Hasta hace una semana yo era un chico igual que cualquier otro, pero sin ninguna especie de explicación desperté en el cuerpo de una chica más o menos de mi misma edad, aún más extraño sabía todo de la vida de esta chica y de igual forma tenía todas sus habilidades de la misma chica o mejor dicho de mi nueva vida.
Viviendo sola y estudiando en la escuela cercana que había de aquí, por las mañanas pasando el día a día con mis amigas hablando de ropa, chismes y algo que todavía me causaba un poco de conflicto, los chicos.
Lo más extraño para mi era usar falda, medias y sostén, sobre todo el sostén era lo más difícil, este cuerpo los usaba con total conocimiento y sin ningún tipo de inconveniente pero lo que quedaba de mi parte masculina lo sentía muy incómodo para cualquier cosa y que muchas veces mi cuerpo atraía las miradas de algunos chicos del instituto, sobre todo en días tan horribles como el de hoy.
Apenas era receso e íbamos para la cafetería unas amigas y yo, cuando comenzó a llover y muy fuerte, los chicos la pasaban bien jugando a cualquier cosa en medio del patio como si nada, yo hubiera hecho lo mismo de no ser que ahora era una chica que debía de lidiar con la ropa que se volvía un tanto transparente mostrando de más mi cuerpo como el del resto de chicas. Las blusas se volvían transparentes dejando ver los sostenes y un poco de los pechos de nosotras las chicas, sin mencionar que hacía mucho más frío con la falda que se pegaba a nuestras piernas o que las gotas de lluvia acumuladas recorrían libremente las piernas.
Todo eso atrajo la atención de muchos chicos que empezaron a molestar, incluso a mi y que como única solución además de gritarles avergonzadas pero molestas de sus tonterías, nos vimos obligadas a salir corriendo a un sitio donde no sintiéramos sus miradas por todo el cuerpo. No había otra respuesta más obvia que los vestidores de chicas, antes hubiera hecho lo que fuera por entrar pero ahora que yo era una más de ellas no sentía nada más que vergüenza por las chicas que elogiaban mi figura mientras yo intento quitarle el exceso de agua a mi ropa para que secará más rápido.
Mientras hacía eso una de mis amigas, Sasha que siempre era muy directa al hablar y de una figura muy modesta se acerco para hablar a la par que hacía lo mismo que yo, arreglar el húmedo desastre que era su ropa.
-Lucy, te ves muy bien pero seguro que la pasas muy mal estos días por los chicos, tú tienes mucho más que mostrar a los chicos que yo así que eres un blanco fácil para disfrutar-
-No ayudas mucho Sasha, suenas como un pervertido cuando hablas así-
-Jejeje, lo siento pero las cosas son así además que esto apenas te comienza-
-¿A que te refieres?-
-A que según las noticias la lluvia durará todo el día y sino mal recuerdo no traes paraguas-
-No...Dime que traes uno extra, por favor-
-Lo siento otra vez, solo tengo el mío y tengo que ir al centro de la ciudad, así que te deseo suerte y que no muestres mucho tu mercancía-
Al decir eso sentí sus manos cerca de mis pechos que de inmediato me hizo enrojecer para quitármelas de encima y regañarle.
-¡Sasha! Te he dicho muchas veces que no hagas eso y yo no haré nada indecente, ya veré como resolverlo-
-Jeje, no te enfades, solo se veloz y cuidadosa-
Mi nueva casa estaba cerca, no era muy lejos pero no habría de otra más que seguir el consejo de Sasha y salir corriendo antes de que muchos chicos pudieran verme así, todavía ni terminaba de secar mi ropa y ya estoy pensando en como huir de esas odiosas miradas de los chicos en un día lluvioso, ciertamente hoy no era un día ventajoso para mi desde que me convertí en chica.
Créditos a quien correspondan. |
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