sábado, 3 de agosto de 2024

La futura suegra 2

    Despertar esta mañana fue la peor sensación que pude experimentar en toda mi vida.
   Por muy cliché que pueda parecer, quería pensar que la noche anterior solamente fue una horrible y retorcida pesadilla. Por desgracia, la realidad se volvía más que obvia al sentarme en la cama para ver y sentir el enorme par de pechos caídos que ahora tengo al estar en el cuerpo de mi futura suegra.
-La misma y estúpida ropa que provocó todo ayer, ¿Verdad?-
    Dije al ver mis tetas en aquel precioso sostén de encaje negro, algo que me hizo suspirar y hablar más para mi mismo sin ánimos de salir de la cama.
-Sé que fui un imbécil por tomar la ropa interior de la señora Lauren, pero no creo merecerme este castigo tan terrible-
    No podía dejar de verme las tetas, no por placer, más bien por ser un ejemplo enorme y constante del error que había cometido en una noche tan importante, en la que una estúpida fantasía que tuve de un momento a otro, me había dejado en el viejo cuerpo de la madre de mi prometida antes de poder siquiera pedir su bendición para nuestro compromiso.
-Quedarme tendido en la cama como una anciana que se lamenta no me ayudará a solucionar esto-
    Sin más que hacer, salí de la cama, notando el desastre que había por todos lados de la enorme habitación, lo cual me hizo recordar que sucedió anoche con más detalles.
-Es cierto... después de que la mamá de Giselle se robara mi cuerpo, salió corriendo con mi novia. Intenté ponerme en contacto pero no han respondido mis llamadas en absoluto... esta ansiedad me va a matar-
    Una parte de mi quería salir corriendo de esta mansión para buscar a mi prometida pero ¿Dónde demonios debería ir a buscarla? No creo que hayan decidido quedarse en el hotel todo el tiempo y no conozco está ciudad como para ir preguntando en cada hotel por mi cuerpo y por mi novia. Ahora que lo pienso, incluso si por alguna razón conociera la ciudad, ¿Por donde podría comenzar a buscar? No tengo ninguna garantía, solo tengo el presentimiento de que la señora Lauren no estaría en lugares fáciles de encontrar. 
    Para empeorar las cosas, Lauren no tiene un auto, así que dar vueltas por la ciudad usando sus tacones tampoco es una opción. Por último, y quizás más importante, la amenaza o promesa de Lauren no me deja tranquilo, ¿En serio voy a perder toda mi vida si alguien descubre que no soy Lauren? Que su amenaza sea verdadera es algo que me aterra cuando me detengo a pensarlo.
-Sé que todo mundo pensará que estoy loco si digo algo como "No soy la señora Lauren, ella me robó el cuerpo y soy el prometido de su hija", de hecho, salgo perdiendo si alguien me cree y se entera Lauren, porque ella nunca devolverá mi cuerpo-
    No llevaba ni media hora despierto y la cabeza nuevamente me daba vueltas de tanto pensar en la situación que estoy viviendo, sintiéndome atrapado completamente, tal como si estuviera a un mal movimiento de caer en "jaque mate" durante la partida de ajedrez, una donde me juego mi vida y que bajo ningún concepto estoy dispuesto a perder.
-Todavía me cuesta creer que este es mi reflejo-
    Me dije frente al espejo de la habitación, uno tan grande que cubría desde el suelo hasta el techo para admirar mi viejo cuerpo, sin duda era un espejo de pared más grande del que esta mujer necesitaba, misma mujer cuyo cuerpo es mío por ahora; haciéndomelo saber no solo con el cabello rubio teñido que me estorba para mirar o los enormes pechos que me obligaron a cambiar mi forma de caminar, también me lo recordaba cada que veía mi reflejo solo para ver a una mujer en sus 50 años, que sin importar lo bien que se veía, no dejaba de ser algo que odiaba por no ser mi verdadero cuerpo.
-Todo comenzó por esta maldita lencería-
    El reflejo del espejo ponía a Lauren, la mamá de mi prometida, una mujer ya entrada en edad, de baja estatura, con el cabello teñido y comenzando a perder algo del rubio color para volver a uno más oscuro, mismo color que iba a juego con la lencería que utilizaba y me dejó en esta lamentable situación.
    Tras verme unos segundos más, simplemente negué con la cabeza, murmurándome con frustración.
-Mirarme al espejo tampoco me devolverá a la normalidad, ni mucho menos lo hará quejarme todo el día. Yo provoqué esto, así que yo debo resolverlo-
    Con eso en mente para darme ánimos, comencé a investigar la mansión, empezando por la habitación de está mujer.
    La noche anterior fue horrible, una vez que mi prometida y su madre en mi cuerpo se fueron, no me pude controlar, no sé porque pero no podía controlar mis emociones, llorando y gritando hasta quedarme dormida tal como una niña pequeña, lo cual lo hace más vergonzoso al tomar en cuenta mi edad. Ni siquiera recuerdo bien como llegué aquí, pero si no puedo salir a investigar, conseguiré toda la información posible desde aquí.
Créditos a quien correspondan
    Tras haber retomado mi determinación, comencé a buscar y ordenar todo lo que podía y que me pareciera interesante, cualquier cosa era buena para comenzar, solo necesitaba encontrar algo que hiciera las cosas más sencillas, tanto para fingir que soy la señora Lauren, como para averiguar que fue lo que me sucedió y como puedo volver a la normalidad de mi vida como hombre.
    Lamentablemente, mi determinación y deseos de hallar una solución a todo lo que estaba viviendo no parecían ser motivos suficientes como para que las cosas mejoraran.
    Me tomó más de 5 horas, más de 5 agotadoras horas poner de cabeza la habitación de está mujer y volverla a arreglar, solo para descubrir nada más que sus productos de belleza y el tipo de ropa que suele utilizar. 
    No me alegra decir que está mujer usa ropa más sugerente que su hija, con quien tiene una brecha de más de 20 años de diferencia. No obstante, al menos pude encontrar ropa menos humillante de utilizar, que fui dejando en las partes superiores de sus cajones, para usarla como fuera necesario durante mi estadía en su cuerpo. Una estadía que espero no duré más de una semana.
    Una vez que terminé de indagar en su habitación, pase a la siguiente y la siguiente, revisando cada habitación superficialmente hasta elegir una que pareciera pudiera darme algo de información o de utilidad.
-Debe ser está, si algún lugar tiene información, debe ser aquí-
    La siguiente habitación que elegí para investigar era la biblioteca; un enorme cuarto lleno de estanterías que cubrían por completo las paredes, teniendo libros de todo tipo, haciendo complicada la tarea de decidir por donde debía de comenzar, pero que al tener el presentimiento de que algo podría encontrar aquí, decidí no rendirme e iniciar con está habitación.
    Para no complicarme más la vida, me acerque a la primer estantería que llamó mi atención y comencé a leer los títulos de cada libro, solo tomando los que parecían útiles para ojearlos, suspirar y devolverlos a su lugar tras confirmar que por muy útiles que se vieran por fuera, eran bastante inútiles para mi situación actual.
-Quien diría que sí puedes juzgar un libro por su portada-
    Me decía tras devolver otro libro más de otra estantería más, sintiéndome agotado y habiendo perdido por completo la noción del tiempo en ese absorbente lugar. El cuarto parecía insonorizado, muy poco del ruido parecía entrar o salir de la habitación, siendo la única constante, el ruido de mis palabras o que yo hacía al sacar y poner en su lugar los libros que llamaban mi atención, percatándome de algo que podría ser importante después de varias horas de estar investigando.
-Espera, eso no es normal... ¿verdad?-
    En ese momento, cambié el enfoque de mi búsqueda y lo que revisé de cada librero, fue algo que hasta ahora había notado, y que ahora que estaba en mi cabeza, no dejaría pasar fácilmente.
-Aquí no hay... aquí falta uno... en este sitio falta tres... este está completo... y aquí de nuevo falta uno. Por dios, ¿Cómo no me di cuenta?-
    Los libreros parecían tan ordenados, que hasta la ausencia de uno o dos libros, parecía ser normal, solo que no lo era.
