viernes, 22 de diciembre de 2023

Buenas hermanas

Sofia, una madre de dos chicos problemáticos ya estaba completamente cansada de ellos; por todo peleaban, se gritaban y hacían desastre pero lo que más molestaba a la mujer era que cuando ella intentaba intervenir ninguno de sus hijos le hacía caso o cuando mucho la apartaban para que pudieran seguir discutiendo entre ellos.
Cansada de esa conducta, Sofía encontró un antiguo libro de hechizos capaz de cambiar la actitud o personalidad de quien fuera encantado y ella como una total creyente de la magia y cosas sobre naturales espero que el hechizo fuera real.
Al día siguiente ella despertó por un par de gritos femeninos, seguido de que las dueñas de esas voces empezarán a culparse de como habían terminado con esa apariencia. Al verlo no podía creerlo, sus dos hijos jóvenes eran bellas mujeres, aunque con muchos hábitos de hombre todavía pero no estaba tan mal, al menos por fuera eran hermosas señoritas.
-Así que a eso se refería el hechizo, me hubiera gustado que los volviera más tranquilos pero con algo se empieza ¿Verdad?-
Decía Sofia ante los ojos de incredulidad de sus hijos, siendo Flavio, el mayor de estos el primero en hablar y que paso de ser un joven alto y castaño a una rubia teñida que seguía siendo un poco alta para el promedio.
-¿Hechizo?¿Tú hiciste esto mamá?¿¡Por qué rayos lo hiciste!?-
-¡Regrésanos a la normalidad!¡Al menos a mí! No me quiero quedar como una chica-
Gritaba como suplicas David, el hermano menor que paso de ser un chico robusto por hacer ejercicio a una chica con cabello corto, baja estatura y de aspecto más frágil en comparación de su hermana que se veía un poco más atrevida por el toque maduro que daba la ligera diferencia de edad.
-Lo hice para que se llevaran bien, tal vez no era lo que esperaba pero ahora tengo una idea, a menos que ambos aprendan a comportarse como buenos hermanos...o mejor dicho, buenas hermanas, ninguno de los dos volverá a ser chico.-
La madre salió del cuarto de sus hijos y regresó a los pocos segundos con unos cuantos sostenes, bragas, faldas, vestidos y tacones, dejando todo sobre sus camas.
-No discutan conmigo ni entre ustedes, ahí está su ropa, a simple vista elegí cosas que espero sean de sus tallas que tenía guardadas, vístanse bien por favor, ayúdense y en un rato vengo, prepararé el desayuno-
Dicho eso salió sin siquiera verlas, no podría parecer imponente si veía a sus hijos buscando como ponerse esa ropa así que mejor los dejaría un rato a solas.
Después de un rato, Sofia terminó el desayuno por lo que pensaba subir con sus hijas para ver como iban, quedando sorprendida al oír risas en vez de gritos y que tras abrir la puerta lentamente vio algo diferente a lo usual. 
En vez de ver a sus hijos pelear, ahí estaban las dos chicas, con hermosos vestidos abrazándose y tomándose fotos frente a un espejo, espejo que les hizo notar la presencia de su madre y cambiando por completo su comportamiento.
-Veo que se divertían-
Comento alegremente la madre, viendo como David dentro del hermoso vestido azul, desviaba la mirada y tomaba una postura digna de dama sin darse cuenta antes de responder.
-Para nada, ni siquiera queríamos, solo sucedió, seguramente es cosa de tu hechizo-
-Cierto, si algo termina mal tú serás la culpable por hacernos esto, mamá-
Añadió Flavio, disimulando con su celular para que a los pocos segundos volviera a poner la cámara para tomarse sutiles fotos.
-Vale, vale, les creo señoritas pero ya bajen a comer que tenemos un día muy largo y claro, sigue en pie que deben comportarse bien para que los vuelva a la normalidad cuanto antes, de lo contrario yo no tengo problema en dejarlas como mis hijas, después de todo ambas parecen disfrutarlo-
Hace mucho que no se apoyaban, aunque fuera de una forma rara, le daba gusto ver que ese cambio los estaba volviendo más unidos. Pensaba quitarlo al terminar el día pero quizás pueda durar unos más, salir de comprar, al cine u otras cosas que siempre quiso hacer en caso de tener hijas, y si ellas no quieren quedarse así para siempre más valdría portarse bien y pasar un buen rato con su madre en una noche de chicas.
Créditos a quien correspondan.

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