-Oye, Helena. Ven aquí-
Oír esas palabras me hicieron sentir vergüenza y que todo mi cuerpo se estremeciera con emoción, algo que antes no era así, las cosas no eran así antes de que me enamorará de mi querido amigo.
-¿Q-que es lo que sucede? ¿N-necesitas qué te ayude con algo?-
Pregunté sin acercarme demasiado y sin tener muchas ganas de mirarlo a la cara, ya que en cada ocasión que nuestras miradas se cruzaban, no podía evitar que mi corazón se acelerará.
-Quiero que me digas que es lo que te ocurre, has estado actuando muy extraño desde hace un par de semanas; todo el tiempo te escondes o me evitas, te quedas hasta tarde en la biblioteca para no regresar juntos y ahora trataste de salir corriendo con tan de que no te viera. Sí, me di cuenta de que huiste apenas verme-
-Per...perdón...-
Conteste en voz baja, abrazando un libro con fuerzas y desviando la mirada mientras mi amigo seguía regañándome por todo lo que había estado haciendo desde hace semanas. Pensé que no se daría cuenta, pero es claro que lo sabe desde hace tiempo, lo cual solo me hace sentir peor al tener está conversación.
-Y eso que haces ahora tampoco me gusta-
-¿Hago que?-
Pregunté realmente sorprendida cuando volvió a llamarme la atención como si fuera una niña pequeña.
-No me miras a la cara, llevas semanas sin mirarme a la cara cuando hablamos-
Al fin se había dado cuenta, incluso a mi me tomo algo de tiempo hacerlo pero tras tanto ocultarlo, mi amigo se dio cuenta de que no puedo verlo a la cara desde hace un tiempo. Supongo que él no es tan malo poniéndome atención después de todo, solo que saber eso ahora, no me hace sentir mejor exactamente.
-Mira, Helena, sé que en parte es mi culpa que te volvieras chica desde hace unos meses y que te pasas todo el tiempo en la biblioteca tratando de encontrar algo útil que te haga volver a la normalidad pero no pensé que fueras a odiarme por ese accidente-
¿¡Que!? ¿¡Odiarte!? No puedo creer que seas tan pero tan tonto, ¡Yo no te odio! ¡No puedo odiarte! Si te he evitado todo este tiempo es porque me estoy enamorando de ti ¡Yo te amo!....si tan solo tuviera el valor de decir esas palabras que resuenan cada vez que estoy cerca de ti, me pregunto, ¿Cómo responderías si lo dijera? Mi cabeza y corazón son un caos, y aunque no puedo responder como me gustaría a mi amigo debido a lo que siento, no dejo de pensar en todo lo que dice y porque ocurre esta situación.
-Y-yo no te odio...solo que...-
-¿Solo que?-
-Solo que mis anteojos se reflejan por la luz, me deslumbra un poco, ¿Sabes?-
Vaya excusa patética que puse para evitar decir como me siento, donde lo más patético fue que dio buenos resultados, mi amigo es un idiota encantador que creyó mi descarada excusa.
-¿De verdad? Vaya...debo haberme visto como un imbécil al decir todo eso jaja, lo siento-
En realidad lo más imbécil es que creyeras mi mentira, si hubieras descubierto que mentía no tendría ni idea de que hacer, afortunadamente me creíste y podía buscar como escapar de está situación un tiempo más, unos meses o años más en lo que pasaba mi enamoramiento.
-Jaja...no pasa nada, gracias por preocuparte por mi de todas formas. También debería disculparme...ciertamente te he evitado un poquito pero no estoy enojada, simplemente estoy muy concentrada en la investigación, creo que estoy cerca de hallar una solución-
Para intentar tranquilizar a mi amigo, mezcle un poco de verdad con un poco de mentira, hablándole de lo que he estado haciendo durante los últimos días para tranquilizarlo un poco y que no se interponga en mi camino.
-¿En serio? Déjame ayudarte, ¿Qué puedo hacer?-
Sin embargo, mis intentos de alejarlo hicieron todo lo contrario, de forma literal.
