era un vestido que mi vecina siempre ocupaba cuando era un poco más joven y que por el tiempo dejó de utilizar sin tener el valor de tirarlo. Nunca había visto a mi vecina utilizar ese vestido, tuve que husmear bastante en sus viejas fotos para encontrar alguna foto donde lo vestía, y que guardará este vestido a pesar de los años, era algo difícil de ignorar para mí por alguna razón.
    El vestido era negro, corto y escotado, me costaba imaginar a mi vecina usando ese vestido, pero ahora que yo tenía su cuerpo y que yo me había convertido en mi vecina, una extraña sensación me invadió y el deseo de utilizar ese vestido resonaba en mi cabeza. Antes de darme cuenta ese vestido se volvió una más de mis motivaciones en este cuerpo de mujer, ya que estaba decidido a entrenar y esforzarme en mejorar mi nuevo cuerpo hasta ser capaz de lucir ese vestido por primera vez.
    Con esa motivación extra, han pasado meses desde que me convertí en mi vecina, yendo a entrenar todos los días para cumplir mi objetivo, el cual esta cada vez más cerca de ser una completa realidad. Esta mañana fui al gimnasio, me di una ducha al terminar el entrenamiento y tras dudarlo por unos minutos, tomé el valor de probarme el vestido al cual conseguí entrar finalmente, aunque por desgracia, todavía no era con el resultado que yo quería.
    A pesar de que todo el entrenamiento hizo más delgado mi cuerpo y ya puedo entrar en el ajustado vestido, creo que gané un poco más de musculo del necesario, por lo que la imagen mental que tenía de mi usando este vestido es bastante diferente a la realidad.
    El vestido es mucho más ajustado de lo que imaginaba, se pega a mi cuerpo y no deja nada a la imaginación, supongo que no tiene nada de malo llamarlo un vestido revelador, pero incluso si es su objetivo creo que justo ahora muestra demasiado; es un milagro que mis pechos sigan dentro del escote, mi trasero también se volvió enorme, al igual que mis muslos los cuales parecen ser capaces de romper las costuras del vestido en cualquier momento; ahora que me detengo a pensarlo, mi entrenamiento puede que no fuera el correcto y por eso terminé con un poco de musculo, el necesario para hacer que algún pobre chico se sienta intimidado. Sin embargo, al verme con este atrevido vestido, ser una mujer linda y fuerte no me desagrada. De hecho, creo que me siento mejor que nunca.
    Poder utilizar este lindo vestido negro y ajustado iba ser una de mis pruebas definitivas para aceptar este cuerpo, y aunque fue de una forma diferente a la que imaginé, al verme en el espejo puedo decir con total seguridad que me siento feliz con este cuerpo y los resultados de mi arduo entrenamiento, estoy feliz conmigo mismo, y eso me parece un paso muy importante para aceptar mi cuerpo y vida como una mujer.
    Al detenerme un momento a pensar en estas cosas, me doy cuenta que ya he cumplido uno de mis objetivos más grandes, pero haber cumplido este objetivo no me detendrá de seguir entrenando, seguir buscando ropa bonita y seguir aceptando la vida que ahora tengo un poco más con cada día. Haber cumplido ese objetivo significa que debo ponerme nuevos objetivos para seguir disfrutando de mi nueva vida.
    A estas alturas no estoy seguro de si me gustaría o no volver a mi antiguo cuerpo de hombre, creo que mientras pueda seguir con este cuerpo fuerte y bello, seguiré cuidándolo y amándolo, si no lo hago yo mismo nadie más lo hará, así que seguiré mejorando para que cada día me pueda superar más y por supuesto, amar un poco más.
Créditos en la imagen.

martes, 6 de agosto de 2024

El renacer de Roberto

-Entonces, ¿no fue un sueño?, ¿Este es mi nuevo cuerpo?-
    Se decía al mirarse frente al espejo Roberto, haciendo una mueca llena de malicia y satisfacción al asegurarse de que ese bello y atractivo cuerpo ahora le pertenecía, emocionándose por completo ante cada movimiento que él hacía y que el cuerpo de la mujer copiaba a la perfección.
-Si, no tengo duda. El cuerpo de esta perra tetona ahora me pertenece-
    Sus palabras y todo en su forma de hablar eran desagradables, no importaba que ahora se viera como una sexy mujer en sus 20 años, todo en Roberto era desagradable y ahora con el cuerpo de la joven, se las arregló para mantener esa parte de su antigua identidad. Algo que no parecía importarle en lo absoluto mientras se admiraba con deseo frente al espejo.
-Y pensar que creí haberme muerto, pero no, tal como la maldita plaga que soy me las arreglé para seguir aquí, y ahora mucho mejor que nunca-
    Roberto hablaba de forma tosca y vulgar, burlándose y admirándose a si mismo a la par que estrujaba con fuerzas sus nuevas tetas para sacudirlas sin parar, algo que llevaba un rato haciendo para "comprobar" que de verdad es él y está vivo, además que por el mero placer de estrujar los pechos de una mujer tan hermosa como la cual es ahora.
    Este pervertido y desagradable sujeto se llamaba Roberto, era un vagabundo molesto del cual nunca se podían deshacer las mujeres de un lujoso gimnasio. Todas las chicas se sentían incomodas al llegar al gimnasio, pasar cerca de él te hacía víctima de sus sucias palabras e insinuaciones, además que en más de una ocasión se tuvo sospechas de que él espiaba a las mujeres en los vestidores o cuando hacían ejercicios que resaltaran algunos de sus muchos atributos. Todas las mujeres estaban cansadas de él, sin embargo, como nunca se le pudo comprobar algún crimen, y "no hacía daño a nadie", lo más que podían hacer era alejarlo de ahí unos días antes de que volviera a deambular por el lugar.
    Por desgracia para él, y por fortuna para las mujeres, un buen día Roberto desapareció, y sin nadie que lo extrañará o quisiera de forma sincera, nunca nadie se molesto en averiguar que fue lo que le pasó, limitándose a disfrutar de la tranquilidad generada por su ausencia, consolándose con la idea de que él había muerto o había sido arrestado.
    Ni siquiera el mismo Roberto se puede explicar que fue lo que sucedió, ni tampoco puede explicar como es que terminó convertido en una preciosa usuaria del gimnasio, lo único de lo que está seguro es que disfrutará del cuerpo en el que por alguna clase de milagro él despertó.
-Joder, siempre soñé con tener un par de tetas en mis manos pero no pensé que las tetas serían mías. No son tan grandes como me gustan, pero no dejan de ser mis tetas ahora-
    El hombre bajó el escote de su vestido, forzando a sus pechos a salir del vestido, apreciándolos directamente y pellizcando sus pezones.
-Estas cosas son hermosas, y cada que las aprieto se ponen más duras. Estoy seguro de que está idiota era una sucia pervertida, por algo está tan caliente sin importar que estemos en el gimnasio-
    En su mirada lasciva también había algo de dolor y emoción, el sujeto apretaba con tanta dureza sus pechos que se creaba una mezcla embriagante entre dolor y placer que simplemente no quería detener.
-Lo último que recuerdo es estar sediento, tenía mucha, mucha puta sed, al punto que moriría por un vaso de agua.... ¿será que me morí de sed? Sedhidrata... desinstal... esa tontería de morir por falta de agua-
    Se quejó con enojo el hombre que no supo decir deshidratación, la cual pensaba pudo ser su causa de muerte, una la cual no le quitaba el sueño.
-De haber sabido que me convertiría en una perra tetona hubiera muerto hace mucho tiempo, ¡Es grandioso esté cuerpo! Y quiero ver que más tiene para mí-
    Con esas palabras y sin importarle el lugar, Roberto se quitó el vestido negro y la ropa interior para admirarse desnuda, disfrutando de forma enfermiza con el cuerpo que ahora poseía y se negaba a renunciar.
-Vanessa.... esa maldita siempre era grosera conmigo, nunca aceptaba mis cumplidos ni mucho menos disfrutaba que la mirará. Toda una perra engreída que ahora me pertenece, ella es mía, y ojala sepa quien soy en realidad y pueda ver todo lo que le haré a su lascivo cuerpo-
    El depravado hombre estaba por hacer algo más, acercando su mano hasta la nueva hendidura en su entrepierna, estaba listo para masturbarse ahí mismo sin importarle las consecuencias. Al menos hasta que escucho unos pasos y risas acercarse al vestidor.
-Vanessa, ¿Sigues aquí? Siempre eres la primer en llegar y en irte, ¿acaso hoy se te hizo tarde?-
    Preguntaba una de las usuarias del gimnasio al reconocer a la pelinegra, ya usando su vestido y tratando de pasar inadvertido en esa situación.
-S...Sí, sí. Hoy me quede dormida y se me hizo tarde, pero ya estaba terminando de vestirme para ir a casa-
-Ya veo, nosotras recién vamos a comenzar. Por cierto, ¿eres la única aquí?-
    Pregunto otra s de las bellezas que entró al vestidor, haciendo que Vanessa negará con la cabeza, algo que nadie cuestionó.
-Ya veo. Es raro, estoy segura de haber escuchado una voz desagradable y asquerosa, sería el eco o algo así del sauna-
    Roberto suspiró para si mismo al haber engañado al par de chicas preciosas que entraron al vestidor y que conversaban con él, tal y como lo harían con la autentica Vanessa.
-Por cierto, Vanessa, ¿Llevas prisa? Ahora que Sarah lo mencionó, podríamos entrar un rato al sauna juntas para ponernos al día-
-Eso sería asombroso, apuesto a que te sentirás de maravilla-
    Ambas chicas hicieron una oferta a Vanessa, una idea tan buena que valía la pena ponerse en riesgo con tal de ver a ambas chicas desnudas y de paso verse a si misma sin ropa.
-Claro, tengo un rato libre. Sería lindo ponernos al día-
    Respondió Roberto tratando de hacer su mejor imitación de una Vanessa linda y femenina que siempre admiro desde lejos, y que ahora podría admirar desnuda en el sauna en compañía de otro par de mujeres hermosas.
-¿Podrían adelantarse? Solo envió unos mensajes y las alcanzo-
    La mentira de Roberto fue suficiente para que las mujeres asintieran y caminarán al sauna mientras se quitaban la ropa. A espaldas de ella, Roberto se relamía los labios y veía con perversión como ambas chicas se desnudan por completo, dejando su ropa de lado para entrar en el sauna donde muy pronto Vanessa las alcanzaría.
-Puta madre, quería masturbarme como una chica por primera vez, pero creo que pensar y contenerme un poco sería mucho mejor-
    Se decía a si mismo el perverso hombre frente al espejo, el cual reflejaba a la bella mujer de cabello negro y delgada figura.
-Quizás fingir que soy Vanessa sea lo mejor. Si finjo ser está perra, podré ver a todas las chicas del gimnasio desnudas, incluso podría tocarlas y rozarlas sin ser tachado de pervertido, quizás hasta podría tirarme a alguna en algún momento. No lo había pensado, pero cuidar de este cuerpo podría ser una maravilla: deja la tontería de tener dinero, comida y una casa; ahora tengo el cuerpo de una perra preciosa, y puedo pasar todos mis días rodeado de perras iguales de preciosas; siempre y cuando sea cuidadoso con mi identidad, podría estar rodeado de culos y tetas durante mucho tiempo-
    El hombre que ahora se convirtió en una sensual mujer, tocó su femenino reflejo en el espejo, susurrando unas palabras que sellarían su determinación y decisión.
-Voy a convertirme en Vanessa, me portaré tal y como ella, lo suficiente para hacerle lo que quiera a otras mujeres y no meterme en problemas.... Solo tengo que controlarme, si aprendo a ser Vanessa, tendré un pase libre para hacer de todo con las demás perras de este gimnasio-
    El hombre se relamió los labios, contento y emocionado por el sencillo pero eficaz plan que había elaborado para disfrutar de su nueva vida.
-Si me convierto en alguien como Vanessa, no habrá nadie que me detenga-
    Se repitió una vez más, ajustándose el vestido y volviendo a la realidad cuando una de las chicas que antes le habló, le llamaba desde el sauna.
-Vanessa, ¿Tantos mensajes tienes? Ven aquí antes de que Brenda y yo no podamos aguantar más-
-Esa maldita... ¡Lo siento! Ya voy.... Ni muerto me pierdo ver tantas mujeres juntas-
    Aunque ser apresurado por una mujer no le gustó, tampoco quería perder la oportunidad de ver tetas y culos al natural después de tantos años. Todo lo que vivía Roberto era una oportunidad que no iba a desperdiciar, no tendría una vida mala como la última vez, y si debía entrenar duro en el gimnasio, cuidar de sus amigas, volverse femenina y lograr un gran futuro, haría todo eso y más como Vanessa por fuera sin olvidar su pervertida vida pasada como Roberto para sus adentros. Una dualidad encantadora que marcará su vida desde ahora.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 20 de mayo de 2024

Un nuevo entrenamiento

Llevaba algunos meses entrenando a este cuerpo; el cuerpo de una chica muy holgazana del gimnasio, que sin esforzarse demasiado, quería tener el cuerpo de una super modelo o algo mejor; sin ejercitar de forma correcta, con una alimentación cuestionable y quejándose todo el tiempo por no obtener lo que tanto quería sin hacer algo realista para esos resultados.
