-Aburrido, aburrido, aburrido, super aburrido, ¿Es que no hay nada interesante por hacer, pequeña?-
Preguntaba con desgana y bastante aburrimiento la maestra de cabello negro, lanzando al suelo las peticiones que le llegaban día tras días mientras balanceaba sus piernas en el aire de forma juguetona al perder tiempo acostada en el sofá.
Por su parte, tan pronto como caían las notas al suelo, la asistente de cabello rosa y grandes anteojos, las recogía y ponía en orden en su escritorio.
-Maestra, con el debido respeto. No creo que deba tratar así las peticiones de los clientes, están poniendo sus deseos en esto y-
-Pero por favor, alumna. Debes darle la razón en esto a tu maestra, ¡Sus deseos son de lo más genéricos! Prácticamente son una perdida de tiempo hacía mi potencial. No, de hecho son insulto hacía mi magia-
De forma dramática, la maestra hablaba y se ponía de pie en el sofá, haciendo uso del sillón como si de un escenario se tratará para cuando ella quisiera hablar.
-¿Es que no habrá ninguna buena idea que realizar? Sus deseos son tan sencillos y genéricos que son aburridos de realizar, ¡Matan por completo mi potencial! Son ideas tan vacías que que hasta me dan pereza de realizar; sus deseos no son nada difíciles de realizar para mí, lo difícil es no morir de aburrimiento mientras cumplo sus deseos-
Con un ademan exagerado, la maestra casi rompe a llorar al extender su mano hacía el techo, antes de tirarse en el sofá, ocultar su rostro con el sombrero y suspirar.
La alumna algo nerviosa y preocupada, intentaba pensar como mejorar el humor de su maestra; cuando la pelinegra de ropas rojas se porta así, es casi imposible de contentar. Sin embargo, su tímida aprendiz, nunca lo deja de intentar.
-Bueno, puede que en cualquier momento haya un pensamiento innovador, maestra. Su negocio ha existido por mucho tiempo, y segura que hay momentos donde todos los días parecen iguales, pero también estoy segura que en cualquier momento puede mejorar-
Las palabras de aliento de la pelirosa poco importaron, solo se escucho un quejido bajo el enorme sombrero que seguía ocultando el rostro de su maestra. Así que, la aprendiz pelirosa seguiría intentando.
-Maestra, lo que quiero decir es que con tanto tiempo en el negocio de la magia, usted es-
Antes de que la chica pudiera terminar su idea, el sombrero se levantó un poco y dejó ver una furiosa mirada de la maestra que con voz seria preguntó.
-¿Me estás llamando vieja, mocosa?-
-No, no, no, no-
Repitió con miedo una y otra vez la pelirosa que más que nunca buscaba contentar a su maestra.
-Lo que quiero decir es que con su basta experiencia, su nivel no es el de cualquier persona, ¡Usted es muy buena y por eso es difícil de impresionar! Incluso ha hecho sus propias pócimas, hechizos, maldiciones y mucho más, son cosas que yo todavía no puedo hacer muy bien. Por eso estoy orgullosa de ser aprendiz de una maga tan sobresaliente como usted-
La aprendiz se veía nerviosa pero intentaba sonreír, soltando un suspiro de alivio cuando la expresión molesta de su maestra cambió por un rostro pensativo tras suspirar tal como su alumna.
-Puede que por está vez, lleves algo de razón, mocosa-
La maestra se sentó en el sofá, cruzando brazos y piernas para seguir pensando que es lo siguiente que puede valer la pena realizar.
-Mi querida alumna, ¿Ya has ordenado las pócimas de cambio de cuerpos que hice?-
-Así es, maestra. Las ordene tal como me pidió; bajo colores, efectos, tiempo, magia de trampa, líquido y en gas-
La pelirosa señaló su escritorio donde cada pócima estaba ordenada de forma diligente en diferentes tipos de botella, la chica de grandes lentes se veía orgullosa de su trabajo. Y en cuestión de segundos se vio horrorizada cuando su maestra arrojó un libro contra el escritorio que derribó todas y cada una de las pócimas que había organizado.
-¡Maestra!¿Por qué hizo eso?-
Preguntaba con preocupación la nerviosa aprendiz, mientras su maestra de forma maliciosa sonreía y llamaba su atención.
-Por que creo que es hora de que madures un poco, niña. Ya he cuidado de ti mucho tiempo, te he enseñado y protegido, y no dudes que lo seguiré haciendo pero si en verdad quieres ser una gran maga como tu maestra, debes aprender tus propios trucos y traer clientes a la tienda-
Anunció la maestra que todavía no terminaba de hablar.
