-Ara~¿Qué ocurrió? ¿Por qué sigo de esta forma?-
Me preguntaba al despertar sola en el futón, buscando la respuesta a mi propia pregunta.
-Puede ser que la pregunta esté de más, después de todo creo saber porque sigo de esta forma tan madura-
Mi sueño puede que fuera algo estúpido pero aún siendo un joven de 17 años, me preguntaba como era la vida de una madura ama de casa, quien solo vive para su marido, sus hijos y tener limpia la casa.
Con eso en mente, compré un enorme espejo de una tienda de magia atendida por una pelirroja y una pelinegra, ellas me dijeron que aquel espejo mostraba lo que más quería; si el reflejo es igual a mi, significa que ya tengo lo que más deseo. Sin embargo, en caso de que sea diferente el reflejo, puedo cruzar el espejo como si de una puerta se tratará, convirtiéndome en la persona o cosa que se vea en el reflejo para así tener lo que tanto deseo.
Siguiendo las instrucciones con lujo de detalle, compre el espejo y lo lleve hasta mi casa, donde mi propio cuerpo no se veía en el reflejo, en el espejo solo se veía una hermosa mujer madura, la cual era mi deseo, cruzando el espejo para alcanzarlo antes de pensar en algo más.
Entonces mi altura cambió por una mucho menor, con un largo cabello que cubría toda mi espalda, un trasero y piernas enormes, junto con un par de pechos tan grandes que me hacían imposible mirar el suelo, todo bien oculto y resaltado gracias al bello kimono que utilizaba.
Todavía no terminaba de asimilar mi cuerpo nuevo cuando un hombre mucho más alto que yo, de cabello negro con algunas canas y un traje negro me abrazo por las caderas para besarme en los labios. Me dijo que me veía hermosa y que nos veíamos en la noche para cenar y dormir juntos, yo acababa de conocer a mi nuevo marido que para mi sorpresa me beso una vez más antes de irse a trabajar muy temprano por la mañana.
Por un momento me sentí bastante querida lo cual fue raro pero que intente no pensar demasiado para explorar más mi nuevo cuerpo, persona y vida lo antes posible.
Averigüe por mí diario personal muchas cosas interesantes: mi nombre es Yori Hana, tengo 47 años lo cual me cuesta creer por lo joven y bien conservada que me veo, llevo casada 25 años con mi esposo Kazuma quien desde que me hizo su esposa me dijo que nunca haría falta que tuviera que trabajar, por lo que dedique mi vida a las labores del hogar y a críar a mis hijos. Tengo un hijo de 20 años, una hija de 17 años y una aun más pequeña de 12 años, ellos han sido mi orgullo y alegría desde que nacieron, y desde que nacieron me he encargado de darles lo mejor día con día.
Por ello tengo muchas tareas, las cuales por mi fortuna están registrada en mi diario:
A las 5 de la mañana despierto para hacer el desayuno de mi marido y desearle un buen día, después a las 05:30 empiezo a hacer el desayuno de mi hijo más grande Hisao quién va a una escuela bastante lejana, también me aseguro de que no se quede dormido ya que suele trasnochar por estudiar. Luego de eso tengo que darme prisa para darme una ducha y vestirme de forma apropiada, y más tardar a las 06:20 revisar que mis niñas Hanaki y Hanako ya estén despiertas, en ocasiones Hanako la más pequeña se queda dormida y debo de ayudarla a vestir y peinar para llegar a tiempo a sus clases. El almuerzo para ellas debe estar listo antes de las 06:40 de la mañana para que mi Hanaki, la hija de en medio, vaya a clases, y yo camine unas calles con Hanako para que ella se vaya a la escuela y yo pase al supermercado por lo que haga falta en el hogar.
Cerca de las 08:30 de la mañana estoy regresando a casa con lo que compré: jabón, shampoo, comida o lo que me hayan pedido comprar mi familia.
Una vez en casa puedo empezar a limpiar o lavar la ropa, preferiblemente lavar la ropa a mano y tenderla en el patio para que pueda secarse más rápidamente si hace un buen clima.
Lavar suele tomarme un par de horas, aproximadamente a las 11 de la mañana estoy terminado con la ropa sucia de toda la familia para poder limpiar con lujo de detalle la casa durante el próximo par de horas.
