Caminaba con calma por los tranquilos pasillos del monasterio donde desde hace algunos años residía como una monja cualquiera, orando al señor por las mañanas y las noches, mientras las tardes las dedicaba a labores sagradas de la comunidad.
Rara vez recibía alguna visita pero esta vez mi hermana menor, por apenas unos cuantos años, había venido a visitarme sin previo aviso.
-Buena tarde, señorita. Dígame, ¿En qué puedo ayudarle?-
Mi formalidad pareció sorprenderle, por lo que una pequeña risa escapó de mis labios antes de seguir hablando.
-¿Por qué te sorprende? Sabes que padre me envió aquí para aprender modales, y lo he hecho desde la última vez que nos vimos, ¿Hace cuanto fue? Padre no te permite venir a verme así que imagino llegaste sola, ¿Será que lo hiciste en mi antiguo auto? De ser así me alegra mucho saber cuando has crecido y que ya tienes licencia para conducir, o al menos el valor para desobedecer a papá y de intentar llegar aquí por tu cuenta-
Una cara invadida por una dura expresión caía sobre mi, que en contraste de mi hermana, yo seguía en total calma ante su presencia y palabras, que confirmaban mucho de lo que yo creía, o lo desmentían, permitiendo hacer nuevas teorías sobre todo lo que ha pasado durante mis años de encierro.
Estaba a punto de seguir hablando cuando mi hermanita me interrumpió, escuchando con atención sus palabras antes de responder.
-¿Qué qué hago yo aquí? No mucho en realidad, aunque me he acostumbrado, ser monja no es lo más divertido que te imaginas: tengo que ir a misa por las mañanas, suelo tomar roles entre ayudar en la cocina, limpiar o atender el confesionario. Cierto, rara vez ayudó a las hermanas a salir a comprar, puede que por mes salga una o dos veces, en ese aspecto me tienen restringida lo cual fue una audaz decisión de padre para controlarme-
Pensaba que con eso podía saciar la curiosidad de mi hermanita pero no, ella seguía hablando y preguntando con inteligencia, algo que nuevamente me hizo sonreír antes de responder a sus bien medidas palabras.
-¿Qué cuánto dinero ganó? Por favor, es la casa de Dios y todo el dinero se va en mantener este lugar, quienes viven en el y claro, quienes vienen a buscar ayuda, yo pertenezco al segundo tipo. Eso debería responder tu segunda pregunta, no tengo muchas cosas materiales y un teléfono por muy barato que sea, no puedo comprarlo. Sobre amigos o pareja, no tengo nada de eso, no conozco el rostro de la mayoría de personas que van al confesionario y de quienes lo conozco es porque van a misa, fuera de ese selecto grupo de personas religiosas, solo habló con las hermanas, los padres y esporádicas pero mezquinas visitas personales como por ejemplo de padre, aunque verte a ti si que me alegra, hermanita-
Me sentía de lo más confiada y tranquila, dominando libremente mis movimientos como si de un tablero de juego se tratará. No obstante de mis precauciones, una jugada tan sagaz como inesperada había aparecido delante de mí en forma de mi propio teléfono móvil, en posesión de mi hermanita, quien exponía mi red de mentiras ante mí.
-Cielos, ¿Padre no te ha enseñado que tomar cosas que no son tuyas esta mal? A ojos de la iglesia debería confesarte y orar para expiar tus pecados, a ojos de padre, quizás debería darte algunas nalgadas hasta dejar tu trasero rojo. Lamentablemente por mucho que me guste esa opción, terminaré en más problemas yo que tú si te pongo la mano encima. Hermanita, ¿Podrías darme mi teléfono? Prometo que no trataré de irme, y aun si lo hiciera, seguramente tienes una contramedida-
Estire mi mano y tras unos momentos de duda, mi hermana menor entregó el móvil, momento donde no pude contener más mi sonrisa al confesar.
-Dentro de mi mediocre y aburrida vida, tu repentina llegada ha sido de lo más interesante, estoy orgullosa de ti, no tengo alguna duda de que somos hermanas pero temo decirte que yo aun tengo la ventaja-
Ella parecía confundida por mis palabras pero no estaba muy dispuesta a escucharme, presionando para que confesara que significaba esa foto donde claramente yo estaba siendo actos indebidos con una eminencia de caballero.
