domingo, 4 de febrero de 2024

Un mejor final

-No me jodas, ¿¡Cómo es posible está mierda!? ¡Solo era una estúpida historieta!-
Gritaba lleno de enojo, vergüenza y frustración Leonardo al caminar con su nuevo cuerpo, bastante ligero de ropa por las calles oscuras de su ciudad, donde por muy oscuro que fuera, su mera presencia parecía iluminar alrededor como un enorme faro de luz.
Cabello largo y oscuro que cubre por completo su espalda; pechos ridículamente grandes que rebotan a cada pequeño movimiento que hace su cuerpo, tal como ocurre con su trasero y muslos; la ropa que lleva no es más que un sostén azul metálico que apenas y puede soportar la tarea de cargar con los pechos de la mujer; tal como ocurre con la tanga a juego que viste y se entierra en sus carnosas caderas, trasero e intimidad a cada paso que se atreve a dar; con una cintura más delgada que un reloj de arena, piernas largas donde más de uno quisiera dormir o darle una mordida provocativa; y por si su belleza no fuera razón suficiente para mirarla, el sonido de sus tacones de aguja es tan peculiar, que cualquier persona voltearía para saber de que se trata, y se quedará sin palabras al ver a la preciosa mujer que prácticamente camina desnuda por la calle cerca de la media noche.
-Tengo que volver pronto a la escuela, con algo de suerte la basura seguirá en su lugar y podré buscar esa estúpida hoja que rompí en pedazos-
Murmuraba para si mismo el joven que fue feminizado y castigado por su propia mano, de una forma muy literal.
-Señorita, ¿A donde va? Una mujer tan hermosa caminando sola, es peligroso, deje que la acompañe hasta su destino, soy un amable transeúnte-
Se escuchó decir a un hombre de dudoso aspecto que comenzó a seguir a la mujer, quien como el hombre que es por dentro, no respondió de forma amable ante sus palabras.
-Vete a tomar por culo, imbécil. No es tu problema lo que haga con mi vida-
Dijo dándole la espalda al hombre, dándose cuenta que también había un par de tipos por delante de los cuales Leonardo apenas pudo cruzar, pero que seguían sus pasos.
-Oye, esa no es forma de hablar de una dama-
Se quejó uno de los hombres, a lo que Leonardo respondió.
-Por que no soy una dama, estúpido. Tú también vete a la mierda-
Un par de hombres más aparecieron, cortando el camino de la mujer que no sabía por donde más irse para evitarlo al haberse quedado sin opciones en un escenario que cada vez era más familiar.
-En eso tienes razón, no eres una dama, eres una cualquiera por como te vistes y hablas-
Los hombres comenzaron a reír, algo que molesto aún más a Leonardo, quien de forma impotente no pudo evitar recordar todo lo que había escrito por la tarde en esa hoja que encontró.
Leonardo era un chico problemático, el típico adolescente que se creía la gran cosa por ser grosero con los profesores y misógino con las docentes, conductas que dejaban mucho que desear por decirlo menos.
Una de ellas, Miss Elizabeth, era el principal blanco de burlas y acoso del chico, que cada vez que podía, hacía comentarios inapropiados hacía la profesora o buscaba como incomodarla.
Su última idea, fue escribir una historieta bastante inapropiada sobre la profesora teniendo un encuentro complicado con 5 hombres durante la noche, quienes no la dejarían tranquila hasta la mañana.
El chico no se sentía mal de lo que escribió, incluso destacó lugares, posiciones y sexualizó a su profesora para está historieta, de la cual se tuvo que deshacer al romper la hoja y tirarla a la basura antes de que la encontraran y lo enviaran a detención por ello.
Leonardo pensó que se saldría con la suya, sin embargo, aquella hoja de papel que encontró, era una hoja de la Libreta Tg, la cual convertía lo escrito en ella, en una realidad.
Antes de darse cuenta o de poder hacer algo al respecto, Leonardo se había convertido en esa versión sexualizada de su profesora y lo único que pensó podría solucionar su problema, era borrar o reescribir esa historia que antes con tanto orgullo escribió.
Por ese motivo, salió a altas horas de la noche de su casa hacía su escuela, usando la misma ropa que describió en la historieta y dándose cuenta que estaba por vivir la misma desagradable situación que escribió al salir a las calles casi que en ropa interior.
-¿Qué crees que haces, imbécil? Ya suéltame-
Dijo el joven al sentir que sus nuevos pechos eran estrujados desde atrás por uno de los hombres, usó todas sus fuerzas para quitárselo de encima pero ahora era débil y pequeña, por mucho que se esforzaba no conseguía escapar, solo sentía que el agarre en sus pechos se hacía más fuerte mientras él se sentía cada vez más vulnerable, además de colaborativo.
-Por favor, hablo en serio, ¡No quiero nada de esto!-
-Vaya, hasta que la señorita comienza a hablar amablemente. Nada como enseñarle cual es su lugar, ¿Verdad?-
Ante esas humillante y burlonas palabras, Leonardo se achicó, especialmente porque esas fueron las palabras exactas que él había escrito en su historieta, junto a muchas otras que escuchó y escuchará.
-Dices eso pero mira como sales vestida, Es como una invitación para pasar la noche contigo, ¿No es verdad?-
Por primera vez en su vida, Leonardo sintió una humillación e impotencia que nunca conoció, donde no solo era degradado por las duras palabras ajenas, también por las acciones donde la trataban como un objeto más que como una persona.
-Hablo en serio, por favor, haré lo que me pidan pero debo ir a un sitio cuanto antes-
Su voz era cada vez más sumisa y complaciente, además que comenzaba a sonrojarse por los duros tratos que recibía de los hombres, quienes se veían más que complacidos por la situación.
-¿En serio? Lo lamento mucho pero nosotros también queremos ir contigo a un sitio, así que primero te harás responsable de estar con nosotros y luego te ayudaremos en lo que quieras, suena justo, ¿No?-
Por muy dulces que intentarán sonar, las palabras de esos hombres no tenían intenciones tan honestas, pero poco podía hacer Leonardo al respecto, salvó una idea que tenía de último momento.
-T-tienes razón.... debo hacerme responsable, ¿Verdad? pero, ¿al menos podríamos ir a un sitio lindo que conozco? Les prometo que los compensaré-
Los hombres parecían confundidos ante el repentino cambio de idea en la mujer, tal como si hubieran roto con lo establecido, pero tras unos segundos sonrieron, la tomaron por las caderas, y caminaron con ellas.
-Muy bien, tienes un trato, señorita. Te dejaremos elegir donde quieres ir para divertirnos un rato, y después te ayudaremos-
Con eso dicho, y una dominante caminata dirigida por los hombres que rodeaban a la preciosa mujer, Leonardo intentaría reescribir un poco de su propia y horrenda historia.
En el final que escribió, la profesora la pasa bastante mal, intenta resistirse hasta que finalmente se quiebra y se rinde ante el placer que los hombres pueden darle a la mujer. Sin embargo, ahora que ha aceptado ir con ellos, espera poder mejorar el final de su propia historia, que gracias a la libreta Tg se hizo realidad, y que Leonardo intentará cambiar para darle un mejor final.
Créditos a quien correspondan.


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