lunes, 5 de febrero de 2024

Aprendiendo a lactar

-¿Cómo te sientes?¿Crees que ya viene?-
-¡AAAHHH! N-no lo sé ¡Me siento bien! P-pero no sé si vengaaahhh-
Matías hasta hace muy poco, unos minutos cuando mucho, era un hombre que tenía una sensual y muy buena esposa, era algo mayor pero tenía grandes pechos que al ser bien estimulados por su esposo podían dar leche todavía, era un fetiche que tenía su esposo y Rose se sentía muy bien cuando lactaba, así que ambos salían contentos y beneficiados cuando salían de la cama, hasta que una rara neblina los cubrió totalmente una noche momentos antes de que tuvieran un momento muy apasionado, y que al disiparse la neblina pudieron notar como la pareja de casados había intercambiado de cuerpo el uno con el otro.
Rose en el cuerpo de su marido estaba muy asustada e intentaba comprender que era esa neblina y como volver a la normalidad, sin darse cuenta que su esposo en el cuerpo de ella no la estaba pasando tan bien o más bien sí pero no en el momento adecuado.
-¿¡Matías, que demonios estás haciendo!?-
-¿No es obvio? Me masturbo...tú cuerpo esta muy caliente y no me puedo resistir...ah...se siente muy bien-
El hombre había dejado muy fácil su orgullo de lado y le mostraba a su mujer como se masturbaba en el que era el cuerpo original de ella; con las piernas abiertas a la par que tocaba y jugueteaba con sus senos soltando fuertes gemidos de placer hasta detenerse para abrazar a su pareja.
-Rose...tú cuerpo...no me puedo controlar, ayúdame-
-¿Cómo?-
-Tú sabes bien como-
En ese momento tomó una de las manos de su antiguo cuerpo para ponerla sobre sus pechos, a lo que Rose respondió alejándose y dando un grito.
-¡No puedo hacerlo!¡Es mi propio cuerpo, es demasiado raro, Matías!-
-Cielo por favor, mírame, si pudiera intentaría controlarme pero esto es demasiado placentero y tú cuerpo quiere hacerlo, aún si no lo haces tú, al menos ayúdame-
Ante tal mirada de placer a medias y de desesperación no tuvo de otra que aceptar ayudarle pero no sería ella quien tocará su propio cuerpo.
-¡Pero yo no te tocaré!...O más bien me tocaré ¡No sé como decirlo pero usaré la maquina!-
-Si, no importa ¡Solo hazlo!-
De inmediato Matías en el cuerpo de su mujer se empezó a desnudar, quedándose únicamente con las pantys rosadas de encaje que usaba en esos momentos el cuerpo de su esposa, toda su atención estaba centrada en sus pechos que seguía acariciando ahora de manera directa hasta caer de espaldas contra la cama y con las piernas abiertas.
Rose no podía verlo así y ver a su cuerpo así, por lo que primero le puso un antifaz en los ojos a su cuerpo y seguido quitó fácilmente las manos de sus pechos para colocarle unos grandes extractores de leche que activó al momento y que había soportado por mucho más tiempo del que había imaginado.
-Me sorprende cuanto tiempo has soportado, yo ya hubiera lactado hace mucho ¿Seguro estas bien?-
-¡Lo estoy!¡Me siento muy bien! No importa si aún no lacto, el placer es cada vez más ¡AAAHHH! Solo déjame disfrutar-
Rose no tuvo más opciones que dejarlo así mientras intentaba averiguar como volver a la normalidad mientras que Matías estaba muy contento aprendiendo a lactar, intentando contener sus gemidos, apretando con fuerzas la almohada en su cabeza y repleto de sudor, cosas que tendría que hacer más y aun disfrutar mucho más al llegar a un orgasmo increíble para su primera vez.
Créditos a quien correspondan.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Que bueno que le guste, 222. Está fue de las primeras historias que hice y me da gusto volver a publicarla.
      -Nero.

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