Cuando me doy cuenta ya es la 1 de la tarde, y poco a poco mi familia empezará a llegar para poder comer. Después de tantos años la comida se volvió mi especialidad y hago lo necesario para comer todos juntos, exceptuando a mi marido.
La comida está lista poco después de las 2 de la tarde, momento donde mi hija más pequeña regresa con su hermana, ambas me cuentan como estuvo su día mientras llega su hermano, unos 20 minutos más tarde, así finalmente podemos comer todos juntos.
Mis hijos dan las gracias por su comida y empiezan a hacer sus propios asuntos como salir, estudiar o jugar mientras yo me encargo de lavar los trastes de la comida.
Lo siguiente en mi agenda es recoger la ropa seca y planchar lo que se deba que es casi todo como los uniformes, camisetas o vestidos, también si algo de la ropa perdió un botón o tiene una rasgadura, me encargo de cocer para que se vea como nuevo y llevar la ropa a su cajón o gancho correspondiente en cada habitación.
Antes de darme cuenta ya son las 5 pm, momento donde puedo descansar cerca de una hora ya que mi esposo llega a cenar cerca de las 7 de la noche, haciendo que empieza a cocinar la cena para todos poco después de las 6 de la tarde.
Cuando él llega debo de atenderlo, lo espero en la puerta de la casa y le doy la bienvenida como toda buena esposa japonesa, momento donde él me da un beso en la frente y uno más en los labios junto a una cálida sonrisa al anunciar que esta en casa. Yo sujeto su brazo para caminar juntos hasta la cocina, llamando al resto de la familia para cenar juntos y hablar, terminando de comer y lavar los trastes poco después de las 8 de la noche, momento donde mi jornada diaria puede terminar en caso de no tener ningún pendiente.
Por lo regular, y si mis hijos tiene tiempo, Hanako quiere que juguemos algo en familia como videojuegos o algún juego de mesa lo cual nos lleva un rato pero que al terminar, la pequeña puede seguir jugando por su cuenta o irse a acostar, mientras sus hermanos también van a sus cuartos a estudiar o practicar algo.
Son cerca de las 21:30 cuando mi marido entra a bañarse y yo lo espero para poder estar juntos, hablar un poco, abrazarnos, ver una película o algún programa y finalmente dormir a más tardar las 23:00 abrazándolo o él a mi, para repetir la rutina al día siguiente.
En retrospectiva mi día es agotador, mucho más duro de lo que esperaba y he cometido muchos errores debido a mi inexperiencia en la vida de Yori; mi comida fue un poco sencilla por las prisas, saber dónde tenía que ir y hablar de cosas que no conocía también era complicado, por no decir que estoy tan ocupada por la mañana que olvidé desayunar y la vergüenza de confundir mi ropa interior con la de mi hija tampoco ayudó.
Tuve muchos errores en mi primer día, sin embargo casi nadie lo notó, ni vecinos ni mi esposo, incluso un par de mis hijos pero la pequeña y adorable Hanako me abrazo un par de veces preguntándome si estaba bien, algo que enterneció mi corazón como pocas cosas en la vida.
Su sonrisa y preocupación por "mamá" me hizo quedarme un día más, y luego otro, y luego otro, y uno más donde fui mejorando con cada día, descubriendo algo sumamente especial.
Después de vivir como mamá y ama de casa por 2 semanas me di cuenta que es un trabajo que toda persona puede hacer, siendo bien honesta la mayoría son tareas tardadas pero sencillas, lo difícil no es hacer las tareas del hogar, lo difícil es tener la constancia y cariño suficiente como para hacerlo cada día, ahí es donde muchas personas pueden fallar.
Es verdad que yo no tengo un salario y que si necesito algo debo pedirlo a mi esposo pero eso no tiene comparaciones con lo que puedo conseguir en mi hogar con mi familia: las sonrisas cálidas de mi hijo al ayudarle a remendar su ropa, las charlas intimas con mi hija mayor después de la comida mientras lavo los trastes, los incontables abrazos de Hanako quien siempre que puede me toma de la mano para que juegue con ella o me pide ayuda para lo que sea, y por las noches mi esposo que me trata con tanto cariño y agradece por darle una familia tan maravillosa. Sin duda todas esas cosas "tan casuales" son mis más grandes tesoros, algo que me hacen sentir querida y que demuestran como el arduo trabajo de una madre o un ama de casa se puede ver recompensado con algo más difícil de obtener que el dinero, se recompensa con verdadero cariño y agradecimiento.
