miércoles, 22 de mayo de 2024

La capataz

En mi trabajo había de todo lo que pudieras imaginar con respecto a la construcción; electricidad, drenaje, demolición, construcción, soldadura y un sin fin más de actividades donde solo trabajamos hombres musculosos y fornidos desde que tengo memoria. 
Las mujeres también son contratadas pero es raro que una se mantenga mucho tiempo, ya sea por el ambiente mayormente masculino, algunas actitudes del personal, que las actividades a veces eran muy exigentes o que sencillamente tenían una mejor oferta, de estas últimas tanto hombres como mujeres salían a por ellas, dejando un pequeño puñado de hombres que eran leales y felices con su trabajo, entre los cuales estaba yo, que sin miedo a equivocarme puedo decir que era de los mejores en mi oficio desde hace muchos años.
Por esa razón, cuando el último jefe dejó su lugar, me quería dejar su puesto creyendo que estaría en buenas manos. Siendo honesto yo quería rechazar la oferta por no querer tantas responsabilidades pero un compañero del trabajo "decidió" algo por mí. 
Pensó que sería buena idea volverme una frágil e indefensa mujer para no poder cumplir con el trabajo y así él quedarse con el puesto pero había tantas fallas en su plan que solo un milagro lo salvaría, cosa que no ocurrió. 
Todos en el trabajo sabían que había sido él, puesto que se había encargado de decirle a todo el mundo de lo que me hizo como si fuera un genio malévolo, y cuando se trataba de confiar en él o en mí, todo el mundo me apoyo a mi y mi nueva forma de mujer. 
Este problemático compañero también pensó que por ser mujer me iba ir a otro sitio, me deprimiría y dejaría todo para no volverme a ver, algo que fue bastante alejado de la realidad. Simplemente volví a hacer mi trabajo tal como siempre lo hacía y fue cuestión de tiempo para superar mi nivel habitual con este nuevo cuerpo que así como era femenino, también era más joven. 
No puedo negar que los primeros meses fueron complicados porque mi fuerza física había disminuido pero mi rendimiento, mi aguante, resistencia y agilidad eran mejores que cuando fui joven por primera vez en mi cuerpo de hombre; es un poco extraño poder definirlo pero diría que mi espíritu estaba en llamas, mi cuerpo se sentía ardiente y lleno de energía todo el tiempo, por lo que superar mis límites una y otra vez fue bastante sencillo, haciendo que este nuevo cuerpo se moldeará cada vez mejor para mi trabajo en un tiempo récord.
En pocas palabras, el cuerpo de chica que me dio aquel compañero para perjudicar mi vida y mi trabajo, solo me hizo mejorar tanto que termine por superar las capacidades que tenía en mi antiguo cuerpo.
Así fue como me volví la nueva y más fuerte jefa del lugar, también la primera capataz en nuestra pequeña empresa, pudiendo encargarme de trabajos físicos sin problemas al igual que administrativos por todos los años de conocimiento que tenía y que ahora en este cuerpo ni siquiera aparentaba.
Sé muy bien que mi vida, ninguna de las dos, ha sido la más exitosa, pero soy feliz con ellas, trabajo de forma honrada y me reputación tanto como hombre al igual que como mujer me ha dado la confianza de mis compañeros quienes nunca me han tratado diferente por ser mujer. Eso sí, tuve que ponerle límites en algunas cosas que han respetaron, y fue lo mejor para ellos, ya que no dudaría en darles una paliza si hicieran algo indebido conmigo solo por ser mujer.
Y sobre nuestro antiguo compañero problemático no tengo idea de que le paso, por mucho tiempo que estuvo en el trabajo nadie era su amigo, solo lo tolerábamos hasta el día en que me convirtió en mujer, se negó a volverme a la normalidad, perdiendo su empleo como consecuencia. Hay algunos rumores sobre él en el trabajo: dicen que otros empleados cobraron venganza por mi y le dieron una paliza, otros que le pagaron con la misma moneda y lo volvieron una chica, las más normales dicen que después de ser despedido se mudó y buscó otro trabajo; sea lo que sea, no es algo que me quite el sueño por las noches; si yo como la víctima de lo que hizo, sigo mi vida como si nada, habrá pocas personas dispuestas a darle tanta importancia a ese sujeto y todos los problemas que ocasionó.
Lo importantes es que los que seguimos aquí somos como una familia, odio darme el crédito pero desde que me volví la capataz diría que somos más unidos que antes, algo que estoy segura de haber logrado siendo hombre o ahora siendo mujer. De hecho me sorprende más ser la jefa que ser mujer, pero ya que ahora soy tanto jefa como mujer, lo menos que puedo hacer es ser una buena mujer y una mejor jefa que vaya dejar su puesto en las manos correctas cuando sea necesario, esperando que eso sea hasta dentro de muchos años, ya que con este joven cuerpo puedo seguir en mi labor por mucho tiempo. 
Créditos a quien correspondan.

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