lunes, 29 de enero de 2024

La niñera privada

-D-debe d-de estarme jodiendo...e-es imposible que..uggh...que de verdad lo haya hecho-
Me decía a mi misma, tratando de soportar todo el caos que se hacía en mi estómago, sin poder ponerme de pie, de moverme, ni mucho menos salir de la cuna donde esa mujer me había metido como parte de mi infantil castigo.
Mi nombre es Beatriz, aunque desde hoy en adelante parece que me dirán "la pequeña Bety". Siempre me había gustado causarle problemas a mi mamá, todo el tiempo estaba metida en algo solo para fastidiarla y cuando ella me regañaba solo me burlaba de que no podía controlarme; solía advertirme que de seguir así me contrataría una niñera para que cuidara y se hiciera cargo de mi, cosa que solo despertaba más burlas de mi parte porque ya no tenía 2 o 3 años para que alguien cuidara de mi, con mis 23 años era bastante capaz de hacer y no hacer lo que yo quisiera sin importar lo demás.
Un buen día una de mis bromas cruzó la línea, varias líneas en realidad y tras tantas amenazas vacías, mi madre cumplió con su palabra.
Ella entró a mi habitación y me presentó a Corey, mi nueva y personal niñera, algo que me hizo gracia pues mi madre en serio pensó que una niñera podía detenerme, lo cual para mí pesar sí que tuvo la razón.
Mamá empezó a sacar cosas de mi habitación, de todo: ropa, vestidos, maquillaje, televisión y mucho más. Obviamente trate de detenerla pero fue en ese momento que conocí el potencial de Corey; la mujer a pesar de vestir un uniforme de maestra de preescolar, resultó ser mucho más fuerte que yo, y al ser también más alta que yo, fue la primera que en mucho tiempo me pudo detener.
-Tu mamá me contrató para que te cuide, enseñe modales y te haga una persona responsable, de ti dependerá cuánto tiempo me quede contigo, pequeña Bety-
Dijo la mujer con un tono suave y cariñoso que contrastaba con la fuerza que tenía para impedir que me fuera o me la quitara de encima, haciéndome sentir pequeña e impotente por primera vez en mi vida.
-¡Jodete! ¡Mamá, has algo! Al menos deja mis cosas en su lugar-
Pesé a mis palabras mamá ni siquiera volteo a verme y seguía sacando todas mis cosas de la habitación mientras que Corey suspiraba para volver a hablar.
-Entiendo, supongo que seré un poco ruda, empecemos con tu primer castigo-
Con eso dicho la mujer de largo cabello se sentó al borde de mi cama y posteriormente me puso sobre sus rodillas; sentí mis pantalones bajar seguido de mi tanga para que Corey pudiera azotar mi trasero con su fuerte mano de forma directa y por más de una hora.
Yo me sacudía, gritaba, incluso pateaba pero todo era inútil, no podía quitarme a la mujer que me castigaba y que después de media hora continúa azotando mi trasero, finalmente me rendí y comencé a llorar, cosa que no detuvo el castigo de esta mujer.
-La. Pequeña Bety ya está llorando, me parece que no es tan fuerte y mala como ella pensaba-
Dijo con un tono alegre como si todo fuera una broma, aunque por mucho que me doliera de admitir la niñera tenía algo de razón, y con todo lo mala que siempre había sido, al primer castigo ya estaba llorando como una cría cualquiera.
-¿Vas a ser una niña buena o prefieres que te siga azotando con un peine de madera?-
Me pregunto, a lo que con vergüenza y limpiando las lágrimas de mi cara, le respondí.
-Voy a ser una niña buena-
Con eso dicho, Corey me subió la tanga y pantalón para ponerme de pie y con una toallita húmeda que sacó de su delantal para limpiar mis lágrimas y también todo el maquillaje de mi cara que ya era un desastre.
Intenté quitarme su mano de la cara, tomar su mano con mi mano para que me dejara tranquila pero Corey siguió limpiando mi maquillaje y solo cuando terminó, tomó mi mano para quitarle todo el esmalte de uñas, repitiendo el proceso con mi otra mano.
-Bien, mi pequeña Bety, discúlpate con mamá y dale toda la ropa que llevas puestas-
-Quieres que...-
-Así es, desnúdate y dale todo a tu mamá, junto con una disculpa sincera-
Estaba tan concentrada en mi castigo que ni siquiera me di cuenta de cuando mamá se quedó en la puerta viendo todo lo que provocó, si ella no hubiera contratado una niñera, nunca habría tenido que recibir esta humillación.
En un pequeño momento de valentía e idiotez, rápidamente me quité mi blusa, mi pantalón, el sostén y las bragas hasta quedar desnuda por completo. Junte toda mi ropa hasta hacer una bola la cual le arroje a mamá para decir.
-Esto no se va quedar así-
-En eso tienes razón, pequeña Bety, tu mala conducta amerita otro castigo. Señora, ¿Podría traer esas cosas?-
Antes de que pudiera amenazar por completo a mi mamá, la niñera intervino, sujetándome de los hombros para hacerme retroceder y que mamá pudiera meter algo a la habitación.
-Pensé que después del primer castigo ibas a aprender, pero ya que no lo has hecho, vayamos un poco más lejos-
Ella me puso un moño rosa en el cabello, cosa que por más que odiara no sería buena idea quitarme de inmediato.
