viernes, 23 de febrero de 2024

Disciplina para un rebelde

-¡Maestra, tenga cuidado, por favor!¡Vaya un poco más despacio!-
Ignorando por completo las suplicas de la bella profesora de anteojos que usaba un traje erótico y un collar, estaba una mujer que jalaba la cadena que conectaba al collar para recorrer los pasillos de la escuela como si nada.
-Cállate, Antonio, este es tu castigo por ser tan indisciplinado-
-¡Lo siento, no fue mi intención!¡Le juro que no lo volveré a hacer!-
-¿Ah si? Eso lo veremos cuando termine el castigo, se te hace muy divertido burlarte de mi y acosarme ¿No? Este es un castigo especial para los jóvenes como tú-
La profesora tomó la correa por la mitad y tiró con fuerza para que la bella mujer con la correa cayera de cara contra el suelo sin siquiera poder meter las manos, o eso hubiera ocurrido, de no ser por sus enormes pechos que de igual forma dolieron al caer pero evitaron se lastimara la cara.
De inmediato hubo un segundo tirón que le hizo levantarse y seguir a su profesora como pudo aún adolorida y acostumbrándose a que esos gigantes pechos rebotarán de un lado a otro con cada paso que daba.
-P-profesora...¿A dónde vamos?...-
-¿No es obvio? Te llevaré de paseo por toda la escuela y en algún lugar te dejaré amarrada para que quien quiera te use para tener sexo-
-¡N-no!¡Por favor tenga piedad!-
-Tú no la mereces, intentaste hacerme algo más que inapropiado y este es tu castigo, así que date prisa y prepárate que con ese cuerpo que te di incluso los profesores querrán usarte y ¿Sabes que? Después de un rato tú misma suplicarás por más-
Antonio era un chico problemático, siempre causaba conflictos en sus grupos y acosaba a algunas compañeras intentando espiarlas en los vestidores pero sin duda con la llegada de la nueva profesora quiso cruzar la raya y tentar a la suerte con ella, pero nadie sabía que ella era una antigua bruja que no se estuvo con tonterías y usó su magia para defenderse y cambiarle el cuerpo al estudiante por el de una sensual mujer ninfómana muy sensible, pasiva y resistente para el sexo, además de darle su bonito atuendo para atraer a quien sea para que se la cogiera. En otras palabras, todos los presentes en la escuela que también estaban bajo los encantos de la bruja para que quisieran tener sexo con el castigado alumno, no había duda de que era un castigo ejemplar para disciplinar a un rebelde que apenas comenzaba con su humillante paseo y terminaría con él en algún lugar de la escuela exhausto de tanto sexo pero a la vez pidiendo más.
Créditos a quien correspondan.

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