Alberto era un chico presumido y vanidoso que solía creerse el centro de atención en todo, sobre todo en el kendo, deporte que recién comenzaba a practicar y donde ya se creía el mejor de todo el dojo, llegando a los extremos de "corregir" a sus superiores en rango o años de entrenamiento, sin mencionar que era mucho peor que los novatos a quienes ahuyentaba por su horrible actitud de superioridad.
Así fue un breve tiempo en el club de kendo hasta que ya nadie lo soportaba, entre ellos algunos chicos que llevaban mucha más practica en el deporte que Alberto. Uno de ellos lo retó a un combate para probar cual de los dos era el mejor con la espada donde apostaban algo, el perdedor tenía dos opciones; ser el esclavo personal de todos los chicos por un mes o dejar de entrenar kendo para siempre ahí. Sin pensarlo dos veces Alberto aceptó, nunca imagino que hubiera alguien mejor que él mismo, así que podría elevarse aún más su ego y a la vez deshacerse de uno de sus dolores de muela en el dojo de una vez por todas. No obstante, la historia fue muy distinta a la que él tenía en mente, ya que aquel chico golpeaba a Alberto una y otra vez sin darle descanso alguno hasta que el tiempo se terminará derrotándolo completamente.
La decisión de Alberto fue ser el esclavo de los chicos, no había otro lugar donde poder practicar así que tenía que pagar su apuesta o ser expulsado del dojo a la mala. Al aceptar ser el esclavo su rival, su rival sacó un frasco con una sustancia azul que le ordenó bebiera diciendo que solo era algo que le haría sentir mejor después de su paliza y así fue su cuerpo comenzaba a sentirse mucho más ligero de algunas partes pero en otras se sentía más pesado, como el busto y las caderas que al bajar la mirada vio como crecían y aún más abajo su compañero se encogía hasta dejar una delicada hendidura, seguido de muchos otros cambios hasta ver como su cuerpo se había vuelto en el de una mujer por completo.
Apenas iba a preguntar que rayos fue lo que pasó, cuando el chico que le dio la pócima hizo una señal para que el resto de compañeros entrarán a donde había estado ambos únicamente y que de forma rápida empezaron a desnudarse y rodear a la chica para abusar de ella. Por más que dijera, forcejeará o intentará negociar era imposible salir de ahí estaba a la merced de todas las manos que acariciaba sus pechos y cuerpo, y de todas las vergas que se turnaban para entrar por alguno de sus orificios con excepción del chico que derrotó a Alberto, él se limitaba a tomar fotos y traer algunos juguetes para el cuerpo de la chica además de cosas que pudieran necesitar el resto de chicos que disfrutaban de follarse a la peliazul.
-De acuerdo chicos cuídenla bien, tiene un mes para disfrutar de su esclava así que luego nos vemos-
Todos respondieron con alegría menos la chica que estaba sin poder creer que tendría que soportar de todo eso o incluso más por todo un mes. Sin duda sería una, lección que jamás olvidaría por creerse superior pero ya era muy tarde para mostrar arrepentimientos.
Todo un mes estaría soportando ser follada cuantas veces quieran por quien fuera, aprendiendo a soportar e incluso disfrutar un poco de tal acto con el tiempo además que al final del mes de entre todos los chicos que la usaban tendría que decir cual de sus vergas era su favorita para nombrarla la mejor espada.
Créditos a quien correspondan. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario