sábado, 10 de agosto de 2024

La futura suegra 3 Amanecer

-¿Qué hora es? Debí quedarme dormido... este cuerpo es mucho más exigente con el descanso de lo que yo pensaba-
    Poco a poco me despertaba y sentaba en la cama, tratando de estirar un poco mi cuerpo actual para despertar más rápido, percatándome de inmediato de que todo mi cuerpo estaba adolorido como pocas veces había experimentado en mi vida anterior.
-Cielos, ¿Qué rayos me ha pasado? Me siento peor que la primera vez que fui al gimnasio, ¿en serio todo mi cuerpo me duele tanto solo por limpiar la casa? Puede que la señora Lauren no parezca tan vieja, pero su cuerpo me recuerda muy bien su edad-
    Odiaba tener que admitir la realidad, en la cual justo ahora, en este cuerpo soy una mujer de más de 50 años, y tal parecer que algo sencillo como limpiar en profundidad la casa, podía dejarme más cansada y adolorida que una larga rutina de gimnasio o correr una maratón.
    Suspire con estos pensamientos, sin dejar de ver los pechos que cubren gran parte de mi visión inferior y que me hacen recordar una vez más la complicada situación en la que me encuentro.
-¿Qué es ese sonido?-
    Un suave y lejano golpeteo se escuchaba lo suficiente como para llamar mi atención, no sabía de donde provenía, supongo que al estar adormilado todavía tardaba en reaccionar, pegando un salto de la cama al entender la situación.
-¿¡Están llamando a la puerta!?-
    Tan pronto como salí de la cama, me di cuenta que mi teléfono tenía varias llamadas perdidas de la señora Lauren, además de una hora preocupante para mi.
-¿¡Ya son las 10:30!?-
    No lo podía creer, desde hace años yo me despierto sin necesidad de alarmas a las 06:00 de la mañana, pero con el viejo cuerpo de está mujer, casi que duermo 5 horas más de lo habitual en mi. Ni siquiera las llamadas a mi teléfono o el sonido de la puerta lograron despertarme, lo cual me hacía sentir aún peor.
    Dejando esa sorpresa de lado, corrí tan rápido como pude hacía la puerta para abrir, encontrándome con mi propio rostro que no dudo en incomodarme y burlarse de mi error, el cual sería la misma Lauren quien me haría notarlo.
-Vaya, suegra. Está bien que seamos casi familia, pero no quiero tener problemas con su hija si descubre que salió a verme de esa forma-
    Toda mi concentración en contra de la señora Lauren, pasó rápidamente a verme, sonrojándome por completo y buscando con que cubrirme al darme cuenta que salí corriendo en lencería, dando un deleite a la señora Lauren de su antiguo cuerpo.
-¿Donde está, Giselle?,¿Qué han hecho en todo este tiempo?,¿Cómo pudo hacerme esto, señora?-
    Mis preguntas tuvieron como única respuesta, una risa burlona por parte de la madre de mi novia, quien no hacía más que evadir todas mis preocupaciones, dirigiendo el tema hacía lo que ella quería.
-¿Esa es la forma de dar la bienvenida en su casa? Ahora entiendo porque mi novia no quería que viniéramos a conocer a su madre-
    Ella suspiro como si estuviera cansada de hablar de este tema, algo que me molesto más y me hizo sospechar de algo raro, no recordaba que mi novia Giselle estuviera en desacuerdo de venir a conocer a su madre. Aunque, de haber sabido lo que me pasaría, ojala nunca haberla conocido.
    Sin estar muy contento, solo pude tomar un abrigo del perchero para cubrir mi cuerpo e invitar a pasar a la señora, que de forma sonriente entró en su antiguo hogar sin quitarme la mirada de encima.
-Usar ese abrigo solo la hace ver más sexy, ¿Sabe? No pensé que te gustaría dormir en lencería-
-Cállate, no quiero oír más de eso-
    Dije al intentar ocultar mi lencería, pero con solo un abrigo, mi situación era comprometedora todavía. A pesar de todo, trate de poner orden a mis pensamientos para que en privado, está conversación fuera mejor para mi.
Créditos a quien correspondan.
-Te pregunte algo, ¿No piensas responder? Si no, al menos dime ¿Qué es lo que haces aquí? Tiene que ver con las llamadas perdidas, ¿Verdad?-
    Nuevamente, una sonrisa maliciosa y descarada apareció en mi rostro masculino, ni yo mismo sabía que tenía ese expresión pero ahora que la señora Lauren tiene mi cuerpo, no dejo de encontrarme con esa cara tan burlona cada vez que intercambiamos palabras.
-Es correcto, sabía que usted ya es una mujer mayor, pero no pensé que sería tan mayor para dormir tan temprano y despertar tan tarde, debe ser horrible ser una mujer mayor, ¿No es así?-
    No tuve de otra más que tragarme sus insultos, la violencia definitivamente no era la solución en mi estado actual, y tal como la última vez, ella tiene todas las cartas a su favor por lo que mi mejor apuesta era soportar todo lo que me lanzará mientras trataba de juntar información que me fuera útil.
-Si era tan importante, ¿Por qué no lo dijo antes? Intenté llamarle tras su mensaje pero nunca respondió-
-Bueno, no lo dije antes porque fue un cambio de planes. Sé que usted se ofreció a invitarnos a cenar para compensar el problema de la última vez, sin embargo, su hija y yo nos preguntábamos ¿le gustaría acompañarnos en un paseo?-
    La petición en el fondo se sentía como una orden, algo que debía de obedecer si sabía lo que me convenía, y aunque todo en mi quería negarse en salir a la calle en el cuerpo de Lauren, se me ocurrían pocas cosas que pudiera hacer para evitarlo.
-El paseo no es nada del otro mundo, solo que le prometí a Giselle llevarla al centro comercial para que fuera de compras, pensé que la compañía de su mami sería un buen momento en familia. Y por supuesto, usted podría recuperar lo que le pertenece-
-¿Hablas de mi cuerpo?-
    La mujer rio con mi respuesta mientras negaba con la cabeza.
-Por supuesto que no, de hecho, si intentas pedir ayudar a Giselle o ella te descubre, nunca volverás a tu cuerpo, ese era nuestro acuerdo, ¿O acaso ya eres tan vieja que comienzas a olvidar las cosas?-
    La señora Lauren era una experta en hacerme sentir pequeño, débil y humillado, forzándome a quedar en silencio ante sus descaradas burlas sobre mi actual cuerpo y edad.
-Para que sea un acuerdo, ambas personas deben estar conformes, lo que usted hace se llama chantaje-
    Le respondí con enojo, a lo que ella dejó de reír y suspiro.
-Acuerdo, chantaje, casi son lo mismo, lo importante es que no te debes perder en los detalles. Piensa un poco más tu respuesta ¿Si? No lo sé, me preguntaba, ¿quizás hay algunos objetos que de conseguir te ayudarían a volver a tu cuerpo?-
    Con esa pregunta tan preparada, todo mi cuerpo se estremeció a la par que murmuraba.
-Los libros...-
-¡Exacto! Los libros, querida suegra. No pienso obligarla a ir de compras con su hija y conmigo si no quiere, pero si usted nos acompaña, quizás pueda recuperar esos libros que casualmente olvidé en la librería del centro comercial-
    Por su forma de hablar y actuar, era evidente que todo eso no eran meras casualidades, todo estaba cuidadosamente planeado, lo cual solo me preocupaba más al no saber si caía en sus trampas o si por alguna razón ella intentaba ayudarme.
    Me dejó sorprendido que ella sabía que estaba buscando los libros, no tengo idea de como lo sabe, pero ella lo sabe y me esta dando su ubicación. 
    Por una parte, es evidente que tiene algo preparado, es una trampa completamente guionizada para dejarme en una situación complicada, humillarme, ambas cosas o lo que sea que tenga en su retorcida cabeza. Por otra parte, ¿Qué más puedo hacer? Por mucho que odie admitirlo, ganaba mucho más saliendo de casa que quedándome dentro; recuperar los libros y encontrar la forma de volver a la normalidad, o ver una vez más a mi novia y confiar en que puede ayudarme eran dos posibilidades tan tentadoras, que aún si era una trampa de la señora Lauren, no tenía más remedio que tomar ese riesgo.
-¿En cuanto tiempo nos vamos?-
    Mi pregunta hizo sonreír a la señora Lauren.
-Tienes 30 minutos, Giselle se está alistando en el hotel, iremos por ella en cuanto usted este lista, señora-
    Era evidente que la señora Lauren disfrutaba de hacerme saber que soy una mujer adulta con cada palabra que salía de su boca, honestamente me sorprende que no me llame "vieja" o "anciana" cada que ella habla. No obstante de sus burlas, ya sabía que es lo que yo tenía que hacer, y aunque la idea no me emocionaba, asentí mientras me iba a mi habitación para alistarme.
    Me di una ducha rápida, está vez sin distracciones, y buscando entre los conjuntos de ropa que había escogido antes, elegí la ropa que menos vergüenza me daría utilizar en la calle frente a todo el mundo. 
    Sé muy bien que una mujer usando ropa de mujer es normal, pero yo no era una mujer, estaba atrapado en el cuerpo de una y usar mucha de la ropa que tenía la señora Lauren, no hacía más que avergonzarme con solo mirarla, la humillación era mayor al momento de tener que ser yo quien la utilizara, algo que no había hecho hasta este momento.
    No me enorgullece decirlo pero en este par de días que llevo en casa de la señora Lauren, solo he usado su lencería, alguna bata o abrigo y las primeras sandalias que encontré, aunque era vergonzoso verme así, era peor verme con ropa de mujer, usar ropa de mujer me hacía sentir más femenino y quería negarme a esas ideas todo lo que fuera posible. Sin embargo, para salir a la calle obvio que debo vestirme de manera apropiada, usar ropa de mujer no me emocionaba, pero si quiero progresar ante mi problema, debo ponerme en los tacones de la señora Lauren.
-¿En serio te pusiste eso? Hace años que no lo veía, pero se ve hermosa, señora-
Créditos a quien correspondan.
    Elegir ropa era de lo más difícil y humillante, la ropa interior nadie la vería pero el resto de ropa sí, me tomó más tiempo de lo que esperaba pero mi elección fue un simple vestido largo de color rojo con blanco; no sabría como definirlo, es muy ligero, flexible y cubre todas mis piernas, resultando en una prenda cómoda; las únicas desventajas es que aun con lo flexible que es, el vestido se ajusta a mi cuerpo, y el gran escote que tiene hace destacar mis pechos más que nunca. Toda una prenda femenina que destaca lo mejor del viejo cuerpo de está maliciosa mujer.
-Una buena elección, señora, solo tiene un inconveniente, ese vestido se usa con tacones altos-
    Me dijo la señora Lauren en cuanto me vio bajar por las escaleras hasta la sala de estar donde ella me esperaba, sin disimular lo mucho que disfrutaba de mirar su antiguo cuerpo en el que ahora estoy atrapado.
-No puedo usar tacones, y tampoco pienso utilizarlos-
    Fue mi respuesta ante sus burlas, o más bien comentario, yo también pensé que sería mejor usar tacones para no pisar el vestido, sin embargo mi hombría y mi falta de práctica al usar tacones, me lo impedían.
-No es la gran cosa, solo debo sujetar la falda cuando suba o baje escaleras, estaré bien-