-Esa horrible mujer debió de llevárselos-
    Habían muchos libros ausentes, los espacios variaban de ancho pero tras este día revisando cada librero, diría que faltan más de 10 libros que podrían estar relacionados con mi problema.
-Maldita sea... ahora sé que la respuesta puede estar en los libros pero, ¿Cuáles son esos libros? Probablemente Lauren los tenga si es que no los ha tirado todavía-
    La idea de que Lauren tiró esos libros me hizo estremecer, negando con la cabeza para alejar esa mala idea de mi mente. Sí, era una posibilidad, pero era una posibilidad que no quería pensar demasiado, mejor me enfocaría en las posibilidades donde pueda encontrar esos libros para volver a la normalidad. Claro, suponiendo que los libros perdidos sean los responsables de hacerme cambiar de cuerpo en primer lugar.
    Me quede un poco más en la biblioteca, pero creo que ya había obtenido toda la información que tenía en ese lugar, y a pesar de no tener ninguna certeza de lo que pensaba, yo tenía el extraño presentimiento de que en los libros encontraría la verdad.
-Me pregunto si debería enviarle un mensaje-
    Tomé el teléfono celular de Lauren, era bastante moderno y desbloquearlo no era un problema con su cara, voz y huellas dactilares, todos métodos más que validos para desbloquear el móvil bajo mi posesión.
    Llevaba algunas horas sin utilizarlo, cada tanto le mandaba algún mensaje a Giselle o Lauren con la esperanza de que me respondan, cosa que no ha sucedido hasta el momento.
    La idea de enviar un mensaje a Lauren para preguntar sobre los libros era complicada: por una parte podría conseguir pistas muy valiosas para volver a mi propio cuerpo, sin embargo, la otra cara de la moneda me decía "Si esos libros son tan importantes, ¿Por qué Lauren te ayudaría?". Conocer esta información era un arma de doble filo que podía ayudarme o perjudicarme de acuerdo a como lo vaya a utilizar, declinándome por no decir nada a Lauren de momento, especialmente al notar algo más.
-¿Estas de broma? ¿Cómo que son más de las 7 de la noche?-
    Llevaba tantas horas trabajando de forma dura en volver a la normalidad, que me había olvidado de todo lo demás, y ahora que mi concentración se había roto por un momento, al ver la hora recordé todas las necesidades que había dejado de lado, siendo la más importante comer, no había comido nada en todo el día y mi cuerpo me exigía alimento.
-Supongo que puedo cocinar algo, debo de cuidarme para seguir buscando la forma de volver a la normalidad-
    Fue el razonamiento que utilice para dar por terminada mi fructífera revisión en la biblioteca, estirarme un momento y dirigirme a la cocina, uno de los pocos lugares que había conocido con mi cuerpo de hombre, solo que ahora seré yo quien este en la cocina tal como lo hacía mi suegra anoche al preparar la cena.
    Hablando de ello, la cena fue silenciosa, tranquila, con una calma casi irreal y aunque podía encender la televisión o revisar el móvil en busca de alguna novedad, no quería hacer nada más que descansar y disfrutar de la cena que me preparé. La preparé tal como siempre hago, pero sabía diferente, algo que no sabía atribuir a como me sentía en estos momentos o quizás a que esta mujer tiene un gusto diferente al mío, y ahora en su cuerpo, esa era la diferencia.
    No me había dado cuenta de eso hasta ahora que me relaje, pero el cansancio se estaba apoderando tanto de mi cuerpo que casi me golpeó la cabeza contra la mesa al empezar a dormitar terminada la cena.
-¿Así se sienten todas las personas adultas después de comer? Es horrible, solo estuve limpiando, ni siquiera salí de casa... y aun así siento que en cualquier momento voy a quedarme dormido sobre la mesa-
    Decir y pensar esas palabras me hizo preocupar de sentirme tan cansado todo el tiempo, o que sencillamente tras una comida me de sueño. Por lo que en un intento de despejar esas ideas, tan pronto como me di cuenta de que estaba dormitando, me puse de pie para limpiar el comedor y todo lo que use para cocinar. Mientras terminaba está limpieza, una nueva idea llegó a mi cabeza, un deseo difícil de ignorar, en especial porque yo mismo estaba de acuerdo en que era algo humillante pero necesario para este cuerpo.