Cuando ella finalmente entendió que lo que hacía era insuficiente, no tuvo mejor idea que pedirme intercambiar de cuerpos conmigo para que yo entrene su cuerpo y le consiga los resultados que tanto añoraba. Como el hombre que era, no estaba seguro de aceptar su propuesta, volverme mujer al menos por un año no estaba en mis planes. Sin embargo, lo que le faltaba a esta chica en esfuerzo y motivación, lo compensaba de sobra con dinero, por lo que llegamos a un lucrativo acuerdo.
Básicamente íbamos a intercambiar de cuerpos hasta que yo dentro de su cuerpo, logrará el aspecto que tanto ella deseaba, lo que me llevaría aproximadamente 9 meses a 1 año, dependiendo tanto de mi como de su cuerpo. En todo ese tiempo ella tendría mi cuerpo, haría mi día a día con excepción del ejercicio, y ambos volveríamos a nuestros cuerpos cuando tuviera su cuerpo de ensueño, y ella me pagará una buena cantidad de dinero por el trabajo que había hecho.
Los primeros meses en su cuerpo fueron los más complicados, puesto que antes de entrenar al máximo, tenía que acostumbrarme a las nuevas capacidades de este cuerpo para ejercitar, al mismo tiempo que yo me acostumbraba a ser una mujer; correr y sentir que mis pechos rebotaban era incomodo, también era incomodo levantar las barras mientras intentaba que las barras no aplastaran mis pechos todo el tiempo, además dedicar días enteros a solo entrenar los glúteos para hacerlos más grandes me parecía un desperdicio; cuando era hombre solo intentaba mantenerme en buena forma física, volverme una masa de músculos no era mi idea; pero en estos momentos mis ejercicios como hombre y mis metas como chico en el gimnasio son completamente distintas a las metas que tiene está chica de como se quiere ver, condicionando demasiado mi entrenamiento a sus deseos y no a lo que es mejor.
Una vez que los primeros meses pasaron, me sentía más seguro de como cuidar y utilizar este cuerpo, pude mejorar los entrenamientos diarios y con el pasar de las semanas, mi cuerpo poco a poco comenzó a mostrar buenos resultados; lo primero fue quemar grasa y por ende reducir tallas, al mismo tiempo mi resistencia y mi fuerza comenzaban a mejorar, el abdomen se volvía plano y destacaba su cintura, un buen trasero y piernas se hacían notar cada vez más; hasta que después de 6 largos meses, tanto hombres como mujeres del gimnasio, no podían evitar dedicarme alguna mirada de asombro o envidia por el gigantesco cambio que este cuerpo había tenido en tiempo récord. 
Recuerdo que en más de una ocasión, algunas mujeres se acercaban a pedirme consejo ya que "parecía otra persona" en los últimos meses que había asistido al gimnasio. No podía decirles la verdad, y que en serio era otra persona en el cuerpo de está chica, así que solo sonreía al explicar que solamente estaba probando una nueva rutina e intentando ser más constante en mis entrenamientos.
Durante todo este tiempo, yo seguía en contacto con Pamela, la chica dueña de este cuerpo cada vez más trabajado, viendo con alegría los resultados cuando nos reuníamos para hablar o simplemente cuando le enviaba fotos o vídeos de los progresos que conseguía mes con mes. No estaba en nuestro acuerdo inicial, pero Pamela estaba tan contenta por como iba mejorando su cuerpo, que por un coste adicional que no dudaba en pagarme, ella me traía toda clase de ropa de su gusto para que yo la utilice y así pueda presumir su bello cuerpo en todo momento.
Para el momento en que ella me comenzó a pagar por usar la ropa que ella decida, peinarme como ella prefiere y usar las marcas de maquillaje que más disfrutaba, debo admitir que ya me había acostumbrado bastante a vivir como Pamela; usar tops, leggins, ropa deportiva de mujer y toda clase de ajustados leotardos se había vuelto parte de mi rutina para presumir mi excelente cuerpo; usar faldas, vestidos y tangas era mi día a día fuera del gimnasio; cargar con bolsos elegantes, hacerme las uñas o preparar lindos maquillajes no eran cosas incluidas en nuestro acuerdo, pero que en algún momento comencé a disfrutar y eran igual de importantes para mi, que hacer una buena rutina para cuidar de mi cuerpo.
