-Entonces, ¿no fue un sueño?, ¿Este es mi nuevo cuerpo?-
Se decía al mirarse frente al espejo Roberto, haciendo una mueca llena de malicia y satisfacción al asegurarse de que ese bello y atractivo cuerpo ahora le pertenecía, emocionándose por completo ante cada movimiento que él hacía y que el cuerpo de la mujer copiaba a la perfección.
-Si, no tengo duda. El cuerpo de esta perra tetona ahora me pertenece-
Sus palabras y todo en su forma de hablar eran desagradables, no importaba que ahora se viera como una sexy mujer en sus 20 años, todo en Roberto era desagradable y ahora con el cuerpo de la joven, se las arregló para mantener esa parte de su antigua identidad. Algo que no parecía importarle en lo absoluto mientras se admiraba con deseo frente al espejo.
-Y pensar que creí haberme muerto, pero no, tal como la maldita plaga que soy me las arreglé para seguir aquí, y ahora mucho mejor que nunca-
Roberto hablaba de forma tosca y vulgar, burlándose y admirándose a si mismo a la par que estrujaba con fuerzas sus nuevas tetas para sacudirlas sin parar, algo que llevaba un rato haciendo para "comprobar" que de verdad es él y está vivo, además que por el mero placer de estrujar los pechos de una mujer tan hermosa como la cual es ahora.
Este pervertido y desagradable sujeto se llamaba Roberto, era un vagabundo molesto del cual nunca se podían deshacer las mujeres de un lujoso gimnasio. Todas las chicas se sentían incomodas al llegar al gimnasio, pasar cerca de él te hacía víctima de sus sucias palabras e insinuaciones, además que en más de una ocasión se tuvo sospechas de que él espiaba a las mujeres en los vestidores o cuando hacían ejercicios que resaltaran algunos de sus muchos atributos. Todas las mujeres estaban cansadas de él, sin embargo, como nunca se le pudo comprobar algún crimen, y "no hacía daño a nadie", lo más que podían hacer era alejarlo de ahí unos días antes de que volviera a deambular por el lugar.
Por desgracia para él, y por fortuna para las mujeres, un buen día Roberto desapareció, y sin nadie que lo extrañará o quisiera de forma sincera, nunca nadie se molesto en averiguar que fue lo que le pasó, limitándose a disfrutar de la tranquilidad generada por su ausencia, consolándose con la idea de que él había muerto o había sido arrestado.
Ni siquiera el mismo Roberto se puede explicar que fue lo que sucedió, ni tampoco puede explicar como es que terminó convertido en una preciosa usuaria del gimnasio, lo único de lo que está seguro es que disfrutará del cuerpo en el que por alguna clase de milagro él despertó.
-Joder, siempre soñé con tener un par de tetas en mis manos pero no pensé que las tetas serían mías. No son tan grandes como me gustan, pero no dejan de ser mis tetas ahora-
El hombre bajó el escote de su vestido, forzando a sus pechos a salir del vestido, apreciándolos directamente y pellizcando sus pezones.
-Estas cosas son hermosas, y cada que las aprieto se ponen más duras. Estoy seguro de que está idiota era una sucia pervertida, por algo está tan caliente sin importar que estemos en el gimnasio-
En su mirada lasciva también había algo de dolor y emoción, el sujeto apretaba con tanta dureza sus pechos que se creaba una mezcla embriagante entre dolor y placer que simplemente no quería detener.
-Lo último que recuerdo es estar sediento, tenía mucha, mucha puta sed, al punto que moriría por un vaso de agua.... ¿será que me morí de sed? Sedhidrata... desinstal... esa tontería de morir por falta de agua-
Se quejó con enojo el hombre que no supo decir deshidratación, la cual pensaba pudo ser su causa de muerte, una la cual no le quitaba el sueño.
-De haber sabido que me convertiría en una perra tetona hubiera muerto hace mucho tiempo, ¡Es grandioso esté cuerpo! Y quiero ver que más tiene para mí-
Con esas palabras y sin importarle el lugar, Roberto se quitó el vestido negro y la ropa interior para admirarse desnuda, disfrutando de forma enfermiza con el cuerpo que ahora poseía y se negaba a renunciar.
-Vanessa.... esa maldita siempre era grosera conmigo, nunca aceptaba mis cumplidos ni mucho menos disfrutaba que la mirará. Toda una perra engreída que ahora me pertenece, ella es mía, y ojala sepa quien soy en realidad y pueda ver todo lo que le haré a su lascivo cuerpo-
El depravado hombre estaba por hacer algo más, acercando su mano hasta la nueva hendidura en su entrepierna, estaba listo para masturbarse ahí mismo sin importarle las consecuencias. Al menos hasta que escucho unos pasos y risas acercarse al vestidor.
-Vanessa, ¿Sigues aquí? Siempre eres la primer en llegar y en irte, ¿acaso hoy se te hizo tarde?-
Preguntaba una de las usuarias del gimnasio al reconocer a la pelinegra, ya usando su vestido y tratando de pasar inadvertido en esa situación.