-¿No te parece que me veo linda? Esa foto la tomé la última vez que me vi con un hermano que busca expiar sus pecados, ¿Cómo lo conocí? Básicamente él vino a confesarse, podría darte detalles pero va contra la privacidad del hermano que me confesó sus pecados. Omitiendo esos detalles privados es bastante claro lo que sucede: él y yo no somos ni novios ni amigos, simplemente nos ayudamos el uno al otro; él puede saciar sus deseos más pecaminosos con un cuerpo puro como el mío y yo recibo su semilla, placer y uno que otro beneficio como ropa, dinero y este teléfono con el cual me comunico con él y el mundo exterior-
Su expresión llena de ira y confusión crecía más y más, mientras me hacia una última pregunta que también le respondí sin ningún tipo de excusa.
-¿En serio preguntas eso, hermanita? Lo hago por el culo para no perder mi virginidad, después de todo, mientras mi intimidad siga intacta seguiré siendo tan pura como cualquier otra. Que las apariencias no te engañen, muchas de esas monjas que usan esta anticuada ropa igual que yo, también buscan y dan placer por otros medios, te sorprendería saber todo lo que he aprendido de ellas más allá de la religión-
Sí, su cara seguía igual o peor que antes pero ya que había bajado la guardia al darle tantos movimientos, mi emboscada estaba lista, comenzando de inmediato al impedirle seguir haciendo preguntas.
-Ya lo sé, entiendo que tienes muchas dudas y preguntas pero eres muy inteligente, ¿Por qué no lo averiguas por tu cuenta? Después de todo a eso viniste. ¿Qué como estoy tan segura? Bueno, padre no sabe nada así que de su parte no estas, nunca lo has estado pero a diferencia de mi, fuiste mucho mas obediente, esperaste el momento oportuno pero no has venido a ayudarme, tenías mera curiosidad que sáciates hurgando en mis pertenencias, pero la curiosidad ha matado al gato y con lo que encontraste, ahora sí que has venido directo a mi. Sin embargo, no buscas chantajearme o delatarme, ambas cosas ya las hubieras hecho. Lo que tú buscas es respuestas y algo de diversión, y ambas cosas puedes obtenerlas por tu cuenta. Si yo encerrada aquí he podido hacer todo esto, tú con toda la libertad que tienes, ¿Qué no podrás hacer? Puedes volver a casa, ser independiente, ayudarme a salir de aquí o resolver porque estoy haciendo lo que hago con ese hermano. Tienes tanta libertad que hasta la envidio un poco, pero no lo necesario como para dejar esta vida-
Al juzgar por su expresión mientras hablo, cada una de mis palabras era cierta, mis teorías eran hechos que no podía ocultar ni negar mi hermana menor, puede que lo intentará con sus palabras pero su rostro y mi experiencia me dicen la verdad, una que terminaría de reforzar con el final de mi discurso, producto de las palabras de mi hermana.
-¿Por qué no dejaría esta vida? Además de lo evidente de que padre se daría cuenta y nos buscaría a ambas, por que sin tu ayuda no podría salir. He aprendido a disfrutarla. Es gracioso, es como vivir una doble vida ya que mientras a ojos de todo el monasterio soy una monja modelo, el hermano y yo hacemos de todo...De hecho, es como vivir una triple vida porque ambas sabemos que antes de ser una monja, yo era un chico, un chico que castigado por su padre terminó aquí y que desde entonces no ha dejado de seguir cambiando. Tú eres el único que sabe la verdad, y también sabes lo que se siente pasar por mi situación, después de todo no debo decir lo evidente, ¿Verdad?-
Una vez más, aquel juego que dominaba por completo y que mi hermanita pensó ganar, había cambiado su rumbo a un jaque mate perfecto del cual poco o nada podía hacer, más allá de movimientos previstos por mi parte.
-Entonces, ahora tu respóndeme, ¿Qué es lo que harás?: ¿Quieres averiguar más de mí doble vida? ¿Quieres que te pase el número del hermano? No he estado con otros hombres pero sin duda él es uno muy bueno, también puedes volver a casa y delatarme, irte y ser libre o mucho más pero temo decirte que yo de aquí no me muevo. Soy, algo así como feliz con esta vida pero tú tienes un mundo por explorar hermanita, y hagas lo que hagas, tu hermana mayor estará aquí para apoyarte. Que Dios te bendiga con la respuesta que buscas, o aun mejor que Dios, encuentra la respuesta tú. La mía ya la tengo, y espero que cuando tengas tu respuesta, sea le mejor-
Créditos a quien correspondan. |
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