En el momento que acepté el intercambio de cuerpos no lo pensé de esa manera, pero con el pasar del tiempo viviendo como Pamela, supongo que me acostumbre a ser mujer y tener cierta feminidad que nunca imagine, donde una de las pocas cosas ajenas a mi nuevo cuerpo era la intimidad. Nunca me había masturbado ni mucho menos había tenido sexo en el cuerpo de Pamela, en ocasiones ciertos pensamientos perversos aparecían en mi cabeza y me hacían cuestionar mi abstinencia a dichos deseos, pero tan pronto como me daba cuenta de esas ideas, hacía todo lo posible para reprimirlas e ignorarlas, sin imaginar que hacer eso me metería en un problema más adelante.
"El problema" en cuestión fue un tipo nuevo que llegó al gimnasio por una corta temporada; se llamaba Tyler, de casi dos metros de altura, un fisicoculturista y ganador de varias competencias, carismático y bastante guapo, al menos bajo mis nuevos ojos como mujer. Durante mis entrenamientos, Tyler comenzó a usar aparatos cerca de mi, después comenzó a buscar conversación conmigo mientras ejercitábamos y aunque pensé en rechazarlo, solo hablábamos de rutinas de ejercicio o las dietas que llevábamos, cosas totalmente inofensivas al menos hasta que terminé enrollándome con él en su departamento.
No lo recuerdo muy bien, por vergonzoso que sea decirlo, creo que estaba muy caliente como para pensar las cosas con claridad y antes de poder evitarlo, ya me encontraba en su cama siendo destrozada por este sujeto; Tyler ni siquiera espero a que me quitará la ropa, apenas abrió la puerta me llevo en brazos hasta su cama, donde rompió mis leggins y haciendo de lado mi tanga, empezó con la acción.
No pude hacer nada en contra de él, yo estaba realmente necesitada y Tyler lo estaba haciendo excelente, su absurda fuerza la controlaba de maravilla para ser duro sin lastimarme, obligándome a usar toda mi flexibilidad para soportar su peso encima de mi mientras envolvía su cintura con mis piernas, aunque al momento de sus embestidas mi enganche se debilitaba hasta que mis piernas quedaba débiles y sacudiéndose al ritmo de Tyler.
Este chico era asombroso, haciendo todo el trabajo por mi para que yo solo tuviera que gemir, disfrutar y rogar por más, haciendo uso de mis dotes físicos para apenas resistir el ritmo que este apuesto hombre me dictaba para disfrutar del encuentro.
Es tan duro, tan bueno, tan caliente, aun sin tener experiencia propia el cuerpo de esta chica sabe que es lo que está haciendo y los gemidos de placer que escapan de él y de mi, me hacen saber lo bien que está sucediendo esto, brindándome un momento y satisfacción que nunca podré olvidar. Puede que Tyler y su hombría sean muy duros y muy grandes, pero no me arrepiento de tenerlo encima mío en estos momentos, de haber sabido que así es como se siente tener sexo como una mujer, lo hubiera hecho desde hace meses; con este ejercicio hace mucho tiempo que hubiera quemado más calorías y sudado todo lo necesario para alcanzar el cuerpo con el que siempre soñé. Sin problema alguno podría cambiar mi hora diaria de cardio por una de sexo y tener mejores resultados.
Sí, pensándolo bien hace falta un pequeño cambio en mi rutina, un nuevo entrenamiento enfocado en resistencia, cardio y piernas me vendría perfecto, tengo el resto del mes para apoyarme con este genial atleta y una vez que él se vaya de la ciudad a su próxima competencia, yo daré por concluido mi entrenamiento para recuperar mi cuerpo y tener mucho dinero a cambio de dejar a esta chica con el cuerpo de sus sueños, que espero no gane una barriga de 9 meses que arruine su progreso por mi nuevo y divertido entrenamiento dentro de su cuerpo.
Créditos a quien correspondan.

martes, 7 de mayo de 2024

Categoría S

Uhg, no puedo más con esto, todo mi cuerpo está ardiendo, también está entumecido y adolorido, por no decir que estoy sudado. No quiero seguir más con esto pero por culpa de ese dichoso virus no es que tenga otra elección para volver a mi cuerpo, más que llevar al límite este cuerpo femenino y virtual.
