-¡Austin elígeme a mi!-
-¡No!¡Escógeme a mi, no me quiero quedar así!-
-Y-yo no sé a quien elegir...ambos son mis amigos, así que es muy difícil decidir entre ambos...-
Decía Austin buscando la forma en que pudiera tomar una decisión sobre cualquiera de las dos hermosas chicas que tenía en frente que hasta hace muy poco llamaba amigos.
Tenía que elegir entre uno de sus amigos que habían sido convertidos en mujer por alguna razón, lo único que recordaban era estar estudiando en el salón de clases por los exámenes hasta que uno vio una extraña neblina morada por la ventana, la cual parecía ignorarlo a él pero no a sus amigos, quienes una vez la neblina desapareció, se habían convertido en hermosas chicas tendidas en el suelo, acompañadas con una carta que decía:
"Si quieren volver a ser hombres les daré una oportunidad, cada una deberá de tener sexo con el primer chico con el que se crucen, la única regla es que ambas no pueden hacerlo con el mismo chico, ni siquiera en un trío, de lo contrario se quedarán como lindas chicas por el resto de su vida."
Las dos chicas y el chico, estaban incrédulos de lo que sucedió, pero al haberlo visto y vivido, no tenían más alternativas que asumir que cambiaron de sexo y que la única forma de volver a la normalidad, era al acostarse con el primer chico que hayan visto en su nuevo cuerpo, lo cual era un problema por varias situaciones.
Austin estaba impactado por todo, en especial por el rol tan importante en que había quedado envuelto al tener que elegir entre uno de sus dos amigos para volverlo a la normalidad.
Su amigo Marco se convirtió en una hermosa chica de cabello blanco con grandes atributos y Aldo se había vuelto una exuberante rubia con coletas, ambas de una gran belleza, usando el uniforme escolar y acercándose al único chico tratando de ganarse su favor en el dilema o buscar alguna solución, cosa que no estaba saliendo tan bien como ninguno esperaba, causando que el conflicto se volviera cada vez mayor.
-Bueno, supongo que podemos tener un trío, de hecho tenemos que hacer eso y ver que pasa, así que podemos empezar, amigo-
Dijo Marco esperando la respuesta de Austin pero en lugar de ello habló Aldo.
-Espera ¿Por que tienes que ser tú primero? Si es así puede que yo no vuelva a ser hombre, además la estúpida carta dice que incluso en un trío no garantiza volver a la normalidad, ¿Por que debes empezar tú?-
-Después de mí puedes intentarlo tú, yo soy más cercano a Austin ¿Cierto, amigo?-
-Ni lo sueñes, yo lo conozco más tiempo y siempre le ayudo ¿Verdad, Austin?-
Solo uno de ellos podría ser hombre de nuevo y el otro tendría que acostumbrarse a ser una chica más pero la decisión era muy difícil con solo palabras, ya que solo repetían lo mismo una y otra vez, además que el chico realmente no tenía una buena o mala decisión, eligiera a quien fuera el otro se vería atrapado como chica de ahora en adelante.
-¡Ya fue suficiente!¡Quédate quieta, digo, quieto!-
Gritó Aldo con frustración para darle la vuelta a la peliblanca y ponerla sobre uno de los escritorios del aula, mostrándole las bragas rosas que llevaba y el culo a Austin con un ligero rubor y temor reflejados en el rostro. En cuanto a Aldo hizo lo mismo un momento después de preparar a Marco, juntando un pupitre al de la peliblanca para recargarse sobre el y levantar el trasero para exponerlo junto con sus bragas blancas, claramente había más decisión en la rubia pero de igual forma se veía rubor en sus mejillas por la posición que mostraban al único varón del salón.
-¿¡Que haces, Aldo!?-
-¡Solo cállate y elige, escoge por el cuerpo a quien más te guste o menos te guste!¡Como sea quien elijas volverá a ser el de antes y ambos le ayudaremos a adaptarse a su vida de chica a quien se quede con el cuerpo de mujer y sin rencores ¿Les parece?-
Dijo la rubia para que a los pocos momentos la peliblanca agregará.
-Creo que tienes razón...como amigos siempre peleamos y nos ayudamos...así que en cuanto pase esta pelea nos seguiremos ayudando...¿No es así?...elige a quien más te guste...aceptaremos la decisión sea cual sea...-
Ambas chicas tras tomar esa decisión movían más las caderas, sacudían el culo e incluso quitaban la falda, jugaban con sus traseros y la cercanía de su ropa interior, de alguna forma se tenían que hacer destacar para que tuvieran sexo con ellas, un duro precio a pagar pero que estaban dispuestos a hacer con tal de volver a ser hombres.
No obstante, estos solo eran esfuerzos que hacían para seducir a su amigo que tenía total decisión entre ambas hermosas chicas pero que de igual forma era muy difícil, toda la decisión sería plenamente de Austin quien tendría que elegir en base a algún aspecto: mejor cuerpo, que amigo quería más como hombre, a cual de las dos tenía más ganas de cogerse o lo que fuera.
La elección era suya y debía tomarla cuanto antes.
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