Desde hace unas horas estaba con una chica interesante en el bar, de cabello oscuro, complexión delgada y un pecho casi nulo que compensaba con sus buenas piernas y cintura, algo inusualmente atractivo para mi. No podía dejar de verla, y para mi buena fortuna, ella estaba encantada de tener compañía mientras bebía.
Ella y yo hablamos un buen rato, me dijo que se llamaba Susana, y tras unos cuantos tragos más, tal como quería, ella me pidió llevarla a mi departamento para que nos divirtiéramos un rato en la intimidad de mi hogar.
Una vez ahí, me encanto la decisión de esta mujer al ir directo a lo que ambos queríamos, y apenas entrar en mi departamento, comenzó a quitarse la ropa; empezando por su ajustado vestido negro, para luego hacer de lado sus tacones y terminar lanzándome sus bragas para provocarme aún más; ella no llevaba sostén, algo que imaginaba desde que me acerque a ella en el bar y pude notar como sus pezones resaltaban en el vestido escotado y ajustado; de pies a cabeza está mujer era increíble, empezando con lo que sería una noche fascinante cuando ella me pedía de forma seductora que la hiciera mía.
Dispuesto a cumplir mis deseos y los de ella, la tome por la cintura y la lleve hasta mi cama, sentando a Susana sobre mis piernas para comenzar a besar, apretar, jugar y acariciar cada parte de su cuerpo mientras ella hacía lo mismo y me quitaba la ropa.
Susana era asombrosa, toda una fiera que sacudía sus caderas cerca de mi miembro para ponerlo más duro a cada momento, sus besos iban acompañados de provocadoras mordidas, ella restregaba sus pequeños pechos contra mi cuerpo, acompañando todos sus seductores actos con palabras sucias y atrevidas. Susana no era la típica chica sumisa que espera que el hombre tomé la iniciativa, y eso me encantaba más que nada, imaginando lo maravillosa que sería esta noche y pensando a futuro como mantenerla a mi lado.
Esta por demás decir que era la mejor mujer y la mejor noche en mucho tiempo, todo parecía perfecto, hasta que dejo de serlo, empezando por una extraña incomodidad que recorría todo mi cuerpo. Al comienzo intente no prestarle tanta atención, pero una comezón y calor eran cada vez mayores, el calor pensé que era por mis ganas de hacerlo, pero ese ardor, una extraña y molesta irritación que no desaparecía y que cuando Susana parecía estar lista para el sexo, yo no pude soportarlo más y la detuve.
-Aguarda, Susana. Perdón, es que algo malo está pasando-
Le dije a la chica de cabellos oscuros para que se detuviera, algo que ella ignoró por completo, siguiendo provocándome con mayor intensidad que no podía disfrutar por esa extraña sensación en todo mi cuerpo.
Dicha sensación se comenzó a mover a lugares específicos, empezando por mis pechos que me quemaban, mis pezones se ponían duros y sin poder evitarlo, estos comenzaron a crecer de forma exagerada hasta pasar de pechos definidos por el gimnasio, a ser un par de enormes y pesadas tetas dignas de una madre lista para amamantar a su bebé.
Al mismo tiempo que sufría por mis pechos y pezones, las caderas se modificaban, me dolían como un demonio al sentir que las caderas, los muslos y mi trasero se hacían cada vez más grandes y femeninos, hasta tener un aspecto totalmente femenino como el de una sexy modelo, incluso eran mejores piernas que las de la chica encima de mi.
Lo más preocupante y alarmante de todo esto apenas iba a dar inicio, cuando mi trasero me seguía doliendo; por un momento pensé que se haría más grande todavía, en cambio, pude sentir con vergüenza y dolor como algo empezaba a salir de mi espalda baja; lo primero que pude ver fue una pequeña punta sobresaliendo de mi espalda; después esa punta salió todavía más hasta ser la punta de una forma de corazón; y finalmente la punta de corazón estaba sacudiéndose detrás de mí como el borde de la nueva cola que tenía; no podía creer lo que veía, y aunque sentía la cola moverse, no podía creer que de verdad le estaban pasando tantos cambios a mi cuerpo.
Para este punto Susana ya se había quedado quieta, dejándome ver como mi cuerpo cambiaba más y más a cada momento, siendo la punta de la corona en mi transformación cuando mi rostro también se modificó; no solo obtuve ojos preciosos y labios carnosos, mi corto cabello se volvió una larga y sedosa cabellera, en la cual se escondían las bases de un cambio imposible de ignorar; un par de cuernos negros y curvados que ahora estaban en mi cabeza.