Por esa misma razón una vez que obtuve mi respuesta de lo que se sentía ser ama de casa, pensé en regresar a mi cuerpo y anterior vida, era una decisión especialmente dura porque nunca pensé encariñarme tanto con esta situación, y que Hanako dijera que algún día quería ser una madre asombrosa como yo hizo dudar a mi corazón. Sin embargo, mientras mi esposo se bañaba traté de regresar.
En mi habitación de casada había un enorme espejo, según las chicas que me vendieron el espejo cuando era chico, bastaba con usar un espejo cualquiera para repetir el proceso, mostrarme lo que más quería y una vez viera mi reflejo podría cruzar el espejo para volver a mi cuerpo.
Seguí las instrucciones al pie de la letra, no tengo duda de que el procedimiento fue el correcto, hasta recuerdo la sensación de cruzar el espejo como si de una puerta se tratará pero al darme cuenta seguía aquí, como Yoko Hana, la ama de casa perfecta.
-Entonces el espejo tiene razón, este sigue siendo mi sueño. Así es como me veo-
Me dije sin poder evitar reír un poco, después de todo entendía lo que pasaba. El espejo solo funciona con lo que más deseas, y por mucho que intentes cambiarlo, solo funciona con ello. En otras palabras, el espejo y yo, sabemos muy bien que seguir la vida de Yoko Hana es mi mayor anhelo en este mundo.
Quiero seguir siendo una mujer madura y hermosa, quiero segur usando sus preciosos Yukatas y peinando su cabello, quiero ver como todos mis hijos se gradúan, quiero seguir abrazando a Hanako y jugando con ella a todo lo que quiera, quiero ver que se convierta en una excelente mujer, quiero ser feliz con mi amado esposo y sobre todo, quiero....
-Hana, querida, ¿Con quien...¿Yoko? ¿Qué estas haciendo?-
Preguntaba sorprendido mi esposo al verme sobre el futón con mi Yukata abierto y sin ropa interior, mostrando mis grandes pechos para él y ocultando mi intimidad suavemente por la oscuridad de la habitación.
-Es poco vergonzoso pedirlo, amor pero ¿Podríamos tener otro bebé?-
Puede que mi pregunta fuera bastante directa e inesperada pero si me iba a quedar como Hana, había 2 cosas que me faltaban experimentar: el embarazo y el proceso de quedar embarazada, o sea el sexo con mi amado esposo.
-Hana, ¿Éstas segura de lo que dices?-
-Por supuesto, te amo y desde hace tiempo no lo hacemos, sé que una buena esposa no debería decirlo así pero, estoy un poco frustrada, ¿Sabes? Además, Hanako ya no es tan pequeña, en poco tiempo va estar tan separada de mí que me sentiré tan sola, además tú siempre quisiste tener otro varón, ¿No? Podemos intentar tener otro bebé, un apuesto chico o una hermosa chica, ¿Te imaginas que fueran gemelos?-
Mi sonrisa era pícara, bastante seductora para mi marido quien todavía parecía sorprendido de mi propuesta pero que sabía cómo hacerlo actuar.
Empecé a cerrar mi Yukata y a recoger mi cabello, entrando al futón mientras hablaba, dándole a entender que se olvidara de eso.
-Lo siento, no debí comportarme así. Apuesto a que estas muy cansado y mañana tienes que levantarte temprano para trabajar, además una vieja mujer como yo no debe ser nada atractiva para-
-Nunca vuelvas a decirme eso-
De inmediato me sonroje al sentir como me besaba, ya lo había hecho un par de ocasiones pero esta vez, había una llama intensa, una pasión que me hizo temblar desde los pies a la cabeza.
Antes de darme cuenta, Kazuma me había dado la vuelta, besándome con gran pasión y volviendo a abrir mi Yukata, una actitud tan fuerte y dominante que no me había dejado conocer hasta ahora, al igual que a su vigoroso amigo que ya empezaba a sobresalir por encima de la toalla; nunca lo he visto directamente pero todo parecía ser que hoy sería la primera vez tal como quería.