Luego de eso me cargó en brazos como si fuera una niña, cosa que también permití temiendo el castigo. Mientras estaba en sus brazos pude oír como metían algo a mi habitación, algo con llantitas que no pude ver, ya que mis intentos de voltear la cabeza hacían a mi niñera tomar mi cabeza para ponerla sobre su hombro y comenzarme a sacudir. Tal como a una niña pequeña a la cual intentan dormir.
Finalmente pude averiguar que es lo que habían metido, puesto que la niñera me dejó acostada dentro de una cuna para bebés. Traté de levantarme pero ella me volvió a recostar y separando mis piernas, quitó todo el vello de mi entrepierna y del resto de mi cuerpo, luego me puso un montón de talco ahí abajo y para terminar un enorme pañal rosa apareció, de nuevo traté de huir pero de nuevo fui controlada por Corey quien sin mayor problema me puso el pañal.
-Te ves preciosa y adorable, bebita, dile "Hola" a tu mami-
Corey apretaba mis mejillas y acariciaba mi estómago, como si fueran los mimos a un bebé para hacerlo sonreír, cosa que solo logró avergonzarme, aun más cuando mamá se asomó a la cuna donde estaba y la tuve que saludar.
-Hola, mami...-
-Que linda esta mi pequeña Bety, ahora ponte en cuatro por favor, y te aconsejo relajarte-
No entendí porque me pedía eso pero yo obedecí a mi niñera, quien bajo un poco mi pañal para meterme algo por el culo y sentir como un líquido llegaba a mi interior, con horror mire hacia atrás y más allá del enorme pañal abultado, había un enema conectado hasta mi trasero.
-Debemos limpiar por completo tu interior, bebita, además que un pañal es todo lo que usaras de ahora en adelante así que acostúmbrate-
-P-pero...uhgmm-
Mi estómago se empezaba a revolver y con la mano de mi niñera en el estómago era mucho peor.
-Sin "peros" de ahora en adelante y hasta que deje de ser tu niñera, así estarás. Yo me haré cargo de todo, incluso de ti, así que más te vale aprender a comportarte-
Jalaba mis mejillas y daba palmadas en mi cabeza, a la par que yo me sostenía de los barrotes de la cuna y trataba de no ceder a lo pesado del enema que poco a poco iba llenando mi interior.
-Está será tu primera vez así que te daremos algo de privacidad para que lo hagas. Tu mami y yo iremos a comer algo, cuando vuelva te cambiare y te daré algo de comer, ¿Quedo claro? Oh, creo que ni hace falta que lo diga pero si intentas algo, cuando regrese te va ir mucho peor-
Con más caricias en mi cabeza y un beso en la mejilla la niñera salió de la habitación, dejándome a solas con mamá.
-Podría acostumbrarme a verte así, tan dócil y linda, hasta parece que de verdad eres una niña pequeña Beatriz, o mejor dicho Bety. Ojala pongas mucha resistencia, así podre ver como la niñera Corey te enseña a portarte como una buena niña, y una vez que seas buena podre hacerme cargo de ti yo sola. De momento iremos a comer algo, puedes llorar si quieres algo tú, te traeré una mamila llena de leche tibia en un rato-
Al igual que la niñera, mamá besó mi frente y salió de la habitación, dejándome a solas con la tortura que sentía, ellas estaban pensando en comer, cuando lo último en lo que pienso yo es en comer, después de todo me pusieron este enema en el trasero para limpiar mi estómago y sacar todo lo que he comido. No saben cuanto deseo ir al baño en estos momentos pero no tengo permiso de ello y tengo miedo de averiguar que castigo puede ser peor que usar un enema y prohibirme ir al baño.
Solo me puedo sostener de los barrotes con fuerza, sintiendo los pechos al aire y como mi estómago se infla y ruge cada vez más por los deseos de ir al baño, trato tanto como puedo de controlar esos deseos pero a este paso, puede que lo más inteligente sea hacer caso al consejo de la niñera y hacerlo ahora que nadie me mira, es cuestión de segundos para que no puedo contenerlo.
Lo único que tengo claro es que haga lo que haga no volveré a meterme en problemas, tengo que comportarme y ser una buena niña para mamá, de lo contrario, la niñera Corey seguirá cuidando de mi y enseñándome modales hasta que aprenda la lección.
-Voy a ser una niña buena, voy a ser una niña buena, voy a ser uggh, una niña buena...-
Me decía vez tras vez, soportando los deseos de ir al baño, y recordándome que los días de rebeldía, locuras y maldades se habían terminado, porque ahora que tengo niñera e incluso una vez que se vaya, yo seré la pequeña Bety, la niña buena de mamá. 
Créditos a: Blackroseseduction

2 comentarios:

  1. Mas historias ABDL. Las disfruto mucho. Y esta no es la excepción. Aunque pensé que la mamá seria la castigada jaja.

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    1. Hola, V. Muchas gracias por comentar. Creo que hace un buen tiempo no leía ese nombre, espero no estarme equivocando.
      El ABDL es un tema que encuentro interesante, y si lo disfrutan, intentaré traer historias así más a menudo.
      -Nero.

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