-¡Date prisa en volver, no quiero esperar mucho tiempo!-
Gritaba desde la cama Jonathan en el cuerpo de su novia Verónica.
Los chicos estaban juntos desde hace meses y querían dar un paso más haciendo el amor por primera vez pero no tenían ninguna oportunidad de tener dicha intimidad, hasta ahora que los padres del chico salieron de viaje dejándolo solo en la casa. No perdió tiempo y llamó a Verónica para que fuera a su casa para que hicieran lo que tanto querían desde hace mucho tiempo como prueba de su gran amor mutuo y también de sus más profundos deseos.
Sin embargo, lo que ninguno de los dos esperaba era que a la hora de llegar la chica a la casa, se dieron un fuerte cabezazo entre ellos mientras se preparaban en el sofá de la sala, provocando un cambio de cuerpo entre ellos.
No lo podían creer ni mucho menos entender, lo único que se les ocurrió fue darse otro cabezazo entre ellos para ver si así volvían a la normalidad, o al menos eso creía Jonathan. Sin embargo la rubia tenía otra idea en mente muy diferente, como experimentar tener sexo siendo del género contrario, era una oportunidad única que no quería desaprovechar por alguna razón, además de prometer que cuando volvieran a la normalidad ella le haría de todo en la cama por ser su primera vez en varios sentidos.
El chico aceptó de mala gana la petición de su amada, siendo algo complicado al principio pero conforme veía más su cuerpo y el bulto que resaltaba de su entrepierna su corazón latía más rápido, los pensamientos del cuerpo de Verónica le comenzaban a invadir creando verdadero placer ante esa idea de tener sexo por el inmenso amor que se tenían de la mano con su deseo.
Ambos subieron hasta la habitación del chico para comenzar a quitarse la ropa, Verónica fue la primera en desvestirse para notar su musculosa figura y la enorme erección que tenía por su cuerpo femenino y volviendo más ansiosa la espera de que su pareja hiciera lo mismo. Por su parte Jonathan se entretuvo bastante en los pocos segundos que pudo gozar visualmente de los buenos senos que tenía su novia, sin mencionar su espectacular figura aunque era algo raro ya no tener nada allá abajo y saber que en poco tiempo lo tendría de otra forma era aún más raro, al igual que placentero de tan solo pensar lo que pasaría.
Las ideas de cada parte se vieron interrumpidas al oír la voz del chico dándose cuenta de algo.
-¡Rayos, los dejé allá abajo!-
-¿Que?¿Que dejaste abajo?-
-Los condones, no quiero quedar...o más bien que quedes embarazada así que voy por ellos-
Dicho eso bajo las escaleras para ir a buscarlos a su bolso donde los había guardado mientras que el chico en el cuerpo de su novia empezaba a recorrer la habitación pensando en lo que estaban a punto de hacer.
-Maldición...primero me convence de quedarme en su cuerpo para tener sexo y ahora la debo esperar....-
Sin darse cuenta del todo se acostó en la cama, llevando cerca de su rostro su mano derecha que sostenía la camisa que hasta hace poco tiempo usaba en su cuerpo original y con su mano izquierda empezaba a acariciar su entrepierna por encima de los calzoncillos que llevaba.
Poco a poco empezaba a humedecerse allá abajo, por sus dedos que rozaban la entrada de su vagina y por tener el olor del hombre que tanto quería a través de su camisa, por una parte el cuerpo de Verónica le estaba traicionando por el placer de su pequeño juego previo y aún más por el que vendría. Sin embargo, Jonathan tampoco estaba poniendo mucha resistencia ante todas esas sensaciones femeninas fabulosas que le hacían el tiempo de espera mucho más corto.
Créditos a quien correspondan. |
Me gusto!
ResponderBorrarGracias por comentar, 222. Me alegra que le haya gustado.
Borrar-Nero.