    Después de cenar, me d cuenta de que mi cuerpo no solo se sentía cansado, también se sentía sudado y pegajoso, necesitaba tomar una ducha y quizás usar el baño, cosas que no me emocionaban hacer en el cuerpo de mi suegra, pero teniendo en cuenta que estaré en este cuerpo durante el resto de la semana, comencé a verlo como un inevitable paso que tendría que dar lo antes posible para acostumbrarme aunque sea un poco más a este cuerpo.
    Me tomó algunos minutos limpiar los trastes que use para cocinar y cenar, además de la mesa que también limpie, y una vez que deje todo en orden subí las escaleras hacía el baño donde anoche perdí mi cuerpo, y que ahora me vería obligado a usar tal como lo hacía la dueña de este hogar.
-Pensar que anoche solo quería motivarme para pedir la mano de Giselle... y ahora estoy atrapado en el cuerpo de su madre-
    Esas palabras salieron desde el fondo de mi corazón apenas abrir la puerta del baño que no visitaba desde anoche, todavía en mi cuerpo de hombre.
-Hagamos esto rápido-
    Susurré al acercarme al váter, el cual no podía usar de pie sin ocasionar un desastre, aunque sentarme en la taza del baño no era el único inconveniente.
-De cualquier forma pesaba quitarme esto para darme una ducha-
Todo el día no lleve puesto más que una bata para dormir y la misma lencería que me dejó en el cuerpo de la señora Lauren, pero dejaría todo eso de lado en estos momentos, bajándome las bragas hasta el suelo y hacerlas de lado.
-Como la última vez, no volví a la normalidad-
    Suspire al ver las bragas en el suelo y recordar que durante la noche anterior, más de una vez me había puesto y quitando la lencería y hasta más ropa en búsqueda de volver a la normalidad sin éxito tras cada ocasión. Sabía muy bien que quitarme la tanga nuevamente no haría que volviera a mi cuerpo, sin embargo, no podía dejar de desear que eso sucediera para volver a ser yo una vez más.
    Sacudiendo un poco la cabeza para alejar esas ideas, finalmente me senté en el váter, tensando todo mi cuerpo por un momento hasta que por alguna clase de instinto o costumbre, este cuerpo comenzó a hacer sus necesidades mientras me relajaba y avergonzaba por partes iguales.
    No podía sentirme más humillado de lo que ocurría, la sola idea de estar haciendo eso como una chica me hacía querer ocultar la cabeza donde sea, y que mi único consuelo es que nadie podía verme en esta posición tan vulnerable que por breve que fuera, sentí eterna.
    Todo ocurrió tal como debería, supongo, tomando un poco de papel para limpiarme ahí abajo. No quería ni ver, y por culpa de mis pechos apenas podía hacerlo, pero tras tomar algo más de valor acerque cuidadosamente mi temblorosa mano hasta tocarlo.
    No tenía palabras en ese momento, solo sentí todo mi cuerpo estremecerse como un rayo al hacer contacto. Poco importó que estuviera siendo cuidadoso, esa sensación fue nueva para mí, no podía dejar de pensar en ella.
    Sin querer prestar más atención a ese tema, en cuanto termine de usar el váter me dirigí a la ducha, quitándome el sostén de encaje oscuro que tenía mientras el agua se calentaba para entrar una vez que estaba lista.
-Llevo todo el día pegado a estas cosas, pero es la primera vez que las veo desnudas. Bueno, al menos es la primera vez que las veo con atención-
    Me dije con una sonrisa tonta y nerviosa al agachar la mirada y verme las tetas.
    Este par de enormes cosas son una molestia, son pesadas, vergonzosas y hasta la manera de andar me obligaron a cambiar. No obstante, supongo que la "masculinidad" que sigue en mí, está disfrutando de la vista un poco que me otorga el cuerpo de está vieja mujer.
-No estoy seguro, pero creo que son más grandes que las de mi novia... ¿A quien quiero engañar? Estas cosas son mucho más grandes que las de Giselle-
Créditos a quien correspondan.
