-Muy bien, un hermoso día más de regreso de la escuela; no tengo muchos pendientes y mis amigos no hicieron ningún plan para después de la escuela, así que puedo vagar a solas por mi casa para estar relajada. Ya habían pasado algunos días desde que simplemente me quedaba en casa a holgazanear. Me divierto mucho con mis amigas, pero esto no lo cambio por nada-
Me decía a mi mismo, o mejor dicho a mi misma, dando un salto al sofá sin miedo a que se levantara mi falda y alguien pudiera ver mis bragas blancas, aquí en casa podía olvidarme un poco de todos esos modales y etiquetas que tenía que obedecer frente a todo mundo para ser una buena chica. Aunque debo admitir que en este caso en particular, buena o mala chica, ir mostrando las bragas no sería lo más adecuado.
Como sea, mientras dejaba de preocuparme por todas esas cosas y disfrutaba de la comodidad de mi sofá, no pude evitar pensar:
-¿Quién diría que esta segunda vida me vendría mucho mejor que la anterior?-
Recuerdo un poco de mi vida pasada, en especial recuerdo mi muerte repentina tras salir de la escuela como cualquier otro día. Ahora que lo pienso, ni siquiera sabía que estaba muriendo; simplemente cuando salí de clases me sentí muy cansada y mareado, con mi cuerpo más débil de lo que nunca imagine y cayendo al suelo mientras todo se volvía oscuro.
Después de esa gran y agobiante oscuridad que parecía nunca iba a terminar, desperté en este cuerpo, tendido sobre un escritorio con libros y cuadernos en japonés, con una nota escrita con kanjis que para mi total sorpresa yo fui capaz de leer.
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Aún después de tanto tiempo, no olvidó esa nota, la tengo grabada en la memoria como algo muy valioso para mi. La nota decía: "El final de tu vida anterior no fue el correcto ni el apropiado, tú vida quedó inconclusa antes de tu hora. Lamento mucho que no puedas volver a ser Jarret, sin embargo, puedes ser Hanabi: una joven de 19 años, japonesa, linda, inteligente y popular, que además vive sola en un departamento cerca de su escuela para que hagas todo lo que quieras. De ahora en adelanta, está vida puede ser tuya, y aceptarla o no, será tú decisión".
Tuve que leer muchas veces esa carta, e incluso después de leerla, me costaba creer que era verdad. Sin embargo, con una sola mirada frente al espejo, el cuerpo de japonesa en el cual estaba, me confirmaba una y otra vez mi nueva identidad.
Todavía recuerdo las cientos de ideas que tenía, al igual que todos los sentimientos mezclados por el bombardeo de información al que fui sometido; pensaba en lo trágica y repentina que fue mi muerte en mi cuerpo anterior, también me agobiaba y emocionaba verme como una mujer en un país que no conocía; la idea de reencarnar como una colegiala japonesa hacía latir mi corazón, al mismo tiempo que me preocupaba por tener que encajar como una chica japonesa más con una cultura y comportamiento completamente opuestos a los que conocía de mi vida pasada; entre más pensaba, más dudas tenía, más emociones sentía y cosas recorrían mi cabeza.
Hoy día, después de varios meses de haber reencarnado como Hanabi, ¿Quién diría que me acostumbraría tan rápido a todo esto? Hasta a mi me sorprende lo bien que me he sentido con mi nueva vida.
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-¿Tan pronto han pasado 6 meses?-
Me pregunté viendo al techo con una sonrisa y dando vueltas en el sofá tratando de encontrar la posición ideal para seguir divagando en mis pensamientos sobre mi vida anterior y mi prometedora vida actual.
Supongo que había pasado un tiempo desde que me puse a pensar en esto, me hizo sentir nostalgia y darme cuenta todo lo que he crecido y cambiado desde que me convertí en Hanabi.
Me siento un poquito orgullosa de todo lo que he logrado en casi medio año, y me siento emocionada de pensar en todo lo que podría lograr más adelante.
Ahora que estoy recordando las cosas, el primer día como chica fue muy agobiante al darme cuenta de todo lo que sabía ahora; tras leer esa nota en kanjis, me di cuenta que podía leer, escribir y hablar japonés como si fuera una nativa, con el asombroso agregado de no haber olvidado nada de mi originario español, ambas lenguas muy útiles para seguir aprendiendo y comunicarme con todo lo que me rodeaba.
De cierta forma, también tenía muchos recuerdos, por desgracia eran tan borrosos y desordenados que a veces hasta confundía los recuerdos de una vida y de otra. Con el tiempo me acostumbre a eso, y cuando sentía algo parecido a un deja vu, recuerdos exactos de alguna persona, evento o lugar me venían a la cabeza, eran como un piloto automático que no dude en aprovechar para entender lo que sucedía y poco a poco ir aclarando mis memorias.
De esa forma empecé a distinguir mis recuerdos, a mis amigos, a recordar cosas de la escuela, a saber que me gustaba y que no me gustaba, mi camino a casa preferido, los duces que más compraba, la ropa que me gustaba y muchas cosas más con pequeñas modificaciones a mi gusto.
Puede que tenga el cuerpo de Hanabi, pero estoy bastante seguro de que yo soy una Hanabi distinta a la anterior. Ella era ella, y yo soy yo, y la Hanabi que soy ahora gracias a mi vida anterior y lo que disfruto hoy en día, me hace sentir realmente contenta conmigo misma.
-Creo que pensé tanto en mi nombre y en mis vidas que hasta a mi me suena raro-
Me decía con algo de vergüenza tras haberme puesto algo filosófica sobre mi identidad y todos los cambios que he tenido que afrontar.
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Algo más que pensé sería difícil para mi, sería verme como una mujer. Yo era un hombre después de todo, las mujeres me gustaban, y en algún momento pensé que podría sentir una atracción inusual por mi propio nuevo cuerpo, lo cual para mi buena o mala suerte nunca sucedió.
Nunca sentí algún deseo hacía mi propio cuerpo, ni siquiera al verme desnuda o en ropa interior, se sentía normal y de forma muy fácil me acostumbre a esa sensación.
De hecho, lo nuevo al verme con poca ropa era preocuparme un poco sobre mi cuerpo; si mis pechos crecerían más, si mis curvas resaltarían más, como debía de cuidar mi nueva intimidad, que ropa me va mejor. Supongo que todo lo que pasaba y pasa por mi cabeza, son pensamientos normales de una adolescente que se compara con chicas de su edad y busca verse un poco mejor que las demás. Cuidar de mi imagen personal para resaltar es algo que nunca haría como chico, pero que ahora como chica, toma buena parte de mi día a día.
Así como me acostumbre a mirarme sin ropa, me acostumbre aún más a usar todo tipo de cosas lindas. Por un momento pensé que sería humillante o complicado usar vestidos y faldas, nada más alejado de la realidad. Me sentía linda y cómoda al usar faldas, vestidos, tops y toda clase de cosas que encontraba en las tiendas, puede que lo único complicado fuera cuidar de no mostrar demasiado, pero más allá de eso, diría que nunca antes me había vestido mejor.
Ahora como Hanabi tengo una pasión por la moda; soy buena eligiendo ropa, peinando mi cabello, usando maquillaje y recientemente hasta he pensado en confeccionar algunas prendas para mí o incursionar en el modelaje amateur.
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En cuestión de unas semanas pude ir definiendo mi estilo de vestir y actuar, entrando de lleno en la moda "kawaii" y "moe" que es tan popular en mi nuevo país natal.
Quizás lo único que no puedo controlar por completo de mi cuerpo, es su torpeza. Ahora soy muy torpe, y aunque creí que era por la diferencia entre cuerpos, simplemente mi torpeza no desapareció. Sin embargo, esa torpeza y la forma en que me disculpaba tras cada error, parecía ser adorable para quienes me rodeaban, no sé si piensan que lo hago a propósito y les resulta lindo, o por el contrario en verdad saben que soy torpe y no les importa, sea como sea, mi forma de vestir junto a mi forma de actuar me ha hecho bastante popular en la escuela y mi vecindario.
-Hasta los profesores adoran como soy, nunca pensé que sería la favorita de mis maestros-
Era un poco extraño tener miradas hasta de los maestros, quienes siempre bromean sobre como puedo ser tan inteligente y torpe al mismo tiempo, algo que me hizo ganarme el favor de todos los docentes sin tener que esforzarme.
-Tener dos vidas de conocimiento sí hacen una diferencia en la escuela-
Me decía de forma bromista, sacudiendo las piernas libremente en lo alto del sofá mientras seguía perdiendo tiempo y recordando el último medio año que he vivido.
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Al mirarme, vi que todo el tiempo jugando y dando vueltas en el sofá habían provocado que mi ropa se desarreglará un poco, mostrando más de lo que visto bajo mi uniforme y que me hizo sentir un poco orgullosa de mi misma.
