-Saúl, Saúl, ¡Saúl! ¡Oye, tú! Te estoy hablando, ¿Por qué no contestas? ¿Y por qué aún no estás listas?-
Se escuchaba gritar a un joven universitario desde el otro lado de la habitación a una mujer rubia que veía a la nada, ignorando por completo al hombre hasta que la empezó a regañar, momento en que la chica empezaría a reír.
-Ay, tontito, yo no me llamo Saúl, mi nombre es Melisa~ Ya estaba por buscar donde estaba ese tal Saúl-
-No digas tonterías, tú eres Saúl-
-Nopi, ya te dije que soy Melisa~¿Y tú eres? Además de alguien muy lindo~
-¿Otra vez? Ya te dije que soy Marcus, soy tu hermano menor y tú eres Raúl, un científico brillante que experimento con una nueva fórmula de cambio de cuerpo-
La rubia ponía atención a las palabras del joven pero se veía demasiado perdida y sin poder entenderlas, a lo que preguntó.
-¿O sea como?-
-Sí, tú querías hacer una nueva fórmula de unas pastillas que cambian el cuerpo de quien las consume, lo llamabas pastillas bimboficadoras, pero hiciste algo mal y terminaste así-
-¿Así cómo?-
Volvería preguntar la rubia, colmando la paciencia de aquel pelinegro que intentaba explicar las cosas a alguien que sin duda no entendía lo que ocurría.
-Así como una mujer. Nunca habías fallado pero esa vez fallaste y no solo te convertiste en una mujer más joven, también perdiste gran parte, DEMASIADA parte de tu intelecto en el proceso-
-¿Y eso que tiene que ver conmigo?-
-Luego te lo explicó, por ahora tengo que dejarte en el laboratorio para que puedan buscar una forma de volverte a la normalidad-
-¿En el laboratorio? ¿Te refieres al lugar con la anciana amargada que por todo me regaña?-
A pesar de la evidente molestia que cada vez crecía más en el sujeto, la chica era ajena a todo eso y seguía con una calma inamovible, haciendo preguntas simples para entender que ocurría.
-Esa "anciana amargada" era tu maestra y jefa de laboratorio de investigación. Cuando ella no te está cuidando y enseñando, intenta buscar como volverte a la normalidad-
-....Ah ya...entonces ella es la maestra de la escuela y yo su alumna, ¿Verdad?-
Cansado de lidiar con la rubia, el chico suspira y asiente.
-Sí, ella es la maestra y tú la alumna, y para ir con ella debes ponerte bien la ropa. Hazlo, rápido-
-Pero sí ya estoy lista, ¿No te gusta?-
La rubia llevaba unos tacones altos de aguja, con una mini falda ridículamente corta y de donde sobresalían sus bragas por toda su cintura la cual quedaba bastante a la vista al igual que su abdomen hasta llegar a los pechos donde una blusa blanca estaba tan ajustada a sus senos que lo hacía parecer un sostén. En conjunto, todo su atuendo con su buen maquillaje y peinado la hacían lucir de una forma que su hermano no evitó decir.
-Pareces una prostituta, ¿Cómo vas a salir de esa forma? La falda debe llegar hasta tus tobillos y la blusa cubrir hasta tus caderas-
-Pero no me gusta usar la ropa así-
Protesto la rubia que sin dudar fue reprendida una vez más por su hermano menor.
-Me importa poco si te gusta o no, así tienes que ir y de aquí no nos vamos hasta que tu falda llegue a los tobillos y la blusa te cubra algo mas que los pechos-
Tras el regaño de su hermano, la rubia suspiro y obedeció, haciendo que su hermano enrojeciera tanto de vergüenza como de ira al ver lo que había hecho.
-¿¡Qué demonios crees que estás haciendo!?-
-Hago lo que me pediste, ahora mi falda llega hasta mis tobillos y creo que siempre sí me gusta mas así-
La rubia sonreía satisfecha mientras explicaba lentamente que había hecho y que su hermano no parecía entender. Después de todo si quería que esa mini falda le llegara hasta los tobillos, no había más remedio que soltarla de sus caderas y que llegara al suelo, ahí si que cubría sus tobillos y dejaba su buen trasero y tanga rosada a la vista de su hermano.
-Ahora va la blusa-
-¡No!-
En ese momento el hermano temió que hiciera lo mismo y quedara desnuda ante él, y peor aún, que intentará salir de casa de esa forma, acercándose a ella para comenzar a vestirla tal como si de una cría que necesita ayuda se tratara.
-Yo me encargo, tú solo quédate quieta y no te quejes-
Decía el hermano que empezaba a buscar un atuendo más apropiado, mientras la hermana sólo lo veía sonriendo y esperando lo que fuera a ocurrir.
-¿Me puedes comprar más ropa?-
Una vez más la rubia sonreía mientras pedía algo mientras, una vez más, el hermano Suspiraba por todo el trabajo que estaba teniendo con su hermana.
-No puedo negar que tus pastillas bimboficadoras son buenas, el problema es que son demasiado buenas y solo tú podías lidiar con ellas, no se suponía que fueras el primero en caer en sus efectos-
-¿Cómo? ¿De qué hablas Marcelo? Si no me he caído de ningún lugar-
Argumentaba la hermana asegurándose de estar bien parada, algo que confirmó con éxito.
-No te preocupes, tú sólo pórtate bien, obedece a la docto...-
-Maestra-
-....Obedece a la maestra y sí lo haces te comprare algo de ropa, ¿Vale?-
-Okey, portarme bien me dará ropa linda, ¡Eso haré!-
-Al menos entendiste eso...ya es un progreso...un paso mas cerca de volverte a la normalidad...o al menos que no seas una amenaza andante-
-¿Como? ¿Si camino puedo ser peligrosa? ¿Por eso me pediste que me quedara quieta?-
Y de nuevo al punto de inicio con preguntas y palabras que entendían muy a su manera la rubia y que el hermano ya estaba cansado de soportar tras unos pocos días del incidente con las pastillas bimboficadoras que creó su hermano, y que ahora que es su hermana ven muy complicado de solucionar puesto que:
1-La doctora del laboratorio conseguía la forma de volver a la normalidad al antiguo científico Saúl.
2-Saúl, ahora como Marisa dejaba de ser una bimbo y comenzaba a aprender o a recuperar sus recuerdos para ella misma, o él mismo, volver a la normalidad.
3-Y puede que la más probable, que Marisa al menos aprenda que es el sentido común y la moral para que viva su nueva vida producto de las experimentales y altamente funcionales, pastillas bimboficadoras.
Créditos a quien correspondan. |
Yo voto por 4: la Dra. Encuentra una manera de devolver la conciencia de Saul a su cuerpo permanentemente dañado por el accidente haciendo q tenga q acostumbrarse a su nueva vida como mujer, conservando algunos impulsos de Melisa
ResponderBorrarVaya, muchas gracias por comentar, anónimo. Me gusta mucho cuando comentan con alguna idea que no tuviera yo, pensar fuera de la caja es maravilloso.
Borrar-Nero.