    Ensuciar un poco el vestido al pisarlo era un precio razonable, por no decir que me daba igual maltratar un poco el vestido en vez de intentar usar tacones y caerme en público. Lo más elegante o refinado no era, pero sí que era la más cómoda decisión que podía tomar, algo que no parecía tener muy contenta a la señora Lauren.
-Como usted diga. Solo recuerde comportarse frente a su hija, señora Lauren-
    Con eso dicho de forma despectiva, la señora Lauren en mi cuerpo se levantó y camino a la salida, conmigo detrás de ella siguiéndola con timidez por mostrarme al mundo por primera vez como la madura mujer que debo fingir ser lo que resta de la semana.
    Una vez más, la idea de salir como mujer me parecía tan rara y distante a pesar de que nadie me prestará atención, todas esas dudas e inconformidades estaban solo en mi cabeza, y aunque lo sabía muy bien, no podía dejar de sentirme de esa manera.
-Si usted puede manejar, ¿Por que no tiene un auto?-
    Pregunté al ver que la mujer entraba a mi automóvil, esperando a que yo subiera en el asiento de copiloto para marcharnos.
-Soy millonaria, cariño. Puedo pagar para que manejen por mí-
Su respuesta fue cínica y sincera, a lo que solo pude responder con un suspiro mientras el auto se movía.
    Por mucho que odie admitirlo, no pude conversar de nada útil con la madre de mi novia, la señora Lauren evitaba a toda costa darme información de que había estado haciendo ella en mi cuerpo, como estaba mi novia y por supuesto, evitaba a a toda costa darme cualquier tipo de pista acerca de como puedo volver a la normalidad. Todo nuestro viaje se puede reducir a pláticas vacías y burlas constantes de su parte ante mi problema; recordándome cada vez que cierre las piernas al sentarme, burlándose del tamaño de mis pechos y como el cinturón de seguridad se hunde entre mis pechos; además de cualquier otro comentario que pudiera avergonzarme; la mayoría consiguiendo su mezquino cometido.
    Nos tomó cerca de 30 minutos llegar al hotel donde me alojaba junto a mi novia, o mejor dicho, donde mi hija Giselle y su novio se alojan mientras me visitan. 
    Con tan solo pensar en llamar "hija" a mi novia, todo mi cuerpo se estremeció, al mismo tiempo que susurraba.
-Esto será más difícil de lo que pensé-
-Y eso que todavía no has visto a mi mujer-
    Sus molestas palabras fueron acompañadas del sonido del claxon, con el cual llamó la atención de mi novia, quien de inmediato salió de la recepción del hotel para dejarme sin aliento con solo mirarla.
-Hola, finalmente están aquí, ¿acaso te quedaste dormida, mamá?-
Créditos a quien correspondan.
    Tan solo habían pasado dos días, pero ver lo hermosa que es Giselle una vez más, me hacía sentir que habían pasado semanas desde la última vez que la mire.
    Su largo cabello rubio, un rostro hermoso y bien maquillado, usando el vestido lila que hace algunos meses le compre, se veía radiante tal como siempre, o incluso mucho más de lo normal por el simple hecho de no haberla visto durante algunos días. Sin embargo, una pequeña inquietud invadió mi pecho, al notar que a diferencia de su madre, el cuerpo de mi novia es bastante... modesto. No por eso prefiero a su madre, ¡en absoluto! solo que, al ahora ser la madre de mi novia, algo que noté de inmediato fue la diferencia en medidas, especialmente en el pecho donde ella usa una blusa morada para combinar y ocultar el espacio vacío, mientras que yo, por humillante que sea, mis pechos casi que salen del escote de mi vestido.
    Serán madre e hija, o más bien, somos madre e hija, pero la diferencia entre Lauren y Giselle es abismal, puede que nuestros rostros aún con la diferencia de la edad sean parecidos, pero nuestros cuerpos son polos opuestos que no pude evitar notar... y sentirme de una forma extraña al ponerme a pensar acerca de ello.
-¿Mamá?¿Qué pasa?-
    Las dulces palabras de Giselle me hicieron volver a la realidad, no me percate que me quede en silencio mucho tiempo viendo a "mi hija", quien al darse cuenta que no bajaba del auto a saludarla, se quiso asegurar de que todo estaba bien "con su madre".
-L-lo siento hija, me distraje un momento-
    Me excuse al salir del auto, poniendo toda mi atención en darle un cálido abrazo que por mucho que deseará, no podía terminar con un beso en los labios como era habitual, tuve que conformarme con darle un beso rápido en la mejilla que la hizo sonrojar por alguna razón.
-¿En serio estas bien, mamá?-
    Volvió a preguntar, algo que cada que escuchaba me ponía más nervioso y preocupado de estar arruinando mi única oportunidad de volver a la normalidad, así que solo se me ocurrió tomar distancia y decir.
-En serio, está todo bien, solo que me asombró ver lo linda que te ves-
    Giselle asintió sin decir mucho más, saludando de forma rápida a "Mathius" que nos invitaba a ambas a subir al auto para comenzar nuestro recorrido.
    No estaba muy feliz con ir sentada en la parte de atrás, ya era raro para mi ser el copiloto pero ahora ser una simple pasajera desde atrás del auto, me hizo sentir peor, y que era un poco inútil al ser relegado a la parte trasera de mi propio auto. 
-Esto será un largo día-
    Murmure para mi misma, mientras el auto comenzaba a moverse rumbo al centro comercial donde parecía que pasaría el resto de mi día en compañía de mi hija y de su novio.
Créditos a quien correspondan.

