miércoles, 21 de febrero de 2024

Entrega a domicilio

Yo era un adulto machista que se la pasaba molestando a las mujeres, diciendo todo tipo de insultos o manoseando sus tetas o culos un poco para divertirme, sin mencionar que no quería a ninguna mujer realmente, solo eran cosa de una noche para satisfacerme sexualmente, pero parece que así me gane el odio de muchas personas, no solo de compañeras del trabajo sino de hombres importantes en el mercado negro.
Sin saberlo levanté la falda de una culona mujer y en cuanto volteó para reclamarme le dije que se callará porque no era nadie para hablarme así, y de paso agarré con fuerza sus pechos por lo que gritó llamando así la atención de un hombre con traje, el cual hizo que le quitará las manos mientras ella le dijo todo lo sucedido, el hombre llamó a otro par de hombres que me arrastraron hasta una camioneta después de darme una paliza que me dejó inconsciente un tiempo.
Así fue como me llevaron a una especie de laboratorio clandestino al mando del hombre al que había llamado esa maldita mujer. Para mi sorpresa no me golpearon más o asesinaron, solo me mantuvieron encerrado dándome de comer lo que parecía cómoda común y corriente.
Lamentablemente no era así, al principio no sabía que pasaba pero con el tiempo mi voz se agudizo, mi cuerpo se hacía más pequeño y delgado, pechos, culo y cabello me comenzó a crecer de forma rápida sin entender porque.
No me había dado cuenta hasta que fue demasiado tarde pero seguro que esa comida tenía algo que poco a poco me fue volviendo mujer, completando el cambio cuando en lugar de mi pene tenía una vagina. Mucho tiempo grite exigiendo una respuesta pero nunca me la dieron hasta que un día la misma mujer de la que había querido abusar se acerco a la celda donde me tenían prisionero para darme ropa; tangas o brasieres atrevidos además de minifaldas y blusas tan escotadas como los de cualquier prostituta.
-Ponte eso, quedaste más linda de lo que esperaba, pronto serás muy valiosa-
-¡Eres una idiota si crees que usaré esto! Esta ropa de puta la dejo para putas como tú-
Ella comenzó a reír para anunciarme con asombro lo que planeaban.
-No, querida, la única puta aquí serás tú, así que ponte eso y vete acostumbrando a hablar y ser una mujer o mejor dicho una puta que será de alguien que te follará como y cuando quiera-
-¿¡Que mierda significa eso!?-
-¿No es lo bastante claro? Te volvimos mujer para venderte como una puta para el mejor postor ¿Tienes idea de lo bien que se paga por un cuerpo como el que tienes?-
En esos momentos tocó un poco mis senos de la misma forma brusca que yo había hecho con ella, era levemente doloroso pero sobre todo era placentero, como una corriente eléctrica que recorría por donde ella tocaba.
-Será más fácil de lo que creí, en unas semanas estarás lista-
Cuando dijo eso se fue de la habitación, dejándome una vez más en mi rutina de solo recibir comida mientras me pasaban muchas cosas; mis pechos pesaban y me sentía sumamente incomodo con mi ropa de hombre por lo que de a poco o por ratos usé todas esas ropas de puta que me dejaron; en un comienzo solo fue el brasier para sostener mis pechos, luego la tanga por la incomodidad que sentía en mi vagina y toda la libertad de mis nalgas, al verme así los hombres cuando dejaban la comida siempre me decían cosas vulgares y como única opción tuve que ponerme las minifaldas y blusas que escondían un poco mi cuerpo.
Luego me dejaron maquillajes que para matar el tiempo aprendí a usar y cuando llegaron los días difíciles del mes tuve que pedir toallas sanitarias, además de soportar todo lo que esos días conllevaba.
Por último, mi cuerpo se empezó a sentir muy caliente y solitario, quería algo entre mis piernas pero no había forma de que en verdad quisiera eso, yo era un hombre y no una puta pero de nuevo, el tiempo fue que me hizo cambiar de parecer como para masturbarme en algunas ocasiones hasta llegar al máximo orgasmo cuando nadie me veía hasta que esa maldita mujer me descubrió en plena acto, con las piernas abiertas y un par de mis dedos en mi vagina chorreando.
-Entonces te rendiste al placer como la puta que eres-
Me quede en silencio, entre vergüenza y humillación porque la mujer tenía razón pero ese silencio fue llenado por unas palabras más.
-¡Esta lista, muchachos!¡El comprador la quiere en su hogar lo más pronto posible!-
En cuanto dijo eso varios hombres entraron y me comenzaron a desnudar, me superaban en número y por si fuera poco me acababa de masturbar, me sentía algo débil por lo que su trabajo resulto muy fácil. 
Ya desnuda me amarraron con un moño morado, al estilo del bondage dejándome totalmente inmóvil y que remataron metiéndome un enorme dildo del mismo color en mi vagina lo que me desgarro el himen. Grite de dolor pero también había algo de placer y por más que dijera no había esperanza de que me lo quitarán. Para terminar su trabajo me metieron en una caja enorme donde solo había una manta debajo pero antes de cerrar la caja esa mujer que me había vuelto una de ellas se acerco a mi y me dijo unas palabras que debería decir cuando fuera entregada si no quería que me dejaran así en la calle o que fuera abusada por quien sabe quien que no fuera el cliente.
Taparon la caja mientras era transportada como si fuera un objeto, sentí mucho movimiento que solo hacía más doloroso y excitante el viaje por el dildo en mi vagina y las cuerdas por todo mi cuerpo hasta que se detuvo por unos momentos, solo para sentir como una vez más me cargaban y luego dejaban en el suelo, escuche un timbre seguido de como el auto o lo que sea donde me llevaron se iba.
No tuve tiempo de gritar por ayuda ya que escuche como una puerta se abría y mi caja se destapaba, pude ver a un hombre grande y fuerte, mucho más de lo que era yo en su momento, a él le tenía que decir las palabras que me dijo la mujer que me había hecho eso o asumir las consecuencias. 
-¡E-Entrega a domicilio!Y-yo seré su puta de ahora en adelante...estoy lista para lo que quiera hacerme amo...-
Al decir esas humillantes palabras sabía que el hombre machista que una vez fui se había ido solo para volverme una mujer que le pertenecía a ese total desconocido que haría de mi lo que le plazca, como cogerme, hacerme su sirvienta, dejarme amarrada ahí con ese dildo en mi vagina o lo que quisiera ya que simplemente ahora yo era de su pertenencia y esa idea me emocionaba de comenzar esta vida.
Créditos a quien correspondan.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario