La familia de Ana

-Ya te lo dije, Ana. No es justo que te quedes con mi cuerpo, ¡devuélvelo!-

Yo pedí a gritos hacia mi cuerpo, el cual estaba bajo el dominio total de Ana, la hija de mi vecina que he intentado cortejar todo este tiempo.

-Qué lindo berrinche, mocosa. No me importa cuanto ruegues, eso no va a pasar, así que ve a hacer la tarea-

Respondió de forma burlona la verdadera Ana, en el cuerpo de Román, acariciando su cabello tal como a una niña para avergonzar más al hombre atrapado en un cuerpo pequeño y femenino.

Román era un hombre guapo y soltero qué a sus 30 años, estaba bastante enamorado de su vecina Paulina; una mujer en sus 28 años que vivía con su hija Ana de 9 años, era madre soltera una carismática mujer y un encanto de persona con el que apenas podía pasar tiempo Román, ya que si Paulina no estaba trabajando, estaba cuidando de su casa y de su pequeña hija.

Fue así que Román tuvo una idea, usar un hechizo para intercambiar cuerpos con la hija de Paulina por 24 horas; de esa forma, Román podría fingir ser la hija de su vecina un rato, conocer todo lo que pudiera de ella y con esa información, intentar seducirla más adelante. Era un plan perfecto en su cabeza pero la ejecución fue de lo más desastrosa.

Si bien, el intercambio de cuerpos fue un éxito, nunca imaginó que esa pequeña e inocente niña, no tuviera nada de pequeña e inocente.

Román apenas y se estaba acostumbrando a su cuerpo pequeño, a ser una niña y tener que controlar sus deseos de hombre para portarse bien delante de "mamá" cuando alguien llamó a la puerta.

Era Román, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba cortejando y pidiendo una cita a una avergonzada Paulina qué aceptó.

Román no lo podía creer, pues acababa de ver como su cuerpo controlado por una niña, había progresado mucho más que él durante meses, eso le hizo hervir la sangre, nunca se imagino que la niña fuera tras su propia madre, y aunque Román en el cuerpo de Ana quiso interponerse, rápidamente Paulina la mandó a su habitación.

Román estaba sin palabras, quería hacer un berrinche tal como si fuera una niña pero a regañadientes para evitar el castigo, termino por ir a su habitación y esperar que las 24 horas del intercambio de cuerpos se acabará para volver a la normalidad.

Sin embargo, al despertar la mañana siguiente, Román siguió en el cuerpo de Ana, y sin tener forma de investigar que había sucedido y porque no estaba en su cuerpo, Paulina le hizo vestir el uniforme escolar a su hija, la envío al colegio por el día, por la tarde a ballet y al anochecer, el pequeño cuerpo de Ana estaba tan cansado qué sólo hacia la tarea y estaba con mamá un rato antes de caer dormida.

De esa forma, Román lleva atrapado una semana en el cuerpo de Ana, con quien finalmente se ve las caras cuando la niña entró al departamento con su mamá, misma que los dejó solos mientras ella preparaba algo de comer.

Créditos a quien correspondan.

-Ana, estoy cansado de vivir tu vida; no me gusta ir a la escuela, y el ballet es vergonzoso. El intercambio de cuerpos lo hice para conocer a tu madre y salir con ella, no está en mis planes quedarme como su hija por tu culpa-

Decía con su aguda e infantil voz Román, discutiendo con una Ana que ni siquiera se lo tomaba en serio, se reía y bromeaba de las reacciones de la chica, tal como un adulto qué juega con un niño.

-Así que el responsable eres tú, ya entiendo. No sabía que sucedió, gracias por decirlo y dejarme tu cuerpo, yo cuidaré muy bien de mamá mientras vas a la escuela o juegas a las muñecas, mocosa-

Ana despeinaba el largo cabello de su antiguo cuerpo, algo que Román odiaba ya que era muy difícil cuidar de un cabello tan largo y cada que le despeinaba, sabía que perdería un buen rato arreglándolo. Intentó sacudirse y quitarse la mano de encima pero la diferencia de edad, peso y tamaño era abrumadora, dejando a la pequeña con un enorme puchero cuando el cuerpo adulto terminó de molestarla.

-¡No juegues conmigo! No me despeines, y no finjas qué no sabes que ha ocurrido, estoy segura que tú hiciste algo para que el intercambio de cuerpos se extendiera-

-¿Extenderse? ¿Tenía un tiempo límite?-

Pregunto con sorpresa Ana, a lo que Román respondió.

-Pues claro, mi idea era intercambia de cuerpos contigo temporalmente, solo quería hacerlo por 1 día, 24 horas, pero ya llevo una semana atrapado en tu cuerpo sin poder volver a la normalidad-

-¿Has intentado solucionarlo?-

Al oír esa pregunta, Román se sonrojo y confesó.