-Incluso el punto más débil de este cuerpo lo he mejorado, mi figura y resistencia han aumentado bastante-
Cuando recién tenía este cuerpo, bastaba con subir y bajar las escaleras de la escuela para quedarme sin aliento. No tenía condición física alguna, por suerte lo he ido solucionando al meterme en varios clubs después de la escuela como el club de natación o el de baile.
Puede que por fuera siga viéndome como una chica pequeña y delgada, pero yo estoy muy contenta de toda la energía que ahora tengo y que al verme con poca ropa, cada vez hay mejoras en mis piernas y mi cintura por todo el ejercicio que hago.
-¿Me pregunto si debería presumirlo más a menudo?-
Me decía de forma bromista al sentirme orgullosa de mi cintura delgada y de como mis piernas cada vez tenía un poco de musculo para hacerlas ver más lindas de lo que ya son.
-Cielos, ¿en que momento me volví tan vanidosa? Supongo que desde el principio, aunque no me desagrada-
Cada que mis amigas me hacen un cumplido cuando nos estamos cambiando, infló el pecho con alegría, sintiéndome aún más motivada de seguir cuidando mi nuevo aspecto.
-Lo único mal es que no tengo ese apetito, una pena-
Por un momento una expresión de tristeza apareció en mi rostro y suspire al recordar que ahora uso los baños y vestidores femeninos, en ocasiones mis amigas me tocan o yo a ellas de forma juguetona. Sin embargo, por mucho que lo he intentado, simplemente no siento ese deseo o emoción por una mujer linda que cuando era hombre. Ahora yo soy una mujer linda, y tengo muchas amigas lindas, la atracción ha perdido su encanto y pensar que algún día podría ver con ojos de amor a un hombre, es mi única preocupación en cuanto al amor.
-¿Será que ahora me gustan los chicos o solo no me he enamorado?-
He visto pechos enormes de mis amiga, también he tocado sus caderas, piernas y traseros, hasta hemos ido a comprar lencería juntas o actuado de forma seductora pero nada de nada, ninguna emoción. Por parte de los hombres he visto algunos lindos y otros apuestos, algún musculoso u otro inteligente pero tampoco han despertado alguna emoción.
-En algún momento averiguaré la verdad-
Me dije tratando de olvidar ese tema tan complicado, intentando pensar en algo más sencillo y en disfrutar de mi momento a solas como estaba haciendo hasta hace poco.
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Incluso tras decirme eso, sabía que era mentira, y aunque buscaba desviar la mirada, tampoco lo lograba.
-¿En serio? Que mal rato me está haciendo pasar mi cabeza, ¡Y tan contenta que estaba al holgazanear!-
Me queje con frustración tumbada en el sofá, pues por mucho que siguiera pensando, todos mi pensamientos me llevaban a un solo camino: al amor.
Mi falda está mal arreglada, la blusa y el abrigo tienen botones desabrochados, mis medias ya no están a la misma altura y no tengo idea de donde dejé mi listón para el cabello. Quería concentrarme en cualquier cosa, pero todo era superado por la idea de vivir un romance.
Mi tonto corazón de adolescente quiere sentir el amor, pensar que no siento atracción por nadie solo me hace desear más fuerte vivir un primer amor en esta vida con cosas muy melosas para disfrutar; caminar tomados de la manos, que me cuide y me abrace, salir a pasear o comer juntos, hasta podría preparar el almuerzo a cambio de un beso y unas palabras bonitas; cientos de ideas cursis y melosas invaden mi cabeza esperando a que las haga realidad.
-¡Ya fue suficiente!-
Me decía con furia al salir del sofá, sacudiendo mi cabeza para despejar esas tontas ideas de un amor y pensar que es lo que haré el resto del día.
-Solo quería quedarme en casa y disfrutar pero a este paso será imposible. Tal vez no sea tarde para llamar a mis amigas para dar una vuelta, o podría ir al club de natación para distraerme, la clase de hoy es para primerizas pero cualquier cosa me sirve para no pensar en ridiculeces-
Así, empezando a arreglar mi ropa y buscando que hacer por el resto del día, intentaba olvidar un problema común de mi nueva vida como lo es querer vivir un primer amor.
En mi vida anterior nunca me enamoré, no puse atención a esas cosas y fue muy tarde para experimentarlo como un hombre.
Está vez no dejaré que suceda lo mismo, estoy muy segura de que tendré un primer amor digno de televisión que no voy a dejar pasar. Sin embargo, hasta que la persona indicada llegué a conquistar mi corazón, yo como Hanabi, seguiré siendo mi propio centro de atención en está vida que se me regalo como colegiala de Japón.
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