Mi verdadero nombre no es importante, no pueden juzgarme, solo diré que me encantaban los videojuegos para adultos, en especial los de realidad aumentada, y el juego más nuevo que había comprado era uno de realidad aumentada con lindas chicas en un gimnasio, a las cuales puedes tocar y ayudar para moldear sus cuerpos lo más sexys que puedas imaginar.
Era un paraíso de solo oírlo, así que no dude en jugarlo en el peor momento posible, justo cuando el virus Tg tomó el control de consolas, ordenadores y videojuegos.
Así fue como quede atrapado en el cuerpo de una chica, la de nivel más bajo de todas, obligándome a entrenar su cuerpo hasta acabar todo el juego si es que quería volver a la normalidad; ya no solo habló de volver a mi cuerpo masculino, hablaba de dejar este mundo virtual para volver al mundo real.
No me gustaba la idea de ser mujer, prefería verlas y tocarlas, pero ser una jamás. Sin embargo, algo peor que tener este cuerpo de chica, es tener que entrenar y ejercitarme todo el tiempo, nunca antes había entrenado algún deporte o ido al gimnasio, pero ahora para poder escapar de esta cárcel virtual, debo cumplir con el objetivo de este videojuego y obtener un cuerpo de supermodelo perfecta e ideal para ser la mejor de todas. Por mucho que odiará este cuerpo y tener que ejercitarme, todo lo que podía hacer era aceptar este castigo del virus Tg y darme prisa en volver a la normalidad por mi propio esfuerzo.
Después de resignarme a ejercitar, las cosas no parecían tan malas al inicio. Quiero decir, el entrenamiento era sencillo y con pocas repeticiones, por lo que los niveles más bajos los superaba sin problemas. Sin embargo, como en cualquier otro videojuego, la dificultad poco a poco comenzó a aumentar hasta volverse un verdadero fastidio.
Cuando creí que estaba por terminar al obtener el rango "A" en cada nivel, me di cuenta que había un nuevo nivel de dificultad llamado rango "S", me sentí molesto y frustrado de saber que habría niveles aún más duros y de los nuevos niveles ocultos, pero lo peor de todo estaba por venir al darme cuenta que la "S" del rango más elevado, no solo era para distinguirlo como la categoría más dura, también era para destacar su enfoque "Sexual".
Apenas iniciar el primer nivel, mis pechos quedaron al aire y un hoyo en mis leggins dejó al descubierto mi entrepierna, además de atar mi cabello largo en una coleta, haciendo obvio que partes de mi cuerpo iban a ser trabajadas durante está sesión.
Hasta el momento mis pezones tuvieron que resistir unas pinzas con peso en ellos durante agonizantes minutos, seguido de un masaje en ellos tanto relajante como estimulante haciendo un desastre en mi cabeza, dejándome apenas con fuerza de voluntad para seguir de pie.
La parte complicada parece venir ahora, sin poder detener mi cuerpo, tuve que ver con impotencia como poco a poco mi cuerpo comenzó a descender en sentadilla hasta tener un enorme dildo nivel "muy fácil" dentro de mi. Obligándome a descender aún más y soportar esta posición durante 10 minutos, es una jodida locura que no he podido superar y que apenas me levanto o muevo un centímetro el dildo dentro de mi, el contador se reinicia por completo con un enorme mensaje frente de mi que me recuerda haber fallado en la misión.
Estoy agotada de esto y solo es el maldito comienzo, este es el ejercicio 2 de 32, de la rutina más sencilla de todas en esta categoría. Si ya estoy teniendo muchos problemas con esta ronda, tengo miedo de cómo es que podría ser las próximas rondas, a estas alturas no se si es un gimnasio para trabajar el cuerpo o volverme una prostituta.... Aunque por el tipo de juego que compré y en el que ahora estoy atrapado, puedo decir que sería lo mejor de ambas cosas, entrenando así este cuerpo tanto para ser una sexy modelo, como para ser una prostituta. Pero eso solo lo podré saber una vez termine el juego, algo que no lograré hasta superarlo por completo en categoría S.
Créditos a quien correspondan.

sábado, 25 de noviembre de 2023

La más fuerte del gimnasio

Cuando unos chicos del gimnasio decidieron vengarse de mi, optaron por volverme una mujer, logrando su objetivo al cambiar mis proteínas habituales del entrenamiento por unas pastillas feminizadoras; para cuando lo note ya era demasiado tarde y me había convertido en una chica de pies a cabeza, además que por la alta dosis que consumí, revertir el proceso podía ser complicado.