    Mi situación es horrible, y definitivamente no quiero quedarme en el cuerpo de mi suegra por el resto de mi vida, sin embargo, esta vista que tengo ahora es algo que por primera vez veo como algo bueno o emocionante. Un agradable momento de calma durante una tormenta arrasadora.
    Tras minutos de admirar los atributos de está mujer, tomé la esponja y el jabón hasta hacer un montón de espuma, pasando con cuidado y de forma lenta la esponja por todo mi cuerpo, comenzando por los pechos que dejaban correr toda el agua y la espuma al resto de mi cuerpo.
-No es tan malo como pensé-
    Susurré con alivio, disfrutando de forma genuina de está cálida ducha que se sentía como el primer momento de descanso que tenía desde el intercambio de cuerpos, donde no solo se lavaba mi cuerpo, también por un momento me estaba quitando todas las preocupaciones bajo la idea de que todo estará bien al final de la semana.
-Sé que voy a regresar a mi cuerpo, solo necesito un poco más de tiempo-
    La ducha se extendía más de lo esperado, al comienzo quería darme una ducha rápida y sin mirar nada para irme a la cama, pero con lo agradable que era bañarme, reconociendo este viejo cuerpo con más detalles por primera vez, el tiempo de baño se volvía cada vez mayor.
    Pase de lavar mis pechos a mis brazos, de los brazos a la cintura, de la cintura a las piernas hasta que llegué una vez más a ese lugar íntimo que es un recordatorio constante de que soy una mujer.
-Venga, es algo normal, me debo acostumbrar a eso por lo menos una semana, no me puedo paralizar cada que lo vea-
    Me intentaba armar de valor, aunque también me sentía como un niño siendo regañado al no querer enfrentarse a algo. No me enfrentaba a algo de temer, o no del todo, lo que me daba algo de miedo era acostumbrarme a verla y comenzar a sentirla como algo mío. Ponerme cómodo con el cuerpo de la señora Lauren era algo que quería evitar en todo momento, pero ese sitio en especial es la confrontación más directa que tiene mi "masculinidad" hacía mi nueva y temporal "feminidad".
    No sabía llamarlo reposo o escalón, pero en una estructura que sobresalía del baño, me senté y separé un poco las piernas.
-La última vez que toque ahí abajo sentí que me estremecía, no pienso tener un accidente-
    Aquella corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo era una sensación imposible de olvidar, estaba seguro que la volvería a sentir, por lo que sentarme era la mejor forma de estar preparado para ese momento cuando la tocará.
    Tomé mucho aire y lo deje salir, acercando la esponja hacía ese íntimo lugar para lavarlo con cuidado; cada vez que lo tocaba todo mi cuerpo se estremecía, y tenía el presentimiento que está forma de "lavar" no era la correcta o eficiente pero era mi mejor idea hasta el momento.
    Soportando que mi cuerpo se estremecía a cada intento de lavar mi temporal intimidad, comencé a notar algo más.
-¿Será que me estoy acostumbrando?-
    Pensé con cierta emoción cuando tras tocar varias veces mi intimidad, mi cuerpo dejó de estremecerse tanto, parecía cada vez más preparado, ganando confianza al tocar ahí abajo un poco más cada vez.
-Me preguntó si....-
    Tras hacer eso con la esponja algunas veces, deje la esponja de lado y tímidamente acerque mi mano.
    Hasta el momento no había tocado esa zona de forma directa, siempre fue con algo más de por medio, sin embargo ahora que me siento con confianza, la idea de poder tocar ahí de forma directa podía ser un buen progreso para acostumbrarme durante estos días.
-Perfecto.... perfecto... no pasa nada... puedo dominarlo... puedo llegar más lejos-
    Me decía con completo orgullo y alegría, poniéndome cada vez más cómodo con lo que estaba haciendo, pasando mis delicados dedos y lentos toques ahí abajo por unos más duros y constantes, cada vez más y más dándome cierta satisfacción, una satisfacción bastante emocionante, quería un poco más pensando en como se sentiría meter un par de dedos ahí abajo.
