lunes, 13 de noviembre de 2023

La perfecta Sabrina

-Esto es perfecto, llevo 2 meses viviendo como Sabrina, y su esposo John, ni siquiera lo ha notado, de hecho hasta me ayudó a pasar como Sabrina mucho más fácil, pobre par de tontos-
Decía con orgullo y arrogancia Andrés, quien había intercambiado de cuerpo con su hermanastra Sabrina desde hace casi 2 meses. 
La razón del intercambio fue una discusión entre hermanos, donde el chico decía que su hermana lo tenía bien fácil, al sólo estar en casa y hacer las labores del hogar mientras su marido era quien trabajaba y llevaba dinero al hogar. Por el contrario, la hermana decía que si bien estaba en casa, todo lo que tenía que hacer para que su esposo no se quejara era agotador y que él nunca podría hacerlo, palabras que despertaron lo competitivo en los dos, declarando una apuesta.
Así fue como Sabrina tendría el cuerpo de su hermano menor y trabajaría en la fábrica a tiempo completo mientras que Andrés se volvía la ama de casa que obedecía sin rechistar a cada cosa que su marido le pidiera, o mejor dicho, le ordenará. El perdedor sería al primero que descubran "actuando raro" o sin ser capaz de llevar a cabo la vida del otro; si Sabrina no podía seguir el ritmo de la fábrica y le llamaban la atención, ella perdía; si Andrés cuidaban del hogar tan mal como para que John le preguntara si esta bien, él perdería. El perdedor tendría que arrodillarse y obedecer las ordenes del ganador por todo un mes, admitiendo su derrota ante su ganador familiar.
Desde entonces han pasado cerca de 50 días donde Sabrina ha trabajado sin problemas en la fábrica de su hermano y Andrés se ha vuelto una perfecta ama del hogar, o al menos eso cree.
-Sabrina, date prisa, ¿Si? Muero de hambre-
Diría John dándole una nalgada a la mujer que cocinaba y que vestía una seductora lencería que dejaba poco a la imaginación para disfrute de su marido.
-Ya voy, cariño, solo se me hizo un poco tarde hoy pero prometo que estará delicioso-
-No más delicioso que este trasero, dan ganas de morderlo y dejarle marcado mis dientes-
-Ya, ya, tranquilo, cuando sea el momento lo haremos pero ahora no. Ya planche tu ropa así que podrías cambiarte y cuando bajes el desayuno estará listo-
-De acuerdo, Sabrina. Ya vuelvo-
Una nalgada más y un beso en la mejilla recibió Andrés en el cuerpo de su hermana, tratos a los que se había ido acostumbrando desde que llegó al cuerpo de su hermana, después de todo también es una esposa además de ama de casa, por lo que tanto el hogar como su marido debían estar satisfechos gracias a ella. 
-Ese pobre idiota de John, apuesto a que se iría de espaldas al saber que ha estado coqueteando descaradamente con otro hombre, menos mal no ha querido tener sexo-
Entre risas y burlas, Andrés se sentía ganador de que ni siquiera el esposo de su hermana se diera cuenta de que él no era su hermana, y si su marido no lo notaba, nadie más lo haría. 
-Los primeros días pensé que sería imposible pero ahora estoy tan acostumbrado a cocinar, a limpiar y a ser cuidada por mi marido, que hasta será una lastima cuando la apuesta terminé conmigo como ganadora, es decir, como ganador-
Andrés estaba seguro de su victoria, la cual ciertamente iba a llegar pero no por lo que él imaginaba. 
En realidad Sabrina le contó toda la apuesta a su marido John, y así juntos planearon como burlarse y molestar a Andrés sin que lo notará. 
John iba a fingir no saber nada de la apuesta, y como Andrés tenía que obedecer todo lo que John decía, el esposo simplemente hizo comentarios para confundir a Andrés, guiándolo a comportarse de una forma que la verdadera Sabrina nunca haría. 
Sabrina nunca andaría en lencería por toda la casa, sin embargo John le hizo creer a Andrés que eso era justo lo que ella hacía. Sabrina no le gustaba dormir tan cerca de su marido, por lo que John le dijo que era un poco raro que no quisiera abrazarlo al dormir. Si John diera nalgadas a cada rato a Sabrina, ella ya lo hubiera golpeado de vuelta, pero el ignorante Andrés sonreía con alegría y ponía el trasero para que John siguiera mostrando su afecto a la perfecta Sabrina.
Así es como no importaba que hiciera la verdadera Sabrina, John daba las órdenes de cómo debía actuar Andrés al intentar ser su hermana lo mejor posible.
Andrés pensaba que John y su hermana eran unos tontos ante su excelente actuación, pero la pareja eran quienes tenían comiendo de la mano al chico que sin saberlo se jactaba de ser la perfecta imitación de Sabrina, cuando la auténtica Sabrina haría todo lo contrario. 
Poco importaba si la apuesta acababa hoy mismo o dentro de un año, de igual forma poco importaba el ganador y perdedor, ya que fuera el resultado que fuera, la auténtica Sabrina y su esposo John habrían ganado.
Créditos a quien correspondan.


8 comentarios:

  1. Me encantan estas historias de suplantación de identidad, porfavor haz mas asi

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por comentar, Adsd. Lo tendré en cuenta para próximas historias.
      -Nero.

      Borrar
  2. Esto necesita una segunda parte! Buenisimo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por comentar, anónimo. Sin embargo, lamento decirle que no habrá segunda parte, al menos a corto plazo.
      -Nero.

      Borrar
  3. Se que es poco probable que haya una continuación, pero sería interesante ver una secuela
    Muy buena historia

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por comentar, anónimo. Me alegra que le guste la historia, sin embargo, temó darle la razón y de momento no haría una secuela.
      -Nero.

      Borrar