-No he cambiado de idea por completo; muchas de las peticiones recientes han sido tan simples y aburridas que hago pócimas genéricas para cumplir sus caprichos. Son cosas de lo más genéricas para mi, pero para ti, creo que es una buena oportunidad de que aprendas a hacer algo más que cuidar la tienda-
-Maestra, es un honor que me tenga está confianza pero-
-¡Pero nada! Ya te lo dije, son cosas tan comunes que hasta tú las puedes realizar-
-...¿Se supone que eso fue un insulto o un halago?-
Pregunto la joven pelirosa mientras agachaba la cabeza y su maestra se reía.
-Niña, si te acepte es porque tienes un enorme potencial; eres un diamante en bruto, más bruta que diamante de momento pero eso va a cambiar. Como dije, no he cambiado por completo mi idea, no obstante, puede que tu idea no sea tan mala; he visto mucho últimamente y todo me parece lo mismo. Así que, si los clientes no pueden darme una idea interesante, un deseo importante, o algo que valga la pena que yo realice, tú tendrás que realizarlo-
-¿Realizarlo yo?-
-Así es, ya sea que sus aburridas ideas las hagas interesantes, o que tú traigas tus propias ideas, ¡el origen me tiene sin cuidado! Si consigues entretenerme, puede que te ganes una buena recompensa-
La aprendiz suspiró nuevamente, ya que mientras su maestra se veía de lo más contenta y emocionada, la joven pelirrosa ahora tenía un lio en la cabeza del cual no sabía como podía solucionar.
-Pero sorprenderla a usted es más difícil que cualquier hechizo, de los cuales poco puedo hacer todavía-
La maestra puso los ojos en blanco y como pocas veces hace, dio un consejo verdadero a su alumna.
-No te subestimes, ni tampoco me sobreestimes; no soy difícil de impresionar, por esa razón me parece tan molesto no tener ideas decentes para realizar; y tú eres más buena de lo que crees pero si vas agachando la cabeza y suspirando todo el tiempo, o te escondes detrás de mí, nunca lo notarás-
Antes de que la tímida aprendiz pudiera decir palabra, una sonrisa maliciosa apareció en la maestra que añadió una idea más.
-O bueno, si tanto problema te genera obedecer a tu maestra, podría usar mi pócima favorita en ti para darte algo de valor-
-Por favor, maestra. No haga eso... No me gusta cuando "ella" toma el control-
Si había algo capaz de darle valor a la pelirosa, era evitar que "ella" apareciera en escena, así que con todo y sus dudas, terminó por aceptar la petición de su maestra, llevando su mano al pecho para asentir y decir.
-No se preocupe, maestra. Me encargaré de esto... 10 días... No, deme una semana y haré todo lo que pueda para sorprenderla-
La maestra sonrió al sentirse victoriosa.
-Muy bien, tienes una semana a partir de hoy para hacer algo digno de mi atención, demuéstrame que tienes potencial, mi querida Diamante. Por ahora, vete-
La aprendiz hizo una reverencia ante su maestra quien se levantó del sofá y se puso sus anteojos, algo que llamó la atención de la joven aprendiz.
-¿Sucede algo, maestra? ¿Necesita que le ayude en algo?-
-Para nada, de hecho yo pienso ayudarte a ti-
Dijo la maga de cabello oscuro mientras tomaba todas las peticiones restantes del escritorio, revolviéndolas frente a su aprendiz que todavía no entendía por completo lo que sucedía.
-Disculpe, ¿A que se refiere?-
-¿No es evidente, querida? Si tú vas a innovar y trabajar duro en sorprenderme, lo menos que puedo hacer como tu maestra es apoyarte, así que yo me encargaré de los pendientes; si los revuelvo al menos podré sorprenderme un poco al no saber cual será el próximo encanto a realizar, ¿No lo crees?-
De forma tan caprichosa como siempre, la maestra había tomado su decisión; ella se encargaría de los pendientes de la tienda, las peticiones restantes, maldecir a quienes hacen falta y volver a hacer las pócimas que ella misma destruyó. De esa forma, le quitará un peso de encima a su tímida aprendiz que tiene una semana para sorprender con su magia a su mentora, la cual esta segura, sus ideas será de todo menos aburrida ni genérica. Si alguien puede traerle un pensamiento innovador, no hay nadie mejor que su valiosa aprendiz, quien sin saber cual será su siguiente paso, salió de la habitación para iniciar con su historia.
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