    Mire mis dedos por un momento, largos, delgados y con las uñas bien arregladas, pensé que eso podía ser un problema pero la idea de intentarlo estaba grabada en mi mente, pensaba que al hacer eso tendría una confianza mayor, una gran satisfacción, un placer que nunca imaginé.
-¡Pero no!¿Qué demonios estoy haciendo?-
    Me pregunté al dejar de tocar mi intimidad de golpe, teniendo claridad de mis pensamientos, y dándome cuenta que lo que estaba pensando hacer era más que inapropiado.
-Es la madre de mi novia.... incluso si estoy en su cuerpo, no puedo hacer eso, ¡no debo hacerlo!-
    Pensar en mi novia me hizo sentir sucio, usar el cuerpo de su madre para algo como eso no solo era raro, también sería una especie de engaño hacía la persona que más amo, y no estaba dispuesto a hacerle eso a mi pareja.
-Sin importar lo tentador que pueda ser, no caeré en eso-
    Esas palabras fuertes y claras no solo eran un mensaje para mantener consciente de lo que estaba haciendo. Dicho sea de paso, mis palabras y lo que acabo de vivir me hicieron recordar algo que la señora Lauren dijo antes de irse con mi cuerpo.
-¿A esto se refería con "caer a la tentación de su cuerpo"?-
    Antes de que la señora Lauren se fuera, habló conmigo acerca de que iba a suceder durante la próxima semana y puso las condiciones para que yo vuelva o no a mi cuerpo. No le había prestado mucha importancia pero ahora que lo había vivido, quizás no solo me estaba molestando, su cuerpo en verdad me "tentaría" con ir más lejos de lo esperado, algo que por está ocasión, pude evitar a tiempo.
-¿Qué pasará si hago algo de eso? ¿Caer ante la tentación sería... masturbarme o algo parecido?-
    Me preguntaba mientras recuperaba el aliento, tratando de decidir si todo esto es una idea tonta que me acabo de inventar, o si en serio hay algo más, y en caso de realizar algo íntimo en el cuerpo de la señora Lauren, el placer sea tal que no quiera regresar a la normalidad se convertiría en un miedo constante.
-Eso es absurdo, seguro que solo fue una estupidez que ella me dijo para meterme miedo... incluso si hiciera algo de eso, yo no renunciaría a mi cuerpo o mi vida, volvería a ser un hombre.... ¿Verdad?-
    La duda y preocupación me invadió por completo en esos momentos, donde mi mejor idea fue cerrar el agua caliente de la llave para solo dejar el agua fría y entrar a la regadera nuevamente.
Créditos a quien correspondan.
    Odio admitirlo pero ese lugar de calma que conseguí en la ducha se había desvanecido tras aquel acercamiento que tuve hacía el cuerpo de la señora Lauren, donde ahora estaba temblando de frío por el agua helado, que al menos me servía para mantener la cabeza tranquila y no intentar hacer ningún otro acercamiento.
    La ducha no fue lo mismo, y tras enjugar mi cuerpo y lavar este enorme y molesto cabello, salí del baño cubierto con unas toallas.
    Fui dejando un enorme rastro de agua tras de mi, además que pude entender porque muchas mujeres se ponen una toalla en la cabeza, el cabello mojado es toda una molestia, una molestia más con la que tendría que lidiar durante los próximos días.
    Llegando a la habitación de la señora Lauren, me sentí satisfecho de haberla arreglado durante todo el día, encontrar ropa cómoda fue bastante sencillo, además que los cepillos y la secadora de pelo también me resultaron de maravilla.
    No es que me enorgullezca decirlo pero en pocos minutos mi cabello ya estaba más seco que mojado, además que dejé las toallas húmedas por algo de lencería, de la menos provocadora y más cómoda que pude encontrar entre las cosas de está mujer.
-Ya quisiera que Giselle utilizará cosas como estás de forma diaria, que vergonzoso es pensar que yo usaré más lencería de encaje está semana que mi prometida-
    Me puse rojo tras mis palabras, no era algo digno de presumir pero mi novia era bastante simplista con la ropa interior; su ropa era de lo más sencilla, por no decir genérica; y la lencería que le compraba yo rara vez ella la utilizaba.
    No pude evitar recordar que para este viaje, Giselle solo lleva un juego de "ropa atrevida" que sinceramente se queda corto a cualquier cosa que utiliza su madre, o por humillante que sea, que utilice yo en estos días tal como me ocurría ahora con otro juego de lencería de encaje negro, con algunos lasitos en la cintura, además de dejar bastante a la vista y no a la imaginación.
-Ya he pensado suficiente por un día, todo lo que quiero es irme a la cama-
    Suspire y me estiré un poco tras asegurarme que me había puesto bien la lencería. Esta mujer no conoce las pijamas y mis únicas opciones son usar lencería, baby dolls o dormir desnuda, por lo que el menor de los males es seguir usando sus bragas y tangas al momento de ir a la cama.
    En los últimos momentos de mi día, justo antes de entrar a la cama para caer dormida, escuché un mensaje.
    De forma instintiva tome el celular para desbloquearlo, sintiendo una oleada de emociones que se intensificó, conforme me enteraba de la situación.
    Un mensaje nuevo de un número desconocido para el móvil, pero no para mí.
-Es mi teléfono-
    Susurre al ver mi número en la pantalla, todo la noche anterior intenté contactarme con la señora Lauren, solo que nunca respondió mis llamadas o mensajes, Giselle hizo lo mismo.
    Hasta ahora y por primera vez tengo noticias de la señora Lauren en mi cuerpo, con un mensaje suyo que ignoraba todas mis dudas, preguntas y suplicas por volver a la normalidad, dejándome bien en claro su próximo movimiento.
"Buenas noche, señora Lauren.
¿Cómo se encuentra? ¿Ha tenido un buen día? Por su edad puede que ya este dormida para cuando lea esto pero quería disculparme por irnos de imprevisto anoche.
Si usted no tiene problema, su hija Giselle y yo estaremos encantados de que nos invité una cena casera el día de mañana, usted está bien con eso, ¿verdad?
Estaremos ocupados durante el día, así que todo lo dejamos a su discreción, nos vemos por la noche, suegra"
    Ese mensaje era como una bofetada para mi orgullo, y por mucho que intenté enviar mensajes o llamar, nuevamente no me respondía, lo que me dejaba con una sola opción.
-No tengo de otra más que pasarme el día en la cocina. La señora Lauren y Giselle vendrán directo hacía mi, no debo desperdiciar está oportunidad que me podría volver a la normalidad antes de lo previsto-
    A pesar del inmenso cansancio que sentía mi cuerpo, ese mensaje me lleno de ánimos para pensar en todas las cosas que podría hacer mañana, tal vez podría conseguir más información de que me pasó para cambiar de lugar con la señora Lauren, o siendo muy optimista, hasta podría volver a mi cuerpo mañana mismo. Tenía que estar preparado.
    Mi mente comenzaba a revolucionar cada vez más, pensando en cada cosa que podría intentar el día de mañana mientras me iba a la cama y me quedaba dormida, sin darme cuenta que después de un rato el celular había sonado una vez más.
Créditos a quien correspondan.

8 comentarios:

  1. Me está encantado mucho está historia tengo ganas de ver cómo termina ésto

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    1. Me hace feliz saber que le guste, Chimada. Está historia ha sido diferente y un reto para mí que espero puedan disfrutar hasta el final.
      El próximo capítulo para el siguiente sábado.
      -Nero.

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  2. Me encantó, quiero saber como se desarrolla la historia

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    1. ¿Será su primera vez comentando, Noelia? O al menos en algún tiempo. Espero no sea la última vez que le lea, y también deseo que disfruté de la historia.
      -Nero.

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  3. Uff, me encanta como manejas la historia!!!!

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    1. Está historia fue todo un reto, uno muy divertido y que espero disfruten de principio hasta su final. Gracias por comentar, 222. El siguiente sábado habrá otra actualización.
      -Nero.

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  4. El sueño de muchos (El mío). Me encanta como manejas la situación y el conflicto. Veremos como continua

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    1. Gracias por decirlo. Sé que me tomó mucho más tiempo del esperado pero disfrute mucho de hacer está historia, y espero que al leerla, ustedes también la puedan disfrutar.
      -Nero.

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