Mostrando las entradas con la etiqueta Padre a hija. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Padre a hija. Mostrar todas las entradas

viernes, 9 de mayo de 2025

Niña de la guardería

    No puedo creer que papá en verdad me haya hecho esto, siempre decía que era una malcriada y que me llevaría a una guardería para que se hicieran cargo de mi y tenerme supervisada hasta que fuera una niña buena, pero fueron tantas sus amenazas con eso que con el tiempo deje de temerle para seguir actuando como siempre y hasta burlarme de él o provocarlo cuando soltaba esas palabras vacías. Las cuales hasta está mañana no eran más que palabras vacías, por primera vez y para mi sorpresa, está ocasión tendrían un autentico valor.
    Yo estaba organizando una fiesta grandiosa para cuando papá se fuera de viaje de negocios y me dejara la casa sola; las invitaciones fueron enviadas y la bebida estaba lista, solo faltaba que llegará la hora acordada, pero de alguna forma papá descubrió mis planes, haciéndomelo saber en unas circunstancias para las que no estaba preparada y mucho menos me podría defender.
    Un par de horas antes de que comenzará la fiesta, papá me pidió acompañarlo al supermercado para comprar algunas cosas que le hacían falta, y como me prometió que me compraría algo a cambio de ir con él, yo acepte pensando que podría tener algunas bebidas extras o botanas para la fiesta. Sin embargo, muy grande fue mi sorpresa cuando papá no se detuvo en el supermercado, él siguió conduciendo, avanzando con el auto por la carretera durante más de una hora. Eso me parecía algo sospechoso, pero papá decía que quería pasar más tiempo conmigo antes de irse a su viaje y que lo que él necesitaba estaba en otra tienda, por lo que de mala gana terminé aceptando eso como la verdad para seguir con el viaje en carretera con papá.
    Después de un viaje enorme en el que casi me quedo dormida, finalmente llegamos al sitio que buscaba papá. Él estacionó frente a un edificio enorme y muy colorido, con una temática infantil que lo hacía parecer un salón de fiestas o algún lugar de juegos para niños. Al ver ese sitio tan ridículo, yo estaba por burlarme de él y preguntar que hacíamos en este lugar, a lo que papá se me adelantó y me dejó sin palabras cuando dijo "¿De verdad creíste que no sabía nada de tu fiesta?". 
    Esa pregunta me tomó por sorpresa, no pude evitar preocuparme y sentirme nerviosa, tratando de inventar una excusa que a papá no le convencía, y que antes de dejarme escapar, ya me estaba sujetando por la muñeca para arrastrarme dentro de ese peculiar edificio donde tendría mi castigo.
    Al entrar al lugar la decoración infantil era todavía más notoria, había muchos colores, juguetes, accesorios y muchas habitaciones de donde salían risas, además de algunos letreros enormes que anunciaban este sitio como una guardería para todas las edades y para todos los gustos y necesidades.
    Este edificio que hasta hace poco no conocía era una guardería, misma en la que yo estaría durante todo el mes que papá se fuera de vacaciones. Mi castigo sería ese, quedarme como una bebé al cuidado de las señoritas en la guardería mientras papá realizaba su viaje de negocios, prometiendo venir por mi cuando termine su trabajo, y deseando que su "pequeña" muestre una mejor conducta.
    Ante esa infame declaración y el humillante plan que papá tenía preparado para mi, yo no tuve mejor reacción que negarme con todas mis fuerzas, diciendo que no quería quedarme en ese sitio, que no era una niña pequeña, que no me había metido en problemas y cientos de cosas más en las que casi terminó lanzándome al suelo con tal de no quedarme en este sitio. Sí, muy tarde pensé y me di cuenta que eso había sido una rabieta total, misma que selló mi destino, puesto que al ver lo que hacía papá suspiró, pagó, y se aseguró de que no me quitarán el ojo de encima durante toda mi estadía.
    Antes de irse a trabajar, papá ayudó a mis nuevas niñeras a quitarme todas mis pertenencias de "niña grande" dejándome sin las llaves de casa, sin dinero, sin ropa y sin celular, por lo que no podía irme de este sitio fácilmente, e incluso si lo intentaba, no tendría como volver a casa más allá de ir andando durante horas usando nada más que mi nueva ropita de bebé, algo humillante por decirlo menos.
    En cuanto lograron quitarme todas mis cosas a pesar del forcejeo, las niñeras guardaron toda mi ropa a la moda para vestirme con enorme y abultado pañal blanco, un ajustado mameluco de color rojo y atando mi cabello en una coleta. Odiaba admitirlo pero me veía como una niña pequeña y definitivamente odiaba verme de esa manera, por lo que quise quitarme ese atuendo lo antes posible. Por desgracia, escuché la cámara y vi el flash de la misma, para luego mirar que papá me estaba sacando varias fotografías con mi nuevo atuendo.
    Papá fue muy claro con que pasaría si era grosera con las niñeras o si intentaba escapar, prometiendo que en el momento en que él reciba malas noticias sobre mi conducta, difundirá las fotografías por toda mi escuela, para qu todo el mundo sepa que cancele mi fiesta para ser una buena niña e irme a la guardería mientras papi no estaba en casa. Por si eso fuera poco, también dijo que la guardería podía recibir visitas, así que mis amigos podrían venir a visitarme si no era una buena niña con las señoritas que me cuidarían.
    Con tantas cosas en mi contra, no tuve de otra más que suplicar por piedad a mi padre, pidiendo que no difunda esas fotografías ni que le dijera a mis amigos donde yo estaba, prometiendo le una y otra vez que sería una niña buena mientras estuviera en la guardería.
    Humillándome ante papá para que su castigo no fuera tan severo, él me dedicó una pequeña sonrisa, besó mi frente y acarició mi cabello tal como cuando yo era una niña, lo cual no hizo más que hacerme sentir más pequeña y humillada por como me trataba. Lo único bueno, es que aceptó no decir nada por ahora, recordándome que si doy problemas a las niñeras, él me castigará con lo prometido.
    Han pasado 3 días desde entonces, papá se despidió de mi y prometió regresar en un mes, dejándome al cuidado de las niñeras que no han hecho otra cosa más que tratarme como una cría todo el tiempo, por lo que no tengo cosas que hacer más allá de jugar, comer y dormir.
    Llevo tres días comiendo papilla con ayuda de las niñeras que me alimentan, además de que no paró de beber leche para que después ellas me hagan eructar, también tengo que dormir en una cuna de la que ni siquiera puedo salir por mi cuenta, teniendo que gritar a mis niñeras cuando despierto de la siesta para que me dejen salir. Entre todas esas cosas degradante, mi único "entretenimiento" es ver caricaturas educativas para aprender los colores y las letras, escuchar los cuentos que leen las niñeras o utilizar los juguetes infantiles que hay en mi habitación.
-Maldición. Lo peor es que ni siquiera son juguetes entretenidos... son juguetes para bebé... solo puedo jugar con cubos, sonajas y esas cosa donde pones círculos de diferentes tamaños uno encima del otro. Que tengo 19 años, no año y medio como para usar estas cosas-
    Al darme cuenta de lo que hacía y que mis quejas se estaban elevando, sin dudarlo me tape la boca, porque no tenía permitido hablar o actuar conforme a mi edad de fuera de la guardería, mientras estuviera en este lugar yo era una bebé sin importar mi verdadera edad, y tenía que actuar tal como lo haría una niña pequeña. Si una de las niñeras descubre que rompo las reglas me van a dejar en el rincón toda la tarde y sin mis juguetes, que por mediocres que sean, son lo mejor que tengo en está situación.
    Esas mujeres van en serio con obligarme a ser una bebé, me hablan como si fuera una niña pequeña todo el tiempo, me alimentan, me cuidan, me bañan, me visten y me cambian, ellas hacen de todo. Entiendo que es su trabajo, pero no deja de parecerme sorprendente lo comprometidas que están con su labor, seguro que lo disfrutan hasta cierto punto, en especial cuando intento negarme y me dicen que van a acusarme con mi papá, algo que odio reconocer, logra calmarme muchas veces para aceptar otro tipo de castigo sin papá involucrado.
-Es su trabajo después de todo y seguramente ya han tenido que lidiar con “bebitas” como yo-
    Arroje mi sonaja por la vergüenza al yo misma llamarme su bebita, pero es que ellas me tratan así, y yo poco a poco me estoy acostumbrando más a la situación y reglas de este lugar. Solo espero no acostumbrarme demasiado a toda esta locura después de todo este tiempo como para querer volver a visitar este lugar, o peor aún, que papá tenga como hábito dejarme en este lugar cada que se vaya de viaje.
    Odio decirlo pero tendré que ser una buena bebita dentro de este sitio,  y ser especialmente buena con papá para que no vuelva a traerme a este sitio y que me convierta en una cliente frecuente de la guardería.
-En definitiva no quiero volverme una niña más de la guardería-
    Suspiré al decir esas palabras, pensando en que me tenía que esforzar para soportar todo un mes en este lugar, y me tendría que esforzar aún más para no meterme en problemas, y como consecuencia, papá me haga venir de nueva cuenta a la guardería.
    De cualquier forma, la niñera no tarda en venir por mí para jugar, darme de almorzar y meterme a bañar, así que seguiré pensando en como sobrevivir a este lugar sin sucumbir por completo a todo lo que me pueda pasar.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 2 de mayo de 2025

Las hermanas

-Wow, ¡Papi usa cosas tan lindas! Déjame usarlas ¿Como se usan?-
    Pregunto con curiosidad la pequeña albina de ojos azules a la par que se acercaba por detrás a la pequeña chica rubia para jalar su ropa y su liguero.
-¡Oye! Dayanna, deja a tu padre en paz, esta ropa no es para niñas, así que no la puedes usar-
    Suplicaba la rubia que no sabía si cubrir sus pechos o intentar quitarse a su hija de encima para evitar que por accidente terminará desnuda frente a ella.
-Pero papá ahora es una niña ¡Una niña muy linda! Así que tampoco debe usarlos, ya quitate lo para entrar al baño-
-¡No! Suelta mi ropa interior, Dayanna tu padre te está pidiendo algo-
     Aunque intentaba sonar autoritario tal como el hombre que era, su voz actual digna de niña asustada y avergonzada no le ayudaba para nada en su débil intento de calmar a su hija pequeña.
    En la mañana, Raúl estaba jugando con su hija Dayanna mientras su esposa preparaba el desayuno, divirtiendose un montón al pasar el rato juntos hasta que la pequeña albina preguntó si tendría una hermana algún día.
    Raúl sonrió ante la sorpresiva pregunta, y dijo que cuando menos se diera cuenta Dayanna ya no estaría sola, cosa que alegro un montón a la menor y que por alguna razón sucedió de inmediato cuando una misteriosa y densa neblina violeta apareció en la habitación, rodeando de pies a cabeza al hombre mientras su hija hacía todo lo posible para jugar y disipar la neblina.
    Mientras el hombre estaba dentro de la neblina, pudo sentir como todo cuerpo cambiaba, como se hacía más pequeño, como perdía mucho músculo, como todo su cuerpo se hacía más delgado, al igual que una extensa cabellera rubia le crecía, seguido de muchos más cambios que apenas podía ver por la neblina, la cual una vez desapareció, hizo que Raúl soltará un grito chillón y femenino al ver en que se había transformado.
    Ante aquel grito, su esposa Dalia corrió de la cocina hasta la sala de estar para descubrir la nueva condición de su marido, quien ante los ojos de la mujer, parecía una niña tal como su propia hija. Esa comparación no le hacía ninguna gracia al hombre que tenía un nuevo, femenino y adorable aspecto, atrapado en su ropa de hombre que ahora como una niña pequeña, le quedaba enorme dicho atuendo.
    Raúl no estaba de acuerdo con la decisión, pero su esposa se las arregló para cambiarle de ropa por algo acorde a su nuevo aspecto, quitandole su traje negro de oficina por algo perfecto para su nuevo cuerpo y edad. Dalia tuvo que peinar la enorme cabellera rubia de Raúl, colocando un enorme moño rojo para mantener el orden en su cabello, además le puso un vestido rosado junto con unas medias que ya no le quedaban a Dayanna, y aunque Raúl protestó todo lo que pudo, Dalia no dio su brazo a torcer y le puso aquel vestido a su marido feminizado. Sin embargo, el vestido no fue lo más complicado, y ya que Raúl se negaba por completo a usar la misma ropa interior que su hija, Dalia no tuvo más remedio que buscar en sus cajones hasta encontrar un liguero y lencería que hace muchos años había dejado olvidados en su cajón de ropa interior, por lo que Raúl en su nuevo cuerpo terminó usando un vestido viejo de su hija junto con lencería de su amada esposa.
    Todo eso le estaba dando el día más humillante de su vida al padre de familia, quien no podía hacer mucho para regresar a la normalidad, ya que ni siquiera es capaz de entender como fue posible que su cuerpo se transformará de un momento a otro.
    Sin una aparente solución y sin idea de por donde comenzar, Raúl no tuvo de otra más que aceptar la propuesta y posterior decisión de su mujer, quien le ayudaría a buscar una forma de volver a la normalidad, pero hasta que él no pudiera recuperar su cuerpo, Dalia tendría que cuidarlo de una manera similar a la que hacía con Dayanna. En otras palabras, Raúl y Dayanna serían como hermanas hasta que encontraran la forma de hacer que Raúl fuera un hombre de nuevo.
    En una idea repentina, Dalia pensó que conocía a alguien que quizás podía ayudar, pero tendría que visitar ese lugar que estaba un tanto lejos de casa, y tendría que ir sola, porque definitivamente lo último que ambos padres necesitaban era exponer a su hija; ya sea dejándola en casa a solas por tiempo indefinido; o llevándola a ese lugar que podría ser peligroso para alguien de su edad; por lo que incluso si era complicado, la mejor alternativa que tenía sobre la mesa era que tanto Raúl como Dayanna se quedaran en casa mientras Dalia salía a conseguir ayuda.
    A pesar de que al hombre le daba vergüenza quedarse en casa como una damisela en apuros, sería mucho peor salir a la calle y que lo traten como a una niña pequeña tal como a su hija, si los ven definitivamente pensarían que son hermanas o al menos niñas de edades parecidas, por lo que terminó aceptando quedarse en casa y vigilar a su hija que estaba extrañamente emocionada y sorprendida por la situación.
    Una vez que padre e hija se quedaron a solas, la joven Dayanna no dudo en aceptar el rol de "hermana mayor" que estaba cargo de su "hermanita menor", cambiando la dinámica padre e hija por una dinámica entre hermanas a la que Raúl se intentaba negar, pero era sometido por su adorable e inocente hija.
    Después de un largo rato tratando de huir, Dayanna finalmente se las arregló para atrapar a su hermanita en el baño, lugar donde el padre de familia no puede lidiar con su hija, quien ahora es más alta y fuerte que Raúl, aprovechando estas diferencias para pasar un rato divertido con su hermanita al intentar que se bañen juntas.
-Aunque papá usa mis vestidos que ya no me quedan, no usa mi ropa interior, ¿Te gusta más mi ropa o la de mamá? ¿Será que Reina quiere vestirse como una adulta como mamá o prefiere ropa de princesas como yo?-
    La pregunta le pareció tan descarada que Raúl no pudo hacer más que sonrojarse mientras intentaba cubrir su cuerpo y aferrarse a la poca ropa que todavía llevaba puesta.
-Por última vez, señorita. Detente o estarás en problemas. Además, ¿A quién le estás hablando? No me llamó Reina y no pienso aceptar ese nombre, soy tu padre y tienes que respetarme-
    En respuesta, Dayanna sonrió y negó con la cabeza.
-No, tú eres Reina, mi hermana menor. Y como yo soy la hermana mayor, tú tienes que respetarme-
    Logrando arrancarle las medias y el liguero, solo faltaba la ropa interior para que Dayanna cumpliera su objetivo y poder entrar a la bañera con su penosa hermana menor, quien con impotencia no puede hacer más que sentirse avergonzada por la situación y rezar porque Dalia encuentre la solución cuanto antes, ya que como puede experimentar, su pequeña hija está más que lista y ansiosa por ser una hermana mayor, incluso si eso implica que su amado padre se convierta en su linda hermanita menor.
Créditos a quien correspondan.

martes, 26 de marzo de 2024

Modales de una niña

-Maldición, esto es tan ridículo como humillante, ni yo puedo tomarme en serio con este cuerpo y esta voz. Yo, el patriarca de la familia, fui reducido a una simple y torpe niñita, solo porque mi mujer está loca e histérica-
La pobre e ingenua niña de cabello rosado se quejaba sin parar como era costumbre en ella, sobre todo cuando le ponían a hacer las labores del hogar, tareas que ella hacía sola y en ausencia de su esposa o como le debe decir ahora "mamá".
Marcelo, un hombre machista de 45 años había fastidiado mucho a su mujer y su hija en los últimos meses. Él siempre tuvo ideas anticuadas para la época moderna pero siempre se mantenía al margen para evitarse problemas, al menos hasta que en sus últimas vacaciones familiares, Marcelo se dedicó a críticar todo lo que hacían o no hacían su esposa e hija sin parar; todo el tiempo molestaba exigiendo que le dieran de comer, regañandolas por la ropa que ellas decidían usar, eligiendo que hacen en las vacaciones sin importar la opinión de su familia, y a la más mínima queja de la misma, Marcelo argumentaba que él era el hombre de la casa y por ende tenía la razón, además del control tanto de su esposa como de su hija. Por desgracia para el complicado macho alfa, su familia se había cansado de ese comportamiento tan primitivo y ambas estaban listas para darle una lección al engañarlo y hacerle beber una pastilla feminizadora que convirtió al hombre en una dulce, frágil y pequeña nenita en cuestión de minutos.
Al darse cuenta de lo que había pasado y como su cuerpo cambió completamente, el hombre comenzó a gritar improperios, exigiendo a gritos ser devuelto a la normalidad, algo que ni su esposa ni su hija obedecieron. De hecho, disfrutaron de castigar a Marcelo con su propia lógica, y como él ya no era el hombre de la casa, ahora era la niña de mamá y de su hermana, por lo que tendría que obedecer a ambas y aprender todos los buenos modales que una niña debe cumplir.
Como no podía ser de otra manera, el testarudo hombre se negó a todo lo que dijo su familia, diciendo que él no haría las cosas que le tocaban hacer a una mujer. La respuesta de su madre y su hermana mayor, fue decir que si algún día quería volver a la normalidad, tendría que comenzar a ser una niña buena o atenerse a las consecuencias y castigos de ser una niña malcriada.
Los primeros días fueron horribles para toda la familia; las dos mujeres tenían que someter a Marceline para vestirla, bañarla o que hiciera los deberes que le corresponden; cada día tenían que ir tras de ella una vez que se sacaba la ropa vieja que antes pertenecía a la ahora hermana mayor o también tenían que sacarla de sus escondites para llevarla a la cocina y que prepare algo sencillo de comer o ayude a limpiar la mesa; las mujeres en cada ocasión aprovechaban para golpear el orgullo de Marcelo al burlarse de su situación con diferentes comentarios entre los cuales él hombre destacaba "Para ser el hombre de la casa y quien pone las reglas, te puedo jurar que luces adorable cada que te portas como una niña pequeña haciendo berrinches".
Desde entonces ha pasado una semana, y aunque Marcelo todavía se queja del cambio que le hicieron durante sus vacaciones, la nueva niña del hogar ha mejorado considerablemente su conducta tras varios intentos, acuerdos y castigos. 
Afortunadamente para Marceline, se salvó de ser inscrita en la escuela primaria y puede estar sola en casa mientras su hermana estudia y su mamá trabaja. No obstante, por esos mismos motivos Marceline como la niña grande que es, debe limpiar de arriba abajo su hogar, además de vestirse apropiadamente y lavar la ropa o hacer la comida, adaptándose a todas las tareas diarias que le puedan asignar, porque de lo contrario, su castigo de ser una niña pequeña seguirá extendiéndose indefinidamente.
Con esas reglas fue la única manera en que Marceline comenzó a mejorar su comportamiento, aunque su comportamiento en los primeros días fue motivo suficiente para quedarse con ese cuerpo femenino por un mes; perdiendo el derecho a usar su teléfono celular y teniendo como único entretenimiento unas muñecas con las cuales jugar, o un par de horas limitadas para ver la televisión en canales infantiles, todo bajo la supervisión de su hermana mayor con quien ahora comparte habitación.
-Muy bien, este piso ya está listo, ahora solo falta limpiar mi cuarto, digo el de mamá, y el cuarto que comparto con mi hermana. Pero antes ¡Pure! ¡Pure atack! ¡De la princesa mágica ciber estelar!-
Tras un leve suspiro, la menor gritó esa frase con fuerzas, rompiendo su actitud sería por una completamente infantil al dar saltos y giros que hacían volar por las aires su falda dejando a la vista su ropa interior mientras jugaba con el trapeador como si fuera una espada pero no cualquiera espada, era la mejor espada mágica elegida únicamente por la princesa ciber estelar Marceline.
Marcelo recién empezaba a notarlo, pero después de negarse tanto los primeros días, no volvió a tener problemas o vergüenza de ponerse a ver películas de chicas mágicas o de princesas, de jugar con las muñecas o de intentar ponerse bonito el cabello, comportándose cada vez más como una niña pequeña digna del cuerpo que ahora tiene, divirtiéndose y disfrutando como no hacía en años con cosas tan triviales y creativas que solo alguien tan joven podría imaginar. 
La adorable niña pequeña siguió corriendo, gritando y jugando hasta que tras dar varios saltos, se resbaló cayendo de cabeza al suelo y con los pies hacia arriba al chocar con una pared, la cual detuvo su impacto y que siguiera rodando.
Con vergüenza y total silencio, Marcelo se dio cuenta de lo que había hecho, girando como tortuga para ponerse de pie y acomodarse la falda, podría tener bonitas piernas para ser una niña pero eso no era motivo para andarlas exhibiendo junto a sus sencillas bragas blancas que ya se había acostumbrado a utilizar.
-Menos mal estoy a solas, no sé qué diría si mamá o mi hermana me ven jugando de esta forma, no podría volver a reprocharles nada en toda su vida después de caerme así y dejar a la vista mis calzones, me perderían todo el respeto como hombre-
Se decía así mismo tratando de engrosar la voz, logrando que sonara más tierna que imponente, al mismo tiempo que intentaba mantener su compostura tal como haría el más recto de los hombres, y no una niña emocionada por jugar.
-Como sea, esto no se volverá a repetir y dejaré de jugar a la princesa mágica ciber estelar, mejor jugaré a ser una bailarina ¡Digo! Mejor solo veré caricaturas una vez que termine mis deberes, si no he hecho mis tareas mi mujer, digo, Mamá se pondrá furiosa y aumentará los días de mi castigo y lo último que quiero es seguir jugando a la casita con este cuerpo lo que restan de mis días.... aunque ahora que tengo este cuerpo supongo tendré mucha más vida por delante... ya no sé si eso es bueno o malo-
Recobrando la compostura de patriarca de la familia, la pequeña niña pelirosa suspiro y dejó los juegos para apurarse con sus tareas.
Al final, aunque se estaba acostumbrando a su pequeño cuerpo, no lo hacía por gusto ni porque comenzará a disfrutarlo, Marceline solo era una buena niña para que Marcelo volviera cuanto antes, además que si Marceline obedecía, tenía nuevos juguetes, ropas y golosinas, quién sabe, si se porta muy bien puede que hasta la lleven al show de las princesas mágicas ciber estelares que tanto le gustan y que aunque oculta, tanto su madre como su hermana son conscientes que Marceline las ama. 
Pase lo que pase, todo dependerá de que tan bien se porte la niña pequeña de la familia.
Créditos a quien correspondan.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Madres primerizas