El beso duró varios segundos, conmigo restregando mis pechos a su cuerpo y él acariciando mi intimidad femenina cada vez más húmeda.
-Hana, no vuelvas a decir eso. Sin importar el tiempo que pase, sin importar nada, tú siempre serás la mujer más hermosa que pueda existir para mí, y la mejor esposa que cualquiera desearía tener, ¿Quedó claro?
-S-sí, lo siento Kazuma-
Aquella fuerte afirmación de mi esposo me hizo ponerme un poco sería y avergonzada, parecía otra de sus formas de mostrarme su amor, y aunque fuera para seducirlo, se tomó bastante en serio la respuesta sobre cuanto me ama y que siempre estará conmigo sin importara edad.
-Solo espera un poco más, ¿Si? Escucha-
No me había dado cuenta por estar tan concentrada en mis pensamientos pero Hisao estaba jugando con su consola, lo sabía por los gritos que hacía a la nada, y Hanako parecía estar cantando en su cuarto, dejándome la interrogante de si ya estaba dormida o que estaba haciendo Hanaki.
-Los chicos siguen despiertos, en especial Hanako, sabes bien lo que ella hace-
No pude evitar recordar como más de una noche de repente entraba sin tocar, a veces nos despertaba o nos veía viendo una película, pero por muy niña grande que fuera, sin dudar no quería que conociera eso de sus padres en estos momentos, nunca mejor dicho.
-Ah...es una lastima, apenas son las 22:15, supongo que será otro día-
De nueva cuenta empezaba a vestirme para ir a dormir, frustrada de no poder tener intimidad con mi marido a causa de que mis hijos seguían despiertos, no pude oculta un suspiro que fue seguido de uno mayor al sentir como mi querido Kazuma de nuevo abría mi Yukata para besar un poco mis pechos.
-Nunca dije que no lo haríamos-
-P-pero, no creo poder ser discreta esta noche, te deseo un montón-
Dije como advertencia pues me daba un poco de miedo que nos fueran a descubrir, sin embargo, mi amado siguió acariciando mis pechos hasta dejar mis pezones duros y de repente levantarse.
-Por eso te dije que esperes un poco más, cielo. Apagare el Internet, así Hisao no podrá jugar y se irá a dormir y a Hanako simplemente la mandaré a la cama, yo hablaré con el jefe, pediré un día libre para mañana porque si empezamos por la noche, estoy seguro que ninguno se va levantar temprano por la mañana-
Mi sonrisa fue inevitable, en poco tiempo mi marido ya había planeado todo, apuesto a que también estaba un poco insatisfecho desde hace tiempo, tengo la certeza de que no habían hecho nada desde hace un par de meses hasta hoy, dentro de muy poco.
-Eso tenlo por seguro, no te dejaré ir hasta darle un hermanito a Hanako-
Diría sonriendo e invitando una vez más a mi marido a acercarse, quien solo me dio un beso más antes de ponerse un poco de ropa para salir del cuarto a mandar a dormir a los niños y así divertirnos nosotros intentando tener otro niño.
-Sí es niño se llamara Hayato-
Diría Kazuma, usando para variar, las primeras letras de mi nombre.
-Y si es niña se llamara Kana-
Él sonrió al darse cuenta del por qué de mi propuesta, pagando con la misma linda moneda.
-Tienes muchas cosas que hacer como ama de casa, Hana, ¿Éstas segura de querer otro hijo? ¿Tendrás tiempo para todo?-
-Cariño, no te preocupes, yo tengo tiempo para todo, en especial si es para mi familia. Ahora date prisa-
Lanzando un beso al aire dedicado a él, mi esposo salió corriendo de la habitación para llevar a cabo su plan mientras yo trataba de soportar el calor de mi cuerpo, viendo por un breve momento el espejo y dándome cuenta que en algunos meses, mi deseo estaría finalmente completo; ya que en mi nuevo reflejo no salía mi antiguo cuerpo masculino, me veía a mi misma como una Hana felizmente embaraza con una hermosa familia.
Mi deseo ya esta en proceso, es cuestión de tiempo para volverlo una realidad.
Créditos a quien correspondan. |
Excelente
ResponderBorrarGracias por comentar, anónimo. Me alegra que le guste.
Borrar-Nero.