Ellos pensaron que con volverme una señorita me alejaría del duro entrenamiento del gimnasio y así esos dos idiotas se volvieran los más fuertes del lugar.
Pero no estaba dispuesto a darles ese beneficio, y aunque me habían convertido en una chica, tan solo una semana después de mi cambio, regrese al gimnasio.
Me inscribí bajo el nombre de "Diana" y con ayuda de la entrenadora pude establecer metas y objetivos. Este cuerpo no sólo cambió de género, también hubo muchos cambios en el metabolismo, físico, hormonas y organismo; puede que me equivoque al decirlo pero "Un hombre y una mujer no son iguales"; genética y evolutivamente hay muchas más diferencias que solo la entrepierna, dichas diferencias no nos dejan ser iguales. Sin embargo, eso no significa que no pueda volverme más fuerte que un hombre, o más fuerte que una mujer, mi meta de nueva cuenta sería volverme la persona más fuerte del gimnasio y estaba segura que en cuestión de meses lo iba a conseguir.
No voy a mentir diciendo que no fue complicado, porque fue muy complicado, volver a empezar de cero puede ser desalentador pero con un propósito se volvió más sencillo para mi, además que mi experiencia anterior supo ayudarme más de una ocasión y en otras tantas, con ayuda de la entrenadora para lograr mi máximo rendimiento.
De no ser por la entrenadora no estaría en el punto que estoy ahora, no sólo me ayudó con las rutinas y proteínas, con ella también pude aprender un montón de "cosas de chicas" que me ayudaron en el día a día. Más que una entrenadora, se volvió una amiga, y eso solo por ahora, ya que recién descubrí que la entrenadora está interesada en las mujeres.
De cualquier forma, con su ayuda pase de ser una chica delgada que con trabajos levantaba 5 kilos, a levantar 10, 20, 40 y ahora 70 kilos, dejándome a solo 30 kilos de diferencia de lo que pueden levantar ese par de tontos que me volvieron una mujer, muero de ganas por ver su cara de humillación al darse cuenta que aún siendo "una pobre y débil mujer" puedo levantar más peso que ellos.
Eso solo es el comienzo, ya que mi constancia en el gimnasio no sólo me ha servido para levantar más peso, todo mi cuerpo ha demostrado grandes resultados que no dudo en mostrar con la ropa deportiva adecuada; llamando la atención de más de un tipo, pero especialmente de las chicas quienes se me acercan para preguntar como es que pueden tener estos resultados.
Un par de las tantas chicas con quienes hablo en el gimnasio, resultan ser las novias de esos sujetos; al parecer iban por primera vez a visitar a sus novios en el gimnasio pero quedaron fascinadas conmigo y ver todo lo que podía hacer, dejando a sus novios completamente en segundo plano.
Les dije que no era una profesional pero que podía ayudarlas si así lo deseaban, cosa que ambas aceptaron siempre y cuando fuera en un lugar más privado ya que estar ahí con sus novios no les gustaba. El lugar alternativo que propuse fue mi casa, aceptando ambas de inmediato mientras sus novios se iban echando pestes sobre mí.
Justo ahora estoy limpiando un cuarto de mi casa donde a veces entrenaba hasta antes de unirme al gimnasio, aquí las 3 podemos estar como queramos y hacerlo sin vergüenza de que sus novios o algún pervertido nos vea el cuerpo. Es un poco gracioso que hagamos todo esto para que ningún chico nos vea, cuando antes yo era un chico pero ahora soy Diana, la chica más fuerte del gimnasio, quien está por darles algunos consejos a sus nuevas amigas.
Entrenaremos un poco, seguramente charlaremos de cosas y quien sabe si hasta nos bañemos juntas, si ellas quieren, mi baño podría tenernos a todas juntas sin problemas. La idea de ver desnudas a las novias de esos chicos me resulta más divertida que excitante, aunque una nunca sabe, si ellos se distraen podría terminar enamorando a alguna de estas chicas, o cuando menos logrando que ambas terminen con ambos al contarles como ellos lastimaron a mi amigo al darle una proteína en mal estado.
Todo este tiempo la he tenido guardada en lo alto de un mueble, que ahora como chica solo puedo alcanzar usando una silla, también podría vengarme y darles un poco de esta dudosa proteína pero ese no es mi estilo, mi venganza se dará de otra manera, sin perjudicar a estas chicas y demostrando a esos tipos que ya sea hombre o mujer, siempre seré mejor que ellos. 