-Pero mira, ¿A quien tenemos aquí?¿No eres adorable?-
Decía mi hija de manera burlona, tocando mi barriga de embarazada y levantando mi blusa para dejar al aire mis crecientes pechos, cosas que obviamente me iban a avergonzar y enojar por su descaro.
-¡Iris!-
Le grite en represalia pero más allá de las palabras había muy poco que pudiera hacer al respecto para detenerla. 
-No grites, Sandra, estoy hablando con tu bebé ¿Ya estas listo para salir, precioso? ¿O debería decir preciosa? No tengo ni idea, tu mami no quiso saber que es lo que vas a ser, ¿Te imaginas que sean gemelos o más niños? Tú barriga es enorme comparada con la mía, y eso que yo tengo un mes más de estar embarazada-
Me recordaba y asustaba mi hija, quien se divertía un montón con la situación que yo vivía y que solo me hacía enojar más y más ante cada sugerencia peor que la anterior.
-Iris, te juro que si sigues con esto, te voy a castigar, ¡Soy tu padre!-
-No, no, no, no. Mi padre al igual que el de mi hijo y el de tu hijo, se largó a comprar cigarros y nunca volvió.  La diferencia es que por tu orgullo de demostrarme que fui "una estúpida callejera" al quedar embarazada en una fiesta, decidiste volverte una chica para probarme que no era tan difícil tener cerradas las piernas, y esta enorme barriga solo demuestra que no lo lograste, ¿Verdad?-
No podía contestar nada ante eso, pues fue exactamente lo que pasó; mi hija Iris me decepcionó bastante al quedar embarazada a tan temprana edad pero ahora no se lo puedo echar en cara, puesto que en menos de un mes como chica, yo también quedé embarazada de un tipo que ni siquiera recuerdo, mucho menos pude encontrar.
-Basta, Iris, solo fue un accidente-
-¿En serio? Yo dije lo mismo y tú casi me sacas de la casa y me ibas a obligar a casarme. Digo, al menos yo sé quien es el padre y decidí tener al niño sola, él me dará dinero de vez en cuando y listo, lo solucionamos como adultos. Tú, como "adulto responsable", decidiste volverte una chica, quedaste embarazada, no tienes ni idea de quien sea el padre o donde esté, por no decir que tampoco sabías nada de ser mujer o el embarazo-
Recapitulaba los hechos de manera burlona mi hija, sin dejar de acariciar y jugar con mi barriga de embarazada para total vergüenza mía.
-Por si todo eso fuera poco, al "desaparecer mi padre", tuvimos que pedir ayuda a mi tía quien cuida de nosotras; es tan gracioso y confuso; tu hermana menor ahora es tu hermana mayor, o mejor dicho tu madre, y tu hija que soy yo, ahora es tu hermana menor; ya hasta compartimos ropa y seguro que compartiremos más cosas cuando seamos madres responsables-
De nuevo, no había mucho a lo que pudiera responder ya que eso fue lo que sucedió, una vez supe de mi propio embarazo tuve que pedirle ayuda a mi hermana que por suerte nos creyó lo ocurrido pero como podía ser de esperar, su economía y día a día se vio afectado por dos nuevas "hijas" que en uno y dos meses también serían madres solteras.
El embarazo ha sido de lo más horrible: vómitos y náuseas repentinas, un crecimiento de mis pechos los cuales comienzan a dar leche y me obligan a usar sostenes para que no sean tan molestos; al igual que ropa holgada para no lastimar mi barriga que con cada mes iba creciendo; pase de tener un abdomen plano, a una barriga pequeña como si hubiera comido demasiado, hasta tener esta enorme cosa que me impide correr, cargar, agacharme y hacer muchas cosas más por muy básicas que fueran; todo esto lo viví en compañía de mi "hermanita" Iris quién en todo este tiempo me ha enseñado a ser una chica y juntas estamos aprendiendo sobre el embarazo que cada vez está más cerca de concluir para tener que criar a nuestros hijos apoyándonos entre las dos.
-Sabía que tendrías un hijo pero me hubiese gustado que fuera dentro de 10 años, Iris, pero nunca pensé que yo sería quien tuviera un hijo que parir al ser una madre soltera-
Confesé con vergüenza y algo de tristeza al vernos a ambas, y como con el tamaño de nuestras barrigas, parece que podemos entrar en labor de parto en cualquier momento. Algo que a mi, personalmente me aterra vivir.
-Espero que no sea tan malo, al menos ya estas más acostumbrada a ser una señorita, Sandra. Además, tu ya tienes experiencia en la crianza, después de todo cuidaste de mi cuando eras mi padre. En otras palabras dar a luz y dar pecho será lo único nuevo, y eso podemos hacerlo juntas, hermanita-
Estaba por intentar llegar al sofá para descansar y quitarme de encima a mi hija cuando unas pataditas en mi abdomen me hicieron estremecer, por mucho que mi bebé lo hiciera todavía no me acostumbro a ello, apenas y logré acostumbrarme a llamarlo "mi bebé".
-Oh, parece que el bebé está emocionado, al menos es mucho más activo que el mío, de cualquier forma nuestros hijos se llevarán muy bien, serán unos primos ejemplares así como nosotras seremos madres ejemplares, ¿No crees?-
Iris dio un par de palmadas más en mi barriga que por muy relajantes que fueran, no quitaban la rabia que sentía al estar tan atrapada en una situación que yo mismo provoque.
Por fortuna o por desgracia el embarazado ya casi va terminar, por cosa de semanas primero es el de Iris y luego el mío. 
Debo admitir que la idea de dar a luz me asusta pero si mi hija puede, supongo que yo también, y de primera mano se que lo más difícil va ser la crianza, todavía recuerdo las noches en vela y todo el cambió que vivió mi difunta esposa cuando Iris nació. Si como padre me sentía agotado, no puedo imaginar lo difícil que era el día a día para mi mujer tras dar a luz... Nunca mejor dicho, ya que en cuestión de unos meses, viviré en mi propia carne lo que es dar a luz y ser la madre de un recién nacido que exigirá todo tipo de atenciones.
Lo único que espero, es que este hijo o hija que vaya a tener, no salga tan burlón como lo es mi Iris, o tan idiota como lo fui yo que prefirió volverse mujer, embarazarse, dar a luz y criar a otro niño, que apoyar a mi hija que iba a vivir la misma situación, misma situación que ahora vivimos juntas y seguiremos viviendo durante mucho tiempo como madres primerizas. 
Créditos a: @VANABETTE

