domingo, 17 de abril de 2022

Mi preciada hija

Mi nombre es Kanade y soy la madre de un chico llamado Hinata, él es un buen muchacho cuando quiere pero cuando no, suele ser muy problemático conmigo.
Esas actitudes en parte fueron las que me ayudaron a tomar esta decisión, además de que yo siempre me visualice con una hija, no con un niño, incluso cuando estuve embarazada de él hace muchos años los doctores decían que tendría una niña pero al momento de dar a luz, tuve un varón. Menos mal estuve consciente durante el parto, que no imaginó el escandalo que hubiera montado si después de 9 meses diciendo que tendría una niña, despierto y tengo un niño.
Pero eso estaba a punto de cambiar, ya que hace un tiempo paseando por el parque vi como el polen de unas flores convertían a un chico en una hermosa chica que siguió su vida y camino como si nada hubiera pasado por lo que pude ver.
Así que con extremo cuidado arranque unas de esas extrañas flores para hacer pruebas con ellas en busca del mismo resultado que sufrió aquel chico.
No fue nada fácil, un par de veces casi que respiro el polen o en otras parecía que sólo jugaba con ellas porque nunca ocurría nada. Hasta que descubrí por accidente una de muchas formas para manipular sus efectos feminizadores.
Fui capaz de machacar algunas de esas flores, incluso sus semillas y guardar algo de polen que al mezclar con agua caliente pude hacer una pócima parecida a un té con el efecto deseado pero ahora faltaba que mi hijo y futura hija la probarán.
-Hijo, ¿Puedes venir? Es solo un momento-
-¡Voy!-
Grité desde la cocina escuchando su respuesta y como sus pasos se acercaban hacia mí.
-¿Que necesitas?-
-¿Podrías beber esto? Debo asegurarme que sabe bien pero comí una golosina y no siento que esté dulce como debería-
Dije mostrando la jarra con mi pócima, de la cual bebería en una pequeña tacita para no volver extremos sus efectos.
Mi hijo tomó la taza y de un sorbo bebió todo, saboreando un poco antes de hablar y pedir más estirando la mano con su taza. 
-Sabe bien, está muy dulce y a buena temperatura pero ¿De qué es? Sabe un poco a manzanilla pero también a canela...¿O es hierba buena?-
Él ni parecía notarlo pero yo si y es que entre más hablaba su voz más aguda se ponía y no sólo eso, su cabello castaño empezó a crecer hasta formar unas trenzas mientras sus rasgos faciales, cuerpo e incluso su ropa se volvían los de una mujer sin que él se diera cuenta.
No podía creer lo que veía pero me encantaba; sus pantalones poco a poco se convirtieron en una linda falda negra de un vestido al igual que su camiseta blanca se convirtió en la parte superior del vestido y su abrigo de la escuela se volvió una pequeña capa negra con capucha con la que mi hija se veía adorable.
Aunque también debo decir que se ve muy grande, sus caderas resaltaban con la falda que aunque al principio le quedaba holgada ahora se veía muy ajustada, igual sus pechos que habían crecido hasta ser un poco más grandes que los míos, lo cual ya es mucho decir.
-Ops, perdón no se que paso, madre-
Con su cuerpo cambiado por completo al igual que su ropa, mi hija perdió el equilibrio y cayó al suelo antes de poder darle más de la bebida, lo cual era bueno ya que si bebía más no sabía que podía pasar, físicamente había sido un éxito pero si le daba más no quería ni imaginar cuanto más crecería sin mencionar que me falta averiguar como esta su mente.
-No te di sake como para estar borracha, Hina, ten más cuidado ¿Te sientes bien?- 
Estiré mi mano para ayudarla a ponerse de pie otra vez, quitándole su taza en el proceso.
-Sí, sólo algo confundida pero estoy bien ¿Necesitas mi ayuda en algo más?-
-No, solo era eso, muchas gracias-
-No es nada mami, estaré en mi habitación-
Era increíble, ella se fue como si nada hubiera pasado, como si toda su vida hubiera sido una niña, mi hija y eso me encantaba, era muy parecida a mí y al menos en lo que pude observar era mucho más tranquila que cuando chico lo cual me alegraba.
Tiré el resto de la pócima por el lavabo para lavar bien el recipiente y la taza, sería una tragedia que algún residuo quedará y fortaleciera los efectos de las flores en ella o me hiciera lo contrario a mí.
-¿¡Que pasó!?-
La oí gritar mientras corría hacia mí, por un minuto me puse nerviosa pensando que su mente no se había convertido en la de una chica mientras intentaba pensar una excusa para cuando llegará.
-¡Mamá! ¿¡Que le pasó a mi habitación!?-
Preguntó asustada dejándome sin buenas palabras con las cuales responder.
-¿Que?-
-¡Sí! Esta toda fea y desordenada con un montón de ropa de chico y cosas que nunca usaría...no lo entiendo-
-Ah...bueno...es que yo... Te hice una broma-
Respondí intentando sonar creíble aunque muy en el fondo ni yo lo creía, había vuelto en una chica su cuerpo y su mente pero el resto de cosas no así que en verdad estaba en un aprieto del que sólo se me ocurrió una forma de salir.
-Te has portado muy mal y vulgar jovencita, por eso te deje toda la ropa de un chico hasta que aprendas modales. Si te portas como un chico, te trataré y vestirás como chico-
-Pero...yo no...-
Hinata hubiera gritado y respondido como loco pero Hina solo agachó la cabeza temblando y ocultando su rostro con la capucha, estaba al borde de las lágrimas y eso me conmovió de una forma que no conocía.
-Aw, hija no pensé que te lo tomaras tan mal, fue solo una broma para que seas más ordenada ¿Lo prometes?-
Dije abrazándola sintiendo como ella me correspondía.
-No sé que pasó...no creí que tuviera tanto desorden pero lo prometo-
-Bien, creeré en tu así que vamos-
-¿Ir? ¿Donde?-
-De compras, si tu vieja ropa ya no está y no usaras la de chico, lo mejor es sacar toda esa ropa y comprarte mucha más ¿Te gusta?-
-Gracias, gracias, gracias, eres la mejor madre que cualquier hija pueda tener-
Me abrazo con más fuerzas y casi que me cargaba por la cintura al oír lo que dije mientras en mi cabeza pensaba que es lo que haría a partir de ahora. Tener una hija había sido fácil, ahora lo difícil era hacerla encajar en todo lo que ya hay sobre nuestras vidas.
Empezaré por comprarle mucha ropa, después de todo no tiene nada además de lo que lleva puesto y conforme aparezcan más problemas en nuestras vidas, se me estará ocurriendo como ir los resolviendo, lo juro por mi pequeña de que todo saldrá a la perfección.


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