Angélico era un padre joven cuya única familia era su hija Angélica. Ambos peleaban por todo, pero sobre todo era porque el padre no le ponía verdadera atención a lo que le decía su hija, llegando a ignorarla muchas veces cuando más le necesitaba sin siquiera darse cuenta de ello y así fue por mucho tiempo hasta que en una de sus peleas la joven adolescente gritó.
-¡Desearía que estuvieras en mi lugar para que supieras como me siento!-
Dicho eso fue a encerrarse a su habitación completamente frustrada mientras que su papá solo ignoró todo eso para seguir trabajando en su escritorio hasta irse a dormir pero lo que nunca espero fue que despertaría en el cuerpo de su hija y mucho menos verla tal como estaba. Ella dormía solo con sus bragas o eso parecía ya que era lo único que usaba. Sin siquiera cubrirse corrió a su cuarto para tocar muchas veces creyendo que su hija abriría estando en su cuerpo.
-¡Angélica, abre ahora!¡Necesitamos arreglar esto!-
La puerta nunca se abrió por más insistente que fuera la peligris, su única respuesta fue.
-Papá te quiere mucho pero esta ocupado, luego hablamos-
Era lo que él siempre decía para posponer a su hija y que en la noche apenas y hablarán porque nunca le ponía atención. Se sentía mal por ser ignorada y a la vez no tener idea de que hacer pero sí sabía algo era que no podía darse el lujo de faltar a la escuela, era sumamente estricta y una inasistencia sería severamente castigada, de igual forma así era el trabajo del mayor por lo que de inmediato se sintió abrumado por saber como resolverían eso.
Ahora sumándose a la lista de castigos de ese mal padre estaba averiguar como se vestiría, realmente no tenía idea ya que ni cuando era pequeña le ayudaba en eso, siempre la dejaba sola para que "aprendiera a valerse por si misma" dando un buen resultado que obviamente fue forzado y que también tendría que estar experimentando ahora.
Apenas logro encontrar su uniforme y el sostén para verlo todo y empezar a intentar vestirse.
-No creí que esto fuera tan difícil...sí Angélica me ayudará sería más fácil...pero ahora que lo pienso yo nunca hice eso por ella...ni siquiera me di cuenta de cuanto había crecido hasta ahora...ya no es una niña del todo....-
Paso sus suaves y delgadas manos por el esbelto cuerpo en crecimiento que ahora tenía cubierto únicamente por sus bragas y sus medias negras. No llevaba ni una hora en ese cuerpo y ya se había dado cuenta de lo difícil que eran muchas cosas o más bien todas; ni siquiera se podía vestir, le faltaba peinarse y soportar usar sostén, sin mencionar que tendría que mantenerse actuando como chica y fingiendo ser su hija de la que apenas y sabía algo más que su nombre y edad.
-No es tan fácil ¿Verdad? Ni yo se porque ocurrió esto, quizás un castigo divino para que mínimo me prestes atención pero si quieres que te lleve a la escuela apúrate en arreglarte Angélica-
-No te creas tanto, jovencita-
-Perdón pero la jovencita ahora eres tú y al menos yo sí te ayudaré a diferencia de lo que tú hacías por mí. Sé de tu trabajo así que no tengo problema y una amiga me enseño a conducir así que te lo digo una vez más, Angélica, arréglate bien y date prisa si quieres que te lleve a a escuela, de lo contrario tendrás que arreglártelas en el transporte público ¿Entendido?-
-Sí, papá...-
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