sábado, 2 de marzo de 2024

De nuevo en la escuela

Yo era un joven profesor que si por algo era conocido, era por ser sumamente bueno en mi trabajo, aunque la realidad es que todo eso solo era una fachada.
Ser un profesor amable, atento con sus alumnas, con el cual se puede bromear y conversar, un amigo de la estudiante, un profesor destacado incluso entre los demás docentes, una persona que siempre estaba dispuesta a ayudar, entre cientos de cosas genéricas de "chico bueno" y más, son lo que fingía diariamente para llegar con facilidad a mi objetivo: aprovecharme de las alumnas más tontas y fáciles para tener un poco de placer a costa de ellas, para irme de la ciudad y volver a hacer este procedimiento en la próxima escuela que tuviera buenas chicas a las cuales utilizar como si nada hubiera pasado.
Este había sido mi modus operandi por años, tal vez eso me hizo sentir confiado y descuidado, tentando a mi suerte al elegir como presa a una hija de un importante científico en la comunidad.
Antes de poder aprovecharme de su hija, él me descubrió, me entregó a las autoridades y por una razón que no podía entender, sin juicio previo ni nada por el estilo, se me dio la condena de muerte.
Aquel hombre no se andaba con tonterías y tuvo unos permisos para ser quien me diera la dosis letal, suplicándole que no lo hiciera mientras sentía un líquido entrar en mi cuerpo y poco a poco perdía la consciencia.
Pensé que ese era mi final, que mi muerte sería tranquila por muy repentina que fuera, pero todo el asunto cambió totalmente cuando desperté en un laboratorio, el que más tarde me entere era el laboratorio privado de aquel hombre.
Lleve mi mano hasta mi cabeza solo para darme cuenta que mis dedos eran muy suaves y que mi cabello había crecido, lo cual solo fue el inicio de mi castigo. 
Delante de mí tenía un espejo que me mostraba a una linda chica de preparatoria con cabello negro, modesta figura de pechos y culo pequeños, parecía que todavía estaba en desarrolló pero lo más notorio era mi nueva hendidura en la entrepierna. Al tocarla me estremecí totalmente mientras soltaba un gemido que reprimí de inmediato, sin duda era un cuerpo muy sensible, mi cuerpo se había convertido en el de una mujer.
Aquel científico no tardó en entrar, inconscientemente cubrí mis partes privadas con las manos mientras veía como se acercaba a mí mientras me volteaba para que no me viera, no entendía porque actuaba así pero lo hacía.
-Tranquila cielo, soy papá, no tienes de que avergonzarte así que párate y date la vuelta-
Yo no quería hacerlo pero mi cuerpo obedeció sin rechistar, no lo entendía en ese momento pero mi papá tenía el control de mi cuerpo, no podía desobedecerlo por mucho que quisiera.
-¿Qué significa esto?-
Pregunte con una aguda y tímida voz sin poder verlo de frente, solo veía el reflejo de él y de mi desnudo cuerpo ante el espejo.
-Es lo único que le diré al hombre que intentó aprovecharse de mi hija: te inyecte un virus que te dio el cuerpo que tienes ¿Muy lindo, no? Es el cuerpo de una chica un año menor que mi hija y sumamente obediente, así vivirás de ahora en adelante, ahora quita las manos-
No pude decir nada para protestar, mi cuerpo de nuevo solo asintió con la cabeza y dio las gracias a papi por darme un hogar, ya que era eso o dejarme en la calle.
Ya las cosas eran muy malas y apenas empezaban, de detrás de él sacó un traje que eran correas rojas con candados o enganches, que poco a poco me fue poniendo y ajustando al máximo. Mi cuerpo resultaba muy sensible, hacía presión en todos lados, sobre todo en mis partes intimas, lo que hacia que diera leves jadeos que fueron fácilmente callados con una pregunta.
-Te gusta tu traje ¿No es así?-
-Sí, lo adoro papi, muchas gracias-
-Ahora la última parte, abre las piernas-
De nuevo obedecí sin poner resistencia aunque solté un sonrojo moderado, era sorprendente que no podía oponerme e incluso que mis pensamientos se iban revolviendo con los de una chica de preparatoria. 
Esperando con las piernas abierta vi como sacaba un vibrador de su bata de laboratorio, yo quería llorar, era demasiado claro lo que haría pero mi cuerpo simplemente no reaccionaba. Introdujo el vibrador de un empuje que rompió la nueva inocencia que tenía; eso me hizo soltar un par de lagrimas de dolor pero poco a poco se disminuía el dolor por placer mientras que él aseguraba aquel aparato dentro de mí con el último enganche en mi entrepierna.
-Es tu castigo por ser mala, si te portas bien te lo quitaré en un mes-
-Claro, me lo merezco por ser una niña mala-
No lo podía creer, mi cuerpo incluso sonreír cálidamente a pesar de estar conociendo lo que era el placer y excitación en el cuerpo de una chica de 16 años, mi entrepierna comenzaba a humedecerse y todo mi cuerpo sentía un calor que no podía quitarme con nada al igual que ese traje que estaba asegurado con candados por todos lados.
Después de ponerme "mi ropa interior", el hombre saco un uniforme escolar igual al que usaban las chicas en la escuela que yo daba clases hasta antes del incidente. Ver esa ropa me hizo sentir humillado, al recordar lo que había sucedido, incrementando la humillación aún más cuando mi nuevo padre me ayudó a ponerme el uniforme escolar, sin preocuparse de que mi vibrador fuera más profundo dentro de mí.
Mi nuevo padre no pudo terminar de vestirme, antes de que él pudiera ponerme la falda, caí de rodillas y sentí un orgasmo como mujer por primera vez. 
Como castigo por ello, tendría que usar una semana más el vibrador en todo momento, sobre todo en la escuela donde papi me prohibió disfrutar de eso. 
Saco otro uniforme limpio y me lo puso sin problemas está vez, además de amarrar mi cabello en una coleta para después llevarnos a mi nueva hermana y a mi a la escuela.
Todo era insoportable, mi cuerpo actuaba con cierta normalidad pero por dentro yo ni siquiera podía pensar o hablar con alguna chica, ya que mi voz siempre se oía temblorosa y decían que me veía muy roja. Hablar con los chicos no era una opción, papi me prohibió tener novio o siquiera hablar con un chico volviéndome algo reservada, dependiendo todas mis interacciones de mi nueva hermana mayor con quien tengo una relación cuando menos complicada.
Llevo más de un mes siendo mujer, el hombre que había sido una vez esta en el olvido, ahora era una hija muy obediente, algunas chicas se animaron a hablar conmigo ya que soy muy linda y adorable según las demás, en cuanto a los chicos he tenido que rechazar a algunos ya que nunca desobedecería a papi o a mi hermana mayor...sin embargo soy muy torpe y olvidadiza por el vibrador que llevo, siempre me cuesta concentrarme entonces tengo malas notas. El castigo por no tener buenas notas como mi hermana es tener que usar un vibrador aún más grande y que mi traje sea mucho más ajustado. 
Ahora mismo es mi primer día con la nueva medida de vibrador y de traje que simplemente me vuelven loca, normalmente tocaría mis pechos y dejaría que el vibrador hiciera su trabajo pero ahora tengo estrictamente prohibido tocarme. Eso me vuelve aún más loca pero aunque quiera no puedo desobedecer, tengo que sacar buenas notas y no disfrutar de esto hasta que papi lo decida...pero es muy difícil, ahora estoy en mis clases de regularización pensando en lo bien que se sentiría masturbarme y no poder hacerlo es una tortura, lo más que podía hacer era seguir escribiendo las oraciones que me dictaba la profesora, si seguía sus ordenes en uno o dos meses más me quitaría el castigo...aunque quien sabe si para ese entonces quiera que me lo quite, aunque no pueda llegar al clímax es sumamente placentero, cientos como mis líquidos van por todas mis piernas con ansias de llegar al final...un mes...si soy buena niña...en un mes podré ser libre al placer....
Créditos a quien correspondan.

