lunes, 20 de mayo de 2024

Un nuevo entrenamiento

Llevaba algunos meses entrenando a este cuerpo; el cuerpo de una chica muy holgazana del gimnasio, que sin esforzarse demasiado, quería tener el cuerpo de una super modelo o algo mejor; sin ejercitar de forma correcta, con una alimentación cuestionable y quejándose todo el tiempo por no obtener lo que tanto quería sin hacer algo realista para esos resultados.
Cuando ella finalmente entendió que lo que hacía era insuficiente, no tuvo mejor idea que pedirme intercambiar de cuerpos conmigo para que yo entrene su cuerpo y le consiga los resultados que tanto añoraba. Como el hombre que era, no estaba seguro de aceptar su propuesta, volverme mujer al menos por un año no estaba en mis planes. Sin embargo, lo que le faltaba a esta chica en esfuerzo y motivación, lo compensaba de sobra con dinero, por lo que llegamos a un lucrativo acuerdo.
Básicamente íbamos a intercambiar de cuerpos hasta que yo dentro de su cuerpo, logrará el aspecto que tanto ella deseaba, lo que me llevaría aproximadamente 9 meses a 1 año, dependiendo tanto de mi como de su cuerpo. En todo ese tiempo ella tendría mi cuerpo, haría mi día a día con excepción del ejercicio, y ambos volveríamos a nuestros cuerpos cuando tuviera su cuerpo de ensueño, y ella me pagará una buena cantidad de dinero por el trabajo que había hecho.
Los primeros meses en su cuerpo fueron los más complicados, puesto que antes de entrenar al máximo, tenía que acostumbrarme a las nuevas capacidades de este cuerpo para ejercitar, al mismo tiempo que yo me acostumbraba a ser una mujer; correr y sentir que mis pechos rebotaban era incomodo, también era incomodo levantar las barras mientras intentaba que las barras no aplastaran mis pechos todo el tiempo, además dedicar días enteros a solo entrenar los glúteos para hacerlos más grandes me parecía un desperdicio; cuando era hombre solo intentaba mantenerme en buena forma física, volverme una masa de músculos no era mi idea; pero en estos momentos mis ejercicios como hombre y mis metas como chico en el gimnasio son completamente distintas a las metas que tiene está chica de como se quiere ver, condicionando demasiado mi entrenamiento a sus deseos y no a lo que es mejor.
Una vez que los primeros meses pasaron, me sentía más seguro de como cuidar y utilizar este cuerpo, pude mejorar los entrenamientos diarios y con el pasar de las semanas, mi cuerpo poco a poco comenzó a mostrar buenos resultados; lo primero fue quemar grasa y por ende reducir tallas, al mismo tiempo mi resistencia y mi fuerza comenzaban a mejorar, el abdomen se volvía plano y destacaba su cintura, un buen trasero y piernas se hacían notar cada vez más; hasta que después de 6 largos meses, tanto hombres como mujeres del gimnasio, no podían evitar dedicarme alguna mirada de asombro o envidia por el gigantesco cambio que este cuerpo había tenido en tiempo récord. 
Recuerdo que en más de una ocasión, algunas mujeres se acercaban a pedirme consejo ya que "parecía otra persona" en los últimos meses que había asistido al gimnasio. No podía decirles la verdad, y que en serio era otra persona en el cuerpo de está chica, así que solo sonreía al explicar que solamente estaba probando una nueva rutina e intentando ser más constante en mis entrenamientos.
Durante todo este tiempo, yo seguía en contacto con Pamela, la chica dueña de este cuerpo cada vez más trabajado, viendo con alegría los resultados cuando nos reuníamos para hablar o simplemente cuando le enviaba fotos o vídeos de los progresos que conseguía mes con mes. No estaba en nuestro acuerdo inicial, pero Pamela estaba tan contenta por como iba mejorando su cuerpo, que por un coste adicional que no dudaba en pagarme, ella me traía toda clase de ropa de su gusto para que yo la utilice y así pueda presumir su bello cuerpo en todo momento.