-S...Sí, sí. Hoy me quede dormida y se me hizo tarde, pero ya estaba terminando de vestirme para ir a casa-
-Ya veo, nosotras recién vamos a comenzar. Por cierto, ¿eres la única aquí?-
Pregunto otra s de las bellezas que entró al vestidor, haciendo que Vanessa negará con la cabeza, algo que nadie cuestionó.
-Ya veo. Es raro, estoy segura de haber escuchado una voz desagradable y asquerosa, sería el eco o algo así del sauna-
Roberto suspiró para si mismo al haber engañado al par de chicas preciosas que entraron al vestidor y que conversaban con él, tal y como lo harían con la autentica Vanessa.
-Por cierto, Vanessa, ¿Llevas prisa? Ahora que Sarah lo mencionó, podríamos entrar un rato al sauna juntas para ponernos al día-
-Eso sería asombroso, apuesto a que te sentirás de maravilla-
Ambas chicas hicieron una oferta a Vanessa, una idea tan buena que valía la pena ponerse en riesgo con tal de ver a ambas chicas desnudas y de paso verse a si misma sin ropa.
-Claro, tengo un rato libre. Sería lindo ponernos al día-
Respondió Roberto tratando de hacer su mejor imitación de una Vanessa linda y femenina que siempre admiro desde lejos, y que ahora podría admirar desnuda en el sauna en compañía de otro par de mujeres hermosas.
-¿Podrían adelantarse? Solo envió unos mensajes y las alcanzo-
La mentira de Roberto fue suficiente para que las mujeres asintieran y caminarán al sauna mientras se quitaban la ropa. A espaldas de ella, Roberto se relamía los labios y veía con perversión como ambas chicas se desnudan por completo, dejando su ropa de lado para entrar en el sauna donde muy pronto Vanessa las alcanzaría.
-Puta madre, quería masturbarme como una chica por primera vez, pero creo que pensar y contenerme un poco sería mucho mejor-
Se decía a si mismo el perverso hombre frente al espejo, el cual reflejaba a la bella mujer de cabello negro y delgada figura.
-Quizás fingir que soy Vanessa sea lo mejor. Si finjo ser está perra, podré ver a todas las chicas del gimnasio desnudas, incluso podría tocarlas y rozarlas sin ser tachado de pervertido, quizás hasta podría tirarme a alguna en algún momento. No lo había pensado, pero cuidar de este cuerpo podría ser una maravilla: deja la tontería de tener dinero, comida y una casa; ahora tengo el cuerpo de una perra preciosa, y puedo pasar todos mis días rodeado de perras iguales de preciosas; siempre y cuando sea cuidadoso con mi identidad, podría estar rodeado de culos y tetas durante mucho tiempo-
El hombre que ahora se convirtió en una sensual mujer, tocó su femenino reflejo en el espejo, susurrando unas palabras que sellarían su determinación y decisión.
-Voy a convertirme en Vanessa, me portaré tal y como ella, lo suficiente para hacerle lo que quiera a otras mujeres y no meterme en problemas.... Solo tengo que controlarme, si aprendo a ser Vanessa, tendré un pase libre para hacer de todo con las demás perras de este gimnasio-
El hombre se relamió los labios, contento y emocionado por el sencillo pero eficaz plan que había elaborado para disfrutar de su nueva vida.
-Si me convierto en alguien como Vanessa, no habrá nadie que me detenga-
Se repitió una vez más, ajustándose el vestido y volviendo a la realidad cuando una de las chicas que antes le habló, le llamaba desde el sauna.
-Vanessa, ¿Tantos mensajes tienes? Ven aquí antes de que Brenda y yo no podamos aguantar más-
-Esa maldita... ¡Lo siento! Ya voy.... Ni muerto me pierdo ver tantas mujeres juntas-
Aunque ser apresurado por una mujer no le gustó, tampoco quería perder la oportunidad de ver tetas y culos al natural después de tantos años. Todo lo que vivía Roberto era una oportunidad que no iba a desperdiciar, no tendría una vida mala como la última vez, y si debía entrenar duro en el gimnasio, cuidar de sus amigas, volverse femenina y lograr un gran futuro, haría todo eso y más como Vanessa por fuera sin olvidar su pervertida vida pasada como Roberto para sus adentros. Una dualidad encantadora que marcará su vida desde ahora.
Excelente historia!
ResponderBorrarGracias, está fue una de sus peticiones, espero que la hayan disfrutado.
Borrar-Nero.
Muy buena historia, gran trabajo
ResponderBorrarMuchas gracias, anónimo. Me alegra saber que disfruto de la historia.
Borrar-Nero.
Pues si que aprovechara su nueva oportunidad xd
ResponderBorrarUsted lo ha dicho, 222.
Borrar-Nero.
Pues si que aprovechara su nueva oportunidad xd
ResponderBorrarConsidero ya haber respondido.
Borrar-Nero.
Muy buena la historia, ese tipo si que sabe como aprovechar esa nueva oportunidad, que lindo ser una sexy chica fitness,
ResponderBorrarGracias por comentar, Drako Conner. Una más de sus peticiones de comunidad que espero disfruten.
Borrar-Nero.