martes, 2 de enero de 2024

Hermana pequeña


Recién volvía del trabajo hacia mi casa, agotado como siempre por el largo y cansado trabajo, pero cuyo cansancio podía olvidar por una única persona en casa, donde me estaría esperando mi única hija cuyo sueño frustrado es tener una hermana menor. Muchas veces me lo ha dicho pero desde que murió su madre se me ha vuelto muy difícil darme tiempo como para encontrar una persona especial en ese aspecto, y todavía sería más difícil tener una bebé. 
De cualquier forma, como siempre al entrar en casa y anunciar mi llegada ella apareció para preguntarme como me fue en el día y que ya estaba lista la cena, por lo que fuimos a cenar juntos preguntando como estuvo nuestro día y cosas muy comunes. Todo estaba bien, era un día como cualquier otro, pero después de un rato todo se volvió borroso, no recuerdo que sucedió pero al despertar no estaba bien, me sentía muy distinto y con una mirada entendí el porque me sentía así.
Mi cuerpo era diferente, era el de una niña pequeña como de 10 años o poco más, usando solamente unas bragas y un pequeño sostén, ambos de franjas blancas con rosa. Verme así me hizo soltar un grito muy agudo correspondiente a la voz de una chica de esta edad que hizo que mi hija llegará a verme y yo sin pensarlo la abrace, era mucho más alta que yo, mi cabeza apenas y podía llegar a sus pechos que igual que yo solo los cubrían su brasier y sus pantis rosadas. Por muy raro que fuera no me sentía incomodo viendo a mi hija así, verla me reconfortaba y sentía que me cuidaría por alguna razón que no comprendía.
-Cielos, parece que la pequeña Ruby tuvo una pesadilla-
Decía mientras acariciaba mi cabeza, sin duda era reconfortante pero oír como me llamaba Ruby solo me alteraba más todavía, lo que me hizo soltarla para intentar explicar que pasaba.
-¿Ruby? Soy papá, Linda-
-¿Que cosas dices? Papá se fue al trabajo hace poco y si no te apresuras nosotras llegaremos tarde a la escuela, así que date prisa y cámbiate-
Ella me tomó de los hombros y me guío hasta la cama haciendo caso nulo de lo que decía mientras caminaba por el cuarto tomando uniformes escolares que solo hacían más extraño todo, su cuarto era similar al que tenía desde siempre pero había más cosas que por las apariencias eran mías o mejor dicho de este cuerpo infantil como ropa, juguetes y peluches.
-Parece que mi hermanita quiere que la vista de nuevo, ok, tú ganas así que quédate quieta-
No me dio tiempo de hacer nada, antes de decir algo ella ya se había acercado a mi para recostarme en la cama y ponerme la falda donde toco mi pequeño trasero haciéndome dar un sobresalto.
-¡Ah! Linda-
-Lo siento, quería asegurarme porque parece que creciste un poco, aquí también debo revisar-
Al decir eso tocó mis pechos que recién empezaban a crecer haciendo que me sonrojará aún más a lo que ella respondió con una dulce sonrisa.
-Hoy estas más roja que de costumbre, ya te dije que no tiene nada de malo, después de todo somos hermanas-
Cuando dijo eso tomó mis manos para que junto con las suyas exploráramos su cuerpo, por muy raro que fuera de nuevo no sentí algún placer sino admiración por la buena figura que tenía mi hija, aunque me duro poco ese sentimiento ya que de nuevo me sujetó, esta vez para tomar mis piernas y ponerme unas medias de colores seguido de la parte superior del uniforme; la blusa, chaleco y moño y por último peinándome con dos coletas.
Dando por terminado su trabajo me volteó hacía el gran espejo de su habitación para verme. No podía ver más al hombre que fui, en su lugar estaba una pequeña y adorable niña pelirroja cuidada por su hermana mayor.
-Atuendo completo, mi linda Ruby esta lista para ir a la escuela-
Comentó mientras se daba la vuelta y ella empezaba a vestirse mientras yo aún intentaba creer que esa niña era yo, un hombre adulto que no podía salirse de ese asunto.
-No quiero...es muy vergonzoso...-
Apenas y podía susurrar eso pero no paso desapercibido por mi hermana mayor quien de nuevo comenzó a recorrer mi pequeño cuerpo con su mano sobre el uniforme haciéndome totalmente débil.
-¿Vergonzoso? Si es como te ves siempre, aunque bueno, sí que es vergonzoso como te sientas, es como si yo anduviera así-
Desabrocho su blusa para sacar sus grandes pechos que eran sostenidos por su brasier rosa con encajes rojos, no me quedo dudas del color porque restregó mi rostro en ambos senos por un rato para después pasar su mano hasta llegar casi a mi entrepierna que de nuevo me hizo estar tan roja como mi cabello.
-¿Ves a que me refiero? Una dama no se sienta con las piernas abiertas, se te ve todo y recuerda que solo yo tengo esos privilegios ¿Quedo claro?-
Asentí como pude para que no llegará más lejos y por fortuna fue así sin embargo ¿Qué será de mí? No llevo ni una hora en este cuerpo y he tenido que pasar tanto, quiero ser el padre de mi hija, no su hermana pequeña de la cual tenga todo control y que haga de mí lo que ella quiera.
Créditos a quien correspondan.

martes, 26 de diciembre de 2023

Candy y Elizabeth

-¡Ya llegué!¡Candy, luces hermosa! Esa ropa interior te hace ver muy linda-
Decía la chica de cabello largo con unas trenzas al entrar a su habitación, tomando por sorpresa a la castaña que avergonzada intentaba cubrir su trasero por la sorpresiva llegada de la chica.
-Deberías tocar la puerta antes de entrar, además deja de llamarme Candy, sabes que soy tú padre a pesar de esta apariencia-
-Lo sé, lo sé, pero tienes que admitir que te ves muy linda, incluso usas faldas y ropa interior de chica ahora-
-No es que tenga elección, desde ese día que la neblina morada me tocó tengo este aspecto y ahora tengo que usar la ropa que ya no te queda y guardaste-
-La guardé porque me parecía muy linda y sí que lo es ¡No me canso de decir que eres muy linda, papá! Incluso podrías tener un novio muy apuesto-
-¡Castigada una semana sin celular!-
-Perdón, perdón, perdón, solo bromeaba-
-No es algo con lo que debas bromear hija, y a menos que encuentres algo en la biblioteca de tu escuela quien sabe cuanto tiempo seguiré así, o si al menos puedo volver a mi antiguo cuerpo...aún tenemos mucho dinero que ahorré pero no me quiero quedar así-
Hace algunas noches Gustavo, un padre soltero de poco más de 30 años llegó a su hogar para estar con su adorada hija de 17 años, pero a mitad de su conversación una extraña neblina envolvió al hombre haciéndole cambiar totalmente de apariencia y de género, ahora era una chica castaña de poco más de 14 años.
Tanto su hija como él estuvieron aterrados y tras un buen rato intentando pensar que pasó sin conseguir una solución o respuesta, su hija le empezó a ayudar con su cuerpo femenino además de mentir en el trabajo de su padre diciendo que estaba terriblemente enfermo y que se tomaría unos días.
Ya había pasado una semana donde el hombre se tenía que acostumbrar a su nuevo y pequeño cuerpo limitándose a las tareas del hogar para no salir y dejando la investigación de su pequeño problema a su hija, pero en estos momentos estaba en la habitación de su hija tomando uno de los pocos cambios de ropa que había maso menos de su nueva talla, incluso la ropa de su hija ahora le quedaba algo grande por lo que buscaba con cautela algo apropiado a su talla y que no resultará tan vergonzoso para el padre de familia.
-Entiendo, papá pero no creo que te guste lo que encontré, según un libro antiguo la neblina cambia cuerpos actúa de muchas formas, lo único continuo es que un hombre se vuelve mujer o viceversa, a veces con más efectos o fallos, menciona unos casos sobre que la neblina vuelve a aparecer e invierte lo que hace pero otras veces no...-
-Ya veo...¿Hay algún aproximado de tiempo para que me regrese a la normalidad?-
-Según el libro, dice que entre 1 semana a 2 meses-
-Al menos hay tiempo para no perder la esperanza de volver a mi cuerpo...-
-Pero ¿No te parece que también deberías conseguir cosas para ahora que eres una chica? No me refiero a si no vuelves a tu cuerpo pero con mi ropa vieja creo que no estarás muy cómoda, vamos a comprarte algo de ropa-
-Ni de broma, no quiero salir así y no pienso quedarme así-
-Lo sé, papi pero también se las necesidades de tu cuerpo, aún si no quieres salir déjame traerte ropa más adecuada, te prometo que no traeré nada atrevido ni ridículo así que ¿Puedo?-
La joven sabía que decir siempre para convencer a su padre, quien con un suspiro y rubor sobre sus mejillas respondió.
-De acuerdo pero yo también iré...no es lo mismo pero quiero volver a salir contigo, hija, al menos por un rato como si nada hubiera pasado-
La sinceridad del hombre se vio opacada por las risas sin malicia de su hija.
-Jajajaja, lo siento papá, haré lo mejor para portarme bien pero ahora si salimos pareceríamos 2 amigas o incluso hermanas, siendo tú la más pequeña de ambas y la más atrevida ¿Sabes?-
-¿¡Que clase de cosas dices, Elizabeth!? Todo en eso esta mal, sobre todo que soy "la más atrevida" ¿Por qué dices eso?-
-Porque en todo el rato que estuvimos hablando nunca se te ocurrió vestirte, o cubrirte, hasta ahora me sigues mostrando tu retaguardia hermanita, jajajajaja-
Al oír eso volvió a cubrirse y a aumentar la vergüenza, Gustavo había olvidado eso por estar concentrado en volver a la normalidad, y con toda la naturalidad del mundo había dejado que su hija lo viera ligero de ropa por un buen rato.
-¡Sal ahora mismo sino quieres que te castigue, pequeña!-
-Esta bien esta bien, estaré abajo esperando a que te vistas, Candy. La vamos a pasar muy bien yendo de compras-
La chica huyó de su habitación rápidamente dejando a su frustrado y avergonzado padre terminar de cambiarse, eran nuevos roles algo extraños pero que tenían mucha fe de que se pudieran revertir para seguir con su vida normal, de lo contrario Candy sería la nueva hermana menor de Elizabeth y tendrían que cuidarse la una a la otra.
Créditos a quien correspondan.




sábado, 4 de noviembre de 2023

¿Donde esta mamá?

Mi esposa y yo, desde hace mucho tiempo estamos juntos, y de igual forma desde hace mucho hemos tenido el deseo de poder ser padres, algo que hasta el momento no hemos logrado. Recientemente, nos hicimos unos estudios, en ellos se dice que yo no puedo darle hijos; nos dolió muchísimo la noticia y desde entonces nuestra relación fue empeorando, con algunas peleas ocasionales pero que ahora se han intensificado demasiado al punto que creo tiene un amante o al menos está pensando en dejarme.
No quería seguir de esta manera, debía haber alguna forma de poder darle hijos y ya que los métodos convencionales no me podían ayudar comencé a comprar tantos libros de cosas mágicas y místicas que tuvieran alguna solución, eso fue hace ya varios días y desde entonces estoy encerrado en nuestro sótano buscando que puedo hacer para arreglar todo, lastimosamente sin ningún éxito hasta el momento.
-¡Maldita sea! Llevo una eternidad leyendo y no puedo encontrar la solución, tiene que haber alguna en una parte, debe haber alguna forma en que la pueda hacerla mamá sin importar lo descabellada que sea-
Así seguí buscando en otros libros hasta que finalmente había uno que parecía ser el bueno, no entendía bien que decía por estar en otro idioma que hace mucho no estudiaba pero creo que servirá.
-Debí estudiar más...pero creo que dice "Ritual para...er..¡tener! una hija"¡Ritual para tener una hija! Dios mío con esto debería bastar solo debo recitar estas palabras en el orden correcto-
Una vez que el hombre leyó las frases en lengua antigua, una gran bola de humo lo rodeó, si tan solo hubiera traducido bien sabría que ese ritual no era para tener una hija sino para volver a quien lo recite en una hija, una niña pequeña que considerará mamá y papá a las personas que le tenga más apego, siendo la única en esta categoría su antigua esposa.
Al disiparse el humo ya no había rastros del hombre que había sido y que por amor y error ahora era una pequeña niña de alrededor 6 años que apenas despertaba, con cabello largo morado, vistiendo únicamente unas medias y unas pantys infantiles.
-¿Que estaba haciendo aquí?¿Donde esta mamá?...¿Porque no tengo mi ropa?...Quiero a mamá, ella siempre me viste de forma muy linda y me quiere mucho...tendré que ir a buscarla...-
Así fue como la nueva hija se levantó torpemente y aún con sueño de donde estaba para comenzar a buscar a su madre, era muy lejos de como lo había imaginado el esposo pero al menos cumplió su meta de hacer madre a su esposa, aunque él tuviera que convertirse en su hija para realizar su sueño.
Créditos a quien correspondan.

miércoles, 4 de octubre de 2023

El inicio de una familia

Yo era un hombre viudo y muy ambicioso, amaba el dinero aún más que a mi propia hija, lo que me llevo a querer casarla con un joven apuesto y con mucho dinero para que así tanto ella como yo tuviéramos la vida resuelta por muchos años. Ese era mi plan simple pero infalible, de no ser porque mi hija odiará al sujeto.
De muchas formas intente convencerla de que era su mejor opción, que era lo mejor que ella podía tener y sin importar todos mis esfuerzos, ninguno de los métodos daba resultado volviéndose incluso rutinario que tuviéramos peleas por este tema hasta que un día la cansé. Ella estaba harta de que quisiera casarla con ese hombre y usando un conjuro que mi mujer le había enseñado me volvió una copia idéntica de ella para finalizar nuestra última discusión.
-Si tanto quieres que este con ese hombre, ve y sopórtalo tú misma, Dalia. Vuelvo en unos días cuando acabe el efecto del encanto-
Mi hija tomó algunas de sus cosas y se fue dejándome en una pésima condición, no solo era una mujer sino mi propia hija, era muy extraño pero no tenía de otra más que soportarlo hasta que volviera a ser hombre en algunos días si ella dice la verdad.
Pase gran parte del día aprendiendo a moverme en mi cuerpo temporal, lo cual no fue tan difícil ya que de alguna forma sabía como maquillarme, caminar, hablar o sentarme de la misma forma que lo haría mi hija. Pero al anochecer, inevitablemente tuve que despedirme de mi ropa, incluso el gran sostén y pantys de mi hija para bañarme. Sin embargo, momentos antes en lo que se calentaba la bañera estuve examinando mis zonas íntimas  e irresistiblemente empecé a acariciar mis buen par de pechos hasta hacerme soltar leves gemidos y humedad en mi vagina. Antes de darme cuenta lleve mi mano para meter un par de mis dedos en mi entrepierna aumentando drásticamente mi placer al punto de olvidar todo lo demás.
-Cielos, sabía que te morías por mí pero pensar en que me invitarás a tu casa por la noche y verte así, eres más fácil de lo que imagine-
Apenas empezaba a reaccionar cuando vi al que quería como esposo de mi hija desvistiéndose y mostrándome una enorme verga de la cual era obvia su intención. No quería ser penetrado pero mi cuerpo sí, ni siquiera puso resistencia e inclusive colaboro abriendo un poco las piernas en cuanto vio acercarse el miembro de aquel sujeto.
Él solo me sujetó de mis delgados brazos para poder empezar a cogerme con fuerza mientras yo gemía ante cada embestida, su verga resultaba espectacular, rápidamente me volvía adicta a ese pene y ni siquiera habíamos comenzado con la parte mas interesante. Bastó con ser mi primera vez como para no querer volver a ser hombre, mi hija podría seguir su vida como quisiera mientras me dejará aquí con este hombre que ya no me importaba por su dinero sino por su verga, ahora más que nunca estaba dispuesta a casarme y formar una familia, aún si implicaba volverme yo la esposa.
-Por favor nunca me dejes, quiero tu polla y a ti por el resto de mi vida-
-Vaya propuesta pero no estás nada mal, eres una perra sexy así que no me molestaría follarte siempre y que tuvieras a mis hijos-
-Sí, lo que sea pero tú sigue cogiéndome-
Me dio una fuerte nalgada que dejo marcada su mano en mi trasero y que soltara un grito de dolor y placer.
-Esta bien, haré que tu deseo se haga realidad-
Me empezó a arremeter con mucha más fuerza y velocidad hasta que dejo salir todo su semen dentro de mí, en esos momentos mi mente se fue por completo y quede en blanco, totalmente cansada y exhausta. Sin embargo, mi prometido no parecía estar satisfecho aún por lo que siguió metiendo y sacándome su polla.
-Cariño...no creo que sea buena idea continuar...creo que deberíamos parar...-
-Silencio, yo decido cuando parar y no pararé hasta que me asegure de que quedes embarazada-
Mi noche recién comenzaba, mi prometido me podía hacer lo que quiera usando su fuerza y aún más su pene para que yo solo gimiera de placer hasta perder la consciencia o al menos ese parecía mi destino en mi primer noche como mujer y mi primer noche con el hombre al que le daría mi vida y cuerpo para satisfacernos sexualmente, aunque sobre todo yo esperaba ser la más satisfecha en nuestra futura familia.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Protocolo de protección periodística