Para el momento en que ella me comenzó a pagar por usar la ropa que ella decida, peinarme como ella prefiere y usar las marcas de maquillaje que más disfrutaba, debo admitir que ya me había acostumbrado bastante a vivir como Pamela; usar tops, leggins, ropa deportiva de mujer y toda clase de ajustados leotardos se había vuelto parte de mi rutina para presumir mi excelente cuerpo; usar faldas, vestidos y tangas era mi día a día fuera del gimnasio; cargar con bolsos elegantes, hacerme las uñas o preparar lindos maquillajes no eran cosas incluidas en nuestro acuerdo, pero que en algún momento comencé a disfrutar y eran igual de importantes para mi, que hacer una buena rutina para cuidar de mi cuerpo.
En el momento que acepté el intercambio de cuerpos no lo pensé de esa manera, pero con el pasar del tiempo viviendo como Pamela, supongo que me acostumbre a ser mujer y tener cierta feminidad que nunca imagine, donde una de las pocas cosas ajenas a mi nuevo cuerpo era la intimidad. Nunca me había masturbado ni mucho menos había tenido sexo en el cuerpo de Pamela, en ocasiones ciertos pensamientos perversos aparecían en mi cabeza y me hacían cuestionar mi abstinencia a dichos deseos, pero tan pronto como me daba cuenta de esas ideas, hacía todo lo posible para reprimirlas e ignorarlas, sin imaginar que hacer eso me metería en un problema más adelante.
"El problema" en cuestión fue un tipo nuevo que llegó al gimnasio por una corta temporada; se llamaba Tyler, de casi dos metros de altura, un fisicoculturista y ganador de varias competencias, carismático y bastante guapo, al menos bajo mis nuevos ojos como mujer. Durante mis entrenamientos, Tyler comenzó a usar aparatos cerca de mi, después comenzó a buscar conversación conmigo mientras ejercitábamos y aunque pensé en rechazarlo, solo hablábamos de rutinas de ejercicio o las dietas que llevábamos, cosas totalmente inofensivas al menos hasta que terminé enrollándome con él en su departamento.
No lo recuerdo muy bien, por vergonzoso que sea decirlo, creo que estaba muy caliente como para pensar las cosas con claridad y antes de poder evitarlo, ya me encontraba en su cama siendo destrozada por este sujeto; Tyler ni siquiera espero a que me quitará la ropa, apenas abrió la puerta me llevo en brazos hasta su cama, donde rompió mis leggins y haciendo de lado mi tanga, empezó con la acción.
No pude hacer nada en contra de él, yo estaba realmente necesitada y Tyler lo estaba haciendo excelente, su absurda fuerza la controlaba de maravilla para ser duro sin lastimarme, obligándome a usar toda mi flexibilidad para soportar su peso encima de mi mientras envolvía su cintura con mis piernas, aunque al momento de sus embestidas mi enganche se debilitaba hasta que mis piernas quedaba débiles y sacudiéndose al ritmo de Tyler.
Este chico era asombroso, haciendo todo el trabajo por mi para que yo solo tuviera que gemir, disfrutar y rogar por más, haciendo uso de mis dotes físicos para apenas resistir el ritmo que este apuesto hombre me dictaba para disfrutar del encuentro.
Es tan duro, tan bueno, tan caliente, aun sin tener experiencia propia el cuerpo de esta chica sabe que es lo que está haciendo y los gemidos de placer que escapan de él y de mi, me hacen saber lo bien que está sucediendo esto, brindándome un momento y satisfacción que nunca podré olvidar. Puede que Tyler y su hombría sean muy duros y muy grandes, pero no me arrepiento de tenerlo encima mío en estos momentos, de haber sabido que así es como se siente tener sexo como una mujer, lo hubiera hecho desde hace meses; con este ejercicio hace mucho tiempo que hubiera quemado más calorías y sudado todo lo necesario para alcanzar el cuerpo con el que siempre soñé. Sin problema alguno podría cambiar mi hora diaria de cardio por una de sexo y tener mejores resultados.
Sí, pensándolo bien hace falta un pequeño cambio en mi rutina, un nuevo entrenamiento enfocado en resistencia, cardio y piernas me vendría perfecto, tengo el resto del mes para apoyarme con este genial atleta y una vez que él se vaya de la ciudad a su próxima competencia, yo daré por concluido mi entrenamiento para recuperar mi cuerpo y tener mucho dinero a cambio de dejar a esta chica con el cuerpo de sus sueños, que espero no gane una barriga de 9 meses que arruine su progreso por mi nuevo y divertido entrenamiento dentro de su cuerpo.
Créditos a quien correspondan.

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