lunes, 15 de julio de 2024

Una trampa feminizadora

-¡Eso es! ¡Al fin te atrape!-
Grite con entusiasmo al entrar al baño, donde se había escuchado una pequeña explosión y un montón de gases rosados salían de la habitación por debajo de la puerta, encontrando entre todo el humo a una hermosa y preocupada mujer de grandes atributos completamente asustada, con una marcada expresión de confusión y vergüenza por todo el resto que mostraban lo sorprendida que estaba al mirar su cuerpo.
-¿¡Prima!? ¿Qué está ocurriendo? ¿Po...porque me veo de esta forma?-
Preguntó la mujer haciendo una pequeña pose que enfatizó su asombroso cuerpo y que al darse cuenta de lo ocurrido volvió a cubrirse con las manos para ocular su belleza femenina.
-¡Qué linda~! Por no decir hermosa y natural, apuesto a que lo estas disfrutando-
Exclame con picardía para provocar más vergüenza en mi pequeño primo, quien ahora podía verse justo como mi madre en su mejor momento.
-¡No juegues con esto! ¡No quiero verme así! ¿Qué es lo que me hiciste?-
A estas alturas ya no sabía si su cara estaba roja por la vergüenza o por la furia pero sin poder evitar reírme le ordene:
-Primero que nada, siéntate-
Su cuerpo obedeció de inmediato y tras una cara de asombro, por mucho que intentaba incorporarse no se movía del suelo.
-¡Prima! Ya dime ¿Qué es lo que me pasa?, ¿Por qué cambió mi cuerpo?, ¿Y por qué no puedo moverlo?-
Di un par de palmaditas en su cabeza antes de contestar a todas sus preguntas, disfrutando por completo del momento que ya estaba ocurriendo y deleitándome por todo lo que le haría a partir de ahora.
-Verás, primo. Cuando tu mamá, o sea mi tía, me pidió que cuidara de ti, yo acepté sin ningún problema, en serio que me agradas y te conocía desde niño. Sin embargo, no pude evitar notar cómo es que algo de mi ropa íntima desaparecía cada que venías; cuando me tocaba lavar no aparecían algunas bragas, o algún sostén, hasta estoy segura de que te llevaste una minifalda y eso no está bien. No quería decirle a tu madre que su hijo era un pequeño ladrón de ropa interior, especialmente si no tenía prueba alguna pero gracias a ti, todo se confirmó, ¿Te gustó el bikini? Lo conseguí pensando en ti-
Su cara de horror me decía todo, era más que un hecho que él había sido quien tomó la ropa interior pero mi plan y explicación todavía no terminaban.
-Compré ese atractivo bikini negro y con ayuda de una chica, pude poner una pequeña trampa en el traje. Siempre pasas al baño antes de irte a casa así que deje el bikini listo desde antes de que llegaras y solo me tocaba esperar a que hicieras algo. Si tú no eras el ladrón, nada malo pasaría, pero si en verdad lo eras, bueno, espero que te guste vivir como una chica, si tanto te gustaba esa ropa, ¡Ahora tú podrás usarla! Aunque creo que deberíamos compras cosas de tu talla, nunca imagine que el cuerpo que obtendrías sería uno mucho más maduro que el mío, hasta me da un poco de envidia-
Con tonos alegres, burlones y tristes para mayor drama, estaba a punto de terminar mi explicación digna de una película, sin embargo me vi interrumpida cuando una pregunta de mi primo me hizo sonreír y facilitó todo.
-¿Piensas dejarme con este cuerpo para siempre? ¡No quiero! ¡Haré lo que sea pero no me dejes de esta manera!-
-¿No te gustó? Creo que podrías volverte una buena amiga de tu mamá, ambas parecen de la misma edad, ¿No sería emocionante volverte una señora como tu madre?-
Me burlaba de sus súplicas antes de continuar.
-Ya en serio, volver o no a la normalidad depende de ti. Ya te di un susto y perfectamente podría decirle todo esto a tu madre o dejarte con el cuerpo de una mujer pero como dije, en serio te aprecio, primo. No puedo dejarte libre como si nada pero puedo darte una oportunidad de recuperar tu cuerpo; entonces a cambio de volverte un chico otra vez y no decirle nada de esto a tu madre, tendrás que volverte mi sirvienta todo el fin de semana; harás de comer, limpiaras y me obedecerás en todo, mientras modelas ese lindo atuendo para mi-
No podía dejar de apreciar sus reacciones, su rostro me decía por completo la vergüenza, enojo, humillación y todo lo que pudiera sentir ante mis palabras, ver sus reacciones era casi tan satisfactorio como ver sus pechos, su cintura o esos muslos de su nuevo cuerpo y que eran perfectamente acentuados por el bikini negro que vestía.