-Ven, hijita-
-Rebeca, deja de llamarme así ¡Soy tu padre!-
-Vaya, vaya, que niña tan desobediente ¿Te recuerdo porque pasaste de ser mi padre a mi hija?-
-No...-
-¿"No" que?-
-No, mami-
Hace unas semanas yo era el padre de esta atrevida chica, mi nombre es Edgar y mi ocupación era algo riesgosa como un periodista realmente bueno en empezar rumores entre las personas famosas o de quienes me pidieran un escándalo para bajar su reputación o por el contrario, llamar su atención.
Sin embargo, en mi último encargó todo salió mal, debía mostrar la infidelidad de un hombre peligroso a su esposa y a pesar de que lo logré, fui descubierto por las personas, escapando por los pelos de todos sus matones de seguridad para no perder mi nota y mi sueldo cuando menos.
Al llegar con mi agencia les explique todo, normalmente sería ganador de un despido pero  yo resultaba ser el mejor reportero que tenían y no podían darse el lujo de despedirme, menos con tal noticia así que no hubo de otra más que activar el protocolo de protección periodística, mi cuerpo quedaría bajo protección de la agencia y si en todo caso algo le sucedía yo estaría en otro cuerpo del cual nadie sospecharía. Pero para mi mala suerte el único disponible era el cuerpo de una niña de poco más de 10 años, muy linda pero que a final de cuentas era el cuerpo de una niña para un hombre como yo. En un principio me negué rotundamente pero bastó con hacerme recordar lo que paso con el último paparazi atrapado para que yo aceptará el cambio, siendo este intercambio todo un éxito, dejándome dentro de cuerpo de niña por un tiempo.
Todo era muy extraño, la ropa, estar mucho más pequeño, verme y oírme diferente pero no había de otra manera que pudiera estar a salvo.
Estaba por irme cuando los guardias de la empresa me lo impidieron y a pesar de que les explique todo, al ser ahora una niña necesito alguien que me cuidé y para mi mala suerte, la única opción disponible es la alocada de mi hija. No me malinterpreten, la amo, es mi hija pero su forma de ser y actuar no es la mejor todo el tiempo.
El mejor ejemplo de esto, es que al recibir la noticia y venir por mi no dejo de mimarme como si fuera una niña de verdad, incluso me hizo ponerme la ropa interior, zapatillas y vestido idéntico al de ella para ir a la par, con la diferencia que por donde lo vea mi cuerpo no se compara con el de una joven mujer en sus veinte y pocos años-
-Así esta mejor, que lindo es ser madre, siempre quise vestir a mi hija igual que yo ¿Verdad que nos vemos hermosas, Becky?
-Si...¿Pero no crees que la falda es un poco corta, mamí?-
-¿Para ti o para mi?
-...Para ambas...-
-Ya veo...en ese caso sube al auto pequeña Becky, pasaremos por mucha ropa para ti y quizás algo para mi-
-¿De que tipo?-
-De niña obviamente; faldas, medias, blusas, vestidos, zapatillas, ropa interior y todo lo que necesites mientras seas mi hija, Becky-
-¿Cuanto tiempo tendré que serlo?-
-Umm como medio año, quizás más, quizás menos, pero te prometo que en todo ese tiempo te vas a divertir-
Dicho eso mi mami me tomó de la mano para correr al auto, ella estaba ansiosa por empezar su vida como mi madre mientras que yo me moría del miedo por todo el tiempo en que estaría bajo su cuidado y sobre que enseñanzas, traumas o hábitos de niña me dejaría...mientras no fuera para siempre.. estaría bien... espero.
#diarioideal
Créditos a quien correspondan.

miércoles, 23 de agosto de 2023

No es tan fácil

Angélico era un padre joven cuya única familia era su hija Angélica. Ambos peleaban por todo, pero sobre todo era porque el padre no le ponía verdadera atención a lo que le decía su hija, llegando a ignorarla muchas veces cuando más le necesitaba sin siquiera darse cuenta de ello y así fue por mucho tiempo hasta que en una de sus peleas la joven adolescente gritó.
-¡Desearía que estuvieras en mi lugar para que supieras como me siento!-
Dicho eso fue a encerrarse a su habitación completamente frustrada mientras que su papá solo ignoró todo eso para seguir trabajando en su escritorio hasta irse a dormir pero lo que nunca espero fue que despertaría en el cuerpo de su hija y mucho menos verla tal como estaba. Ella dormía solo con sus bragas o eso parecía ya que era lo único que usaba. Sin siquiera cubrirse corrió a su cuarto para tocar muchas veces creyendo que su hija abriría estando en su cuerpo.
-¡Angélica, abre ahora!¡Necesitamos arreglar esto!-
La puerta nunca se abrió por más insistente que fuera la peligris, su única respuesta fue.
-Papá te quiere mucho pero esta ocupado, luego hablamos-
Era lo que él siempre decía para posponer a su hija y que en la noche apenas y hablarán porque nunca le ponía atención. Se sentía mal por ser ignorada y a la vez no tener idea de que hacer pero sí sabía algo era que no podía darse el lujo de faltar a la escuela, era sumamente estricta y una inasistencia sería severamente castigada, de igual forma así era el trabajo del mayor por lo que de inmediato se sintió abrumado por saber como resolverían eso.
Ahora sumándose a la lista de castigos de ese mal padre estaba averiguar como se vestiría, realmente no tenía idea ya que ni cuando era pequeña le ayudaba en eso, siempre la dejaba sola para que "aprendiera a valerse por si misma" dando un buen resultado que obviamente fue forzado y que también tendría que estar experimentando ahora.
Apenas logro encontrar su uniforme y el sostén para verlo todo y empezar a intentar vestirse.
-No creí que esto fuera tan difícil...sí Angélica me ayudará sería más fácil...pero ahora que lo pienso yo nunca hice eso por ella...ni siquiera me di cuenta de cuanto había crecido hasta ahora...ya no es una niña del todo....-
Paso sus suaves y delgadas manos por el esbelto cuerpo en crecimiento que ahora tenía cubierto únicamente por sus bragas y sus medias negras. No llevaba ni una hora en ese cuerpo y ya se había dado cuenta de lo difícil que eran muchas cosas o más bien todas; ni siquiera se podía vestir, le faltaba peinarse y soportar usar sostén, sin mencionar que tendría que mantenerse actuando como chica y fingiendo ser su hija de la que apenas y sabía algo más que su nombre y edad.
-No es tan fácil ¿Verdad? Ni yo se porque ocurrió esto, quizás un castigo divino para que mínimo me prestes atención pero si quieres que te lleve a la escuela apúrate en arreglarte Angélica-
-No te creas tanto, jovencita-
-Perdón pero la jovencita ahora eres tú y al menos yo sí te ayudaré a diferencia de lo que tú hacías por mí. Sé de tu trabajo así que no tengo problema y una amiga me enseño a conducir así que te lo digo una vez más, Angélica, arréglate bien y date prisa si quieres que te lleve a a escuela, de lo contrario tendrás que arreglártelas  en el transporte público ¿Entendido?-
-Sí, papá...-
Decía con un ligero rubor y rindiéndose ante la situación de vivir la vida de su hija hasta quien sabe cuando, quizás hasta que aprendiera a ser un buen padre pero ahora tendría que aprender a ser una niña de 16 años.
Créditos a @SJMRO2