-¿¡Eh!?¿¡Qué me hiciste!? Por dios... hasta mi voz ha cambiado-
Decía la chica de coletas viéndose delante del espejo por todo su nuevo aspecto mientras la albina de cabello suelto reí con gracia por la situación.
-Te dije que podía hacerlo, soy una hechicera y ese cambio es solo con un pequeño porcentaje de mi poder, quedaste linda ¿No es así-
-¡Yo no quiero ser linda! Regrésame a un chico, por favor-
Nathan que ahora era una linda chica albina y de aspecto menor al de su amiga Jimena, hasta hace poco solo estaba en su casa perdiendo el tiempo con ella, una cosa llevo a otra y la chica confesó tener poderes de hechicera a su amigo, casi nunca los usaba pero sabía un montón de hechizos que podrían dejarlo con la boca abierta. Él no creía en nada de eso, pensaba que se trataba de una broma por su amiga así que Jimena para demostrarle sus poderes dijo que aparecería a una chica en esa habitación.
Con cierta curiosidad, Nathan prestaba atención a lo que hacía su amiga, moviéndose con gracia por el cuarto susurrando unas palabras hasta que terminó su hechizo tocando la frente de su amigo, quien de inmediato fue rodeado de pies a cabeza por una niebla, igual que en las películas de princesas cuando su ropa era cambiada pero ahora todo había cambiado: su altura, su cabello, su pecho, su sexo y demás. Ahora parecía una niña menor que su amiga, cuyo cabello estaba atado en dos coletas, llevando una blusa y una falda que no dejaría ver sus bragas por un short negro que llevaba.
-¿Pero por que? Sería lindo pasar el día contigo como chica, podría peinarte y hacer un montón de cosas-
-Para nada, no quiero quedarme así-
El chico recién transformado se soltó las coletas que por parte del hechizo se volvieron a atar a su cabello para estar como antes.
-¡Ah! No me las puedo quitar ¡Jimena, quiero ser un hombre ya!-
-umm, vale-
Dicho eso la chica solo movió un dedo en dirección de su amigo quien sentiría como su hombría volvía hasta cierto punto y quedando totalmente sonrojado al terminar los cambios.
-Jimena...ya no tengo pechos pero aún siento algo dentro, como papel y aún me veo como una chica...pero tengo lo de un hombre allá abajo y me aprieta por las bragas...-
-Oh...no creí que fuera de ese tamaño, déjame intentarlo-
Una vez más movió su dedo hacia el chico quien aún estaba en una pésima situaciones y muy vergonzosa de comunicar.
-Jimena...ahora está peor ¿¡Me pusiste una tanga!?-
-¿En serio? Creí que eso mejoraría las cosas-
Intentaba simular sorpresa pero su risa la delataba.
-¿¡Como podría ayudarme una de esas con lo que tengo allá abajo!? Es aún más incómodo-
-¡Entonces ya se cuál es el problema!-
Por tercera vez usaría un hechizo que volvería las zonas íntimas de una chica para Nathan.
-De nuevo soy una chica, Jimena-
-Pero apuesto a que la tanga ya no es tan incómoda ¿Verdad? Se honesta Naty, de lo contrario puede que me tome más hechizos para dar con el correcto-
-¿Hablas en serio?-
-Sip, muy en serio así que confiesa, antes de que me equivoqué de hechizo y te haga más femenina o con un atuendo más atrevido, jijiji-
Jimena lo estaba disfrutando bastante, pensando en que no sería tan cruel con su amigo por algo de credulidad pero sí que sería divertido conocer a Naty más a fondo y sus opiniones con su mundo de mujer.
Créditos a quien correspondan. |
Me gusta, aunque podré chivo
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