Créditos a quien correspondan.


jueves, 23 de marzo de 2023

Un sexy entrenamiento

Yo era un adolescente más que disfrutaba de ver a las chicas sexys que entrenaban cerca de la playa. Había veces que hasta les sacaba fotos o vídeos porque cuando ellas entrenaban usaban ropa tan sexy y ajustada con la cual su culo y pechos resaltaban más, dando vistas espectaculares al hacer estiramientos, sentadillas o cuanto más hicieran para ponerse en forma, y mi deleitarme con la vista.
Mi mejor amiga Karina sabía que hacía esto y siempre me regañaba porque incluso a ella le he tomado fotos sin su consentimiento, decía que era horrible y yo respondía que lo dejaría de hacer si alguna vez me tocará vivir algo así pero como chico nunca me pasaría.
O al menos eso creía hasta está mañana, que al despertar me sentía muy raro al caminar, mi espalda dolía y a su vez me sentía con mucha energía pero fue hasta que llegue a la ducha cuando me di cuenta que sucedía; había un par de pechos enormes al bajar la mirada, al igual que una blanca piel que resaltaba su cabello negro, y con el reflejo del agua que caía pude ver cómo mis rasgos eran los de una hermosa chica asiática.
Completamente asustado salí de la ducha envuelto por una toalla para llamar a mi amiga, ella al principio pensaba que era una broma por mi nueva voz pero tras muchas preguntas ella terminó aceptando lo que decía y prometiendo venir para ayudarme. 
Al llegar pudo verme de pies a cabeza con excepción de las partes cubiertas de la toalla, le dije aún más a detalle todo lo que sabía o veía que me había pasado.
Su solución era algo rara, dijo que llamaría a alguien que sabía mucho del tema pero que tardaría unas horas en llegar, cosa que acepté. Mi plan era estar en casa hasta entonces pero mi amiga tenía otros planes sacando de una bolsa algo de ropa para mí, creí que sería mejor que andar desnuda pero rápidamente me di cuenta que no, lo que había ahí no era ropa común, era ropa para entrenar; una clase de traje de baño o de gimnasia color azul en el cual no creía poder entrar, acompañado de unas zapatillas blancas para correr.
Voltea a ver a mi amiga para decirle que no usaría eso porque sería muy humillante pero no le importó en lo absoluto mis comentarios y sin problemas fue capaz de tirarme en la cama para empezar a vestirme. Lanzó la toalla lejos y con fuerzas abrió mis piernas para meter el traje y deslizarlo bien arriba, después cambio de posición para tomar mis manos y poner las cintas sobre mis hombros, todo a la par que con impotencia fracasaba al no poder librarme de ella y su ridículo traje; el traje me quedaba chico al parecer porque tenía pechos más grandes que Karina, los cuales se veían y sentía apretados por arriba entre las correas, a la par que por abajo mis nalgas resaltaban horrores porque el traje apenas podía cubrir una parte de mi trasero.
Cuando acabó su trabajo, Karina me tomo de la mano, me quería sacar de mi apartamento para ir a entrenar a la playa en lo que su contacto llegaba. Al oír eso me aferre lo más que pude a mi cama, soltando la misma cama cuando sentí que Karina presionaba la tela en mis partes íntimas para debilitarme con un dolor que nunca antes experimente y que no quería volver a sentir.
Fuera de mi hogar seguía luchando porque no lo hiciera pero ella no se rendía, decía que me iba ayudar a volver a mí cuerpo si es que se podía pero que por ahora era una venganza por todos los malos ratos que le hice pasar al entrenar a ella y a muchas chicas más.
En los últimos momentos me disculpé y dije que ella nunca había usado algo así, incluso ahora solo usaba  short y sostén deportivo pero poco le importó a ella, siendo todo lo que conseguí unas coloridas calcetas para cubrir un poco mis bien torneadas piernas.
Tuve que ponérmelas en el pasillo, atrayente miradas de los hombres que estaban pasando avergonzándome por completo al darme cuenta de esto. Karina de inmediato lo notó y me dijo que eso no era nada pero que yo ya lo sabía, después de todo hoy a estas horas la playa está llena de hombres que solo van a ver y coquetear con las chicas y que con lo linda y sexy que estaba, mejor me fuera preparando para recibir piropos o citas durante todo el día.
Créditos a quien correspondan.