-P-pero, ¿No puedo utilizar otra ropa? Más bien ¿no puedo usar ropa?, esto es solo un traje de baño-
Intento protestar mi primo una vez más, a lo que de forma precisa hice callar.
-Mismo traje que manoseaste y pensabas robar, algo que no parecía molestarte tanto como ahora. Si te sirve de algo no era una broma lo de tu nueva talla, no esperaba que tu cuerpo fuera mucho más grande que el mío así que no tengo ropa que se ajuste a tu aspecto; si te presto algo de mi ropa lo más seguro es que le arruines la parte del pecho, que las faldas te queden cortas y que los jeans nos revientes; no hay ropa mía que te quede bien con ese tremendo y sexy cuerpo que tienes ahora-
Mi primo bajó la mirada ante sus grandes pechos y atractivas caderas, parecía avergonzado, pero también parecía ansioso de poder tocar su nuevo cuerpo y comprobar todos los cambios de los que estábamos hablando.
-Si haces una buena labor con tus tareas, prometo conseguirte algo de ropa; un vestido de sirvienta por ejemplo, o tal vez un vestido de tu madre junto a unos tacones, apuesto a que te verás hermosa limpiando la casa como una sirvienta o una sexy ama de casa-
Mis burlas eran cada vez más sugerentes y descaradas, al igual que las reacciones de mi feminizado primo eran cada vez más evidentes con las mejillas completamente rosadas por mis sugerencias y halagos de su nueva apariencia.
Mi primo se veía muy pensativo, apuesto a que imaginaba lo duro que sería el fin de semana como mi sirvienta personal y que tendría que acostumbrarse a no usar nada más que un bikini ajustado en su maduro cuerpo, tal vez mi castigo era algo duro y personal, pero oír su respuesta me hizo sentir bastante satisfecha.
-No me emociona ser tu sirvienta, prima... pero es mucho peor ser una señora por el resto de mi vida. Tú ganas, seré tu sirvienta estos días-
Me respondió con la cabeza abajo para ocultar su humillación, algo que de inmediato corregí para seguir disfrutando del momento.
-En primer lugar, mírame a los ojos cuando me estés hablando. En segundo lugar deja de llamarme prima, ahora soy tu ama y lo seré durante algunos días, acostúmbrate a llamarme de esa manera, ¿entendido?-
Una vez más mi primo se veía destrozado y avergonzado por mis descaradas indicaciones, las cuales ya comenzaba a resigarnarse en obedecer si es que de verdad quería volver a la normalidad.
-Entendido... ama-
Respondió en voz baja, a lo que lanzando una orden le hice responder mejor.
-¿Cómo dijiste? Te ordeno que me mires al hablar y hables fuerte y claro-
-Entendido, mi ama-
-Eso está mejor-
Mi sonrisa llena de satisfacción era evidente, después de todo incluso si mi primo se negaba, el hechizo que tenía la ropa en él lo hacían obedecerme. Supongo que fue trampa de mi parte, pero ya sea que él estuviera de acuerdo o no, yo lo volvería mi sirvienta por algunos días. Por fortuna él aceptó así que será más fácil y divertido para mi de disfrutar la compañía de mi sirvienta.
-Sirvienta, te ordeno que ahora poses linda para mí-
-Como usted me ordene, ama-
Respondió al momento para ponerse de pie y darme una adorable pose con una enorme sonrisa, donde presumía de su lindura y sensual atractivo por partes iguales.
-¿Alguna otra duda, primo?-
-....No, ama...-
Respondió por su propia cuenta, a lo que di un par de aplausos para continuar.
-Perfecto, lo primero que quiero que hagas es que busques unos tacones y aprendas a caminar con ellos, tienes prohibido usar otra cosa en los pies que no sean tacones. Luego ve por tu teléfono y convence a tu mamá de que te quedaras conmigo el fin de semana, tienes que lograrlo o de lo contrario tú mismo le dirás porque te ves así y que estuviste haciendo para acabar convertido en una señora en bikini. Al final creo que podrías darte un baño y descansar porque mañana a primera hora quiero mi desayuno listo y que empieces con la limpieza, ¿Entendido?-
-Sí, ama-
-¡Muy bien! Si ya buscaste mi ropa interior, estoy segura de que puedes encontrar unos tacones en mi habitación sin problema, con algo de suerte eso sí lo podrás utilizar. Tu tranquila, sirvienta. Te prometo que lo pasaremos muy bien-
Con eso dicho vi como mi sirvienta se movía con torpeza y sacudiéndose por todos lados, dejándome sola en el baño con la satisfacción de que mi trampa y venganza funcionó y de lo mucho que disfrutaría de mi sirvienta personal todo el fin de semana.
Créditos a quien correspondan.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario