domingo, 26 de noviembre de 2023

Dejando que me cuide

Mi hermana me quería mucho, yo era el mayor por unos años y desde pequeño yo la cuidaba todo el tiempo, prácticamente hacíamos todo juntos como ir a la escuela, estudiar e incluso bañarnos o dormir juntos sin importar ser algo mayores. Muchos creerían que teníamos una relación incestuosa pero nada de eso, simplemente nos queríamos muchísimo y por ello siempre estábamos juntos todo el tiempo.
Pero un día después de bañarnos mientras cepillaba su cabello me dijo muchas cosas bastante sinceras.
-Hermano te quiero mucho, desde que tengo memoria me has cuidado y no tengo palabras para darte las gracias...-
-No tienes porque, sabes que te quiero mucho y siempre te cuidaré-
-¡Pero yo quiero ser quien te cuide alguna vez!¡Me gustaría ser el hermano mayor que cuide de todo a su hermanita!-
No pudo evitar darle un abrazo y cargarla hasta la cama ya que se veía que todo lo que decía iba muy en serio pero las cosas eran así, yo era el hermano mayor que le cuidaba siempre y ella era la alegría de todos mis días. Sin embargo, a la mañana siguiente todo cambio. Cuando empecé a despertar sentí que abrazaba algo cálido y enorme,  en lugar de almohada tenía un pecho del que sentía su respiración tranquilamente. No tenía idea de como pero yo estaba en el cuerpo de mi pequeña hermana y por todo lo que ocurría intente levantarme y despertar a mi cuerpo pero en mi intento solo caí de la cama para empezar a llorar tal como haría mi hermana.
Ella o él se levantó al oírme llorar y sin darse cuenta al principio me consoló, me daba una calma que no entendía por completo pero que no quería se acabará, por lo que dejé que cuidara de mi hasta que se dio cuenta que habíamos cambiado de cuerpos.
-Hermano...¿Estas en mi cuerpo?...-
Asentí tímidamente mientras ella celebraba llena de emoción y me estrujaba con fuerza.
-¡Mi deseo se hizo realidad!¡Ahora yo seré quien te cuide!-
-Pero ¿No quieres volver a tu cuerpo? Ni siquiera sabemos como cambiamos en primer lugar-
-¿Pero que importa? Quizás mañana o en unos días volvamos a la normalidad así que por favor déjame cuidarte como tú lo haces siempre conmigo ¿Sí?-
Ella en su cuerpo o en el mío sabía como convencerme y no tuve más remedio que aceptarlo, me era imposible decirle que no y mucho más ahora que estaba en su cuerpo.
En ese primer día teníamos que ir a la escuela, el como actuar ni siquiera nos preocupó, ambos nos conocíamos a la perfección y para buena o mala suerte nuestros respectivos cuerpo también ayudaban pero por otro lado había cosas desconocidas como por ejemplo arreglarme. Intenté peinarme y ponerme el uniforme por mi cuenta pero no pude, eso era frustrante pero esa negatividad se fue cuando mi hermana, o más bien hermano mayor, se acercó para acariciar mi cabeza y empezar a ayudarme tal como yo hacía cada vez que podía, para mi también resultaba raro pero a la vez lindo este intercambio que esperaba no durará para siempre.
Algo que llamó mucho mi atención es ¿Por qué era y no vergonzoso que me viera en ropa interior? Es decir, era su cuerpo después de todo pero también había una confianza que hizo que no me preocupará al estar paseando por la casa usando su algo infantil ropa interior.
Finalmente arregló mi cabello en dos coletas laterales y se aseguró de que toda mi ropa interior y uniforme estuviera impecable lo que me hacía muy feliz por alguna razón. 
El desayuno fue igual, me dijo que esperará sentada mientras ella preparaba hot cakes con sonrisas de chocolate para ambos, lo que me hizo aún más feliz de lo que ya estaba y que los comiera con mucha alegría.
Finalmente salimos de casa para ir a la escuela, normalmente íbamos en mi bici, yo conducía y mi hermana me abrazaba sentada en el asiento de atrás pero ahora era al revés, con confianza se subió al asiento principal y espero a que yo me sentará y le abrazará.
-Sujétate bien-
Dijo con una voz amable para empezar a pedalear a la par que yo sentía el movimiento y me abrazaba con ambas manos hacía mi hermano para calmarme, sin duda era gracias a mi cuerpo que sentía esa sensación al abrazar o estar cerca de mi hermano, parecía que a pesar del cambio habían sentimientos que nos hacía así, nuestro vínculo de hermanos, supongo.
-Espero te sentarás bien para que tus pantis no se vieran-
Estaba segura de que antes yo le decía eso a mi hermana así que revise de reojo solo para ver como mi falda volaba y dejaba expuestas por unos segundos mis bragas azules con un osito en la parte trasera justo como ella solía hacer a veces y que se negaba a arreglar por no soltarme. Pero ahora yo era la hermanita que se negaba a soltar a su preciado hermano mayor, apenas llevábamos la mañana y ya entendía un poco los sentimientos de ella. Desde el comienzo me ayudó a vestirme, me preparó el desayuno y ahora me lleva a la escuela con cuidado, seguro que por la noche me bañará y yo espero abrazarlo hasta quedarme dormida. No tengo idea de cuanto duré esto pero sin duda estaré muy feliz todo el tiempo dejando que me cuide y dándole motivos para sonreír todo el tiempo tal como ella hacía conmigo, creo que ahora yo lo haré con ella, tal como siempre ha sido nuestro cariño de hermanos.
Créditos a quien correspondan.

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