-Maestra, entiendo que soy la alumna y debo hacer lo que usted me diga para mejorar mi magia, pero ¿exactamente cómo me ayudará tirar la basura?-
Ya estaba algo cansada de limpiar, llevaba días y horas tirando pócimas viejas sin morir en el intento, lidiando con maldiciones y encantos incompletos, sacudiendo tanto polvo qué incluso con mis anteojos tenía los ojos llorosos, no veía el final a esta limpieza de inicio de año qué hacia por mi cuenta desde hace ya varias semanas, mientras mi maestra leía algunos libros en la comodidad de su sofá.
-¿Has oído que la basura de unos es el tesoro de otros, Dia? Nuestra basura es un tesoro muy valioso del cual muchos podrían sacar ventaja o causar bastantes problemas, por lo que será mejor que sepas deshacerte de todas esas cosas por tu cuenta-
Yo suspire ante la respuesta de mi maestra, dándole la razón al decir que todo el elemento mágico qué utilizamos no podemos simplemente meterlo en una bolsa negra de basura y esperar al recolector, para evitar hacer más caos del qué ya generamos, limpiar la basura mágica con métodos mágicos es un mal necesario.
-Esta bien, maestra. Le doy la razón sobre cómo debemos tirar la basura mágica pero considero que podría ayudarme y no solo holga...-
Antes de que pudiera terminar esa frase, me agache al oír qué algo salió volando contra mi, logrando esquivar por muy poco uno de los libros que mi maestra estaba leyendo y que no dudó en lanzar contra mi por casi decir que ella estaba holgazaneando en lugar de ayudarme.
-Lo siento, maestra. No quise faltarle al respeto pero llevó semanas organizando esto y no le veo el final, pensé que-
Mis palabras fueron interrumpidas cuando algo duro cayó sobre mi cabeza, haciéndome soltar un quejido y después darme cuenta de lo que sucedió: la maestra lanzó el libro contra una de las cajas qué me faltaba limpiar, la caja se movió de la repisa y cayó, no sin antes golpearme en la cabeza con algo de su contenido que reconocí muy bien.
-¡Es mi libreta de primeriza! ¿Aquí estuvo todo este tiempo? Hace años deje de buscarlo, pensé que lo había usado como leña o algo así, maestra-
Yo dije con alegría, dándome cuenta que mi libreta no era lo único en esa caja, la caja estaba repleta de mis cosas cuando apenas aprendía sobre la magia.
-Esta mi libreta, están mis fórmulas, mis cartas de tarot y barajas, incluso los objetos que encante por error-
Mi alegría rápidamente se convirtió en vergüenza cuando oí los pasos de mi maestra al acercarse y decir.
-Querrás decir, maldijiste. Cuando te encontré usabas maldiciones para tu magia, mocosa-
Suspire ante su sermón a la par que veía mis antiguas pertenencias que daba por pérdidas hace bastante.
-Esta bien, maldiciones. No me culpe por eso, no sabía que podía hacerlo, solo pensé que sería genial usar magia con poesía, era una niña que disfrutaba de rimar y ver que algo sucedía... Pero sigo pagando el precio por todas esas maldiciones qué lance-
Una vez más suspire al recordar todo lo que había pasado por la forma en que utilizaba mi magia, pero hace tiempo que no sucedía, aprender de la maestra ha sido bastante útil, y aunque ella es algo caótica no puedo negar que me he divertido mucho a su lado.
-Oye, Dia, ¿Qué hiciste?-
Oí preguntar a mi maestra, algo que me hizo volver a la realidad, una realidad especialmente confusa debido a su pregunta.
-¿A que se refiere, maestra?-
Mis ojos se abrieron como platos al darme cuenta de que sucedía.
-¿¡Mis cosas donde están!?-
La libreta que sujetaba en mis manos, mis cartas y barajas, todo lo que había en esa caja llena de mis cosas viejas habían desaparecido ante los ojos de mi maestra y de mi.
-¿No lo hiciste tú, Dia? Pensé que usaste tu magia para mandar todo a tu habitación-
Negué con la cabeza mientras revisaba la caja vacía y los alrededores de la habitación sin encontrar rastro alguno de mis cosas.
-Yo no lo hice, maestra. Ni siquiera noté que las cosas habían desaparecido hasta que usted lo mencionó-
Ante mi respuesta, la maestra suspiró y se rascó la cabeza, pensando una solución.
-¿Recuerdas todo lo que había en la caja?-
-No, no revisé todo; estaba mi maquillaje, la perilla, mis cartas y la libreta, pero seguramente habían más cosas en la caja-
-Maldita sea, Dia. Esto sucedió en el peor momento posible. Limpiar la tienda es lo primero que hacemos al iniciar el año, pero ya tenemos previstos varios eventos durante los próximos meses-
La maestra parecía pensarlo muy detenidamente, era raro verla tan concentrada y eso me llenó de ilusión de una grandiosa solución, la cual no llegó.
-Ni modo, ¿Qué se le va a hacer?-
-¿Qué dice, maestra?-
-Lo que escuchaste. Tenemos muchas cosas que hacer, especialmente tú; no solo eres la anfitriona de los eventos en la tienda, también tienes que terminar de limpiar la tienda, hacer los pedidos especiales y no descuidar tu entrenamiento-
Tal como si fuera una maga, la maestra se quitó el sombrero para de ahí sacar un pequeño amuleto que me lanzó.
-Toma eso, ya sabes como usarlo, te ayudará a encontrar tus objetos mágicos perdidos, cuando tengas tiempo-
Tras revisar un poco el amuleto, lo guardé en uno de mis bolsillos, no contenta con la solución de tener aún más trabajo, pero sin los ánimos de contradecir a mi maestra.
-¿Ese es su plan?¿Qué comience una búsqueda del tesoro con el amuleto hasta tener todo lo que se perdió?-
-¡Así es! Y más te vale darte prisa en todo: termina de limpiar esto cuanto antes, recuerda que el primer evento del año será el 14 de febrero y también hay otro en marzo. Usa tu tiempo libre para recuperar tus cosas perdidas, sencillo, ¿No crees?-
Sabiendo que la maestra había tomado su decisión, solo pude suspirar y responder.
-Entendido, maestra-
Sacudía el polvo de mi vestido antes de volver a ponerme a trabajar, con la cabeza llena de interrogantes sobre lo que sucedió con todas mis viejas pertenencias, preocupada por como iba a recuperarlas y hasta que momento, pero estaba especialmente preocupada por una pregunta en especial:
¿Qué es lo que pasaría si alguien encuentra mis objetos mágicos antes que yo?