Mi amigo se veía muy emocionado por lo que le dije, al punto que quería ayudarme y se acercó a mí con emoción de saber en que podía contribuir.
En cuanto él se acercó a mi, mi corazón aceleró como loco y mi rostro se puso rojo, tratando de buscar una nueva mentira o excusa para salir del aprieto, su intención era muy buena pero era tan problemático que no podía evitar sentirme halagado y molesto por partes iguales.
-E-en realidad no puedes hacer nada...ni yo tampoco....tengo que esperar un tiempo de esta forma... gracias por intentarlo de todas formas-
-¿Esperar? ¿Cuánto tiempo?-
-6 meses aproximadamente, puede ser un poco más o un poco menos pero además del tiempo que tengo como chica, debo agregar ese aproximado, entre todos los libros de magia, fue lo mejor que encontré-
La radiante sonrisa de su rostro desapareció, estaba decepcionado y me dolía verlo de esa forma pero no podía decirle la verdad, más que nunca tenía que mentirle y ocultar lo que siento por todo este tiempo.
En realidad el libro que tengo en mis manos por fin me hizo saber la verdad, el hechizo que me convirtió en mujer ciertamente es temporal y debería haber perdido sus efectos hace un par de semanas, a menos que buscará hacerlo permanente.
La forma en que este hechizo temporal se vuelve permanente es realmente fácil, supongo, es enamorarse y ser correspondida.
Hice todos los cálculos que se me ocurrían y sin duda ya hubiera vuelto a la normalidad, pero fue entonces que me di cuenta que dejé de ver a mi amigo como un amigo, lo veía como mi ser amado, no estoy segura de cuando o porque pero me había enamorado de él, de lo único que podía estar segura es de que me había enamorado, algo que podía sentir y confirmar cada que lo veía.
Al darme cuenta de eso no pude dejar de pensar en él y a su vez de esconderme para no hacer una tontería, tenía miedo de decirle como me siento y aun mucho más miedo de saber su respuesta; ambas eran malas opciones por donde lo viera; si él me correspondía yo sería una mujer para siempre; si me rechazaba me quedaría sola y con el corazón roto todo el tiempo que me quede como chica, por no mencionar que todo sería muy incomodo sea cual sea el sexo de mi cuerpo.
Así que mi única solución era ocultarlo, apenas llevo un par de semanas y mi amigo ya me hizo saber lo evidente que soy aún tratando de ocultarlo, por fortuna entender el corazón de una mujer no es su mejor habilidad, así que engañarlo y desviar el tema, aun si es vergonzoso lo estoy logrando sin problemas.
-Vaya... entonces el hechizo dura mucho más de lo esperado... ¡No te preocupes!, me quedaré contigo para ayudarte en todo lo que necesites, Helena. ¡Ya sé! ¿Te parece si tenemos una cita?-
-¿¡Una cita!?-
Cuando mi querido y amado amigo parecía a punto de rendirse y aceptar que solo podía esperar, agregó una variable a la ecuación que rompió por completo con todos los escenarios que había imaginado.
-Sí, vayamos al centro comercial; deja que te invite algo, quizás comida o podemos comprarte ropa; estarás mucho más tiempo del que imaginamos como una chica así que podríamos buscarte algo de ropa para que siempre te mires bonita-
¿Bonita?¿¡Verme bonita yo!? Cubrirme la cara con el libro no bastaba ante sus amables y descaradas palabras. Si tan solo supieras lo que me haces sentir, gran tonto. Esto no debería estar pasando, yo no debería sentirme así por ti, y tú ayuda está resultando completamente contradictoria...y por mucho trabajo que me cueste, nada de esto que pienso lo puedo decir.
-Gracias pero...-
Intentando recobrar el aliento y la compostura, ya estaba preparada para rechazar su propuesta, a lo que mi amigo me interrumpió.
