sábado, 13 de enero de 2024

Lorena

Desde hace varias semanas, comencé a salir con una chica increíble llamada Lorena, ¡ella lo tiene todo! Creo que es la mujer de mi vida porque simplemente parece que esta hecha a todos mis gustos: cabello castaño atado en trenzas, con un lindo rostro lleno de pecas, grandes pechos, buenas caderas, un trasero envidiable, siempre cocina para mi, hacemos lo que yo quiero, puedo decirle como se debe vestir, ella nunca se enfada y siempre obedece, tal como una mujer debe hacer, y tras algunas cuantas citas, la hice mi novia.
No me sorprendería casarme con ella y tener un montón de bebés, es solo que, tenemos un problema pendiente por resolver que hasta hace poco ella me reveló.
-¿Y entonces? ¿Al fin soy suficiente mujer para ti?-
Me preguntaba de forma burlona y descarada mi novia, cortando con la emoción de un momento bastante íntimo en pareja, y a pesar de que yo estoy arriba de ella, que ella me haga esa pregunta en este momento, es un formidable intento de mostrarse superior.
-Ya cállate, ¿quieres? Hablemos después de eso-
Dije para apaciguarla, moviendo mis caderas más rápido y duro dentro de ella para hacerla estremecer. Sin embargo, no logrando hacer qué cambie de objetivo.
-¿Quieres que hablemos de si soy mujer antes, durante o después de que te termines dentro de mi?-
Una vez más, su burlona pregunta hasta me resultaba humillante, pues por mucho que lo odie, esta seudo mujer sigue haciendo un lío en mi cabeza cada que tocamos estos temas.
Lorena no siempre fue Lorena, antes era Leo, mi amigo de la infancia con quien crecí hasta los 16 años.
Leo era más bajo que yo, también más tímido pero era muy leal y con un gran sentido del humor.
Nos distanciamos en nuestra adolescencia, porque él se me confesó, lo cual de inmediato rechace porque yo no era gay.
Tal vez mi forma de crecer fue algo vieja para el mundo de hoy en día, pero mi padre me enseñó qué sólo había dos géneros, y que un hombre solo puede estar con mujeres, casándose con una para que le de hijos y cumpla su función de ama de casa, así como el hombre debe ser el proveedor del hogar.
Nuestras formas de pensar eran muy diferentes y terminamos por distanciarnos cuando se mudó de ciudad dejándolo solo como un lejano recuerdo para mi.
Hoy día, a la universidad llegó Lorena, y de inmediato tuvimos una conexión.
Yo pensaba que era mi alma gemela, ese amor a primera vista que solo se ve en los libros o películas, porque una mujer tan perfecta y hecha a la medida no podía ser real.
Desafortunadamente, no era real, al menos no del todo.
Cuando le pedí a Lorena ser mi novia, ella me confesó su pasado y que ella en realidad es Leo quien regresó a la ciudad con su nuevo y femenino cuerpo con el cual se propuso tener una relación conmigo tal como siempre deseo, y ya que lo rechace por ser un chico, ahora que es mujer, yo no debería tener problemas en tener una relación con ella.
Esa noticia fue el shock más grande que he tenido en toda mi vida. Y sinceramente, todavía no tengo una respuesta clara, sigo saliendo con Lorena pero nuestra relación pende de un hilo ante mi crisis existencial qué ella no está dudando en presionar más y más.
-En serio, nena, ¿No podrías callarte por esta vez?-
Preguntaba entre jadeos y suspiros, pues el momento íntimo qué tanto construyó Lorena, ahora lo hacía añicos al sacar el tema de su identidad y como me hace sentir al respecto.
-¿Entonces soy tu nena o soy tu amigo? Me tienes bastante confundida, corazón, ¿O debería llamarte "bro"?-
Sus risas burlonas rompían por completo el momento, del cual cada vez había menos placer y más dudas existenciales sobre la decisión que debo de tomar.
-Esta bien, supongo que en serio te estoy presionando pero solo te diré un par de cosas más: no dudes de que te amo, te amo tanto que me convertí en una chica solo para ti, y eso que tienes dentro de mi, esta en un lugar que solo una chica tiene y del cual podría tener los bebes qué siempre has querido, podríamos ser la familia que siempre has soñado, y todo si tú me aceptas tal como soy, no como Leo que alguna vez fue tu amigo, sino como Lorena qué está perdidamente enamorada del hombre de sus sueños-
Con esas profundas palabras dichas, Lorena me sonrió y guiñó un ojo, soltando ruidos llenos de placer y dejando que me concentre en lo que estamos haciendo, una muestra genuina de amor y deseo que ambos sentimos, y que tal vez me puedan ayudar los suficiente para reconocer a Lorena, como toda la grandiosa mujer que es y no solo recordarla como la persona que fue antes de regresar a la ciudad y a mi vida, en la cual muy pronto debo decidir, si quiero y puedo dejar que Lorena siga formando parte.
Créditos a quien correspondan.

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