-No mucho... Tu cuerpo se cansa mucho, todo el tiempo estoy en la escuela o en el ballet, y cuando estoy en casa pierdo mucho tiempo haciendo la tarea. Por si fuera poco, debo mantener tu imagen de niña pequeña, sería muy problemático qué mamá, tus amigas o las profesoras vean que Ana empezó a actuar como alguien distinto-

-¿Mamá se ha dado cuenta?-

Una vez más, el hombre se sonrojo y suspiro.

-A mamá... A Paulina solo la veo por las noches, cuida mucho de mi así que me tengo que esforzar mucho por actuar como tú. Por su culpa no puedo investigar tampoco... Mamá no me da permiso de usar su teléfono, y ese es el único aparato en la casa donde puedo revisar el hechizo de Internet para volver a la normalidad. Prometió prestarme su celular mañana pero ella está más ocupada qué se costumbre, a veces llega cuando estoy dormida entonces ha sido imposible seguir investigando-

Después de varios minutos hablando con detalle de como Román ha vivido como Ana esta semana, el hombre ahora quería saber la versión de la niña, quien tenía una sonrisa maliciosa en su rostro.

-Ya veo, en otras palabras mientras tu haces la tarea y vas a ballet, yo estoy teniendo citas con mamá-

Oír eso hizo que Román se tensara de pies a cabeza y con incredulidad, negándose a aceptar lo que bien escucho, preguntó.

-¿Citas?-

Créditos a quien correspondan.

De repente, la voz de Paulina se escucho desde la otra habitación.

-¡Ana! Tu amiguita y su mamá van a llevarte al cine y estarás con ellas un rato, ¿vale?-

-Pero-

La opinión de Román no era considerada, una niña pequeña debía obedecer a mamá, y mamá ya había tomado la decisión de que Ana saldría de casa en cuestión de minutos, algo que hizo reír a la antigua Ana en el cuerpo de Román, y confesó lo que había hecho.

-De mi lado, soy el hombre del qué mamá está enamorada; ella siempre hablaba de ti, le gustaba Román pero nunca la invito a salir, ¡así que yo lo hice! Si mamá no ha estado contigo, es porque ha salido conmigo; no sólo tengo el cuerpo de un hombre que le gusta a mamá, también la conozco mejor que nadie, así que es muy fácil hacer qué mamá se enamore de mi y comencemos a salir-

Ana en el cuerpo de Román se agachó y murmuro al oído de la nueva y pequeña Ana.

-No te lo ha dicho, pero mamá es mi novia ahora, y en cuanto te vayas de casa, Paulina y yo intentaremos darte un hermanito nuevo, como hemos hecho todos estos días, seremos una hermosa familia, pequeña Ana. En poco tiempo tu familia será más grande con un papá y un hermanito-

Aquella niña pequeña era de temer, Román no sabía si lo hacía con inocencia pura o una malicia más allá de lo que imaginaba, pero el resultado de que Ana cortejara con éxito a su madre en menos de una semana. Lleno de impotencia al hombre que fracasó en su plan, y que ya no sólo se veía, también se sentía como una niña pequeña que no podía hacer nada de lo que quería.

Ya no podía ver a Paulina de la misma forma, tampoco a Ana, pero sobre todo, a él mismo.

-Niña, te juro que yo-

-Listo, Ana. Tu amiguita ya está fuera así que andando-

La conversación que se llevaba entre Ana y Román, fue interrumpida por Paulina, que con una enorme sonrisa le puso su mochila con dinero, ropa y bocadillos a su hija mientras la acompañaba a la salida.

-Mamá, pero dijiste que podía usar tu teléfono, ¿y si también vienes al cine?-

Preguntaba Román, que no podía hacer más que tratar de convencer a Paulina de estar con ella. Sin embargo, Paulina tenía sus necesidades, y después de aguantarlas tanto tiempo, ahora que sale con un guapo hombre no lo puede seguir negando más tiempo.

-Tengo trabajo que hacer, pequeña. Es tanto trabajo que el vecino me tiene que ayudar, tú diviértete mientras mamá trabaja, ¿Si?-

Paulina abrió la puerta y ahí estaba la amiga de Ana y su madre, quienes se llevaron consigo a un impotente Román que sabía lo habían sacado de la casa, para que la mujer que tanto le guste tuviera algo de privacidad con su hombre.

Ese hombre pudo ser Román, y aunque claro que Paulina está saliendo con el cuerpo de aquel hombre, dentro de el está su antigua hija pequeña Ana, quien está completamente determinada a hacer feliz a mamá, a ser un buen hombre para ella, y ser un padre para la nueva Ana y su próximo hermanito.

De esa forma, mientras un derrotado Román tomaba la mano de su amiguita para ir al cine y al parque, del otro lado una arrogante y vencedora Ana sonreía con satisfacción al tener en sus brazos a su madre, quien apenas cerrar la puerta comenzó a desnudarse para que ese hermanito llegará cuanto antes, y así consolidar la hermosa familia que Ana, sus padres y su hermano pueden y van a ser.

Créditos a: @safu_marokichi