10 comentarios:

  1. Esperaba un poco de acción en este capítulo pero me está encantando como la mujer demuestra su superioridad en el cambio provocado por ella es demasiado bueno tener otra perspectiva muchas gracias por tu trabajo.

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    1. Siendo sincera yo misma pienso que este capítulo era un cambio de ritmo, sin embargo era necesario para construir lo que sigue en la historia. Además, como un pequeño adelanto, por algo puse "amanecer" en el capítulo, el día apenas comienza, por lo que espero que disfrute la siguiente parte la próxima semana.
      -Nero.

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  2. Muy bien, ahora veremos que sucederá en el centro comercial.

    Buen cap

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    1. Usted lo ha dicho, 222. El día recién comienza, pero para saber la siguiente parte, habrá que esperar al siguiente sábado.
      -Nero.

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  3. Eres grande Nero, me encanta como va esta historia

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    1. Muchas gracias Drako Conner, no me cansaré de decir que está historia ha sido todo un desafía que espero puedan disfrutar de principio a final.
      -Nero.

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    1. Me alegra que eso piense, Adem. Espero no sea la última vez que le pueda leer, está historia se actualiza cada sábado por si desea seguirla.
      -Nero.

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  5. Increíble Nero, no suelo comentar mucho eb tu blog pero siempre lo reviso. En verdad eres una de las mejores escritotas de Tg. Espero la siguiente parte!

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    1. Buen día, AuraM. Me alegra saber que le gusta pasar por este nuestro blog, y si así lo desea, será un placer leerla más a menudo. El siguiente capítulo ya está publicado, y los próximos vienen los siguientes sábados.
      -Nero.

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