-Verónica, Valentina, ¿Qué están haciendo?-
Preguntaba la madre a sus aparentes hermosas hijas, quienes en realidad era sus problemáticos hijos feminizados como castigo por meter a chicas a escondidas en la casa para hacer cosas indebidas para su edad.
-Nada, madre. Solo reflexionábamos-
Respondió sonriendo Verónica, acomodándose discretamente en la banca, apretando los muslos y poniendo la espalda recta, lo que hacía destacar aún más sus grandes pechos bajo esa camiseta blanca, al igual que sus buenas piernas que exhibía al usar esos mini shorts de mezclilla que podrían reventar en cualquier momento para el deleite de quien la mirará.
-¿Reflexionar? ¿Acerca de qué?-
-Acerca de nuestras acciones y mal comportamiento, madre. Ni mi hermano ni yo debimos hacer esas cosas inmorales con esas chicas en nuestra casa, fue una falta de respeto que no volveremos a hacer, y que ahora es castigada al convertimos en chicas todo este tiempo-
Agregó Valentina, la chica de piernas increíbles ocultas bajó unos apretados leggins negros, con una falda que apenas y cubría su trasero, con pechos de tamaño similar al de su hermana pero con un aspecto "más discreto" en comparación de la misma hermana. Ella movía un poco más sus piernas y caderas al hablar pero permanecía firmemente sentada a lado de su hermana mientras ambas se disculpaban con su madre por lo que habían hecho.
-Me alegra que al fin lo entendieran, chicos. Este castigo se los puse por su propio bien y que se alejen de esa vida pecaminosa. Si ambos ya entendiendo su lección, puede que sea un buen momento de volverlos a la normalidad-
Anunció de forma orgullosa la mujer, pensando que su intento de disciplina había sido todo un éxito con sus hijos, que ahora como chicas, demostraron una madurez al responder que sorprendió y alegro por partes iguales a su madre.
-Gracias, madre pero nos gustaría seguir con estos cuerpos hasta cumplir bien tu castigo, todavía nos hacen falta dos semanas y no queremos dejarlo a medias, ¿Verdad, Verónica?-
-Por supuesto, Valentina. Queremos hacer las cosas bien para mostrarte que cambiamos y que nunca más volveremos a hacer una tontería como esa. Apreciamos tu buena voluntad, madre, sin embargo, espero comprendas nuestra decisión de continuar con el castigo-
-¡Eso es encantador hijas mías! Recompensare su esfuerzo con una bebida y prepararé algo de comer, vayamos a la casa-
-De acuerdo, madre pero ¿Nos dejas un minuto a solas para terminar? Ya mismo te alcanzamos-
Con eso dicho, la madre sonriendo fue hasta su hogar sintiéndose totalmente realizada y vencedora, creyendo que sus hijos comenzarían a ser buenos niños después de mucho tiempo siendo un par de rebeldes. Sin embargo, sus hijas perfectas solo eran perfectas en frente de ella, esforzándose para dar una sonrisa angelical hasta que su mamá entró a casa, siendo ese momento a solas cuando ambas chicas comenzaron a gemir y a jadear por el placer que estaban tratando de no demostrar.
-¿Ves que tenía razón? Te dije que esto sería divertido, mi trasero ya está al limite, toda la banca ya está mojada y mi tanga ni se diga-
Decía Verónica, viendo a su hermana Valentina llena de placer, poniendo sus manos entre las piernas para disimular lo que ocurría en su trasero y por lo que todo el rato estuvo moviendo sus caderas, para sentirse aún mejor.
-Tengo que darte toda la razón, cuando sugeriste que usáramos esos vibradores de chica en nosotros pensé que algo malo le estaba pasando a tu cabeza pero ahora debo admitir que fue sumamente emocionante; tuve que romper mis leggins, y me dolió sentir como se abría mi trasero pero muy rápido el dolor se convirtió en placer y aquí me ves tratando de no correrme aunque ya estoy en mi limite-
-Yo también, tener a mamá en frente sin sospechar nada fue lo que más emoción le dio a estos juguetes, y no sé tú pero yo si que podría acostumbrarme a esto-
-Pienso lo mismo, puede que mamá en serio se encargo de que no volvamos a traer una chica a la casa en busca de placer, pero nunca imagino que al volvernos chicas, nosotras mismas buscaríamos ese placer. Tenemos más cosas que probar, ¿No es verdad?-
-Por supuesto, mamá nunca encontró nuestro escondite así que tenemos muchas cosas que probar en estas dos semanas que nos restan. Pero no lo olvides, hermanita, que el placer no te ciegue la vista, tenemos que seguir siendo un par de hijas perfectas para que esto funcione-
-Entonces, hermanita, ¿Te parece si nos corremos para ir por la recompensa que mamá nos tiene?-
-Dudo mucho que haya una mejor recompensa que estar saltando en este vibrador pero vale, hay que apurar nuestra reflexión para ir por nuestra recompensa, hermana-
Créditos a quien correspondan. |
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ResponderBorrarDe momento dudo mucho hacerlo, pero gracias por comentar, anónimo.
Borrar-Nero.