-¿Te vas a negar? No creo que sea buena idea, todo el tiempo usas el uniforme escolar que te conseguí y aunque no dudo de que lo limpies, más de una vez te han detenido pensando que estas saltando clases por usar el uniforme, además de que así el uniforme se va desgastar mucho más rápido. Creo que sería bueno que tengas al menos uno o dos atuendos para usar fuera de la escuela-
Contra eso no podía decir nada, desde que me ocurrió esto al menos una vez por semana algún policía o tutor me regaña pensando que no estoy en la escuela y una vez aclarado, me cuestionan de usar el uniforme escolar.... pero, ¿En que momento se dio cuenta de eso? ¿¡Acaso ha estado cuidando de mi todo este tiempo!? Por dios ¿¡Cómo es posible que sea tan dulce y tonto al mismo tiempo!? No puedo más con esto, siento que voy explotar. Sin embargo, aún sin tener fuerzas, debo de continuar con está conversación donde he sido acorralada hacía un escenario problemático.
-E-el viernes por la tarde...ese día no puedo estar en la biblioteca...¿Te parece bien?...podrías ayudarme a elegir un poco de ropa que te parezca linda-
Que idiota soy, me quejo de que mi amigo no entiende el corazón de una mujer cuando yo tampoco puedo hacerlo, no entiendo porque acepte ni porque le pedí que eligiera ropa para mi pero ya lo había hecho y mientras yo tenía la cara completamente roja mi amigo estaba contento de poder ayudarme como el gran e inocente tonto que es.
-¡Claro! Apuesto a que con alguna falda o vestidos te verías realmente linda-
-L-linda...-
Cállate idiota, deja de llamarme linda, basta de decirme estas cosas, ¿No ves que trato de no enamorarme mas de ti? Deja de halagarme y conquistar más mi corazón.
-Sí, muchos chicos piensan que eres una belleza de intercambio de otra región, yo también lo creo y eso que solo se te ha visto con la ropa escolar, estoy seguro de que vistiendo cosas como el resto de chicas te harías muy popular. Apuesto a que así tendrías un montón de chicos tras de ti jajaja-
No te rías, ¡No te rías! En serio deja de decir esas cosas, ¿¡No entiendes que al único que quiero tras de mi es a ti!?, nunca imagine que pudieras ser tan distraído con estas cosas, o yo tan exaltada por un poco de amor.
-Cierto, también podríamos arreglar estos, estoy seguro de que podemos ir a que te revisen la vista y arreglen tus anteojos-
Mientras pensaba en todos esos sentimientos nuevos, mi amigo sujeto mi barbilla con su mano y me hizo mirarlo, él estaba completamente concentrado en ver mis anteojos y apretar un poco mis mejillas mientras yo tenía ganas de gritar o salir corriendo por la vergüenza de mirarlo tan de cerca, algo que no ocurrió por muchísimo autocontrol mío y que él me soltó a tiempo, mientras mi cuerpo y mente todavía procesaban lo que estaba sucediendo.
-Bueno, se me hace tarde para ir al entrenamiento de soccer, así que nos vemos el viernes-
Con eso dicho y sin prestarme más atención, salió corriendo al campo de entrenamiento mientras yo lo despedía moviendo tímidamente mi mano hasta perderlo de vista.
Finalmente pude soltar un enorme suspiro y dejarme caer contra la pared, ese tonto del que me había enamorado ahora hacia que me quisiera unir a las porristas para verlo más de cerca y animarlo.
Sacudía mi cabeza de un lado a otro, tratando de recobrar el aliento y la compostura para finalmente acomodar mis lentes e ir a la biblioteca, tratando de negar cada cosa que él me hacía sentir y que definitivamente no podría seguir ignorando como si nada estuviera pasando.
No puedo creerlo, si solo verlo y hablar con el unos momentos me puso así, tengo nervios de todo lo que pueda ocurrir en nuestra cita...el corazón y amor de una chica es muy difícil de comprender y de explicar, incluso ahora que soy una chica me parece más difícil vivirlo que entenderlo.
-Pero....si tan solo pudiera...no, no debes entenderlo, no tiene sentido... la única opción es que mi amor no sea correspondido...-
Tratando de hacerme creer mis propias palabras, volví a suspirar, tratando de preocuparme por mis cosas y de que mi amor vaya a fracasar para volver a la normalidad, repitiéndome una y otra vez como una nota mental:
Sí...en serio eso es lo que quiero.
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