-Yo.... yo....-
Mi cuerpo me dolía un poco, pero al menos la picazón y molestia habían desaparecido por completo, dejándome sin aliento mientras intentaba procesar todo lo que me había ocurrido. Sin embargo, había algo más detrás de todo esto.
-Al fin se termino la transformación. Debo reconocer que se tomó su tiempo y me hizo esperar, pero al ver lo sexy y encantadora que luces, valió completamente la pena-
Susana, que se había quedado quieta y en silencio todo este tiempo finalmente habló, con palabras que me resultaban aún más confusas, y que a diferencia de mi sorpresa y temor, ella se veía ansiosa y confiada de hablar sobre mi repentina transformación.
Quise hacerle preguntas o decirle que pidiera ayuda, algo que ella me impidió al tomarme de la barbilla y comenzar a besarme de una manera mucho más apasionada que la anterior. Por mucho que deseaba tener a Susana en la cama, no era el momento y entre sus besos intenté decirlo, también intenté alejarla y ponerme de pie, a lo que con una sonrisa maliciosa respondió Susana, dándome un sentón para dejarme quieto al poner su peso sobre el mío. Hace unos minutos eso no era un problema, pero ahora, era claro que ella era más fuerte que yo en mi estado actual.
-¿Tú me hiciste esto?-
Le pregunté con preocupación, a lo que sonriendo con malicia y relamiéndose los labios, contestó.
-Por supuesto, hacía mucho tiempo quería una compañera de juegos y creo que por fin la he encontrado en ti-
En ese momento una cola justo como la mía salió de detrás ella, y en su cabeza aparecieron unos cuernos mucho más grandes que los míos, ella disfrutaba de la sensación y yo sumisamente cedía ante su poder, quedándome en silencio para que ella siguiera haciendo lo que le apeteciera.
-Como verás, soy una súcubo, "Susana" es solo un apodo que utilice contigo, pero ahora que te volví una chica, una nueva y linda súcubo, no veo necesidad de ocultar mi verdadero ser-
Explico con su tono seductor tan característico, disfrutando de tocar todo mi cuerpo lleno de nuevas sensaciones a las que no sabía muy bien como responder; por una parte, mi nueva parte femenina, me sentía halagada y complaciente, totalmente sumisa y honrada de que Susana me tocara; mi parte masculina, estaba muy preocupada por la situación, teniendo miedo de lo siguiente que pudiera pasar, y sin tener una mejor idea de como terminaría esto para mi.
-No soy una mujer... no quiero ser mujer ni súcubo... además... yo aún conservo mi pene-
Dije con timidez, una sensación nueva para mi. Yo nunca tenía problemas para hablar, y en está ocasión, incluso desvíe la mirada para poder murmurar esas palabras que solo hicieron sonreír más a la chica monstruo.
-Lo sé, y está bastante duro, muero por tenerlo dentro y sacarte todo-
Su cola se movía con emoción y ella se relamía los labios una vez más, me gustaría poder decirle que lo haga pero en mi nueva condición, tenía nervios de lo que fuera a pasar, no quería ni la podía detener, a lo que tímidamente solo acepté lo que la súcubo tenía en mente para mí.
-Pero....pero, si quieres tener sexo ¿Por qué me volviste una chica?-
-No te volví una chica, te volví una nueva súcubo y claro que quiero tener sexo contigo al igual que quiero una compañera. Tu gigantesco amigo va desaparecer y volverse una vagina cuando te deje seco, si sabes a lo que me refiero. Una vez que lo haga, te volverás una súcubo por completo y estaremos juntas por siempre buscando semen de guapos chicos, ¿No es genial? Puede que con el tiempo ni siquiera recuerdes que fuiste hombre alguna vez, amiga-
Estaba por responder que no era genial lo que ella tenía en mente, hasta que me volvió a besar, metiendo su lengua dentro de mi boca, frotando sus pequeños pechos contra mis enormes pechos, sintiendo como nuestros pezones se ponían más duros cada vez que se rozaban y dándome un inimaginable mundo de sensaciones y placeres femeninos a los que no podía resistirme.
-Tú mejor recuéstate y deja que haga todo, soy una súcubo después de todo y ahora que tú también lo serás, lo menos que puedo hacer por ti es darte la bienvenida con el mejor sexo de tu vida hasta que aprendas a ser cogida como chica. Te prometo que nos vamos a divertir por siempre, palabra de súcubo, y en futuro tú me lo agradecerás-
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