Mike era un sujeto con una gran capacidad única, podía poseer el cuerpo de la mujer que se le viniera en gana mientras tuviera una idea de como era físicamente esa mujer. Tenía mucho tiempo saliéndose con la suya y disfrutando de los placeres eróticos femeninos como la masturbación y usar mucha ropa provocativa en la calle para despertar bajas pasiones en los hombres y en las mujeres. Pero sin duda alguna lo que más disfrutaba era tener sexo lésbico, su mujer ideal era una delgada y sumisa pero si en alguna ocasión era activa con ella no estaba mal, se dejaba guiar para disfrutar totalmente de la experiencia, lo único que siempre evitaba era tener sexo con hombres, aunque algunos resultaban atractivos evitaba a toda costa tener relaciones con alguno. Después de todo, tras los excelentes y sensuales cuerpos que siempre poseía, había un hombre que solo quería pasar el rato.
Ese día su suerte se acabaría, pues esperando llevarse una buena sorpresa de mujer solo imagino una mujer rubia, de buen cuerpo y excelente en la cama para poder poseer y así fue pero lo que nunca espero es que aquella mujer fuera tan buena en la cama porque era una adicta al sexo, obviamente con los hombres.
-¿¡Que demoni...AH!-
-Así es, sigue gimiendo así, Mía-
Decía el hombre que la tenía en 4, arremetiendo una y otra vez con su verga hacía su vagina. Mike decía odiar esa sensación pero el cuerpo de la mujer lo amaba más que nada en el mundo, en esos momentos no tenía ningún control de si o de su cuerpo y rápidamente detuvo sus quejas para comenzar a gemir cada vez más fuerte y cooperar en el sexo sacudiendo sus caderas y apretando lo más posible para mayor goce de ambos.
-¡Vamos, fortachón!¡Tú puedes darme más!-
-Si eso quieres, eso te daré-
Dejando todo lo que creía hasta el momento para ahora rendirse a disfrutar los placeres de una mujer con un hombre, en especifico, ahora Mike quería ser Mía, quien era penetrada una y otra vez como por décima vez ese día por su imponente pareja.
Créditos a quien correspondan. |
Me gusto!
ResponderBorrarGracias, 222. me alegra que le guste la historia, fue de las primer que escribí hace ya muchos años.
Borrar-Nero.